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Este documento es un fragmento de la Guía para Jóvenes de Prevención de Prácticas Discriminatorias “Somos
Iguales y Diferentes”, INADI, 2014. La publicación completa se puede descargar en
http://201.216.243.171/biblioteca/wp-content/uploads/2016/03/somos-iguales-y-diferentes-guia-para-jovenes.pdf
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En este sentido, la identidad es algo plural, ya que no somos una cosa o la otra
y sólo eso. Somos a partir de múltiples características, si tomamos una sola de ellas,
por más que sea la que consideramos más importante, o la que más resalta para
otros/as, nunca va a ser una definición de quiénes somos ni de quiénes queremos ser.
Es tarea de cada uno/a de nosotros/nosotras elegir, amar, reformular, reforzar y
volver a modificar
nuestra identidad, a partir del lugar donde nacemos o vivimos, con quiénes
nos vinculamos, es decir, a medida que crecemos y con nuestras variadas
experiencias.
“Nuestra oligarquía de fines del siglo XIX condenó como inferior biológico al gaucho e
idealizó al inmigrante europeo, pero sólo hasta que este llegó al país. Cuando llegaron
los europeos, fueron sometidos a un programa de homogenización mediante la
escolaridad y el servicio militar obligatorio para sus hijos, condicionantes de ruptura
con todos los vínculos originarios de pertenencia cultural de los padres. Pero el
socialismo, el anarquismo y el sindicalismo debían ser combatidos y, por ello, la
llamada ley de residencia –proyectada por Miguel Cané– permitía su expulsión o su
prohibición de ingreso sin recurso judicial. Los gringos degenerados debían ser
eliminados”.
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Así los llamaban y no existía lo opuesto, cabecitas blancas. Quienes utilizaban
ese rótulo para designar a los/as otros/as pretendían jerarquizarse, desde una
supuesta “identidad blanca” se señalaba a quienes eran “no blancos/as” y se los
ponían en un lugar de inferioridad o de peligrosidad respecto de las “buenas
costumbres” de esa ciudad. Si pensamos en la actualidad argentina, se sigue utilizando
cabecita como un adjetivo estigmatizante para nombrar a los/as pobres y a los/as que
se considera que tienen conductas indeseables.