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CATHERINE TOURETTE-TURGIS
Maestro de Conferencias de
la Universidad de Rouen en
Ciencias de la Educación.
INDICE
Introducción......................................................................................................4
I. Fundamentos filosóficos...................................................................21
II. Fundamentos psicológicos.................................................................21
III. Fundamentos sociológicos.................................................................22
I. El enfoque cognitivo-comportamental............................................24
II. La corriente psicoanalítica................................................................28
III. La consejería existencialista............................................................33
IV. La consejería centrada en la persona.............................................38
Bibliografía........................................................................................................92
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INTRODUCCION
Veinte años más tarde, es decir en los años 90, la generación de los practicantes
de la relación de ayuda, a la cual pertenecemos, habiendo tenido a los primeros
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CAPITULO I
Introducción a la Consejería
La crisis que atraviesa el sueño americano en los inicios del siglo veinte hará
surgir un movimiento de reforma social. Los reformistas (J. Riss, I. Tarbel, D.G.
Phillips, U. Sinclair, J. Spargo) analizan y critican severamente el funcionamiento
de la sociedad americana productora de desigualdades, de injusticias, de
corrupción. Denuncian la explotación de los niños en el trabajo. La opinión
pública está conmovida y exige soluciones. Asistimos entonces a la creación de
organizaciones caritativas, asociaciones filantrópicas y centros de protección de
la infancia.
1 B. Shertzer, C. Stone Shelley, Fundamentals of counseling, Boston, Houghton Mifflin Company, 1968.
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La extensión de la psicometría
La profesionalización de la consejería
En 1963, la Communauty Mental Health Centers Act, creó más de 2.000 centros
de higiene mental que entregaban servicios de consejería directamente al
público. En 1964, una enmienda de la National Defense and Education Act
aumenta el número de consejeros en las escuelas promulgando un Student ratio.
Es evidente que el reconocimiento oficial de la consejería por el Estado tuvo un
impacto importante sobre el auge de la profesión.
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Pero este tipo de relación de ayuda es también puesto en tela de juicio cuando,
en los años 60, la sociedad americana es interpelada por los movimientos de
lucha por la liberación de identidad y cultural (lucha por la emancipación de las
mujeres, lucha contra la discriminación de las minorías sexuales, movimientos
contra el racismo). A partir de esta época, veremos desarrollarse en el campo
de la consejería una nueva filosofía de la relación de ayuda en ruptura con el
movimiento liberal que la convierte en un aliado del bien social legal y moral que
no se practican más que en el marco de las leyes y valores fundamentales de la
sociedad.
A pesar de la presión enorme que ejerce la sociedad para llevar a los individuos
a conformarse con el modelo general, las minorías no solamente se resisten
sino que llegan a crear nuevas formas de vivir, de pensar, de actuar. Vemos
surgir movimientos colectivos que rechazan definirse en relación al código social
dominante y que desarrollan sus propios códigos.
Es en este clima que en 1969, por primera vez en Estados Unidos, se abre en Seattle
el primer servicio de consejería para las minorías sexuales 2. Este servicio fue creado
luego de la constatación hecha por un médico que trabaja en la Universidad de
Washington cuando desarrollaba un estudio con trabajadores sexuales masculinos.
Descubrió que varios jóvenes trabajadores sexuales homosexuales en búsqueda de
un empleo, necesitaban un apoyo psicológico y social específicos, sobretodo porque la
mayoría habían tenido una experiencia de ayuda catastrófica con los servicios de salud
mental. Efectivamente, varios homosexuales mencionaron haberse visto confrontados a
actitudes moralizantes y de rechazo de parte de psiquiatras, psicólogos y trabajadores
sociales. Enfrentado a demandas de ayuda en aumento y a la homofobia de las
instituciones, este médico abrió un servicio de consejería gracias a la ayuda financiera
de la Erikson Foundation of Baton Rouge (Louisiane), al apoyo del departamento de
psiquiatría de la Universidad de Washington y al apoyo financiero y al auspicio de la
Dorian Society, organización homosexual fundada en 1967 que agrupa a profesionales
y hombres de negocios. El reclutó voluntarios, psiquiatras voluntarios, estudiantes de
psicología, medicina y trabajo social.
2 Llamado inicialmente Dorian Counseling Service, y luego Seattle Counseling Service for Homosexuals, no es
sino que a partir de 1973 que tomó el nombre Seattle Counseling Service for Sexual Minorities (SCS).
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2. En Gran Bretaña
conceptos rogerianos, como por ejemplo la no-directividad que será asociada, por
falta de formación rigurosa, al laisser faire (dejar hacer), la reducción de Rogers
a una ideología personalista y a una profecía en desmedro del rigor de su aporte
terapéutico.
Por otro lado, la consejería rogeriana pagará el precio del conflicto existente
entre el movimiento de la psicosociología y las instituciones psicoanalíticas que se
mantendrán impermeables al movimiento contestatario de los años 70.
II. Definición
6H. B. Y A. C. English, A comprehensive dictionary of psychological and psychoanalytical terms, New York,
Ed. David Mac Kay & Co., Inc., 1958, p. 127.
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- La consejería es un proceso que necesita una cierta duración aunque ésta sea
breve. Se desarrolla sobre varias secuencias y no puede ser reducida a una
única intervención;
- Tiene efectos, sobre todo a nivel del cambio o el mejoramiento del estado
psicológico del cliente;
- No se reduce a una relación dual pues puede ser extendida a grupos.
Consejería y psicoterapia
Es más fácil para los franceses distinguir la consejería y la psicoterapia que para
los autores anglosajones de los cuales algunos utilizan incluso indiferentemente
los dos términos como sinónimos. En Francia, con excepción de las corrientes
de la nueva terapia, la psicoterapia está ampliamente dominada por la influencia
psicoanalítica. A priori, la consejería se aleja del psicoanálisis por su encuadre,
su técnica y sus métodos. Si el psicoanálisis constituye un método de tratamiento
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Vemos bien hasta qué punto la consejería tiene poco que ver con el enfoque
clásico de la cura analítica. Sin embargo, cuando es practicada por analistas o
consultantes con formación analítica, puede constituir, bajo ciertas condiciones
teóricas, clínicas y organizacionales, una extensión de la práctica del psicoanálisis
en el sentido en que Serge Leclaire lo entendía, es decir como "un conjunto de
prácticas que se consideran siempre en conexión con la cura..." 7
Capítulo II
7 S. Leclaire, Etat des lieux de la psichanalyse, Paris, Ed. Albin Michel, 1991, p. 138.
8 J. G. Lemaire pertenecía en esa época a la Sociedad Psicoanalítica de Paris.
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FUNDAMENTOS DE LA CONSEJERIA
I. Fundamentos filosóficos
Más allá de una filosofía que, a primera vista, podría leerse como una forma de
individualismo salvaje, todos los grandes textos de consejería hacen referencia
a la responsabilidad de la persona consigo misma, con el otro y con su entorno.
El individuo no es ni bueno, ni malo por naturaleza o por herencia. El posee en
si mismo un potencial de evolución y de cambio. De la misma forma, el consejero
considera el sentido y los valores que el cliente atribuye a la vida, a sus propias
actitudes y comportamientos en la medida en que un cambio requerido por el
entorno puede chocar con las opciones filosóficas de la persona y ser en si una
causa de dificultad (ej.: cambio de actitudes frente al trabajo, a la familia, a la
sexualidad, a la muerte...).
está también influenciada por rasgos personales, por nuestra tendencia a crear
o a mantener una estructura estable, por nuestra experiencia pasada, nuestra
condición fisiológica, nuestras necesidades y nuestros valores.
Los consejeros deben ser capaces de concebir los modos según los cuales los
valores culturales ganan terreno por sobre la libertad individual (capacidad/
voluntad de los individuos para lograr su desarrollo individual).
Capítulo III
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I. El enfoque cognitivo-comportamental
Ellis (1977) ha identificado tres grandes creencias irracionales: a) debo hacer bien las
cosas y conseguir la aprobación de los otros de otro modo no valgo nada; b) los otros
deben tratarme con consideración y de la forma que yo deseo; c) la vida debe aportarme
todo lo que deseo rápida y fácilmente y no darme nada de lo que no deseo. Estas tres
creencias a menudo subyacen a las quejas más comúnmente expresadas por las personas
que sufren desórdenes emocionales y se expresan de la siguiente manera: "No valgo nada
por que..." - "Es insoportable..." - "No puedo aceptar que...".
¿Cuáles son las concepciones del ser humano? Ellis critica los enfoques
humanistas que, según él, ocultan el hecho de que los individuos pueden
virtualmente autodestruirse por medio de pensamientos irracionales y confusos.
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¿Cuáles son las concepciones del ser humano? El ser humano es gobernado
por dos principios: el principio de placer y el principio de realidad. Esta distinción
corresponde en amplia medida a la distinción entre proceso inconsciente y
proceso consciente. Gracias al establecimiento del principio de realidad, el
ser humano adquiere un yo organizado pero esta evolución no se realiza sin
dificultades, sin renuncias.
El Ello tiene que ver con el inconsciente y busca la satisfacción de las necesidades
instintivas de acuerdo con el principio del placer. No es afectado ni por el tiempo, ni por
las contradicciones, ni por la moral.
Bajo la influencia del mundo exterior una parte del Ello se desarrolla para
transformarse en Yo. El Yo coordina - modificándolas -, organiza y controla las
tendencias instintivas surgidas del Ello de manera de adaptarse a la realidad. El utiliza
para esto lo que Freud ha teorizado como los mecanismos de defensa (identificación,
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Principales conceptos
10 Sigmund Freud, Cinco lecciones sobre psicoanálisis, Ed. PBP, nº84, 1972, p. 58.
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11 E. Van Deurzen-Smith, Existential Counselling in Practice, Londres, Sage Publications, 1988, p. 184
12 Ibid., p.13.
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¿Cuáles son las concepciones del ser humano? El ser humano es responsable
de sus actos y puede llegar a ser más feliz confrontándose a la realidad. La
elección de su posición en el mundo le pertenece aún si otra persona lo ayuda a
encontrarla. Al ser humano le interesa poco que el culto del pasado sea levantado
como un sistema ya que todas las sociedades que reivindican el pasado para
frenar la evolución social lo hacen a menudo en desmedro del individuo. La única
realidad que pertenece a los individuos es la realización de sus proyectos. La
condición del ser humano es superar el existente aún si una vez alcanzado este
estado, se dé lugar a un vacío que constituya por si mismo otro punto a superar.
No puede jamás renunciar a su libertad. Confundiendo las maquinaciones de la
mala fe, el psicólogo propone a aquel que le hace la demanda, un descubrimiento
de los objetivos que le son propios y que sin embargo son en la mayoría de los
casos de otra naturaleza que los que el cliente revela como suyos.
Conceptos principales
Incidencias en la práctica
La esfera social. Se trata de relaciones que se establecen con los otros. Estas
relaciones conciernen nuestros encuentros diarios y nuestras interacciones sociales.
La esfera social incluye las relaciones que establece una persona con su etnia, su clase
social, su grupo de referencia, su país, su lengua materna, la historia de su cultura, su
familia, su medio profesional.
¿Cuáles son las concepciones del ser humano? Rogers piensa que los individuos
poseen una fuerza motivadora interior, una necesidad de realización que los
vuelve capaces de desarrollar y regular ellos mismos su propio comportamiento.
En el fondo, para Rogers, lo que produce la desgracia del ser humano, es la
distancia que establece con su propio yo y por ende la falta de autenticidad en la
cual se encuentra sumergido en sus relaciones con los otros.
Las actitudes del consejero son primordiales y más importantes que las técnicas.
El proceso de consejería no depende de lo que el consejero hace sino de lo que
esta en juego. Como tales, las técnicas son solamente formas de expresar y de
comunicar una presencia, una mirada incondicional, una comprensión empática
de manera de que el cliente sienta que el ayudador intenta percibir su mundo
interior.
Las únicas técnicas aceptables son entonces las que traducen las actitudes del
consejero facilitando el desarrollo personal del cliente. El Yo del consejero es
el instrumento privilegiado del método. "Uno de los objetivos significativos de
toda empresa de ayuda psicológica es actualizar los pensamientos, las actitudes,
los sentimientos y los impulsos con carga emocional que están al centro de los
problemas y de los conflictos de un individuo". Este objetivo se complica por el
hecho que las actitudes superficiales, las que son fácilmente expresadas, no son
siempre significativas ni motivantes. En consecuencia, el ayudador debe procurar
al cliente una libertad que le permita la expresión más justa de su situación.
Las actitudes
La congruencia. Ella puede ser definida como "el estado de ser" del practicante
de consejería cuando sus intervenciones durante la entrevista son acordes a las
emociones y las reflexiones suscitadas en él por el cliente. Ella supone de parte
del consejero una disponibilidad para sus emociones interiores y una aceptación de
estas últimas. En efecto, Rogers desarrolla la hipótesis que dice que "el cambio de la
persona se facilita cuando el terapeuta se muestra tal cual es" 15, cuando sus relaciones
con su cliente son auténticas, sin máscara ni fachada, expresando abiertamente los
sentimientos y actitudes que lo invaden desde el interior en ese momento. "Hemos
forjado la palabra "congruencia" para tratar de describir este estado. Entendemos en
ese sentido que los sentimientos experimentados por el terapeuta le son disponibles,
conscientemente disponibles y que es capaz de vivirlos, de ser estos sentimientos, que
es capaz de comunicarlos en el momento oportuno". 16
La congruencia del terapeuta va de alguna manera a autorizar la del cliente. Por otro
lado, el practicante ofrece así un espejo de los posibles efectos que pueden provocar la
actitud y el comportamiento del cliente en una relación interpersonal donde la integridad
y el profesionalismo del consejero dan una garantía de que este último no pone en juego
sus propios dilemas neuróticos.
Esto favorece a su vez la posibilidad de que el cliente entre en contacto con sus
propios sentimientos. La expresión de si -término utilizado por algunas corrientes de
la consejería- e incluso una cierta implicancia del consejero, da al cliente una imagen
del ayudador más humana, desprovista de omnipotencia. El consejero se revela como un
ser dotado de afectos y de sentimientos, pudiendo constituir de hecho un modelo de
identificación positivo para su cliente. Hablar de sí mismo es poco común en los métodos
tradicionales de ayuda. En este sentido, este tipo de consejería compromete un tipo de
relación particular con el otro.
Es una actitud difícil de mantener, por ejemplo cuando las personas recibidas en las
entrevistas tienen una imagen desvalorizada de sí mismas y nos provocan un sentimiento
de fracaso. A menudo, las personas en formación, al momento de abordar este concepto
rogeriano, reaccionan diciendo: "No puedo querer a todos mis clientes". De hecho, el
enfoque positivo incondicional no tiene nada que ver con el amor en el sentido que, al
contrario, el amor por naturaleza es selectivo y la mayoría del tiempo reposa sobre
una forma de discriminación positiva (ej: compatir los mismos valores). El acceso al
enfoque positivo incondicional para el practicante de consejería depende de su grado de
seguridad personal, de su grado de aceptación de sí, teniendo esto por efecto disminuir
su necesidad de protegerse o defenderse de los otros.
Las técnicas
CAPITULO IV
EJEMPLOS DE CAMPOS DE APLICACIÓN DE LA CONSEJERIA
Así por ejemplo, una persona que ha sido toxicómano hace una decena de años puede
a su vez sentirse inquieto y estar en la incapacidad psíquica de realizarse el test.
Otra persona puede servirse del temor a la infección por VIH para justificar una
incapacidad de apego afectivo y controlar todas sus relaciones hasta que un día, a
pesar suyo pierde el control y se encuentra en la incapacidad de protegerse porque
es presa de una necesidad de amor más fuerte que sus antiguos temores. Las parejas
de personas seropositivas pueden por necesidad de fusión, por temor al abandono o
por sobreprotección en un momento de fragilidad o bien en un período de crisis en
la relación, exponerse de forma más o menos voluntaria a una posible contaminación
dentro o fuera de la relación de pareja. Otras personas se creen seropositivas y
demandan ayuda de manera insistente a los organismos de detección o de escucha.
Estos "falsos seropositivos" sufren angustias internas que amenazan su vida psíquica
y real. Para escapar de estos modos alucinatorios del peligro que los amenaza, pueden
sentirse expuestos, en la lógica de su ficción, de manera permanente al peligro. Los
resultados abstractos de un test no llegan a jugar el rol de una instancia de realidad
ni a restablecer una barrera entre el imaginario y la realidad. Una palabra o una serie
de entrevistas orientadas a revisar su punto de vista es tanto o más ineficaz y los pone
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cada vez más en peligro llevándolos a exponerse realmente a una contaminación para
de esta manera tener razón en relación a sus detractores y sentirse reafirmado en su
vivencia psíquica.
La fuerza de los afectos en juego en las acciones de detección, del lado del
actor de prevención y a su vez del cliente, requiere la implementación de una
estructura que asegure una función de "contención". Los temas evocados durante
las entrevistas antes del examen y durante la entrega de los resultados, en la
medida que operan asociaciones racionales entre la sexualidad, la muerte, el
riesgo, la sangre, la enfermedad, la temporalidad (plazo de seroconversión),
provocan un desorden emocional evidente que se traduce por una ansiedad
durante la espera de resultados, una inhibición (imposibilidad de comprender
el plazo de seroconversión), una indecisión (frente al examen), por emergencia
de conductas fóbicas (miedo a cualquier contacto), por un exceso de excitación
(sexualidad para luchar contra la angustia de la muerte), conductas a repetición
(multitests), conductas riesgosas (tomar riesgos durante la espera de resultados
o a partir del anuncio de resultados negativos).
Consejería pre-test
VIH. Por ejemplo, el ayudador, mas allá del sujeto abstracto de la prevención,
se dirige en su escucha a un sujeto concreto que posee una historia y que más
allá de los componentes universales abstractos, como ser humano, necesita
ser escuchado y acompañado por otra persona que la acepte y legitime en su
alteridad, sus diferencias, su estilo de vida, su pertenencia cultural, en resumen
en todo lo que la constituye como persona única y singular.
cuenta los medios que las mujeres pueden disponer para ejercer un control sobre
su propio cuerpo. Esto es tan preocupante, que estudios psicológicos revelan que
el abuso sexual o el temor a la violencia constituyen uno de los obstáculos para
la adopción de estrategias de reducción de los riesgos (pérdida de capacidades
para protegerse). La medicalización del cuerpo de la mujer y su reducción a
funciones reproductoras que caracteriza el discurso dominante en educación no
preparan en nada a las adolescentes para cuidar ellas mismas su seguridad sexual
en el decenio a venir.
- Haber sido testigo o víctima de un perjuicio grave que ponga en juego la vida
de personas;
- Revivir la situación durante una regresión, alucinaciones, sueños nocturnos;
- Experimentar una angustia intensa en ocasión de fechas conmemorativas
del evento. Tener conductas reactivas incontrolables en las situaciones que
recuerdan determinados hechos;
- Tener conductas de evitación en relación a toda situación asociada al
traumatismo (perdida de emociones y sentimientos);
- Experimentar síntomas persistentes de excitación intensa como el insomnio,
la inestabilidad, estallidos de rabia, dificultades de concentración, una
hipervigilancia;
- Los síntomas deben haber persistido mas de un mes.
Las representaciones comunes del mundo ponen el acento en el hecho que los
eventos que aparecen en el mundo tienen un sentido y que la desgracia puede ser
evitada si sabemos adoptar un cierto número de precauciones. Para las "víctimas"
de situaciones extremas, estas representaciones comunes no funcionan más. Es
sobre esto que las personas confrontadas a un peligro real habían fundado la
renovación cotidiana de su existencia y la concretización de sus proyectos se
derrumba y da lugar a preguntas sin respuesta, como: ¿por qué sucedió? ¿qué
me ha sucedido? ¿por qué me tuvo que pasar a mí? Plantearse estas preguntas
en un momento donde la imagen de si mismo está en parte deteriorada crea un
sentimiento de impotencia, de debilidad, de inutilidad y devuelve una imagen de si
mismo herida o mutilada.
Por otro lado, se deben considerar dos elementos para evaluar las capacidades
de autoprotección de la persona: la manera como la persona ha reaccionado y el
apoyo entregado por su entorno en el tiempo inmediato después de la situación.
Por ejemplo, Gleser llegó a la conclusión que, el mejor predictor del riesgo de
exposición a un desorden patológico era la incapacidad de las víctimas de la
inundación de Buffalo Creej de reparar y volver a pintar sus casas y entregar una
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ayuda a los otros. Una persona que no se beneficia de un entorno afectivo sólido
es más vulnerable que otra enfrentada a efectos traumáticos.
El ayudador tiene una función importante que cumplir cuando surge esta
pregunta: valida los sentimientos que la persona experimenta, lo ayuda a
enraizarce en el mundo físico y concreto de la vida cotidiana y asegura la función
de para-excitación.
Tipo de entrevista
19 R. F. Mollica, Post-Traumatic Therapy and Victims of Violence, Mew York, Bruner Mazel, 1987, p. 295-314.
20 E. De Wind, Psychotherapie van vervolgden, Inval, 1970, p.99-107.
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Por otro lado, el ayudador puede sentirse culpable de provocar tales sufrimientos
a su cliente. Puede sentirse culpable del asentimiento silencioso del país al que
pertenece frente a la existencia de torturas totalmente reprobables. Puede
sentirse horrorizado de lo que el refugiado le confía y verse confrontado a los
límites de su capacidad de escucha. El sentimiento de impotencia del ayudador
puede transformarse en rechazo pasivo a su cliente.
Los niños que han sido confrontados a una situación traumática no predecible
reaccionan al shock causado de una manera específica de racionalización
secundaria, observada por Terr (1983). Este, habiendo mantenido un seguimiento
durante 5 años a 26 niños implicados en el secuestro de un autobús escolar, notó
que 19 niños creían, a posteriori, haber sido informados por signos anticipatorios
sobre el evento. Cinco de ellos reprochaban incluso a sus padres de no haber
tomado en cuenta estos signos. Diez niños pensaban ser capaces a partir de ese
momento de predecir el futuro y ocho pensaban que sus sueños tenían un valor
predictivo. Terr explica la relación de los niños con la predicción de la siguiente
forma: los niños que han sido expuestos a una situación espantosa que los vuelve
impotentes tratan más tarde de volver estas experiencias controlables.
Bruno Bettelheim describió el trauma específico que debieron sufrir los niños cuyos
padres fueron víctimas del holocausto.
"Estos niños....jamás han recibido la prueba tangible de la muerte de sus padres: no había
cuerpo para enterrar, no había tumba que visitar. No había un ritual que marcara el inicio
del duelo, no era posible organizarlo de acuerdo a la tradición" 21.
Los niños del holocausto, en la medida que no conocen la fecha de muerte de sus padres,
incluso la certeza de su muerte, se ven confrontados a lo que podemos llamar un duelo
sin límite.
La situación de estos niños es diferente a la de otros niños huérfanos o víctimas de
catástrofes naturales en la medida en que el cuerpo social no los apoya en sus duelos.
Peor aún, estos niños terminan por descubrir tarde o temprano que las instancias
sociales que debieran haberlos protegido y salvaguardado su sobrevivencia, como en los
21 B. Bettelheim, Le poids d' une vie, Paris, Robert Laffont.
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casos de cualquier tipo de catástrofe, han sido en cierta forma cómplices en modo activo
o pasivo de la muerte de sus padres.
Durante las terapias, descubren que ellos también estaban condenados a muerte y que
su sobrevivencia se la deben a ellos mismos o a las personas que intentaron esconderlos
corriendo sus propios riesgos y peligros.
Es difícil para estos niños, incluso una vez adultos, llorar la muerte de sus padres sin
que tengan que revivir su propio riesgo de muerte del cual pudieron escapar. A menudo
el rechazo de las emociones toma ventaja sobre la tristeza ya que esta sería demasiado
desestructuradora.
Este revelaba la extensión del trauma hasta los niños de la segunda generación, los que
sufren trastornos post-traumáticos. La apertura de una línea verde ha revelado hasta
que punto numerosas personas sufren aún a causa del holocausto y los responsables
del centro se han visto sobrepasados por las numerosas llamadas por lo que temen
actualmente no poder responder a todas las necesidades de los consultantes.
Las mujeres sufren, incluidas las que triunfan sobre el plano social y económico,
el impacto de lo que ellas interiorizan como un "status de segunda clase".
Dependientes de los otros por su seguridad y propia estima, las mujeres sufren
por la organización social que dividió a sus miembros constituyéndose dos grupos,
el grupo de los productores y el grupo de los dependientes. Todo deseo de
independencia de la mujer es acompañado del temor a ser rechazada por su
entorno y requiere para su realización de un acompañamiento específico.
CAPITULO V
Esta División agrupa a más de 1500 miembros y representa una de las divisiones
más importantes del APA. Las formaciones iniciales se multiplican: en 1966 más
de 5500 practicantes habrán sido formados, en dos años completos, nada más
que para la enseñanza secundaria. Al mismo momento (1965), vemos aparecer
formaciones cortas, de 8 y 10 semanas, para profesionales que deseen practicar
la consejería dentro o fuera del marco de sus funciones con jóvenes desertores
del sistema escolar.
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Cada una de estas asociaciones desarrolla sus propios cursos aun si se utiliza
una base común. La American Association of Counceling and Development es,
sin embargo, el modelo de referencia para la formación de la mayoría de los
consejeros.
Tronco común
23Leroy G. Baruth et Edward H. Robinson, An introduction to the counseling profession, Englewood Cliffs, NJ,
Prentice-Hall, 1987.
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El cambio; Los grupos étnicos; Las subculturas; Los roles sexuales; El sexismo; Las
sociedades rurales y urbanas; Las costumbres culturales; Las formas de diversión; Los
estilos de vida; Contribución de las ciencias del comportamiento, de la economía y de las
ciencias políticas.
La relación de ayuda
Los grupos
Apreciación de la persona
Investigación y Evaluación
Orientación profesional
24 W. Dryden, B. Thorne, Training and Supervision for counseling in Action, Londres, Sage Publications, 1991.
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Algunos extractos del diario de formación de una participante del FDI dan una muestra
de los seminarios en residencia: "Es durante estas seis semanas que yo realmente me
formé. Primero, el hecho de encontrarme lejos de mi entorno cotidiano me permitió
experimentar sentimientos y emociones extrañas a mi misma. Los tres primeros días
fueron consagrados a talleres estructurados en torno a un tema que nosotros debíamos
explorar a partir de juegos de roles en los cuales utilizábamos bastante nuestra
experiencia personal. Luego, en la segunda parte de la semana, debíamos nosotros
mismos, seleccionando entre los talleres temáticos, organizar nuestra agenda. Recuerdo
la rabia y el pánico que experimenté cuando vi los espacios blancos en el programa.
Podíamos dividirnos en pequeños grupos y trabajar en torno a un tema que uno de
nosotros conociera bien, podíamos también participar en un taller de psicodrama o
en un seminario de presentación de las diferentes corrientes que estudian la relación
de ayuda: nosotros debíamos tomar la decisión. Podía o no asistir a la sesión plenaria,
saltarme las comidas, yo debía escoger con quien y sobre qué trabajar en ausencia de
toda directiva. Disponíamos de material audiovisual para entrenarnos en el manejo de
determinadas técnicas o para analizar de mejor manera nuestro estilo de comunicación
verbal y no-verbal. Lo más difícil para mi era poder elegir aquello de lo cual debía
renunciar: el taller sobre sexualidad, sobre el niño que llevamos dentro, sobre la
muerte, sobre nuestros límites, o renunciar a una actividad que me atraía. Felizmente,
los temas eran propuestos nuevamente durante las últimas semanas del encuentro. Todos
los días nos encontrábamos en la sesión plenaria y el grupo ampliado me sirvió para poder
confrontarme a la dificultad de comprender, de escuchar, de hacerme entender. Es
ahí que yo pude comprender, después de haberlos vivido, los fenómenos de proyección,
introyección, de transferencia."
Los grupos de supervisión permiten a las personas en formación abordar una dificultad
en la práctica pero también, si el conjunto del grupo está de acuerdo, una dificultad
que se relacione con la vida personal de un miembro del grupo. A menudo es organizada
como una jornada completa de encuentro donde el grupo tiene la posibilidad de abordar
diversas situaciones durante la jornada, con la ayuda de un supervisor.
no existe una barrera rígida como se da en otras corrientes entre lo que resulta de
su propia historia y del trabajo de elaboración que ésta supone y lo que resulta de la
práctica de trabajo con los clientes. El tomarse en cuenta a si mismo y un determinado
intercambio emocional con el supervisor, quien también lo asocia al material obtenido
durante la sesión, constituye la mejor prueba del aprendizaje en la medida en que éste
no es aprendido sino que vivido desde el interior.
Se trata del programa propuesto por la AFCCC25. Esta formación, considerada como
complementaria, se dirige a personas titulares de un diploma de estado médico,
paramédico, social, educativo, jurídico, psicológico o de animación, ejerciendo en
instituciones públicas o privadas y a personas que hayan seguido la formación en Acogida
e Información (160 hrs.) y que hayan efectuado doscientas horas de actividad de
acogida. La inscripción requiere con anterioridad para cada candidato una entrevista con
un formador del organismo.
Por otro lado, este tipo de formación moviliza en la persona varios niveles
psíquicos debido a las capacidades que requiere:
CAPITULO VI
Los años 80, en los Estados Unidos, han sido marcados en numerosos estados por
importantes modificaciones legislativas relativas a la profesión de consejero,
sobretodo en lo que concierne el proceso de certificación profesional y de
acreditación.
Aunque los consejeros son formados y preparados para trabajar con poblaciones
que pertenecen a otras culturas, queda aún un cierto numero de obstáculos
que vencer tales como la implementación de centros de consejería en áreas
geográficas inaccesibles.
Desde los años 1970 en los Estados Unidos y en los países anglosajones, existe
una corriente teórica y clínica constituida en torno a la homosexualidad,
elaborada al interior de las corrientes "de afirmación positiva" de la comunidad
homosexual.
El coming-out
Las etapas del "coming-out" (Coleman, 1985 - Lewis, 1984; Cass, 1984; Sophie,
1987):
Preparar al cliente para imaginar las reacciones de su entorno: ¿cómo los demás
reaccionarán frente a esta revelación? ¿Quién en su vida se sentirá afectado por
su "coming-out"?
comportamiento sexual.
El orgullo de la identidad
Experiencia del cliente: Se revela a más personas. Experimenta el rechazo de
algunos miembros de la sociedad pero mantiene una imagen de sí mismo positiva.
Rol del consejero: Acompañar al cliente en el conjunto de decisiones relativas a
la revelación de su homosexualidad. Ayudarlo a expresar sus pensamientos, sus
sentimientos. Encontrar las formas de ayudar al cliente a mantener una buena
imagen de sí mismo a pesar del rechazo social.
Son los servicios de consejería, que trabajan en este contexto, los que han
visto inmediatamente la gravedad del problema de la infección por VIH y que
han promovido el concepto de estrategia de reducción del riesgo (promoción de
intercambios de jeringas, promoción del sexo seguro).
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