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de poder
Así como el oxígeno es necesario
para mantener la vida orgánica
de los seres vivos, la oración es la
respiración del espíritu humano que
permite al creyente vivir su fe en
plenitud y alcanzar la madurez en
Cristo. A medida que los creyentes y
las iglesias recuperan el ejercicio de
los dones y ministerios bíblicos, van
descubriendo también una poderosa
fuente de bendición natural y de
ministerios fructíferos. Uno de ellos es
la oración. En La oración de poder, el
doctor Pablo Deiros no sólo comparte
información precisa sobre la oración,
sino un llamado radical para que
aprendamos a usarla en nuestra vida
personal, y la pongamos en ejercicio
en la misión que nos fue asignada.
Serie Formación Ministerial Certeza
Escrita y dirigida por el doctor Pablo
Deiros con el objetivo de desarrollar
un programa completo, práctico y
reflexivo, orientado a la capacitación
y formación de hombres y mujeres
que tienen un llamamiento de Dios
para cumplir con un servicio pastoral,
misionero o evangelizador.
ISBN 978-950-683-137-0
ISBN: 978-950-683-137-0
1. Oraciones. I. Título
CDD 242
Contactos:
Introducción 15
1 La oración: Su significado 27
Alabanza 32
Adoración 33
Confesión 37
Petición 43
Intercesión 46
Acción de gracias 49
Meditación 52
Para profundizar 57
3 Cómoorar 87
En el nombre de Jesús 88
Con obediencia 92
Con fe 94
En el Espíritu 96
Según la Palabra 99
Con especificidad 101
6 ¡la oración d~ poder
recibido una atención muy particular por parte de los especialistas. La teo-
logía espiritual cristiana es una disciplina que combipa la historia y la teo-
logía de la experiencia cristiana. 6
¿Cuál es el tema de estudio y el acercamiento propio de la teología espi-
ritual? El tema de estudio es la fe cristiana según ésta es experimentada en
términos de creencia y práctica, y según es apropiada existencialmente por
aquel que hace esta reflexión. El énfasis en la teología espiritual descansa
sobre el propio compromiso de quien reflexiona en el tema de este estudio.
Bradley C. Hanson ha señalado que '... la espiritualidad es ese estudio cuyo
tema es la fe y que involucra una actitud por parte del sujeto hacia el tema,
que combina una reflexión profunda con un fuerte interés existencial por
crecer en la fe ... Lo que la distingue es su acercamiento reflexivo y exis-
tencial, que procura alentar la fe del estudioso o de aquellos a quienes el
estudioso se dirige: 7
Debemos reconocer que los cristianos evangélicos no nos hemos
caracterizado precisamente por prestar una debida atención a la teología
espiritual cristiana, y mucho menos a las cuestiones de dinámica espiri-
tual, especialmente la consideración de la oración como poderosa herra-
mienta de testimonio y ministerio. Sobre el particular, Richard F. Lovelace
ha observado que 'los cristianos católicos han reconocido hace tiempo la
existencia e importancia central de este estudio, y es tiempo que los protes-
tantes se den cuenta de que ellos también comparten con los católicos un
profundo interés y una rica herencia de espiritualidad cristiana'. 8
La mayor parte de los problemas en la iglesia, incluyendo una mala
teología, resultan de una teología espiritual cristiana defectuosa, lo cual
es una manifestación de una espiritualidad defectuosa y del descuido de
la dinámica espiritual en el ministerio, especialmente la oración de poder.
Erróneamente se ha pensado que la utilización de la oración como herra-
mienta válida para el ministerio cristiano es una cuestión de tradición
denominacional, experiencia religiosa, nivel de espiritualidad, u opor-
tunidad, cuando no se la ha interpretado como expresión de fanatismo
religioso. No obstante, es tiempo de entender que la oración de poder no
tiene rótulo ni es un instrumento de uso exclusivo para algunos cristianos
mientras que para otros está vedado.
Richard E. Lovelace: Necesitamos de una 'teoría del campo
teológico unificada' que conserve y consolide todos los valores
en los diferentes grupos y partidos mientras que evite sus
errores y desbalances, y que ayude a los pentecostales y a los no
pentecostales a afirmarse unos a otros como cristianos llenos del
Espíritu, con dones espirituales válidos pero diferentes, y que una
a cristianos comprometidos socialmente con aquellos cargados
por los destinos de los individuos sobre una base común en
la obra redentora de Cristo. 9
181 La oración de poder
Su significado
4. Daniel 2.17-23 _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
5. Nehemías 1.4-11 _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Los eruditos más grandes no han podido desentrañar todos los misterios
de la oración. Tampoco los santos más piadosos han podido agotar sus
posibilidades. Sin embargo, el creyente más sencillo puede practicar la
oración eficaz, que puede mucho, y enriquecer así su vida y potenciar su
ministerio.
La Palabra de Dios es el libro de texto para la oración. Los problemas
y experiencias de la vida cotidiana son el laboratorio en el que ponemos
a prueba la oración. Debemos dedicar tiempo para estudiar la Biblia y ser
fieles en obedecer las enseñanzas del Maestro, si es que vamos a aprender
a ser poderosos para con Dios y los hombres. En Romanos 10.17, Pablo nos
recuerda que 'la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje
que se oye es la palabra de Cristo: 'Precisamente por eso: nos amonesta
Pedro, 'esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento'
(2 Pedro 1.S). y todo esto es para que como este apóstol agrega más ade-
lante, podamos crecer 'en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor
y Salvador Jesucristo' (2 Pedro 3-18).
Dietrich Bonhoeffer: El estudio de la Escritura conduce a
la oración. Ya hemos dicho que el camino más promisorio hacia
la oración es el dejarse guiar por la Palabra de la Escritura, y orar
tomando por base la Palabra de la Escritura. De este modo no
caemos en nuestro propio vaCÍo espiritual. Orar no significa otra
cosa que estar dispuesto a adueñarse de la Palabra, dentro de mi
propia situación, en mis tareas especiales, decisiones, pecados y
tentaciones. 8
32 Ila oración de poder
Es bueno querer saber más sobre la oración (Filipenses 1.9). Pero quien
debe enseñarnos sobre la oración es Jesús mismo (Lucas 11.1). Nuestro
Señor, a través de la obra de su Espíritu Santo, es quien nos enseña no sólo
a orar como conviene, sino también a hacer de la oración una herramienta
de trabajo poderosa y efectiva en el cumplimiento de la misión que tene-
mos por delante.
Además, debemos tener presente que la oración está compuesta por
siete elementos fundamentales. Toda verdadera oración, que se precie de
ser completa, debe incluir estos siete elementos básicos. Cada uno de ellos
es de gran valor y expresa la riqueza única de la oración. Estos elementos
componentes de la oración son: alabanza, adoración, confesión, petición,
intercesión, acción de gracias y meditación. En lo que sigue de este capí-
tulo, vamos a procurar analizar cada uno de estos elementos con el mayor
detalle posible y trataremos de ver de qué manera se relacionan con el
mejor cumplimiento de la misión cristiana. Este análisis nos ayudará, a su
vez, a obtener una mejor comprensión del significado de la oración.
Alabanza
Es frecuente la confusión de alabanza y adoración. En realidad, se trata de
dos fases de un mismo ejercicio espiritual, que está orientado en estable-
cer el contacto adecuado con el Señor. Cuando los discípulos le pidieron
a Jesús que les enseñara a orar, Jesús respondió diciendo: "Cuando oren,
digan: 'Padre, santificado sea tu nombre:" Es decir, la oración comienza
con una actitud de elevación del espíritu humano para sintonizarse con el
Espíritu divino, mediante la comunicación a partir de una relación perso-
nal. Este acto sinfónico tiene dos movimientos, que están estrechamente
ligados el uno al otro: la alabanza y la adoración.
En este apartado nos interesa entender el primero de ellos: la alabanza.
Como indica Jack Taylor: 'La alabanza es un factor vital e indispensable
en la vida de oración tanto pública como privada. Tenemos tendencia a
pensar que la alabanza está limitada al ejercicio público:9
La alabanza es la glorificación de Dios, especialmente mediante la exal-
tación de sus perfecciones. Esto tiene que ver con lo que él es, pero espe-
cialmente con lo que él hace. Generalmente, la alabanza se expresa a través
de la música y el canto, pero la oración de alabanza es un componente
muy importante en este proceso. Alabamos al Señor con lo que decimos
en oración. Le dirigimos a él palabras que suponemos son de su agrado. Le
ofrecemos el sacrificio de palabras buenas y hermosas para regocijo suyo.
En este sentido, la alabanza es una parte importante de todo el acto de
adoración del creyente y de la iglesia. En la liturgia evangélica más reciente,
el culto comienza con cánticos y oraciones de alabanza, que expresan la
alegría del pueblo de Dios al acercarse al templo o lugar de culto, y reunirse
en su nombre. En el presente movimiento de alabanza, que se está desa-
rrollando en América Latina, las canciones y las oraciones van juntas en el
La oración: Su significado 133
tributo de gloria a Dios. Muchas veces, las oraciones se ofrecen a través del
canto espontáneo, las canciones espirituales o el cántico celestial o angeli-
cal bajo la inspiración del Espíritu. En otros casos, frases espontáneas de
alabanza son exclamadas o gritadas por los participantes.
En la oración modelo (el Padrenuestro), Jesús nos recuerda que antes
de mirar hacia adentro es necesario mirar hacia arriba. Antes de mirar
hacia el yo, es necesario mirar hacia Dios. Ésta es la esencia de la alabanza,
como primer gesto del creyente hacia Dios, al entrar en contacto con él por
medio de la oración. Cuando miramos hacia arriba, hacia Dios, lo primero
que debemos hacer es alabarle. Y cuando lo alabamos, lo hacemos por lo
que él hace en nuestras vidas.
John White: 'No ceso de dar gracias por vosotros' (Efesios 1.16). Pablo
no está usando una fórmula diplomática, sino que está simplemente
diciendo la verdad. Él constantemente alaba a Dios por los efesios.
¿Era importante que lo hiciera? Agradecer por un hermano de la fe
es importante al menos por dos razones. En primer lugar, Dios merece
ser alabado por su creación, porque ha mostrado interés por alguien
que nunca lo hubiera merecido . ~. Aunque un solo hombre hubiera
recibido esas atenciones y esfuerzos de parte de Dios, todos nosotros
estaríamos en el deber de alabarlo y agradecerle por tan maravillosa
muestra de amor. Pero hay una segunda razón por la cual dar gracias.
No podemos agradecer a Dios y seguir siendo los mismos. Nuestra
perspectiva cambia cuando abrimos nuestras mentes hacia Dios en
oración. Nace la esperanza. 10
.......•...... ,:....;.•...::,...; ...,.:.. :.;.. : .••.;.,...........; ., .......;.,;.••.,.•....• ,< ............. :.·.·:.:.·.'.ú.'.~.:.·.·...·.: ....• ' .
Adoración
El segundo movimiento en la sinfonía del acercamiento a Dios en oración
es la adoración. Este movimiento es sumamente importante y está ligado
muy estrechamente a la oración en sí. De hecho, el vocablo castellano
341 La oración de poder
'adoración' viene del latín adorare, que a su vez es una palabra compuesta
por el prefijo ad, que significa a, hacia, y orare, que es hablar, orar. Adorare,
pues, significa 'a la oración; 'dirigirse a la oración:
La adoración es la reverencia y honor ofrecidos a un ser considerado
divino o a un poder espiritual sobrenatural. Es el acto mediante el cual se
expresa esa reverencia o devoción, que sólo se tributa a un ser estimado
como superior. La adoración involucra oración, sacrificios, rituales, ala-
banza, danza, y otras manifestaciones individuales y/o colectivas. Según el
filósofo y antropólogo jesuita Teilhard de Chardin, la adoración significa
'la entrega a algo que es más grande que uno mismo:
Jack Taylor: Estoy convencido de que hasta que la adoración
pública no venga a ser una significativa extensión de nuestra
adora~ión privada, aquélla quedará inhibida, formal e inexpresiva.
Si alguna vez logramos una congregación de cristianos que
individualmente han estado en la presencia de Dios en privado
... y han aprendido cómo responder a Dios en privado ...
tendremos entonces auténticos actos de adoración pública. 11
luna, ni son puras las estrellas, mucho menos el hombre, simple gusano;
¡mucho menos el hombre, miserable lombriz!' (Job 25.5-6). Si nos parece
que estas palabras son un juicio duro en cuanto a la condición espiritual y
moral del ser humano, en realidad ellas apuntan a exaltar la perfección de
Dios. Esto lo comprendió bien el profeta Habacuc, cuando oró diciendo:
'Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal' (Habacuc 1.13).
Harry Emerson Fosdick: Considera el significado del hecho de
que oración y adoración son universales; que todos los pueblos
buscan 'a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle:
Se dice que una mujer africana ignorante, después de oír su
primer sermón cristiano, le comentó a su vecina. '¡Esto es!
Siempre te dije que debía haber un Dios como ése: En alguna
parte en cada ser humano está la capacidad para la adoración y
la oración, para la aprehensión de Dios y de su amor. ¿No es ésta
la cualidad distintiva del ser humano y la facultad más noble que
él/ella posee?12
Ahora, ¿quién puede tener comunión con un Dios tan santo y perfecto?
¿Cómo podemos acercarnos a un Dios así? La única manera es siendo
nosotros mismos santos en toda nuestra manera de vivir. Por eso, el após-
tol Pedro nos anima, diciendo: "Más bien, sean ustedes santos en todo lo
que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: 'Sean
santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1.15-16). Para ello, es necesario que
seamos quebrantados y humildes de espíritu. El profeta Isaías lo entendió
bien. "Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo
nombre es santo: 'Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con
el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes
y alentar el corazón de los quebrantados'" (Isaías 57.15).
Además, él es justo y misericordioso. La Biblia nos enseña que Dios es
amor y que se deleita en la misericordia. 'El Señor es clemente y compa-
sivo: declara el poeta bíblico, 'lento para la ira y grande en amor' (Salmo
103.8). Él es paciente en su amor. 'El Señor no tarda en cumplir su promesa,
según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con uste-
des, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan'
(2 Pedro 3.9). Por eso, él puede perdonar, limpiar y recibir en su comunión
a quien arrepentido confía en Cristo. Es posible entrar en contacto con él,
a pesar de su majestuosa grandeza, porque él es un Dios de amor y perdón.
Como lo enseña Juan: J\.sí manifestó Dios su amor entre nosotros: en que
envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en
que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio
por el perdón de nuestros pecados' (1 Juan. 4.9-10).
361la oración de poder
Confesión
En Santiago 5.13-18, el autor presenta a la iglesia como una comunidad de
oración. La consideración del perdón de pecados (v. 15) lleva al autor a otra
cuestión: la necesidad de la confesión mutua de los pecados y la oración
unos por otros para la restauración de la salud (v. 16). El escritor es bien
claro y específico: la confesión de pecados es mutua, se aplica a todos los
miembros de la comunidad, y no debe ser hecha sólo a los ancianos. Las
oraciones son también mutuas. El propósito de las confesiones y las ora-
ciones aquí es la sanidad, si bien es evidente que la exhortación de confesar
los pecados propios y de orar unos por otros implica algo más que la salud
física en la consideración de esta cuestión.
La confesión de los pecados 'unos a otros' presupone la confesión pre-
via a Dios. Pero la confesión pública de ciertos pecados, en el contexto del
culto comunitario, puede ser de gran valor, tanto para el penitente como
para la comunidad. Nótese que la confesión pública debe ir acompañada
de la oración intercesora. De este modo, la salud espiritual y física es resul-
tado de la confesión de pecados y la oración intercesora. En razón de esto,
antes de ponernos en oración como comunidad de fe, es necesario que
confesemos a Dios nuestros pecados y unos a otros nuestras ofensas.
Eisa Tamez: Esta práctica envuelve un proceso de autocrítica y
de purificación personal y comunitaria; requiere de la humildad
suficiente en el acto de bajar la cabeza para permitir que el
otro ore por uno; implica el valor de ser honesto y de confesar
pecados propios y colectivos, sin miedo, con la libertad del amor;
en fin, conlleva el abrirse al hermano del mismo modo como uno
se abre a Dios en la oración silenciosa. La comunidad que haga
suyo este desafío entrará en el proceso hondo de la integridad a
la cual se invita. 13
38 I La oración de poder
que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados'
(Hechos 13-38).
Lo segundo que él hace es que Dios borra y olvida. Esto es realmente
maravilloso. Dios mismo declara: 'Yo soy el que por amor a mí mismo
borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados' (Isaías 43.25).
La Biblia también nos dice que Dios perdona y olvida. No es de extrañar
que ante esta realidad el profeta se pregunte anonadado: '¿Qué Dios hay
como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente
de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar'
(Miqueas 7.18).
Y, finalmente, Dios remite los pecados, es decir, los cubre con su amor y
los perdona definitivamente. Jesús expresó esta verdad de forma bien dra-
mática al presentar la copa de vino que representa su vida entregada para
la expiación de nuestros pecados: 'Beban de ella todos ustedes. Esto es mi
sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados'
(Mateo 26.28). Sí, podemos acercarnos confiadamente a él en oración para
confesar nuestros pecados, sabiendo que si lo hacemos con fe y humildad,
él va a perdonarnos y abrir el camino a la comunión más profunda con él.
Petición
Hay ciertas palabras de Jesús que suenan a nuestros oídos como promesas
increíbles. En Mateo 7.11, con una lógica irrefutable, Jesús afirma: 'Pues si
ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más
su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!' Si vamos
a tomar en serio las palabras de Jesús, entonces debemos pedir. Pero para
pedir de esta manera primero es necesario confiar. El poder y la majes-
tad de Dios, su sabiduría y santidad, no sólo deben inspirar reverencia y
humildad en el corazón del creyente, sino también confianza. Y ésta es la
confianza que nos habilita para la petición en la oración.
Como si las palabras de Jesús no fuesen suficiente garantía para entrar a
la presencia del Señor con nuestras peticiones, el apóstol Pablo nos anima
con estas palabras: 'No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión,
con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias'
(Filipenses 4.6).
Kenneth Copeland: No entre usted a la oración de petición y
súplica sin saber lo que usted quiere decir y como usted quiere
decirlo. Entre al salón del trono con su petición delineada
de acuerdo a la Palabra de Dios. Hágase usted las siguientes
preguntas: ¿Qué ocurrió en el Calvario? ¿Cómo altera el sacrificio
sustitutivo de Jesús este problema por el cual estoy pasando?
y luego, averigüe usted lo que Dios ya ha hecho respecto a su
situación. Si necesita sanidad, busque esas Escrituras que se
refieren a la sanidad. Presente su petición. No importa cuál es su
situación. Dios ha provisto una respuesta para eso en Su Palabra.
La cruz pagó el precio por su liberación. 17
El creyente ya no es más un extranjero y extraño, sino un conciudadano de
los santos y pertenece a la familia de Dios. Por haber nacido de nuevo a la
familia de Dios, es un hijo o hija de Dios, y, en consecuencia, un heredero
suyo. La Palabra afirma que 'a cuantos lo recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la san-
gre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de
Dios' (Juan. 1.12-13). ¡Somos nada menos que hijos de Dios! (1 Juan. 3.2).
Él nos predestinó a ello por medio de Jesucristo, aún antes de la creación
del mundo (Efesios 1.4-5). Y el Espíritu de su Hijo es el que ahora hace que
podamos llamarlo Padre en nuestros corazones (Gálatas 4.6-7).
Como hijo o hija de Dios, el creyente tiene acceso a través de Cristo a la
esfera de la gracia soberana de Dios, para encontrar allí ayuda en tiempos
441la oración de poder
Intercesión
La Palabra de Dios nos califica con rangos asombrosos. En 1 Pedro 2.9,
leemos: 'Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel
que los llamó de las tinieblas a su luz admirable: La fuerza mediadora de
nuestra posición es notable. La posibilidad de ser verdaderos pontífices
(constructores de puentes) entre Dios y las personas nos maravilla. Sin
embargo, esto es lo que e! Señor espera que hagamos en su nombre: que
seamos canales adecuados de su gracia y amor.
No es suficiente que tengamos la fe necesaria para asegurarnos bendi-
ciones para nosotros mismos a través de la oración. Esto debe ser tan sólo
el medio para equiparnos mejor para orar por otros. Con el privilegio de
acercarnos a Dios con nuestras propias peticiones está ligado inseparable-
mente e! deber de orar por otros. La oración de Job por sí mismo no fue
respondida hasta que él oró también por sus amigos. Fue 'después de haber
orado Job por sus amigos, [que] el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le
dio dos veces más de lo que antes teníá (Job 42.10).
Creyentes-sacerdotes
Ésta es la manera en que podemos trabajar junto con Cristo, nuestro gran
Sumo Sacerdote. Como tal, él es el mediador e intercesor por excelen-
cia. Él 'vive siempre para interceder' por nosotros (Hebreos 7.25). De allí
que, al haber sido salvos por medio de él, nosotros compartimos con él
su ministerio de intercesión. Todo hijo o hija de Dios, nacido de nuevo,
pertenece a este sacerdocio menor, e! sacerdocio universal de todos los
creyentes. La intercesión es parte de la herencia y el derecho real de todo
creyente, incluso si es ignorante de este privilegio o se muestra indolente o
La oración: Su significado 147
Sacerdotes santificados
Habiéndonos rendido para ser limpiados y acondicionados para el servicio,
el Espíritu Santo es habilitado para interceder por nosotros y a través de
48 I La oración de poder
2. Distribuir tarjetitas con unos doce pasajes bíblicos de los citados en esta sección u otros
relacionados con el ministerio sacerdotal de intercesión.
3. Cada grupo deberá escoger seis pasajes que ilustren el deseo de Dios de contar con los
creyentes como sus sacerdotes intercesores en el mundo.
4. El grupo que termine primero, gana.
Acción de gracias
En 1 Tesalonicenses 5.18, Pablo nos amonesta, diciendo: 'Den gracias a
Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo
Jesús: Muchas veces nos preguntamos acerca de cuál es la voluntad de
Dios. Pues, bien, en estas palabras el apóstol nos declara con certidumbre
cuál es la voluntad divina: el Señor quiere que seamos agradecidos, que
demos gracias bajo toda circunstancia y por todo.
John C. Maxwell: Muchos cristianos mezclan la alabanza con la
acción de gracias sin darse cuenta de que hay una diferencia entre
ambas. La alabanza reconoce a Dios por lo que es. La acción de
gracias le reconoce por lo que ha hecho. Tanto la alabanza como
la acción de gracias son ingredientes necesarios de nuestras
relaciones con Dios. Por regla general es mejor comenzar con la
alabanza, porque aun en tiempos difíciles, cuando realmente no
sentimos el deseo de dar gracias a Dios, siempre podemos alabarle
por 10 que es ... Una vez que hayamos comenzado, no pasará
mucho tiempo antes de que nuestra alabanza se torne en acción
de gracias por lo que ha hecho. 21
50 I La oración de poder
Un deber cristiano
La acción de gracias a Dios es un deber cristiano. Por esta razón, no debe-
mos esperar a que ocurra algo especial para agradecer a Dios por sus ben-
diciones. Cada día y en todo momento, debemos tener presente la amorosa
provisión de Dios para nosotros a lo largo de toda nuestra vida. Debemos
ser agradecidos a Dios por todo lo material, espiritual, relacional, emocio-
nal e intelectual en la vida, es decir, por todas las situaciones y experiencias
que vivimos en todas las "esferas de nuestras vidas. No debení"os aa'r por
sentadas estas cosas, sino que, por el contrario, debemos acostumbrarnos
a ver en ellas la generosa mano de Dios.
No esperemos a perder las cosas maravillosas que Dios nos ha dado,
para entonces darnos cuenta de su valor y ser agr-adecidos al Señor. Hare-
mos bien en prestar atención a ese refrán popular, que dice: 'Las bendicio-
nes se reciben por la oración y se conservan con la acción de gracias: El
ejemplo de Jesús y los apóstoles debe inspirarnos a ser agradecidos. Jesús
mismo era capaz de dar gracias por las cosas más vulgares, cotidianas y
esenciales, como la comida (Juan 6.11), o por aquellas otras que son tras-
cendentes, eternas y de valor incalculable. Lleno de alegría en ocasión del
regreso del ministerio de los setenta y dos, Jesús exclamó: 'Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los
sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre,
porque esa fue tu buena voluntad' (Lucas 10.21). Los apóstoles aprendieron
de él a ser agradecidos. Aun un apóstol tardío, como Pablo, podía decir
con integridad: 'Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el
Padre de nuestro Señor Jesucristo' (Colosenses 1.3).
Por eso, junto con nuestros ruegos a Dios, traigamos también nuestro
reconocimiento agradecido por los beneficios ya recibidos, y por aquellos
que por fe esperamos recibir.
John White: Comience su oración con acción de gracias.
Agradezca a Dios que haya descendido del cielo para salvar
a aquella persona por la cual está orando. Agradézcale por
cualquier evidencia, presente o pasada, de su obra. Agradézcale
por los inmutables propósitos que tiene para con la persona
por la que ora. Sólo cuando lo haya hecho, comenzará a ver
las circunstancias desde la perspectiva adecuada. II
porque en él goza~os de una nueva posición. Por eso, le damos gracias con
alegría al Padre: 'Ellos ha facultado para participar de la herencia de los
santos en el reino de la luz. Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos
trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el per-
dón de pecados' (Colosenses 1.12-14). Pero, además, en él todas las cosas
operan para nuestro bien. Como dice Pablo: 'Dios dispone las cosas para el
bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su pro-
pósito' (Romanos 8.28). Y, finalmente, nos tnantenemos optimistas porque
en él está asegurado nuestro triunfo presente y la victoria final. 'Gracias
a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de noso-
tros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento' (2 Corin-
tios 2.14). Y no sólo esto, sino que podeIhos exclamar junto al apóstol:
'¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesu-
cristo!' (1 Corintios 15.57).
Es gracias a Cristo que podemos tener seguridad y paz, aun en medio de
las pruebas. Por eso, Pablo puede tranquilizarnos, diciendo: 'No se inquie-
ten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten
sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús'
(Filipenses 4.6-7). Cuando tomamos este consejo seriamente, descubri-
mos que el consuelo de Cristo es abundante (Salmo 71.21; Isaías 66.11).
Descubrimos también que su consuelo es fuerte (Hebreos 6.18). Descu-
brimos que su consuelo es eterno (2 Tesalonicenses 2.16), y es motivo de
alabanza (Isaías 12.1; 49.13). Y, finalmente, descubrimos que su consuelo es
prometido (Isaías 51.3, 12; 66.13).
La acción de gracias a Dios no es patrimonio exclusivo de los cristianos
con una experiencia personal con Jesucrist<:>. Muchas personas han llegado
a entender que la gratitud a Dios es importante, porque Dios hace llover
sobre justos e injustos (Mateo 5.45). José María Salaverría expresaba esto
así: 'Levantarse con el alba y agradecer con todas las fuerzas de la mente,
la gracia de poder vivir un nuevo día .. .' Juan de la Bruyére, por su lado,
admitía: 'No hay en el mundo exceso más bello que el de la gratitud:
Si mi dedo puede captar melodías
con sólo que pulse una ruedecita
en la radio humilde de la mesa rnía ...
Si las blandas notas de los violines
por sobre las ondas van a los confines
. de las tierras todas en cantos sublimes ...
Si los dulces cantos de unos labios pueden
volar en lo alto y jamás se pierd~n
¿pensaré, que, si oro mi oración no llegue
al trono de oro de un Dios que rne quiere?
52 ¡la oración de poder
Meditación
He dejado para el final este elemento de la oración de poder, no porque
sea el menos importante, pero sí porque en medios evangélicos no es sufi-
cientemente tenido en cuenta. En realidad, la mayor parte de los libros de
autores evangélicos que tratan de la oración no consideran a la meditación
o a Ja contemplación como parte integral de la oración. Quizás sea así por-
que carecemos de una tradición mística o porque formamos parte de una
La oración: Su significado I 53
Tarea 2. Confesión.
Esta oración de confesión es para creyentes que han visto deteriorada su comunión (On el
Señor y Maestro y, en consecuencia, han perdido poder en la oración. la comunión con el
Señor se pierde por la desobediencia, pero perder la comunión no significa perder la salvación.
La comunión se restaura con el arrepentimiento y la confesión.
1. Leer cuidadosamente en oración y meditación esta oración de confesión.
2. Colocar en cada línea los pasajes bíblicos que correspondan.
Oración de confesión
por Louisa Vaughan
Padre que estás en los cielos
perdóname todos mis pecados:
pecados de omisión ycomisión,
de pensamiento, palabra yacción.
Señor, no te he amado
como debía, con todo mi corazón
alma, mente y fuerzas.
No he amado aotros
como Cristo me amó y murió por mí.
No puedo amar como tú me has ordenado;
mi amor es muy débil yfrágil.
Perdóname también por mi corazón incrédulo,
pues he fallado en confiar en ti,
yglorificarte.
Mi confianza es insuficiente.
Te confieso también los pecados de mi carne:
orgullo, autonomía, rebelión,
idolatría, que es avaricia
y un espíritu no perdonador que
habita en mi corazón y en todo corazón humano.
-------------------------
Oh Señor, lávame estos pecados en la
La oración: Su significado I 59
Tarea 3. Petición.
1. Comenzar un Cuaderno de Oración con cuatro columnas, tituladas de la siguiente manera:
fecha de petición, motivo de petición, promesa bíblica relacionada, fecha de respuesta.
2. Anotar no menos de diez peticiones explícitas.
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Tarea 4. Intercesión.
1. Anotar en el Cuaderno de Oración el nombre de cinco personas por las que se espera interceder
cada día durante las próximas cuatro semanas por motivos específicos.
2. Comprometerse con el Señor a cumplir con esta tarea sacerdotal.
60 I La oración de poder
Tar•• 6. Meditación.
Colocar el pasaje bíblico que corresponda, usando la RVR:
La meditación en las vigilias de la noche: _______________
La meditación de día y de noche: _________________
La meditación se da en el corazón: ________________
La meditación todo el día: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
La meditación con pasión (fuego): _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
La meditación con alegría: __________________
La meditación en el campo: __________________
La meditación en las obras de Dios: ________________
La meditación en las maravillas de Dios: _______________
P.s.j.s: Génesis 24.63 Josué 1.8 Salmo 19.14
Salmo 39.3 Salmo 63.6 Salmo 77.12
Salmo 104.34 Salmo 119.27 Salmo 119.97
Para qué orar
No obstante, Dios ha estado buscado a sus hijos pecadores desde los días
en el jardín del Edén, a fin de llevarlos al arrepentimiento y sacarlos de su
desobediencia, para restaurar su comunión con ellos. Y él ha continuado
fielmente a lo largo de los milenios buscando al ser humano pecador, pre-
guntando una y otra vez a cada uno: '¿Dónde estás?'
Dios no se ha quedado sin testimonio, en el mundo natural y en la
historia humana, de su deseo de re establecer la comunión rota como con-
secuencia del pecado. La Biblia nos enseña que una poderosa indicación
de su voluntad de comunicarse con nosotros se encuentra en el testimonio
de la naturaleza. Pablo dice: 'Porque desde la creación del mundo las cua-
lidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina,
se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene
excusa' (Romanos 1.20). De igual modo, tenemos el testimonio de la his-
toria. En otras palabras, Dios 'no ha dejado de dar testimonio de sí mismo
haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, propor-
cionándoles comida y alegría de corazón' (Hechos 14.17).
Dios no ha dejado de comunicarse con cada ser humano dispuesto a
oírlo, para darle a conocer su voluntad y llamarlo a la obediencia. Para
ello, él ha enviado sus mensajes de advertencia a través de sus mensajeros.
Él ha hecho sus ofertas de perdón, apelando al ser humano a arrepentirse
y deponer su actitud rebelde. Él ha manifestado de múltiples maneras sus
expresiones de amor. Él ha presentado una y otra vez su invitación a la
comunión y comunicación entre el Creador y la criatura.
No obstante, cuando el no cristiano ora a Dios, generalmente ora para
conseguir algo. Su aproximación a la oración es comercial o transaccio-
nal, y termina en una suerte de regateo por el favor divino. Este concepto
pagano de la oración coloca a quien ora como el único que habla, y a Dios
meramente como quien oye o no, pero siempre como alguien pasivo en
la transacción. Aun filósofos de trasfondo cristiano como Karl Jaspers se
muestran críticos hacia lo que comúnmente llamamos oración. Él afirma
que la oración es un vínculo del alma con Dios, pero que es una práctica
casi siempre impura, puesto que supone concebir a Dios como persona que
escucha y nada más. Según él, que no creía en la oración bíblica, la persona
que usa de la oración para persuadir a Dios a conceder favores terrenales,
desvirtúa su sentido, y la asimila en cierto modo a la magia. Y agrega: 'La
magia es simulación de una técnica de hechicería que no emplea proce-
dimientos empíricos, sino sólo el poder de quienes se creen versados en
superar espacio y tiempo, para obtener en el espacio y el tiempo lo que
desean:4
Kar. Jaspers: La oración es una irrupción inoportuna en lo
arcano, a la que se atreve el hombre movido por su extrema
soledad y su dolor. Como práctica cotidiana y tradición, es una
fijación cuestionable, a la que renuncia la filosofía. La seguridad
Para qué orar 165
está inspirada por un amor y confianza que nace en él o ella por la obra
del Espíritu Santo (Hebreos 4.16). Nuestra condición de hijos de Dios nos
distancia de la actitud especulativa de los incrédulos que oran. No oramos
para ganar algo, sino porque en Cristo ya lo tenemos todo, y por la oración
queremos apropiarnos de ello con fe.
Pablo A. Deiros: Lo que vale de nuestras oraciones no es su
aritmética, cuántas sean; ni su retórica, cuán elocuentes resulten;
ni su geometría, cuán largas parezcan; ni su lógica, qué calidad de
argumentos encierren; ni su método, cuán ordenadas se presenten.
Lo que vale es qué tipo de carácter y conducta las sustenta. 6
Segundo, los creyentes oran porque saben que Dios es todopoderoso y
puede hacer realidad aquello que piden, conforme con su voluntad. Éste
fue el caso de Abraham y Sara. Frente al anuncio sorprendente de los visi-
tantes celestiales de que Sara tendría un hijo y la risa de ésta ante tamaño
disparate, el Señor le dijo a Abraham: '¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que
podrá tener un hijo en su vejez? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor?
El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara
habrá tenido un hijo' (Génesis 18.13-14). Pablo hace la interpretación teo-
lógica de este episodio y de las palabras del Señor en Romanos 4.20-21:
'Ante la promesa de Dios, [Abraham] no vaciló como un incrédulo, sino
que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que
Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido:
El creyente es tal porque tiene ciertas convicciones. Y estas certidum-
bres se fundamentan en sólidas afirmaciones bíblicas. El hijo de Dios sabe
que Dios 'puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imagi-
narnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros' (Efesios
3.20). y cree firmemente en lo que Jesús declaró, que 'lo que es imposible
para los hombres es posible para Dios' (Lucas 18.27).
Tercero, los creyentes oran porque el Señor ha prometido oír sus ora-
ciones y responder a ellas (Mateo 7.7-11). El creyente es alentado a orar,
porque la oración tiene una recompensa. Pero también es animado a orar,
porque la oración alegra el corazón de Dios. De alguna manera difícil de
entender para nosotros, la realidad es que el Señor 'se complace en la ora-
ción de los justos' (Proverbios 15.8). Además, el creyente es exhortado a
orar, porque la oración es una expresión de obediencia.
Kenneth Copeland: La oración es una actitud. Involucra más
que solamente el hacer peticiones. La oración es comunicación
con Dios. Usted puede vivir en una actitud de oración
constantemente, estando en comunión y compañerismo
con su Padre celestial cada hora del día. Para poder obtener
resultados en oración, usted debe estar convencido de un hecho
Para qué orar 167
Cuarto, los creyentes oran porque saben que la oración resulta en ben-
dición. Al principio, la vida de oración puede resultar mayormente de un
sentido de deber. Pero al continuar día tras día, mirando a Jesús como
Maestro, al Espíritu Santo como ayudador, y a la Palabra de Dios como
libro de texto, toda idea de deber queda neutralizada. La actitud legalista
se diluye y se desarrolla un sentido de enorme privilegio por tener la opor-
tunidad de gozar de la comunión con el Padre. Poco a poco, al aprender
de la Palabra, y por la fe que recibimos del Espíritu Santo, la oración se
va transformando en una experiencia vital y personal. De una obligación
religiosa, pasa a ser una maravillosa experiencia de comunión, respuesta,
gozo, poder, autoridad y seguridad.
'-
7. Romanos 8.32
••11 11
8. Romanos 8.26-27
I I
g. 1Juan 5.14-15
1.1. 11-' l.
I
68 La oración de poder
Ejercicio 1&. ¿Cuáles son las condiciones para tener éxito en la oración?
Indicar los pasajes que correspondan:
1. Contrición: ______________________
2.. Sinceridad: ______________________
J.Fe: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
4. Justicia: ________________________
s.Obediencia: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Pasajes: 2 Crónicas 7.14 1 Juan 3.22 lsaíass8.9
Santiago 5.16 Jeremías 29.13 Marcos 11.24 1Juan 5.14
Ejercicio 17. Según la Biblia, las respuestas a la oracón son alcanzadas ...
Colocar el pasaje que corresponda:
,.Por los que buscan a Dios: __________________
2. Por los que buscan a Dios de todo corazón:
_______- - - - - - -
3. Por los que esperan en Dios: _________________
Ejercicio 18. la oración nos fue dada por Dios con un cuádruple propósito.
Buscar en grupos pasajes que ilustren lo siguiente:
1. Propósito revelador: _ _ _ .---;,..-_______________
ella también es la que nos ofrece la dirección que nos hace falta para no
errar al blanco ni equivocarnos en cuanto a la meta. De modo que en la
oración encontramos la fuente de una renovación permanente, que nos
mantiene siempre listos para servir a Dios y al prójimo en el poder del
Espíritu Santo.
Quinto, la oración es revisión. Es imposible orar y no pasar por un pro-
fundo proceso de introspección. La oración funciona como una especie
de máquina de rayos x, que penetra profundamente en los repliegues de
nuestro ser interior y expone todo lo que desagrada al Señor. A través de
la oración no sólo nos encontramos con Dios, sino también con nosotros
mismos. En este sentido, la oración es un poder sumamente revelador y el
instrumento más propicio para una profunda revisión de vida. Y cuando
esto ocurre, la oración también nos ayuda a saber de qué cosas debemos
deshacernos, a fin de correr con más efectividad hacia la meta que nos
es propuesta. Por eso, el autor de la carta a los Hebreos nos amonesta,
diciendo: 'despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado
que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por
delante' (Hebreos 12.1).
c. Stacey Woods: Cuando el cristiano peca, se interrumpe su
relación con Dios. Esto no quiere decir que haya perdido su
vida en Cristo, sino que no puede tener comunión con Dios.
Esta comunión solamente puede ser restablecida mediante la
confesión del pecado-una confesión tan individual y específica
como el pecado mismo-una confesión que reconoce el pecado
como lo mira Dios, y lo llama por el nombre que Dios usa para
él-ya sea la mentira, la codicia, la envidia, la falta de amor, la
impureza de palabra, de pensamiento y de hecho. Para allegarnos
a Dios con fe y con sinceridad, debemos hacer una confesión
completa de todo pecado. l3
Sexto, la oración es relajación. Cuando la oración se interpreta como mero
hecho ritual u obligación religiosa se corrompe y termina en agotamiento,
inseguridad, incertidumbre y rutina sin sentido. Pero cuando pensamos
de la oración como una pausa confiada en los brazos de Aquél que no sólo
nos escucha sino que está presto a respondernos, la oración se transforma
en una fuente de paz y confianza. Las palabras de Jesús en Lucas 11.5-13 nos
animan a considerar a la oración no como una obligación religiosa, sino
como una vía legítima para apropiarnos de las maravillosas promesas del
Señor. No hay una sola súplica que haya brotado de nuestros corazones
rendidos al señorío de Cristo, que haya caído en saco roto o se haya per-
dido en el vacío de la indiferencia por parte del Señor. Podemos relajarnos
y confiar en que él siempre escucha nuestros ruegos y siempre responde a
los mismos.
80 Ila oración de poder
El entendimiento: _ _ _ _ _ _ _ __ _ __ _ _ __ _ _ __ _
El corazón: _________________________
La voluntad: _ _ _ _ _ __ _ _ _ __ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _
Tarea 8. ¿Para qué orar si hay tantas otras cosas qUe hacer?
la Biblia nos anima a que aclamemos alegremente aJehová.
Podemos hacer esto en oración.
Pesquisa de palabras. Para hacer esta pesqui~a de palabras será necesario recordar que
las palabras están escritas hacia delante, para atrás, nara arriba, diagonalmente, para abajo.
Cuando encuentres una palabra, hazle un círculo o miÍrcala con iluminador, yseñala la palabra
en la lista. Cuando hayas descubierto todas las palabtas, toma todas las letras sobrantes en su
debido orden, divídelas adecuadamente ytendrás una parte del Salmo 95.1, versículo que tiene
que ver con la adoración al Señor.
Aclamad Admirar Adorar Afecto
Agradar Agradece Alqbanza Aleluya
Alegrarse (en Dios) Alzar (la voz) All)ar Anhelar
Añorar A{oa Balí! /)8.5.»:)8».05) ,BP»,9jrJP»
Bendito Bienaventurado BO(:a Bocina
Cantar Címbalos Complacer Coronar
Cuerdas Decacordio Eleva (himnos) Engrandece
Entonad Exaltad Fla~ta Glorificar
Homenaje Honrar Júbilo labios
lengua Magnificar Ob~decer Pandero
Rendir Salterio Servid Tributad
Voz
Para qué orar I 85
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Tarea 10. ¿Para qué orar si el universo está gobernado por leyes?
La obra restauradora de Dios en Cristo.
Completar el bosquejo de un sermón, desarrollando los puntos principales, dándoles forma
homilética, y utilizando los pasajes bíblicos sugeridos u otros.
1. Comienzo.
¿Dónde comienza?, ¿en el corazón y la voluntad humana?
2. Continuación.
¿Qué acelera o retarda la confianza y obediencia del ser humano al Padre?
¿Qué lugar tiene la vida de oración en este proceso?
3. Culminación.
¿Cuándo culmina la obra restauradora de Dios en Cristo?
¿Dónde se expresará en su plenitud esta obra del Señor?
Pasajes: Juan 14.1-2 Juan 15.7-10 2 Pedro 3.13
1Juan 3.2-5 Apocalipsis 21.27
En casi todas las áreas de nuestra vida cristiana, los creyen-
tes generalmente demostramos ser más efectivos en nuestra teoría que en
nuestra práctica. No tenemos mayores problemas en la verbalización de
nuestra fe, pero nos cuesta mucho vivir la fe con todas sus consecuencias.
Siempre la praxis cristiana es más complicada que la doctrina cristiana.
Los cristianos no hemos encontrado mayores dificultades en elaborar una
ortodoxia adecuada (un creer correcto), pero sí hemos enfrentado con-
flictos a la hora de manifestar una ortopraxis efectiva (un hacer correcto).
La oración es una de las áreas de la vida cristiana donde esto es bien cierto.
Sabemos bastante bien qué es la oración, pero no tenemos muy claro cómo
orar.
Jack Taylor: Si volviera al pastorado otra vez, trabajaría con mi
pueblo sobre maneras específicas de desarrollar nuestro tiempo
con Dios. A menudo hablamos sobre cómo una persona debería
usar su tiempo a solas con Dios; sin embargo, un gran porcentaje
de cristianos entra en su lugar de oración buscando la presencia
de Dios y no sabe qué hacer. Ora en voz alta, pero como no están
habituados a oír su voz cuando están a solas, resulta en algo
nuevo e incómodo para ellos. 1
Es interesante que cuando los discípulos interpelaron a Jesús en cuanto al
tema de la oración, no le pidieron una definición de la misma o una expli-
cación sobre su carácter, sino que simplemente le dijeron: 'Seflor, enséña-
nos a orar' (Lucas 11.1). Es decir, preguntaron sobre cómo orar de manera
eficaz.
881la oración de poder
En el nombre de Jesús
Jesús fue bien claro en su enseñanza en cuanto a la oración y la manera de
practicarla. El primer elemento que él enfatizó en cuanto al método de la
oración fue el uso de su nombre en la misma. 'Cualquier cosa que ustedes
Cómo orar 189
Creador en Cristo Jesús. Si él nos ordenó orar así y nos hizo semejante pro-
mesa, ¿quiénes somos nosotros para desobedecer a Aquél a quien hemos
aceptado como nuestro Señor?
Cuarto, debemos orar en el nombre de Jesús, porque él dijo que todo lo
que le pidamos al Padre en su nombre, él nos lo va a dar (Juan 16.23). No
hay razón por la que no aceptemos la verdad de esta promesa. En realidad,
si dudamos que esta promesa es de cumplimiento literal, entonces pode-
mos dudar de cualquier cosa en relación con nuestro Señor y de él mismo
como Hijo de Dios y Mesías verdadero. Cuando pedimos algo, debemos
hacerlo siempre a nuestro Padre celestial, en el nombre de su muy amado
Hijo.
Quinto, debemos orar en el nombre de Jesús, porque él dijo a sus dis-
cípulos (y nos dice también a nosotros hoy), que hasta ahora no hemos
pedido nada en su nombre (Juan 16.24a). Es interesante que, aun habiendo
vivido toda una vida de oración efectiva, en el juicio de Jesús todavía no
hemos empezado a orar en serio. Sus recursos son tan inagotables, que
todas nuestras oraciones más poderosas y confiadas no pueden agotar-
los. Por eso, él continúa diciéndonos que pidamos y recibiremos. Por si ya
nos hemos cansado de tanto pedirle y de tanto recibir de él, nos anima a
seguir haciéndolo en su nombre para que nuestro gozo sea cumplido (Juan
16.24b). Nuestra alegría rebosa debido a las grandes y poderosas respuestas
del Señor, cuando oramos en su nombre.
Sexto, con el apóstol Pedro, sin temor podemos declarar que no tene-
mos nada, pero que lo que sí tenemos es lo que podemos dar, y frente a
las necesidades que nos rodean, ordenar la realización de la voluntad de
Dios 'en el nombre de Jesucristo de Nazaret' (Hechos 3.6). Esto no es usar
el nombre de Señor como una fórmula mágica o una especie de 'abraca-
dabra. Es expresar la certeza de que su presencia poderosa es real y que al
orar recibimos una autoridad y poder sobrenaturales por estar fundados
confiadamente en él.
Séptimo, debemos orar en el nombre de Jesús, porque al hacerlo esta-
mos confesando nuestra sencilla fe en él. Es por su nombre y por esta con-
fianza en su nombre que las personas pasan de muerte a vida, los enfermos
son sanados y aquellos que han vivido en cautividad del diablo pasan a la
libertad maravillosa de los hijos de Dios (Hch 3.16). No hay otro nombre
en este lado de la eternidad, por el que los seres humanos podamos llegar a
conocer una humanidad plena y una sanidad completa (Hechos 4.12).
Octavo, debemos orar en el nombre de Jesús, porque todo lo que hace-
mos, sea de palabra o de hecho, debemos hacerlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Colosenses 3-17)·
La instrucción de la Palabra de Dios es precisa, y como en cualquier otro
caso, lo más sabio que podemos hacer es obedecerla. La apelación al
nombre de Jesús no es opcional, cuando se trata de cualquier acción que
emprendamos como hijos de Dios.
92 ¡la oración de poder
Con obediencia
En 1 Juan 3.22-24, el apóstol nos compartc! el secreto de la oración de poder,
la oración eficaz que recibe respuesta: 'recibimos todo lo que le pedimos
porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada: Y
amplía el concepto entrando en detalles: 'Y éste es su mandamiento: que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos
a los otros, pues así lo ha dispuesto. El que obedece sus mandamientos
permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en
nosotros? Por el espíritu que nos dio.'
Cómo orar I 93
Con fe
Suele ocurrir con frecuencia en la vida cristiana que las verdades más sim-
ples son las más difíciles de aprender. Quizás Jesús tenía esto en mente
cuando les decía a sus discípulos: 'Por eso les digo: Crean que ya han reci-
bido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán' (Marcos 11.24).
Parece un planteo simple, pero nosotros lo complicamos con racionaliza-
ciones, justificaciones, excusas, distracción, o lo que es peor, incredulidad.
Para evitar estas cosas y permitir a nuestra fe expandirse y expresarse en
plenitud, a fin de que nuestras oraciones sean verdaderamente oraciones
Cómo orar 195
En el Espíritu
Después de describir el pecado y la condenación de los impíos, en su corta
carta Judas pasa a exhortar a los creyentes a la perseverancia. Marcando el
contraste entre unos y otros, señala: 'Ustedes, en cambio, queridos herma-
nos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su san-
tísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor
Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna (Judas 20-21).
Cómo orar 197
Según la Palabra
La fe evangélica se caracteriza por una firme convicción en que la Biblia es
el registro inspirado de la Palabra de Dios, y fuente autoritativa en cuestio-
nes de fe y de práctica. Los cristianos creemos que Dios nos habla a través
de las palabras del texto sagrado, y que lo que dice es útil para ayudarnos
a crecer y madurar como creyentes, mientras somos edificados en la fe. La
Palabra de Dios es el alimento básico de la vida cristiana. Ella nos nutre y
fortifica, de modo que podamos estar en condiciones de servir a Dios y al
prójimo con toda fuerza, poder y autoridad.
Hay una relación bien estrecha entre la lectura de la Biblia y la ora-
ción. Ambos ejercicios espirituales funcionan como los dos cilindros de
un motor, coordinando su fuerza para producir el movimiento. La Palabra
es como el alimento, mientras la oración es como la respiración. Ambas-
son necesarias para el desarrollo de la vida cristiana normal. Sobre todas
las cosas, la Palabra nos 'da letra' para la oración, bajo la guía del Espíritu
Santo. Es decir, así como el Espíritu nos dirige para orar como conviene, la
Biblia nos ofrece las palabras adecuadas para hacerlo con efectividad.
Dietrich Bonhoeffer: Orar sobre la base de la Palabra de Dios; a
base de promesas. La oración cristiana se asienta en el principio
firme de la Palabra revelada, y nada tiene que ver con deseos
vagos, egoístas. Oramos a causa de la oración del verdadero
hombre Jesucristo. Esto es lo que quiere significar la Escritura
al decir que el Espíritu Santo ora en nosotros y por nosotros;
que Cristo ora por nosotros; que sólo en nombre de Jesucristo
podemos orar verdaderamente a Dios. 8
lOO I La oración de poder
Sobre todo, la cantidad enorme de promesas que están registradas en las
páginas de ambos testamentos, es un material sumamente valioso para
ayudarnos en nuestras oraciones. Y estas promesas encierran un poder
de convicción y certidumbre que tonifica nuestras peticiones. Como dice
Pablo: "Todas las promesas que ha hecho Dios son 'sí' en Cristo. Así que
por medio de Cristo respondemos 'amén' para la gloria de Dios" (2 Corin-
tios 1.20).
Dios es bien claro cuando nos promete: 'No violaré mi pacto ni me
retractaré de mis palabras' (Salmo 89.34). Lo que él dice es cierto, y lo
que él promete lo cumple. Su compromiso personal con los creyentes es:
'Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré'
(Isaías 46.11). La Biblia nos dice que Dios no puede mentir, y aquello que
él ha prometido es lo que él va a cumplir. Por esto, la oración más segura
es la que se apoya en las propias palabras y promesas del Señor, conforme
han sido registradas en la Biblia, bajo la inspiración del Espíritu Santo. De
allí que, cuando reclamamos una promesa que está en la Biblia y cum-
plimos con condiciones que están su realización,
podemos certidumbre de sólo a nuestra
"'''1<0'''<0 como
distorsionarla,
corlvemj!ncl.a. Leer entre
~rp,.,n'<n< y sacar las pro-
RM~I~IDiIOS. no sólo que no
COIIDe1tenlqt un pecado que
::~~m~~;~t;lf!l~::e;stán escritas.
formales de
parte de Dios orientados a traer su bendición a nuestras vidas. La Biblia
es un documento legal-es un testamento, un pacto, un compromiso for-
mal-que expresa la voluntad de Dios a nuestro favor, en tanto estemos
dispuestos a obedecerlo y someternos a ese acuerdo con él. Este testamento
o pacto ha sido firmado con sangre, la sangre de Cristo, que es la sangre del
nuevo pacto entre Dios y nosotros. En consecuencia, debemos tomar con
seriedad lo que el testamento dice.
Si parte de una promesa menciona algo que nosotros debemos hacer,
pues entonces, debemos hacerlo, para que cuando reclamemos el cumpli-
miento de esa promesa en oración, lo podamos hacer con pleno derecho.
Muchas promesas son condicionales, es decir, Dios se compromete a hacer
algo por nosotros, pero a condición de que nosotros hagamos algo por
él. Sobre todas las cosas, las promesas de Dios demandan obediencia de
nuestra parte. Dios no está obligado a cumplir con su parte del acuerdo, si
nosotros no cumplimos con la nuestra, es decir, si no estamos dispuestos
a obedecerle.
Cómo orar 1101
Con especificidad
Muchas de nuestras oraciones caen en el vacío no porque Dios ignore nues-
tra necesidad o no esté dispuesto a satisfacerla. Pero sí porque en nuestra
confusión y falta de guía del Espíritu Santo disparamos nuestras oraciones
c:omo cohetes o flechas sin rumbo, que terminan por no hacer blanco en
ninguna parte. Llama la atención que frente a una necesidad bien evidente
como la del ciego Bartimeo, Jesús le preguntara: '¿Qué quieres que haga
por ti?' (Marcos 10.51). El Señor no se muestra redundante ni incapaz de
darse cuenta de una necesidad humana por demás de clara, sino que desea
que la criatura en necesidad sea específica en su pedido, para que él pueda
responderle con la misma especificidad.
1021la oración de poder
Nuestras oraciones deben ser específicas, como cualquier otro aspecto
de nuestra vida cristiana y especialmente de nuestra relación con el Señor.
Nuestra confesión será más provechosa si identificamos la desobediencia
y el pecado que hemos cometido. El perdón de Dios es más inmediato y
directo si mencionamos por nombre las faltas de las que el Espíritu nos
convence. Nuestra acción de gracias será más auténtica si mencionamos
nuestras bendiciones una por una y somos 'agradecidos en todo' y con
todo detalle. Nuestras peticiones serán más fervientes si pedimos por
aquellas necesidades definidas que nos presionan en el momento, sin olvi-
dar ninguna. Nuestra intercesión será más sincera si presentamos al Señor
nombre por nombre a las personas que queremos que él bendiga. Nues-
tra alabanza y adoración será más bendecida si reconocemos al Señor en
todos sus atributos y cada una de sus acciones a nuestro favor.
Dios ya conoce nuestros deseos. No oramos para informarlo sobre
nuestra realidad y circunstancias humanas. Dios quiere que experimente-
mos una comunión íntima con él en oración. En realidad, oramos a fin de
conocerle mejor a él. Oramos a fin de que nuestra respuesta en obediencia
a él sea más concreta y comprometida. Oramos a fin de fortalecernos y ser-
vir mejor a otros. A lo largo de la Biblia encontramos a Dios honrando los
pedidos específicos. Él sigue inclinando sus oídos y dice al creyente: '¿Qué
quieres que haga por ti?' (Marcos 10.51).
Leyendo las páginas del Nuevo Testamento podemos ver que hubo momen-
tos en que debieron tomarse decisiones importantes, cuando estaban en
juego grandes cosas. Frente a circunstancias así, los apóstoles, la iglesia pri-
mitiva e incluso el Señor mismo, ayunaron y oraron. Buscaron el rostro de
Dios y persistieron en la oración hasta alcanzar la respuesta. Por cierto, esto
no debe hacerse como un acto meritorio. Éste fue el error de los fariseos,
a quienes Jesús condena como hipócritas (Mateo 6.16). Por el contrario, la
recomendación del Señor a sus seguidores es: 'cuando ayunes, perfúmate
la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás
ayunando, sino sólo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve
lo que se hace en secreto, te recompensará' (Mateo 6.17-18).
Por otro lado, esto debe hacerse como un acto de contrición y sumi-
sión al Señor. Para ello, es necesario que tengamos presente lo siguiente en
cuanto a la oración paciente y persistente, especialmente cuando va acom-
pañada de ayuno: 1. Debe ser en obediencia humilde a su Palabra. 2. Debe
ser con el fin de asegurar un desapego más completo de toda influencia
que distraiga. 3. Debe ser para contar con un tiempo sin interrupciones
de oración y búsqueda de la Palabra (Joel1.14). 4. Debe ser para pedir al
Espíritu del Señor que nos escudriñe y nos revele cualquier pecado no
confesado ni perdonado, cualquier raíz de amargura escondida o falta de
perdón, cualquier pedido de disculpa no ofrecido o restitución no hecha,
cualquier impedimento para el testimonio y la respuesta a nuestra oración
(Joel 2.12). 50 Debe ser para enfrentar los desafíos de testimonio y servicio
más compenetrados del poder de Dios (Marcos 9.28-29). CS. Debe ser para
poder discernir más cabalmente la voluntad del Señor (Hechos 13.2-3).
7. Debe ser para poder acompañar decisiones importantes en total suje-
ción al Señor (Hechos 14.23).
José Ramón Carud: Necesitamos retomar el ayuno que le agrada
a Dios. El que se realiza con un corazón humilde delante de él
buscando sinceramente su rostro. Cuando vamos a su presencia con
el solo propósito de buscar comunión y no exaltarnos a nosotros
mismos por la 'hazaña' de permanecer muchos días sin comer. 11
lo61la oración de poder
,
... •...
Isaías40.29-31: ________________________
Isaías64.4: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
EJ.rclclo 33. Hay ciertas razones que impiden la respuesta de Dios anuestras oraciones.
Colocar el pasaje bíblico que corresponda:
Egoísmo: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Pecado: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Falta de perdón: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Pasajes: Salmo 66.18 Mateo 5.23-24 Santiago 4.3
En comunidad
De todos los grandes maestros cristianos contemporáneos, probablemente
uno de los más destacados ha sido Dietrich Bonhoeffer. Su espiritualidad
fue probada por la aflicción, ya que por resistir la obra del diablo en la
Alemania nazi, terminó sus días en el cadalso después de un tiempo en
prisión. En su libro Vida en comunidad, Bonhoeffer reflexiona sobre la
importancia de la oración en comunidad, enfatizando la necesidad de no
sólo orar juntos como cuerpo de Cristo, sino también de orar unos por
otros como hermanos en él.
Orar en comunidad es un gran desafío, y a veces resulta más difícil
de llevar a cabo que el leer la Palabra o cantar en comunidad. Quizás sea
así porque en la oración que hacemos cuando dos o tres de nosotros nos
ponemos de acuerdo para pedir algo, somos nosotros mismos los que
hablamos nuestra palabra. Cuando oramos a Dios como comunidad de fe,
(!s nuestra palabra, nuestra oración la que se expresa en relación a nues-
tra vida y nuestras necesidades. En la oración comunitaria, lo personal e
íntimo queda a un lado para priori zar lo que es común. y si se trae algo
personal como motivo de oración, de todos modos esa 'cualquier cosa' que
1121 la oración de poder
1
Tar.a n. Debemos orar en el nombre de Jesús.
La Biblia nos enseña que el nombre de Jesús es poderoso.
(olocar el pasaje bíblico que corresponda:
Para sanidad: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para liberación: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para dar gracias: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para salvación: _ _ _ __ __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _
Para señorío: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para proclamar el evangelio: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para petición: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Para tener vida eterna: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Pasajes: Mateo 1.21 lucas24.47 Juan 14.13
Juan 20.21 Hechos 3.16 Hechos 16.18
Efesios 5.20 Filipenses 2.9-11
1161 La oración de poder
-'' ...
Tarea 12. Debemos orar con obediencia.
1. Leer Romanos 8.14-17 yGálatas 3.26-29; 4·7, 3~31~ Ha~e!_u".! Itsta_decualJ!l títulos que
tenemos como resultado de nuestra posición en relación con Dios por medio de Cristo.
a. __________________________________________________
b. ______________________________________________
c. __________________________________________________
d. _____________________________________________
2. Hacer una redacción de 300 palabras sobre el tema:
'La importancia de la obediencia en la vida de oración:
i
T..... '40 Debemos orar en el Espíritu.
Leer los siguientes pasajes yluego presentar una explicaoón breve del significado de cada
1 a~ -,"---
.~
'.~
Apagamos al Espíritu cuando: - - - - - - - - - - - - - -
:!
.:~
\. ,¡Ji ni ,EIt ¡Xl .3".. ¡11m} ...... UU JJLLUUilJliU@J. 4.J331L13 .., . . . . . . . . . . ..,{Jd '.' [}E.Ji. ik . a
1181 La oración de poder
siga sonando en nuestros oídos como una palabra vieja, ritualista, carente
de sentido y vacía. Es necesario aprender a orar en la calle, llevar la oración
a la vida y llevar la vida a la oración.
Para ello, es de fundamental importancia comprender por qué ora-
mos. Nuestra agenda de oración define, en buena medida, el carácter de
la misma y su efectividad y poder. En otras palabras, dime por qué oras
y te diré quién eres. En este capítulo intentaremos considerar algunos de
los temas de oración que pueden ayudarnos a hacer de la misma una ora-
ción de poder. No se trata de orar por cualquier cosa, sino por aquello
que realmente vale la pena orar. Como Alejandro Solyenitzin, el conocido
escritor ruso le hacía decir a uno de sus personajes: 'No hay que pedir en
las oraciones un paquete o una porción extra de sopa. Lo que los hombres
colocan más alto es abominable a los ojos del Señor. Hay que rogar por el
alma, para que el Señor aparte nuestro corazón del mal: Así, pues, ¿por
qué cosas orar?
Por cualquier cosa
dentro de la voluntad de Dios
La garantía más segura de respuesta a nuestras oraciones es cuando éstas
son expresión de la voluntad de Dios. El apóstol Juan nos enseña que: 'Ésta
es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme
a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras ora-
ciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido'
(1 Juan 5.14-15).
John White: ¿Qué de las súplicas al estilo 'Si es tu voluntad .. .'?
... La oración tiene que ver con el cumplimiento de la voluntad
de Dios. Él nos llama a la oración para que podamos colaborar
con él en el cumplimiento de su voluntad, o para que ampliemos
nuestra percepción de su persona. Pero la frase 'si es tu voluntad'
es a menudo una forma de escapismo. Implica no llegar a un
acuerdo con Dios. No me tomo la molestia de averiguar cuál es
la voluntad de Dios, ni tengo que ejercitar mi fe en el carácter
del Dios invisible, que obra milagros cuando los hechos parecen
insuperables. 'Si es tu voluntad' es, a veces, un gesto de pereza
disfrazado de reverencia; o una actitud de abandono, como la que
expresa el dicho popular: 'Lo que será, sen}.l
Por qué orar 1121
Dios tiene un plan para todas las cosas. El sol tiene su órbita, las estrellas
su curso, y la iglesia su misión. Dios tiene llIl plan para la vida de cada cre-
yente. David tenía esta firme convicción, cuando decía: 'Señor, tú me exa-
minas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun
a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces;
todos mis caminos te son familiares' (SalIllo 139.1-3). Dios es omnisciente
y esto es más que simplemente afirmar que él sabe todas las cosas. Su cono-
cimiento absoluto hace que él tenga un propósito eterno para cada vida
humana que ha creado. Y no sólo para tu vida como un todo, sino también
para cada día de tu vida.
A lo largo de la senda de la obediencia ílla voluntad de Dios se encuen-
tra el destino mayor del ser humano. Es allí donde está el secreto de su
desarrollo más pleno, su contribución más grande al prójimo, su servicio
más sublime y más santo a Dios, y su recompensa más rica. El salmista evi-
dentemente habla de su experiencia personal, cuando dice: 'Me has dado
a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia. y de
dicha eterna a tu derecha' (Salmo 16.11). Esta expresión es similar a la del
apóstol Pablo en Efesios 2.10: 'Porque sontOS hechura de Dios, creados en
122 I La oración de poder
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin
de que las pongamos en práctica:
La Palabra de Dios nos presenta los grandes principios por los cuales
vivimos. Pero hace algo más. Por su enseñanza y sus ejemplos podemos
conocer la voluntad de Dios en cuanto a las cuestiones ordinarias de la vida.
De hecho, Pablo nos enseña que conocer la voluntad de Dios es lo opuesto
a una actitud de necedad y una expresión de sabiduría. 'Por tanto, no sean
insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor' (Efesios S.17). Para
el gran apóstol el conocimiento de la voluntad divina era fundamental para
el desarrollo espiritual personal y comunitario. De allí que fuese también
su motivo de oración intercesora por excelencia, como en el caso de los
colosenses: 'Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de
orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su volun-
tad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera
digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena
obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido
con su glorioso poder' (Colosenses 1.9-10).
Dios promete sabiduría y dirección para las decisiones cotidianas, a
todos los que las pidan con fe y estén dispuestos a obedecerlo en todo. Por
eso, como dice Santiago, 'si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a
Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar
a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas
del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento' (Santiago I.S-6).
Rara vez el conocimiento de estos planes de Dios para nuestras vidas viene
como un todo (como un paquete), sino que día a día Dios ordena los pasos
de sus hijos que confían y obedecen.
Samuel Chadwick: La oración está llena de contradicciones
aparentes. Es tan simple, que un niño puede orar, y es tan
profunda que el más sabio no puede explicar su misterio. Es tan
fácil, que aquellos que no tienen fuerzas pueden orar, y es tan
demandante que agota todo recurso de energía, inteligencia y
poder. Es tan natural, que no necesita que se la enseñe, y está tan
lejos más allá de la naturaleza que no puede ser aprendida en la
escuela de la sabiduría de ese mundo. La oración es un mundo
en sí misma, y ningún aspecto de los símiles de la vida la puede
explicar. La relación de Padre e hijo tiene significados más grandes
en la Verdad Revelada que en nuestra concepción moderna. Jesús
habló de Él como el Padre Celestial, Santo y Justo. 2
La vida de Cristo es el ejemplo supremo de alguien perfectamente en armo-
nía con la voluntad de Dios. Con el poder de su fuerza nosotros también
podemos caminar en esa voluntad de Dios buena y perfecta. Para quienes
así lo hacen es aquella promesa, que dice: 'y todo lo que pidan en mi nom-
bre, lo haré:
Por qué orar 1123
Ahora, Dios no fuerza arbitrariamente su voluntad sobre nadie, sino
que espera una obediencia amorosa y voluntaria. Las oraciones de sus
hijos juegan un rol importante en el cumplimiento de su voluntad en sus
vidas y en las vidas de aquellos por quienes oran. No nos acercamos a
suplicar un favor a un Dios renuente, sino a un Padre bueno y amoroso,
que está deseoso de que sus hijos oren en conformidad con su más sublime
voluntad para con ellos. Un Padre que está dispuesto a hacer todo más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos. La oración, pues, no es
una manera de alterar la voluntad de Dios, sino de cumplirla.
John White: La lucha entre Jacob y el Señor no debiera describirse
como una esforzada pelea de parte de Jacob para obtener algo de
Dios. Es importante advertir esta diferencia. Si usted se acerca a
Dios decidido a orar hasta obtener una respuesta, como si el éxito
de la oración dependiera de su determinación y su esfuerzo, es
muy probable que termine totalmente descorazonado. 3
Nosotros podemos fallarle a Dios, pero él no nos falla a nosotros. Él incluso
nos toma cuando estamos fuera de su sublime voluntad para nuestras vidas,
y nos bendice tanto como puede, pasando por alto nuestros pecados y fra-
casos, para humillarnos y traernos de vuelta al lugar de bendición. Incluso
los pecados deliberados de los impíos y las circunstancias más negativas de
la vida pueden cooperar para el bien de aquellos que le aman y son llama-
dos conforme con su propósito (Romanos 8.28). Sólo Dios puede sacar lo
bueno de lo malo (Génesis 50.20). Sólo él puede hacer que toda circuns-
tancia resulte para bendición de sus hijos. En la medida en que nuestras
vidas se conformen a la voluntad de Dios y nuestras oraciones se alineen
con sus buenos propósitos, nuestro poder en la oración aumentará.
a vivir una permanente relación con él, y esa relación tiene que
ver con todos los aspectos de la vida. Tiene que ver con el trato
entre nosotros y nuestros familiares e hijos, con nuestros estudios
o trabajo, con el lugar donde vivimos, con lo que hacemos
con nuestro dinero, con la manera en que pasamos nuestras
vacaciones, con todo. Ya que no hay aspecto de nuestras vidas
que quede fuera del alcance del discípulo cristiano, tampoco hay
aspecto de nuestras vidas que sea indiferente para el Señor. Todo
le interesa y puede ser tema de oración. 5
Dios nos ama tanto, que no hay área de nuestra vida ni necesidad alguna
que él no esté dispuesto a bendecir y satisfacer. Consideremos algunas de
estas cuestiones.
Por un lado, es la voluntad de Dios que oremos por nuestras necesida-
des espirituales y morales. Necesitamos recibir de Dios para poder dar a
otros, y no podemos dar lo que no tenemos. ¿Qué es aquello que necesita-
mos y podemos pedirle a Dios que satisfaga en el área espiritual y moral de
nuestras vidas? Necesitamos perdón y limpieza. Tenemos que sacar la viga
de nuestro propio ojo para poder ayudar a otros a deshacerse de la paja que
está en el suyo. Necesitamos purificación y santidad. Sólo así estaremos en
condiciones de servir a Dios con autoridad. Necesitamos quebrantamiento
y llenura. Ésta es la única manera en que el poder del Espíritu podrá con-
trolar nuestras vidas y fluir en bendición a otros. Necesitamos aceptación y
nutrimento. Si él no nos satisface no podremos dar alimento a otros.
Ahora, Dios está listo y dispuesto a llenar todas nuestras necesidades.
Él está esperando que le pidamos con fe y obediencia, para entonces poder
actuar más allá de nuestras expectativas. No es egoísta orar por uno mismo,
y especialmente cuando lo hacemos por nuestras necesidades espirituales
y morales.
Por otro lado, es la voluntad de Dios que oremos por nuestras necesi-
dades psicológicas y afectivas. Es la voluntad de Dios que tengamos una
comprensión espiritual, madura e iluminada de su Palabra, y la sabiduría
y la gracia que son necesarias para aplicarla a nuestras vidas. Esto es lo que
Pablo pedía en oración por los efesios: 'Pido que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación,
para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos
del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la
riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la
grandeza de su poder a favor de los que creemos (Efesios 1.17-19).
Además, necesitamos un juicio sano, decisiones firmes, un carácter
sólido y una personalidad madura para confrontar las demandas de la vida
diaria. 'Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor
y de dominio propio' (2 Timoteo l.7). Pero nos apropiamos de estas.condi-
ciones psicológicas y emocionales a través de la oración. Dios es la fuente
126 I La oración de poder
2. ____________________________________________________
3· ____________________________________________________
4- ____________________________________________________
5· ___________________________________________________
Por la iglesia
La oración por el pueblo del Señor es frecuente a lo largo de toda la Biblia.
En relación con el pueblo del viejo pacto, encontramos a Moisés interce-
diendo una y otra vez por el pueblo. Recordemos esa súplica de Moisés
en la cumbre de la montaña cuando no le hubiera convenido interceder,
cuando Dios había dicho: 'Tú no te metas. Yo vaya descargar mi ira sobre
ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una gran nación' (Éxodo 32.10).
Aún así Moisés continuó, se puso ante el filo de la justicia divina y clamó:
'Yo te ruego que les perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos,
¡bórrame del libro que has escrito!' (Éxodo 32.32). Nunca hubo un profeta
más poderoso que Moisés, y nunca un hombre que oró intercediendo con
tanto fervor por el pueblo de Dios. Pero recordemos también las palabras
del profeta Samuel: 'En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra
él dejando de orar por ustedes' (¡ SamuelI2.23). Pensemos en Salomón y su
vehemente intercesión con manos extendidas mientras oraba por el pueblo
de Dios reunido en ocasión de la dedicación del templo (1 Reyes 8). Recor-
demos a Ezequías con la carta de Senaquerib extendida delante de Dios, y
orando por su pueblo en medio de una crisis terminal (2 Reyes 19.14-15).
En relación con el pueblo del nuevo pacto, encontramos a Pablo, quien
dijo que nunca cesaba de recordar a los santos en sus oraciones (Romanos
1.9). En medio de una de sus epístolas, abre un paréntesis para decir: 'Por
Por qué orar 1131
esta razón me arrodillo delante del Padre' (Efesios 3:14) y eleva una pre-
ciosa y generosa oración a favor de los creyentes de Efeso. Pero el mismo
apóstol anima a otros a hacer de la oración de intercesión por la iglesia
una práctica frecuente. Escribiendo a los tesalonicenses les ruega: 'Her-
manos, oren por nosotros' (2 Tesalonicenses 3.1). y otra vez, cuando en
Efesios 6.18, anima a los cristianos de aquella ciudad, diciéndoles 'man-
ténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos: Pablo está
sugiriendo la necesidad de orar por la iglesia de Jesucristo en todo lugar y
en todo tiempo.
Santiago, el apóstol práctico, nos manda: 'Confiésense unos a otros sus
pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados' (Santiago 5.16),
como si la sanidad pudiera venir no solamente a la persona enferma por
la que oramos sino también a la iglesia que hace la oración. Y también es
cierto que recibimos una bendición especial cuando extendemos nuestro
corazón al pueblo del Dios vivo. Este tipo de oración es fundamental para
que la iglesia pueda, como agencia del reino, cumplir con la misión que el
Señor le ha confiado en el mundo.
No debemos solamente orar por nuestros parientes según la carne, sino
también por nuestros hermanos y hermanas en el Señor. Debemos orar
por esa gran familia de la fe compuesta por todos aquellos que han creído
de verdad en sus corazones y han sido bautizados en el nombre de Cristo.
Debemos orar por todos los santos, no porque sean perfectos, sino por-
que son pecadores perdonados y redimidos, apartados para el servicio de
Dios.
E. M. Bounds: Todos los avivamientos verdaderos han nacido de
la oración. Cuando el pueblo de Dios se vuelve tan preocupado
por el estado de la religión que se postran sobre sus rostros día
y noche en súplica ferviente, la bendición seguramente caerá.
Es así a lo largo de los siglos. Cada avivamiento del que tengamos
algún registro ha sido saturado en oración ... y así podríamos
continuar multiplicando ilustración sobre ilustración para
mostrar el lugar de la oración en el avivamiento y demostrar
que todo movimiento poderoso del Espíritu de Dios ha tenido
su fuente en el cuarto de oración. 8
En nuestra oración por la iglesia también debemos confesar sus pecados,
que son ciertos y son muchos. De manera identificatoria, debemos pedir
perdón al Señor porque como iglesia no le hemos puesto en primer lugar,
ni le hemos amado lo suficiente, ni le hemos servido de manera suprema.
Es necesario que oremos para que la iglesia sea convencida de su falta de
lealtad a él. Es necesario que oremos para que la iglesia sea confiada y
obediente a su Esposo. Y también debemos orar para que la iglesia sea
movida a un arrepentimiento profundo y verdadero, y a una humilde y
plena confesión a su Señor. Oremos para que ella sea limpiada y renovada
1321 La oración de poder
en el poder del Espíritu Santo. Debemos hacer todo esto, no como críticos
de la iglesia, sino como sus miembros, identificados con la desobediencia
de ella y dispuestos a corregir lo que sea necesario para ser sanados de
nuestra rebeldía.
El modelo de esta oración identificatoria a favor de la iglesia es la ora-
ción de Daniel (Daniel 9.3-19). En ella, el profeta expresa su confesión por
los pecados de su pueblo: 'Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido
malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
leyes. No hemos prestado atención a tus siervos los profetas, que en tu
nombre hablaron a nuestros reyes y príncipes, a nuestros antepasados y
a todos los habitantes de la tierra: Daniel exalta la santidad del Señor y
su justicia, y reconoce que la situación de destierro que sufre el pueblo es
la consecuencia de su desobediencia a Dios. Pero el profeta reconoce que
Dios es un Dios 'compasivo y perdonador', y por ello ora al Señor y clama:
1\1 hacerte estas peticiones, no apelamos a nuestra rectitud sino a tu gran
misericordia. ¡Señor, escúchanos! ¡Señor, perdónanos! ¡Señor, atiéndenos
y actúa! Dios mío, haz honor a tu nombre y no tardes más; ¡tu nombre se
invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo!'
Debemos ser específicos en nuestra oración por la iglesia, especialmente
cuando oramos por nuestra comunidad de fe local. 1. Oremos por los pas-
tores, para que sean siervos según el corazón de Dios, predicando todo
el evangelio en el poder del Espíritu (Colosenses 4.2-3; Efesios 6.19-20;
2 Tesalonicenses 3.1-2). 2. Oremos por los ministros o ancianos, para que
sean hombres y mujeres de Dios, llenos del Espíritu Santo, y preocupados
por el bienestar espiritual de la iglesia. 3. Oremos por los diáconos y otros
líderes de la iglesia, para que sean hombres y mujeres con un corazón pas-
toral, celosos del rebaño, llenos del Espíritu y con una actitud de servicio.
4. Oremos por los maestros y discipuladores, para que con discernimiento
de Dios enseñen la Palabra y sepan guiar a los creyentes en el seguimiento
de Cristo. 5. Oremos por los evangelistas, profetas, apóstoles, y otros sier-
vos que ministren en nuestra congregación, para que llenos del Espíritu y
con poder de Dios puedan cumplir con su ministerio con abundancia de
frutos para la gloria del Señor. 6. Oremos por los hogares, para que cada
uno sea un foco del evangelio para la gloria de Cristo y la extensión de su
reino. 7. Oremos por cada miembro de la iglesia, para que pueda crecer
cada día en el Señor y alcanzar 'la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena esta-
tura de Cristo' (Efesios 4.13). .
Cuando oramos por la iglesia, se establece una coordinación más per-
fecta entre Cristo-la Cabeza-, y los creyentes que son los miembros del
cuerpo. A medida que se logra una unión más perfecta entre Cristo y los
creyentes individuales, los cristianos se acercan más en su compañerismo,
en esa unidad de espíritu que hace de la iglesia un poder invencible en el
Por qué orar 1133
mundo. El poder de una oración así revoluciona la vida de la iglesia local y
se pone de manifiesto en toda su vida y testimonio.
DickEastman: [Las] palabras de Pablo [en 1 Tesalonicenses 3.12-13]
proporcionan una cuádruple pauta de oración extraordinaria que
alude específicamente a la intercesión por la iglesia.... En primer
lugar, debemos interceder en oración por el perfeccionamiento
de la Iglesia.... En segundo lugar, debemos interceder por la
cooperación de la Iglesia.... En tercer lugar, debemos interceder
por la comisión de la Iglesia .... Por último, debemos interceder
por la firmeza de la Iglesia en lo que cree. 9
50 Filipenses 1.3-6: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
eo Colosenses 1.3-14: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
70 Colosenses 4.12: _____________________
8.1 Tesalonicenses 1.2-3: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
enseñó Jesús. 'No se puede servir a dos señores: Así, pues, estamos sujetos
a una ley superior y absoluta. Gozamos de los privilegios de vivir bajo la ley
del amor. Y, en consecuencia, no somos juzgados por las leyes humanas,
porque la ley a la que servimos no sólo es superior a cualquier ley humana,
sino que las inspira y supera moral y espiritualmente. Por lo tanto, no esta-
mos sujetos a ninguna otra corte que no sea la corte celestial y el juicio de
Dios.
De hecho, toda ley humana está basada en la ley de Dios, y los gobier-
nos humanos son ordenados por Dios, y existen bajo su soberanía. Nues-
tra alianza a los gobiernos de este mundo, por otro lado, es temporal, si
bien necesaria. El hecho de haber nacido de nuevo como miembros de la
familia de Dios no nos excusa de cumplir nuestro deber como parte de la
familia humana. Por el contrario, esto nos crea mayores obligaciones y nos
impone una fidelidad mayor. Nuestra ciudadanía celestial lleva consigo e
incluye una lealtad nueva y más perfecta a nuestros compromisos terre-
nales. Cristo practicó y enseñó la observancia de la ley, y lo mismo hizo la
iglesia primitiva. Un creyente jamás está justificado para romper la ley de
su país, a menos que la obediencia a ella transgreda la ley superior de Dios.
De modo que nos sujetamos a la ley humana no a pesar de la fe sino por
causa de la fe.
La obediencia a Dios y un sano sentido de patriotismo requieren que
seamos fieles en nuestra oración e intercesión por nuestro país. Al elevar
nuestras plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por nuestra
nación y sus autoridades, ¿qué es lo que podemos orar? 1. Que todos sus
funcionarios sean hombres y mujeres que gobiernen en el temor del Señor.
2. Que nuestras leyes sean sabias, y que la justicia sea igual para ricos y
pobres. 3. Que el pueblo sea honesto y guarde la ley. 4. Que todas las per-
sonas que habitan el suelo nacional gocen de igualdad de derechos yobli-
gaciones, y tengan todas las oportunidades posibles para vivir una vida
verdaderamente humana. 5. Que la paz y la prosperidad sean derramadas
sobre todo el pueblo, no sólo para que disfrute de bienestar, sino para que
pueda compartir las bendiciones con otros pueblos no tan bendecidos.
6. Que la Palabra del Señor llene de tal modo cada ámbito del ser nacional,
que la libertad, la justicia, la paz, la verdad y el amor no encuentren impe-
dimentos para llegar a cada hogar y a cada individuo que habita el país.
No hay en la Biblia una promesa de que estas cosas serán siempre así;
hasta que toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor (Filipenses 2.9-11). Hasta que los reinos de este mundo se transfor-
men en los reinos de nuestro Señor, esto no será del todo posible. No obs-
tante, sólo Dios sabe cuánto puede lograrse ahora si su pueblo intercede
por las autoridades del gobierno y por la nación como un todo. Cuando el
pueblo de Dios intercede por los gobernantes y por todas las autoridades,
la iglesia de Jesucristo prospera y la venida del reino se acelera.
136 Ila oración de poder
3. ____________________________________________________
4. ____________________________________________________
I Samuel
Amós
Ezequías
Génesis 18.22-33
2Reyes 4.32-35
2SamueI12.16-18
E1ías Jeremías 14.7-9
1 Eliseo Amós7.1-6
t
J
Jeremías
Nehemías
1Reyes 17.20-22
Nehemías 1.5-11
John Hunter (1892): Oh, tú, cuya presencia está en todas partes
y cuya misericordia nunca falta, mira compasivamente a todos
aquellos que se hallan perturbados o en peligro, y especialmente
a aquellos nuestros amigos cuyos nombres están en nuestros
Por qué orar 1139
Tarea 17. Debemos orar por cualquier cosa dentro de la voluntad de Dios.
\ .iQiUtQ,IX .. , . . . IJJ#.t.k3MXL . . URL . ÚL.. jjX.1JL,AUA . . . :."J.J. JI.:! ..".it3 Sl.lI.,,·L.XU ... @L . . Xaun.X . . . kY.YUI!lI
144 I La oración de poder
2. La iglesia es llamada 'el cuerpo de Cristo' ycomo tal merece nuestro mayor respeto yoración:
J. La oración de los creyentes es importante para que la iglesia como 'edificio' pueda ser
construida yse mantenga en pie:
4. La iglesia es acreedora de todo nuestro amor. Una manera concreta de amarla es orar por ella:
5. Debemos orar por la iglesia porque ella es preciosa yvaliosa para Dios:
íntimo no sienta deseos de comunicarse con el Señor. Puede ser que la falta
de oración resulte del hecho que muchas veces intentamos intercalar nues-
tro tiempo de oración en medio de las actividades y responsabilidades del
día. Pero la oración no puede ser un punto más en nuestra agenda diaria.
Dios no puede figurar como un compromiso más entre los muchos que
tenemos a lo largo del día.
José Young: Estamos tan ocupados con el estudio y el trabajo y
otras cuantas cosas más, que a menos que nos fijemos un tiempo
específico para la lectura y la oración, fácilmente las dejaremos de
lado. El Señor desea que le dediquemos parte de nuestras horas .
. .. Lo menos que podemos hacer es consagrarle algo de nuestro
día con el sólo propósito de estar a solas en su presencia. Será
un momento de entrevista. Escuchamos a Dios por medio de su
Palabra escrita y contestamos por medio de la oración. Ambos
cosas son necesarias: frecuentemente la lectura nos da motivos
para orar. l
Probablemente para la mayoría de los cristianos, que tienen dificultades en
encontrar un tiempo para orar, el problema es que no han tomado la deci-
sión simple de fijar un tiempo específico para su comunión con el Señor.
Esto tiene que ver con una cierta disciplina espiritual. Es necesario tomar
una decisión personal, que involucra nuestra voluntad firme, de dedicar
una cuota de nuestro tiempo a la oración, estimándola como muy impor-
tante no sólo para nuestro desarrollo espiritual personal, sino también
para el servicio que prestamos en el reino de Dios.
Hope MacDonald: El primer paso en la vida de oración
es el siguiente: Es imprescindible que dispongamos de un
tiempo especial para la oración. Nunca nos sucederá que nos
despertemos alguna mañana y podamos decir: 'Qué bien, hoy
tengo tiempo para orar: Así no pasan las cosas ... Nuestras vidas
están tan colmadas de actividades ... que parece imposible hallar
un momento disponible para orar. Y allí radica el problema. 2
No obstante, al procurar fijar un tiempo para la oración debemos evitar
toda forma de legalismo. No hay horas que sean más 'sagradas' o 'espi-
rituales' que otras. Cualquier hora es buena si en ella nos encontramos
con el Señor, y él está dispuesto a venir a nuestro encuentro a cualquier
hora. Así que el tiempo mejor será aquel en el que podamos orar con toda
lucidez, frescura, atención y sin apuros ni presiones de ningún tipo. Esto
significa también que Dios no anda midiendo cuánto tiempo dedicamos a
la oración. No se trata de cumplir con un horario, sino de estar con él en
conversación. Se supone que si de veras deseamos pasar un tiempo con-
versando con él, este tiempo no será a las apuradas ni tan breve como para
decirle: 'Hola y chau .. .' Jesús escogió a doce discípulos para que estuviesen
Cuándo y dónde orar 1147
con él. Si de veras queremos que nuestro servicio sea eficaz y lleno de amor
poderoso para con los demás, será necesario pasar tiempo con el Señor a
solas en oración.
Nadie puede decidir para otro cuál sea el tiempo mejor de entre las
veinte y cuatro horas del día, por cuanto nuestras circunstancias y deberes
varían hasta lo infinito. Lo que sí podemos afirmar es que es indispensable
tener algún tiempo. Algunos hallarán más conveniente la primera hora de
la mañana; otros, ya tarde en la noche; y otros tendrán tiempo disponible
durante el día. Pero sea cuando sea, debe haber un tiempo fijo.
En definitiva, el tiempo que dediquemos a la oración dependerá de cuá-
les son nuestras prioridades. Hay ciertas cosas para las que siempre tene-
mos tiempo: mirar televisión, comer, conversar, trabajar, estudiar, jugar,
etc. Todo es importante, pero ¿en qué orden de prioridad colocamos a la
oración entre todas estas cosas que hacemos en el día? Relegar nuestra ora-
ción a un lugar secundario o no asignarle prioridad sobre cualquier otra
cosa que emprendamos en el día, es cometer un serio pecado. En realidad,
uno de los pecados más grandes que cometemos contra nosotros mismos y
contra aquellos que nos rodean es el hecho de no orar. La Biblia afirma que
'comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace' (Santiago 4.17).
Nuestra práctica de la oración es una de las mejores cosas que podemos
hacer en términos de nuestro servicio a Dios y al prójimo.
Es probable que ya hayas luchado con esta cuestión, y una y otra vez
has procurado resolverla, pero al igual que muchos latinoamericanos 'has
dejado para mañana lo que deberías haber hecho hoY: La palabra favorita
del diablo es precisamente 'mañana. Con ella, él logra disuadimos de orar
hoy y hace que nos veamos privados de la fuente de poder y sabiduría que
necesitamos para vivir cada día conforme a la voluntad de Dios. Se dice
que cuando Martín Lutero confrontaba un día sumamente ocupado, decía:
'¡Estaré tan ocupado hoy, que tendré que dedicar las primeras tres horas a
la oración!' Nosotros solemos hacer lo contrario. La agenda está tan car-
gada de compromisos y cosas que hacer, que dejamos la oración para más
adelante.
Hope MacDonald: Si es que deseamos orar eficazmente, debemos
encontrar tiempo para dedicarnos a ella, es decir, debemos
apartar un tiempo especial para la oración todos los días.
También deberíamos establecer cierta regularidad en las horas
que fijamos para dicho ejercicio, pues todo trabajo se cumple
mejor cuando se observa un determinado plan. 3
Temprano en la mañana
i\ntes que nada, parece ser la primera recomendación de Pablo en relación
con nuestras plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias (1 Timoteo
2.1). La oración es de importancia fundamental en la vida del creyente. No
1481la oración de poder
Durante el día
La presencia real del Señor en la vida de los que invocan su nombre es un
hecho palmario. Esta presencia no es eventual ni esporádica, sino la expe-
riencia cotidiana de todo hombre o mujer que ha depositado en Cristo su
esperanza. Los hijos de Dios podemos afirmar como Finees, según leemos
en Josué 22.31: ~hora estamos seguros de que el Señor está en medio de
nosotros: No sólo lo sabemos, sino que lo percibimos y entendemos.
El Salmo 23 no es sólo la expresión de un corazón piadoso, sino el tes-
timonio de alguien que a 10 largo de todo un día, desde que se levantaba
hasta que se acostaba, vivía la experiencia de que el Señor era su pastor y
estaba en perfecta comunión con él. Es posible leer su famoso poema y
junto con él recorrer todo un día con la presencia del Señor. Así, pues, el
salmista nos habla del placer de la mañana, cuando dice: 'en verdes pastos
me hace descansar' (Salmo 23.2a). Notemos que la comunión de la mañana
comienza en el redil. Éste es el momento en el que nos detenemos a 'des-
cansar' con el Señor y a recibir de él el alimento espiritual que necesitamos
150 Ila oración de poder
para estar fuertes y enfrentar los desafíos del día. Cada día debemos tomar
este 'desayuno' espiritual antes de involucrarnos en las tareas del día. Pero
también la comunión de la mañana continúa al salir del redil.
Observemos que es el Pastor el que nos guía a enfrentar las responsabi-
lidades del día. Él es quien nos lleva a los 'lugares' (RVR) de los quehaceres
en el hogar, la oficina, el taller, la escuela, la calle, etc. Notemos que el
Pastor nos guía a lo mejor, a los 'verdes pastos: Lo que él tiene preparado
para nosotros es siempre lo mejor, conforme a su propósito eterno para
nuestras vidas. Así, pues, después de este descanso y nutrición en la ora-
ción de la mañana, entramos con nuevas fuerzas a las tareas del día y el
servicio a otros.
La oración merece un lugar preferencial entre nuestras muchas ocu-
paciones diarias. Jesús ayunó y oró durante cuarenta días antes de con-
frontar las grandes tentaciones en el desierto (Mateo 4.2). Cuánto más
necesitamos nosotros ser fortificados en oración antes de confrontar las
tentaciones y desafíos de la vida diaria. Sólo un sentido arrogante de auto-
suficiencia puede hacernos pensar que podemos 'sobrevivir' durante el día
sin oración. Jesús pasó una noche y un día en oración antes de escoger
a los doce (Lucas 6.12-13). Cuánto más necesitamos nosotros la sabidu-
ría y dirección que viene a través de la oración, para seleccionar nuestras
relaciones. Cuántas desilusiones y desengaños nos ahorraríamos. Jesús oró
durante horas antes de la crucifixión y fue a la muerte con una oración en
sus labios a favor de sus asesinos (Lucas 22.40-43; 23.34).
Antes de las comidas
La Palabra nos enseña que 'toda buena dádiva y todo don perfecto descien-
den de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que
no cambia como los astros ni se mueve como las sombras' (Santiago 1.17).
Es, pues, como expresión de acción de gracias y como reconocimiento de
que todo lo bueno que tenemos viene de Dios, que oramos antes de las
comidas. La expresión 'después de dar gracias' acompaña en varios lugares
al partimiento del pan, como gesto del inicio de una comida (1 Corintios
11.23-24). La bendición de los alimentos debe ser más que un gesto ritual.
Es la oportunidad que tenemos de agradecer al Señor por su cuidado y
protección. Cuando oramos por los alimentos estamos santificándolos
para el bien de nuestros cuerpos (1 Corintios 10.30).
No obstante, la gratitud por el pan de la tierra nos debe hacer pensar
en nuestra gratitud a Dios por el Pan que viene del cielo, el pan de vida
(Juan 6.32, 35). El autor del Salmo 23 parece estar pensando en su recono-
cimiento en oración por la provisión diaria de sustento, pero también en
el alimento espiritual que viene de Dios cuando dice: 'junto a tranquilas
aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas' (v. 2b-3a). Notemos que
esta provisión está 'junto a tranquilas aguas: El Pastor no nos coloca junto
a aguas borrascosas; de otro modo, como ovejas nos espantaríamos, sino
Cuándo y dónde orar 1151
Durante la noche
¿Es posible orar durante la noche? La Palabra nos enseña que Dios, nuestro
Hacedor, nos infunde fuerzas por las noches (Job 35.10). El varón justo del
Salmo 1 es alguien que se deleita en la ley del Señor y 'día y noche medita
en ella' (v. 2). El autor del Salmo 23 expresa la confianza de alguien que aun
dormido tiene la certidumbre de que 'la bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre'
(v. 6).
Durante todo el día hemos pensado que estábamos siguiendo al Pastor,
y ahora, al llegar la noche, descubrimos que nos han estado siguiendo.
La 'bondad y el amor' han venido siguiéndonos, como la estela que deja
una embarcación sobre el agua queda de un lago. La 'bondad y el amor'
son como los perros ovejeros del Pastor, que nos han estado cuidando sin
que nosotros nos diésemos cuenta. La 'bondad y el amor' son los pivotes
de la carta a los Romanos. La bondad o la benignidad de Dios es lo que
nos mueve al arrepentimiento (Romanos 2-4). El amor o la misericordia
de Dios es lo que nos lleva a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo
(Romanos 12.1).
Pero ésta no es una experiencia tan sólo para el día de hoy. Puedo irme
a descansar sabiendo que mañana y pasado será igual, y seguirá siendo
así 'todos los días de mi vida: en tanto sea fiel en seguir al Pastor y mante-
nerme en comunión con él. Los tiempos presentes en este salmo son dig-
nos de notar: 'nada me falta, 'me hace descansar: 'me conduce: 'me infunde
nuevas fuerzas', 'me guía, 'no temo peligro alguno: 'tú estás a mi lado', 'tu
vara de pastor me reconforta: 'dispones ante mí un banquete: Estos verbos
están en un presente continuo, un presente que se proyecta al futuro. De
hecho, la RVR traduce estas expresiones en tiempo futuro. Estamos seguros
en cuanto al futuro porque el Pastor nos ha cuidado a lo largo del día y
jamás nos fallará. Hemos conversado con él a lo largo de las horas y hemos
disfrutado de su presencia. Ahora, al entregarnos al descanso de la noche,
podemos hacerlo en paz.
y mientras el sueño me doblega e interrumpo por algunas horas mi
contacto con la realidad, sé con convicción firme que 'en la casa del Señor
habitaré para siempre' (v. 6b). Me duermo orando y me duermo con una
hermosa esperanza: moraré en la casa de Dios. Esto significa que he deci-
dido estar en la presencia de mi Pastor. Al cerrar mis ojos, ésta es mi deter-
minación. El día vivido junto a él ha sido tan satisfactorio, que no hay otro
lugar en el que quiera estar mañana al levantarme, que no sea en la presen-
cia del Señor. Me duermo orando y me duermo con una eterna esperanza:
disfrutaré de la presencia del Pastor por siempre. Y por siempre comienza
mañana y se proyecta hacia la eternidad. Por eso, si termino la noche con
este deseo, vaya comenzar el nuevo día diciendo otra vez: 'El Señor es mi
Pastor, nada me falta .. .'
Cuándo y dónde orar 1155
Fe 2 ClÓnicas 7.14
Justicia Santiago 5.16
Obediencia Jeremías 29.13
En secreto
Antes de presentar su oración modelo, Jesús nos recomienda: 'Pero tú,
cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu
Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto,
te recompensará' (Mateo 6.6). Los grandes hombres y mujeres de Dios han
descubierto el valor de la oración en secreto y la han preferido sobre otras
formas de oración.
Samuel Chadwick: ¿Por qué él insiste en este cuarto privado y en
la puerta cerrada? La primera razón es que la primera cualidad
que Dios requiere en la oración es realidad. Los hipócritas
jamás oran en secreto. Las oraciones que son una pretensión
requieren de una audiencia. Tienen la intención de ser oídas
por los hombres, y tienen su recompensa en la destreza de la
oratoria, un espectáculo de entusiasmo, y una reputación de
piedad. Estas cosas no cuentan para Dios. No pueden vivir en
su presencia. La oración es entre el alma y Dios solamente. 7
No hay ningún substituto para la oración privada en la vida del creyente.
Es aquí que el creyente se presenta delante del Señor para 'dar el presente:
Es en este espacio íntimo donde el cristiano 'marca tarjeta' antes de iniciar
sus tareas en el reino. Es aquí que el creyente se presenta para recibir del
Señor las órdenes del día, temprano en la mañana y antes de involucrarse
en cualquier quehacer. Tal era la disciplina del salmista: 'Por la mañana,
Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo
a la espera de tu respuesta' (Salmo 5.3). Es aquí que el seguidor de Jesús se
presenta para ser equipado por el Señor con la sabiduría y la gracia que son
indispensables para salir victorioso en todo lo que se emprenda durante el
día. Es aquí que el creyente se presenta para ser lavado, preparado yacica-
lado a fin de ser un instrumento adecuado para su uso por el Señor. Es aquí
que el siervo de Dios se presenta para ser fortalecido por el Espíritu Santo
en el ser interior, y para ser lleno de él.
La oración en secreto o privada es la gran oportunidad que tenemos
para esperar en el Señor. Isaías 40.31 nos ofrece una maravillosa promesa:
1581 La oración de poder
'Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como
las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán' (RVR).
Dios honra a quienes esperan con expectación en él, y están quietos yaten-
tos para oír su voz. Por eso, el salmista nos exhorta, diciendo: 'Guarda
silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia' (Salmo 37-7).
John C. Maxwell: Al esperar en Dios permítale hacer tres cosas:
1. Permita que Dios lo ame: Dios siempre espera para decirle
que le ama, cada minuto, cada día. Esto es así porque usted tiene
un gran valor para Él gracias a Jesucristo. Al dejar que Dios
le ame, le permite que desarrolle su autoestima en el aspecto
espiritual. Concédase la oportunidad de sentarse mentalmente en
el regazo de Jesús o llorar sobre su hombro, y deje que su amor
incondicional toque su corazón.
2. Permita que Dios lo busque: Una vez que sepa que Dios le ama
y que le seguirá amando a pesar de todo lo que haya hecho, podrá
permitir que le busque. Esto al principio quizás le sea difícil, pero
es crucial para el desarrollo de su relación con él.
3. Permita que Dios le muestre: Dios le preparará para el día
que comienza si se lo permite. La mejor manera de hacerlo es
entregarle el día durante su tiempo de espera. Entonces podrá
mostrarle lo que hay en su corazón, de cómo cuida de su pueblo
y quiere ministrarles. Y cuando conozca los sentimientos de
Dios, podrá mostrarlo a otros. 8
La oración privada es el gran recurso al alcance del creyente para encarar
un gran día. La devoción diaria matinal o en un momento especial del día
es como alimentar la caldera. Cuanto más difícil sea el día, tanto mayor
será la presión, más pesada la carga, y más grande la necesidad. El gran
Dios del universo, el Rey de reyes, nuestro Padre celestial quiere darnos
cada día una audiencia privada. Éste es nuestro gran privilegio y honor:
ser recibidos cada día en audiencia privada por el Creador del universo.
¿Qué puede ser tan importante que no podamos encontrar tiempo para
tamaño privilegio?
A solas con Dios, con una Biblia abierta, con una mente abierta, y con
un corazón abierto a la influencia del Espíritu Santo. A solas con Dios,
con las rodillas dobladas y una voluntad dispuesta a recibir sus indicacio-
nes y a obedecer. Éste es el secreto de un día victorioso y exitoso. Ningún
estudio meramente intelectual de la Palabra de Dios puede ocupar el lugar
del estudio devocional de la Biblia, para llenar las necesidades persona-
les. Ninguna preparación para enseñar a otros puede ocupar el lugar del
encuentro personal con el Señor en oración.
Una madre puede preparar comida para su familia y ella misma ser
anémica o débil por no alimentarse bien. Un maestro de la Biblia puede
preparar bien su mensaje para otros, pero él mismo estar mal nutrido
Cuándo y dónde orar 1159
En público
El lugar más adecuado para orar no es necesariamente un templo, ni mirar
hacia el este, o viajar al monte de los Olivos y arrodillarnos en el huerto de
Getsemaní. El lugar más indicado para orar es allí donde podemos expe-
rimentar la presencia del Señor. El Señor se le apareció al rey Salomón por
segunda vez, y le dijo: 'Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en
mi presencia' (1 Reyes 9.3, RVR). Esto es lo más importante: sea donde sea
que el Señor esté presente, ése es lugar santo y adecuado para que vayamos
a él en oración.
Este lugar especial de encuentro con el Señor puede darse en la oración
en público. La oración de Salomón fue presentada en medio de una gran
multitud. Todo el pueblo estaba presente en aquel magno evento, cuando
el rey se arrodilló y clamó con toda su alma a Dios (1 Reyes 8.22-61). Es
evidente que Salomón no oró para agradar a la gente ni para impresionarla
con su lenguaje elocuente y maravillosa oratoria. Salomón no necesitaba
montar un espectáculo espiritual o religioso. Él oró con toda sinceridad a
Dios en público, como si 10 estuviera haciendo en secreto.
La oración en público es valiosa cuando podemos elevarla como Salo-
món, sinceramente, y no como los fariseos, con hipocresía, para atraer la
atención de los demás sobre su falsa piedad. El trono de Dios no es lugar
para mostrar a otros cuán piadosos somos ni cuán magníficas lucen nues-
tras palabras. Jesús condenó claramente este tipo de actitud equivocada
Cuándo y dónde orar 1161
En el círculo familiar
La Biblia nos presenta el ministerio de oración de algunos padres de fami-
lias, quienes como cabeza de sus hogares supieron guiar a los suyos en
tiempos de oración familiar. La familia es un ámbito muy especial para la
oración de poder. El caso de Abraham y su familia es una buena ilustra-
ción de esto. Cuando los mensajeros que anunciaron el nacimiento de un
hijo a Sara partieron rumbo a Sodoma y el patriarca los acompañó para
despedirlos, el Señor estaba pensando: 'Yo lo he elegido para que instruya
a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor
y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le
ha prometido (Génesis 18.19).
Más tarde, cuando Jacob tuvo su famoso sueño en Betel, vio al Señor
parado junto a él y oyó que le decía: 'Tu descendencia será tan numerosa
como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occi-
dente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y
de tu descendencia. Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que
vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir
con todo lo que te he prometido' (Génesis 28.14-15).
Josué representa otro ejemplo de alguien que entendió la importancia
de presentarse en oración y adoración al Señor junto con su familia. En un
momento crucial de la vida del pueblo, cuando la fidelidad de Israel fue
puesta a prueba, él y los suyos tomaron una decisión firme, que resultó de
1621 La oración de poder
ejemplo para todas las familias de Israel. 'Si a ustedes les parece mal servir
al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir ... Por mi parte, mi
familia y yo serviremos al Señor' (Josué 24.15).
El círculo familiar es la agrupación humana más natural, y Dios, que
instituyó y creó la familia, reconoce esto. Muchas de las promesas más her-
mosas en la Biblia son para las familias. En la Biblia se nos enseña que Dios
no sólo trata con naciones e individuos, sino también con familias, de una
manera muy especial.
Es por esta razón que los creyentes no deben casarse con incrédulos, a
menos que primero se conviertan en respuesta a la oración intercesora del
creyente. Pablo es bien claro en su recomendación y consejo: 'No formen
yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad?
¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene
Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?'
(2 Corintios 6.14-15). Esta amonestación paulina puede parecernos muy
radical o exigente. Sin embargo, la experiencia muestra que no es nada fácil
para personas que no comparten la fe entenderse, especialmente en cues-
tiones espirituales. Como sugiere Amós a través de su pregunta retórica:
¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?' (Amós 3.3).
El matrimonio ideal involucra comunión espiritual, así como compa-
ñerismo físico, sexual, social, emocional e intelectual. Un matrimonio que
comparte 'un mismo sentir' en el Señor y palmita su fe cristiana con un
solo corazón tiene enormes ventajas. Lo que dice Pedro en 1 Pedro 3.8 se
aplica cabalmente a cualquier pareja cristiana: 'En fin, vivan en armonía
los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor
fraternal, sean compasivos y humildes: Pero si además los dos que se aman
están unánimes juntos en oración, entonces constituyen una combinación
invencible contra el mundo, la carne, el pecado, la tentación y Satanás.
Jesús prometió con firmeza. i\demás les digo que si dos de ustedes en la
tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será conce-
dida por mi Padre que está en el cielo' (Mateo 18.19). Y esto vale para un
matrimonio cristiano.
Es por esta razón que el altar familiar debe establecerse en el hogar
desde el comienzo mismo de la vida matrimonial. Yo diría que si es posible
debe establecerse antes, durante el tiempo de noviazgo. Cuando un hom-
bre y una mujer se aman y comienzan a crecer y a madurar en ese amor,
deben hacerlo también en su amor mutuo al Señor y en la comunión que
mantienen con él. Por cierto, esto no substituye a la oración privada. Cada
una tiene su lugar, pero ambas se suplementan.
Ningún matrimonio está completo sin un gran interés o proyecto
común. Toda pareja cristiana debe tener objetivos por los cuales trabaja,
se esfuerza y ora. Un interés natural es la provisión para los hijos y la bús-
queda de su felicidad como pareja. Un interés sobrenatural es el amor a
Cuándo y dónde orar 1163
lucasl.lo: ________________________
Hechos 1.14: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Hechos 4.24: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Hechos 12.12: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Hechos 21.5: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
20 ____________________________________________________
30 ________________________________________________
40 ____________________________________________________
50 ____________________________________________________
60 ____________________________________________________
70 ____________________________________________________
80 ____________________________________________________
go ____________________________________________________
10o ___________________________________________________
En la casa de Dios
Cuando Salomón consagró el templo que construyó para Dios en Jerusa-
lén lo hizo con el ruego: '¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este
templo' (1 Reyes 8.29). Ésa fue la oración de Salomón, y Dios mejoró esa
oración, ya que dijo que sus ojos y su corazón estarían allí para siempre.
'Consagro este templo que tú has construido para que yo habite en él por
siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí' (¡ Reyes 9.3). Siglos
más tarde, Jesús entró en el templo para orar y se encontró con que el lugar
que había sido dedicado para el encuentro con Dios en oración se había
transformado en un mercado bullicioso y profano. La famosa sentencia de
Jesús cuando entró al templo y echó de allí a todos los que compraban y
vendían, encierra un significado profundo: "Escrito está ... 'Mi casa será
llamada casa de oración" (Mateo 21.13).
Pero el templo o casa del Señor en el que adoramos y oramos es más
que un edificio. En realidad, el edificio no es más que el lugar de encuentro
de la iglesia, que es la familia de Dios y el lugar de su morada. Como comu-
nidad de fe, somos templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3.16; 2 Corintios
6.16). Es en esta casa espiritual donde el Señor mora en toda su plenitud y
poder. Y es allí, en esa comunión espiritual que compartimos donde debe-
mos elevar nuestras oraciones. Debemos hacerlo con la seguridad de que
el Señor oye nuestras oraciones con un sentido mejor que aquel en el que
las ofrecemos.
El cristianismo en su esencia es una religión gregaria y social. La rela-
ción del creyente individual con su Señor es el paso inicial y único, que
hace posible lograr una relación adecuada con el prójimo. A partir de este
paso inicial, aprendemos cuál debe ser la actitud correcta de mente y cora-
zón hacia todas las personas. La Palabra nos enseña el camino y el Espíritu
Santo nos da el poder para recorrerlo. El amor debido hacia los miembros
de nuestra propia familia, la lealtad y obediencia al gobierno, y la caridad e
interés por todo el mundo nacen de aquí.
Todo esto es más cierto, definido e inmediato en nuestra relación con
los demás creyentes. Somos una familia en la fe de Cristo. Somos la familia
de Dios. Como familia, pues, tenemos un lugar de reunión, para adorar a
nuestro Padre y tener comunión los unos con los otros. La iglesia, es decir,
la comunidad de creyentes en Cristo, es nuestro hogar. Es en el templo,
donde la iglesia se reúne para rendir culto al Señor, donde tenemos nues-
tro encuentro familiar con Dios. El creyente individual tiene necesidad de
expresar en el culto colectivo sus necesidades y acción de gracias a Dios.
El salmista expresa su comprensión de esta realidad, cuando dice: 'Cum-
pliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo, en los atrios de
la casa del Señor, en medio de ti, oh Jerusalén' (Salmo 116.18-19). En otro
lugar de Salmos leemos: 'Yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa;
puedo postrarme reverente hacia tu santo templo' (Salmo 5.7); y también:
Cuándo y dónde orar 1169
'Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te
alabaré' (Salmo 22.22; ver Hebreos 2.12).
Al enfatizar la predicación y la enseñanza de la Palabra, los evangé-
licos hemos corrido el peligro de olvidar la importancia de la adoración
pública en el templo. La oración, como parte fundamental de la adoración,
debe ocupar un lugar importante en nuestros cultos. La Biblia nos invita
solemnemente: 'Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante
el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el
pueblo de su prado; ¡somos el rebaño bajo su cuidado!' (Salmo 95.6-7).
Ha sido para llenar esta necesidad que en muchas congregaciones evan-
gélicas en América Latina se han establecido cultos de mitad de semana y
otros encuentros de oración. Ésta es la razón por laque en cientos de miles
de grupos celulares desparramados a lo largo y a lo ancho del continente,
la oración tiene un lugar tan importante. ¿Qué más podemos hacer para
darle a la oración de la comunidad el lugar que merece?
Las diferencias denominacionales, las distinciones políticas y sociales,
las incompatibilidades naturales se pierden cuando los hijos de Dios se
reúnen a adorar en espíritu y en verdad. La oración unifica a la iglesia, no
rebajando a las personas a un nivel común, sino elevándolas al plano supe-
rior de una aristocracia espiritual y moral sólida. Sólo cuando la iglesia se
humilla y postra sobre sus rodillas ante el Señor, él puede exaltarla. Sólo
cuando la iglesia aprende a orar con poder, la oración de Jesús por la uni-
dad de su cuerpo se puede ver cumplida. El clamó al Padre: 'No ruego sólo
por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de
ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti,
permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que
tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno,
así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen
la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y
que los has amado a ellos tal como me has amado a mí. Padre, quiero que
los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la
gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del
mundo' (Juan 17.20-24).
'¡
1 Trabajo en grupos de seis personas:
1
t ,. Preparar un programa de oración comunitaria, que apunte a la participación de toda la
J iglesia.
2. Compartir con toda la clase las ideas desarrolladas.
Tar.a 2J. El tiempo más adecuado: debemos orar antes que nada.
La oración debe ocupar un lugar prioritario en nuestras vidas.
Redactar un testimonio personal en cuanto ala manera en que la oración operó positivamente
sobre acciones, decisiones, proyectos oemprendimientos en tu vida. la redacción no debe tener
menos de 500 palabras.
."'" ."
Cuándo y dónde orar 1173
Taro 28. El lugar más adecuado: debemos orar con otros cristianos.
La oración con otros cristianos no es sólo un privilegio, sino también un deber. La oración
colectiva está ordenada por el Señor en su Palabra. Nota que en todos estos pasajes la Palabra
no se dirige aun individuo, sino agrupos.
Colocar la cita correspondiente alos siguientes pasajes. La cita se puede encontrar con la ayuda
de una concordancia bíblica:
_ _ _ _ _ _ '¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor, y
pónganse alabrar el barbecho! ¡Va es tiempo de buscar al Señor!,
hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia:
_ _ _ _ _ _ "Piensa bien lo que le dirás, yvuélvete al Señor con este ruego:
'Perdónanos nuestra perversidad, y recíbenos con benevolencia,
pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios~'
_ _ _ _ _ _ 'Pidan, y se les dará; busquen, yencontrarán; llamen, yse les abrirá:
_ _ _ _ _ _ 'Estén alerta yoren para que no caigan en tentación.
El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil:
_ _ _ _ _ _ 'Jesús les contó asus discípulos una parábola para mostrarles
que debían orar siempre, sin desanimarse:
_ _ _ _ _ _ 'Estén siempre vigilantes, yoren para que puedan escapar de todo
lo que está por suceder, y presentarse delante del Hijo del hombre:
_ _ _ _ _ _ 'Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre.
Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa:
_ _ _ _ _ _ 'Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos 105 santos:
_ _ _ _ _ _ 'No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración
y ruego, presenten sus peticiones aDios ydenle gracias:
_ _ _ _ _ _ 'Dedíquense ala oración: perseveren en ella con agradecimiento:
_ _ _ _ _ _ 'Oren sin cesar:
_ _ _ _ _ _ 'Quiero, pues, que en todas partes los hombres levanten las manos
al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas:
_ _ _ _ _ _ 'iRefúgiense en el Señor yen su fuerza, busquen siempre su presencia!'
_ _ _ _ _ _ 'Busquen al Señor mientras se deje encontrar, lIámenlo mientras
esté cercano:
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Uno de los dichos más populares entre los evangélicos
en América Latina es aquel que reza: 'A Dios orando, y con el mazo dando.'
En la sabiduría popular, la relación entre oración y trabajo parece clara.
Sin embargo, no siempre se ve esta sabiduría adecuadamente aplicada en
el quehacer cotidiano de la vida cristiana. Esto es así, ya sea porque el pén-
dulo se inclina hacia una vida de puro activismo sin oración, o porque nos
la pasamos orando sin mover un dedo en el reino de Dios. Es cierto aque-
llo que en algún momento señalara aquella gran mujer de Dios, Corrie
ten Boom: 'El diablo se ríe muchas veces cuando trabajamos, pero tiembla
cuando oramos.' Pero también es verdad que la oración sin el empeflo de
dedicación y esfuerzo, puede quedar reducida a un recitado piadoso sin
sentido.
Es muy fácil confundirnos y pensar que nuestra piedad puede medirse
por el largo de nuestras oraciones, el tiempo que invertimos en ellas, o el
esfuerzo que empeñamos en su realización. En otros casos, a veces pen-
samos que la oración es como la sal y la pimienta en las comidas, y que
no podemos hacer nada en la iglesia o el reino de Dios que no esté acom-
pañado por una oración al comienzo o el fin de una actividad. Ambos
criterios están equivocados y ponen de manifiesto un concepto mágico y
pagano en cuanto a la oración. Este tipo de oración no es cristiana porque
ve a la comunión con Dios como algo mecánico, de gestión automática y
como un medio o fórmula con fines espurios, ajenos totalmente a la volun-
tad de Dios.
1761 La oración de poder
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3° ____________________________________________________
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10o ___________________________________________________
lo nuevo de Dios sea proclamada a las iglesias: 'y me dijo: escribe; porque
estas palabras son fieles y verdaderas' (Apocalipsis 21.sb).
Cristo y el Espíritu Santo, que estuvieron activos en la obra de la crea-
ción, lo están también en la obra de la re-creación. Así como la rotura de
una pieza en un mecanismo delicado y perfecto produce desorden y confu-
sión en todo el sistema, así el resultado del quebrantamiento de la perfecta
ley de Dios se percibe incluso en el reino físico y material. Pablo afirma:
'Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores
de parto' (Romanos 8.22). En razón de que la creación ha sido contaminada
por el pecado, Dios la rechaza. En consecuencia, toda ella está destinada
a ser destruida. Pedro dice que será en medio de un gran estruendo y por
fuego (2 Pedro 3.10,12). Así como Dios creó la tierra y los cielos, 'ellos pere-
cerán, ... todos ellos se desgastarán como un vestido. Los doblarás como
un manto, y cambiarán como ropa que se muda' (Hebreos 1.1l-12),
Pero Dios promete que, otra vez, mediante la acción de Cristo y del
Espíritu Santo, él va a crear un nuevo orden natural. Su promesa es de un
cielo nuevo y una tierra nueva (Apocalipsis 21.1-4; IsaÍas 6S.17), Por eso,
'según su nueva, en los
que habite la y perfecta es la
que Cristo prometió un
lugar para y dijo: 'y si me
voy y se lo ustedes estarán
donde yo esté' nueva y perfecta
no habrá más entrará en ella
nada impuro, que tienen
su nombre (Apocalipsis
21.27). Para pecadores yade-
cuarlos para vivir en un mundo verdaderamente perfecto, lo cual significa
hacer de nuevo a los seres humanos. El ser humano pecador y perdido
debe ser transformado en una nueva criatura en Cristo. Y para esto 'nada
cuenta estar o no estar circuncidados [o cualquier otra cuestión religiosa];
lo que importa es ser parte de una nueva creación' (Gálatas 6.1S).
Esta obra de re-creación comienza en el corazón y la voluntad humana,
allí mismo donde comenzó la tragedia del pecado (Juan 3-3-8). Esta vida
nueva (nuevos deseos, motivos y métodos de vida) se produce a medida
que la imagen de Dios, deteriorada por el pecado, es estampada de nuevo
en la naturaleza humana. Esto es precisamente lo que Dios promete: 'Yo les
daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arran-
caré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón
de carne, para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes.
Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios' (Ezequiel 11.19-20).
Esta vida nueva comienza con el nuevo nacimiento, cuando la persona
acepta a Cristo como Salvador y le reconoce comoSeñor de su vida, con-
fesándole delante de los demás y siendo bautizado en su nombre. Pablo
1821 La oración de poder
argumenta sobre este proceso de relación con el Señor, que se corona con
el bautismo, diciendo: 'Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados
con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder
del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos
estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con
él en su resurrección' (Romanos 6.4-5).
Esta vida nueva progresa o se retarda en la medida en que la persona
confíe en Dios y obedezca su Palabra, abandone la viej~ naturaleza y se
vista de la nueva, y crezca en ella el poder de la oración. 'Por lo tanto, aban-
donando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,
deseen con ansias la leche pura de la palabra como niños recién nacidos.
Así, por medio de ella, crecerán en su salvación, ahora que han probado
lo bueno que es el Señor' (1 Pedro 2.1-3). Para el cristiano es imperativo
crecer dejando atrás la vida pasada como si fuese ropa vieja, 'y ponerse el
ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera jus-
ticia y santidad' (Efesios 4.22-24; ver Colosenses 3.9-10).
Esta obra de re-creación, que comienza aquí y ahora en el corazón del
ser humano, no será perfeccionada hasta que Cristo lo presente sin man-
cha ni arruga delante del Padre. Ésta es la meta de lo que ahora el Señor
está trabajando en cada una de nuestras vidas. 'Cristo amó a la iglesia y se
entregó por ella para hacerla santa, dice Pablo. 'Él la purificó, lavándola
con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una
iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino
santa e intachable' (Efesios 5.25-27).
Pero no sólo que la imagen de Dios es restaurada en la naturaleza
humana, sino que su cuerpo también será cambiado, glorificado e inmorta-
lizado (Romanos 8.28-29; 2 Corintios 3.18; 1 Juan 3.2; 1 Corintios 15.53-58).
Todo lo que se perdió a través de Adán es ganado de nuevo a través de
Cristo (2 Corintios 5.1-5), de tal modo que 'si alguno está en Cristo, es una
nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!' (2 Corintios
5-17). El orden material será también redimido de los efectos del pecado y
restaurado a su perfección original. La creación que todavía está gimiendo
a una, como si tuviera dolores de parto (Romanos 8.22), formará parte de
un orden de justicia y salud en el que no habrá más maldición. La sociedad
corrompida por el pecado será una sociedad ordenada y libre, porque 'el
trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad' (Apocalipsis 22.2-3). Dios,
por medio de Cristo y de su Espíritu, dará cabal cumplimiento a su propó-
sito original para el ser humano y la creación.
Presten atención, que estoy por crear un cielo nuevo y una tierra
nueva. No volverán a mencionarse las cosas pasadas, ni se traerán
a la memoria. Alégrense más bien, y regocíjense por siempre, por
lo que estoy a punto de crear: Estoy por crear una Jerusalén feliz,
un pueblo lleno de alegria. Iseías 65.17-18
Oración y trabajo 1183
que creen en él. Este principio fundamental encierra varios corolarios, que
es oportuno considerar aquí.
Primero, la obra de Dios debe ser hecha por sus siervos. Hasta que el
ser humano no está en una correcta relación con Dios, es imposible que
produzca resultados espirituales positivos para su propia vida y las vidas
de otras personas. Quienes desean trabajar para Dios deben creer en el
Señor Jesucristo y aceptar la salvación comprada con su sangre. Hasta que
no se tome este paso inicial, es imposible producir resultados espirituales,
por más esfuerzos que se hagan. Quien no tiene al Espíritu de Dios en su
vida, no puede producir el fruto del Espíritu. Ésta es la ley que gobierna
al reino espiritual de Dios, y al igual que una ley natural, no puede ser
cambiada. Jesús dijo que 'el reino de Dios se parece a quien esparce semilla
en la tierra: Y explicó: 'Sin que éste sepa cómo, y ya sea que duerma o esté
despierto, día y noche brota y crece la semilla. La tierra da fruto por sí
sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga.
Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado
el tiempo de la cosecha' (Marcos 4.26-29). Sólo alguien que ha sido re-
creado en Cristo Jesús puede llevar a cabo las buenas obras que sirven y
agradan a Dios (Efesios 2.10).
Andrés Murray: La obra de Dios debe ser hecha a la manera de
Dios, y en el poder de Dios. Es una obra espiritual, que debe ser
hecha por hombres espirituales en el poder del Espíritu.
Segundo, la obra de Dios debe ser hecha conforme con sus leyes espiritua-
les y contando con sus fuerzas. Cuando el creyente se rinde en obediencia
y confianza en Dios, lo que hace se transforma en algo útil y agradable para
el Señor. A medida que el creyente se rinde día a día y es limpiado en la
sangre preciosa de Jesús y renovado por el Espíritu Santo, sus pecados son
purgados y se transforma en instrumento adecuado para Dios, 'un vaso
noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena'
(2 Timoteo 2.21). Cuanto más obedece y confía, tanto más Dios produce
en él el deseo de trabajar, equipándolo para el servicio, 'pues Dios es quien
produce ... tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena
voluntad' (Filipenses 2.13).
Cuando en obediencia a las leyes espirituales de Dios, el creyente siem-
bra y riega (como ocurre con la ley natural), Dios da el crecimiento. De
este modo, el creyente se transforma en un colaborador de Dios (1 Corin-
tios 3.5-9; 2 Corintios 6.1). Es sólo cuando Dios obra en nosotros y a través
de nosotros, que se obtienen resultados espirituales. Separados de él, nada
podemos hacer (Juan 15.1-5). Esto es lo que ocurrió con Jesús mismo. Res-
pondiendo a ciertas dudas de Felipe, Jesús le dijo: '¿Acaso no crees que yo
estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comu-
nico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el
que realiza sus obras' (Juan 14.1O).
Oración y trabajo 1187
V, tercero, la obra de Dios debe ser hecha bajo la guía del Espíritu
Santo. Cuando el creyente está dispuesto a cumplir con estas condiciones,
Dios le da a cada uno su obra. Y esto 'es como cuando un hombre sale de
viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le
manda al portero que vigile' (Marcos 13.34). El Señor orienta a cada uno
de sus siervos y siervas a la tarea que les tiene asignada (ver Hechos 9.6).
Pero es sólo cuando el creyente espiritual ora la oración de los justos, que
puede rendirse en obediencia a Dios, ser limpiado y separado, capacitado
por el Espíritu para el servicio, y guiado al lugar de servicio adonde Dios
lo necesita (Lucas 10.2).
Ejercicio 54. las buenas obras son ordenadas por Dios al creyente, porque ..•
Trazar líneas uniendo lo que corresponda:
Glorifican a Dios. 1Timoteo 6.18
Enriquecen la vida. Santiago 2.17-18
Dan un ejemplo que imitar. Tito 2.7
Tienden aestimular aotros. MateoS.16
Demuestran la vitalidad de la fe. Hebreos 10.24
De todos los 'trabajos' que podemos llevar a cabo en el servicio del reino
de Dios, ninguno es tan extraordinario como la oración. Lo que hace de la
oración una tarea tan especial es que la energía que invertimos en ella no
es nuestra, sino que viene de Dios. La oración es la fuerza más poderosa
que existe, porque va más allá de cualquier potencia creada, sea humana,
angelical o demoníaca. La oración no dispara energía humana o natural,
sino el poder infinito de Dios. Es él quien nos desafía a trabajar en oración,
poniendo a nuestra disposición su energía inagotable. '~sí dice aquel cuyo
nombre es el Señor, el que hizo la tierra, y la formó y la estableció con
firmeza: 'Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y
ocultas que tú no sabes'" (Jeremías 33:2-3).
Así, pues, cuando nos involucramos en el trabajo de la oración, la ener-
gía que se libera no es la nuestra, sino la del Creador del universo. Para él
no hay trabajos que sean imposibles, de modo que cuando oramos pode-
mos hacerlo con la convicción de que él está actuando con poder, con-
forme a su voluntad. Y lo que él opera son 'cosas grandes y ocultas: que
escapan a nuestra imaginación o conocimiento. Esta energía divina que
se libera con la oración no es como la energía atómica que puede resultar
en la destrucción de la humanidad, sino que siempre está orientada a su
bendición y salvación. La verdadera oración nunca puede ser maldición,
sino que siempre su fin es bendición, porque el poder de Dios no es para
destruir sino para edificar, no es para condenar sino para salvar. La oración
de poder no es para llenar el infierno sino para poblar el cielo, no es para
alimentar el reino de las tinieblas sino para establecer el reino de Dios.
Ahora, es importante que notemos que este impresionante poder divino
se libera COD la oración. Esto pone sobre nosotros una enorme responsabi-
lidad. Si no oramos en el poder del Espíritu, el poder de Dios no encuentra
oportunidad de liberarse, de 'hacer cosas grandes y ocultas: Se nos dice
que en Nazaret, donde se había criado, Jesús no 'hizo allí muchos milagros'
Oración y trabajo 1193
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1981 La oración de poder
Oración y paz
Pablo afirma que 'Dios no es un Dios de desorden sino de paz' (1 Corin-
tios 14.33). La Biblia indica que la paz es propia de la naturaleza y acción
de Dios. Él es e! autor de la paz. Él es e! 'Dios de paz' (1 Tesalonicenses 5.23;
Hebreos 13.20), ye! único dador de la paz. El salmista declara que 'el Señor
bendice a su pueblo con la paz' (Salmo 29.11). La paz es siempre obra de
Dios y la bendición más grande para los suyos (Isaías 57.18-19). Esta reali-
dad nos guía a ver tres verdades.
Primero, Dios el Padre es el autor de la paz. Él creó todas las cosas
de manera ordenada, ajustándolas armoniosamente. Fue la entrada del
pecado la que trajo confusión y desorden, dolor y sufrimiento, enfermedad
y muerte (Romanos 5.12; Santiago 4.1-4). De este modo, la vida se ha trans-
formado en un verdadero campo de batalla desde e! día que nacemos hasta
el día que morimos. El cuadro que pinta Isaías 57.20-21 es una fotografía de
la realidad que produce el pecado: 'Los malvados son como el mar agitado,
que no puede calmarse, cuyas olas arrojan fango y lodo. No hay paz para
los malvados-dice mi Dios:
Luchamos por e! pan de cada día, por independencia económica, por
prestigio social, por superación intelectual, por poder político y tantas
otras cosas, las más de las veces sólo para conseguir frustración y fracaso
como botín. A veces, esta lucha es cruel y sangrienta. Parece como que
la victoria es inalcanzable en el plano natural. La verdad es que fuera de
Cristo no hay una paz duradera para los seres humanos, pues e! pecado ha
transformado a la ley de la lucha en la ley de la vida.
Segundo, Dios el Hijo es el Príncipe de la paz. Su reino es un reino de
paz. Su advenimiento al mundo como Mesías fue anunciado en estos tér-
minos: 'Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la sobe-
ranía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero
208 I La oración de poder
admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su
soberanía Y su paz, y no tendrán fin' (Isaías 9·6-7). Él se ha manifestado
para oponerse a toda maniobra destructiva del enemigo del ser humano.
Como afirma Juan: 'El Hijo de Dios fue enviado precisamente para des-
truir las obras del diablo' (1 Juan 3.8). Al deshacer las obras de Satanás, él
restaura la paz para los seres humanos.
Su advenimiento fue acompañado CO(lla proclamación angélica de una
amnistía divina a todos los seres humanos. Cuando nació, los ángeles can-
taron en alabanza a Dios: 'Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a
los que gozan de su buena voluntad' (Lucas 2.14 Él es el gran pacificador.
Cualquiera que acepta el perdón mediante la fe en Jesucristo es perdonado
y justificado, yen consecuencia tiene paz para con Dios (Romanos 5.1). Sólo
por él puede terminar la enemistad básica entre el ser humano pecador y
Dios, que es la raíz de todos los conflictos. Es esta realidad de la reconcilia-
ción en la vida del creyente, la que le da ¡lcceso a Dios en oración.
Satanás:
210 I La oración de poder
Satanás ha tomado ventaja de esta condición de debilidad del ser humano,
se ha atrincherado en la vida de muchos, y se ha aliado con numerosos
deseos Y necesidades normales y naturales del cuerpo, la mente y el espí-
ritu para corromperlos. El objetivo de Satanás en esto es robar, matar y
destruir al ser humano. Como bien lo explicó Jesús: 'El ladrón no viene
más que a robar, matar y destruir' (Juan 10.10). Lo hace tornando anorma-
les e innaturales las demandas del ser humano natural, haciéndolas insa-
ciables, luchando contra las intenciones más nobles y las aspiraciones más
altas del ser humano (Romanos n-24).
De este modo, el ser humano es esclavo de su propia naturaleza no redi-
mida. No es capaz de agradar a Dios ni tampoco de dar satisfacción plena
a sus necesidades más profundas. Quiere, pero no puede; busca, pero no
encuentra; aspira, pero no alcanza; desea y no se satisface; inquiere, pero no
tiene respuesta; procura encontrar sentido a su existencia, pero no lo halla.
Aun sus esfuerzos religiosos no logran acercarlo a Dios. Por ser pecador no
arrepentido, se queda corto de la gloria de Dios (Romanos 3.23).
Segundo, el ser humano vive para recuperar su imagen divina distor-
sionada. Lo intenta despreciando y sometiendo a aflicción su cuerpo. Cree
que con la mortificación de la carne logrará liberar al espíritu. Pero lejos de
sacrificar la carne negando sus apetitos y deseos naturales, es necesario pre-
sentarla en sacrificio vivo a Dios, lo cual significa obediencia a su voluntad.
El desafío bíblico no es castigar al cuerpo, sino que, tomando en cuenta la
misericordia de Dios y en adoración espiritual ofrezcamos nuestros cuer-
pos 'como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios' (Romanos 12.1).
El ser humano pecador también intenta recuperar su imagen perdida
restringiendo su mente y forzando su espíritu a la búsqueda de Dios. Cree
que con la religión, la metafísica, la meditación, el misticismo y otros
recursos mentales y espirituales logrará liberar su yo. Pero lejos de limitar
la mente y el Espíritu es necesario rendirlos al señorío de Cristo, quien es el
único que puede someter todos los pensamientos desordenados y romper
las cadenas que oprimen al espíritu.
Tercero, el ser humano sólo puede llegar a ser quien debe ser en Cristo.
En la medida en que Cristo sea el Señor de tu vida, podrás ser verdadera-
mente libre del dominio de la carne, el mundo, y Satanás. En la medida
en que Cristo sea glorificado en tu cuerpo, te verás libre del imperio de la
carne (Romanos 6.11-18). En la medida en que Cristo sea glorificado en
tu mente, podrás tener la mente de Cristo (2 Corintios 10.3-5; 1 Corintios
2.16). En la medida en que Cristo llene tu espíritu, podrás experimentar los
ríos de agua vida que fluyan de tu ser interior (Juan 7.38).
Sólo en Cristo y a través de él, el ser humano puede alcanzar su destino
más sublime en la vida, y una victoria completa sobre sus enemigos: la
carne, el mllndo y Satanás. La carne o el mal que mora en nuestra natu-
raleza humana como consecuencia del pecado, es el primer enemigo que
confrontamos en la guerra espiritual. Nos traiciona, y a través de la acción
Oración y guerra espirutuall 211
Oración y Satanás
La advertencia de Pedro es bien dramática: 'Practiquen el dominio propio
y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, bus-
cando a quién devorar' (¡ Pedr05.8-9). Satanás o el príncipe de las tinieblas
y sus huestes, es el tercer enemigo que confrontamos en la guerra espiritual.
Detrás del mundo y sus deseos, y de la carne y sus debilidades, está el hecho
de la existencia de un ser horrible y siniestro: Satanás. Sus tácticas son arte-
ras y las más de las veces subrepticias. En pocas ocasiones sus ataques son
frontales y más bien su peligrosidad consiste en su extraordinaria capacidad
para mentir, engañar y disfrazarse de ángel de luz. Sobre todas las cosas, su
arma preferida es el temor y su estrategia por excelencia el engaño.
Satanás, el enemigo
Creado por Dios como un ser celestial, Satanás perdió su primer estado de
honor y privilegio al rebelarse en contra de su Creador. En su rebeldía, esta
criatura diabólica se ha propuesto destruir la corona de la creación de Dios,
que es el ser humano. En su lucha contra Dios, ha ganado el control de la
voluntad humana al tentar al ser humano para que peque en contra de Dios,
se rebele contra su voluntad y se alíe de este modo a su propia desobedien-
cia. El diablo se ha aprovechado de la debilidad de la carne humana, para
usarla como medio a través del cual controlar los pensamientos, palabras
y acciones de los seres humanos. A través de personas impías ha logrado
organizar y controlar la vida del mundo y ponerla a su servicio.
Si bien Satanás ha sido derrotado por Cristo y su sentencia ya está pro-
nunciada, todavía sigue intentando todo lo posible por destruir cuanto
puede de la creación de Dios, inclusive el ser humano mismo. El día de su
condenación está demorado por el amor de Dios, que quiere que todos los
seres humanos tengan la oportunidad de volverse de su poder diabólico y
se sometan al señorío de Cristo. Dios quiere que los seres humanos sean
liberados de compartir el destino preparado para el diablo y sus ángeles
(Mateo 25.41).
Francisco Fenelon (1671-1715): Haz, Señor, que, cuando el espíritu
seductor me llame, o por la sensualidad, o por la curiosidad, o
por la vanidad, que yo no sea más perturbado que tú lo fuiste en
el desierto ... Graba viva y profundamente en lo más hondo de mi
corazón aquellas verdades por las cuales disipaste la vanidad del
maligno: 'al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás: Amén.
Oración y guerra espirutual 1215
Satanás ataca
Satanás ataca con la bravura de un león o la sutileza de una serpiente,
según lo demanden las circunstancias. La Biblia describe a Satanás como
un león rugiente (¡ Pedro 5.8-9). El temor que inspira es un arma suya muy
poderosa. Sólo se lo puede neutralizar siendo sobrio, velando y llenando
nuestra vida con el amor de Dios. Juan afirma que 'el amor perfecto echa
fuera el temor' (1 Juan 4.18). La Biblia también describe a Satanás como
una serpiente astuta (Génesis 3.1). El engaño que produce es muy sutil y
fácil de aceptar. Como les dice Pablo a los creyentes de Corinto: 'Me temo
que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos
de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo'
(2 Corintios 11.3).
Con su engaño y seducción, Satanás enceguece a las personas para que
no vean la verdad espiritual ni reconozcan el error (Hechos 26.18; 2 Corin-
tios 4-4). De este modo, se presenta como defensor de la justicia y de la
verdad. Establece a sus seguidores como líderes religiosos y morales, con
el mismo uniforme de los soldados de la cruz, a fin de pervertir la Palabra
de Dios, desacreditar su autoridad y arrojar dudas sobre sus enseñanzas.
Imita los milagros del Señor y las señales, prodigios y maravillas que obra
el Espíritu Santo, para escandalizar a los creyentes y confundir a los incré-
dulos. Sólo bajo la guía del Espíritu se puede discernir su presencia y lleno
de la verdad de Dios es posible contrarrestar sus mentiras.
Un arma poderosa de Satanás en su ataque como león o como serpiente
es la tentación al pecado. La Biblia declara que Satanás es el autor de toda
2161 La oración de poder
Oración y victoria
En Efesios 4.8, el apóstol Pablo cita el Salmo 68.18 y lo aplica a la victoria
de Cristo sobre todos sus enemigos, una vez completada su obra redentora:
'Cuando ascendió a lo alto, se llevó consigo a los cautivos y dio dones a los
hombres: En el Salmo 68.18, Dios es presentado como un conquistador
que marcha a las puertas y que toma tributo de una ciudad que ha caído
bajo su poder. Pablo utiliza ese cuadro para enseñar que Cristo, en su cru-
cifixión y por su resurrección, ha resultado victorioso sobre Satanás. Él
conquistó a los que nos conquistaron. Jesús es Señor, y él está sentado a la
diestra del trono de Dios, reinando 'muy por encima de todo gobierno y
autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque,
no sólo en este mundo sino también en el venidero' (Efesios 1.21). Dios ha
colocado todas las cosas debajo de sus pies, y Cristo nos ha transferido su
autoridad para que lo representemos en la tierra.
Es por esto que, cuando Cristo ascendió a los cielos, él dio dones a la
iglesia, algunos de los cuales Pablo discute en Efesios 4.11-13. Es el Cristo
victorioso el que reparte el botín conquistado con generosidad, haciendo
partícipes a sus seguidores de la victoria conquistada. La oración es el
medio por el cual nos apropiamos de su victoria. La oración nos hace par-
tícipes del triunfo de Cristo sobre Satanás y sus huestes, y nos abre las
puertas para recibir de nuestro Señor victorioso los despojos de su con-
quista. Como señala F. J. Huegel: 'La victoria ... a veces es alcanzada silen-
ciosamente sobre las rodillas de quien ora: 1O
Gary D. Kinnaman: Sobre el fundamento de su obra terminada
y autoridad espiritual ilimitada, Jesús construirá su Iglesia. Fue
el propósito eterno de Dios 'que la sabiduría de Dios, en toda su
diversidad, se dé a conocer ahora [en esta edad, sobre la tierra],
por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones
celestiales' (Efesios 3.10). En anticipación de su victoria completa,
Jesús proclamó que las puertas del Hades no prevalecerían o
quedarían en pie contra la Iglesia (Mateo 16.18). Las puertas de
las ciudades antiguas eran puntos de entrada al corazón y vida
del pueblo que vivía en ellas. Era también común que los padres
de la ciudad condujesen sus negocios y legislaran en las puertas.
Las puertas, entonces, asumieron una especie de significado
simbólico de modo que las 'puertas del reino de la muerte' deben
ser entendidas como la autoridad y consejo del dominio de las
tinieblas. En otras palabras, los propósitos de Dios prevalecerán
sobre los propósitos del diablo, y Dios cumplirá su plan a través
de la Iglesia. 11
Oración y guerra espirutual1219
Un Señor victorioso
Nuestro Salvador es el gran Señor victorioso sobre todas las cosas. Él no
está arrinconado suplicando a sus discípulos que corran en su ayuda y sal-
ven su causa de las manos de sus enemigos (Hebreos 2.9-18). Él se ha con-
frontado con esos enemigos en un solo combate final y ha triunfado sobre
ellos de manera gloriosa en la cruz. Él fue tentado en todo como nosotros,
pero sin pecado. Por eso, Satanás no puede acusarlo de nada.
Nuestro Señor es el gran Señor victorioso porque ha tenido una victo-
ria completa sobre la carne, el mundo y Satanás. Él ha triunfado sobre la
carne. Su muerte y resurrección son señal de su victoria. En consecuencia,
él puede no sólo darnos el don de la salvación y la vida eterna, sino tam-
bién victoria sobre las tentaciones de la carne e impartirnos la paz que
sobrepasa todo entendimiento. Él también ha triunfado sobre el mundo.
Él mismo afirma: 'En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense!
Yo he vencido al mundo' (Juan 16.33). La fe en él y su obra redentora es la
que vence al mundo (1 Juan 5-4). En consecuencia, él puede ayudarnos a
confrontar las tentaciones del mundo. Pero, además, él ha triunfado sobre
Satanás. En la cruz, él lo ha sentenciado y allí pronunció su condena. En
este tiempo de gracia, entre la sentencia y su ejecución, la oferta de perdón
a través de Cristo Jesús está abierta a todo el que quiera aceptarla.
Un enemigo derrotado
Nuestro enemigo, Satanás, está derrotado en todos los campos de batalla.
La causa de Satanás está perdida, pero él apela a todos los recursos para
impedir que las personas acepten el perdón de Cristo. Cuando no puede
lograr esto, hace todo lo posible para impedir que los creyentes puedan
ganar a otros para el reino de Dios. Pero aun el cristiano más derrotado,
aunque esté acosado por todos los flancos, sigue estando del lado de la
victoria y puede clamar a su Señor, levantarse cuando cae, y disfrutar de la
victoria que Cristo ha logrado para él (Romanos 6.6-14).
Si bien Cristo ya está glorificado y es el vencedor triunfante, él espera
con infinito amor y paciencia que voluntariamente lo entronicemos en
nuestros corazones y vidas como Señor victorioso. Cuando el último ser
humano sobre la tierra haya hecho esto y voluntariamente lo haya acep-
tado y reconocido como Señor, el número de los elegidos se completará.
Cuando el número de los elegidos se complete, entonces el Señor regresará
y completará la obra de restauración del orden, la paz y la armonía del uni-
verso. Como dice Pablo: 'Porque plenamente y sin demora el Señor cum-
plirá su sentencia en la tierra' (Romanos 9.28). Nuestras vidas obedientes,
nuestro servicio fiel y nuestras oraciones fervientes adelantan la venida de
su reino.
220 ¡la oración de poder
I
cuando el creyente se mantiene en oración de guerra.
Colocar los pasajes bíblicos que correspondan.
1. Victoria sobre las influencias malignas de los hombres: ___________
2. Victoria sobre las fuerzas espirituales de maldad: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
J. Victoria sobre las aflicciones más severas: ______________ _
3. El mundo es peligroso porque hace que los afanes terrenales dominen la vida.
1 e.Mentir:
ij 7. Sembrar la cizaña:
~ 8. Calumniar a los santos:
l
:!
:¡
.~
v. Sacar la buena semilla:
10. Oponerse a los justos:
Los discípulos
1. La misión de los Doce: ____________________
2. la misión de los Setenta: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
3. Felipe en Samaria: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
4. Pablo en Filipos: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
$. Pablo en Éfeso: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
6. Pedro en J~rusalén:
El gran misionero Adoniram Judson, señaló en cierta
oportunidad: "Uno de los siete sabios de Grecia decía: 'Nada es imposible
para el ingenio: Cambiemos la palabra ingenio por oración perseverante,
y el lema será más cristiano y más universalmente válido:' Hay consenso
universal entre los cristianos en considerar la práctica de la oración como
el elemento fundamental en el cumplimiento de la misión de la iglesia.
A lo largo de los siglos, los creyentes hemos desarrollado las más diversas
estrategias a fin de dar cumplimiento con la tarea de proclamar el reino
de Dios en el mundo, conforme el mandato del Señor. Sin embargo, todos
estos caminos han tenido a la oración como el factor necesario para su
efectiva realización.
Los padres de nuestra fe evangélica fueron hombres y mujeres de ora-
ción. Su ministerio alcanzó relevancia y tuvo un gran impacto en sus días,
porque ellos supieron colocar a la oración como el germen y motivación
de sus acciones. En este sentido, son bien apropiadas aquí las palabras de
Karl Barth en relación con los grandes reformadores del siglo XVI. Dice
él: 'La Reforma se nos presenta como un gran conjunto: una gran labor
que comprende estudios, pensamiento, predicación, discusión, combates,
organización. Pero fue más que eso. Por lo que sabemos, fue también un
constante acto de oración, una invocación y, añadamos, una acción de los
hombres, de ciertos hombres, al mismo tiempo que una respuesta de parte
de Dios: l
No obstante, todo creyente sabe muy bien, por experiencia personal,
que la práctica de la oración no es tan sencilla ni fácil. Junto con las dificul-
tades para encontrar el tiempo oportuno y el lugar adecuado, se agregan
cosas más complicadas como la voluntad de orar y el saber hacerlo con
226 I La oración de poder
efectividad. No es extraño que uno de los pedidos más importantes que
los seguidores de Jesús le hayan hecho jamás fuese 'Señor, enséñanos a
orar' (Lucas 11.1). Y, por cierto, que Jesús respondió a este ruego de manera
maravillosa, y lo sigue haciendo toda vez que nos acercamos a él con el
mismo pedido.
La iglesia hoy en América Latina necesita desesperadamente aprender
a orar y a desarrollar una práctica efectiva de la oración, como instru-
mento fundamental para el completamiento de la misión que el Sei'lor nos
ha asignado. Si hoy hacemos nuestro el ruego de los primeros discípulos,
podemos tener la plena seguridad de que él va a respondernos de la misma
manera. Y podemos acercarnos confiadamente a su trono de gracia con
esta petición, con la certeza absoluta de que 'si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oracio-
nes, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido'
(1 Juan 5.14-15).
En este capítulo repasaremos, a modo de conclusión, algunas de las
cuestiones que hemos estado considerando en los capítulos anteriores.
Así, pues, prestaremos atención a algunos asuntos relacionados con nues-
tra oración, tales como la voluntad, el tiempo, el lugar, la preparación, la
actitud, los motivos y los resultados de la oración de poder.
La voluntad
La voluntad personal ocupa un lugar muy importante entre los elementos
humanos fundamentales ligados a la expresión plena del reino de Dios. Tal
como Jesús mismo lo enseñó, 'todo el que me oye estas palabras y las pone
en práctica es como un hombre prudente' (Mateo 7.24). Ya continuación,
presentó una de sus parábolas más conocidas, para ilustrar la diferencia
entre el prudente y el insensato (Mateo 7-24-27). No obstante, si bien la
prudencia es el punto central de la parábola, el foco de la enseñanza de
Jesús en todo el párrafo está puesto en la obediencia ('todo el que me oye
estas palabras y las pone en práctica, v. 24). La voluntad de hacer la volun-
tad de Dios en la vida es el primer paso más importante para caminar en
el reino.
De todas las cosas que podemos hacer en respuesta obediente a la
voluntad de Dios, ninguna es tan relevante, desde un punto de vista misio-
nológico, como la oración. La oración de poder es el medio por el cual
sintonizamos nuestra voluntad con la voluntad soberana de Dios, y expre-
samos nuestra disposición de obedecerlo. Ahora, hay tres problemas que
pueden neutralizar la voluntad de llevar una vida de oración de poder.
El peligro del intelectualismo
Un conocimiento meramente intelectual de las enseñanzas de la Biblia
sobre la oración puede ser de muy poco valor práctico para el creyente.
Hasta que nuestro conocimiento bíblico sobre la oración no es llevado a
La práctica de la oración 1227
como práctica que el Señor espera de nuestra parte (Mala quías 1.9; Mateo
5.44; 26-41; 1 Tesalonicenses 5.17; Santiago 5.16). Hay, pues, una relación
directa entre oración y obediencia. Juan dice: 'Queridos hermanos, si el
corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios, y recibimos
todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos
lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de
su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha
dispuesto. El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios
en él' (1 Juan 3.21-24)
El peligro del misticismo
Debemos estar en guardia contra toda tendencia hacia un misticismo equi-
vocado, que pueda distanciarnos de la fidelidad al evangelio, y nos aleje de
la realidad de la misión que tenemos que cumplir en el mundo. En parte,
éste fue el problema de los cristianos corintios, que se creían muy espiri-
tuales. Pablo los amonesta, diciendo: 'Me temo que, así como la serpiente
con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados
de un compromiso puro y sincero con Cristo' (2 Corintios 11.3). Debemos
ser muy cuidadosos en no confundir espiritualidad con espiritualismo.
George Arthur Buttrick: A veces la contemplación reúne tal luz
y fuego como para transformarse en un rapto místico -'el vuelo
del que está solo al que está Solo: Esta altura de oración tiene su
precio psicológico; como, por ejemplo, en ese lagar del espíritu
denominado por los místicos como 'la noche oscura del alma:
Hay también peligros morales ... Este rapto puede exaltar tanto
al ser humano que se olvide de la tierra y la carne, que todavía
son términos ordenados de nuestra aventura mortal, el desafío
e instrumento de nuestro espíritu. Puede engañarlo de tal modo
que pierda la compasión, e ignore las necesidades prácticas de
sus prójimos. Puede tentarlo incluso a negociar su patrimonio
de individualidad personal. 2
Un misticismo exagerado o mal entendido puede también distraernos de
nuestra dep endencia de la guía de la Palabra escrita y su aplicación simple
a nuestro "lvir diario. En definitiva, la Biblia es 'la palabra profética más
segura' (2 Pedro 1.19, RVR). Por eso, es el deber y el privilegio de todo hijo
o hija de Dios orar 'la oración eficaz del justo: Y cuando nos damos cuenta
de que nuestra vida de oración debe superar nuestros privilegios, en ese
momento Cristo está listo para guiarnos al conocimiento más pleno y a la
experiencia más rica de la oración contestada.
El peligre del emocionalismo
El creyente no debe esperar a que cambien las circunstancias para comen-
zar una vida de oración. La vida de oración no debe depender de las olas
La práctica de la oración 1229
El tiempo
Necesitamm un tiempo para nuestra vida de oración. El salmista nos da
su testimonio en cuanto a su vida de oración: "Con todo el corazón clamo
a ti, Señor; respóndeme, y obedeceré tus decretos. A ti clamo: '¡Sálvame!'
Quiero cumplir tus estatutos. Muy de mañana me levanto a pedir ayuda;
en tus palabras he puesto mi esperanza. En toda la noche no pego los ojos,
para meditar en tu promesa. Conforme a tu gran amor, escucha mi voz;
conforme a tus juicios, Señor, dame vida" (Salmo 119.145-149).
Después de la disposición de la voluntad para orar, la segunda cuestión
práctica en cuanto a la oración es la del tiempo que apartamos para ella.
Hace falta tlempo para adquirir la educación que deseamos. Hace falta
tiempo para adquirir destreza en la música y en el arte. Hace falta tiempo y
aplicación para lograr cualquier cosa que valga la pena en la vida. Por eso,
es necesario que dediquemos tiempo a nuestra vida devocional, si es que
esperamos algún progreso en ella. Una vida de poder es una vida de obe-
diencia permanente, que sólo es posible a través de la oración y del cono-
cimiento de la Palabra de Dios. Jesús dedicó tiempo a la oración mientras
estuvo aquí en la tierra, e incluso ahora intercede por nosotros a la diestra
de Dios. Si nuestro Señor estimó necesario dedicar un tiempo especial a
la oración, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros! Necesitamos hacer un
lugar en nuestras vidas cotidianas para la práctica de la oración. Los após-
toles entendieron esto a cabalidad, de modo que hicieron de la oración
una práctica regular y a la que dedicaron una abundante cuota de tiempo
(Hechos p)
La práctica de la oración 1231
El lugar
Uno de los hechos más firmemente comprobados es que el desarrollo de
hábitos de conducta es fundamental para una vida humana efectiva. Es
incuestionable que un buen hábito alcanza a afectar todas las esferas de la
vida, incluyen.do la vida espiritual. En el proceso de formación de buenos
hábitos el tiempo ocupa un lugar muy importante, pero en cierto grado
también la cuestión de un lugar determinado es de gran relevancia. Tener
un lugar detoerminado para comer contribuye a nuestro placer, bienestar
y mejor aprovechamiento de los alimentos. De hecho, para satisfacer esta
necesidad tenemos un comedor, una mesa e incluso un determinado lugar
alrededor de la mesa. Todo estudiante conoce bien la ventaja de tener un
lugar de estudio. Su escritorio es su banco de trabajo, y la familiaridad
misma con e.te medio ambiente ayuda a hacer del estudio algo más lleva-
dero yefecti'l;o.
La práctica de la oración 1 233
La actitud
Hay muchísimas razones por las que una persona puede encontrar difícil
el acercamiento a Dios en oración. Por supuesto, si tal persona no tiene
desarrollada su fe, de modo de creer en la realidad de que hay un Dios que
escucha su oración, sus ruegos serán una mímica sin sentido o un ejercicio
religioso carente de contenido y efectividad. Pero hay otras razones que
frecuentemente bloquean la conciencia que podemos tener de Dios.
Por un lado, todos nosotros pasamos por momentos en los que parece
como que la visión de Dios se opacara. Nos resulta difícil mantener nuestra
vida con domicilio permanente en la cumbre del monte de la Transfigu-
ración. Más bien, la mayoría de los creyentes podría resumir su peregri-
naje espiritual como una secuencia de colinas y valles. Y al igual que en la
experiencia de Jesús, la transfiguración radiante es seguida por una hora
dolorosa cuando el alma clama: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has des-
amparado?' (Mateo 27-46).
En la experiencia de la oración de poder hay momentos en que uno
piensa que va a morir por exceso de gozo; pero también hay instancias en
las que los interrogantes son más abundantes que las respuestas y en las que
parece como que Dios guardara silencio. Por cierto, no siempre podemos
orar con la misma intensidad y satisfacción. León Tolstoi afirmaba que él
'podía orar más sinceramente en algunos momentos que en otros: De allí
que, el primer paso para confrontar esta realidad en nuestra experiencia de
oración es reconocer que es natural y normal, y que, en consecuencia, no
debemos desmayar. Pablo le dice a Timoteo que es necesario perseverar 'a
tiempo y fuera de tiempo:
Es importante, pues, que desarrollemos una correcta actitud en la prác-
tica de la oración, y que decidamos de antemano mantenernos firmes en
nuestra voluntad de orar, sea que sintamos el deseo de hacerlo o no. Esta
2381 La oración de poder
Los motivos
La cuestión de los motivos correctos para la oración es fundamental si es
que aspiramos a que nuestros ruegos sean de veras oración de poder. La
ineficacia en la oración se debe la más de las veces al hecho de que oramos
con motivos equivocados o inadecuados. El problema no está en la dispo-
sición de Dios de responder a nuestra oración, sino en que las cosas que
pedimos son contrarias a su voluntad. Y la voluntad de Dios es siempre lo
mejor para nosotros, y el Padre de amor jamás va a responder a nuestras
oraciones si éstas no son para nuestra bendición, sino para nuestro daño.
Un buen padre, que ama entrañablemente a su hijo, no le da todo lo que
él pide, pero sí todo aquello que sabe que es para su bien. Nuestra oración
debe tener un objeto definido en mente.
Charles G. Finney: Muchas personas van solos a sus cuartos 'para
orar' simplemente porque 'deben decir sus oraciones: Llega el
momento en el que han adquirido el hábito de ir por sí mismos
a orar -en la mañana, o al mediodía, o en cualquier tiempo del
día que sea. Pero en lugar de tener algo que decir, algún objeto
definido delante de su mente, caen sobre sus rodillas y oran
por lo que sea que venga a sus mentes -por cualquier cosa que
flota en la imaginación en ese momento, y cuando lo han hecho
apenas si pueden decir una palabra acerca de lo que han estado
orando. Esta no es una oración efectiva. 9
240 I La oración de poder
Luego, podemos elevar nuestros ojos para mirar más allá de nuestra Jeru-
salén, y contemplar cuáles son las necesidades en nuestra Judea y Samaria,
y más allá a las necesidades de lo último de la tierra. Nuestros parientes,
amigos, vecinos, aquellos con quienes trabajamos, los que están asociados
con nosotrm en los negocios de la vida y en la iglesia. Nuestra oración
debe alcanzar también a aquellos que están en contacto circunstancial con
nosotros, pero a quienes el Espíritu Santo pone en nuestros corazones.
La práctica de la oración I 241
Siempre vamos a encontrar cerca de nosotros a personas enfermas,
que están sufriendo, que son débiles y que están pasando por momen-
tos de incertidumbre. Están también aquellos que se han extraviado de
la verdad y que están enseñando y viviendo caminos de mentira y ajenos
a la Palabra de Dios. Puede ser nuestro deber el elevar nuestras voces en
una denuncia profética de la injusticia y el pecado de sus palabras y accio-
nes (Jeremías 36.20-26, 29-31). Pero no dejemos de confesar de manera
identificatoria sus pecados al Señor y de interceder por ellos en oración.
Recordemos que el gran apóstol Pablo fue durante un tiempo en su vida
un enemigo encarnizado del evangelio de Cristo. Pero Esteban oró por sus
enemigos, y esa oración finalmente fue respondida por el Señor, que llamó
al camino de justicia a uno de sus siervos más extraordinarios de todos los
tiempos.
A fin de prestar atención con mayor efectividad a motivos tan diversos,
muchos creyentes han encontrado de suma utilidad mantener una lista
de motivos de oración. Mi suegra mantiene un cuaderno donde anota día
por día nuevos motivos de oración. Con el correr de los años su lista de
oración ha crecido notablemente, pero también su fe y fidelidad en la ora-
ción se ha agigantado, al constatar que muchos de sus motivos de oración
han recibido respuesta de parte del Señor. Una lista diferente para cada día
de la semana o una lista semanal que se mantiene hasta que cada motivo
recibe respuesta, puede ser un método adecuado para ayudarnos a no des-
cuidar ningún motivo que el Espíritu Santo traiga a nuestra consideración
e interés. Estas listas se pueden confeccionar simplemente escribiendo de
manera específica una respuesta a la pregunta de Jesús: '¿Qué quieren que
haga por ustedes?'
Muchas reuniones de oración son inefectivas, carentes de poder yabu-
rridas porque no tienen un objetivo definido ni abordan motivos concretos.
Las oraciones son disparadas como tiros al aire, pero sin dirección ni pro-
pósito. Son ruegos que no pasan del cielorraso y peticiones que no llegan
a ningún lado. Es mucho mejor anunciar una reunión de oración citando
a los hermanos a orar por un motivo bien específico y definido. En este
caso, el líder puede brindar información sobre tal motivo, indicar por qué
es necesaria la oración del grupo, discutir cuál puede ser la mejor manera
de orar, e invitar a todos a participar abordando aspectos diferentes de la
necesidad por la que se ora. Por cierto, necesitamos también reuniones de
oración en las que demos gracias a Dios por su providencia y cuidado, por
sus respuestas a las oraciones que le hayamos hecho. Si nuestras oraciones
son vagas e imprecisas, lejos de ser oídas por el Señor, serán una molestia
para él y una pérdida de tiempo para nosotros. La oración de poder es una
oración que se eleva al Señor con motivos definidos, conforme a su volun-
tad de hacer lo mejor para nosotros y su reino.
242 I La oración de poder
Los resultados
Jesús nos ofrece la clave para la respuesta inmediata a nuestras oraciones,
cuando dice: 'Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes,
pidan lo que quieran, y se les concederá' (Juan 15.7). La mejor garantía
de respuesta y de obtener los resultados que esperamos de la oración de
poder, es mantenernos en una estrecha comunión con el Señor y en obe-
diencia a su Palabra.
Karl Barth: Orar es dirigirse a aquel que ya nos ha hablado
por el Evangelio y por la Ley. Nos encontramos frente a él
cuando somos atormentados por la imperfección de nuestra
obediencia, por la discontinuidad de nuestra fe. Por causa de él
nos encontramos en la angustia. Sólo Él es capaz de darnos el
remedio. Y oramos pidiéndole que lo haga. II
La práctica de la oración 1243
2. ______~----------------
7. ________________________
3. ________________________ 8. ________________________
4· ________________________ 9. ________________________
Presentación e Introducción
I Tom Smail: 'The Practice of Prayer: en The Lion Handbook of Christian
Belíef, ed. por Robin Keeley, Lion Publishing, Icknield Way, Inglaterra,
1982, p. 361.
2 Princeton Religion Research Center: Emerging Trends, Gallup PolI,
Princeton, Nueva Jersey, 1994, p. 1.
3 Princeton Religión Research Center: Relígion in America: Will the Vitalíty
of the Church Be the Surprise of the 21st Century?, GalIup PolI, Princeton,
Nueva Jersey, 1996.
4 Pablo A. Deiros: Diccionario hispanoamericano de la misión, Unilit,
Spirítualíty, Oxford University Press, Nueva York, 1986, XXII. Ver la 'Nota'
interesante sobre el significado de 'espiritualidad' en pp. XXIV-XXVI.
I I Ewert H. Cousins: 'Preface to the Series: Christian Spiritualíty I: Origins
to the Twelfth Century, ed. por Bernard McGinn y John Meyendorff, vol.
16 de World Spirítualíty: An Encyclopedic History of the Relígious Quest,
Crossroad Publishing Co., Nueva York, 1985, p. XIII.
12 Nelson S. T. Thayer: Spiritualíty and Pastoral Ca re, Fortress Press,
13 Urban T. Holmes: Sp iritua litY for Ministry, Harper & Row, San Francisco,
1982, p. 12.
Sandra M. Schneiders: 'Spirituality in the Academy: en Modern Christian
14
Spirituality, p. 36.
15 John R. Tyson, ed.: Invitation to Christian Spirituality: An Ecumenical
17 Gustavo Gutiérrez: We Drink from Our Own Wells: 7he Spiritual Journey
Spirituality, p. 39.
20 Bernard McGinn: 'Introduction', en Christian Spirituality 1, p. XV-XVI.
Spirituality, p. 43.
28
Christopher Bryant: 'The Nature of Spiritual Development', en 7he Study
of Spirituality, pp. 565-566.
29,....
.1. yson: Invitation to Christian Spirituality, p. 3.
30 lb
id., p. 4.
p·57·
6 Helmut Thielicke: 7he Evangelical Faith, vol. 3, 'The Holy Spirit, the
p·57·
22 White: Oración, p. 155.
5 [bid., p. 1:127.
19 68 , p. 46.
10 Fosdick: The Meaning of Prayer, p. 28.
12 [bid., p. 222.
4 rbid., p. 64.
18 Ibid., p. 4 2 .
3 White: Oración, p. 35
SE. M. Bounds: Purpose in Prayer, Moody Press, Chicago, nJ., pp. 121-123.
9 Eastman: El amor de rodillas, pp. 148-152.
10 Ibid., p. u8.
3 lb id. , p. 26.
6 lb id. , p. 90.
9 [bid., p. 19.
2541 La oración de poder
Strategies for Spiritual Warfare, Chosen Books, Old Tappan, Nueva Jersey,
1990, pp. 180-181.
3 Huegel: Secretos de la oración, p. 81.
4 Timothy M. Warner: Spiritual Warfare: Victory over the Powers of this
9 [bid., p. 197.
12 ¡bid., p. 92.
Abreviaturas
En el presente libro se utiliza la Nueva Versión Internacional (NVI) de la
Sociedad Bíblica Internacional para todas las citas bíblicas. En otros Casos,
se sigue el texto griego o se cita otras versiones de la Biblia, indicándolo
mediante las siglas correspondientes. Las abreviaturas utilizadas son las
siguientes:
BJ Biblia de Jerusalén.
gr. The Greek New Testament, 3" edición, United Bible Societies.
RVR Santa Biblia, versión Reina- Valera, revisión 1960.