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DATOS INFORMATIVOS
Nombre: Christian Masaquiza Asignatura: Cristología y Soteriología
Año Académico: 2019 - 2020 Curso: I teología
Por otra parte dentro de estos relatos se encuentra la caída del hombre en el pecado,
por faltar al mandato de Dios, el cual el hombre debía cumplir como fruto de
comunión y así obtener por su esfuerza el don de la gracia. Este mandato no solo era
el de no comer del árbol del conocimiento, sino el «respetar los límites que el
hombre tiene frente a Dios, límites que le vienen impuestos por su condición de
criatura»2. Sin embargo esta desobediencia, hizo que en el hombre se presente varias
consecuencias, que incluso seria la causa de su muerte. Pero esto no significa que
Dios haya abandonado al hombre, sino que dio paso a una promesa de redención, la
cual no será alcanzada por el simple esfuerzo del hombre sino que se presenta la
figura de una salvador y redentor, para que de esta manera «el hombre se pueda
revestir de Cristo, dejando atrás el recuerdo de que Adán ha sido infiel a su misión y
siguiendo ahora los pasos de Jesús»3, con quien esta salvación no solo será la
remisión del pecado, sino la recuperación de la gracia y la conversión del corazón
humano al amor de Dios4.
En conclusión toda narración es una preparación para la espera del Salvador, la cual
hará perfecta y definitiva con la encarnación del Hijo de Dios, y establezca su casa
en medio de nosotros.
1
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, EUNSA, Pamplona, 2010, p. 55-57.
2
G. L. MULLER, Dogmática teoría y práctica de la teología, Herder, p. 131.
3
O. CULLMANN, Cristología del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca, 1998, p. 240.
4
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 58-62.
La Alianza y la espera del Mesías.
En el Antiguo Testamento se usa muy frecuentemente el término berith, es decir
alianza. La cual se trata de un pacto, sellado con un sacrifico que se hace entre Dios y
los hombres. En la narración de génesis se mira como tras el pecado, Dios mismo tomó
la iniciativa, y estableció una alianza con los hombres, se puede ver como no dejó solo a
Adán luego de su desobediencia, luego con Noé tras el diluvio, y especialmente se ve la
alianza y la promesa de Dios con Abraham y su descendencia, la cual se renueva con
Isaac y con su hijo Jacob, y finalmente la alianza alcanza su expresión más completa
con Moisés. Por tanto «es a partir de la experiencia de la alianza, y mediante
retrospección, cuando el misterio de la creación divina entra en la conciencia de Israel,
pues desde el inicio es misterio de salvación, es decir, punto de partida del diálogo de
salvación entre Yahveh y su pueblo» 5. Es aquí donde Dios mediante el decálogo y otras
disposiciones indica el camino hacia la vida y a la comunión con Él. Esta ley es un don
dado por Dios y que es llevada a su plenitud por el Espíritu Santo que caracteriza la
nueva Alianza6. Es en este sentido entonces que «en la alianza se abre al hombre un
espacio vital, en el que el hombre no sólo es el receptor de la bondad divina, sino
también puede ser libre aliado de Dios»7. Por otra parte se encuentra le profeta Natán,
que representa a otro momento importante de la Alianza. En la cual se realiza el anuncio
del Mesías venido de la descendencia de David. Este anuncio de la Encarnación se
refiere a la relación de Dios con los hombres de modo semejante a como los hombres se
relacionan entre sí. En consecuencia esta alianza es figura profética de la Encarnación
redentora, ya que en Cristo se realiza la más perfecta y definitiva Alianza entre Dios y el
hombre8.
5
J. DUPUIS, Introducción a la Cristología, EVD, Pamplona, 1994, p. 253.
6
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 63-64.
7
W. KASPER, Jesús, el Cristo, Sígueme, Salamanca, 1978, p. 264.
8
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 64.
9
J. A. SAYÉS, Señor y Cristo, Curso de Cristología, Palabra, Madrid, 2005, p. 66.
10
F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 67.
Mesías. El Mesías es una figura terrenal. Desciende del linaje de David» 11. De ahí la
misión histórica del Hijo del hombre se identifica a la de Siervo de Yahvé, que con su
pasión realiza la salvación y el perdón de los pecados.
Isaías presenta en sus poemas al siervo de Yahvé, en quien se describe la misión
redentora del Mesías. «Se trata del siervo de Yahvé que sufre sustitutoriamente por los
muchos»12. Este siervo de Yahvé, es presentado como elegido por Dios y objeto de su
complacencia, aquel que se identifica con el pueblo y que además sufrirá persecución y
oposición para finalmente ofrecer su vida por la redención de todos los hombres.
Finalmente se tiene a un Mesías salvador, rey y sacerdote, de quien no se podrá comprar
su reinado con el de la tierra, puesto que es un reinado universal y salvador que recibe
una alabanza eterna. El Mesías es sacerdote en cuanto sucesor de David, se trata de un
mesianismo sacerdotal y regio que, en la vida terrena de Jesús, se realiza mediante la
humildad y los sufrimientos del Siervo. Por ello lo que se predica es que Jesús de
Nazaret es el Cristo, el ungido que espera Israel13.
En conclusión podemos conocer quién es Jesús a través de sus genealogías, las cuales se
presentan en los Evangelios sinópticos. Éstas presentan a Cristo como el Mesías que
había sido anunciado por los profetas, al que estábamos esperando desde el destierro
causado por el pecado original. En definitiva, Aquél que iba a pisar la cabeza de la
serpiente14.
11
J. GNILKA, Jesús de Nazaret, Mensaje e Historia, Herder, Barcelona, 1993, p. 308.
12
W. KASPER, Jesús, el Cristo, p. 264.
13
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 70-72.
14
A. RAMOS, Jesucristo y la salvación del hombre, FASTA, Buenos Aires, 2007, p. 24.
15
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 74.
16
W. KASPER, Jesús, el Cristo, p. 122.
importancia del título de Cristo, es directamente el hablar de Nuestro Señor. Por ello
no es extraño que se considere a la cristología como aquella reflexión en torno a la
afirmación Jesús es el Cristo.
Esta afirmación no cumple las expectativas del pueblo, puesto que esperaban a un
Mesías que sea luchador, político y glorioso, aquel que los liberara de todos sus
enemigos. Pero es claro el hecho de que Jesús presentó una figura de Mesías
paciente y que su misión es salvar al pueblo mediante su muerte. «Jesús, se mostró
reacio a aplicarse a sí mismo títulos mesiánicos y se mantuvo alejado del
mesianismo davídico identificándose preferentemente con el Siervo paciente de
Dios»17. Esto fue causa de muchas decepciones incluso de sus mismos discípulos.
Sin embargo a pesar de todo ello la condición de Mesías en Jesús no pasaba por
desapercibida, pues en varias ocasiones el aceptaba este título como también el de
Hijo de David y como Rey, por ejemplo en la confesión de Pedro ante los
discípulos del Bautista, en el templo tras leer el pasaje del profeta Isaías, al pasar
junto al ciego de nacimiento y con la mujer cananea y por último en el dialogo con
Pilato, que incluso mando poner sobre la cruz la frase “Jesús Nazareno, Rey de los
judíos”18.
El testimonio apostólico
Fueron los apóstoles los primeros en reconocer a Jesús como el Mesías, de a partir
de ahí esta afirmación es parte fundamental de la confesión de fe de la Iglesia. El
mesianismo de Jesús es mencionado por varias ocasiones por parte de sus
discípulos, como la confesión de Pedro “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, de
igual manera con Andrés al llamar a Simón “Hemos encontrado al Mesías”, son
estos algunos de los testimonios de los discípulos acerca del mesianismo de Jesús.
Por eso se puede mencionar que el primer dato seguro es que el movimiento
cristiano que apela a Jesús de Nazaret, está de acuerdo en reconocerlo como, El
Mesías19.
1.3. Jesucristo perfecto hombre
La realidad de Jesús y su documentación histórica
Como cristianos creyentes en Jesucristo, por nuestra fe sabemos que Cristo existió
realmente y además que murió y resucito. Por tal motivo nuestra fe en Cristo no es
solo una creencia en un ser mítico, sino en la fe en una Persona, que se encarnó por
obra y gracia de Espíritu Santo, se hizo hombre, padeció, murió, fue sepultado y
resucitó. Por otra parte la existencia de Jesús no se queda solamente en la fe, sino
que también es un hecho probado por la ciencia histórica, especialmente analizando
el Nuevo Testamento cuyo valor histórico está fuera de duda, pues se presenta en los
evangelios los testimonios de verdaderos testigos sobre la vida de Jesús de Nazaret.
En fin, «la fe es algo que se juega, no en el ámbito de la historia (pasada y, por
tanto, inexistente), sino en el ámbito de la propia existencia» 20. Por ello muchos
investigadores precisan que los evangelios por su carácter testimonial, son
17
J. DUPUIS, Introducción a la Cristología, p. 103.
18
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 74-77.
19
Cfr. Ibíd, p. 77 -78.
20
J. R. BUSTO, Cristología para empezar, Sal Terrae, Bilbao, 1991, p. 29.
contrarios al mito, por lo tanto tiene en el trasfondo auténticos hechos históricos.
«Los evangelios testifican su fe en forma de historia, explicando ésta a la luz de su
fe»21. Aunque no todos los testimonios sobre Jesús son cristianos, existen también
escritos y testimonios que demuestran la existencia de Jesús. Tácito por ejemplo
habla de la época de Nerón, donde menciona que los cristianos tienen su nombre por
Cristo. Suetonio escribió que el emperador Claudio expulso a los judíos por los
tumultos por instigación de Cristo. De igual manera en el siglo XIX, muchos
trataban de negar la existencia de Cristo mediante diversas teorías que presentaban a
cristo como un personaje mítico que no existió realmente22.
Hay pues una línea directa, línea de profecía, que conduce de Adán a Jesús, de
manera que Jesús aparezca como su encarnación perfecta 26. Podemos conocer quién
es Jesús a través de sus genealogías, las cuales se presentan en los Evangelios
sinópticos. Éstas presentan a Cristo como el Mesías que había sido anunciado por
los profetas, al que estábamos esperando desde el destierro causado por el pecado
original. Nos encontramos con dos genealogías, ambas ponen de manifiesto la
naturaleza humana de Cristo a través de su ascendencia; pero se distinguen en
función de cuál es la ascendencia valedera en cada caso. Por su nacimiento, es
verdadero fruto de aquel Pueblo elegido y, por lo tanto, es descendiente de Abrahán;
21
W. KASPER, Jesús, el Cristo, p. 70.
22
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 81-83.
23
G. L. MULLER, Dogmática teoría y práctica de la teología, p. 483.
24
Ibíd.
25
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 87-89.
26
O. CULLMANN, Cristología del Nuevo Testamento, p. 93.
además, viene a salvar al género humano por ser descendiente de Adán, por último,
es el Mesías por ser descendiente de David. Del pueblo de Israel, Jesús sacó la
naturaleza de la carne, y así, ambas genealogías muestran el cumplimiento de las
promesas del Antiguo Testamento en la persona de Cristo27.
27
Cfr. A. RAMOS, Jesucristo y la salvación del hombre, p. 24.
28
W. KASPER, Jesús, el Cristo, p. 209.
29
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 100-103.
hombre nos ha conducido a la divinidad de Jesús, pues en ella Jesús se presenta
como única y verdadera imagen de Dios»30. Pues procede en todo del Padre y por
ende existe entre ellos una estrecha relación de familiaridad. En fin en los
evangelios sinópticos, Jesús se refiere a sí mismo como el Hijo que conoce al Padre
y que es superior a sus ciervos, e incluso superior a los ángeles31.
30
O. CULLMANN, Cristología del Nuevo Testamento, p. 391.
31
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 107-109.
32
Cfr. Ibíd, p. 109.
33
O. CULLMANN, Cristología del Nuevo Testamento, p. 398.
34
Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de Jesucristo, p. 110.