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Los textos de este módulo pretenden ser útiles para aquellos operadores del
procedimiento penal acusatorio que experimentan en su quehacer cotidiano, la
exigencia y la lucha por los derechos humanos o fundamentales, de manera que
en los temas que trataremos subyace en el cambio de paradigma el contenido de
las siguientes líneas conceptuales trascendentes:
3. Aspectos sustantivos
5. Medios de protección
En forma similar, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas explica que los
Derechos Humanos, a grandes rasgos, pueden definirse como:
Adela Cortina dice que "los derechos humanos son los mínimos exigibles, a
diferencia de los máximos con los que se tiene que convivir en una sociedad
pluralista. Y pluralismo afirma, no significa que no haya entre los ciudadanos nada
en común, sino todo lo contrario; precisamente, el pluralismo es posible en una
sociedad cuando sus miembros a pesar de tener ideales morales distintos, tienen
también en común unos mínimos morales que les parecen innegociables y a los
que han ido llegando “motu propio” y no por imposición". Fuente: A. Cortina, Ética
civil y religión, Madrid: PPC, 1995.pp. 70-71.
El reconocimiento y respeto del valor más grande con el que cuentan todas las
personas y que constituye actualmente el fundamento de todos nuestros derechos
es: la dignidad humana. Grandes líderes y personajes de la historia de la
humanidad descubrieron que la manera de garantizar la justicia y la paz en
cualquiera de las latitudes del mundo es afirmando el valor de todos y cada uno de
los seres humanos.
La dignidad se ha convertido en el valor supremo a proteger y en el fundamento
de toda convivencia noble y pacífica, y está materializada en el concepto de
derechos humanos que aparece actualmente en la mayoría de las constituciones
modernas de los países.
Los derechos humanos son una especie del género “derecho subjetivo”: son los
derechos subjetivos que tiene cada ser humano en virtud de su humanidad. Los
límites técnicos de la dogmática jurídica no le permiten abarcar el concepto de
derechos humanos, porque para aquélla, derechos que están más allá de
ordenamientos jurídicos particulares, son ficciones.
Universalidad: Se aplican a todas las personas por igual porque todas tienen la
misma dignidad.
Integridad: Cuando se lesiona un derecho se vulnera otro. Se menciona que son
integrales porque son interdependientes. Su respeto no es aislado debe buscarse
el cumplimiento de todos para tener una sociedad digna y justa.
La tradición iusnaturalista moderna parte del siglo XVII y llega a la actualidad. Está
representada por Hobbes, Grocio, Puffendorf, Tomasius, Leibniz, Kant, Hegel y
otros posteriores. El derecho natural clásico es objetivista y el moderno
subjetivista, en la medida en que uno se coloca en la naturaleza de las cosas o de
las relaciones justas.
Esta fundamentación iusnatural ha sido criticada, en virtud de que, afirma que los
derechos naturales solamente pueden ser considerados auténticos derechos en el
sentido técnico-jurídico del término, cuando se encuentran reconocidos en una
norma jurídica de Derecho positivo; mientras esto no ocurra estaremos frente a
valores, intereses, objetivos y deseos humanos más o menos necesarios,
importantes o fundamentales.
Son producto del desarrollo del sistema jurídico, por lo que han sido creados por
las personas para el adecuado funcionamiento de la comunidad, dejando de lado
la posibilidad de que sean derechos naturales. Por lo tanto, pueden ser
modificados e incluso suprimidos ya que nacen del ordenamiento jurídico y no hay
forma de evitar que sean suprimidos en un tiempo y lugar determinado. Son
derechos virtud a que son legislados y vigilados en un contexto jurídico
determinado.
La crítica principal a esta teoría se dirige hacia la afirmación que sostiene que los
derechos humanos “serían vigentes” sólo si el ordenamiento jurídico así lo
contempla, pudiendo suprimirlos.
1a generación
Derechos de primera generación: Producto del liberalismo político del siglo XVIII
se instala en las primeras Constituciones escritas. Ubica los clásicos derechos
individuales: los derechos civiles y políticos de los ciudadanos. Exigen al Estado
una inactividad y el poder público debe observar una actitud de respeto frente a
ellos. Entre estos se encuentran:
a) El derecho a la vida.
b) El derecho a la libertad.
c) El derecho a la seguridad.
g) Derecho de propiedad.
2a generación
En estos derechos el Estado debe actuar como promotor y protector del bienestar
económico y social. Convertirse en garante del bienestar de todas las personas
dependientes de su ámbito de competencia y jurisdicción. El principal documento
que los contempla es el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. México se adhirió a este el 23 de Marzo de 1981.
3a generación
De tal forma que, los derechos humanos son un conjunto de normas de carácter
ético-moral que, al ser institucionalizados, garantizan una plena protección a la
dignidad y seguridad de las personas.
Garantismo
La teoría jurídica del jus-filósofo italiano Luigi Ferrajoli tiene sustento en las ideas
pertenecientes a la Escuela analítica italiana (Escuela de Turín) cuyo fundador fue
Norberto Bobbio, dentro de la cual, se formó una nueva generación de filósofos del
derecho.
Una de las funciones del garantismo consiste en hacer patente las lagunas y
antinomias que se presentan en el ordenamiento jurídico y el juez tiene
encomendada la función de depurarlas.
En su ponencia "Pasado y futuro del Estado de Derecho", Ferrajoli alude a dos
modelos de Estado de Derecho, el Estado legislativo de Derecho y el Estado
Constitucional de Derecho. Precisa que el Estado de Derecho puede verse desde
el sentido lato o débil en el que cabe cualquier ordenamiento en el que los poderes
del Estado son conferidos por la ley y ejercitados en la formas y con los
procedimientos legalmente establecidos […] caben aquí los Estados modernos
inclusive los antiliberales.
En el sentido estricto, o fuerte, sólo los Estados "en que los poderes públicos
están, además sujetos a la ley (y, por tanto, limitados o vinculados por ella), no
sólo en lo relativo a las formas, sino también en los contenidos […] son Estados de
Derecho aquellos ordenamientos en los que todos los poderes, incluido el
legislativo, están vinculados al respeto de principios sustanciales, establecidos por
las normas constitucionales, como la división de poderes y los derechos
fundamentales".
3. Aspectos sustantivos
Lo propio del mundo moderno es que llega a dominar la idea de que existe una
dimensión de la vida – la vida privada – en la que no es deseable que interfiera la
autoridad pública, a menos que se trate de circunstancias excepcionales. Esta
protección del ámbito privado es para Berlín una de las grandes conquistas de la
Modernidad, porque, al garantizar que cada individuo puede elegir su forma de
vida buena particular, se crean las condiciones para el desenvolvimiento de la
pluralidad humana (el pluriverso humano).
El individuo libre no sólo tiene poder de mando en el ámbito privado, sino también
como ciudadano en el ámbito público y esa capacidad de participar en el ejercicio
del poder político hace patente su libre arbitrio. El concepto de libertad para los
intelectuales modernos consiste en que, al constituirse la vida privada como el
ámbito privilegiado de la libertad negativa (la ausencia de interferencias), se da un
desarrollo de la libertad positiva (elección entre concepciones distintas del bien), lo
cual da lugar al individualismo propio de estas sociedades.
El derecho a la igualdad es aquel derecho inherente que tienen todos los seres
humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los
demás derechos otorgados de manera incondicional, es decir, sin discriminación
por motivos de nacionalidad, raza, creencias o cualquier otro motivo.
También, hace referencia al derecho que tenemos todos los seres humanos a no
ser segregados por nuestras condiciones o creencias, este derecho nace como
consecuencia de los terribles rechazos que han tenido que enfrentar las minorías
alrededor del mundo.
En medio de las numerosas violaciones a los derechos humanos, hay una que se
presenta de manera cotidiana; a veces es imperceptible y otras, escandalosa: la
discriminación.
Entre las razones por las que nadie puede ser discriminado, (además de las ya
mencionadas) la Ley del Distrito Federal añade el género, identidad indígena, de
género, expresión de rol de género, condición jurídica, apariencia física,
características genéticas, opiniones políticas, académicas o filosóficas, identidad o
filiación política, orientación o preferencia sexual, estado civil, forma de pensar,
vestir, actuar, gesticular, tener tatuajes o perforaciones corporales o cualquier otra
que tenga por efecto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de
derechos y libertades fundamentales y la igualdad de las personas.
Nuestro país firmó y ratificó 142 instrumentos internacionales vinculados con los
derechos humanos; por lo tanto, está obligado a dar cumplimiento efectivo a tales
documentos internacionales, mismos que se refieren:
Asimismo, la Constitución de 1917 incorpora por primera vez a nivel mundial, las
denominadas garantías sociales que a diferencia de las garantías individuales se
dirigen hacia grupos específicos, que surgen para proteger a grupos
desfavorecidos de otros más privilegiados. Ahora, se han convertido en
instrumentos fundamentales en la defensa y protección de los derechos
económicos, sociales y culturales.En junio del año 2011 se gestó una de las
reformas más significativas en materia de derechos humanos, que tuvo su origen
en las demandas de los ciudadanos.
La reforma se ubica en un proceso de desarrollo que busca:
En el caso del acceso a la justicia, estamos en presencia del punto de partida para
activar la acción del Estado en la protección de derechos. La tradicional pasividad
del Estado para dar lugar al planteamiento de asuntos por la vía jurisdiccional
sobre la defensa de derechos debe transformarse para dar lugar a mecanismos
que aseguren que las afectaciones a los derechos de las personas pueden ser
conocidas y corregidas por la autoridad jurisdiccional.
Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados
asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de
respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La obligación de respetarlos
significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los
derechos humanos o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los
Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos.
La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas
positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos. En el plano
individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos,
también debemos respetar los derechos humanos de los demás.
Los nuevos principios tienen especial relevancia y tienen su fundamento dentro del
contexto que guardan con el nuevo párrafo segundo del artículo primero
constitucional, que señala lo siguiente:
Este principio se había usado en las decisiones del Cuarto Tribunal Colegiado de
Circuito en Materia Administrativa del Primer Circuito, y plasmado en tesis de
jurisprudencia; sin embargo, su aplicación era prácticamente inexistente, por lo
que resulta una novedad en la práctica jurídica en México. En dos ocasiones, la
sentencia Radilla menciona el principio pro persona, aunque en realidad lo hace
de forma muy somera.
La primera vez, tras establecer la obligación de todas las autoridades del país de
velar por el cumplimiento de los derechos humanos, establece que esto debe
hacerse de acuerdo con el principio pro persona: “todas las autoridades del país,
dentro del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo
por los derechos humanos contenidos en los instrumentos internacionales
firmados por el Estado mexicano, sino también por los derechos humanos
contenidos en la Constitución Federal, adoptando la interpretación más favorable
al derecho humano de que se trate, lo que se entiende en la doctrina como el
principio pro persona”.
[…] b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar
reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de
acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados;
“1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de
conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender
actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los
derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor medida
que la prevista en él. 2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de
los derechos humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte
en virtud de leyes, convenciones, reglamentos o costumbres, son pretexto de que
el presente Pacto no los reconoce o los reconoce en menor grado.”
Principio de Universalidad:
Sin embargo, ya sabemos que esto no resulta nada fácil ante la diversidad cultural
de nuestro mundo. Por ejemplo, a nosotros, los “occidentales”, ahora nos resultan
especialmente chocantes las normas (jurídicas o morales) fuertemente
discriminatorias contra la mujer que existen en la mayoría de las culturas y
religiones.
Principio de interdependencia:
Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el
derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos
económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y
la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre
determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e
interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma
manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.
Principio de Indivisibilidad:
Las dificultades de la indivisibilidad son sólo una cara de la moneda. Todos los
derechos son fines en sí mismos, pero precisamente porque remiten a la misma
fuente de la dignidad humana, porque son indivisibles, son también
interdependientes, esto es, el ejercer unos derechos se convierte en condición de
posibilidad y en vía de realización de otros.
Por otra parte, los órganos del sistema no jurisdiccional de derechos humanos
deben ser un medio efectivo para lograr la justiciabilidad de los derechos sociales,
al haber un amplio margen de acción, al no ceñirse a tecnicismos procesales y
tener como objetivo proteger a las personas frente a las acciones u omisiones del
Estado.
Por otro lado, los artículos transitorios de la reforma establecen que se deberá
desplegar una ardua labor legislativa ordinaria en el plazo de un año, contado a
partir de la entrada en vigor la reforma constitucional, por lo que falta entonces
esperar para tener una vista más clara de los resultados y determinar si los fines
que se persiguen con esta reforma han sido realizados satisfactoriamente.
5.1 Los medios tradicionales: mecanismos jurisdiccionales internos de
garantía
El máximo órgano que existe para realizar esta actividad en nuestro país es la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Son tres los medios de defensa que
contempla la Constitución Federal:
Estos tres medios jurisdiccionales son los requeridos para llevar a cabo una
genuina protección de los derechos fundamentales. Además, también resuelven
cuestiones de invasión de la soberanía de las entidades federativas con base en
un examen de concordancia y respeto de los actos realizados (y que constituyen
el objeto de la denuncia) y lo que nuestra Constitución Política establece. Esta
actividad se hace en virtud de los medios de control de la constitucionalidad que
realiza la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Existe otra vía para la protección de los derechos en México. Ésta la realizan los
organismos no-jurisdiccionales, a quienes les corresponde la protección de los
derechos humanos que en el caso de nuestro país, quedan divididos en dos
grandes vías:
Los nuevos principios que rigen el juicio de amparo deben leerse a la par de las
reformas en materia de derechos humanos. De especial relevancia es el vínculo
que guardan con el nuevo párrafo segundo del artículo primero constitucional, que
señala lo siguiente: "Las normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia".
Por tanto los jueces y los órganos vinculados a la administración de justicia deben
tener en cuenta no solamente el tratado (Pacto de San José), sino también la
interpretación que de este tratado ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana de los Derechos Humanos. El Pacto de San
José además incluye los protocolos adicionales a la Convención Americana,
incluso señala que no se puede excluir o limitar el efecto que puedan producir la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos
internacionales de la misma naturaleza.
Es importante para todas y todos los litigantes, especialmente para los que
defienden derechos humanos, conocer en qué consiste el control de
convencionalidad y cómo puede ser activado en los casos que involucran víctimas
de violaciones a derechos humanos. Este control se refiere al examen de
compatibilidad que siempre debe realizarse entre los actos y normas nacionales y
la Convención, sus protocolos adicionales y la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.
Por otro lado, los enfoques tradicionales de la función judicial, por lo general,
identifican a los jueces desde una posición pasiva en la que su actuación se limita
a un estricto control de la legalidad. La citada reforma constitucional genera la
posibilidad de diversificar la cobertura de usuarios de la justicia así como el tipo de
asuntos que sean planteados en defensa de los derechos fundamentales.
El acceso a la justicia es el punto de partida para activar la acción del Estado en la
protección de los derechos humanos. La tradicional pasividad estatal debe
transformarse y dar lugar a mecanismos que aseguren que las afectaciones a los
derechos de las personas pueden ser conocidas y corregidas por la autoridad
jurisdiccional.
Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados
asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional de
respetar, proteger y realizar los derechos humanos. Y la obligación de respetarlos
significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los
derechos humanos o de limitarlos.