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Programa psicoeducativo para padres. Adaptación del programa de 8 pasos de Barkley.

Edwing Márquez. Lcdo. En psicología clínica

Paso 1. Establecer tiempos compartidos (preste atención al niño)


Muchos padres con niños que manifiestan algún problema de conducta optan por prestar atención sólo a las conductas
desadaptativas del niño, ignorando el comportamiento positivo del infante y regañándolo por su mal comportamiento. Este
primer paso se centra en establecer un “tiempo especial” que consiste en dedicar de 15 a 20 minutos de juego relajante
entre padres e hijos, usando esto para prestar atención al comportamiento positivo del niño. Es un espacio en donde no
deben darse ordenes, instrucciones, o hacer preguntas de prueba.
Procedimiento:
1- Encuentre un espacio de 15 o 20 minutos en donde su hijo se encuentre jugando con algo que sepa que le guste.
Dedique un par de minutos sólo a observar y piense en lo siguiente:

- ¿Qué está haciendo mi hijo?


- ¿Cuánto tiempo ha estado en ello?
- ¿tiene un objetivo? ¿o lo hace sólo para divertirse?

(Nota: se trata de preguntas mentales, no pregunte directamente al niño)


2- Comience a narrar algunas partes del juego del niño, siempre desde lo positivo “Estas jugando con los carritos”
“Estos autos están listos para una carrera” pueden ser unos ejemplos a tomar en cuenta.
3- Pasado el tiempo de juego, dígale al niño que fue muy agradable compartir tiempo con él, y que le gustaría hacer
esto todos los días.
Reglas a tener en cuenta:
1- No dar ordenes ni hacer correcciones durante el tiempo de juego
2- No realizar preguntas intrusivas o con el objetivo de probar los conocimientos del niño, pueden realizarse
preguntas relacionadas a alguna duda que surja en el niño durante el juego.
3- Elogiar de forma selectiva: los elogios sólo deben asociarse a conductas positivas del niño.
Paso 2. Uso adecuado de los elogios.
Los elogios o el reconocimiento de los padres hacia la conducta del niño mientras este lleva a cabo una tarea o haga caso a
una normativa dada por los padres, son una herramienta muy útil en el mantenimiento de patrones de conducta deseables
en el infante. El siguiente procedimiento puede permitir usar los elogios de una forma más efectiva:
1. Aumentar la obediencia: Este punto se divide en 3 pasos, el paso A incluye el encontrar a tu hijo “siendo bueno”,
el paso B se basa en enseñar a tu hijo sobre “la importancia de cooperar”, y el paso C incluye el “dar órdenes
convincentes.
a. Encontrar a tu hijo “siendo bueno”:
- Presta atención a cuando tu hijo realiza actividades que le hallas pedido.
- Si el chico empieza a obedecer, reconócelo de inmediato
- Chequea periódicamente la actividad de tu hijo, reconociendo cada paso adecuado del niño frente a la orden dada
- Fíjate en las instrucciones que tu hijo le cuesta más seguir, y en una próxima oportunidad elogia de forma más
enfática cuando lo haga de mejor forma o lo intente hacer mejor.
- Añade un pequeño premio al elogio cuando veas que el niño se “comporta bien” sin solicitárselo.
b. Enseñale a tu hijo lo fácil que es cooperar (establece pequeños ejercicios para recibir ordenes):
- Encuentra como mínimo dos o tres momentos al día cuando tu hijo no esté ocupado en actividades de ocio ni
escolares. Para un niño pequeño con una rutina estable, este ejercicio puede hacerse a las mismas horas cada día,
mientras que, con un chico mayor, tendrás que ver las oportunidades que tiene.
- empieza a dar series de cinco o seis órdenes en los siguientes tres o cinco minutos. deben ser extremadamente
simples y fáciles de seguir, requiriendo un esfuerzo mínimo por parte de tu hijo.
- Cuando tu hijo obedezca las órdenes, elógiale. Si el niño es muy pequeño, refuérzale además con un pequeño
premio.
c. Da órdenes convincentes.
- Asegúrate de lo que quieres decir: No hacer demandas innecesarias, piense si está dispuesto a ayudar al niño
durante el proceso de realizar la orden, aceptando tanto las conductas positivas cómo las dificultades en la tarea. Mientras
más comprenda el niño las ordenes que le des, su obediencia aumentará.
- Dilo, no preguntes. No des una orden en forma de pregunta, como si le pidieras un favor, ya que este tipo de
términos dan la opción al niño de negarse a obedecer. Esto no significa que seas descortés: un “por favor” nunca está de
más.

- Asegúrate de que te escucha. Sin un contacto visual no puedes estar realmente seguro de que tu hijo te ha escuchado, así
que olvida eso de dar órdenes de una a otra habitación o eso de seguir con tu ocupación mientras das una instrucción. Si es
necesario, incluso gira la cara de tu hijo hacia ti.
- Suprime la competición. Elimina todas las demás distracciones que pueden competir con tu orden: televisión, consola,
música… Le puedes decir a tu hijo que lo apague todo o, incluso, para no dar una orden previa, hazlo tú mismo.

- Asegúrate de que te ha entendido. Si no estás muy seguro, pídele que te repita la orden, esto es de mucha ayuda si tu hijo
tiene problemas de atención, como en el caso del TDAH.

Una herramienta de ayuda para estos casos es:


 Utilizar un reloj. Es importante hacer advertencias al niño de que el tiempo es esencial, para ello es muy útil decirle de
cuánto tiempo disponen para realizar la tarea. Indícale qué ganará en el caso de que complete la tarea en el tiempo
previsto y qué castigos recibirá por no hacerlo.

2. REDUCIR LAS INTERRUPCIONES


Las quejas de no poder acabar las cosas sin interrupción son constantes entre los padres con hijos desafiantes. Tu hijo
persiste en interrumpir tus conversaciones o trabajos porque recibe atención si lo hace y no la recibe si no te molesta.
La solución es obvia: hacer más atractivo que tu hijo te deje solo y no te interrumpa. Préstale atención cuando así lo haga
y haz lo que puedas por ignorar sus intentos de interrumpirte.
Esta técnica requiere que le pidas al niño que haga algo mientras tú estás ocupado y que interrumpas tu tarea para
elogiarle por no interrumpirte. Realiza este ejercicio durante esta semana, incrementando el tiempo entre los elogios,
ganando de esta forma tiempo para hacer lo que necesitas.

- Cuando sepas que has de hacer una tarea con una duración determinada (como una llamada telefónica), empieza
pidiéndole al niño que haga algo que requiera toda su atención, proponle algo divertido.

- Ahora empieza con tu actividad, pero cuando pasen 30 segundos, para lo que estés haciendo y felicítale por no
interrumpirte.

- Vuelve a tu actividad y para ahora después de un minuto para volver a elogiarle.

- Continúa con este patrón, aumentando el tiempo entre los elogios, hasta que hayas terminado.

Selecciona dos o tres actividades problemáticas para practicar esta técnica durante la semana. La actividad que le des a tu
hijo no debe ser complicada, sino algo con lo que él disfrute; si te das cuenta de que tu hijo va a parar de hacer lo que está
haciendo para interrumpirte, para inmediatamente lo que estás haciendo y felicítale por no interrumpirte.
El elogio que le debes dar al finalizar la tarea debe ser mucho mayor que los pequeños elogios que le has ido dando,
podrías darle un premio material, además de éste.
Esta práctica deberás mantenerla hasta que tu hijo pueda jugar solo durante al menos 10 minutos.

2. SABER LO QUE NUESTRO HIJO ESTÁ HACIENDO

Necesitas interrumpir periódicamente tus actividades durante el día para controlar a tu hijo cuando él o ella no estén en tu
campo de visión. Dirígete a la habitación de sus hermanos y felicítale por jugar de forma cooperativa, así podrás aumentar
la cantidad de tiempo que tu hijo es capaz de seguir junto con otros niños. Lo mismo ocurrirá cuando juegue, por ejemplo,
con los vecinos.
Esto que parece una carga, en realidad no supone mucho tiempo. La parte más difícil es recordar regularmente lo que hay
que hacer; para ello, puede ayudarte un reloj con alarma, aunque intentando que tus observaciones no sean demasiado
previsibles.
La ausencia de control de las actividades de los niños por parte de los padres es uno de los determinantes más decisivos
del comportamiento de los niños.

PASO 3: CUANDO EL ELOGIO NO ES SUFICIENTE, OFREZCA RECOMPENSAS


Disponemos de otro tipo de incentivo que podemos ofrecer a su hijo para que colabore con nosotros sin necesidad de
reforzarle continuamente. Con el paso 3, aprenderemos a reforzar a vuestro hijo cuando se porte adecuadamente, no
sólo elogiándole y prestándole atención, sino también utilizando recompensas y privilegios concretos que su hijo
desee.

Hay niños que necesitan ayudas extras para conseguir que obedezcan, para convencerles, crear el hábito del
sacrificio y que prefieran hacer en ese momento lo que les pedimos, les debemos dar de antemano algo que les pueda
interesar. Con este paso 3, vamos a implantar una forma de ganar puntos para conseguir cosas que desean, varias
veces a lo largo del día, de modo que ellos se vean más cercanos de lo que quieren.

Este sistema de refuerzo potenciará los progresos del niño y le ayudará a portarse de forma normal, consiguiendo
que las mejoras sean permanentes. Lo que debemos hacer esta semana es establecer un sistema de refuerzo con el
que su hijo gane fichas o puntos por acabar determinadas tareas cuando se le pide. Después va a poder canjearlos por
recompensas o privilegios que él aprecie.

El objetivo es aplicarlo de forma creativa y divertida.

Para niños de 4 a 7 años, utilizar fichas pequeñas por obedecer; para niños de 8 a 12 años utilizar un sistema de
puntos.

PROGRAMA DE FICHAS EN CASA:


PARA NIÑOS ENTRE CUATRO Y SIETE AÑOS

1- Provéase de un conjunto de fichas. Si el niño sólo tiene entre cuatro y cinco años, todas las
fichas de distintos colores pueden valer 1 punto. Si tiene entre 6 o 7 años utilizar las fichas
con distintos puntos (blancas = 1 punto; azules = 5 puntos, etc). Pegar una ficha de cada
color en una cartulina y poner una etiqueta con el valor del color, y se lo entregamos al
niño como recordatorio.

2- Explicar al niños el sistema de manera pausada. Explicarle, que como no está lo


suficientemente recompensado por todas las cosas buenas que hace en casa, vais a empezar
a concederle fichas por su buen comportamiento para que pueda conseguir las recompensas
y los premios que él quiera. Dejar bien claro desde el principio, qué esperar el uno del otro.
Le vais a dejar ayudaros a elaborar la lista de premios que puede ganar.
3- Mostrarle las fichas y explicarle que se van a ganar por realizar determinadas tareas, y que
la cantidad de ficha dependerá de la dificultad del trabajo y del tiempo que se necesita para
acabarlo; a mayor dificultad y tiempo, mayores serán las ganancias. Explicarle desde el
principio, que sólo ganará las fichas por hacer el trabajo a la primera petición y sólo cuando
el trabajo esté acabado.

4- Buscar un lugar o “banco” para guardar las fichas. Que elija el niño y decorarlo para
divertirle.
5 Escribir una lista con las recompensas, preguntándole qué es lo que a él le gustaría ganar por portarse bien.
Aunque aparezcan premios grandes y costosos, escribirlos pero sin olvidar añadir recompensas para cada día.
Escribir entre 10 y 15 recompensas, siendo de éstas, un tercio a corto plazo, otro tercio a medio lazo y el resto a largo
plazo.

Escribir una lista de tareas que debe realizar para ganar las fichas. Pueden referirse a tareas
doméstica o a conductas sociales.

Directrices importantes de este punto:


 Que el niño participe en la realización de la lista de las tareas, aunque vosotros tendréis la última palabra.
 Tener presente los principales problemas del comportamiento del niño.
 Si es una lista de que cosas que el niño no debe hacer, ganará puntos por privarse de la realización de dicho
comportamiento.
 Daremos fichas extras, con un trabajo que no esté anotado en la lista pero donde haya habido una buena
predisposición y colaboración.

7- Asignar el número de fichas que ganará por la realización de cada uno de estos trabajos.
Los niños pequeños (cuatro y cinco años), deberían ganar entre una y tres fichas por tarea y cinco por las más
difíciles.
Los niños entre seis y siete pueden ganar entre una y diez fichas para cada tarea.
8- Determine cuántas fichas entregará al niño para ganar las recompensas.
Recomendable, que al menos dos tercios de las fichas que gane su hijo en un solo día puedan ser invertidas en
recompensas de uso diario. El otro tercio lo puede guardar para recompensas a largo plazo.
9- Recordarle al niño cómo puede ganar las fichas: haciendo un trabajo cuando se le pide, mostrar buena actitud y
por otros comportamientos adecuados.
Cuando el niño comprenda el sistema, comenzar al día siguiente.
No olvidar que durante la primera semana debemos ser generosos dando fichas.

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