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12/12/2011  MITOS DE SAN JUAN / ESCASA INFORMACIÓN/ SAN JUAN –

DIARIODECUYO.COM.AR
Sin pruebas que indiquen que San Martín cruzó
la cordillera enfermo

Un mito muy difundido a lo largo de la historia es que José de San Martín


cruzó las altas cumbres en un estado de salud lamentable. A tal punto,
dicen algunos, que tuvo que ser transportado en camilla. Sin embargo,
cuando se busca más información sobre el tema, se descubre que hay gran
falta de precisiones. Nunca se supo qué enfermedad lo afectó, ni en cuál
de las numerosas veces que cruzó Los Andes padeció el misterioso mal. Y
quienes sostienen la creencia no aportan documentos que convaliden esa
afirmación.
El primero en difundir la enfermedad de San Martín fue el político y
abogado chileno Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886), quien tuvo
periodos de admiración y de rechazo hacia la figura del prócer. A su vez,
a principios de la década del "40 del pasado siglo XX, el argentino C.
Galván Moreno publica el libro "San Martín, el Libertador", en el que
retoma la tesis de la salud gravemente afectada. Ubica los hechos en el
segundo cruce, es decir, cuando luego de haber vencido en Chacabuco, el
Libertador se dirige a Buenos Aires para dialogar con las autoridades. El
12 de marzo de 1817, acompañado sólo por su ayudante, sus arrieros y un
baqueano se puso en marcha. Eligió el camino de Uspallata, el más directo
para llegar a Mendoza y desde allí a la capital del Plata. Al respecto
Galván Moreno escribe: "Su estado físico era deplorable. Viajaba
fuertemente afectado por sus dolencias, venciendo al sufrimiento con la
voluntad". Cinco días más tarde, se encuentra en Uspallata y escribe a
Bernardo O'Higgins una cariñosa misiva, trazada, según Vicuña Mackenna,
"con la mano temblorosa de un octogenario. Quizá su enfermedad, quizá el
cansancio, el frío o la fatiga daban esas convulsiones a su pulso, haciendo
que los renglones se den letra con letra". Ésta, puede llegar a ser la única
prueba presentada.
Lo extraño es que, si estaba tan enfermo no se lo contara a O'Higgins en
la carta que le escribe desde Uspallata. Tampoco expresa nada al respecto
en una misiva que, el mismo día y desde el mismo lugar, redacta para las
autoridades del Cabildo de Santiago. Sumado a esa, la grave enfermedad
no le impidió desplazarse inmediatamente a Mendoza, donde fue recibido
por la población. Agrega Galván Moreno que "él sólo pernoctó una noche en
su querida Mendoza. Al día siguiente continuaba su marcha hacia Buenos
Aires". Allí llegó en tiempo récord para la época y luego de cumplir con sus
obligaciones regresó inmediatamente a Chile. El 11 de mayo de 1817
entraba a Santiago, habían transcurrido menos de dos meses desde su
partida. Las pruebas documentales de su enfermedad son inexistentes; es
más, la velocidad con la que hizo este viaje de casi 4.000 kilómetros hace
pensar que estaba en un excelente estado de salud.

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