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Índice
I. INTRODUCCIÓN. 3
b) Interpretación de la información. 16
c) Características y finalidades de la orientación académica y profesional 16
d.) La orientación académica y profesional en el marco del currículum. 17
e.) Aspectos a considerar en la planificación de la orientación académica y profesional. 20
VI. Materiales 23
A. Los Grupos 23
Instrumentos para observar las actitudes de los miembros en el grupo. 12 categorías de
R.F. Bales. 23
Técnicas de grupo 23
B. Actividad 1 25
C. Actividad 2 26
D. Autoestima 28
G. Actividad 3 35
H. Actividad 4 36
VII. Bibliografía 39
3. Bibliografía en el documento 40
VIII Gráficos 40
En estos últimos años han aparecido materiales de variado contenido que recorren todas las
facetas de la acción tutorial, desde la programación general hasta las actividades concretas a
realizar para cada una de las distintas dimensiones, entre ellas la referida a la orientación
académica y profesional. Actualmente podemos encontrar variadas programaciones en las
librerías especializadas. A pesar de que podemos cubrir la urgencia, una cierta preocupación
persiste. Su origen, y este es un principio básico que informa el curso, se encuentra más en la
sensación de vacío que nos reportan las innumerables actividades que realizamos como tutores.
Más de una vez nos hemos preguntado por el sentido de estas actividades, por si realmente
deben ser los docentes los que las realicen o deben ser especialistas, si no estaremos
suplantando inútilmente la labor de la familia.
En esta preocupación nos encontramos con una cuestión central, y, en cierto modo, previa a
cualquier análisis posible de la función orientadora: la comprensión que tenemos de nuestra
función como docentes. La lectura de la siguiente metáfora elaborada por Esteve puede
ayudarnos a aclarar la idea:
Llegado este punto, y sin previo aviso, el decorado de fondo queda cubierto por un nuevo telón en
color fucsia. con trazos irregulares de azul fluorescente. que se ha desenrollado desde el techo.
Nuestro actor, sin apercibirse del cambio de decorado, continúa su recitado mientras empieza a
cundir la sorpresa y el desconcierto en el auditorio.
Sin importunar a nuestro actor, dos empleados del teatro. vestidos con monos, penetran en la
escena colocando un maniquí vestido con minifalda de cuero negro y con el pelo teñido de naranja
y verde. Pese a alguna risa reprimida entre el público. que comienza a hacer comentarios entre si.
nuestro actor continúa impávido.
En los dos últimos versos, ha descendido notablemente su tono de voz, perdiendo convicción. en
parte al observar los cambios del decorado; pero, sobre todo, cegado por la luz de los focos que
ahora iluminan la escena con plena intensidad, arrancando reverberaciones rosadas del telón de
fondo. Desconcertado y perdido, pero sin atreverse aún a interrumpir su papel, nuestro actor
continúa, buscando desesperadamente con la vista alguna explicación de los que se mueven entre
bambalinas.
Llegado a este punto. nuestro actor enmudece. Sin mirarle ni dirigirte la palabra, muy serios y
decididos, los dos empleados del mono azul han vuelto a penetrar en escena, colocando a ambos
lados del maniquí dos tazas de inodoro.
Nuestro pobre Segismundo aún continúa vestido con sus pieles, encadenado a su papel y a la
pared, ofreciendo un curioso contraste con el decorado luminoso, rosáceo y fluorescente. El
contraste es tan chocante que, buena parte del público, pese a su desconcierto. ríe abiertamente.
Nuestra historia puede tener varios finales, como propone Borges en El camino de los senderos,
que se bifurcan.
En realidad. cada profesor de este país, o del occidente europeo, ya ha inventado su final para
esta historia... El desarrollo de la escena, a partir de ese punto. depende del aplomo y de las
características de cada uno de ellos; pero, fundamentalmente. hay sólo dos tipos de final: detener
la representación y plantear abiertamente a público y tramoyistas el problema del cambio de
decorado; o bien. rebujarse en las pieles y continuar el recitado de Segismundo.
Entre los que se acogen a la primera solución de la escena, aún podemos distinguir a los que,
después de reconocer públicamente el cambio de decorado y sus inconvenientes para la seriedad
de la representación, concluyen pidiendo silencio al público. con el argumento de que ellos están
allí para recitar a Segismundo, y continúan recitando La vida es sueño. Estos, como han
reconocido la presencia distorsionante de las luces fluorescentes, las tazas de inodoro y los
maniquíes de pelo naranja y verde, cada vez que arrecia el murmullo del público, o el ridículo se
No es éste el caso de los que deciden no tener en cuenta el cambio de decorado y continúan
pomposamente su recitado clásico. Creidos de la dignidad del papel que representan, interpretan
las risas del auditorio como una ofensa personal, añadida al inmenso agravio del cambio de
decorado, del que esperan arreglarle las cuentas al tramoyista. Vestidos con sus togas están
dispuestos a agredir a cualquiera que les recuerde la incongruencia del papel que representan. Es
una Guerra Santa. Son los mantenedores de las esencias. Los defensores de la dignidad de
nuestro teatro clásico. Los que ríen son las turbas incultas que debieran ser expulsadas de la casa
del saber.
Un grupo aparte, entre los que deciden continuar la representación, la constituyen los que deciden
inhibirse. Después de todo —piensan— el decorado no es responsabilidad suya. Como actores, lo
único que tienen que hacer es recitar su papel. En consecuencia, una vez recobrados de la
sorpresa inicial, deciden reanudar la representación, tal como han venido haciendo desde siempre.
sin dejarse importunar por las reacciones del público. Poco importa si el papel que interpretan ha
perdido valor, si ya no consiguen arrobar al público con la tragedia de la irrealidad que confunde a
Segismundo. Ellos están allí para recitar. Les pagan por eso y, por tanto. continúan su recitado,
aparentemente inmunes al ridículo.
Sólo una gran creatividad y un ingenio a lo Pirandelio, con un buen derroche de iniciativa, puede
sacar a nuestro actor y a nuestros profesores del problema que supone el cambio de decorado.
(Esteve, 1987,pp. 7-9)
Los tiempos, el cambio social, económico y político, el desarrollo de las teorías del aprendizaje, de
la didáctica, etc. nos han cambiado el decorado y emergen nuevas expectativas y demandas
sociales, nuevas funciones que nos incumben, nuevas finalidades educativas, que nos enfrentan
con la urgencia de redefinir nuestra profesión.
La orientación y la tutoría, entre otras, son tareas o funciones que, si bien no son nuevas, sin
embargo aparecen de forma diferente en el nuevo contexto educativo, convirtiéndose en piedra de
toque para el ejercicio de nuestra profesión, configurándose como un elemento básico de nuestra
reflexión. La nueva ordenación del sistema educativo que establece la LOGSE replantea el
concepto mismo de educación y, como veremos, lo acerca al de orientación en tanto que busca la
formación integral de la persona. Persigue, en definitiva, una mayor personalización de la
educación, situando la atención a la diversidad como uno de sus ejes.
Este curso tiene, pues, como finalidad última aportar elementos para esta reflexión, en la
convicción de que sólo así es posible entender que la acción orientadora es una finalidad básica
de la tarea educativa y que tiene sentido dentro del horizonte que configuran los conceptos de
“educación” y “orientación”, entendiendo por educar, además de formar intelectualmente, orientar
el desarrollo personal del alumno en todas sus dimensiones.
La tutoría y la orientación, se nos dice, son consustanciales a la actividad docente y, sin embargo,
no nos resulta cómodo ni fácil asumirla de este modo. Todos, en alguna medida, la hemos llevado
a cabo, pero también hemos echado en falta un marco que dé sentido a la misma y unos objetivos
claros. “El que no sabe a donde va, aparece en otro sitio”, afirmación de Peter aplicable en este
caso.
Para explicitar la relación entre ambas nociones utilizaremos una cita de un texto de Paloma
Fernández Torres:
Al afirmar que la finalidad de la educación es lograr el desarrollo integral de los alumnos, se parte en
la Ley de una concepción del proceso educativo que transciende la de mera adquisición de
conocimientos, para pasar a pretender que cada alumno consiga, a través de un proceso de
aprendizaje personalizado, el desarrollo de sí mismo, y por tanto, las actividades de enseñanza son
ahora sólo un componente que concurre con otros a la formación y desarrollo de la persona del
alumno como un factor más de su educación integral.
Esto implica un cambio en los elementos del sistema educativo, desde el propio papel del profesor y
del alumno, hasta la función de la escuela, los planes de estudio, los métodos de enseñanza y la
organización escolar que aparece de modo patente en el enfoque que del proceso de
enseñanza—aprendizaje se hace en el Diseño Curricular Base.
Una de las consecuencias claras que se sigue de esta concepción, es que en ella la Orientación
Educativa pasa a ser explícitamente un elemento inherente a la actividad docente, al darse una
1
Desde la perspectiva del movimiento career education, traducido como (educación para la carrera», pueden
consultarse el artículo de Álvarez Pérez y Vega Santana (1995); sobre las bondades de este planteamiento puede
consultarse el trabajo de Pereira González (1995) en el mismo número de la revista.
Hoy, al considerarse en la LOGSE el papel del profesor como de educador (cosa que por otra parte
no es nueva en absoluto, ya que ha estado presente en muchas concepciones educativas, aunque
sí puede serlo el que se indique desde la Ley de modo explícito) y no de mero transmisor de
información, la orientación como proceso de ayuda al desarrollo del alumno es una parte
inseparable de la tarea docente en el sentido de que tanto la instrucción como la educación integral
son objetivos claros y explícitos del trabajo docente en la nueva Ley.
La educación es, desde este planteamiento, algo más que instrucción o transmisión de una mayor
o menor cantidad de conocimientos. La LOGSE no ha descubierto nada nuevo -Io cierto es que la
organización escolar y los profesores han “educado” de forma implícita en este sentido2-, sino que
pretende situar en primer plano este hecho, de forma que sea susceptible de programación,
análisis y evaluación.
La formación de una persona debe atender al hecho de que se educa a personas concretas, que
pueden diferir en cuanto a capacidades y necesidades; esto es, debe dirigirse a la persona
completa. Se trata de atender tanto al desarrollo cognitivo como al afectivo y social del alumno y,
todo ello, desde el horizonte de determinados valores y actitudes, de un ideal. En otras palabras,
educar es guiar, orientar, es un proceso de ayuda que tiene por objeto facilitar la integración de
diversos aprendizajes en un ambiente difuso, diverso y contradictorio, de forma que los alumnos
desarrollen en un grado importante su autonomía personal y construyan equilibradamente su
identidad.
Queremos subrayar la identidad entre educar y orientar o, al menos, que la segunda forma parte
sustancial de la primera; ello significa que la organización escolar, el currículo y los profesionales
diversos que en ella intervienen son responsables de la orientación de forma conjunta. El cuadro
III.-1 pretende expresar esta idea: el sistema educativo que se implanta con la LOGSE supone una
visión del proceso educativo que puede interpretarse desde el proceso de orientación de los
alumnos:
2
Es lo conocemos habitualmente como currículo oculto. La forma en que se organice el centro, el clima del
mismo, las relaciones que se mantengan, la respuesta del profesorado ante las demandas, etc... expresan
actitudes y valores que forman el marco en el que el alumno se desarrolla.
El sentido que se otorga a la educación incorpora, pues, la idea de que educar es orientar, y lo es
en varios aspectos o dimensiones:
En tanto que son finalidades educativas generales, tanto los profesores como los profesionales de
la orientación tienen responsabilidades en este terreno. En este sentido hay que entenderla
afirmación de que la tutoría y la orientación son consustanciales a la función docente. Tampoco
decimos nada que nos sepamos ya: “De manera consciente o de forma implícita todo profesor
influye en la configuración de un cuadro de experiencias y de valores a partir del cual el alumno
construye su autoconcepto, elabora sus expectativas, traza su proyecto de vida. Se trata, pues, de
que las tareas educativas, la responsabilidad de ayudar a los alumnos en su desarrollo,
maduración, orientación y aprendizaje, no correspondan en exclusiva a un profesor (el tutor) y
pasen a ser asumidas por todo el equipo educativo” (Ministerio de Educación y Ciencia, 1991)
Si bien la orientación es competencia de todos los profesionales implicados, también es cierto que
hay funciones que parece útil diferenciar. De lo que se trata es de no perder de vista esta idea de
globalidad, porque desde ella entenderemos mejor tanto la importancia de trabajar
coordinadamente, como nuestra función como docentes y como tutores/orientadores.
Así, podemos hablar de una función específica de tutor, que cobra importancia por la demanda de
coordinación de la intervención educativa y orientadora dirigida al alumno, estableciendo un cauce
para las intervenciones de las distintas personas implicadas en su formación. El tutor de un grupo
de alumnos tiene, pues, encomendadas, además de las docentes, una serie de tareas específicas
en el terreno de la orientación que le responsabiliza más que al resto de los profesores.
La complejidad del proceso educativo y la diversidad del alumnado hace, además, pertinente la
presencia de otros profesionales, que pueden configurar Departamentos de Orientación en los
centros o pertenecer a equipos externos -Equipos de Sector en el caso de la enseñanza pública-,
con el objeto de asesorar y apoyar al profesorado y a los tutores, así como de intervenir en
situaciones en las que se precisan adaptaciones educativas, metodología didáctica específica y/o
enseñanza de refuerzo, que puede ser previa, posterior o simultánea a la enseñanza ordinaria, así
1. La orientación forma parte de la dinámica de la actividad educativo y por lo tanto en ella
deben estar implicados todos los profesionales de la educación, aunque dada la complejidad
de funciones que orientación abarca, a cada estamento educativo le corresponde
desempeñar funciones específicas.
2. La orientación es un proceso, una actividad que, como la educación, de la que es parte
esencial, se desarrolla de modo continuo. Afecta a todas las edades y los diferentes niveles
educativos.
● La atención al conjunto de la población escolar, con el fin de que los alumnos asimilen
los contenidos del curriculum del modo más adecuado a sus posibilidades: labor
preventiva.
● La incorporación a la dinámica escolar de los alumnos que presentan problemas en
su situación académica o personal: labor asistencial.
5. La orientación se entiende como proceso activo por parte de los alumnos, ya que son ellos
el centro de la actividad de orientación, y la finalidad que se propone es buscar su implicación
activa en la toma de sus propias decisiones.
6. Al ser la orientación un proceso de ayuda técnica, exige de las personas que realicen una
capacitación profesional específica.
Como puede apreciarse, el mensaje que pretendemos lanzar es la necesidad de entender las
tareas relacionadas con la orientación académica y profesional en el marco más general de la
orientación en un centro educativo. Todos sabemos la relación existente entre las aptitudes de un
sujeto y la idoneidad o no para un determinado puesto de trabajo. Pero, también es cierto que el
individuo es algo más que aptitudes. En el desarrollo de los itinerarios de una persona influyen la
valoración que tiene de sí misma, las habilidades que haya desarrollado en relación a la toma de
decisiones, en los gustos y valores en que se haya formado, etc. El tutor y el centro como tal ha de
contemplar al alumno de forma global y entender que los problemas de aprendizaje, de
adaptación, personales..., son factores importantes en la configuración de las decisiones. Se trata
En todo caso, podrá contar con la colaboración de otros profesionales que configuran los
Departamentos de Orientación y los Equipos de Sector.
1. En la medida en que forma parte de la dinámica educativa, debe estar implicado todo
el centro. Con ello expresamos la idea de que el centro debe definirse en tomo a la
orientación en sus distintas dimensiones. Fundamentalmente, debe configurarse en
relación con el Proyecto Educativo y los Proyectos Curriculares de Etapa. La concepción
de la orientación y de la acción tutorial por parte de los profesores tiene una relación
directa con la concepción de la educación y la enseñanza que configure el centro. Con ello
estaremos abriendo o limitando posibilidades. Se trata, pues, de una tarea colectiva.
Sólo en el caso de que el centro educativo en su conjunto asuma la idea de que el profesor
debe educar en el sentido que hemos descrito, asumirá que todos los profesores son
tutores y orientadores de los alumnos y la labor será conjunta y de colaboración. Única
forma de llevarla a cabo con éxito.
4. Una organización escolar que permita las condiciones necesarias para que la
programación pueda realizarse. Especialmente en lo que se refiere al tiempo, los
espacios y los recursos disponibles.
Estos principios permiten configurar los objetivos de la acción orientadora, objetivos que deben
perseguir tanto los tutores y los profesionales de la orientación como el resto del profesorado y el
centro en su conjunto.
Todos conocemos la relación existente entre las aptitudes de un sujeto y la idoneidad o no para un
determinado puesto de trabajo. Las primeras pueden conocerse a través de diferentes pruebas, en
las que no vamos a extendemos. De lo que se trata es de lograr la armonización entre aptitudes y
requisitos de una ocupación y a ello debe apuntar todo programa de orientación
académico-profesional.
No obstante, los objetivos de cualquier programa no pueden establecerse “a priori”, sin un estudio
sobre la problemática educativa y social en que viva inmersa la comunidad educativa. Esta
problemática, transformada en términos de “déficits” a necesidades educativas, introducirán los
elementos correctores en la organización de la enseñanza y el aprendizaje: en el Proyecto
Educativo de Centro y en los Proyectos Curriculares de Etapa. Así, el Plan de Orientación
Académico y Profesional debe partir de estos documentos y adecuar sus objetivos a las
necesidades del alumnado.
Desde este enfoque no tiene sentido considerar las relaciones desde una perspectiva lineal
(profesor/tutor ⇨ alumno), como tampoco partir del supuesto de que el centro es una suma de
alumnos y profesores. Más bien entendemos que existen multitud de relaciones e interacciones y
que cualquier actuación influye en el resto del sistema, y viceversa. Los enfoques tradicionales de
asesoramiento, que adoptan un enfoque basado en la consideración de los procesos como
susceptibles de análisis de los elementos como si estos fueran átomos, son inadecuados para
para responder a la complejidad inherente a la formación de una persona, ni al proceso educativo
puesto en marcha en un centro escolar.
La teoría general de sistemas (Von Bertalanffy, 1992) explica cómo los métodos analíticos son
inadecuados para entender los procesos organizativos complejos, que denomina los sistemas. Los
enfoques basados en procesos analíticos y atomizados son, según esta teoría. Los métodos
analíticos requieren, para considerarlos adecuados, dos condiciones:
1. La interacción entre los elementos no existe o es muy débil. Sólo así sería posible
desligarlos y volverlas a unir.
2. Las relaciones deben ser lineales para que cumplan la condición de suma o aditividad.
Según este enfoque, la planificación comprendería los siguientes pasos y para la evaluación de las
necesidades hay que tener en cuenta tres características:
Finalmente llegaremos a formular con mayor claridad el problema vocacional, mediante una
selección y ordenación de las necesidades documentadas, estableciendo prioridades.
b) Interpretación de la información.
La información parte del propio sujeto y del mundo vocacional exterior. El proceso tiende a
favorecer la captación y elaboración personal de esa información y procura desvelar el nivel de
relevancia relativa de la misma, pero no se formulan prescripciones, sino que se colabora con el
asesorado en el análisis, interpretación y determinación de la viabilidad de las estrategias y
acciones planteadas, en especial a las que afectan a la toma de decisiones vocacionales.
❖ El centro del proceso de asesoramiento es el alumno y, por tanto, debe enfocarse desde su
situación y la del centro.
❖ La orientación debe entenderse como un proceso continuo, dentro de la perspectiva
general de aprender a tomar decisiones. No puede reducirse a intervenciones puntuales y
ofrecerse a los alumnos a lo largo de los distintos niveles y modalidades de escolarización
❖ Debe integrarse en la perspectiva más general de desarrollo integral de la persona, en el
marco del objetivo de la autorientación, para lo cual debe partir del reconocimiento del
derecho y la capacidad de los alumnos para tomar decisiones.
❖ La finalidad general será la adquisición de habilidades y destrezas para orientarse, para el
análisis de las situaciones y los problemas.
❖ “La elección profesional es un aspecto puntual del desarrollo vocacional ya que se resuelve
mediante un proceso de toma de decisiones que debe controlar el propio sujeto.”
(Fernández Torres: 1991, pp. 54)3
❖ La función del orientador será de comprensión, aceptación, clarificación de los sentimientos
y conocimientos del alumno sobre sí mismo, pero será este el que adopte finalmente la
decisión. En este sentido se trata de un proceso de ayuda dirigido a la clarificación (por
ejemplo, respecto de las capacidades, los gustos, etc.). Función espejo.
❖ lmplicar de manera coordinada a las diferentes personas e instituciones que intervienen en
la educación: profesores, familia, centro, medio social.
❖ Atender a las peculiares características de los alumnos.
❖ Capacitar a los alumnos para su propia autoorientación y desarrollar en ellos, de manera
progresiva, una actitud hacia la toma de decisiones fundamentadas y responsables sobre
3
Ver también La acción tutorial en secundaria de Magisterio Español, pp. 96,97
Esta función orientadora cobra tanto más relevancia cuanto mayor sea la diversidad de la oferta
educativa y las salidas profesionales. En este sentido, la orientación vocacional ha de conjugar las
demandas educativas de los alumnos (aptitudes, intereses) con las del sistema productivo.
A lo largo de la educación secundaria hay algunos momentos más importantes que otros: aquellos
en los que deben realizar algunas elecciones que pueden determinar un itinerario personal:
La orientación debe tener en cuenta no sólo los aspectos informativos (información objetiva) y
formativos para una profesión específica, sino también que debe facilitar una formación para
facilitar la transición hacia una sociedad compleja, en proceso de cambio continuo, tanto en su
dimensión productiva, económica, como en la sociocultural.
Estas preguntas apuntan la necesidad de tratar el alumno de forma global. No se trata sólo de
destrezas para tomar decisiones, sino también de que el adolescente quiera tomarlas. De nuevo
aquí nos encontramos con la necesidad de concebir al alumno dentro de un proceso formativo
más complejo, en el que la motivación depende, entre otras cosas, de la explicación que una
persona dé de los éxitos o fracasos, tanto en cuanto al rendimiento como a la aceptación social.
Un currículo que tome en consideración este aspecto, facilitará el trabajo de la orientación, en la
medida en que el alumno se encontrará motivado para realizar la tarea. En el apartado -F- del
anexo puede verse la forma de recoger este aspecto en la enseñanza de las distintas áreas. En la
misma línea, María Luisa Rodríguez Moreno (Rodríguez Moreno, 1992) señala:
"En la toma de decisiones intervienen múltiples factores, entre los cuales no es el menos importante la
expectativa de éxito por alcanzar la meta u objetivo vocacional final: el éxito dependerá tanto de la
probabilidad objetiva (adecuación entre las cualidades del que va a decidir y las exigencias
ocupacionales) como de la probabilidad subjetiva (valores esperados por él). El esfuerzo que una persona
hace por lograr un objetivo deberá ser motivado por el orientador; o, como mínimo, éste deberá sembrar la
inquietud para que esa persona desee "esforzarse por". Esa inquietud sería el percibir como positiva y
productiva la atribución de la causa del éxito (o del fracaso) a las propias características personales y el
propio esfuerzo, y no a la responsabilidad de influencia de otro (otras personas u otros eventos ajenos a
uno mismo). Si en el aula, el tutor u orientador saben premiar (motivar) el esfuerzo personal y la
aplicación correcta de las propias habilidades; si consiguen guiar la percepción de la causalidad más allá
del azar o de causas exteriores, de manera que el orientado se conciencie de que las causas están
dentro de sí mismo (internas), de su "esfuerzo por", de su "seguridad en", de su ”asunción de la propia
responsabilidad', etc., podrá afirmarse que se ha emprendido la correcta vía hacia el éxito o el logro de
una meta."
Así pues, se trata de ofrecer a los alumnos un currículo integral que incluya educar en la
capacidad de tomar decisiones, principalmente decisiones que les afectan a ellos mismos y a su
futuro. No olvidemos que el desarrollo vocacional no es el resultado de un hecho puntual, no se
reduce al momento en el que una persona debe optar entre un itinerario u otro, sino que forma
parte del desarrollo general de la persona a lo largo de toda su vida.
Por todo lo dicho, parece que la orientación, en cualquiera de sus dimensiones, ha de estar
incardinada en el currículo del centro, desde el Proyecto Educativos hasta las Programaciones
didácticas. Ahora puede entenderse que la orientación sería ineficaz como acción aislada desde la
tutoría o realizada por el orientador o algún otro profesor.
El currículo, sin olvidar los contenidos conceptuales, debe poner énfasis en los
procedimientos y las actitudes. En este sentido se trataría de proporcionar a los alumnos
estrategias de gran polivalencia (metacognitivas) que puedan aplicar a las diferentes
situaciones que seguramente encontrarán en los distintos itinerarios y, posteriormente, en
el mundo laboral.
★ Pero, el desarrollo vocacional es un proceso que “forma parte del desarrollo general de la
persona a lo largo de su vida, que se configura a través de experiencias y vivencias y es
influido por modelos, normas y valoraciones del entorno. Cada persona, progresivamente,
va almacenando informaciones vocacionales que le brinda el contexto y teniendo
experiencias escolares que le permiten contrastar los contenidos de diversas materias que
se dirigen a diferentes áreas vocacionales. Estas experiencias tienen un peso importante
en el proyecto de vida que cada una se traza y van definiendo los intereses y preferencias
individuales”' (Cajas Rojas, 1992, Orientación y tutoría p. 118). . En este sentido, las áreas
curriculares no sólo suministran contenidos académicos, sino también deben aportar una
referencia al área vocacional, tanto desde una información objetiva como subjetiva, de
forma que puedan contrastar la información previa disponible, valorarlo desde las aptitudes
que uno se atribuye, etc.
★ A lo largo de su escolarización, se hace preciso poner a disposición de los alumnos la
información relevante y adecuada sobre:
4. La participación de la familia
5. Qué queremos conseguir y qué debe trabajarse (Rodríguez Moreno, 1992, p. 24 y ss.)
❏ Queremos conseguir:
❏ Vamos a trabajar:
2. Técnicas de grupo
FINALIDAD
e) Desarrollar capacidades de cooperación,
a) Desarrollar el sentimiento de nosotros
intercambio, responsabilidad, autonomía y
b) Enseñar a pensar activamente.
creación
c) Enseñar a escuchar
f) Crear una actitud positiva ante los problemas de
d) Vencer temores e inhibiciones, superar
las relaciones humanas, favorable a la adaptación
tensiones y crear sentimiento de seguridad
de la persona
● En el ámbito escolar la finalidad más concreta es la integración del alumno y la satisfacción de las
necesidades básicas interpersonales de sentirse aceptado y valorado, y sentir que el grupo le necesita y
cuenta con cada uno para funcionar.
❏ Un centro de secundaria ubicado en una zona con un nivel socio-cultural es medio / bajo.
❏ El centro cuenta con 50 profesores y un Departamento de orientación.
❏ En estos momentos se está elaborando el Proyecto Educativo de Centro.
❏ Un profesor del área de lengua (Jefe de departamento) es tutor de un grupo de 4º de
Educación Secundaria Obligatoria. Dentro de las actividades de la tutoría, tiene que
orientar a sus alumnos sobre las posibles salidas al acabar sus estudios.
❏ En el centro no existe una hora para la coordinación de los tutores y las horas lectivas de
tutoría suelen estar a primera a última hora de la mañana.
❏ Las familias suelen asistir a las reuniones cuando se les convoca, pero están
“despistadas” sobre “qué es la ESO.”
relaciones personales
2. ¿Cuáles son tus gustos? (Señala con una cruz la que creas que está más directamente
relacionado contigo)
improvisar observar
Introvertido Extrovertido
tranquilo nervioso
tímido decidido
dependiente independiente
responsable irresponsable
crítico sumiso
creativa normativo
activo pasivo
fuerte débil
confiado desconfiado
Cuando una persona se encuentra ante la necesidad de hacer frente a las reacciones de los
demás, tiene necesidad de los otros, o tiene que dejar claro su desacuerdo con otras personas,
las diversas reacciones pueden resumirse en cuatro actitudes típicas.
AFIRMACIÓN
FUGA ATAQUE MANIPULACIÓN
(Ser asertivo)
Verda
Falso
dero
1 Digo frecuentemente si, cuando debería decir no.
2 Defiendo mis derechos, sin pasar por encima de los de otras personas.
3 Prefiero disimular lo que pienso o siento si no conozco bien a las personas
4 Scy más bien autoritario y decidido.
5 Generalmente, es más fácil y hábil actuar por persona interpuesta que directamente.
6 No me da miedo criticar y decir a la gente lo que pienso.
7 No me atrevo a rechazar tareas que, claramente, no están en mis atribuciones.
8 No temo dar mi opinión, incluso frente a interlocutores hostiles.
9 Cuando hay debate prefiero mantenerme fuera para ver cómo se desarrolla.
10 Se me acusa con frecuencia de espíritu de contradicción
11 Me cuesta escuchar a los demás
12 Me las arreglo para saber lo que se cuece. Eso me ha dado buenos resultados
13 Se me considera, en general, como astuto y hábil en las relaciones.
Cada frase corresponde a un ejemplo de una de las actitudes anteriores. Las frases, indicadas
por un número, se han clasificado en cuatro columnas, que corresponden a dichas actitudes.
Anota un punto si tu respuesta ha sido si, más bien cierto. El total de puntos indica la magnitud
de tu tendencia a adoptar la actitud indicada.
1 4 3 2
7 6 5 8
15 10 9 14
16 11 12 18
17 20 13 23
25 21 19 24
26 28 22 27
35 29 31 33
36 30 32 34
37 39 41 38
50 40 42 43
51 48 46 44
52 49 47 45
59 55 54 53
60 56 57 58
Total Total Total Total
D. En relación con el modelado que el profesor puede hacer de la forma de afrontar la tarea y valorar los resultados:
7. Ejemplificar los mismos comportamientos y valores que se tratan de transmitir en los mensajes que se
dan en clase.
4
Los epígrafes se han extraído de Rodríguez Moreno, 1992, p. 9.
En el planteamiento metodológico
VIII Gráficos
● Gráfico II.1: Disposiciones de referencia