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LA ALEGRIA DE SER POBRE

El sermón del monte, no es solo otro sermón de Jesús en la Biblia, sino que es la vida de Jesús, es su ejemplo.
Este sermón fue escrito para todas las generaciones, es atemporal, sin bien es cierto fue pronunciado hace miles de
años, sigue siendo efectivo en nuestros días, porque los principios que encontramos en el, son la base para todo
cristiano comprometido con Dios.
Es la vida de Jesús manifestada en tres capítulos, son sus principios, sus valores, su creencia.
Dios nos llama a vivir estas enseñanzas y así iluminar al mundo con nuestras vidas.
No se trata de que a partir de ahora vamos empezar a vivir como este sermón nos enseña, sino que como discípulos
ya deberíamos estar haciéndolo.

Este sermón es un llamado a la humildad, a la paciencia, pero sobretodo al amor.

Mateo 5:1-3
1 Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron,2 y
tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo: 3 «Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los
cielos les pertenece.

Jesús vino a cambiar el sentido de la vida.


Durante muchos años, los pobres habían vivido no encontrando sentido a sus vidas, o habían tenido que soportar
injusticias, abusos, etc. Pero Jesús vino a darle un propósito a todo ese sufrimiento.

La palabra griega que se traduce como dichoso, significa “afortunados”.

El dice en la escritura, son afortunados, los pobres en espíritu, porque tendrán una gran herencia.
Sin lugar a dudas esta introducción fue un tanto chocante para muchas personas, puede que muchos se hayan ido al
escuchar una cosa como esta.
Porque para alguien que ha vivido en pobreza es difícil aceptar que alguien le diga, que afortunado eres de ser
pobre.

Si alguien me lo hubiera dicho a mi, le habría encarado un montón de cosas, por ejemplo:
Pienso que le habría dicho, que sabes tu acerca de ser pobre, ¿como puedes decirme que soy afortunado?
Durante varios años de mi vida, fui alimentado por mi abuela, la ropa vieja de mis primos era mi ropa nueva de
cada año. Los zapatos que mi tío no podía usar por que estaban muy usados, eran mis zapatos nuevos para la
escuela. El abrigo que usaba de frazada para mi cama era mi vestón escolar. Como le dices a una persona que ha
pasado por esto que necesita alegrarse de su situación.

Pero Jesús hizo precisamente esto, alégrate de ser pobre, porque recibirás un premio.
Sin embargo no hay que malentender la escritura, Jesús se refirió a una pobreza distinta, a una pobreza espiritual,
donde la falta de cosas materiales no es el punto importante.
La pobreza espiritual, se encuentra en personas de todo nivel social y muchas de ellas están en los niveles altos de
la sociedad.

Cuando Jesús comenzó este sermón, fue directo al grano. Ninguna persona que no reconoce su pobreza espiritual
delante de Dios, puede llegar a ser heredero del reino de los cielos.
Para nosotros esto es muy claro, necesitamos reconocer delante de Dios que sin su ayuda no podemos ser
cristianos.

Necesitamos reconocer que nuestras vidas sin Dios están desamparadas, que podemos tener muchas cosas, pero sin
Dios en nuestra vida, estamos vacíos espiritualmente.
Había dos términos para definir a un pobre, uno significaba pobre en el sentido de no tener ninguna posesión. El
otro daba a entender una pobreza tal, que se tenía que mendigar.

¿A qué tipo de pobreza piensas que se refería Jesús?

Jesús se refiere a los que se dan cuenta que están en bancarrota espiritual y moral y que entienden que delante de
Dios son mendigos espirituales.

¿Como estamos delante de Dios?


Lucas 18:9:14
9
A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta
parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. El
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fariseo se puso a orar consigo mismo: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones,
malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y
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doy la décima parte de todo lo que recibo." En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a
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cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: "¡Oh Dios,
ten compasión de mí, que soy pecador!" »Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios.
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Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Muchas veces somos como el fariseo, nos comparamos con otras personas y al ver que parecemos mejores nos
tranquilizamos por dentro, sin embargo no podemos mirar al cielo sin ver nuestros corazones primero y
compararnos con Dios.
El fariseo se fijo en el mismo y comparo su vida moral con la del cobrador de impuesto, pero Dios justifico al
cobrador de impuestos porque reconoció su pobreza delante del Señor.

¿Cuantos de nosotros somos como el fariseo?


Miramos la vida de otros y juzgamos a las personas usándonos como modelos, miramos a las personas
comparándolas con nuestras vidas.
Por ejemplo en la universidad, es fácil caer en comparaciones, Yo no copio en las pruebas como mis compañeros.
O en el trabajo, no digo garabatos como lo hacen mis colegas.
Gracias a Dios que yo tengo un mejor matrimonio.
Mis hijos no son como los hijos del vecino.
Mucha veces somos como el fariseo fijándose en los demás, sin antes fijarse en como esta nuestro corazón delante
de Dios.
Esto lo podemos conseguir estudiando la Biblia y aprendiendo acerca de lo que Dios quiere para nuestra vida.

Si no nos comparamos con Jesús, entonces volveremos a casa siendo culpable delante de Dios por no habernos
humillado en su presencia.

Reconocer que somos pobres delante de Dios es la puerta para entrar al cielo.

Cada persona que camina con Dios y conoce a Dios tiene que tener esta experiencia. No hay nada opcional en ella.
No hay manera de entrar al reino si no es reconociéndonos pobres delante de Dios.

El rey David, entendía esto.


A pesar de todas sus victorias, reconocía que delante de Dios era un mendigo.
Salmos 34:6
6
Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó y lo libró de todas sus angustias.

Salmos 40:17
Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te tardes,
17

Dios mío!
Salmos 109:22
Ciertamente soy pobre y estoy necesitado;  profundamente herido está mi corazón.
22

Si le preguntáramos a un filosofo o sicólogo de este tiempo, acerca de cómo estaba David, ellos nos dirían que
necesitaba sentirse mejor acerca de si mismo, sin embargo para Dios, David tenía su corazón y lo bendijo
muchísimo.

Otro hombre que reconoció su pobreza delante de Dios fue Isaías.


Isaías 6:5
5
Entonces grité: « ¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios *impuros y vivo en medio de un pueblo
de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al SEÑOR Todopoderoso!»

María la madre de Jesús, también reconoció su pobreza delante de Dios.

Lucas 1:46-48
Entonces dijo María:  —Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se
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ha dignado fijarse en su humilde sierva.

El apóstol Pablo, también lo hizo.


Romanos 7:18
18
Yo sé que en mí, es decir, en mi *naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no
soy capaz de hacerlo.

1 Corintios 15:9-10
9
Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque
perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue
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infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que
está conmigo.

Todas estas personas, fueron usadas por Dios para generar un cambio en la sociedad, todos fueron usados por Dios
para mostrar su gloria a las naciones.

Sin pobreza espiritual, no podemos acercarnos a Dios.

Muchos piensan que son cristianos porque se han comprometido con ciertas normas morales y éticas, pero nunca se
han humillado delante de Dios para reconocer que necesitan de su perdón.
Nunca han sentido la pobreza espiritual de sus vidas y es porque nunca han tenido un encuentro personal con
Dios.

Cuando estudiamos el sermón del monte nos damos cuenta que esta pequeña introducción, es la clave para poder
cumplir con todo el resto de lo que Jesús nos enseña.

Amar a nuestros enemigos, pureza, alegría en la pobreza, etc.


Reconocernos pobres delante de Dios nos faculta para recibir lo que necesitamos y así hacer frente a los desafíos
del sermón del monte.

Conclusión:
 Reconocer que necesitamos a Dios
 Buscar la ayuda y dirección de Dios
 Obedecer su Palabra
 Quiero animarte a reflexionar en tu vida, y reconocer que necesitas la ayuda de Dios.
 Reconocer que si Dios no esta presente activamente en tu vida, no podrás estar con el en el cielo y empezar
a estudiar la Biblia para que puedas tener una relación personal con Dios.

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