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ESCUELA DE INGENIERIA MECANICA


FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, INGENIERIA Y AGRIMENSURA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

A SIG N AT UR A CIENCIA DE LOS MATERIALES

TITULO CAP. 01 ESTRUCTURA DE LA MATERIA

AUTORES ING. CELCIO MOLINE

Dra. Ing. ANA VELIA DRUKER


REVISION 2020
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1- ESTRUCTURA DE LA MATERIA

1.1- Conceptos generales

Los átomos se reúnen o asocian dando lugar a tres tipos de agregados, gas, líquido y sólido.
El estado de agregación depende de las fuerzas interatómicas, es decir del tipo de enlace, de la
presión y de la temperatura.
En un gas, los átomos o moléculas están separados, en condiciones normales, por distancias
grandes, del orden de 10 diámetros atómicos. Por el contrario el contacto atómico íntimo es la
característica que define a líquidos y sólidos. Existe una diferencia fundamental entre ellos.
Los sólidos muestran una distribución ordenada, y estable en el tiempo, de sus átomos o
moléculas, que se extiende por largas distancias si se las compara con los diámetros atómicos.
Esta característica se conoce como orden de largo alcance, OLA. La estructura de un líquido por
el contrario se caracteriza por un orden de corto alcance, OCA, generalmente limitado a unas pocas
decenas de átomos, a lo que se debe agregar una condición adicional muy importante; el orden es
efímero, ya que la vibración térmica lo destruye constantemente. Hay una puja constante entre los
átomos, que tratan de establecer el enlace por la disminución de energía que se produce y la
vibración térmica; si la temperatura es superior al punto de fusión de la sustancia, ésta predomina
destruyendo los incipientes enlaces.
No obstante, esta definición de sólidos sólo corresponde a un tipo específico: los
denominados “sólidos cristalinos”. Los metales y cerámicos, en general, pertenecen a este grupo.
En cambio, los polímeros y el vidrio son rígidos y sus átomos no se encuentran ordenados en OLA;
deben ser considerados como líquidos de elevada viscosidad, sustancias amorfas o sólidos no
cristalinos.

I.2.- Enlaces atómicos

Se trate de líquidos, sólidos o gases, las propiedades y características de los agregados


dependen en gran parte, pero no únicamente, del tipo de enlace entre átomos.
Seguidamente se analizarán brevemente los enlaces iónico, covalente y de Van der Waals y
en mayor grado el enlace metálico; éstos no deben ser considerados como absolutos, sino que uno
de ellos predomina para cada sustancia y que en cualquier sustancia, siempre está presente más
de un tipo de enlace.

Enlace iónico: Es conocida la distribución electrónica del Na. Su electrón de valencia (3s)1 es
cedido con facilidad, pues de esa forma queda como ion, con una capa externa completa de 8
electrones, de cuya gran estabilidad son prueba evidente los gases nobles.
Un comportamiento análogo, aunque simétrico, lo
constituye el Cl de número atómico 17, cuya configuración
electrónica es (1s)2, (2s)2, (2p)6, (3s)2, (3p)5. Su capa externa,
el nivel 3, consta de 7 electrones, faltándole un electrón para
alcanzar los 8 que le confieren extremada estabilidad. En el
ClNa tanto el Cl como en Na satisfacen sus necesidades
cuando éste cede al Cl su electrón de valencia. Este es el
ejemplo típico de enlace iónico, que debe su nombre a que las
fuerzas interatómicas que producen el enlace se deben (aprox.
85 % del total de la fuerza del enlace), a la atracción entre los
iones Cl (negativo) y Na (positivo).
Fig. 1: Enlace iónico Una representación esquemática del enlace se ve en
Fig. 1, en la que se representa por un círculo central al núcleo
y los electrones que no participan en el enlace.
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La atracción entre los iones es muy fuerte, y por ello, los compuestos iónicos tienen elevado
punto de fusión. Un aspecto interesante, para comparar con el enlace metálico, es que este enlace
se debe a un electrón cedido por un átomo a otro; ambos quedan con sus capas completas y, para
formar un sólido, cada ion debe estar rodeado por los iones de la otra especie. Los enlaces en el
sólido no son, por consiguiente, aleatorios.
Este tipo de enlace se da entre átomos a los que les falta y sobra uno o dos electrones para
completar su capa externa, elementos con gran diferencia de electronegatividad1.
La fuerza impulsora es la disminución de energía producto del enlace.

Enlace covalente: cuando el enlace se verifica entre átomos que difieren poco en
electronegatividad, se concreta por uno o más electrones compartidos.
El átomo de Cl con siete electrones de valencia se une a otro átomo de su misma especie
compartiendo dos electrones. Un esquema representativo del Cl2 se muestra en la Fig. 2.
En general este tipo de enlace se verifica entre
átomos con tres o más electrones de valencia. Para
completar su capa externa con 8 electrones, cada átomo
participante en el enlace toma los necesarios de sus
vecinos y aporta uno o más de sus electrones.
De esto surge la regla 8-N donde N es el número
de electrones de valencia. Esta regla permite determinar
el número de átomos que comparten, con uno dado, sus
Fig. 2: Enlace covalente electrones en el sólido.

Un caso típico es el diamante. El carbono con sus 4 electrones de valencia se rodea de cuatro
vecinos de su misma especie. Esto da como resultado la estructura cúbica propia del diamante, en
la que los átomos de C se disponen en el sólido de forma de respetar las condiciones impuestas
por el enlace.

Enlace metálico: Como lo indica su nombre este tipo de enlace es el que da lugar a la cohesión
entre los átomos de un metal. Cada átomo contribuye con sus electrones de valencia a la formación
de una nube de electrones que ofician de nexo entre los iones positivos que forman el sólido o
líquido metálico. (Fig. I.3)
Esta nube electrónica, que puede en principio
considerarse libre, marca una diferencia fundamental con
los otros tipos de enlaces. En los ya comentados, la unión
de un átomo con otro o con sus vecinos es dirigida; en
efecto, un átomo cede o comparte electrones con otros
átomos y de esta forma, los que producen el enlace quedan
ligados entre sí. En un caso el electrón cedido pasa a ocupar
un lugar en la capa de valencia del receptor (iónico), en el
otro él o los electrones compartidos fluctúan
alternativamente en las capas de valencia de los átomos
enlazados (covalente).
Por el contrario, en el enlace metálico los electrones
Fig. 3: Enlace metálico
de la nube no se identifican con ningún átomo o ion en
particular, más bien pertenecen al sólido formado.
De este carácter del enlace metálico resultan varias propiedades interesantes, casi exclusivas
de los metales. La deformación plástica o permanente resulta del hecho de que todos los iones son
equivalentes; por ello, en un metal o aleación sometida a tensión, un grupo de iones rompe sus
enlaces en una posición restableciéndolos, sin mayores inconvenientes, en otra, luego de haber
deslizado.

1La electronegatividad se define como la semisuma del potencial de ionización y la afinidad electrónica de un
elemento. El potencial de ionización es la energía que es necesario comunicar al átomo para extraer él o los
electrones de valencia. La afinidad electrónica es la energía emitida por un átomo cuando se incorpora un
electrón extra.
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Por otra parte la conducción eléctrica y térmica elevada se da en los metales por la libertad,
aunque restringida, de los electrones, que contribuyen fuertemente a ambas conducciones.

Enlace Van der Waals: Los gases raros y ciertas


moléculas, que no disponen de electrones de valencia
para contribuir a los enlaces, se agrupan por efecto de
fuerzas débiles que resultan de la polarización de
átomos o moléculas, Fig. 4; los centros geométricos de
las cargas negativas y positivas de un átomo o
molécula no coinciden. Se convierten en pequeños
dipolos y las débiles fuerzas de atracción resultantes se
denominan fuerzas de Van der Waals. En general dan
Fig. 4: Enlace de Van der Waals lugar a materiales de muy bajo punto de fusión, como
consecuencia de la debilidad del enlace.

Fig. 5: Fuerzas interatómicas

1.3.- Fuerza y energía de los enlaces

Cuando la distancia interatómica


Fig. 6: Fuerzas de enlaces disminuye aproximándose a la distancia de
equilibrio del sólido, se manifiestan las
interacciones entre los núcleos y los
electrones de cada átomo con los de sus
vecinos. Son fuerzas de repulsión entre los
núcleos y entre los electrones y de atracción
entre el núcleo de un átomo y los electrones
del otro. La fuerza resultante es nula a la
distancia de equilibrio r0 en el sólido. En la
Fig. 5 dichas fuerzas se representan
mediante flechas y pueden expresarse
aproximada-mente por:
A B
F(r) = F(at) - F(rep) = M
 N
r r
donde
A, B, N y M constantes que dependen del
tipo de enlace,
Fig. 7: Energía de enlaces r distancia interatómica.

El primer término representa las fuerzas de atracción y el segundo las de repulsión. Cuando
los átomos se aproximan, mientras la distancia entre centros es grande, predominan las fuerzas de
atracción. A la distancia de equilibrio se igualan con las de repulsión, y si se intenta aproximarlos
aun más, predominan las de repulsión, apartándolos. A medida que disminuye r, se incrementa más
la fuerza de repulsión que la de atracción, por lo que siempre debe ser N >M.
5

Las fuerzas de atracción son esencialmente electrostáticas por lo que M toma valores
cercanos a lo que expresa la ley de Coulomb. De acuerdo a ello dicha fuerza es inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia, por lo que M~ 2. El valor de N no es fácil de aproximar,
pero usualmente se lo toma entre 7 y 12 (7 a 10 para el enlace metálico y de 10 a 12 para el iónico
y covalente).
En la Fig. I.6 se han representado las fuerzas de atracción y repulsión con líneas de trazos, y
la resultante con línea llena.

Energía de los enlaces

Se puede definir la energía (potencial) como el trabajo que las fuerzas actuantes realizan
cuando el sistema retoma al equilibrio desde una posición o distancia arbitraria. Como la que actúa
es una fuerza variable el trabajo realizado debe calcularse por medio de integración de F(r).

A B A 1 B 1
E (r )   F (r ).dr    N .dr   . M 1  . N 1  C1
r M
r M 1 r N 1 r

A B
haciendo a ;  b ; r M 1  r m y r N 1  r n
M 1 N 1

a b
resulta E (r )   m
 n  C1
r r

Cuando los átomos están apartados una distancia infinita, no interactúan entre sí, por lo que
la energía es cero. Por consiguiente para r   E(r) = 0, por lo que C1 = 0 y entonces

a b
E (r )   m
 n (Fig. 7)
r r

1.4.- Estructura cristalina

Tradicionalmente se ha reservado la denominación de sólido al estado de agregación de la


materia que presenta sus átomos o moléculas dispuestos en tres dimensiones en forma ordenada,
por grandes distancias comparadas con el diámetro de los átomos, y es estable en el tiempo.

En la naturaleza las formas en que se manifiesta esta regularidad de distribución, son muchas.
Los primeros pasos para ordenar y clasificar las estructuras cristalinas surgieron de la observación
de los minerales que se presentan naturalmente en formas geométricas perfectas. Un ejemplo que
puede ser observado fácilmente es el ClNa que suele adoptar la forma de pequeños cubos, o la
calcita, un mineral (C03Ca) que se conoce también con el nombre de espato de Islandia, del cual
es factible encontrar en la naturaleza cristales romboédricos. También el cuarzo suele presentarse
con grandes cristales de forma prismática hexagonal.
Por estas formas externas se pudo inferir que debiera darse, también a nivel atómico, un orden
que permita esas formas externas geométricas. Al avanzar el estudio de la cristalografía y con el
aporte de nuevos y mejores métodos e instrumentos de investigación, se comprobó dicha
regularidad atómica la que también se encuentra en materiales que no poseen formas geométricas
externas, como ciertos minerales y metales, y aun compuestos orgánicos. La cristalografía se dividió
entonces en dos grandes ramas con fines diferentes. Por un lado, la cristalografía morfológica
estudia los distintos modos en que los materiales presentan su forma externa en la naturaleza,
basada en los ángulos entre las caras de los cristales.
Por el otro, la cristalografía atomística estudia los sólidos desde el punto de vista de la
distribución de los átomos que lo componen, sin interesar, en la mayoría de los casos, su forma
externa.
6

Como paso previo se define una red espacial como una distribución de puntos en el espacio
tal que cada punto tiene sus vecinos idénticamente dispuestos. Si bien se trata de una distribución
de puntos, resulta conveniente enlazar dichos puntos mediante rectas y así describir la red mediante
las figuras geométricas resultantes.
La porción mínima de red que conserve sus características es un poliedro (Fig. 8). Entonces,
debido a la regularidad de la distribución de los puntos que la componen, una red puede describirse
o definirse con tres vectores a, b y c, y los ángulos ,  y  que se forman entre dichos vectores.
Los vectores y los ángulos interaxiales conducen al concepto de ejes cristalográficos. En
correspondencia con la terna de ejes x, y, z están los parámetros lineales a, b y c, respectivamente.
Opuesto al eje x se tendrá al ángulo , opuesto al eje y, el ángulo  y opuesto al z el ángulo .

Fig. 8: Red espacial

La mínima porción de red que conserva sus características se denomina celda primitiva, y
tendrá por lados los vectores de la red a, b y c, que forman entre sí los ángulos ,  y . La celda
primitiva contiene sólo un punto de la red, hecho que se puede visualizar, si se desplaza la celda
ligeramente de su posición.

Una distribución de puntos puede describirse también por celdas no primitivas. Para ciertas
distribuciones de puntos en el espacio, por razones de simplicidad, resulta conveniente describir
una dada distribución de puntos por celdas que no son primitivas, pues contienen más de un punto
reticular por celda, recibiendo entonces el nombre de celda unitaria.
Cuando asociamos a cada punto de la red un átomo o una molécula o en otras palabras un
motivo, estamos en presencia de una red cristalográfica. Sea la red descripta por una celda
unitaria o primitiva, el total de la misma puede obtenerse por la traslación de la celda a lo largo de
las direcciones dadas por los vectores, a. b y c, un número entero de veces la magnitud de los
mismos.

Puede demostrarse que todas las posibles distribuciones de puntos en el espacio pueden
describirse mediante 14 redes que reciben el nombre de redes de Bravais. Estas 14 redes,
agrupándolas en función de los parámetros lineales a, b y c y los angulares ,  y  comunes,
pueden reducirse a siete sistemas, tal como se presenta en la Tabla 1 e ilustra en la Fig. 9.
La nomenclatura utilizada en la descripción del tipo de celda es la establecida por la Unión
Internacional de Cristalografía, dependiendo de donde tengan ubicados sus puntos reticulares o
nodos.
S primitiva, puntos en los vértices
B centrada en el cuerpo, puntos en los vértices y un punto adicional en el centro
F centrada en las caras, puntos en los vértices y además en las caras
A, B, C un punto en cada vértice y un punto en caras opuestas normales al eje a, b ó c
respectivamente.

Tabla 1
7

SISTEMA N° DE REDES TIPO DE CELDA PARAMETROS

Triclínico 1 S abc    

Monoclínico 2 SyB ó S yC abc     90º  

Ortorrómbico 4 S C B F abc       90º

Tetragonal 2 S B a bc       90º

Trigonal 1 S a bc       90º

Hexagonal 1 S a  b  c     90º ;   120º

Cúbico 3 S B F a bc       90º

Fig. 9: Redes de
Bravais
8

Afortunadamente, los metales sólo cristalizan en algunas de las catorce redes espaciales. Los
más importantes tecnológicamente, cristalizan en las redes FCC (cúbica caras centradas), BCC
(cúbica de cuerpo centrado) y en la estructura hexagonal compacta (HCP), que será objeto de un
análisis posterior.

Las celdas primitivas correspondientes a las redes BCC y FCC (Fig. 10a y b), son
romboédricas (sistema triclínico). Si se eligiesen éstas como las celdas unitarias de las redes, todos
los cálculos y las operaciones vectoriales se complicarían por los ejes no ortogonales que implican.
Sin embargo, como se advierte en la Fig. 10a, estas redes pueden ser descriptas por una celda no
primitiva cúbica, a la que le corresponden ejes cartesianos.

Fig. 10 a: Red BCC y su primitiva


Fig. 10 a: Redes FCC y HCP y su primitiva

Alotropía: Muchas sustancias cristalizan en distinto tipo de red según sean las condiciones de
temperatura. Esta característica se conoce como alotropía.
El hierro por ejemplo, es cúbico de cuerpo centrado hasta 910°C. De 910°C a 1400ºC cúbico
de caras centradas, pasando nuevamente a cúbico de cuerpo centrado desde 1400°C a 1535°C,
que es la temperatura de fusión. Estas variedades alotrópicas reciben los nombres de hierro alfa,
hierro gama e hierro delta respectivamente. (Fe, Fe y Fe).
El Ti, Sn, U, entre otros, presentan dos o más variedades alotrópicas

En la tabla 2 se indican las redes cristalográficas de algunos metales; los parámetros de la


red están expresados en angstroms.......... 1 A = 10-8 cm.

Tabla 2
BCC FCC HCP

Fe a = 2,87 Al a = 4,05


a = 2,51
Co
c = 4,07
Cr a = 2,85 Fe a = 3,656

Mo a = 3,15 Pb a = 4,95
a = 3,21
Mg
c = 5,21
W a = 3,16 Au a = 4,08

a = 2,66
Ag a = 4,09 Zn
c = 4,95
9

Estructura hexagonal compacta:

En este tipo de red, Fig. 11, cristalizan varios metales de gran importancia. Se la puede
representar como una hexagonal simple (ver Fig. 9) con un motivo asociado a ellas. Dicho motivo
lo constituyen los tres átomos del interior de la misma. En realidad, esta estructura resulta de un
apilamiento de planos compactos de orden diferente a la estructura FCC, tal como se representa
en la Fig. 12.

Fig. 11: Estructura HCP Fig. 12: Apilamiento de planos que constituye la estructura
HCP

1.4.1. Número de coordinación

Se entiende por número de coordinación al número de primeros vecinos que rodean a un


átomo cualquiera de la red. Un número de coordinación elevado indica una estructura de gran
compacidad. En la red cúbica simple o cúbica P el número de coordinación es 6, es decir cada
átomo tiene por primeros vecinos (o es tangente) a otros seis.
En la BCC el número de coordinación es 8 lo que indica que esta red es más compacta que
la cúbica simple.

Otra medida de la compacidad de una red es el factor de empaquetamiento: relación entre


el número de átomos de la celda y el volumen de la misma.
Es interesante notar que los átomos de los vértices de las redes cúbicas son compartidos
por ocho celdas y los de las caras por dos, hecho que debe tenerse en cuenta al calcular el número
de átomos de cada celda en particular. Así en la red BCC, 8 átomos en los vértices que contribuyen
con 1/8, más el átomo central hacen el total de dos átomos de dicha celda.

Huecos en las redes cristalinas


También es importante observar que las estructuras cristalinas tienen dos tipos de huecos:
el más grande, llamado octaédrico, y el más pequeño, llamado tetraédrico. Los nombres se derivan
de los átomos vecinos más cercanos; forman los vértices de los poliedros mostrados en la Fig. 1.13.
Considerando los átomos como esferas rígidas, podemos calcular el radio máximo de una esfera
que encajaría en el vacío sin forzar la red.

a) b)

Fig. 1.13: Huecos octaédrico y tetraédrico en las redes: a) FCC, b) BCC


10

1.4.2. Planos y direcciones cristalográficas

El modo de disposición regular de los átomos en un sólido, lo que se conoce, como ya hemos
visto, como orden de largo alcance OLA, nos lleva a la idea de que la estructura cristalina no ha de
tener las mismas propiedades en todas las direcciones. Muy por el contrario, las propiedades
plásticas, ópticas, eléctricas, etc. varían según sea la dirección elegida para su medición u
observación, siendo esto riguroso en los monocristales.

Entonces, una estructura cristalina es un medio anisótropo y la magnitud de la anisotropía


depende del tipo de estructura, siendo en ciertos casos muy marcada.
En consecuencia, para el estudio de ciertas propiedades, algunas de las cuales se
estudiarán en los temas siguientes, es imprescindible identificar planos y direcciones de la red
cristalina.

Sistema de planos cristalográficos

Un plano cristalográfico es un plano del espacio determinado por tres puntos de la red.
Existirán en consecuencia infinitos planos, paralelos y equidistantes, cuyo conjunto contendrá a
todos los puntos de la red. Este conjunto de planos paralelos recibe el nombre de sistema de planos
cristalográficos. Se hace necesario poder identificar unívocamente un sistema de planos
cristalográficos, lo que se consigue asignándoles un juego de tres números que reciben el nombre
de Índices de Miller. Los índices de un sistema de planos se indican, en forma genérica (h k I) y son
las coordenadas del vector normal al sistema de planos.

Índices de Miller

Los índices son números enteros, primos entre sí y pueden ser negativos y positivos. En el
primer caso el signo negativo se coloca sobre el índice correspondiente.
EI proceso de obtención de los índices de Miller de un plano puede resumirse en tres
operaciones.

1.- Se determinan las intersecciones del plano con los ejes cristalográficos. Para la determinación
se utiliza como unidad de medida la magnitud del parámetro sobre cada eje, es decir a, b y c.
En el ejemplo de la Fig. 12, las intersecciones serán: ½ a ; 2 b ; 1c

2.- Se toman los recíprocos de las intersecciones, dejando de anotar la unidad de medida y
trabajando sólo con los coeficientes.
2 ; ½ ; 1

Fig. 14:
Determinación
de los Indices
de Miller de un
plano.
11

3.- Se determinan los enteros, primos entre sí que cumplan las mismas relaciones. Para ello puede
ser necesario dividir o multiplicar por el m.c.m. (en este último caso lo será de los denominadores).
Para el ejemplo desarrollado, el m.c.m. de los denominadores es 2, por lo que:

2x2=4 2x ½ =1 2x1=2

Por lo que los índices del sistema de planos quedan: (4 1 2).

Debe destacarse que los índices hallados


identifican al sistema y no al plano individual utilizado en
la Fig. 14 para obtenerlos. Este se debe a que el origen
de los ejes de coordenadas se puede ubicar en un punto
cualquiera de la red. Por otra parte, no existen diferencias
entre los planos de un sistema y por ello no es necesaria
la individualización de los planos.

Familia de planos cristalográficos


a)
En la Fig. 15a, los índices del sistema rayado son
(100). Estos representan a todos los planos paralelos al
de esa cara. Los planos de las otras caras del cubo y sus
paralelos dan lugar a los sistemas (010) y (001).
Físicamente, no existen diferencias entre los tres
sistemas; sólo difieren en su orientación en el espacio.
Sus densidades atómicas, distancias interplanares, etc.
son iguales. Por ello se los agrupa en familias.
Las familias, que agrupan a los sistemas de
planos que tienen las mismas características físicas, se
indican por medio de los índices de uno de los sistemas b)
comprendidos encerrándolos entre Ilaves, en este caso
{100} por ejemplo. Con esta nomenclatura se entenderá
que a esta familia pertenecen los sistemas (100), (010) y
(001).
Fig. 15: a) (100) b) (1̅10)

Como regla general, dados los índices de un sistema, los contenidos en la familia se pueden
obtener por permutación de los índices del sistema, con la precaución de que no haya ninguno que
resulte combinación lineal de otro. Se deben permutar también los signos. El sistema de la Fig. 15b
es (𝟏̅𝟏𝟎) por lo que la familia {110} está constituida por los sistemas (110) (101) (011) (1̅10) (101̅) y
(010), es decir seis sistemas. En este caso no se debe considerar por ejemplo el (11̅0), ya que sería
̅
el cuarto multiplicado por (-1).

La misma Fig.15b permite observar que la obtención de los Índices, de acuerdo al


procedimiento indicado precedentemente presenta dos cuestiones. Por un lado, las intersecciones
del plano con los ejes. Recordando que el origen de coordenadas de los ejes se puede colocar en
cualquier punto reticular sin influir en el resultado, esta dificultad se resuelve trasladando dicho
origen al punto indicado por la flecha. Así las intersecciones resultan evidentes y los índices se
obtuvieron (en negrita) fácilmente.
La segunda cuestión surge porque el plano no corta al eje z, y por lo tanto la intersección
buscada está en el infinito y la inversa de la intersección es cero.

Direcciones cristalográficas

Una dirección cristalográfica queda definida por dos puntos de la red y se las identifica
genéricamente por medio de tres índices encerrados entre corchetes [u v w]. A diferencia de los
sistemas de planos, los Índices de las direcciones, válidos para una dada y todas las paralelas a
12

ella, son las componentes según los ejes cristalográficos de un vector que las representa.
Por las características ya conocidas de una red las direcciones cristalográficas son de
longitud infinita. Sin embargo para simplificar su visualización e identificación resulta cómodo
asociarlas a un vector inscripto dentro de la celda, sea esta primitiva o unitaria. También debe
destacarse que las direcciones no tienen un sentido, salvo en los casos en que se les atribuya uno
para facilitar ciertos cálculos vectoriales que no son motivo de este curso.
La utilización de un vector asociado a la dirección permite por otra parte determinar de forma
sencilla las componentes según los ejes.
En la Fig. 16 se representan dos direcciones cristalográficas por los vectores V1 y V2 en
línea llena.

En el caso de V1 es coincidente con el


eje y, por lo que no tendrá componente según
los ejes x y z. Medida su longitud por medio
de los parámetros lineales de la red la
componente según el eje y será 1a y serán
igual a cero las correspondientes a los otros
dos ejes. En consecuencia los índices de la
dirección son [010]. El uso de corchetes nos
indica que se trata de una dirección.

En el caso de V2, el vector tiene


componente 1a sobre el eje x, 1b sobre el eje
y y componente cero sobre el z. En conse-
cuencia sus índices son [110]. El sentido del
vector no tiene influencia sobre el resultado
final: si invertimos el sentido de V2, por
ejemplo, se invierten las componentes distin-
Fig. 16: Determinación de las direcciones tas de cero y los índices serían [1̅1̅0], que es
cristalográficas el mismo que el anterior multiplicado por (-1)
y por lo tanto representan la misma dirección.

También en el caso de las direcciones existe el concepto de familia de direcciones. En una


familia se agrupan todas las direcciones que poseen las mismas características físicas y que sólo
difieren por su orientación en el espacio y por lo tanto con respecto a los ejes cristalográficos. Se
indican por los índices de cualquier dirección de tales características encerradas entre signos mayor
y menor. Así la familia a la que pertenece la V2 será <110> y contendrá a las direcciones [110],
[101], [011], [1̅10], [101̅] y [01̅1] que corresponden a las dos diagonales de las caras del cubo.

Planos y direcciones cristalográficas en la estructura hexagonal.

Ciertos metales como Zn, Cd, Mg, etc., también presentan una celda primitiva romboédrica,
pero el ordenamiento atómico es diferente a los casos anteriores y no pueden representarse por
una celda cúbica. La solución adoptada en estos casos, para evitar el problema, y por el
ordenamiento atómico que presentan, ya introducido en páginas anteriores, es ubicarlos en el
sistema hexagonal. Para que esto sea posible es necesario agregar a la celda primitiva de éste, un
motivo atómico asociado. En las Fig. 11 y 12 se puede visualizar dicho motivo (un átomo) asociado
a los átomos de la red hexagonal simple.
Debe subrayarse que los átomos de uno de estos metales poseen un ordenamiento muy
parecido al de los metales que cristalizan en la red FCC, y que esta solución, aparentemente
complicada, tiene sólo por finalidad evitar ejes oblicuos. Sin embargo, haber adoptado este camino
obliga a una solución particular de identificación de planos y direcciones por medio de los índices
de Miller; es necesario considerar tres ejes coplanares en la base a fin de evitar que planos con las
mismas características físicas (los de las caras prismáticas de la celda unitaria por ejemplo), tengan
índices diferentes.
Estos ejes que se denominan a1, a2, y a3, conforman con el eje z, normal a los anteriores,
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los cuatro necesarios para la estructura hexagonal compacta o HCP. Es una estructura, por tratarse
de una red (hexagonal simple) + un motivo asociado (un átomo).
Los tres ejes de la base, como se aprecia en la Fig. 17 están ubicados a 120° entre sí. Con
respecto a los índices, se intercala uno nuevo entre el segundo y el tercero. Genéricamente, para
sistema de planos queda (hkil) y para direcciones [uvtw] que se corresponden, respectivamente,
con los ejes a1, a2, a3, y z.

Debido a que los ejes de la base estén dispuestos a 120º, guardan entre sí la relación de la
Fig. 18. En ella se advierte que la suma de dos vectores con esta disposición da por resultado el
tercero cambiado de signo. Así, resulta una condición que permite verificar que se han obtenido
correctamente los índices de planos y direcciones, ya que debe cumplirse:

h+k=-i y u+v=-t

a) b)
Fig. 17: Ejes y direcciones cristalográficas en la estructura HCP

Fig. 18: Relación entre los ejes de la base

Fig. 19: Plano cristalográfico en HCP

Para obtener los índices de un sistema de planos se procede determinando las


intersecciones del plano con los ejes (ahora serán cuatro intersecciones), continuando con el
procedimiento habitual ya visto.
En la Fig. 19 se muestra un ejemplo. Se han obtenido las intersecciones del plano rayado
con los ejes. Siguiendo la secuencia que corresponde, éstas son: -1 , ½ , -1 en la base y ½ con
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respecto al eje z. Haciendo las inversas los índices resultan: (1̅21̅2). Notar que se cumple que h +
k = - i.

Direcciones cristalográficas en HCP


Obtener los índices de direcciones en la estructura hexagonal compacta es algo más
complicado que el caso de los sistemas de planos, como consecuencia de tener que trabajar con
tres ejes coplanares. Descomponer un vector según tres ejes en un mismo plano tiene infinitas
soluciones. Para resolver esta cuestión, volvemos a la Fig. 17b, y recurrimos, a la grilla auxiliar que
se advierte en la misma. Esta grilla auxiliar se construye dividiendo cada uno de los ejes a1, a2 y a3
en tres partes, trazando paralelas a los otros ejes por esos puntos. El resultado es una grilla
constituida por triángulos equiláteros. Los lados de estos triángulos pasan a ser nuevos parámetros
lineales de la estructura y para la determinación de los índices, se procede siguiendo las reglas
siguientes:

1- Se descompone la dirección según el eje z y su proyección en la base.


2- Se descompone el vector de la base, asignándole componentes según los tres ejes.
3- Las componentes deben tener la magnitud de los lados de los triángulos o múltiplos de ellos.
4- Se debe obtener el recorrido más corto posible.
5- Respetando los puntos anteriores, el resultado es independiente del camino elegido.
6- Los índices serán los obtenidos con el auxilio de la grilla y la componente según el eje z.

En la Fig. 16b se han realizado estas operaciones para una dirección coincidente con el eje
a1 para simplificar el tratamiento. Se sugiere elegir otros recorridos y comprobar que se obtiene el
mismo resultado. Notar nuevamente que se cumple u + v = - t.

1.5. Fallas de apilamiento

Se conoce con este nombre uno de los defectos reticulares que pueden presentar las redes
cristalinas. En un capítulo posterior se verán todos los defectos, pero es conveniente adelantar
algunas características de éste por su relación con temas actuales.

Una forma alternativa de visualizar las redes, que será útil en esta ocasión, es considerar
reconstruirla por apilamiento de planos cristalográficos. Tomamos uno de los planos de un sistema
cualquiera y vamos colocando o apilando, los restantes planos paralelos al elegido sobre el anterior;
cuidando respetar la posición o ubicación de cada uno. De esta forma, (recordar cómo hemos
definido un sistema de planos), reconstruimos toda la red.

En este caso elegiremos el plano de máxima densidad que se denomina compacto, y que
tiene las características de que a un ion le son tangentes seis, tal como se ve en la Fig. 21.
Suponiendo que el plano A en la Fig.20a, es el primero del apilamiento, colocaremos sobre
él el que sigue, que como es obvio, tiene las mismas características. El segundo estará desplazado,
pues cada uno de sus iones debe descansar en el valle que dejan tres de los del primer plano. En
la Fig. 20b se han dibujado los iones del segundo plano en color más claro.

Es evidente que la posición del segundo con respecto al plano del papel es diferente y Ia
llamaremos posición B. Cuando tratamos de ubicar el tercer plano del apilamiento tenemos dos
alternativas. Ubicarlo de forma que sus iones, por supuesto, queden en un valle del segundo, pero
que coincida con la vertical de un valle del primero, marcada con una cruz, o que coincida con la
vertical de un ión del primero, marcada con un punto. En este caso repetiríamos la posición A. En
el primero de los casos estaría en una posición nueva que llamaremos C.
Si seguimos apilando planos, cada tercer plano tendríamos que optar por las alterativas
plantea-das. Si optamos siempre por repetir la posición del primero la secuencia de apilamiento
será ABABABABAB... Si optamos por una posición nueva, la secuencia seria ABCABCABCA ......
Si recordamos que planos compactos existen tanto en la red FCC, es un sistema perteneciente
a la familia {111}, como en la estructura HCP, en la que es el sistema (0001) podremos reconstruir
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ambos ordenamientos apilando los planos compactos y la única diferencia estaría dada por la se-
cuencia vista en el párrafo anterior.
En el primer caso se reproduce la estructura HCP y la dirección de apilamiento es la [0001];
en el segundo se reconstruye la red FCC, y la dirección de apilamiento es la diagonal del cubo [111].

El Cu por ejemplo es normalmente FCC, pero bajo ciertas circunstancias se "equivoca" y


presenta sectores HCP; esta falla de apilamiento del Cu se produce porque la diferencia de energía
de ambos ordenamientos es muy pequeña (baja energía de falla de apilamiento). En el momento
de estudiar los defectos reticulares veremos bajo qué circunstancias se puede producen.

Fig. 20: Apilamiento de planos compactos

Fig. 21: Apilamiento de planos compactos para


formar la red FCC

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