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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenario de Aragua


Vicerrectorado Académico
Facultad de Ciencia Políticas y Jurídicas
Escuela de Derecho
San Joaquín - Turmero

DERECHO DE PROPIEDAD

Antonio José Magdaleno


V- 22.944.456
ÍNDICE

Pág.
RESUMEN…………………………………………………………………………...3
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………4
LA PROPIEDAD…………………………………………………………………….5
DERECHO DE PROPIEDAD………………………………………………………5
Ius utendi…………………………………………………………………….6
Ius fruendi……………………………………………………………………6
Ius abutendi………………………………………………………………….7
CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO DE PROPIEDAD……………………...7
CLASIFICACIÓN……………………………………………………………………9
Por naturaleza……………………………………………………………….9
Por sujeto…………………………………………………………………….9
Por objeto…………………………………………………………………….9
MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD……………………………...………10
MODOS DE TRANSMISIÓN……………………………………………………..10
Virtual………………………………………………………………………..10
Jurídica o real………………………………………………………………10
FUNDAMENTO LEGAL DE LA PROPIEDAD EN VENEZUELA……………11
Artículo 115 C.R.B.V………………………………………………………11
Artículo 116 C.R.B.V………………………………………………………11
Artículo 117 C.R.B.V………………………………………………………11
Artículo 545 C.C.V…………………………………………………………12
CONCLUSIÓN………………………………………………………………….….13
ANEXOS……………………………………………………………………………14
Jurisprudencia……………………………………………………………..14
Análisis……………………………………………………………………..41

2
RESUMEN

El derecho, la propiedad es el poder directo e inmediato sobre un


objeto o bien, por la que se atribuye a su titular la capacidad de disponer del
mismo, sin más limitaciones que las que imponga la ley. Es el derecho real
que implica el ejercicio de las facultades jurídicas más amplias que el
ordenamiento jurídico concede sobre un bien, es decir es el derecho real
más amplio y perfecto.
Este derecho ha sido materia de una serie de transformaciones,
aceleradas en los últimos tiempos, siendo la tendencia dominante la de su
socialización, esto es, la de servir antes que al individuo a la colectividad.
Consecuencialmente se han dada muchas doctrinas o teorías, clásicas o
modernas para fundamentar el derecho de propiedad, encontrando algunas
sus base en el hecho de la ocupación, del trabajo, por la propia ley, alguna
en la misma naturaleza humana y otras en el interés de la colectividad de la
sociedad. Por otra parte hay doctrinas que incluso le niegan su existencia,
esto es, que no debe existir el derecho de propiedad; lo que evidencia que el
derecho de propiedad está limitado, restringido por razone principalmente de
interés social, tanto por la constitución como por el código civil y diferentes
leyes. En nuestro Código Civil Venezolano se define la propiedad como el
derecho de usar, gozar y disponer de una cosa de manera exclusiva con las
restricciones y obligaciones establecidas por la Ley. Existen tres elementos
que configuran el derecho de propiedad, la facultad de uso, que permite al
propietario destinar la cosa a todos los servicios que la misma pueda prestar,
la facultad de goce, que permite al propietario hacer propios todos los frutos
y productos provenientes de ella y la facultad de disponer de la cosa, que
implica tanto el derecho de consumir la cosa, como el derecho de transferir la
propiedad a otros sujetos o gravarla mediante la constitución de derechos
reales a favor de otras personas.

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INTRODUCCIÓN

En Derecho la propiedad es el poder directo e inmediato sobre un


objeto o bien, por la que se atribuye a su titular la capacidad de disponer del
mismo, sin más limitaciones que las que imponga la ley. Es el derecho real
que implica el ejercicio de las facultades jurídicas más amplias que el
ordenamiento jurídico concede sobre un bien. Para el derecho real son una
clasificación de los derechos absolutos que conciten en el poder de una
persona sobre una cosa, siendo una relación jurídica inmediata entre una
persona y una cosa. La figura proviene del Derecho romano Ius in re o
derecho sobre la cosa, es un término que se utiliza en contraposición a los
derechos personales o de crédito.
El objeto del derecho de propiedad esta constituido por todos los
bienes susceptibles de apropiación. Hay que tener presente, que cuando nos
referimos al derecho de propiedad, este abarca no solo ciertos aspectos
como lo son: una casa, un terreno, inclusive la propia vida, sino que este va
más allá y ampara varios derechos pero cada uno con su propio criterio y
formación legal independiente uno del otro. La propiedad es el derecho de
gozar y disponer de una cosa, sin más limitaciones que las establecidas por
la ley. El propietario tiene acción contra el poseedor de la cosa para
reivindicarla. Hay que mencionar un aspecto muy importante aquí y es que
nadie podrá ser privado de su propiedad sino por autoridad competente y por
graves motivos de utilidad pública, previa siempre la correspondiente
indemnización.

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LA PROPIEDAD

En el término latino propietas es donde se encuentra el origen


etimológico del concepto propiedad. Un vocablo aquel que se forma a partir
de la unión de tres partes claramente delimitadas: el prefijo pro que equivale
a “movimiento hacia delante”, el adjetivo privus que significa “de uno solo” y
el sufijo tas que indica “cualidad”. Así, tras la unión de los citados elementos,
resultó que propietas se utilizaba para referirse a algo que tenía la “cualidad
de ser para uno mismo”. El concepto de propiedad describe al derecho o
facultad de los seres humanos para tomar posesión de una determinada
cosa, la propiedad puede abarcar tanto a algo que está enmarcado en los
límites de la ley (como una vivienda o un coche) o de un atributo o cualidad
individual (como lo puede ser la simpatía, el talento, el respeto, etc.)
Entendido desde el plano jurídico, propiedad es la noción que engloba
al poder directo que se puede lograr en relación a un bien. Este poder
concede a su dueño o titular el derecho o la capacidad de disponer sin
restricciones del objeto adquirido o apropiado, teniendo como limitaciones
aquellas que imponga la ley. El derecho de propiedad abarca a todos
aquellos bienes que sean susceptibles de apropiación y que deben resultar
útiles, ser limitados y estar en condiciones de ocupación.

DERECHO DE PROPIEDAD

El derecho de propiedad es el más completo que se puede tener sobre


una cosa: La propiedad se halla sometida a la voluntad, exclusividad y a la
acción de su propietario, sin más límites que los que marca la ley o los
provocados por la concurrencia de varios derechos incompatibles en su
ilimitado ejercicio (limitaciones de carácter extrínseco). No obstante, el
reconocimiento de que la propiedad, como institución, está orientada a una

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función social implica que en la actualidad existan limitaciones intrínsecas o
inherentes al derecho; así como obligaciones que se derivan de la propiedad
en sí.
En doctrina jurídica, especialmente aquellos ordenamientos con
importante influencia latina, se considera que el dominio o propiedad está
integrado por tres facultades o derechos:

Ius utendi
El ius utendi es el derecho de uso sobre la cosa. El propietario tiene el
derecho a servirse de la cosa para sus intereses y de acuerdo con la función
social del derecho, siempre y cuando esas conductas no violen preceptos
legales ya establecidos o causen lesiones a los derechos de otros
propietarios. Por ejemplo, bajo el principio del ius utendi no podría un
propietario de un bien inmueble justificar la tenencia de una plantación de
marihuana, al estar prohibida por la mayoría de los ordenamientos jurídicos.
De la misma forma, un empresario no puede justificar bajo este principio
ruidos excesivos típicos de una actividad industrial en una zona residencial,
que hagan intolerable la vivencia de los demás vecinos.

Ius fruendi
El ius fruendi es el derecho de goce sobre la cosa. En su virtud, el
propietario tiene el derecho de aprovechar y disponer los frutos o productos
que genere el bien. La regla general es que el propietario de una cosa es
también propietario de todo aquello que la cosa produzca, con o sin su
intervención. Los frutos pueden ser naturales o civiles, los frutos naturales
son aquellos que la cosa produce natural o artificialmente sin detrimento de
sustancias. En ese aspecto se distinguen de los denominados "productos"
así: tratándose de un manzanar, las manzanas son frutos naturales y la leña
de los árboles son sus productos.

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Los frutos civiles están constituidos por aquellas sumas de dinero que recibe
el propietario por ceder a otro el uso o goce de la cosa. Usando el ejemplo
anterior, el fruto civil que percibe el propietario del manzanar es la renta que
le es pagada al darlo en arrendamiento, tratándose de dinero, los frutos que
percibe su propietario son los intereses.

Ius abutendi
El ius abutendi es el derecho de disposición sobre la cosa. El
propietario, bajo la premisa de que la cosa está bajo su dominabilidad (poder
de hecho y voluntad de posesión), puede hacer con ella lo que quiera,
incluyendo dañarla o destruirla (disposición material), salvo que esto sea
contrario a su función social: Por ejemplo, el propietario de un bien integrante
del patrimonio cultural no debe destruirlo y, de hecho, debe estar obligado a
su conservación.
Del mismo modo, puede el propietario disponer de su derecho real
(disposición jurídica): Así, puede enajenar la cosa, venderla, donarla y, en
general, desligarse de su derecho de propiedad y dárselo a otra persona; o
incluso renunciar al derecho o abandonar la cosa, que pasaría a ser res
nullius. Son también actos de disposición aquellos en los que el propietario
constituye en favor de otra persona un derecho real limitado, como el
usufructo, la servidumbre, la prenda o la hipoteca.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO DE PROPIEDAD

El derecho de propiedad es un moral, exclusivo y perfecto poder, pero


con carácter de limitación y subordinación, así como también perpetuo.

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 Es un poder moral porque la apropiación que se hace del bien es
reflexiva y no instintiva, es decir, la destinación al fin se hace previo el
conocimiento del fin que se acepta libremente.
 Es un derecho exclusivo, derivado de la limitación esencial de la
utilidad en muchos objetos, que no puede aplicarse a remediar las
necesidades de muchos individuos a la vez. Por esta razón, no son
bienes apropiables los llamados de uso inagotable o bienes libres, que
existen en cantidades sobrantes para todos, como el aire atmosférico,
el mar o la luz solar.
 Es un derecho perfecto, el derecho de propiedad puede recaer sobre
la sustancia misma de la cosa, sobre su utilidad o sobre sus frutos; de
aquí deriva el concepto de dominio imperfecto según que el dominio
se ejerza sobre la sustancia (dominio radical) o sobre la utilidad
(dominio de uso o sobre los frutos, dominio de usufructo). Estas dos
clases de dominio, al hallarse en un solo sujeto, constituyen el dominio
pleno o perfecto. El derecho de propiedad es un derecho perfecto,
pues por él, todo propietario puede reclamar o defender la posesión
de la cosa, incluso mediante un uso proporcionado de la fuerza, y
disponer plenamente de su utilidad y aún de su substancia, con la
posibilidad en determinados supuestos de destruir la cosa.
 Es un derecho limitado o restringido por las exigencias del bien
común, por la necesidad ajena y por la ley, y subordinado, en todo
caso, al deber moral.
 Es perpetuo, porque no existe un término establecido para dejar de
ser propietario.
 Es un derecho elástico. La propiedad es pura y se encuentra al
margen de toda carga o gravamen, sin alterarse su unidad esencial.

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 Es un derecho autónomo. No depende de ningún otro derecho, es un
derecho principal e independiente.

CLASIFICACIÓN

Se puede esquemáticamente presentar la división de las varias


especies de propiedad, de acuerdo a lo siguiente:

Por naturaleza:
 Propiedad mueble, si puede transportarse de un lugar a otro.
 Propiedad inmueble, o bienes raíces o fincas son las que no pueden
transportarse de un lugar a otro
 Propiedad corporal, la que tiene un ser real y puede ser percibida por
los sentidos, como una casa, un libro.
 Propiedad incorporal, si está constituida por meros derechos, como un
crédito, una servidumbre, entre otros

Por sujetos:
 Pública, si corresponde a la colectividad en general.
 Privada, cuando el derecho es o está asignado a determinada persona
o grupo y las facultades del derecho se ejercitan con exclusión de
otros individuos.
 Individual, si el derecho lo ejerce un solo individuo.
 Colectiva privada, cuando el derecho es ejercido por varias personas.
 Colectiva pública, si la propiedad corresponde a la colectividad y es
ejercida por un ente u organismo público.

Por objeto:

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 Propiedad de bienes destinados al consumo.
 Propiedad de bienes de producción.

MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Los modos de adquirir la propiedad son aquellos hechos o negocios


jurídicos que producen la radicación o traslación de la propiedad en un
patrimonio determinado. A este modo de adquirir la propiedad se le llama
también "título" y existen diversas clasificaciones, por ejemplo:

 A título universal
 A título oneroso y gratuito
 Originarios
 Derivados

MODOS DE TRANSMISIÓN

Virtual
Surge por medio de la palabra de los contratantes al entregar el
documento que denota la propiedad y no la posesión. Al cumplirse con la
entrega virtual y al momento de que el causante le da la posesión del bien al
causahabiente, se constituye la entrega física. La transmisión física de la
propiedad, refiere que el bien mueble o inmueble, es existente y está dentro
del comercio, ya que jurídicamente esta figura es regulada por el derecho.

Jurídica o Real
Procede respecto de bienes muebles inscritos y sólo surte efectos
desde su inscripción en el registro público de la propiedad. Se refiere que

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debe existir y se debe constituir para su realización con un ordenamiento
jurídico del derecho positivo, ya que es verificable, compatible y no es
contradictorio con la existencia del derecho. Es posible o jurídica cuando el
sujeto es capaz jurídicamente en la relación del objeto en el contrato.

FUNDAMENTO LEGAL DE LA PROPIEDAD EN VENEZUELA

Artículo 115 C.R.B.V: Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona


tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad
estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que
establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por
causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago
oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de
cualquier clase de bienes.

Artículo 116 C.R.B.V: No se decretarán ni ejecutarán confiscaciones de


bienes sino en los casos permitidos por esta Constitución. Por vía de
excepción podrán ser objeto de confiscación, mediante sentencia firme, los
bienes de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras,
responsables de delitos cometidos contra el patrimonio público, los bienes de
quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo del Poder Público y los
bienes provenientes de las actividades comerciales, financieras o
cualesquiera otras vinculadas al tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y
estupefacientes.

Artículo 117 C.R.B.V: Todas las personas tendrán derecho a disponer de


bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no
engañosa sobre el contenido y características de los productos y servicios
que consumen; a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno. La ley

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establecerá los mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, las
normas de control de calidad y cantidad de bienes y servicios, los
procedimientos de defensa del público consumidor, el resarcimiento de los
daños ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de
estos derechos.

Artículo 545 C.C.V: La propiedad es el derecho de usar, gozar y disponer de


una cosa de manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones
establecidas por la Ley.

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CONCLUSIÓN

El titular de un derecho de dominio o propiedad tiene facilidades de


libre disposición, y por tanto puede enajenar (transmitir su derecho a otro),
gravar o limitar su derecho, transformar e incluso destruir la cosa. En virtud
del libre aprovechamiento puede usar y disfrutar del objeto sobre el que
recae su derecho de propiedad y éste le da derecho por accesión a todo lo
que produce, se le une o incorpora, artificial o naturalmente.
La doctrina moderna considera al derecho de propiedad (como a todo
derecho subjetivo), como el poder unitario mas amplio sobre la cosa, como
un señorío global, donde las llamadas facultades o derechos del propietario
no son una serie de sumandos cuya adición constituya la propiedad, sino que
son solo aspectos parciales del señorío total que este es . En este sentido
Manuel Albaladejo define a la propiedad como "el máximo poder jurídico
pleno sobre una cosa. Poder en cuya virtud, esta - en principio – queda
sometida directa y totalmente (es decir en todos sus aspectos y utilidades
que pueda proporcionar) a nuestro señorío exclusivo". De igual manera Wolf
dice que "la propiedad es el mas amplio derecho de señorío que puede
tenerse sobre una cosa"; y en el rumbo de estas ideas Jorge Eugenio
Castañeda define la propiedad como "El poder o señorío que una persona
tiene sobre una cosa de modo exclusivamente y exclusivo".

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ANEXOS

Jurisprudencia

SALA CONSTITUCIONAL

Magistrado-Ponente: JOSÉ M. DELGADO OCANDO


           
En fecha 14 de marzo de 2000, se recibió en esta Sala Constitucional
el oficio nº 497, proveniente de la Sala Político-Administrativa de este
Tribunal Supremo de Justicia, y anexo, el expediente nº 0066 (nomenclatura
de dicha Sala), contentivo del RECURSO DE APELACIÓN, interpuesto
por el abogado José Antonio Carrero Araujo, inscrito en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el nº 35.445, actuando en su carácter de
apoderado judicial del ciudadano Capitán (GN) MANUEL QUEVEDO
FERNÁNDEZ, titular de la cédula de identidad nº 9.594.716, en contra de
la sentencia dictada por el Tribunal Superior Quinto de lo Contencioso
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, el 24 de noviembre de 1999, mediante la cual declaró con lugar la
acción de amparo constitucional incoada por los apoderados judiciales de la
empresa Only One Import, C.A..

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En la misma fecha del recibo del expediente, se designó ponente al
Magistrado doctor José M. Delgado Ocando, quien con tal carácter suscribe
el presente fallo.
 
I
ANTECEDENTES DEL CASO
 
            1.- El día 10 de noviembre de 1999, el abogado José Efraín
Casanova, en su carácter de apoderado judicial de la empresa Only One
Import, C.A., interpuso por ante el Juzgado Superior Primero de lo
Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, acción de amparo constitucional en contra del
acto de retención de un container con equipos electrodomésticos; dicho
bienes tendrían un valor declarado por cuarenta y seis millones ciento
sesenta y dos mil ochocientos doce bolívares con cincuenta y un céntimos
(Bs. 46.162.812,51) efectuado el día 3 de noviembre de 1999, por parte de
los efectivos del Destacamento nº 58 de la Guardia Nacional con sede en la
Guaira, Estado Vargas.
 
2.- En fecha 15 de noviembre de 1999, la parte demandada presentó
el escrito de informes en el cual fundamentó su actuación.
 
3.- El 19 del mismo mes y año, la Fiscalía Décimo Sexta a nivel
nacional, con competencia en lo Contencioso Administrativo y en materia
tributaria, consignó opinión.
 

15
4.- El 24 de noviembre de 1999, el Tribunal Superior Quinto de lo
Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, declaró CON LUGAR  la acción de amparo
constitucional interpuesta por el abogado José Efraín Casanova, en su
carácter de apoderado judicial de la empresa Only One Import, C.A..
 
5.- En fecha 30 de noviembre de 1999, el abogado José Antonio
Carrero Araujo, actuando en su carácter de apoderado judicial del Capitán
(GN) Manuel Quevedo Fernandez, ejerció recurso de apelación en contra de
la sentencia dictada por el Tribunal Superior Quinto de lo Contencioso
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, el 24 de noviembre de 1999, del cual fue notificado el 25 del
mismo mes y año.
 
6.- Mediante oficio nº 2415 el Tribunal Superior antes identificado,
remitió a la Sala Político Administrativa de la entonces Corte Suprema de
Justicia, el expediente nº 1392 (nomenclatura de dicho Tribunal) contentivo
de la apelación interpuesta en el caso de autos. Dándose cuenta en Sala el 25
de enero de 2000, y designándose ponente al Magistrado Levis Ignacio
Zerpa, a los fines de decidir sobre la apelación interpuesta.
 
7.- En fecha 24 de febrero del mismo año, la Sala Político
Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia, declinó la
competencia para conocer y decidir la presente causa en esta Sala
Constitucional, y el remitió el expediente nº 0066 (nomenclatura de la Sala
Político Administrativa), en fecha 29 de febrero de 2000.

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II
ARGUMENTOS DE LA PARTE ACTORA
 
            En el escrito en el cual se ejerció la acción de amparo constitucional
apelada en autos, el apoderado judicial de la empresa accionante alegó la
violación del contenido del artículo 96, que contemplaba el derecho a
ejercer libremente la actividad económica, y 99, relativo al derecho de
propiedad, ambos de la Constitución  de 1961, con fundamento en los
siguientes hechos:
 
1.- Afirma que su representada cumplió con todos los requisitos
exigidos en las normas contenidas en los artículos 9 y 11 de la Ley Orgánica
de Aduanas y, en ese sentido, la declaración de aduanas fue identificada con
el correlativo de control nº 73892; fue realizado el reconocimiento de la
mercancía el día 1º de noviembre de 1999, así como la presentación de
copias de las importaciones realizadas anteriormente, de la constancia del
crédito otorgado por la empresa vendedora y de otros documentos exigidos
para aplicar el ajuste III, todo de conformidad con el artículo 276 del
Reglamento de la Ley Orgánica de Aduanas. Expuso el apoderado,
que “está medida no impide el retiro de las mercancías y no es exigible la
fianza para tal fin (…) El ajuste III deja suspendidos en el tiempo y el
espacio la cancelación de los impuestos diferenciales que resulten, de ser el
caso, por el estudio que la unidad técnica de valoración del SENIAT
determinará en un tiempo prudencial”.
 
2.- Alegó el accionante que una vez cumplido con todo el proceso
legalmente establecido, al disponerse a retirar la mercancía, lo cual ocurrió

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el día 3 de noviembre de 1999, en la alcabala de confrontación, al momento
de dársele el permiso de salida, se presentó el Capitán Manuel Quevedo
Fernández, perteneciente al Destacamento nº 58 de la Guardia Nacional,
ordenando la retención de la mercancía “simplemente porque le pareció
sospechoso que los dueños de la misma, estaban esperando que el
container saliera de la zona primaria para guiarlo hasta los depósitos de la
empresa”. Continuaron exponiendo que, en una entrevista sostenida con el
Teniente Coronel Alfredo Gil Romero, comandante de la unidad y con el
Capitán Quevedo, a quien se le manifestó la aplicación del ajuste III por
parte del funcionario reconocedor, éste respondió “que él no aceptaba ese
ajuste por no ser procedente, resultando infructuoso todo lo alegado para
recuperar la mercancía”. Expuso que, en virtud de lo anterior, ordenaron
abrir el container para revisar y contar la mercancía y en el acta de retención
de fecha 5 de noviembre de 1999, elaborada por el Subteniente (G.N.)
Sierra, por orden del Capitán Quevedo, se estableció como causa de la
misma la “‘Presunta subvaloración, (pues) los precios no se ajustan a la
circular del SENIAT’”. Asimismo, expresó que los originales y las copias
de la declaración de aduana, fueron retenidos por el mencionado oficial.
 
3.- Alegó el apoderado de la empresa Only One Import, C.A., que
este acto, además de ser contradictorio, arbitrario e ilegal, lesiona la
seguridad jurídica, pues conforme con la Ley Orgánica de Aduanas y su
Reglamento, es a la autoridad aduanera quien corresponde reconocer y
valorar la mercancía importada, y no a la Guardia Nacional, que en materia
de Resguardo Aduanero está sometida al cumplimiento de las atribuciones

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señaladas en la Resolución del Ministerio de Hacienda nº 4.276, publicada
en la Gaceta Oficial nº 36.603, de fecha 15 de diciembre de 1998.
 
4.- Por otra parte, agregó que después de levantados los trailers para
ser retirados, al no haberles sido devueltos a la compañía naviera dentro de
las siguientes veinticuatro (24) horas, por cada día que transcurra sin
regresarlos, se causa un pago de treinta y cinco dólares (35$) diarios.
 
5.- Finalmente, a los fines de la restitución a que atiende la acción de
amparo, solicitaron fueran dictadas las siguientes decisiones: a) Orden de
entrega inmediata del container (sic) retenido; b) Orden a la Gerencia de la
Aduana Marítima de la Guaira, prohibiendo la liquidación de los derechos
de almacenaje de la mercancía retenida; c) Mandamiento de amparo que
surtiera efectos hacia el futuro a favor de la empresa accionante, con objeto
de las importaciones que éste realice, en el sentido de que el resguardo
aduanero cumpla con la obligación de hacer prescrita en la Resolución nº
4.276 de fecha 15 de diciembre de 1998, a fin de evitar la reiterada
violación de los derechos de su representada; d) Remisión de copia
certificada del fallo a los siguientes organismos: Dirección de Personal de la
Guardia Nacional, con sede en el Paraíso, Caracas; Inspectoría General de
las Fuerzas Armadas Nacionales del Ministerio de la Defensa; Contraloría
General de la República y Fiscalía General de la República; e) Orden de
devolución de la documentación aduanera retenida conjuntamente con la
mercancía y, por último; f) que fuera establecida la responsabilidad del
Capitán (G.N.) Manuel Quevedo Fernández, por el daño causado a su
representada en el presente caso, a tenor de lo dispuesto en el artículo 100
de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.

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III
DEL INFORME DEL PRESUNTO AGRAVIANTE
 
En fecha 15 de noviembre de 1999, la parte demandada presentó el
escrito de informes, el cual se resume en los siguientes términos:
 
1.- Afirma el presunto agraviante que el día 5 de noviembre de 1999,
fue retenido preventivamente un contenedor consignado a la empresa Only
One Import, C.A., por presumirse la comisión de un ilícito aduanero
tipificado en la Ley Orgánica de Aduanas.
 
2.- Que el día 6 del mismo mes y año, la Subteniente (GN) Adelfa
Sierra Bautista, Licenciada en Ciencias Fiscales, revisó la mercancía
determinándose (sic) que el cincuenta y siete por ciento (57%) de la misma,
se encontraba registrada por debajo de los precios referenciales de artefactos
electrodomésticos emitida por el SENIAT, presumiéndose la comisión del
delito tipificado en el artículo 120 literal b) de la Ley antes mencionada, y
en razón de dicha presunción fue instruido el expediente administrativo nº.
EA-RN-CR5-D58-99-404, el cual fue remitido a la Gerencia de la Aduana
Principal de la Guaira junto con los efectos aprehendidos, de conformidad
con lo establecido en el artículo 51 del Reglamento de Resguardo de la
Renta Aduanera.
 
3.- Asimismo, alegó que en la misma fecha, el ciudadano Coronel
(EJ) Pablo Figueroa Vaamonde, Gerente de la Aduana Marítima de la
Guaira, solicitó información sobre el contenedor e informó que realizaría un
ajuste III, es decir, un estudio de valoración por parte del nivel central.

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Dicha información no habría sido suministrada por escrito, ni tampoco
aportada por el contribuyente o su representante legal.
 
4.- Finalmente argumentó que, bien sea que la infracción se
determinara en el proceso de confrontación o como una actuación de
verificación posterior, las mercancías deberían ser puestas a la orden de la
Gerencia de la Aduana Marítima de la Guaira, a los fines de que se
practicaran las actuaciones legales pertinentes.
 
IV
DEL INFORME DEL MINISTERIO PÚBLICO
 
En fecha 19 de noviembre de 1999, la Fiscalía Décimo Sexta a nivel
nacional, con competencia en lo Contencioso Administrativo y en materia
tributaria, consignó opinión en la cual expuso que en lo que respecta a la
pretendida violación del derecho a la libertad económica contemplada en el
artículo 96 de la Constitución  de 1961, dicha libertad se ve limitada por las
regulaciones específicas que establece el cuerpo legislativo que regula la
materia de aduana; asimismo, de la Ley Orgánica de Aduanas en su artículo
4, numerales 1 y 2, en concordancia con el artículo 460 del Reglamento de
dicha ley, conjuntamente con los artículos 1 y 2 de la Resolución de fecha
15 de diciembre de 1998, se desprende la competencia atribuida a los
funcionarios de la Guardia Nacional en materia de resguardo de la
mercancía ubicada en la zona de confrontación, por lo cual es
incuestionable que si los funcionarios actuaron más allá de lo legalmente
regulado, están violentando el orden establecido y al proceder a la retención
de la mercancía propiedad del accionante, conculcaron su derecho a la

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libertad económica. En consecuencia, la representación fiscal consideró que
dicha acción de amparo constitucional debía ser declarada con lugar.
 
V
DE LA SENTENCIA APELADA
           
La sentencia dictada por el Tribunal Superior antes identificado,
estableció que según lo pautado en la Resolución nº 4276, específicamente
en sus artículos 3 y 4, las atribuciones de la Guardia Nacional son
únicamente de carácter revisor de una serie de formalidades, debiendo
limitarse a la verificación de los trámites operacionales referentes a la salida
de la mercancía o carga ya nacionalizada, es decir, que ya se hayan
satisfecho previamente las determinadas obligaciones tributarias.
 
De igual manera expuso dicha sentencia, que la inconformidad del
funcionario de Resguardo de la Guardia Nacional, debe referirse al control
formal del acto de confrontación ante la documentación presentada por el
conductor del transporte, o a la observación de un ilícito penal de carácter
tributario (contrabando, fraude, etc), pero en ningún caso tal inconformidad
puede ser acerca de la determinación efectuada por el ente acreedor del
tributo, ya que entonces el efectivo de Resguardo Nacional incurriría en
extralimitación de funciones, al hacer uso de las atribuciones que no le han
sido otorgadas, invadiendo así esferas fuera de su competencia,
desconociendo con tal actuación la autorización dada por un organismo
superior, como sería la orden de salida de la mercancía de la zona aduanera.
Es decir, que al haber ordenado la retención de la mercancía transportada

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por la presunta sub-valoración de la carga, fue cometida una usurpación de
atribuciones por parte de los efectivos de Resguardo Nacional.
 
Por otra parte, señaló que, el Capitán (GN) Manuel Quevedo
Fernández, con su actuación violentó los derechos constitucionales a la
propiedad y al libre comercio de la empresa accionante, pues la misma ya
había cumplido con todos los requisitos exigidos por la norma aplicable a la
nacionalización de la mercancía importada, a través del funcionario de la
agencia de aduanas, y al retener la mercancía se le conculcó su derecho a la
libertad económica.
 
Asimismo estableció que si fueron satisfechas las previsiones legales
de nacionalización de una mercancía, no hay razón para impedir al
propietario disponer de sus bienes. En razón de lo antes alegado, el Tribunal
Superior Quinto de lo Contencioso Tributario declaró con lugar la acción de
amparo constitucional, y en consecuencia decretó:
 
 
“PRIMERO: La entrega INMEDIATA de la mercancía
retenida, (…) sin que por ello le sea liquidado a la Accionante,
Derechos de Almacenaje, a tenor de lo previsto en el Artículo
374 del Reglamento de la ley Orgánica de Aduanas.
SEGUNDO: La entrega en el mismo acto de los documentos
originales: Manifiesto de Importación y Planillas de
Liquidación de impuesto al Valor Agregado y Gravámenes
Arancelarios, exigidas al empleado transportista al momento
de la retención de la mercancía.
TERCERO: Se ordena que la presente Acción de Amparo
Constitucional sea acatada por los funcionarios adscritos al
Resguardo Nacional y por las autoridades Aduaneras, ubicados

23
en la Aduana Principal Marítima de La Guaira, Estado Vargas
(…).
CUARTO: En relación al pedimento c) del escrito recursorio,
este Tribunal considera que no puede acceder a lo solicitado
por cuanto las Acciones de Amparo Constitucional proceden
cuando hay una violación manifiesta por hechos ciertos y no a
futuros, de conformidad con los términos del Artículo 5 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales.
QUINTO: En lo referente al pedimento f) del escrito
recursorio, este Tribunal considera que no puede concederlo
por cuanto el establecimiento de la responsabilidad del Capitán
(GN) Manuel Quevedo, es competencia de las Autoridades
Superiores del mencionado funcionario.
SEXTO: Se informa a la parte desfavorecida en el presente
Fallo, que tienen oportunidad para ejercer el Recurso de
Apelación consagrado por el Artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
SEPTIMO: Se ordena remitir copia certificada de la presente
decisión a la Inspectoría General de las Fuerzas Armadas
Nacionales del Ministerio de la Defensa.”
 
VI
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA CONSTITUCIONAL
PARA RESOLVER EL PRESENTE RECURSO
 
En razón del pronunciamiento de la Sala declinante, esta Sala Constitucional
reitera su jurisprudencia en cuanto a que es competente para conocer de las
apelaciones y consultas respecto a las sentencias de los Juzgados o Tribunales
Superiores de la República, (con excepción de los Tribunales Superiores en lo
Contencioso Administrativo), de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
y de las Cortes de Apelaciones en lo Penal, cuando tales órganos hubieren conocido
de una acción de amparo en Primera Instancia.
 

24
Ahora bien, por cuanto la apelación del amparo bajo análisis ha sido
interpuesta contra una decisión que en primera instancia fue decidida por el Tribunal
Superior Quinto de lo Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, corresponde a esta Sala Constitucional el conocimiento en
segunda instancia de la acción propuesta, de conformidad con lo previsto en el
artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales. Así se decide.

 VII
MOTIVACIONES PARA DECIDIR 

1.- Con el fin de motivar la decisión que exige el ejercicio de la


función jurisdiccional, traerá la Sala a colación algunas líneas y subrayará
las ideas que vengan más al caso de lo que dijera en su sentencia n° 828 de
fecha 27 de julio de 2000, en donde se examinó el concepto de situación
jurídica infringida de la siguiente manera:
 
“...Entonces, el amparo constituye un mecanismo para proteger
la situación jurídica de un ciudadano, desde la perspectiva del
goce y ejercicio de los derechos fundamentales, que el acuerdo
social ha incorporado a la constitución para garantizar el orden
político y la paz ciudadana. Luego, esta protección, que se
extiende a los intereses difusos o colectivos (en el artículo 26
de la Constitución se expresa que toda persona tiene derecho
de acceder a los órganos de la administración de justicia,
incluso para hacer valer los derechos e intereses colectivos o
difusos) en la medida que sean expresión de derechos
fundamentales, no tiene por objeto el reconocimiento de la
existencia de los valores constitucionales, sino restituir en su
goce y ejercicio a la persona afectada.
 
En otras palabras, la situación jurídica del ciudadano es un
concepto complejo, en el que destacan derechos y deberes,

25
pero la acción de amparo tutela un aspecto de la situación
jurídica del ciudadano que son sus derechos fundamentales,
pues la defensa de los derechos subjetivos -diferentes a los
derechos fundamentales y las libertades públicas- y los
intereses legítimos, se realiza mediante recursos
administrativos y acciones judiciales. Por ejemplo, no es lo
mismo negar la posibilidad a un ciudadano de tener la
condición de propietario, que una discusión acerca de la
titularidad de un bien entre particulares, cuya protección se
ejerce mediante una acción judicial específica: la
reinvindicación. Pero, si se niega a un ciudadano su derecho a
defender su propiedad, se le niega un derecho fundamental,
cuyo goce y ejercicio debe ser restituido. 
 
Esto trae como consecuencia, que en el procedimiento de
amparo el juez enjuicia las actuaciones de los órganos del
poder público o de los particulares, que hayan podido lesionar
los derechos fundamentales. Pero, en ningún caso, puede
revisar, por ejemplo, la aplicación o interpretación del derecho
ordinario, por parte de la administración o los órganos
judiciales, a menos que de ella se derive una infracción directa
de la Constitución. No se trata de una nueva instancia judicial
o administrativa, ni de la sustitución de los medios ordinarios
para la tutela de los derechos o intereses, se trata de la
reafirmación de los valores constitucionales, en la cual el juez
que conoce del amparo puede pronunciarse acerca del
contenido o aplicación de las normas constitucionales que
desarrollan los derechos fundamentales, revisar la
interpretación que de estas ha realizado la administración
pública o los órganos de la administración de justicia, o
establecer si los hechos de los que se deduce las violaciones
constitucionales, constituyen una violación directa de la
Constitución...”.
 
2.- Tales consideraciones se tejen al hilo de lo que establece el
primer párrafo del artículo 27 de la Constitución de la República

26
Bolivariana de Venezuela, conforme al cual “Toda persona tiene derecho a
ser amparada por los tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y
garantías constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona que no
figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos”. Los derechos humanos (o si se
quiere, los derechos fundamentales, vista la tendencia de designar así a los
derechos humanos positivizados a nivel interno, reservándose la fórmula
“derechos humanos” para el plano de las declaraciones y convenciones
internacionales) son, pues, tal como es deducible de los enunciados
transcritos, el objeto de tutela constitucional de amparo.
 
De los derechos fundamentales puede decirse que son, partiendo de
una definición tentativa pero útil en tanto instrumento argumentativo desde
el cual comprender las siguientes ideas, “...un conjunto de facultades e
instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de
la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser
reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional
e internacional” (Pérez Luño, A., Derechos Humanos, Estado de Derecho y
Constitución, Madrid, Tecnos, 1999, pág. 48). O, como expresó esta Sala en
la sentencia referida “...constituyen los presupuestos de consenso sobre los
cuales se debe edificar cualquier sociedad democrática, pues comportan la
garantía esencial de un proceso político libre y abierto, como elemento
informador de cualquier sociedad pluralista”.
 
Ahora bien, los derechos fundamentales no sólo vienen referidos a la
categoría de las libertades tradicionales de signo individual, sino que

27
también de ellos forman parte con plena carta de naturaleza los
denominados derechos sociales. De modo, que los derechos fundamentales
deben tenerse por un todo armónico, en el cual no cabe la fractura entre una
supuesta posición del sujeto en su individualidad frente al sujeto como parte
de un conglomerado social. Al contrario, ambas dimensiones se
compenetran en tal grado, que ha sido subrayada la imposibilidad del
disfrute de ciertos derechos individuales sin el goce previo de ciertas
ventajas de orden social o económico. En fin, ambos aspectos contribuyen
al objetivo de la emancipación de la persona humana por el desarrollo
íntegro de sus dimensiones y exigencias.
 
Al mismo tiempo, cabe reconocer dos dimensiones en los derechos
fundamentales. Una dimensión objetiva, institucional, según la cual su
contenido debe funcionalizarse para la consecución de los fines y valores
constitucionalmente proclamados y, de otro lado, una dimensión subjetiva,
conforme a la cual actúan como garantías de los aspectos individuales,
sociales y colectivos de la subjetividad que resulten esenciales a la dignidad
y desarrollo pleno de la humanidad. 
 
3.- Esta segunda función es la que nos provee de explicaciones en
cuanto a averiguar la especificidad de la acción de amparo constitucional.
Ciertamente, debemos convenir en que este medio de impugnación ha sido
consagrado, a tenor del artículo 1 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, con el fin de restablecer la situación
jurídica lesionada por el desconocimiento de un derecho humano
positivizado a nivel constitucional. La acción de amparo, es, pues, una

28
garantía de restablecimiento de la lesión actual o inminente a una ventaja
esencial, producto de un acto, actuación u omisión antijurídica, en tanto
contraria a un postulado en cuyo seno se encuentre reconocido un derecho
fundamental.
 
Pero, a fin de llevar a buen puerto el imprescindible análisis
crítico que debe efectuar el juez constitucional en su tarea de garantizar
la función subjetiva de los derechos fundamentales, éste debe interpretar en
todo caso, si bien de manera casuística pero con fundamento en los límites
internos y externos que perfilan toda actividad hermenéutica, el núcleo
esencial de los tales derechos, es decir, abstraer su contenido mínimo desde
la premisa de que un derecho humano es el resultado de un consenso
imperativo según el cual una necesidad es tenida por básica, para así
diferenciarlo de las diversas situaciones jurídicas subjetivas donde tales
necesidades no se manejan en su esencialidad.
 
 Una vez analizado el precepto contentivo del derecho humano que se
denuncia conculcado, sigue aplicar al caso que se presenta el contenido
mínimo según el cual el derecho luce imprescindible para la dignidad,
igualdad y libertad humanas. Si la norma constitucional resulta directamente
aplicable a la solución del conflicto, esto es, si la situación en la cual surgió
la controversia era canalizable según los fines y contenido de un precepto
constitucional o de una norma de rango inferior en cuyo contenido esté
reflejado o se encuentra implícito un derecho humano; entonces, al acto,
actuación u omisión que le desconoció debe imputársele la causación de una
lesión a la regularidad constitucional y, en consecuencia, ser pasible del

29
procedimiento de tutela en vía de amparo, una vez agotada la vía ordinaria,
salvo las excepciones que a este requisito ha venido señalando la Sala (ver
n° 848/2000, 1592/2000, 82/2001 y 331/2001). Si tal no fuere, es decir, si la
determinada situación jurídica podía conducirse a través de normas en
cuyos términos no se verifica el contenido esencial de un derecho humano,
las consecuencias derivadas de la no aplicación o falsa aplicación de dichas
normas devendría revisable por la jurisdicción ordinaria.
 
 Por ejemplo, no es igual hacer nugatorio a un particular, ya sea a
través de un acto administrativo dictado con base en una ley, reglamento o
resolución, la facultad de ejercer dominio sobre un bien bajo el supuesto de
la función social de la propiedad (mínimo del derecho de propiedad), que
una discusión acerca de la titularidad de un bien entre particulares o en
conflicto con la administración, cuya protección se ejerce mediante una
acción judicial específica: la reivindicación.
 
En el primer supuesto, el consenso acerca de la protección del núcleo
esencial del derecho constitucional, cual es la posibilidad de ser propietario
con las limitaciones y deberes establecidos en la propia Constitución y en
las leyes, motiva la garantía constitucional reforzada por parte del poder
judicial, según el procedimiento establecido en la ley. En el otro caso, la
propiedad, como hecho social, no como derecho fundamental, podría
integrar el supuesto de hecho de diversas normas, o constituir el sustrato de
diversos tipos de relaciones jurídicas, pero si en ellas no se discute el
derecho a ser propietario con las restricciones del caso (núcleo esencial),
sino que se discute el ejercicio de sus manifestaciones o está en debate la

30
titularidad de algún bien o la regularidad de la actuación de algún
funcionario, ya sea en sede administrativa o en sede judicial, la norma
constitucional que consagra el derecho de propiedad no constituye la norma
de conflicto directamente aplicable, por lo que su infracción no puede ser
reconocida.
 
Así, pues, la situación que procura restituir la acción de amparo es
aquélla cuya garantía estaba resguardada por una aplicación directa de la
norma fundamental; esto es, cuando el precepto fundamental constituía la
norma de conflicto general aplicable ya sea al supuesto de hecho material o
lógico con ocasión del cual fue dictado un acto o efectuada una actuación
(la cual habría sido falsa o erróneamente aplicada), ya sea cuando los
agentes públicos o los particulares, debiendo conducirse de acuerdo con un
precepto de este rango, lo desconocen o aplican mal. En consecuencia, la
incorrecta aplicación de una norma, su omisión o los errores en su
interpretación, que no impliquen un desconocimiento del núcleo esencial de
un derecho humano, no constituyen una infracción de un derecho o garantía
constitucional. Estos no se verán vulnerados, se insiste, porque la norma
deja de aplicarse, se aplica mal o se interprete erradamente, y es del ámbito
del juzgamiento de los jueces, corregir los quebrantamientos señalados.
 
4.- En adición a los razonamientos esbozados, y con el fin de precisar
el sentido que debe dársele a la noción de violación directa e indirecta de un
precepto que contemple un derecho humano, conviene tener en cuenta lo
siguiente:
 

31
Las normas que establecen derechos fundamentales vienen recogidas
o informan diversos instrumentos jurídicos (por ejemplo, en derecho
adjetivo a este tipo de normas se les denomina: garantías esenciales del
proceso), lo que origina que la antijurídicidad constitucional respecto a
derechos fundamentales involucre diversos planos normativos, sean legales
o sublegales; u opere en la ejecución de diversos tipos de relaciones
jurídicas en cuyos elementos subjetivos intervengan tanto personas jurídicas
individuales, colectivas, públicas o privadas. Puede, por tanto, darse el caso
de que en la relación estatutaria entre un funcionario público, como podría
ser un Alcalde, con el personal que se encuentra bajo su dirección (situación
ésta regida posiblemente por una Ordenanza de Carrera Administrativa
Municipal), aquél, con un acto antijurídico desconocedor de la regla que
dicha Ordenanza previó respecto a la realización de una audiencia en el
procedimiento disciplinario, desconozca al mismo tiempo el derecho
humano a la defensa, por cuanto la norma de rango legal es simple reflejo
de la garantía procesal a la defensa. Podría también suceder, que un Director
de un Ministerio, en ejercicio de las atribuciones que le otorga a dicho
organismo la Ley Orgánica de la Administración Central, dictare una
Resolución que infrinja el núcleo del derecho fundamental a la vida; tales
omisiones o decisiones podrían dar lugar, sin duda, a la tuición en sede de
amparo según las condiciones en que esta Sala así lo ha dilucidado (ver
sentencias núms. 01/2000, 87/2000, 848/2000 y 1555/2000).
 
Tal postura controvierte el sentido expresado en la concepción según
la cual el amparo persigue las violaciones directas de la Constitución y que,
cuando la infracción se refiere a las leyes que la desarrollan, se está ante una
transgresión indirecta que no motiva un amparo.

32
 
Si bien tal distinción tiene utilidad a la hora de explicar el fenómeno
de lesividad a un derecho fundamental, debe quedar claro que la lesión
directa debe entenderse en la línea en que fue explicado anteriormente, es
decir, respecto a los conceptos de núcleo esencial y supuestos distintos al
núcleo esencial del derecho de que se trate. La lesión será directa cuando
toque ese núcleo, sea que la situación en que se origine la lesión acontezca
con ocasión de una relación jurídica privada, administrativa, estatutaria o
legal, o del desconocimiento, errónea aplicación o falsa interpretación de la
ley, reglamento, resolución o contrato, que atente directamente contra el
núcleo del derecho o garantía constitucional. No se trata del rango del acto,
sino del efecto que sobre los derechos y garantías fundamentales ejerce la
violación del acto, en relación con la situación jurídica de las personas y la
necesidad de restablecerla de inmediato si ella fuere lesionada.
 
Al hilo de este argumento, es que ha sido realizado el siguiente
resumen de la sentencia 50/1984 del Tribunal Constitucional Español, que
por su diafanidad es digno de cita:
 
“La doctrina de esta sentencia se resume así: La distinción
entre la jurisdicción constitucional y la ordinaria no puede ser
establecida refiriendo la primera al plano de la
constitucionalidad y la jurisdicción ordinaria al de la simple
legalidad, pues la unidad del ordenamiento y la supremacía de
la Constitución no toleran la consideración de ambos planos
como si fueran mundos distintos e incomunicables. (De allí
que) Ni la jurisdicción ordinaria puede, al interpretar y aplicar
la Ley, olvidar la existencia de la Constitución, ni puede
prescindir la jurisdicción constitucional del análisis crítico de
la aplicación que la jurisdicción ordinaria hace de la Ley
cuando tal análisis es necesario para determinar si se ha
vulnerado o no alguno de los derechos fundamentales o
libertades públicas cuya salvaguardia le esta encomendada.”

33
(Subrayado de la Sala) (Alonso I., María, Las causas de
Inadmisibilidad en el Proceso Contencioso-Administrativo,
Civitas, Madrid, 1996, pág. 362).
 
5.- Una vez aclarado el punto relativo al objeto y contenido de la
acción de amparo constitucional, la Sala observa:
 
 Quedó indicado que el hecho respecto del cual se pretende deducir la
violación de los artículos 112 y 115 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, relativos a los derechos a la libertad de empresa
y a la propiedad, respectivamente, lo constituye básicamente el acto de
retención de un contenedor perteneciente a la empresa Only One Import,
C.A., efectuado por parte de los efectivos de Resguardo Aduanero, adscritos
al Destacamento nº 58 de la Guardia Nacional.
 
El primero de los preceptos mencionados tiene en nuestra
Constitución vigente la siguiente redacción:
Artículo 112. Todas las personas pueden dedicarse libremente
a la actividad económica de su preferencia, sin más
limitaciones que las previstas en esta Constitución y las que
establezcan las leyes, por razones de desarrollo humano,
seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de interés
social. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando
la creación y justa distribución de la riqueza, así como la
producción de bienes y servicios que satisfagan las
necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa,
comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar
medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e
impulsar el desarrollo integral del país.
 

34
En primer lugar, y respecto a la pretendida violación del derecho a la
libertad de empresa, debe anotarse que tal derecho tiene como contenido
esencial, no la dedicación por los particulares a una actividad cualquiera y
en las condiciones más favorables a sus personales intereses; por el
contrario, el fin del derecho a la libertad de empresa constituye una garantía
institucional frente a la cual los poderes constituidos deben abstenerse de
dictar normas que priven de todo sentido a la posibilidad de iniciar y
mantener una actividad económica sujeta al cumplimiento de determinados
requisitos. Así, pues, su mínimo constitucional viene referido al ejercicio de
aquella actividad de su preferencia en las condiciones o bajo las exigencias
que el propio ordenamiento jurídico tenga establecidas. No significa, por
tanto, que toda infracción a las normas que regulan el ejercicio de una
determinada actividad económica, entrañe una violación al orden
constitucional o amerite la tutela reforzada prodigada por el amparo
constitucional.
 
En las situaciones jurídicas de los particulares frente a la
Administración, como es el caso presente, intervienen una serie de planos
normativos de diversa jerarquía: constitucionales, legales, sublegales, que
provocan un determinado status jurídico. Ese status podría suponer al
administrado la posibilidad de exigir el disfrute de ciertos bienes o
servicios, así como su abstención de realizar ciertas actividades que
obstaculicen la labor de los particulares; asimismo, podría significar la
sujeción de éstos a diversas potestades administrativas, que implican, en la
práctica, un acomodo de los niveles de libertad de que disfruta. Ejemplo de
ello lo constituyen cuestiones como los deberes tributarios, el servicio

35
militar, los deberes del ciudadano en caso de catástrofes o calamidad
pública, las condiciones o limitaciones al derecho de propiedad, las
limitaciones al ejercicio de derechos por razones de seguridad, sanidad, de
política social o de economía, la necesidad de obtener licencias para ciertas
actividades, etc.
 
Tales consideraciones vienen al caso, por cuanto en el presente
procedimiento se le ha imputado al acto de retención de un contenedor de
equipos electrodomésticos, dictado por el Destacamento nº 58 de la Guardia
Nacional con sede en la Guaira, Estado Vargas, el haber causado una lesión
al derecho a la libertad de empresa, en razón de que, a pesar de tener
competencia en materia de resguardo aduanero, no tenía habilitación alguna
en este sentido, cuando el hecho al que se le imputa la retención lo
constituye una presunta subvaloración de los precios de referencia fijados
por el  SENIAT.
 
Se trata, en puridad, de una denuncia relativa a la incompetencia de
un órgano integrado a la estructura administrativa aduanera, para acometer
un control que le correspondería efectuar a un órgano distinto pero, al
mismo tiempo, imbricado en dicha organización.  La norma constitucional
que establece el derecho a la libertad de empresa, en este caso, no sería de
directa aplicación, por cuanto lo que ésta garantiza, no es el ejercicio de una
actividad económica bajo una reglamentación que en ningún caso pudiera
infringirse, tal como fue referido anteriormente, sino la realización de una
actividad empresarial sujeta a una regulación jurídica determinada. De allí
que la referencia que hace el artículo 112 transcrito, en  cuanto a que las

36
limitaciones a tal disfrute fueren las expresadas en la Constitución y en las
leyes, se ubica en que la situación jurídica empresarial siempre supondrá la
existencia de una regulación determinada, y dicha regulación no podrá ser
de tal entidad que enerve la libertad económica misma.
 
De otro lado, estima esta Sala que la determinación de la competencia
del mencionado Destacamento 58 de la Guardia Nacional, no se resuelve
desde el contenido del artículo 112 de la Constitución, por cuanto el asunto
que estaba en debate no tocaba el núcleo del derecho a la libertad de
empresa; era, en cambio, un asunto resoluble a través de la aplicación de las
normas atributivas de competencia de orden infraconstitucional, cuyo
desconocimiento toca analizar, según lo decida el interesado, a la propia
administración pública o a los órganos de justicia competentes. Luego, la
infracción del artículo 112 de la Constitución, resulta infundada y, en este
sentido, la pretensión planteada debió declararse improcedente. Así se
establece.-
 
5.- El precepto constitucional que consagra el derecho de propiedad
es del tenor siguiente:
 
Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda
persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de
sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones,
restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de
utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad
pública o interés social, mediante sentencia firme y pago
oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la
expropiación de cualquier clase de bienes.

37
 
            Tal como puede inferirse del texto citado, el núcleo del derecho de
propiedad está configurado, no sólo por lo que subsiste de la noción
individualista que hizo fortuna a la sombra del Estado Liberal, la cual
consideraba al derecho de propiedad desde una noción abstracta como mero
ámbito subjetivo de libre disposición o señorío sobre el objeto del dominio
reservado a su titular, sometido únicamente en su ejercicio a las limitaciones
generales que las leyes impongan para salvaguardar los legítimos derechos
o intereses de terceros o del interés general. Por el contrario, la Constitución
reconoce un derecho de propiedad privada que se configura y protege,
ciertamente, como un haz de facultades individuales sobre las cosas, pero
también, y al mismo tiempo, como un conjunto de deberes y obligaciones
establecidos, de acuerdo con las leyes, en atención a valores o intereses de
la colectividad, es decir, a la finalidad o utilidad social que cada categoría
de bienes objeto de dominio esté llamada a cumplir.
 
 Esta noción integral del derecho de propiedad es la que está recogida
en nuestra Constitución, por lo que los actos, actuaciones u omisiones
denunciados como lesivos del mismo, serían aquellos que comporten un
desconocimiento de la propiedad como hecho social, a lo que se puede
asimilar situaciones que anulen el derecho sin que preexista ley alguna que
lo autorice.
 
En el caso que ocupa a esta Sala, debe tenerse en cuenta que, en el
ejercicio de las potestades que el ordenamiento jurídico le fija a la
Administración Aduanera, ésta se encuentra frecuentemente obligada a
incidir sobre alguno de los atributos que conforman la propiedad; pero no
cabe dudas acerca de la utilidad social que tal actividad conlleva, así como

38
del celo que dichos órganos deben desplegar en el ejercicio de tales
potestades.
 
Estima esta Sala que, en el asunto de fondo objeto del debate, esto es,
sobre si le estaba atribuido al Destacamento 58 de la Guardia Nacional el
despliegue de una específica actividad de control relacionada con la
regularidad del tráfico de mercancías a través de una Aduana Principal, no
se afecta la norma constitucional que ampara el derecho de propiedad, pues,
dada la inescendibilidad de sus aspectos individual y social, las restricciones
que el ordenamiento establezca es conjuntamente con la protección que la
Constitución garantiza a dicho derecho . Ello, por cuanto las normas
directamente aplicables en este caso, tal como se expresó anteriormente,
serían aquéllas que atribuyen a un órgano determinado, la específica
actividad de control aduanal que, según el accionante, fue ejercida por un
órgano incompetente; y la infracción de dichas normas, corresponde
declararlo, según las acciones que decidan ejercer los interesados, tanto a la
propia Administración Pública como a los órganos judiciales competentes.
En consecuencia, la infracción del artículo 115 de la Constitución, resulta
infundada, y, en este sentido, la pretensión planteada debió declararse
igualmente improcedente. Así se establece.-
 
VIII
DECISIÓN
 

39
Por las razones anteriormente expuestas, este Tribunal Supremo de
Justicia en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara CON LUGARla apelación
interpuesta por el abogado José Antonio Carrero Araujo, actuando en su
carácter de apoderado judicial del ciudadano MANUEL QUEVEDO
FERNÁNDEZ, Capitán de la Guardia Nacional, por lo que REVOCA en
todas sus partes la decisión dictada por el Tribunal Superior Quinto de lo
Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, el 24 de noviembre de 1999, mediante la cual
declaró con lugar la acción de amparo constitucional incoada por el abogado
José Efraín Casanova, en su carácter de apoderado judicial de la empresa
Only One Import, C.A..
 
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Tribunal Superior
Quinto de lo Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a los  06 días del mes
de  ABRIL del año dos mil uno. Años: 190º de la Independencia y 142º de
la Federación.

40
ANÁLISIS

La Constitución reconoce un derecho de propiedad privada que se


configura y protege, ciertamente, como un haz de facultades individuales
sobre las cosas, pero también, y al mismo tiempo, como un conjunto de
deberes y obligaciones establecidos, de acuerdo con las leyes, en atención a
valores o intereses de la colectividad, es decir, a la finalidad o utilidad social
que cada categoría de bienes objeto de dominio esté llamada a cumplir. Esta
noción integral del derecho de propiedad es la que está recogida en nuestra
Constitución, por lo que los actos, actuaciones u omisiones denunciados
como lesivos del mismo, serían aquellos que comporten un desconocimiento
de la propiedad como hecho social, a lo que se puede asimilar situaciones
que anulen el derecho sin que preexista ley alguna que lo autorice.

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