El coronavirus no es solo una pandemia física sino
también psicológica. En el ámbito laboral, pasado el
primer momento de impacto y cuando el teletrabajo ya está en marcha, llega una segunda fase de preocupación para las empresas marcada por el estrés y los posibles riesgos psicológicos que esta realidad puede provocar entre los trabajadores. En estos días estamos en plena emergencia nacional. Todos los ciudadanos están llamados a responder colectivamente a una amenaza invisible que pone en peligro la salud pública y ataca los valores fundacionales de nuestro país. La solución es tan simple como impactante: quédese en casa el mayor tiempo posible. Breatriz Remacha, de Stimulus. Las empresas públicas y privadas deben responder a la necesidad de reducir los contactos físicos entre las personas mientras se mantiene, en la medida de lo posible, la continuidad del negocio. Por lo tanto, muchas compañías, ya desde los primeros días de emergencia, han ordenado que sus empleados, compatibles con su trabajo, permanezcan en sus casas teletrabajando. Pero una vez pasado el primer momento de impacto, y cuando el teletrabajo ya está en marcha, llega una segunda fase de preocupación para las empresas: el estrés y los posibles riesgos psicológicos que esta realidad puede provocar entre los trabajadores, ya que nos enfrentamos a una situación nueva para la población general y, por lo tanto, no tenemos una experiencia previa ni referentes de cómo actuar. Es en este momento, cuando las empresas deben movilizar los recursos adecuados y adaptados a este riesgo para hacer frente al malestar psicológico que en determinados momentos pueden desestabilizar más o menos a sus trabajadores. El coronavirus: No solo una pandemia física sino también psicológica Sabemos que la incertidumbre y el aislamiento ante cualquier situación, no solo frente a la actual epidemia, generan en nosotros reacciones emocionales que pueden variar tanto en su naturaleza como en su intensidad: miedo, ansiedad, desconfianza, ira, irritabilidad, tristeza, desesperación e impotencia son algunos ejemplos. Estas reacciones emocionales y las manifestaciones fisiológicas que las acompañan (fatiga, cambios en el apetito, cambios en el sueño, dolor de cabeza…) impactan a su vez en nuestros pensamientos y percepciones, que se vuelven mucho más catastrofistas y que hacen que nos resulte difícil concentrarnos, poner nuestros pensamientos en orden, mantener nuestra atención, tomar decisiones, pensar en planes a futuro, así como nos pueden llevar a realizar conductas como compras desmesuradas de alimentos y medicamentos, comer de forma compulsiva, llorar de manera descontrolada, e incluso actuar de manera arriesgada. Es decir, ante esta situación de incertidumbre y aislamiento, podemos entrar en un círculo vicioso en el que nos vemos afectados a nivel emocional, fisiológico, cognitivo, y/o conductual. El grado en que cada persona veamos afectado cada uno de estos niveles y cómo los manejamos, dependerá de nuestras características propias y de nuestras experiencias previas. No obstante, lo importante es saber que podemos aprender a romper este círculo vicioso con ayuda de un profesional de la psicología y evitar llegar a un estado de ansiedad que nos generé dificultades en nuestra vida diaria, tanto personal como profesional.
Diseñar un plan de apoyo psicológico con atención telefónica
especializada y realizada por psicólogos, ayudará a disponer de herramientas para manejar el fuerte impacto que situaciones como esta tienen en la vida de los trabajadores, y a prevenir a corto, medio y largo plazo la aparición de insomnio, irritabilidad, crisis de ansiedad, estrés agudo, estrés postraumático, depresión.
¿Cómo podemos actuar?
Ante una situación como la que estamos viviendo, necesitamos sentir que mantenemos un mínimo control de la situación, así como dar sentido a lo que nos preocupa para que podamos sentirnos lo suficientemente seguros. Frente a esta realidad, como individuos debemos ser realistas y plenamente conscientes de la situación, comprendiendo el riesgo actual y conociendo nuestra capacidad de responder de manera adecuada, centrarnos en el aquí y el ahora, establecer nuevas rutinas, mantenernos conectados con nuestros familiares y amigos, mantener una alimentación adecuada, realizar ejercicio físico, además de limitar la búsqueda de información a medios fiables y realistas. En ese sentido, es necesario elegir fuentes de información oficiales y expertas, cruzar la información de los medios cuando sea posible o regresar a la fuente, no compartir información cuando no esté seguro y sobre todo, no creer todo lo que se comparte en las redes. Como gerente de una organización, hay que poner en marcha todas las ayudas posibles para reducir el impacto psicológico de la situación del coronavirus: escuchando las preocupaciones, temores y reacciones de los empleados; transmitiendo buenas prácticas y estrategias como obtener el nivel correcto de información y mantenerse actualizado para poder dar respuestas fiables a sus propios trabajadores; aplicando medidas de prevención y protección; desarrollando condiciones de trabajo adecuadas; organizando un teletrabajo eficiente; y sobre todo implantando programas de apoyo y asistencia psicológica a los empleados, ya que pueden ser una de las soluciones más eficaces. Beatriz Remacha, Responsable Care Services de Stimulus Consultoría.
1. La empatía hace la diferencia: Este es un tiempo para cuidarte y cuidar a los
demás. Piensa que de tus actos, puede depender el estado de otras personas, aún si no las conoces. 2. No minimices tus estrategias de afrontamiento, eres capaz de enfrentar las situaciones difíciles de la vida. Ante una situación inicialmente devastadora, los miembros de una comunidad frecuentemente muestran mayor nivel de altruismo y cooperación, las personas pueden llegar a experimentar una gran satisfacción por el hecho de poder ayudar a otros. Y es en los pequeños detalles que, tenemos la ayuda en nuestras manos. 3. Controla lo que puedes controlar. Acepta lo que no está bajo tu control. Sigue las indicaciones que se han hecho para prevenir el contagio. Cuida tu salud, practica ejercicio físico una vez al día, come saludablemente, duerme a la misma hora entre 7 y 8 horas. El buen estado físico prepara al cuerpo para defenderse. 4. El no saber lo que va a pasar genera incertidumbre y emociones como la ansiedad. Aunque la ansiedad ante situaciones de estrés o de crisis es normal y nos puede ayudar a actuar para resolverlas, el exceso de información y el imaginarse catástrofes aumenta la ansiedad y puede generar pánico. a) Infórmate sobre el estado de la emergencia sanitaria b) Limita tu búsqueda de información a algunos minutos al día. El estar buscando permanente información da una falsa impresión de control y no permite vivir. 5. Reconoce y utiliza las líneas de autoayuda a nivel territorial. 6. Usa la oportunidad de estar en casa para desarrollar actividades diferentes. Trata de que sean distintas. a) Haz un programa diario de rutinas para realizar durante el día. Procura hacerlas a la misma hora. b) Trata de que las actividades sean de diferentes clases: ejercicio físico, trabajo, recreación como ver TV, contacto social con otros familiares en la casa, cuidado de tu entorno, etc. Trata de no durar mucho tiempo en cada actividad de tal forma que tengas la oportunidad de variarlas. c) Ingresa a la oferta virtual cultural y recreativa (Museos, conciertos, entre otros). 5. Cuida tus relaciones: Mantén la comunicación a tus seres queridos y comunidad, llámalos, envíales mensajes, hazles saber que todos juntos podemos afrontar la situación. 6. Manifiesta tus necesidades: Pide ayuda, comenta con otros tus emociones y pensamientos, contrástalos con los de los demás. 7. Pide apoyo emocional: Puedes pedir asistencia por las líneas telefónicas disponibles, líderes sociales o espirituales. 8. Cree en tus capacidades y en las de los demás. Es una posibilidad de vivir experiencias positivas, tales como el poder sentirse orgullosos de detectar nuevas formas de enfrentar la adversidad, ser resilientes y altruistas. 9. Identifica tu red de apoyo y lineas de ayuda, ante situaciones de riesgo por violencia, es importante contar con alguien de confianza y el número de la policia del cuadrante para activar una respuesta inmediata.