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Acción de simulación

Por Gerencie.com 4 febrero, 2019


La acción de simulación es un recurso que permite a una persona solicitar al juez que se declare la
simulación de un acto jurídico, lo que implica la declaración de inexistencia del acto en cuestión, o se
declare su nulidad.
La simulación consiste en una maniobra encaminada a ocultar el verdadero negocio jurídico llevado a cabo
entre las partes, maniobra que puede ser fraudulenta.
Por ejemplo, el caso de la persona que celebra un contrato de compraventa sobre un vehículo, pero en la
realidad  no se transfiere el vehículo, ni hay intención de ello.
Esta figura puede utilizarse para provocar la insolvencia, o para hacer creer a terceros que se es propietario
de un determinado bien. Es la figura por excelencia de quienes utilizan testaferros.
En el primer caso, el padre para evitar que le embarguen su vehículo, se lo traspasa a su hijo, pero el padre
sigue ejerciendo como propietario de ese vehículo. Como se observa, el acto de compraventa ha sido
simulado, pues en  realidad no se ha producido la venta.
En el segundo ejemplo, el padre le hace el traspaso del vehículo a su hijo, para que este pueda demostrar la
tenencia de una propiedad para que un banco le realice un préstamo, etc.
En la simulación, el contrato de compraventa o la escritura pública son legales, puesto que se ha seguido
con todos los requisitos y formalidades de ley, pero la voluntad real de las partes es diferente a la voluntad
expresada en los documentos.
La acción de simulación  permite a una persona que se haya visto afectada por la simulación del contrato o
negocio, demande ante un juez para que este declare la simulación y por consiguiente la inexistencia de
contrato, o su nulidad, lo que implicará que los bienes o propiedad objetos de la simulación, vuelvan al
patrimonio del dueño original.
La acción de simulación tienen su fundamente esencial en el artículo 1766 del código civil colombiano
cuando dice:
Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública, no
producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz, cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero.

Respecto a la simulación, la sala de casación civil de la corte suprema de justicia en sentencia del 9 de julio
de 2002, expediente 6411 ha dicho:
(…) Como es sabido, cuando se habla de simulación no se alude a un vicio en los negocios jurídicos, sino a
una forma especial de concertarlos conforme a la cual las partes consciente y deliberadamente disfrazan la
voluntad real de lo acordado, (…).

Existen dos clases de simulaciones: Relativa y absoluta, sobre las que trataremos en otro documento.
También es pertinente anotar que la acción de simulación puede parecer similar a la acción pauliana, pero
existen importantes diferencias que luego abordaremos.

La acción pauliana como herramienta para perseguir un deudor que se ha insolventado para no pagar
Por Gerencie.com 28 octubre, 2017
La acción pauliana es una figura jurídica que permite a un acreedor perseguir a un deudor que se ha
insolventado con el fin de impedir que el acreedor le persiga los bienes para cubrir  la deuda.
Para muchos no es desconocido que hay personas que no les gusta pagar sus deudas, y para evitar que sus
bienes sean embargados, los venden o traspasan a sus familiares o amigos, que no es otra cosa que
insolventarse para proteger su patrimonio.
Frente a esta actuación de mala fe, la ley ofrece al acreedor una excelente herramienta conocido
como acción pauliana, la cual de prosperar, revoca los contratos o escrituras con las cuales el deudor  haya
traspasado o cedido sus propiedades.
Esta figura está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano:
En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o a la apertura del concurso, se observarán las
disposiciones siguientes:
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, siendo de mala fe el otorgante y el adquirente,
esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2. Los actos y contratos no comprendidos en el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito, serán rescindible, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores.
3. Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la fecha del
acto o contrato.

Sobre este tema la sala civil de la Corte suprema de justicia, en sentencia del 21 de junio de 2005,
expediente 7804  expuso:
(…) Obvio que legítimo derecho asiste al acreedor de velar porque su crédito sea pagado;  por lo que estará
siempre atento a que el deudor tenga con qué hacerlo.  Y sin pretender reanudar controversias que se
antojan hoy superadas en torno al fundamento, contenido y alcance del modo como ejercerá ese poder de
vigilancia,  el caso es que tendrá puesta la mirada en el patrimonio del deudor,  su única prenda general de
garantía desde cuando, en una evidente humanización del Derecho, el sujeto obligado dejó de responder
con su propia persona.  Cierto que no podrá exigir,  ni entender que a ello se compromete un deudor,  una
administración exitosa o próspera de sus negocios;  tampoco podrá restringir su libertad contractual para
obrar conforme a sus designios.  Pero,  eso sí, le cabrá interés en que esa administración sea cuando menos
diligente y leal.  De modo de pensar que cuando así no se conduce el deudor,  dispone el acreedor de
herramientas varias para proteger su crédito y evitar que se hunda en lo ilusorio.  Así,  cuando lo que
sucede es que su deudor,  el mismo que tiene el deber jurídico y moral de satisfacer el crédito,  en la
celebración de sus negocios produce o agrava desviadamente su insolvencia,  de tal suerte que haga
imposible o más gravoso el cobro del acreedor (fraus creditorum),  tiene éste la potestad de pedir que se
deshagan negocios tales,  precisamente porque experimenta que su acción de cobro ha sido debilitada. 
Dispone en tal caso el acreedor de la denominada acción pauliana.  Su deudor,  acá por acción,  y no por
pasividad u omisión como acontece en otros campos,  verbi gratia, el de la acción subrogatoria,  es
merecedor de reproche,  y lugar hay entonces para que el acreedor intente remediar la situación,  trayendo
de nuevo al patrimonio insuficiente de aquél lo que sagazmente había sacado.

Como se observa, una persona que ha prestado dinero a otra que se ha insolventado para impedir que le
embarguen sus bienes, no está indefensa, pues la ley lo ofrece recursos jurídicos que utilizados correcta y
oportunamente, hacen más probable la recuperación de su dinero.
Este tipo de  figuras jurídicas deberían ser de dominio general, puesto que sorprendentemente, son muchas
las personas que han sido víctimas de timadores o personas de mala fe, que de forma premeditada y
calculadora han buscado hacerse con el dinero ajeno impunemente.

Diferencia entre la acción pauliana y la acción de simulación


Por Gerencie.com 30 octubre, 2017
Aunque a primera vista la acción pauliana y la acción de simulación son similares, existen varios aspectos
que las hacen completamente diferentes.
Cuando un deudor se insolventa para evitar que el acreedor le embargue sus bienes, puede hacerlo
mediante una venta real o efectiva, o mediante un traspaso de bienes a un familiar o amigo (testaferro),
pero tal traspaso será sólo en apariencia, simulado.
Frente a estas maniobras fraudulentas del deudor, el acreedor puede recurrir a la acción pauliana o a la
acción de simulación,  y para saber cuándo utilizar una  u otra, es importante conocer sus diferencias.
La principal diferencia radica en el tipo de negocio realizado por el deudor para insolventarse.
Si el deudor vendió sus bienes mediante un negocio jurídico real, con todas las de la ley, la acción que se ha
de seguir es la pauliana, con la cual se busca que el juez ordene la revocación del contrato de compraventa
o de la escritura, de manera tal que los bienes  regresen al patrimonio del deudor a garantizar la deuda con
el acreedor.
Cuando el deudor vendió sus bienes de forma simulada, es decir, que hizo que un familiar o amigo
apareciera en las escrituras, pero sin cederles la real propiedad de los bienes, lo que procede es la acción de
simulación, con la cual se busca que el juez ordene la inexistencia del contrato o escritura respectiva,
puesto que no hubo tal negocio, ya que todo fue simulado, en apariencia para engañar al deudor.
Aquí sea advierte claramente la principal diferencia entre estas figuras: La acción pauliana busca revocar un
negocio real y efectivo. La acción de simulación busca declarar que ese negocio nunca existió. En una se
revoca el negocio y en la otra se declara inexistente, dos conceptos muy diferentes.
Otra diferencia importante tiene que ver con el aspecto probatorio. En la acción pauliana, cuando el
negocio jurídico ha sido oneroso, hay que probar la mala fe del tercero que compró los bienes vendidos por
el deudor, mientras que en la acción de simulación para nada importa la buena fe de ese tercero.
Esto de comprobar la mala fe del tercero es complicado, ya que es difícil probar que la persona que le
compró los bienes a quien se insolventó, lo hizo de mala fe, en confabulación para perjudicar al acreedor, y
si esa mala fe no se prueba, la acción pauliana no prospera.
Existen otras diferencias que luego iremos abordando, de manera tal que se pueda profundizar un poco
más en este tema que puede resultar de interés general para cualquier persona que en cualquier momento
se puede ver afectada por una situación de estas.

Acción de simulación
Por Gerencie.com 4 febrero, 2019
La acción de simulación es un recurso que permite a una persona solicitar al juez que se declare la
simulación de un acto jurídico, lo que implica la declaración de inexistencia del acto en cuestión, o se
declare su nulidad.
La simulación consiste en una maniobra encaminada a ocultar el verdadero negocio jurídico llevado a cabo
entre las partes, maniobra que puede ser fraudulenta.
Por ejemplo, el caso de la persona que celebra un contrato de compraventa sobre un vehículo, pero en la
realidad  no se transfiere el vehículo, ni hay intención de ello.
Esta figura puede utilizarse para provocar la insolvencia, o para hacer creer a terceros que se es propietario
de un determinado bien. Es la figura por excelencia de quienes utilizan testaferros.
En el primer caso, el padre para evitar que le embarguen su vehículo, se lo traspasa a su hijo, pero el padre
sigue ejerciendo como propietario de ese vehículo. Como se observa, el acto de compraventa ha sido
simulado, pues en  realidad no se ha producido la venta.
En el segundo ejemplo, el padre le hace el traspaso del vehículo a su hijo, para que este pueda demostrar la
tenencia de una propiedad para que un banco le realice un préstamo, etc.
En la simulación, el contrato de compraventa o la escritura pública son legales, puesto que se ha seguido
con todos los requisitos y formalidades de ley, pero la voluntad real de las partes es diferente a la voluntad
expresada en los documentos.
La acción de simulación  permite a una persona que se haya visto afectada por la simulación del contrato o
negocio, demande ante un juez para que este declare la simulación y por consiguiente la inexistencia de
contrato, o su nulidad, lo que implicará que los bienes o propiedad objetos de la simulación, vuelvan al
patrimonio del dueño original.
La acción de simulación tienen su fundamente esencial en el artículo 1766 del código civil colombiano
cuando dice:
Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública, no
producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz, cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero.

Respecto a la simulación, la sala de casación civil de la corte suprema de justicia en sentencia del 9 de julio
de 2002, expediente 6411 ha dicho:
(…) Como es sabido, cuando se habla de simulación no se alude a un vicio en los negocios jurídicos, sino a
una forma especial de concertarlos conforme a la cual las partes consciente y deliberadamente disfrazan la
voluntad real de lo acordado, (…).

Existen dos clases de simulaciones: Relativa y absoluta, sobre las que trataremos en otro documento.
También es pertinente anotar que la acción de simulación puede parecer similar a la acción pauliana, pero
existen importantes diferencias que luego abordaremos.
Temas relacionados

 Prescripción de la acción pauliana

 Diferencia entre la acción pauliana y la acción de simulación

 Prescripción de la acción de simulación

 Simulación absoluta y relativa

 Diferencia entre la acción pauliana y de simulación según la Corte suprema de justicia


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8 Opiniones

1. Hernán Reyes Dice: 
agosto 8th, 2017 a las 6:30 pm

Hola. hace algunos años mi padre iba a ser objeto de embargo. Para evitarlo hizo traspaso a través de una
supuesta venta de la que no recibió ningún dinero, de un terreno a sus hijas. Luego les pidió la devolución
del mismo pero no quisieron. Posteriormente falleció y ellas aún conservan propiedad del bien. Cono
también soy hijo quisiera saber si puedo o tengo derecho a reclamar parte del bien. De ello hace ya más de
10 años
Gracias

Responder

o ana maria Dice: 
abril 18th, 2018 a las 12:42 pm

buen dia quiero saber por que no responden a las preguntas que la gente hace. que nos es de gran interés
a todos!!.

Responder

o Antonella de Argentina Dice: 
mayo 23rd, 2018 a las 11:50 pm
Hola. Si, te corresponde tu parte de la herencia. Cuando un acto simulado daña el derecho de alguien, el
acto pasa a ser una Simulación Ilícita, y el juez declara su nulidad. Tenes que conseguir un abogado y llevar
adelante el caso porque ganas si o si.

Responder

2. ADRY Dice: 
septiembre 22nd, 2017 a las 9:25 am

Hola buenos dias mi pregunta es si antes de iniciar una demanda por simulacion se debe acudir a solicitar la
conciliación. Y si la conciliación en civil esta regulada en el codigo civil o de procemiento civil en qué artículo
está. Mil gracias-

Responder

o ALexander Salamanca Dice: 
enero 8th, 2019 a las 11:44 pm

Holaa, claro, la acción de simulación es un proceso declarativo, de tal manera, se debe agotar el requisito
de procedibilidad, ahora; existen algunas excepciones como lo son, ignorar el domicilio del demandado,
embargo de bienes, violencia entre las partes.. no se si sea alguno de tus casos, saludos

Responder

3. killerpollo Dice: 
noviembre 14th, 2017 a las 4:27 pm

disculpen me gustaria saber las fuentes del texto publicado

Responder
4. ivanni Dice: 
febrero 24th, 2018 a las 11:00 pm

Hola quisiera saber si una simulacion acarrea consecuencias penales ?

Responder

o ALexander Salamanca Dice: 
enero 8th, 2019 a las 11:46 pm

Hola, la acción de simulación es un proceso cuya jurisdicción es civil, de manera que no existen acciones
penales, a menos, que se inicie un proceso penal por fraude procesal, falso testimonio, o alguna tipicacion
mas acorde de acuerdo a los hechos. saludos

Responder

Prescripción de la acción pauliana


Por Gerencie.com 17 febrero, 2012
En un artículo anterior expusimos sobre la acción pauliana, una figura jurídica que permite perseguir a un
deudor que se ha insolventado para no pagar, figura que por su puesto puede ser afectada por el fenómeno
de la prescripción.
Una persona mala paga, que vende o traspasa los bienes a un tercero para evitar que se los embarguen,
puede ser demandada para que el juez ordene revocar los negocios que condujeron a la insolvencia, pero
esta acción debe interponerse dentro de la oportunidad legal respectiva, la cual no es muy extensa por
cierto.
La acción pauliana está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano, y ese mismo artículo
señala que “las acciones concedidas en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la
fecha del acto o contrato”.
Quiere decir esto que la demanda respectiva se debe interponer dentro del año siguiente a la fecha en que
se perfecciona el contrato o escritura que traspasa  los bienes, lo que en algunos casos puede ser poco
tiempo, de allí la importancia que el acreedor esté pendiente de los negocios del deudor si es que sospecha
que este no le pagará y/o que puede tratar de insolventarse para evitar el pago de la deuda mediante el
embargo de sus bienes.
Algunos timadores profesionales conocen perfectamente el tiempo de prescripción y juegan de manera tal
que el acreedor pierda la oportunidad legal para interponer la acción pauliana, y es por eso que si se 
concede un préstamo considerable, se deben tener las precauciones del caso para evitar una estafa de este
tipo.
Temas relacionados

 Prescripción extintiva en materia civil

 Prescripción de la acción ejecutiva y de la acción ordinaria

 Prescripción de la acción de simulación

 Acción de simulación

 Prescripción de la acción de petición de herencia


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3 Opiniones

1. Yolanda Duque Dice: 
septiembre 19th, 2017 a las 2:23 pm
Me fue de mucha utilidad todo lo relacionado con la acción pauliana. Me queda una duda. Esta acción
procede en caso de inansistencia alimentaria?. Agradezco inmensamente su colaboración.Que valor tiene la
suscripción. Me interesa por favor espero respuesta en mi correo yoldu_50@hotmail.com. Me encuentro
escribiendo desde el correo de mi esposo: hurielherrera@gmail.com

Atentamente,

YOLANDA DUQUE OSORIO

Responder

2. Cesar Dice: 
noviembre 22nd, 2017 a las 3:03 pm

Es de mucha utilidad las respuestas y notas. Espero contar con su apoyo …gracias

Responder

3. Jose Dice: 
abril 18th, 2018 a las 11:51 am

Buenos dias, es el mismo termino de prescripcion para la accion de simulacion?

Responder

La acción pauliana como herramienta para perseguir un deudor que se ha insolventado para no pagar
Por Gerencie.com 28 octubre, 2017
La acción pauliana es una figura jurídica que permite a un acreedor perseguir a un deudor que se ha
insolventado con el fin de impedir que el acreedor le persiga los bienes para cubrir  la deuda.
Para muchos no es desconocido que hay personas que no les gusta pagar sus deudas, y para evitar que sus
bienes sean embargados, los venden o traspasan a sus familiares o amigos, que no es otra cosa que
insolventarse para proteger su patrimonio.
Frente a esta actuación de mala fe, la ley ofrece al acreedor una excelente herramienta conocido
como acción pauliana, la cual de prosperar, revoca los contratos o escrituras con las cuales el deudor  haya
traspasado o cedido sus propiedades.
Esta figura está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano:
En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o a la apertura del concurso, se observarán las
disposiciones siguientes:
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, siendo de mala fe el otorgante y el adquirente,
esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2. Los actos y contratos no comprendidos en el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito, serán rescindible, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores.
3. Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la fecha del
acto o contrato.

Sobre este tema la sala civil de la Corte suprema de justicia, en sentencia del 21 de junio de 2005,
expediente 7804  expuso:
(…) Obvio que legítimo derecho asiste al acreedor de velar porque su crédito sea pagado;  por lo que estará
siempre atento a que el deudor tenga con qué hacerlo.  Y sin pretender reanudar controversias que se
antojan hoy superadas en torno al fundamento, contenido y alcance del modo como ejercerá ese poder de
vigilancia,  el caso es que tendrá puesta la mirada en el patrimonio del deudor,  su única prenda general de
garantía desde cuando, en una evidente humanización del Derecho, el sujeto obligado dejó de responder
con su propia persona.  Cierto que no podrá exigir,  ni entender que a ello se compromete un deudor,  una
administración exitosa o próspera de sus negocios;  tampoco podrá restringir su libertad contractual para
obrar conforme a sus designios.  Pero,  eso sí, le cabrá interés en que esa administración sea cuando menos
diligente y leal.  De modo de pensar que cuando así no se conduce el deudor,  dispone el acreedor de
herramientas varias para proteger su crédito y evitar que se hunda en lo ilusorio.  Así,  cuando lo que
sucede es que su deudor,  el mismo que tiene el deber jurídico y moral de satisfacer el crédito,  en la
celebración de sus negocios produce o agrava desviadamente su insolvencia,  de tal suerte que haga
imposible o más gravoso el cobro del acreedor (fraus creditorum),  tiene éste la potestad de pedir que se
deshagan negocios tales,  precisamente porque experimenta que su acción de cobro ha sido debilitada. 
Dispone en tal caso el acreedor de la denominada acción pauliana.  Su deudor,  acá por acción,  y no por
pasividad u omisión como acontece en otros campos,  verbi gratia, el de la acción subrogatoria,  es
merecedor de reproche,  y lugar hay entonces para que el acreedor intente remediar la situación,  trayendo
de nuevo al patrimonio insuficiente de aquél lo que sagazmente había sacado.

Como se observa, una persona que ha prestado dinero a otra que se ha insolventado para impedir que le
embarguen sus bienes, no está indefensa, pues la ley lo ofrece recursos jurídicos que utilizados correcta y
oportunamente, hacen más probable la recuperación de su dinero.
Este tipo de  figuras jurídicas deberían ser de dominio general, puesto que sorprendentemente, son muchas
las personas que han sido víctimas de timadores o personas de mala fe, que de forma premeditada y
calculadora han buscado hacerse con el dinero ajeno impunemente.

Requisitos para que prospere la acción pauliana


Por Gerencie.com 8 noviembre, 2017
Para que la acción pauliana prospera  y se logre la revocación de los negocios o actos mediante los cuales el
deudor si insolventó,  se deben cumplir algunos requisitos que expondremos de forma general.
El primer requisito es que exista un crédito a favor del demandante y a cargo del demandado. Ello resulta
obvio. Pedro le prestó a Juan y Juan no pagó y se insolventó. Hay un crédito a favor de Pedro a cargo de
Juan, que no lo pagó.
El segundo requisito es que el acto del cual se busca la revocación haya constituido fraude, haya
perjudicado al acreedor (demandante),  o lo que es lo mismo, que haya causado la insolvencia del deudor.
Un ejemplo es la finca que vendió Juan, única bien que podía embargar Pedro para recuperar su dinero.
Pedro se vio perjudicado por la venta de  finca que hizo Juan, puesto que se hizo más difícil si no imposible,
que Pedro recuperara su dinero, y por supuesto que esa ha sido loa intención de Juan.
El tercer requisito es que exista mala fe, o como lo ha definido el artículo 2491 del código civil, conociendo
ambos (otorgante y adquirente) el mal estado de los negocios del primero.
Sobre los requisitos de la acción pauliana, la sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia del 24 de
julio de 2002, expediente 5887 ha dicho:
«Débese destacar, subsecuentemente, que en virtud del designio moralizador y ético que caracteriza dicha
acción, la misma está orientada a reprimir los actos de mala fe, verdaderamente realizados por los
deudores, en perjuicio de sus acreedores, siempre y cuando éstos, sobre quienes recae la carga de la
prueba, demuestren que se aúnan los requisitos repetidamente precisados por la jurisprudencia de la
Corte, esto es: a) que el demandante sea titular de un crédito preexistente al acto cuestionado, a cargo del
deudor demandado; b) que el negocio impugnado, que ha de ser real, cause perjuicio a sus acreedores
(eventus damni), en cuanto haya determinado o agravado la insolvencia del deudor; c) que éste, por ser
conocedor del mal estado de sus negocios, actúe con la intención de defraudarlos; pero si el acto se realizó
a título oneroso, es menester que el tercero contratante tenga conocimiento del mal momento del deudor
(consilium fraudis).»

Respecto al tercer y último requisito, es importante anotar que se presenta una diferencia cuando el acto o
contrato cuestionado ha sido a título oneroso o gratuito.
Respecto a la diferencia de la mala fe cuando el contrato es oneroso o gratuito, la Corte suprema de
justicia, en la misma sentencia arriba referida expuso:
«En efecto, por sabido se tiene que mediante la referida acción los acreedores pueden demandar la
revocación de los negocios jurídicos realmente ajustados por su deudor, pero que han sido otorgados por
éste fraudulentamente y en perjuicio de los derechos de aquellos; por supuesto que la ley distingue,
además, los actos onerosos de los gratuitos, para exigir, en los primeros, que el tercero con quien contrató
el deudor también sea de mala fe (consilium fraudis) y, respecto de los segundos, que exista solamente el
animus nocendi del deudor, de manera que el tercero adquirente pueda ser de buena fe.»

En resumen se puede decir que tratándose de negocios onerosos, debe existir mala fe tanto del otorgante
como del adquiriente, y tratándose de contratos gratuitos, basta la mala fe del otorgante, es decir, del
demandado

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