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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 116 ARISTÓTELES

POLÍTICA
INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE
MANUELA GARCÍA VALDÉS

fi
EDITORIAL GREDOS
42 POLÍTICA

W. THEILER, «Bau und Zeit der aristotelischen Politik», en Mu-


seum Helveticum, 9 (1952), págs. 65-78. Sobre la génesis y
formación de la obra.
M. THUROT, La Morale et la Politique d'Aristote. Tomo II: Poli-
tique, París, 1824 (Didot).
.1. TOUTAIN, L'économie antique, París, 1927. Sobre el capítulo
de la Economía véase la Bibliografía en nuestra Introducción
a PSEUDO-ARISTÓTELES, Económicos, B. C. G., 70, Madrid,
1984, págs. 247-248. Muy selectiva, orientada a la economía
en la Antigüedad, y especialmente a Aristóteles y su época.
Y las obras de M. I. FINLEY citadas.
F. VANNIER, Le IV siécle, París, 1967. 1
POLÍTICA
J. VASSIER, La bonheur, principe et fin de la morale aristotéli-
cienne, París, 1965.
J. P. VERNANT, Mito y pensamiento en la Grecia antigua, Barce-
lona, 1973. Interesante el cap. IV: «El trabajo y el pensamien-
to técnico», págs. 242-301. Con buen enfoque sobre el tema
de la esclavitud y la lucha de clases.
J. VOGT, Ancient Slavery and the Ideal of Man, Oxford, 1874.
Con buen enfoque crítico y gran precisión en el tema de la
esclavitud.
R. WEIL, Aristote et l'histoire. Essai sur la «Politique», París,
1960. Sobre la formación de la Política.
—, «Philosophie et histoire. La visión de l'histoire chez Aris-
tote», en vol. col. n°. XI de Entretiens... (Fond. Hardt), pá-
ginas 161-189. Con discusión interesante en págs. 190-197.
C. WERNER, Aristote et l'idéalisme platonicien, París, 1910.
E. ZELLER, R. MONDOLFO, La filosofía dei Greci nel suo sviluppo 1
El término griego politiká recoge un plural neutro griego que algu-
storico, Parte II, vol. VI: «Aristotele e i Peripatetice piü anti- nos han traducido por Los Políticos, en el sentido de Tratados, Cuestio-
chi», traducción puesta al día de A. PLEBE, Florencia, 1966. nes o Investigaciones de Política. ARISTÓTELES en Ética a Nicómaco (I
R. ZOEPFFEL, Historia und Geschichte bei Aristóteles, Heidelberg, 1, 1094a27, 1094bl4, etc.), que es como una introducción a las cuestiones
1975. políticas, emplea el término politiké, la forma adjetiva, que implica sin
J. ZÜRCHER, Aristóteles. Werke und Geist, Paderborn, 1952. duda los nombres ciencia, epistémé, y arte, tékhné. El término politiká
podría traducirse como Tratados de tema político, es decir,' relacionados
con la polis. No implica una concepción unitaria en su enfoque. Cf. en
la «Introducción» al tratar de la obra.
46 POLÍTICA LIBRO I 47

entre todas y que incluye a todas las demás. Ésta es la esto no en virtud de una decisión, sino como en los demás
llamada ciudad y comunidad cívica. animales y plantas; es natural la tendencia a dejar tras sí
Por consiguiente, cuantos 4 opinan que es lo mismo otro ser semejante a uno mismo 6 ), y el que manda por
ser gobernante 5 de una ciudad, rey, administrador de su naturaleza y el subdito, para su seguridad. En efecto, el
casa o amo de sus esclavos, no dicen bien. Creen, pues, que es capaz de prever 7 con la mente es un jefe por natu-
que cada uno de ellos difiere en más o en menos, y no raleza y un señor natural, y el que puede con su cuerpo
específicamente. Como si uno, por gobernar a pocos, fue- realizar estas cosas es subdito y esclavo por naturaleza;
ra amo; si a más, administrador de su casa; y si todavía por eso al señor y al esclavo interesa lo mismo.
a más, gobernante o rey, en la idea de que en nada difiere Así pues, por naturaleza está establecida una diferencia 3 1252b
una casa grande de una ciudad pequeña. Y en cuanto al entre la hembra y el esclavo (la naturaleza no hace nada
gobernante y al rey, cuando un hombre ejerce solo el po- con mezquindad, como los forjadores el cuchillo de Del-
der, es rey; pero cuando, según las normas de la ciencia fos 8 , sino cada cosa para un solo fin. Así como cada ór-
política, alternativamente manda y obedece, es gobernante. gano puede cumplir mejor su función, si sirve no para mu-
Pero esto no es verdad. Y será evidente lo que digo chas sino para una sola). Pero entre los bárbaros, la hem- 4
si se examina la cuestión según el método que propone- bra y el esclavo tienen la misma posición, y la causa de
mos. Porque como en los demás objetos es necesario divi- ello es que no tienen el elemento gobernante por naturale-
dir lo compuesto hasta sus elementos simples (pues éstos za, sino que su comunidad resulta de esclavo y esclava.
son las partes mínimas del todo), así también, consideran- Por eso dicen los poetas:
do de qué elementos está formada la ciudad, veremos me- justo es que los helenos manden sobre los bárbaros 9 ,
jor en qué difieren entre sí las cosas dichas, y si cabe obte-
ner algún resultado científico. entendiendo que bárbaro y esclavo son lo mismo por
> Si uno observa desde su origen la evolu- naturaleza.
Génesis de la ción de las cosas, también en esta cues- Así pues, de estas dos comunidades la primera es la 5
ciudad: familia, t ¿ O I 1 ) c o m o e n j a s demás, podrá obtener casa, y Hesíodo dijo con razón en su poema:
aldea, ciudad. , . ., , . ^ _ . . 10
Lo primero casa, mujer y buey de labranza .
'• El hombre es un l a v l s l o n m a s Perfecta. En primer lugar,
6
«animal social» es necesario que se emparejen los que Platón también considera el matrimonio como un medio de alcan-
no pueden existir uno sin el otro, como zar la inmortalidad; véase Leyes IV 721b c.
7
Cf. PLATÓN, Leyes 690b.
la hembra y el macho con vistas a la generación (y 8
Para esta referencia, entre otras explicaciones, podemos recoger la
4
Se refiere, probablemente, a Sócrates (véase JENOFONTE, Memora- que nos da ATENEO, Deipnosofistas 173c y ss.: «Los de Delfos eran fa-
bles III 4, 12; III 6, 14) y a Platón, (véase Político 258e-259a; Leyes mosos por sus cuchillos que servían a la vez para varios empleos: matar
III 680d-681a; 683a). la víctima, descuartizarla y cortarla en trozos».
5 9
Gobernante traduce el término griego politikós, «hombre dedicado Cf., entre otros, EURÍPIDES, Ifigenia en Áulide 1400; Helena 276.
10
a los asuntos de la polis». A veces se refiere al magistrado de una polis. Cf. HESÍODO, Trabajos y días 405.
48 POLÍTICA LIBRO I 49

Pues el buey hace las veces de criado para los pobres. Por unión de personas sometidas a reyes, ya que toda casa está
tanto, la comunidad constituida naturalmente para la vida regida por el más anciano, y, por lo tanto, también las
de cada día '' es la casa 12, a cuyos miembros Carondas colonias a causa de su parentesco. Y eso es lo que dice i
llama «de la misma panera», y Epiménides de Creta «del Homero 16:
mismo comedero» 13. Y la primera comunidad formada de Cada uno es legislador de sus hijos y esposas,
varias casas a causa de las necesidades no cotidianas es
la aldea. pues antiguamente vivían dispersos. Y todos los hombres
Precisamente la aldea en su forma natural parece ser dicen que por eso los dioses se gobiernan monárquicamen-
una colonia 14 de la casa, y algunos llaman a sus miembros te, porque también ellos al principio, y algunos aún ahora,
«hermanos de leche», «hijos e hijos de hijos». Por eso así se gobernaban; de la misma manera que los hombres
también al principio las ciudades estaban gobernadas por los representan a su imagen 17, así también asemejan a la
reyes, como todavía hoy los bárbaros IS: resultaron de la suya la vida de los dioses.
La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, 8
11
En este pasaje la familia parece tener un fin algo diferente del indi- que tiene ya, por así decirlo, el nivel más alto de autosufi-
cado en 1252a26-34.
12
ciencia 18, que nació a causa de las necesidades de la vida,
El término griego oikía lo traducimos en el sentido amplio de «ca- pero subsiste para el vivir bien 19. De aquí que toda ciudad
sa» como unidad familiar, constituida por el hombre, la mujer, los hijos,
los esclavos y los bienes.
es por naturaleza, si también lo son las comunidades pri-
13
Para mostrar que la familia tiene su origen en la satisfacción de meras. La ciudad es el fin de aquéllas, y la naturaleza es
las necesidades de la vida de cada día, Aristóteles nos da los nombres fin. En efecto, lo que cada cosa es, un vez cumplido su
que los antiguos aplican a sus miembros. — Carondas fue legislador de desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de un hom-
Catania, cf. Política II 12, 1274a 23. Era un aristócrata y vivió probable-
mente en el s. vi a. C. — De Epiménides de Festos (Creta) no se conoce
16
con seguridad la cronología. Pasa, según algunos testimonios, por ser Cf. HOMERO, Odisea IX 114. Para Aristóteles la descripción homé-
el último de los Siete Sabios de Grecia. Plutarco, en Solón, 12, dice de rica de los Cíclopes es una representación mítica de los comienzos primi-
él «que era amado de los dioses, inteligente en las cosas divinas y posee- tivos de la sociedad humana. También son citados los Cíclopes en Ética
dor de la sabiduría profética y misteriosa». a Nicómaco X 10, 1180a28, como un caso típico de grupo independiente
14
Se encuentra una expresión semejante en PLATÓN, Leyes VI 776a. que vive aparte de toda organización estatal.
17
En griego hay un cierto juego de palabras entre apoikía, colonia, y oikía, Cf. ARISTÓTELES, Metafísica B 2, 997M0.
18
casa, que no se puede recoger en la traducción. Aristóteles parece tener La autosuficiencia, en griego autárkeia (autarquía), incluye el po-
presente en todo este capítulo segundo, Leyes III 680 y ss., donde Platón seer lo necesario y lograr una vida feliz. Cf. Política, VII 4, 1326b4,
se refiere también al pasaje de Homero para probar que en otro tiempo y III 9, 1280b34. La define el propio Aristóteles en Ética a Nicómaco
predominaba la realeza patriarcal. I 5, 1097b 14: «Consideramos suficiente lo que por sí solo hace deseable
' 5 Los bárbaros por oposición a los griegos. El término griego que la vida y no necesita nada».
19
lo expresa es éthnos; indica un grupo de hombres de la misma raza, el Esta idea de «vivir bien» o «bienestar» frente a la simple existencia
conjunto de una tribu o un pueblo que se opone generalmente a lo que es uno de los temas centrales de la ética y de la política aristotélica.
se define con el término polis. Véase, también, PLATÓN, República II 11, 369c y ss.; Hipias menor 368b-e.

116. — 4
50 POLÍTICA LIBRO I 51

9 bre, de un caballo o de una casa. Además, aquello por evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en
1253a lo que existe algo y su fin es lo mejor, y la autosuficiencia vano 24, y el hombre es el único animal que tiene palabra 25.
es, a la vez, un fin y lo mejor. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la n
De todo esto es evidente que la ciudad es una de las poseen también los demás animales, porque su naturaleza
cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un ani- llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicárse-
mal social 20, y que el insocial por naturaleza y no por la unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo con-
azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre. Co- veniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto.
mo aquel a quien Homero 21 vitupera: Y esto es lo propio del hombre frente a los demás anima- 12
sin tribu 22, sin ley, sin hogar, les: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo
justo y de lo injusto, y de los demás valores, y la participa-
10 porque el que es tal por naturaleza es también amante de ción comunitaria de estas cosas constituye la casa y la
la guerra 23, como una pieza aislada en el juego de damas. ciudad 26.
La razón por la cual el hombre es un ser social, más Por naturaleza, pues, la ciudad es anterior a la casa
que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es y a cada uno de nosotros, porque el todo es necesariamen- 13
te anterior a la parte 27. En efecto, destruido el todo, ya
20
Nos encontramos con la famosa expresión aristotélica que define
al hombre: politikón zóion. La traducción será siempre poco fiel. El sus- 24
Véase la misma idea infra, 8, 1256b21.
tantivo zbion quiere decir «ser viviente», «animal», y el adjetivo que 25
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco IX 9, 1170b 11 ss.: «He aquí
le acompaña lo califica como perteneciente a una polis, que es a la vez lo que se produce cuando se convive y se intercambian palabras y pensa-
la sociedad y la comunidad política (cf. supra, nota 2). ¿Cómo traducir mientos, porque así podría definirse la sociedad humana, y no, como
la expresión griega: «animal cívico», «animal político» o «animal social»? la del ganado, por el hecho de pacer en el mismo prado». Cf. también
En este pasaje parece referirse al carácter social de los individuos que ISÓCRATES, Sobre el cambio de fortunas 253-7, y A Nicocles 50 ss. Y
forman la ciudad. Cf. también ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco IX 9, Sócrates consideraba el lenguaje como una de las condiciones de la vida
1169M6 y ss. política; cf. JENOFONTE, Memorables IV 3, 12, pasajes todos que pudo
21
Cf. HOMERO, ilíada IX 63. haber conocido Aristóteles.
22
Sin tribu debería, tal vez, decir sin fratría, para recoger el término 26
Estas ideas están expresadas también infra, III 9, 1280b5; Ética
griego aphrétór. Se trata de una división originaria de la población ate- a Nicómaco IX 9, 1167b2; PLATÓN, República VI 484d. — Aristóteles,
niense. Cf. ARISTÓTELES, Constitución de los Atenienses, frag. 5: «Las supra, I 2, 1252a26-34, sostiene que el origen de la familia y, por tanto,
tribus de Atenas eran cuatro, y de cada una de las tribus había tres par- de la ciudad está relacionado con los instintos comunes a los animales
tes, que llamaban tritios y fratrías, y cada una de éstas tenía treinta lina- y plantas; en el pasaje presente la casa familiar y la ciudad sólo se dan
jes, y cada linaje se componía de treinta hombres» [trad. M. GARCÍA en los seres humanos, porque su existencia implica una serie de cualida-
VALDÉS], B. C. G., 70, Madrid, 1984, pág. 51. des que sólo son propias de estos seres. El mismo autor, infra, III 9,
23
Un ser que ama la guerra por la guerra, según Aristóteles, es una 1280a31, da otras razones de la ausencia de la ciudad entre los animales.
persona envilecida o, como Ares, superior al hombre. Cf. ARISTÓTELES, 27
Este es un principio esencial de la ontología aristotélica, que aplica
Ética a Nicómaco X 7, 117,7b9 ss., y las palabras de indignación que para demostrar la anterioridad de la ciudad. Ésta forma un todo consti-
Zeus dirige a Ares en Ilíada V 890 ss. tuido por individuos que son sus partes; cf PLATÓN, República VIII 552a.
52 POLÍTICA LIBRO I 53

no habrá ni pie ni mano, a no ser con nombre equívoco, es el orden de la comunidad civil, y la virtud de la justicia
como se puede decir una mano de piedra: pues t;tl será es el discernimiento de lo justo.
una mano muerta. Una vez que está claro de qué partes 3 1253b
Todas las cosas se definen por su función y por sus Sobre la adminis- c o n s t a l a c j u dad, es necesario hablar, en
facultades 28 , de suerte que cuando éstas ya no son tales tracion domestica.
no se puede decir que las cosas son las mismas, sino del Elementos que la primer lugar, de la administración de la
constituyen. casa, pues toda ciudad se compone de ca-
14 mismo nombre. Así pues, es evidente que la ciudad es por
Teoría sas _ ^ a s p a r L e s de la administración do-
naturaleza y es anterior al individuo; porque si cada uno de la esclavitud
por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de ma- méstica corresponden a aquéllas de que
nera semejante a las demás partes en relación con el todo. consta a su vez la casa, y la casa perfecta la integran escla-
Y el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada vos y libres. Ahora bien, como cada cosa ha de ser exami-
por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, si- nada ante todo en sus menores elementos, y las partes pri-
no una bestia o un dios. meras y mínimas de la casa son el amo y el esclavo, el
15 En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal marido y la esposa, el padre y los hijos, de estas tres rela-
comunidad, pero el primero que la estableció fue causante ciones será necesario investigar qué es y cómo debe ser
de los mayores beneficios 29 . Pues así como el hombre per- cada una. Son, pues, la heril, la conyugal (la unión del 2
fecto es el mejor de los animales, así también, apartado hombre y la mujer carece de nombre) 31 , y en tercer lugar
de la ley y de la justicia, es el peor de todos 30 . la procreadora, que tampoco tiene un nombre específico.
16 La injusticia más insoportable es la que posee armas, Sean así estas tres relaciones que hemos mencionado. 3
y el hombre está naturalmente provisto de armas al servi- Hay otra parte que a unos les parece que es idéntica
cio de la sensatez y de la virtud, pero puede utilizarlas pa- a la administración doméstica y a otros la parte más im-
ra las cosas más opuestas. Por eso, sin virtud, es el ser portante de ella 32 . Como sea, habrá que examinarlo. Me
más impío y feroz y el peor en su lascivia y voracidad. refiero a la llamada crematística.
La justicia, en cambio, es un valor cívico, pues la justicia Hablemos, en primer lugar, del amo y del esclavo, para
que veamos lo relativo a ese servicio necesario, por si po-
demos llegar a tener un conocimiento mejor de esa rela-
28
Cf. PLATÓN, Sofista 247d; ARISTÓTELES, Metafísica VII 10, 1035M6;
Sobre la reproducción de los animales I 2, 716a23.
29
Para Aristóteles el carácter natural de ia comunidad no excluye Aristóteles es consciente de la falta de términos adecuados para
que tenga un fundador. Se deben dar juntas una tendencia natural y indicar estas relaciones: la del amo sobre el esclavo o «heril», en griego
la voluntad de la acción humana. despotiké; pero la relación «conyugal», gamiké, no es un término ade-
30
Cf. HESÍODO, Trabajos y días 275. HERÓDOTO IV 108. PLATÓN, cuado que recoja esa clase de poder, ni tampoco la «procreadora», tek-
Leyes 765e; Protágoras 327d-e. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VII 7, nopoietiké, que en I 12, 1259a38 substituye por el vocablo patriké.
1150al-5. 32
Este tema será tratado infra en los capítulos 8 y 9.
54 POLÍTICA LIBRO I 55

4 ción del que ahora admitimos. Unos 33 , en efecto, creen Pues si cada uno de los instrumentos pudiera cumplir 3
que el señorío es una cierta ciencia, y que la administra- por sí mismo su cometido obedeciendo órdenes o antici-
ción de una casa, la potestad del amo, la de la ciudad pándose a ellas, si, como cuentan de las estatuas de Déda-
y la del rey son lo mismo, como dijimos al principio. lo 36 o de los trípodes de Hefesto, de los que dice el poeta
Otros 34 , que la dominación es contra naturaleza, pues el que entraban por sí solos en la asamblea de los dioses 37 ,
esclavo y el libre lo son por convención, pero en nada di- las lanzaderas tejieran solas y los plectros tocaran la cítara,
fieren por su naturaleza. Por esta razón tampoco es justa, los constructores no necesitarían ayudantes ni los amos es- 1254a
ya que es violenta 35 . clavos.
4 Ahora bien, la propiedad es una par- Ahora bien, los llamados instrumentos lo son de 4
Teoría de t e ^Q j a c a s a > y e j a r t e ¿e adquirir, una producción 38 , mas las posesiones son instrumentos de ac-
la esclavitud. . . . •• , , •
instrumentos de parte de la administración domestica (pues ción. En efecto, la lanzadera produce algo aparte de su
producción e sin las cosas necesarias es imposible tan- empleo, pero el vestido y el lecho, sólo su uso. Además,
instmmentos t o v j v j r c o m o v j v j r D i e n ). Y lo mismo que ya que la producción y la acción difieren específicamente,
de uso .
y ambas necesitan de instrumentos, necesariamente éstos
en las artes determinadas es necesario dis-
deben mantener la misma diferencia. La vida es acción, 5
poner de los instrumentos apropiados si ha de llevarse a
no producción, y por ello el esclavo es un subordinado
cabo la obra, así también en la administración doméstica.
para la acción. De la posesión 39 se habla en el mismo sen-
2 De los instrumentos, unos son inanimados y otros anima-
tido que de la parte. Pues la parte no es sólo parte de
dos; por ejemplo, para un piloto, el timón es inanimado,
otra cosa, sino que pertenece enteramente a ella, y lo
y animado el vigía (pues en las artes el subordinado hace
las veces de un instrumento). Así también, las posesiones
son un instrumento para la vida y la propiedad es una mul-
titud de instrumentos; también el esclavo es una posesión Para la referencia a las estatuas de Dédalo, véase también ARISTÓ-
animada, y todo subordinado es como un instrumento pre- TELES, Acerca del alma I 3, 406M8. PLATÓN, Menán 970; Eutifrón 11b.
Los poetas de la Comedia Antigua se divierten imaginando que los uten-
vio a los otros instrumentos. silios de cocina se mueven solos y cumplen su función. Dédalo intentó
33
Aristóteles, como en otros temas, expone dos opiniones opuestas; expresar el movimiento en sus estatuas por medio de actitudes diferentes
muestra lo que hay de verdad en ambas tesis y trata de conciliarias. Cf. en sus piernas y en sus brazos.
37
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VII 2, 1235M3. Para la primera opinión, Cf. HOMERO, Ilíada XVIII, 376.
véase PLATÓN, Político 259; JENOFONTE, Memorables III 4, 12; 6, 14. 38
La producción, poíesis, tiene como fin un resultado, érgon, distin-
34
Como enemigos de la esclavitud se pueden citar algunos contempo- to de la actividad que lo produce, y permanece una vez acabada la ac-
ráneos de Aristóteles: el poeta Filemón, el filósofo Metrodoro y Platón, ción. La acción, praxis, no produce un resultado aparte y su fin es esa
quien, en Leyes 777b, considera que admitir la institución de la esclavitud misma actividad. Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco I 1, 1094a3 ss. y 16 ss.
39
presenta muchas dificultades. Cf. infra, VIII 1, 1337a27; y Ética a Nicómaco V 10, 1134M0 ss.
35
Una relación entre la violencia y la injusticia puede verse en HESÍO- El esclavo es una parte de su amo; véase infra, I 6, 1255M1 ss.; y Ética
DO, Trabajos y días 275. También en PLATÓN, Timeo 64d. a Eudemo VII 9, 1241bl9 ss.
56 POLÍTICA LIBRO I 57

mismo la posesión. Por eso el amo es solamente dueño dos en cuanto pertenecen al conjunto de la naturaleza .
del esclavo, pero no le pertenece. El esclavo, en cambio, De hecho, en los seres que no participan de vida existe
no sólo es esclavo del amo, sino que le pertenece entera- cierta jerarquía, como la de la armonía. Pero esto sería
mente. quizá propio de una investigación alejada de la nuestra.
6 Cuál es la naturaleza del esclavo y cuál su facultad re- El ser vivo está constituido, en primer lugar, de alma
sulta claro de lo expuesto; el que, siendo hombre, no se y cuerpo, de los cuales uno manda por naturaleza y el otro
pertenece por naturaleza a sí mismo, sino a otro, ese es es mandado 44. Pero hay que estudiar lo natural, con prefe- 5
por naturaleza esclavo. Y es hombre de otro el que, siendo rencia, en los seres conformes a su naturaleza y no en los
hombre, es una posesión. Y la posesión es un instrumento corrompidos. Por eso hay que observar al hombre que está
activo y distinto. mejor dispuesto en cuerpo y en alma, en el cual esto resul-
5 Después de esto hay que examinar si ta evidente. Ya que en los malvados o de comportamiento 1254b
alguien es de tal índole por naturaleza o malvado, el cuerpo parece muchas veces mandar en el al-
La esclavitud es s¿ n Q . s¡ e s m e j o r y j u s t o para alguien ma, por su disposición vil y contra naturaleza.
de derecho natural , . . . ,
ser esclavo o no, o bien si toda esclavitud Es posible entonces, como decimos, observar en el ser 6
es contra naturaleza. No es difícil exami- vivo el dominio señorial y el político, pues el alma ejerce
narlo teóricamente con la razón y llegar a comprenderlo sobre el cuerpo un dominio señorial, y la inteligencia sobre
2 a partir de la experiencia. Mandar y obedecer no sólo el apetito un dominio político y regio. En ellos resulta evi-
son cosas necesarias, sino también convenientes, y ya des- dente que es conforme a la naturaleza y conveniente para
de el nacimiento algunos están destinados a obedecer y otros el cuerpo ser regido por el alma, y para la parte afectiva
a mandar. Y hay muchas formas de mandar 40 y de obede- ser gobernada por la inteligencia y la parte dotada de ra-
cer, y siempre es mejor el mando sobre subordinados me- zón, mientras que su igualdad o la inversión de su relación
jores 41 : por ejemplo, mejor sobre un hombre que sobre es perjudicial para todos.
3 una bestia, porque la obra llevada a cabo con mejores ele- También ocurre igualmente entre el hombre y los de- 7
mentos es mejor. Dondequiera que uno manda y otro obe- más animales, pues los animales domésticos tienen una na-
dece, hay una obra común. En efecto, en todo lo que consta turaleza mejor que los salvajes, y para todos ellos es mejor
de varios elementos 42 y llega a ser una unidad común, estar sometidos al hombre, porque así consiguen su seguri-
ya de elementos continuos o separados, aparecen siempre el dad. Y también en la relación entre macho y hembra, por
4 dominante y el dominado, y eso ocurre en los seres anima- naturaleza, uno es superior y otro inferior, uno manda y

40
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VIII 12, 1160b22 ss. PLATÓN,
43
Leyes 690a. Véase esta misma idea infla, II 8, 1267b28; Acerca del alma III
41
Cf. infla, V 11, 1315b4 ss.; VII 14, 1333b27 ss. 5, 430al0. PLATÓN, Menón 81c; Fedro 270c.
42 44
Cf. infla, III 1, 1274b38. Cf. PLATÓN, Fedón 80a.
58 POLÍTICA LIBRO I 59

otro obedece. Y del mismo modo ocurre necesariamente respecto del cuerpo, mucho más justo será establecerlo res-
entre todos los hombres. pecto del alma. Pero no es igual de fácil ver la belleza
s Así pues, todos los seres que se diferencian de los de- del alma que la del cuerpo. Así pues, está claro que 1255a
más tanto como el alma del cuerpo y como el hombre del unos son libres y otros esclavos por naturaleza 48 , y que
animal (se encuentran en esta relación todos cuantos su para éstos el ser esclavos es conveniente y justo.
trabajo es el uso del cuerpo, y esto es lo mejor de ellos), Pero no es difícil ver que los que afir- 6
estos son esclavos por naturaleza, para los cuales es mejor Sobre la m a n i 0 CO ntrario tienen razón en cierto
esclavitud: , .
estar sometidos a esta clase de mando, como en los casos m
su justificación ° d o ; pues se dice en dos sentidos lo de
9 mencionados. Pues es esclavo por naturaleza el que puede
legal. Ésta es esclavitud y esclavo. Hay también una es-
ser de otro (por eso precisamente es de otro) y el que parti-
convemente y p e cie de esclavos y de esclavitud en vir-
cipa de la razón tanto como para percibirla, pero no para justa en ciertas , 1 , ,
t u d d e U n a esa le es u n clerto
poseerla; pues los demás animales no se dan cuenta de la condiciones ^> ? y
razón, sino que obedecen a sus instintos. En la utilidad acuerdo, según el cual las conquistas de
la diferencia es pequeña: la ayuda con su cuerpo a las ne- guerra son de los vencedores.
cesidades de la vida se da en ambos, en los esclavos y en Sin embargo, muchos entendidos en leyes denuncian este 2
10 los animales domésticos 4S. La naturaleza quiere incluso ha- derecho, como denunciarían por ilegalidad 49 a un orador,
cer diferentes los cuerpos de los libres y los de los esclavos: en la idea de que el sometido por la fuerza sea esclavo
unos, fuertes para los trabajos necesarios; otros, erguidos 46 y vasallo del que puede ejercer la violencia y es más fuerte
e inútiles para tales menesteres, pero útiles para la vida en poder. Y unos piensan así; otros de aquella otra mane-
política (ésta se encuentra dividida en actividad de guerra ra, incluso entre los sabios 50 .
y de paz). Pero sucede muchas veces lo contrario: unos La causa de esta controversia y lo que provoca la 3
esclavos tienen cuerpos de hombres libres, y otros, almas 47 . confusión de argumentos es que en cierto modo la virtud,
Pues esto es claro, que si el cuerpo bastara para distinguir-
48
los como las imágenes de los dioses, todos afirmarían que Estamos de acuerdo con MONTESQUIEU, Espíritu de las Leyes XV
7, cuando opina que Aristóteles no demuestra los principios que defiende
n los inferiores merecerían ser esclavos. Y si esto es verdad
sobre la esclavitud.
49
La denuncia por ilegalidad, graphé paranómón, podía hacerse con-
tra todo ciudadano que propusiera en la Asamblea una medida conside-
45 rada opuesta a la ley establecida. Y así, por comparación, la ley en favor
Cf. supra, I 2, 1252M2.
46 del vencedor que hace esclavo de éste al vencido podía ser considerada
Para la importancia que Aristóteles da a la posición erguida del
hombre, véase también Sobre las partes de los animales II 10, 656alO; como una medida opuesta a la ley.
50
IV 10, 686a27. También TEOGNIS, 535. Aristóteles se refiere en este pasaje a los sabios, sophoí, por oposi-
47
El texto da pie para que el pasaje pueda interpretarse con otro ción a la masa, hoi polloí; no se trata sin duda solamente de los filóso-
sentido, como hacen algunos: «algunos esclavos tienen cuerpos de hom- fos. PLATÓN, Leyes VI 776c hace saber que las gentes admitían como
bres libres y algunos hombres libres tienen almas de esclavos». institución buena a los hilotas, constituidos por los pueblos conquistados.
LIBRO I 61
60 POLÍTICA

cuando consigue medios 51 , tiene también la máxima capa- a sí mismos esclavos, pero sí a los bárbaros. Si bien, cuan-
cidad de obligar 52 , y el vencedor sobresale siempre por do dicen eso, no pretenden referirse a otra cosa que a esa
algo bueno, de modo que parece que no existe la fuerza noción de esclavo por naturaleza, como dijimos desde el
sin la virtud y que la discusión es sólo sobre la justicia. principio 55 ; pues es necesario admitir que unos son escla-
4 Por eso unos opinan que la justicia es benevolencia, y otros vos en todas partes y otros no lo son en ninguna.
que la justicia es eso mismo: que mande el más fuerte 53 . Y del mismo modo piensan acerca de la nobleza: ellqs 7
Porque, aparte de estos argumentos opuestos, nada firme se consideran nobles no sólo en su país, sino en todas par-
ni convincente presentan los otros razonamientos de que tes, pero a los bárbaros sólo en su país, como si, por un
lo mejor en virtud no debe mandar y dominar. lado, hubiera una forma absoluta de nobleza y de libertad,
5 Algunos, ateniéndose enteramente, según creen, a una y, por otro, otra no absoluta, así como dice Helena de
cierta noción de justicia (puesto que la ley es algo justo) 54 , Teodectes 56 :
consideran justa la esclavitud que resulta de la guerra, pe- Vastago de dos raíces divinas,
ro al mismo tiempo lo niegan: pues se acepta que la causa ¿Quién se atrevería a llamarme sierva?
de las guerras puede no ser justa, y de ningún modo se
puede llamar esclavo a quien no merece la esclavitud. De Al expresarse así, sólo por la virtud o la vileza 57 distin- s
lo contrario sucederá que los que parecen mejor nacidos guen al esclavo del libre, y a los nobles de los de bajo 1255b
sean esclavos e hijos de esclavos, si por accidente son apre- nacimiento; pues estiman que lo mismo que de los hom-
6 sados y vendidos. Por eso los griegos no quieren llamarse bres nacen hombres, y de las bestias, bestias, así también
de hombres buenos nacen buenos. Y eso intenta hacer la
naturaleza muchas veces, pero no siempre puede 58 .
51
Los recursos, khoregías, son los medios o bienes externos que se
necesitan para el desarrollo normal de la vida moral; cf. infra, VII 1,
1323b41; y Ética a Nicómaco X 8, 1178al9. Cf. supra, 5, 1254al7-b39.
52
Para la misma idea, cf. infra, V 10, 1312al7; y del mismo autor, Teodectes de Faselis, contemporáneo y amigo de Aristóteles, escri-
Ética a Nicómaco X 8, 1178a32; Retórica II 5, 1382a35. Cf. también bió tragedias y obras políticas.
SOLÓN, frag. 36, ed. BEROK. Y ESQUILO, frag. 372, ed. NAUCK. ISÓCRATES, Filipo 154, y Panatenaico 163, expresa una idea seme-
53
Cf ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco V 10, 1135b27 y 31; y también jante sobre la distinción por el vicio y la virtud, y PLATÓN, Político 262d,
infra, IV 13, 1300b26. PLATÓN, Leyes III 690, reprocha a Píndaro por la división que se hace de la Humanidad en Griegos y Bárbaros; y en
admitir que el dominio del más fuerte está de acuerdo con la naturaleza. República V 469b; 471a, condena que los griegos hagan esclavos a los
Se da vna identificación del más fuerte y del mejor, como lo hace notar griegos.
Sócrates; véase PLATÓN, Gorgias 481b-d; y se encuentra en todos los dis- 58
Para esta idea véase supra, I 2, 1252a28; infra, II 3, 1262a21 ss.;
cursos de Calicles; véase también Gorgias 483d. Según Aristóteles, en V 7, 1306b28-38. ARISTÓTELES, Acerca de la generación de los animales
una confusión de este tipo se basan los argumentos de los defensores
IV 4, 770b3 ss.; IV 3, 767b5 ss.; Retórica II 15, 1390b22-31. La admisión
del dominio del más fuerte.
54
de esto, como algunos afirman, va en contra de toda aplicación práctica
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco V 3, 1129M2. Y PLATÓN, citando de la teoría de Aristóteles. Es posible que un griego sea esclavo por natu-
a Píndaro, Gorgias 484b; y Leyes IV 714 e. raleza y un bárbaro que sea hombre libre.
62 POLÍTICA LIBRO I 63

9 Es evidente que esta discusión tiene razón de ser y que sobre hombres libres e iguales. El amo no se llama así en 2
hay esclavos, y también libres, que no lo son por naturale- virtud de una ciencia 62, sino por ser de tal condición, e
za; también es evidente que en algunos casos tal condición igualmente el esclavo y el libre. No obstante, puede existir
está bien definida. De éstos, para uno, es conveniente y una ciencia del amo y otra del esclavo. La del esclavo sería
justo ser esclavo, y para otro, dominar, y uno debe obede- como la que profesaba aquel de Siracusa. Allí, un indivi-
cer y otro mandar con la autoridad de que la naturaleza duo, a cambio de un sueldo, enseñaba a los esclavos los
10 le dotó, y por tanto, también dominar. Pero el practicarlo servicios domésticos corrientes. Puede añadirse también un 3
mal es perjudicial para ambos, ya que la parte y el todo, aprendizaje de cosas tales como el arte culinario y las de-
el cuerpo y el alma tienen los mismos intereses. Y el escla- más clases de servicios semejantes. Hay diversidad de tra-
vo es una parte del amo, una especie de parte animada bajos; unos más honrosos, otros más necesarios, y, como
separada de su cuerpo 59. Por eso también hay un interés dice el refrán,
común 60 y amistad recíproca entre esclavo y amo, que hay esclavos y esclavos, amos y amos 63.
merecen serlo por naturaleza. Entre los que no se da tal
relación, sino que lo son por convención y forzados, suce- Todas las ciencias de este tipo, pues, son ciencias servi- 4
de lo contrario. les. La ciencia del amo es la que enseña a servirse de los
esclavos. Pues el amo no lo es por adquirir esclavos, sino
7 Está claró, por estas razones, que no por saber servirse de ellos. Esta ciencia no tiene nada de
La esclavitud: es lo mismo el poder del amo y el políti- grande ni de venerable M: el amo debe sólo saber mandar
diferentes clases CO) m t o c j o s ios poderes son idénticos en- lo que el esclavo debe saber hacer. Por eso todos los que 5
de mando. El saber , fil
del amo y el saber t r e S1 > c o m o algunos dicen OI; pues uno tienen la posibilidad de evitar personalmente sufrir malos
del esclavo se ejerce sobre personas libres por natu- ratos confían este cargo a un administrador, y ellos se de-
raleza, y otro, sobre esclavos, y el gobier- dican a la política y a la filosofía. La ciencia de adquirir
no doméstico es una monarquía (ya que toda casa es gober-
nada por uno solo), mientras que el gobierno político es 62
Aristóteles en este pasaje se opone a la doctrina admitida por Só-
59 crates (JENOFONTE, Memorables III 4, 12), por Platón (Político, 259b)
Cf. supra, I 4, 1254a9. Y del mismo autor Ética a Nicómaco V
y por Jenofonte (Económico 13, 5; 21, 10). Éstos consideraban la ciencia
10, 1134M0.
60 del amo y también la del esclavo al mismo nivel que la ciencia del rey,
Cf. supra, I 2, 1252a34. El interés común es una condición de la
la del gobernante de la ciudad y la de la administración doméstica.
amistad política; véase del mismo autor Ética a Nicómaco VIII 11, 1160all. 63
Este proverbio se encuentra en un verso de Filemón, poeta cómico,
Para PLATÓN, Leyes VI 756e, no podría darse una verdadera amistad
que vive en torno al 300 a. C. Cf. C. AUSTIN, Comicorum Graecorum
entre amo y esclavo. Aristóteles en otros pasajes explica con dificultad
Fragmenta, Berlín, 1973, frag. IV 17.
la posibilidad de esta amistad; cf. Ética a Nicómaco VII 9, 1241M7; 64
Cf. infra, VII 3, 1325a25 ss.; III 4, 1277a33 ss. En cambio, para
infra, VII 8, 1328a28 ss. En cambio, infra, I 13, 1260a39, el esclavo
Jenofonte la dirección y explotación de una posesión rural y la utilización
es considerado como «partícipe de la vida de su amo», koinonós zoés.
61 racional de los esclavos es buena escuela para ejercer el poder político
En este pasaje el autor critica a PLATÓN, Político 258e ss. y 259b. e incluso el real; cf. Económico 13 y 21.
Véase una crítica semejante supra, I 1, 1252a7 ss.
64 POLÍTICA LIBRO I 65

esclavos —es decir, la ciencia justa 5— es diferente de es- Es evidente, entonces, que no es lo mismo la economía
tas dos; es una especie de ciencia de la guerra o de la caza. que la crematística. Pues lo propio de ésta es la adquisi-
En lo que respecta al amo y al esclavo quede, pues, defini- ción, y de aquélla, la utilización. ¿Qué arte, sino la admi-
do de esta manera. nistración doméstica, se ocupará del uso de las cosas de
8 1256a Consideremos ahora, en su conjunto, la casa? En cambio, es objeto de discusión si la crematísti-
. . , según
La propiedad b el método• seguido,
°
el tema de la ca es una parte de la economía o algo de distinta especie.
y los modos de propiedad y de la crematística, puesto que En efecto, si es propio de la crematística considerar de 3
adquisición precisamente el esclavo era una parte de dónde sobrevendrán los recursos y la propiedad, y si la
la propiedad. En primer lugar, uno po- propiedad y la riqueza comprenden muchas partes, habrá
dría preguntarse si la crematística 66 es lo mismo que la que mirar primero si la agricultura es una parte de la cre-
economía, o una parte, o auxiliar de ella; y si es auxiliar, matística o algo de otro género, y, en general, el aprovisio-
si lo es como la fabricación de lanzaderas respecto del arte namiento y adquisición de alimentos.
textil o como la producción del bronce respecto de la es- Por otro lado, hay muchas clases de alimentación; por 4
cultura. Pues no prestan servicio de la misma manera, sino eso son muchos los géneros de vida de los animales y de
2 que una procura instrumentos, y otra, la materia 67 . Lla- los hombres. Como no es posible vivir sin alimento, las
mo materia a la sustancia de que se hace una obra; por diferencias de alimentación han hecho diferentes las vidas
ejemplo, las lanas para el tejedor y el bronce para el de los animales. Así, de las fieras, unas viven en rebaño 5
escultor. y otras dispersas, según conviene a su alimentación, por
ser unas carnívoras, otras herbívoras y otras omnívoras 68 .
65
Cf. infra, VII 14, 1333b38 ss. De tal modo la naturaleza ha distinguido sus modos de
66
El término khréníatistikS aparece con frecuencia especialmente en
vida según la aptitud e inclinación de cada uno, porque
este libro y en los libros VIII y IX. Lo traducimos por crematística, que
tiene varias acepciones en esta obra: unas veces tiene el sentido de arte no les agrada a todos naturalmente lo mismo, sino cosas
de adquisición en general, y es semejante al arte de adquisición propia- distintas a unos y a otros. Incluso entre los mismos carní-
mente dicho, ktétiké (véase 1256b27, 40), e implica formas de adquisición voros y herbívoros los modos de vida de unos y otros son
buenas y malas (1257al7; b2, 36; 1238a6, 37). La forma mala de adquisi- diferentes.
ción es la hecha por cambio con provechos pecuniarios (1257a29; 1258a8),
llamada kapéliké khrematistiké; es el arte de adquisición por comercio, Igualmente sucede también entre los hombres. Difieren 6
kapeliké (1257b20). La forma sana de adquisición hace referencia a la mucho, en efecto, sus vidas. Los más perezosos son pasto-
riqueza natural que está relacionada con la economía de la casa, oikono- res, ya que de los animales domésticos obtienen graciosa-
miké, y de la ciudad, politiké (1257bl9, 20; 1258al6, 20, 38; 1258b20). mente la alimentación sin trabajo, aunque les es necesario
Un tipo intermedio entre estas dos formas se encuentra en un pasaje trasladar los rebaños a causa de los pastos, y ellos se ven
del capítulo II (1258b27 ss.). — El término economía en otros pasajes
lo recogemos por administración doméstica.
67 68
Para esta distinción, véase, del mismo autor, Ética a Nicómaco Para esta clasificación cf. también del mismo autor Historia de
I 1, 1094a9. Y PLATÓN, Político III 4, 1277b24. los animales I 1, 488al4; VIII 6, 595al3 ss.

116. —5
LIBRO III

TEORÍA GENERAL DE LAS CONSTITUCIONES


A PARTIR DE UN ANÁLISIS DE LOS CONCEPTOS
DE CIUDAD Y CIUDADANO

Para quien examina los regímenes po- i 1274b


uticos, qué es cada uno y cómo son sus
Definición cualidades, la primera cuestión a exami-
ne ciudadano , , . . . .
nar, en general, sobre la ciudad es: ¿que
es la ciudad? Pues actualmente están
divididas las opiniones; unos dicen que la ciudad ha reali-
zado tal acción; otros, en cambio, dicen que no fue la ciu-
dad, sino la oligarquía o el tirano 370 . Vemos que toda la
actividad del político y del legislador se refiere a la ciudad.
Y el régimen político es cierta ordenación 3VI de los habi-
tantes de la ciudad.
s ,Puesto que la ciudad está compuesta de elementos, co- 2
mo cualquier otro todo compuesto de muchas partes, es
evidente que lo que primero debe estudiarse es al ciudada-
370
Cf. infra, III 3, 1, 1276a6 ss., y TUCÍDIDES, III 62, 4 ss.
371
De qué ordenación se trata se ve en los pasajes siguientes: III
6, 1, 1278b8 ss.; IV 1, 10, 1289al5 ss.; IV 3, 5, 1290a7 ss.
152 POLÍTICA LIBRO III 153

no. La ciudad, en efecto, es una cierta multitud de ciuda- todo servicio; se deberá decir que son ciudadanos en cierto
msa danos, de modo que hemos de examinar a quién se debe modo, pero no en un sentido demasiado absoluto, sino
llamar ciudadano y qué es el ciudadano. Pues también fre- añadiendo alguna determinación, a unos «imperfectos», a
cuentemente hay discusiones sobre el ciudadano y no están otros «excedentes por la edad» o cualquier otra semejante
todos de acuerdo en llamar ciudadano a la misma persona. (no importa una que otra, pues está claro lo que se quiere
El que es ciudadano en una democracia, muchas veces no decir).
lo es en una oligarquía 372 . Buscamos, pues, al ciudadano sin más y que por no
3 Dejemos de lado a los que de un modo excepcional tener ningún apelativo tal no necesita corrección 375 algu-
reciben esa denominación 373 , como los ciudadanos natu- na, puesto que también hay que plantearse y resolver tales
ralizados. El ciudadano no lo es por habitar en un lugar dificultades a propósito de los privados de derechos de ciu-
determinado (de hecho los metecos y los esclavos partici- dadanía y de los desterrados.
4 pan de la misma residencia), ni tampoco los que participan i Un ciudadano sin más por ningún otro rasgo se define 6
de ciertos derechos como para ser sometidos a proceso o mejor que por participar en las funciones judiciales y en el
entablarlo (pues este derecho lo tienen también los que par- gobierno. De las magistraturas, unas son limitadas en su
ticipan de él en virtud de un tratado; éstos, en efecto, lo duración, de modo que algunas no pueden en absoluto ser
tienen, mientras en muchas partes ni siquiera los metecos desempeñadas por la misma persona dos veces 376 , o sólo
participan de él plenamente, sino que les es necesario de- después de determinados intervalos; otras, en cambio, pue-
signar un patrono, de modo que participan no plenamente den serlo sin limitación de tiempo, como las de juez y miem-
5 de tal comunidad). Es el caso de los niños aún no inscri- bro de la asamblea. Tal vez podría alegarse que esos no 7
tos 374 a causa de su edad y de los ancianos liberados de son magistrados 377 ni participan por ello del poder, pero

372
Por ejemplo, el artesano no era un ciudadano con todos los dere- dientes. El servicio militar duraba dos años, por tanto sus derechos de
chos en la oligarquía tebana. Cf. infra, III 5, 7, 1278a25; VI 7, 4, 1321a28; ciudadano los alcanzaba al acabar el servicio. Respecto a los ancianos
y sin embargo lo era en las oligarquías con base censitaria; cf. infra, liberados de toda obligación y derecho ciudadanos, cf. PLATÓN, Repúbli-
III 5, 6, 1278a21. ca VI 498c.
373 375
Reciben esa denominación no por el modo normal de nacimiento. La corrección se refiere a añadir una precisión como la de ciuda-
Los ciudadanos naturalizados en Atenas gozaban de la plenitud de dere- danos que no tienen la edad, o ciudadanos que ya han pasado de la edad.
chos civiles y políticos, pero se les excluía del arcontado y del sacerdocio. 316
En Lacedemonia, la misma persona no podía ser dos veces navar-
Y frecuentemente no vivían en el Estado que les había dado el derecho co. Cf. JENOFONTE, Helénicas II 1, 7. En Atenas, esta circunstancia se
de ciudadanía; así Dión era ciudadano naturalizado de Lacedemonia; véase, aplica a muchos cargos. Cf. ARISTÓTELES, Constitución de los atenienses
PLUTARCO, Dión 17, 49. E infra, V 10, 22, 1312a4. 62, 3, pág. 201. En Turios, no se podía ejercer el cargo de estratego
374
En Atenas se refiere concretamente al registro de cada demo o de nuevo más que después de cinco años. Cf. infra, V 7, 12, 1307b7 ss.
377
la lista de ciudadanos conservada por el demarco. Los jóvenes llegaban Cf. infra, III 11, 17, 1282a34; Aristóteles dice que los miembros
a ser ciudadanos a los dieciocho años. Cf. ARISTÓTELES, Constitución de los tribunales y los miembros del consejo y de la asamblea no son
de los atenienses 41, 1, págs. 154-157, y notas a pie de página correspon- magistrados individualmente, sino miembros de un cuerpo que es una
154 POLÍTICA LIBRO n i 155

es ridículo considerar privados de poder a los que ejercen dos, quedará claro más adelante.) De modo que también
los poderes má altos 3 7 8 . Pero no demos ninguna impor- el ciudadano será forzosamente distinto en cada régimen.
tancia a esto, pues es una cuestión de denominación, y Por eso el ciudadano que hemos definido 38° es sobre todo 10
no hay un término para lo que es común al juez y al miem- el de una democracia; puede ser el de otros regímenes, pe-
bro de la asamblea, no se sabe cómo debemos llamar a ro no necesariamente. En algunos, el pueblo no existe ni
ambos. Digamos, para distinguirla, magistratura indefi- celebran regularmente una asamblea, sino las que se con-
8 nida. Entonces establecemos que los que participan de ella vocan expresamente 3S1, y los procesos se juzgan repartién-
son ciudadanos. Tal es la definición de ciudadano que me- dolos entre los magistrados. Por ejemplo, en Lacedemonia
jor se adapta a todos los así llamados. los éforos juzgan los referentes a los contratos, los gerontes
•-• No debemos olvidar que las realidades cuyos supuestos los de asesinato, e igualmente otros magistrados otros pro-
difieren específicamente 379 —y uno de ellos es primero, otro cesos 382 . Del mismo modo ocurre en Cartago 383 : algunas n
segundo, y otro el siguiente— o no tienen absolutamente magistraturas juzgan todos los procesos.
9 nada en común en cuanto tales, o escasamente. Y vemos Pero la definición del ciudadano admite una corrección;
que los regímenes políticos difieren unos de otros específi- en los demás regímenes el magistrado indefinido no es
1275b camente, y que unos son posteriores y otros anteriores. miembro de la asamblea y juez, sino el que corresponde
Los defectuosos y degenerados serán forzosamente poste- a una magistratura determinada; pues a todos éstos o a
riores a los perfectos. (En qué sentido decimos degenera- algunos de ellos 384 se les ha confiado el poder de deliberar
y juzgar sobre todas las materias o sobre algunas. Después 12
de esto resulta claro quién es el ciudadano: a quien tiene
magistratura. Sobre esta cuestión, véase ARISTÓFANES, Avispas 548-551,
la posibilidad de participar en la función deliberativa o ju-
575, 619 ss. PLATÓN, Leyes VI 767A; 768C. ARISTÓTELES, infra, IV 14,
2; 1297b41 ss.
378
Cf. infra, III 11, 15, 1282a25 ss.; supra, II 12, 3, 1274a4 ss. El
380
poder deliberativo es el poder soberano de la constitución. Cf. infra, Cf. supra, III 1, 8, 1275a32.
IV 14, 16, 1299al; VI 1, 1, 1316b31 ss. 381
Aristóteles señala el contraste que existe entre la asamblea demo-
379
Para demostrar que el concepto de ciudadano no admite una defi- crática, reunida con carácter ordinario a intervalos de tiempo regulares,
nición común y que la naturaleza de ciudadano varía según los regímenes y una asamblea reunida solamente para ocasiones extraordinarias, como
diversamente jerazquizados, Aristóteles recurre a las nociones de «ante- ocurrió en Atenas, en 411 a. C , con los Cinco Mil que los Cuatrocientos
rior» y «posterior», como en otros muchos pasajes. Cf. Ética a Nicóma- reunían cuando querían. Cf. TÜCÍDIDES, VIII 67, 3.
co I 4, 1096al7; Ética a Eudemo I 8, 1218al-10. Y ve la misma relación 382
Por ejemplo los reyes. Cf. HERÓDOTO, VI 57.
entre «anterior» y «posterior» y «mejor» y «peor» en el campo del cono- 383
Eran los tribunales especializados que en Esparta y en Cartago
cimiento o del ser. La misma subordinación caracteriza a los regímenes tenían ellos solos competencia en cuestiones judiciales. Cf. supra, II 11,
políticos, ya que existen constituciones buenas necesariamente «anterio- 7, 1273al9.
res» a las malas que son desviaciones o degeneraciones de las primeras. 384
Como en Cartago, para el poder judicial, pues la asamblea del
Cf. notas complementarias a este pasaje de J. AUBONNET, Avistóte, Poli- pueblo tenía una cierta participación en las funciones deliberativas. Cf.
tique, tomo II, libro III, París, 1971, pág. 213. supra, II 11, 5, 1273a6 ss.
156 POLÍTICA LIBRO III 157

dicial, a ése llamamos ciudadano 385 de esa ciudad 386; y Quizá el tema presenta una dificultad mayor en el caso
llamamos ciudad, por decirlo brevemente, al conjunto de de cuantos participaron de la ciudadanía mediante una re-
tales ciudadanos suficiente para vivir con autarquía 387. volución; por ejemplo, los que hizo ciudadanos Clístenes 39°
2 En la práctica se define al ciudadano en Atenas después de la expulsión de los tiranos. Introdujo
Definición de como el nacido de dos padres ciudada- en las tribus a muchos extranjeros y esclavos metecos. Pe- 4
la ciudadanía: nQS nQ ^ u n o soj0> ej pacire 0 la ro la discusión respecto a éstos no es quién es ciudadano,
el criterio , sino si lo es justa o injustamente. Aunque también uno
del nacimiento madre. Otros incluso piden mas en tal podría preguntarse esto: ¿si alguien es ciudadano injus- 1276a
sentido, por ejemplo dos, tres o más tamente, no dejará de ser ciudadano, en la idea de que
antepasados. Pero dada tal definición de orden cívico y lo injusto equivale a lo falso? Pero, una vez que vemos 5
conciso, algunos 398 se preguntan cómo será ciudadano ese que algunos gobiernan injustamente y de éstos afirmamos
2 tercer o cuarto antepasado. Gorgias de Leontinos 389, qui- que gobiernan, aunque no sea justamente, y el ciudadano
zá por no saberlo o por ironía, dijo: igual que son morte- ha sido definido por cierto ejercicio del poder 391 (pues,
ros los objetos hechos por los fabricantes de morteros, así como hemos dicho, el que participa de tal poder es ciuda-
también son lariseos los hechos por sus artesanos, pues dano), es evidente que hay que llamar ciudadanos también
3 hay algunos que fabrican lariseos. Sin embargo, la cosa a éstos.
es sencilla; si, conforme a la definición dada, participaban La cuestión de si son ciudadanos jus- 3
de la ciudadanía, eran ciudadanos, ya que no es posible Definición de ta
° injustamente está en relación con la
aplicar lo de «hijo de ciudadano o ciudadana» a los prime- la ciudad-estado, discusión mencionada antes 392. Algunos,
ros habitantes o fundadores de una ciudad. Su perennidad e n efecto, se preguntan cuándo la ciudad
385
Así se expresa Aristóteles infra, IV 4, 14, 1291a24 ss., al decir ha actuado y cuándo no, por ejemplo,
que los poderes deliberativo y judicial son las partes verdaderas del Esta- cuando una oligarquía o una tiranía se convierte en una
do. Pero en III 5, 9, 1278a35 Aristóteles dice que el perfecto ciudadano
es aquel que no sólo participa de los poderes deliberativo y judicial, sino
democracia. Entonces hay algunos que quieren rescindir 2
también de las magistraturas.
386
Es decir, del Estado donde ese ciudadano posee tales derechos.
387
Cf. supra, I 2, 8, 1252b28. Sobre las reformas de Clístenes en Atenas, nombrado arconte en
388
Probablemente hace referencia a Antístenes, que fue discípulo de 508/7 a. C , cf. ARISTÓTELES, Constitución de los atenienses 21, página
Gorgias del que habla seguidamente. 99 y ss., y notas explicativas correspondientes. La alusión que hace a
389
Gorgias de Leontinos (en Sicilia) vive en torno a 483-375 a. C. la expulsión de los tiranos se refiere a los Pisistrátidas, en 509 a. C.
Fue un célebre sofista; su oratoria causó impresión entre los atenienses Sobre la incorporación de extranjeros y de esclavos, cf. en la misma obra,
cuando en 427 a. C. fue enviado por los leontinos como embajador a 21, 4, y nota 5 complementaria de J. AUBONNET, Aristote, Politique...,
Atenas. Viajó por muchas ciudades griegas y murió en Larisa, en Tesalia, pág. 216.
391
a la que dio una constitución. Larisa fue famosa por la fabricación de Es decir, del poder deliberativo y judicial. Cf. supra, III 1, 8,
vasos llamados «lariseos». Por eso en el texto hay un juego de palabras 1275a22; III 1, 12, 1275M8.
392
difícil de traducir. Sobre Larisa, cf. infra, V 6, 6, 1305b29. Cf. supra, III 1, 1, 1274b34 ss.
158 POLÍTICA LIBRO III 159

los contratos 393 , bajo pretexto de que no los tomó la ciu- el examen de esta dificultad será más oportuno en otra
dad sino el tirano, y otras muchas obligaciones semejan- ocasión.
tes, en la idea de que algunos regímenes existen por la fuerza En cuanto al tamaño de la ciudad, el político no debe
y no por ser convenientes a la comunidad. Y si algunos olvidar qué extensión 396 conviene y si debe tener una sola
se gobiernan democráticamente según el mismo procedi- raza o más. Y en el caso de que unos mismos habitantes >
miento, habrá que afirmar de igual modo que las acciones pueblen el mismo lugar, hay que afirmar que la ciudad
de tal régimen son acciones propias de la ciudad como las es la misma 397 mientras sea el mismo el linaje de los que
3 realizadas por la oligarquía y la tiranía. Este tema parece la habitan, aunque continuamente unos mueren y otros
emparentado con esta dificultad: ¿cuándo y cómo hay que nacen, como acostumbramos a decir que los ríos y las fuen-
decir que la ciudad es la misma o que no es la misma sino tes son los mismos, aunque su corriente surge y pasa conti-
otra diferente? nuamente, ¿o hay que decir que los hombres son los
El examen más trivial de la dificultad es el que tiene mismos por esa razón 398 , pero la ciudad es otra? 1276b
en cuenta el lugar y los habitantes, pues es posible que Pues si la ciudad es una cierta comunidad, y es una 7
el lugar y los habitantes estén separados 394 , y que unos comunidad de ciudadanos en un régimen, cuando el régi-
4 habiten en un lugar y otros en otro. Esta dificultad debe men se altera específicamente y se hace diferente, parecerá
considerarse bastante sencilla (pues el que la palabra ciu- forzoso pensar que la ciudad tampoco es la misma, así
dad tenga varias acepciones hace fácil la cuestión). Igual- como decimos de un coro que es diferente, unas veces có-
mente en el caso de que la población habite el mismo lu- mico y otras veces trágico, aunque a menudo lo componen
gar, podemos preguntarnos ¿cuándo debe considerarse que las mismas personas. Igualmente, decimos que toda otra co- 8
5 la ciudad es una? No será, ciertamente, por sus murallas, munidad, y composición es distinta cuando es distinto el
pues una sola muralla podría rodear el Peloponeso. Tal tipo de su composición; por ejemplo, decimos que la ar-
es quizá el caso de Babilonia 395 y de toda población que monía de los mismos sonidos es distinta cuando el modo
tiene el perímetro más bien de una nación que de una ciu- es dorio y cuando es frigio. Si esto es así, es evidente que 9
dad. De Babüonia dicen que al tercer día de haber sido se debe decir de una ciudad que es la misma atendiendo
6 tomada, una parte de la ciudad no se había enterado. Pero principalmente a su régimen, y es posible llamarla con un
nombre distinto o el mismo 3 " ya sean los que la habitan
393 396
Problema muy de actualidad en Atenas después de la expulsión El tema de la extensión de la ciudad está tratado, en parte, infra,
de los Treinta, en 403 a. C. VII 4, 4, 1326a8 ss. Respecto a las razas que deben formarla hay una
394
Un ejemplo puede ser el que se da cuando el rey persa Jerjes de- breve indicación en V 3, 11, 1303a25 ss.
397
vastó el Ática, después de la batalla de las Termopilas en 480 a. C ; Para Aristóteles la identidad del Estado sólo desaparece por cam-
en ese tiempo los atenienses refugiados quedaron dispersos en Salamina, bio de constitución.
398
Egina y el Peloponeso. Por la permanencia de la raza de los habitantes.
395 399
Babilonia, tomada por Ciro en 538 a. C , cf. HERÓDOTO, I 191, Véanse ejemplos en TUCÍDIDES, VI 4, 5. JENOFONTE, Helénicas IV
tenía un perímetro de 480 estadios, unos 70 km. 2 ; cf. HERÓDOTO, I 178. 4, 6.
160 POLÍTICA LIBRO III 161

los mismos hombres ya sean otros completamente distin- lo es conforme a una única virtud perfecta 404 . Así que es 4
tos. En cuanto a si es justo cumplir o no los contratos 400 claro que se puede ser buen ciudadano sin poseer la virtud
cuando la ciudad cambia a otro régimen, es otra cuestión por la cual el hombre es bueno.
diferente. No obstante, se puede abordar el mismo tema de otro
4 A continuación de lo que acabamos modo, planteando el problema desde el punto de vista del
La virtud del de decir hay que examinar si debe consi- t régimen mejor. En efecto, es imposible que la ciudad se 5
buen ciudadano d e r a r s e l a m i s m a ¡ a v i r t u d del hombre de componga enteramente de hombres buenos, pero cada uno
y la virtud del
hombre de bien b i e n Y 1& del buen ciudadano, o no es la debe realizar bien su propia actividad, y esto depende de
misma. Pero si esto debe ser objeto de la virtud 405 . Por otra parte, puesto que es imposible que
investigación, hay que abordar primero mediante un bos- todos los ciudadanos sean iguales, no podría ser una mis- 1277a
quejo la del ciudadano. Así como el marino 401 es un miem- ma la virtud del ciudadano y la del hombre de bien. La
bro de una comunidad 402 , así también lo decimos del ciu- virtud del buen ciudadano han de tenerla todos (pues así
2 dadano. Aunque los marinos son desiguales en cuanto a la ciudad será necesariamente la mejor); pero es imposible
su función (uno es remero, otro piloto, otro vigía y otro que tengan la del hombre de bien, ya que no todos los
tiene otra denominación semejante), es evidente que la de- ciudadanos de la ciudad perfecta son necesariamente hom-
finición más exacta de cada uno será propia de su función, bres buenos. Además, la ciudad está compuesta de elemen- 6
pero al mismo tiempo una cierta definición común se adap- tos distintos, como el ser vivo, por de pronto, de alma
tará a todos. La seguridad 403 de la navegación es, en efec- y cuerpo; y el alma, de razón y de apetito; y la casa, de
to, obra de todos ellos, pues a este fin aspira cada uno marido y de mujer, y la propiedad, de amo y de esclavo.
3 de los marinos. Igualmente ocurre con los ciudadanos; aun- De igual modo, también la ciudad está compuesta de todos
que sean desiguales, su tarea es la seguridad de la comuni- estos elementos, y, además, de otros de distintas clases.
dad, y la comunidad es el régimen. Por eso la virtud del Por tanto, necesariamente no es única la virtud de todos
ciudadano está forzosamente en relación con el régimen. los ciudadanos, como no lo es la del corifeo de los coreutas,
Por tanto, si hay varias formas de régimen, es evidente y la del simple coreuta. Por ello, de lo dicho resulta claro i
que no puede haber una virtud perfecta única del buen que, sencillamente, no es la misma virtud.
ciudadano. En cambio afirmamos que el hombre de bien Pero, ¿será posible que coincidan en alguien la virtud
del buen ciudadano y la del hombre de bien? Decimos que
400
Aristóteles parece considerar la validez de los contratos como un el buen gobernante debe ser bueno y sensato 4 0 6 , y
problema aparte del de la permanencia del Estado.
401 404
Esta comparación es frecuente en PLATÓN, República VI 488 A Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco II 5, 1106b34; Ética a Eude-
ss.; Político 297B, E ss. En el pasaje presente se añade la del médico mo VII 2, 1237a30.
que se encuentra muy a menudo en la Política. 405
Cf. infra, VII 13, 6, 1332al2; Ética a Nicómaco II 5, 1106a22 ss.
402 406
Empleado aquí el término «comunidad» en el sentido más general. Parece emplear esta expresión para recordar algunos principios muy
403
Cf. PLATÓN, Leyes XII 961E. conocidos en su filosofía; cf. supra, I 2, 10, 1253a9. O bien para decir
116.— 11
162 POLÍTICA LIBRO III 163

8 que el político ha de ser sensato. Y algunos dicen incluso cosas diferentes y no las mismas, y el ciudadano debe sa-
que la educación del gobernante debe ser distinta; así se ber y participar de una y otra; de ahí se puede ver fácil-
ve que a los hijos de los reyes se les adiestra en la equita- mente la consecuencia.
ción y en la guerra; y Eurípides dice 407 : Existe, en efecto, un gobierno propio del amo, y llama-
Lejos de mi los refinamientos, sino lo que la ciudad mos tal al que se refiere a las tareas necesarias, que el
[requiere, que manda no necesita saber hacer, sino más bien utilizar.
Lo otro sería servil. Llamo lo otro a ser capaz de desempe-
queriendo decir que hay una educación propia del gober- ñar las actividades del servicio. Decimos que hay varias 12
nante. clases de esclavos, ya que sus actividades son varias. Una
9 Si la virtud del buen gobernante y la del hombre de parte de ellos la constituyen los trabajadores manuales. És-
bien fuera la misma, como también el gobernado es ciuda- tos son, como lo indica su nombre, los que viven del tra- 1277b
dano, no sería absolutamente la misma la del ciudadano bajo de sus manos, entre los cuales está el obrero artesa-
y la del hombre de bien, aunque pueda serlo en el caso no 410 . Por eso, en algunas ciudades antiguamente los arte-
de algún ciudadano; porque no es la misma la virtud del sanos no participaban de las magistraturas 4 n , hasta que
gobernante y la del ciudadano. Quizá por eso dijo Jasón 408 llegó la democracia en su forma extrema.
que tenía hambre cuando no era tirano, significando que Así pues, ni el hombre de bien, ni el político, ni el 13
no sabía ser un simple particular. buen ciudadano deben aprender los trabajos de tales su-
10 - Por otra parte, se elogia el ser capaz de mandar y de bordinados, a no ser ocasionalmente para su servicio ente-
obedecer, y la virtud de un ciudadano digno parece que ramente personal. De lo contrario, dejaría de ser el uno
es el ser capaz de mandar y de obedecer bien 409 . Así pues, amo y el otro esclavo. Pero existe un cierto mando según
si establecemos que la virtud del hombre de bien es de man- el cual se manda a los de la misma clase y a los libres 4 I 2 .
do, y la del ciudadano de mando y de obediencia, no pue- Ése decimos que es el mando político, que el gobernante
n den ser igualmente laudables. Puesto que es de opinión debe aprender siendo gobernado, como se aprende a ser
común que el gobernante y el gobernado deben aprender

410
El obrero artesano, ho bánausos tekhnítés, es un trabajador espe-
algo que va a repetir; cf. III 8, 1, 1288a3; VII 13, 5, 1332a7; o bien cializado, diferente del término general arriba mencionado, hoi kherné-
algo generalmente admitido, como es éste el caso; cf. JENOFONTE, Ciro- tes, que hemos traducido por trabajadores manuales en general. Véase
pedia I 6, 22; PLATÓN, República IV 433C; Político 299D. también supra nota a pie de página 101.
407 411
Es la cita de una tragedia que no se conserva, Eolo; véase frag- En la constitución de Solón, en Atenas, la cuarta clase del censo,
mento 16 de la edición de NATJCK 2 . tó thetikón, la jornalera, estaba excluida de las magistraturas; cf. supra,
408
Jasón, tirano de Feras en Tesalia, fue asesinado en el año 370 II 12, 6, 1274a21. Véase, no obstante, ARISTÓTELES, Constitución de los
a. C. Lo cita también en Retórica I 12, 1373a25. Véase también JENOFON- atenienses 13, 2, pág. 79; el colegio de los arcontes que fue nombrado
TE, Helénicas 6, 1, 6, donde le reconoce unas dotes militares grandes. después del arcontado de Damasias comprendía dos artesanos.
409 412
Cf. PLATÓN, Leyes I 643E. Cf. supra, I 7, 2, 1255b20.
164 POLÍTICA LIBRO III 165
jefe de caballería habiendo servido en la misma, y general De estas consideraciones queda claro si la virtud del
de infantería sirviendo a las órdenes de otro y habiendo hombre de bien y la del buen ciudadano son la misma o
sido jefe de regimiento y jefe de compañía 413. Por eso distintas, y de qué manera son una misma y cómo son
se dice y con razón que no puede mandar bien quien no distintas.
15 ha obedecido. La virtud de éstos es distinta, pero el buen Acerca del ciudadano queda aún uno 5
ciudadano debe saber y ser capaz de obedecer y mandar; de los problemas. Realmente, ¿es ciuda-
y ésa es la virtud del ciudadano: conocer el gobierno de La ciudadanía ¿ano sólo el que puede participar del po-
los hombres libres bajo sus dos aspectos a la vez. ete los artesanos , , ., , .. . .
16 Ambas cosas son propias del hombre de bien; y si la der o también hay que considerar ciuda-
templanza y la justicia son de una forma distinta en el danos a los trabajadores manuales? Si han
que manda y en el que obedece pero es libre, es evidente de considerarse ciudadanos incluso los que no participan
que no puede ser una sola virtud del hombre de bien, por de las magistraturas, no es posible que aquella virtud men-
ejemplo su justicia, sino que tendrá formas distintas según cionada sea propia de todo ciudadano (pues el trabajador
las cuales gobernará y obedecerá, como son distintas la manual sería ciudadano). Y si ninguno de ellos es ciudada-
n templanza y la fortaleza del hombre y de la mujer 414. (El no, ¿en qué grupo debemos colocar a cada uno? No son,
en efecto, metecos ni extranjeros. ¿O diremos que de esa 2
hombre parecería cobarde si es valiente como es valiente
argumentación no resulta ningún absurdo? Pues tampoco 1278a
la mujer, y la mujer parecería habladora si fuera discreta
los esclavos ni los libertos pertenecen a ninguna de las cla-
como lo es el hombre bueno. Pues también es distinta la ses mencionadas. La verdad es que no hay que considerar
administración doméstica del hombre y la de la mujer 415; ciudadanos a todos aquellos sin los cuales no podría existir
la función del primero es adquirir, la de ella guardar.) la ciudad 417, puesto que tampoco los niños son ciudada-
La prudencia es la única virtud peculiar del que man- nos de la misma manera que los hombres, sino que éstos
da; las demás parece que son necesariamente comunes a lo son absolutamente, y aquéllos, bajo condición, pues son
18 gobernados y a gobernantes. Pero en el gobernado no es ciudadanos, pero incompletos.
virtud la prudencia, sino la opinión verdadera, pues el go- En los tiempos antiguos y en algunos lugares, los tra- 3
bernado es como un fabricante de flautas y el gobernante bajadores manuales eran esclavos o extranjeros 418, y por
como el flautista que las usa 416.

413
Aristóteles está teniendo en cuenta la organización militar de Ate- 417
Este punto de vista está más desarrollado a propósito del Estado
nas. Cf. infra, VI 8, 15, 1322b 1. Y Constitución de los atenienses 61, 3. ideal, cf. infra, VII 8, 1, 1328a21 ss.
414
Cf. supra, I 13, 9, 1260a21 ss. 418
Homero lo deja suponer para los tiempos antiguos. Cf. Odisea,
415
Véase, PSEUDO-ARISTÓTELES, Económicos... I 6. PLATÓN, Menón XVII 382 ss. Solón rompió con esta costumbre. Cf. PLUTARCO, Solón
71E. JENOFONTE, Económico IV 15; VIII 16-43. 24. El desprecio por los trabajadores de oficios era común a los egipcios,
416
Cf. supra, I 8, 1, 1256a5 ss. Sobre el ejemplo del flautista y el persas, lidios y tracios. Cf. HERÓDOTO, II 167. Los griegos son continua-
fabricante de la flauta, cf. PLATÓN, República X 601D; Crátilo 388 ss. dores de ese punto de vista.
166 POLÍTICA LIBRO III 167

eso aún hoy lo son la mayoría 419 . La ciudad más perfecta de serlo, porque la mayoría de los artesanos se enriquecen.
no hará ciudadano al trabajador. En el caso de que éste En Tebas 423 había una ley según la cual no podía partici- i
también sea ciudadano, la virtud del ciudadano de la que par del poder el que no llevara diez años retirado del
antes hablamos no habrá de aplicarse a todos, ni siquiera comercio.
solamente al libre, sino a los que están exentos de los traba- Pero en muchos regímenes 424 la ley admite incluso a
4 jos necesarios. De los que realizan esos trabajos necesa- los extranjeros. En algunas democracias el hijo de una ciu-
rios, unos los hacen para servicio de un individuo solo y dadana es ciudadano, y en muchos países están en la mis-
son esclavos, otros los hacen para servicio de la comuni- ma situación los hijos ilegítimos. Sin embargo, como g
dad y son trabajadores y jornaleros. Un breve examen a hacen ciudadanos a tales personas sólo por falta de ciuda-
partir de aquí mostrará claramente cuál es la situación de danos legítimos (pues debido a la escasez de hombres se
éstos, pues lo que hemos dicho 420 , una vez explicado, se sirven de estas leyes), cuando la población aumenta los van
hace evidente. poco a poco excluyendo, primero a los hijos de esclavo
5 Puesto que hay varios regímenes políticos, es forzoso o esclava, luego a los de mujeres ciudadanas, y finalmente
que haya también varias clases de ciudadanos, y especial- sólo tienen por ciudadanos a los hijos de padre y madre
mente de ciudadanos gobernados 421 , de suerte que en al- ciudadanos.
gún régimen habrán de ser ciudadanos el obrero manual De lo anterior está claro que hay varias clases de ciuda- 9
y el jornalero, en otros será imposible. Por ejemplo, si danos y que se llama principalmente ciudadano al que par-
es un régimen de los llamados aristocráticos 422 , en el que ticipa de los honores públicos; así también dijo Homero:
las dignidades se conceden según las cualidades y los méri-
como a un extranjero privado de honores425,
tos; pues no es posible que se ocupe de las cosas de la
virtud el que lleva una vida de trabajador o de jornalero. pues el que no participa de los honores es como un mete-
6 En las oligarquías el jornalero no puede ser ciudadano (ya co. Y donde esto se hace de modo encubierto es con el
que la participación en las magistraturas depende del pago fin de engañar al resto de la población.
de impuestos elevados), pero un trabajador manual sí pue-

Se refiere a un tiempo en que había en Tebas una constitución


419
Cf. PLATÓN, Leyes VIII 848A, donde lo deja suponer. Incluso oligárquica. La misma ley la cita como estando en vigor, infra, VI 7,
en Atenas hasta el tiempo de Aristóteles la mayoría de los artesanos eran 1321a26 ss.
424
esclavos o extranjeros. Los regímenes a los que hace referencia son las democracias extre-
420
Cf. supra, III 1, 9, 1275a38 ss., donde habla de constituciones mas. Cf. infra, VI 4, 16, 1319b6-19. Pero se trata siempre de determina-
diferentes. dos extranjeros. Cf. supra, I 13, 1259b25; 1260b2; infra, III 13, 1284bll;
421
Cf. supra, I 13, 5, 1260a3 ss. IV 14, 1297b31; VIII 4, 1338b30.
422 425
En una verdadera aristocracia, se exige una cosa más: todos los Cf. HOMERO, Ilíada IX 648; XVI 59. Aquiles se queja del trato
ciudadanos, o al menos todos los capaces de mandar, son hombres vir- que recibe de parte de Agamenón. El término timaí, honores, implica
tuosos. Cf. infra, IV 7, 2, 1293b! ss. «cargo y honor».
168 POLÍTICA LIBRO III 169

278bio Si se debe considerar distinta o la misma virtud la del la participación en el bienestar. Éste es, efectivamente, el 4
hombre de bien y la del buen ciudadano, queda claro por fin principal, tanto de todos en común como aisladamen-
lo dicho: en alguna ciudad uno y otro son el mismo y en te. Pero también se reúnen por el mero vivir 429, y consti-
otras no, y ese último no es cualquiera, sino el político tuyen la comunidad política. Pues quizá en el mero hecho
y con autoridad o capaz de tenerla, por sí mismo o con de vivir hay una cierta parte del bien, si en la vida no
la ayuda de otros, en la administración de los asuntos de predominan en exceso las penalidades 430. Es evidente que 5
la comunidad. la mayoría de los hombres soportan muchos sufrimientos
6 Una vez definidos estos puntos, hay por su vivo deseo de vivir, como si en el vivir hubiera una
Pluralidad e e x a m i n a r a continuación si se debe cierta felicidad y dulzura natural.
de regímenes . . . . , • Pero también es fácil distinguir las clases de autoridad
y de formas admitir un solo régimen o mas, y si mas, de las que hablamos. De hecho, en los tratados exotéri-
de autoridad, cuáles y cuántos, y qué diferencias hay cos 431 hemos dado a menudo precisiones de ellas. La auto- 6
El m
$ entre ellos 426. Un régimen político 427 es
de la ciudad
ridad del amo, aunque haya en verdad un mismo interés
una ordenación de las diversas magistra- para el esclavo por naturaleza y para el amo por naturale-
turas de la ciudad y especialmente de la que tiene el poder za, sin embargo no menos se ejerce atendiendo a la conve-
soberano. Y en todas partes es soberano el gobierno de niencia del amo, y sólo accidentalmente a la del esclavo,
2 la ciudad, y ese gobierno es el régimen. Digo, por ejemplo, pues si el esclavo perece no puede subsistir la autoridad
que en las democracias es soberano el pueblo, y, por el del amo.
contrario, en las oligarquías la minoría. Y así afirmamos El gobierno de los hijos, de la mujer y de toda la casa, i
que su régimen es distinto, y aplicaremos ese mismo argu- que llamamos administración doméstica, o se ejerce en in-
mento respecto de los demás. terés de los gobernados o por algún bien común a ambas
_. Hay que establecer primero con qué fin está constitui- partes, pero esencialmente en interés de los gobernados,
da la ciudad, y cuántas son las formas de gobierno relati- como vemos también en las demás artes, por ejemplo, en 1279a
3 vas al hombre y a la comunidad de vida. Se ha dicho 428 la medicina y en la gimnasia432, aunque accidentalmente
en las primeras exposiciones, en las que se ha definido la 429
Sobre esta idea véase supra, I 2, 8, 1252b29.
administración doméstica y la autoridad del amo, que el 430
Cf. también ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco IX 9, 1170bl, donde
hombre es por naturaleza un animal político, y, por eso, Irata este tema.
aun sin tener necesidad de ayuda recíproca, los hombres 431
Los tratados exotéricos son destinados al gran público, por oposi-
tienden a la convivencia. No obstante, también la utilidad ción a los tratados o discursos destinados a los que acudían al Liceo,
común los une, en la medida en que a cada uno le impulsa llamados esotéricos. Aquí problamente se refiere, según algunos, al Polí-
426
Tema tratado infra, III 7; III 8, 7, 1279b39 ss.; y también IV tico, Sobre la realeza y Sobre la Justicia. Cf. Introducción de J. AUBON-
13, 12, 1297b31. NET en su edición de la Política I, pág. XXV.
427 432
Definición semejante pero más completa en IV 1, 10, 1289al5 ss. Véase la comparación del médico y del piloto en PLATÓN, Repúbli-
428
Cf. supra, I 2, 9, 1253a2; I 3, 3, 1253b! 1 ss. ca I 341C, D. Cf. infra, III 15, 4, 1286all.
170 POLÍTICA LIBRO III 171

sea en provecho de los que las ejercen, pues nada impide absoluta; en cambio, cuantos atienden sólo al interés per-
que el maestro de gimnasia sea a veces también uno de sonal de los gobernantes, son defectuosos y todos ellos des-
los que la practican, así como el piloto es siempre uno viaciones de los regímenes rectos, pues son despóticos y
8 de los navegantes. El maestro de gimnasia o el piloto mi- la ciudad es una comunidad de hombres libres.
ran el bien de los dirigidos, pero cuando personalmente Una vez hechas estas precisiones, hay i
se convierten en uno de ellos, accidentalmente participan Clasificación que examinar a continuación cuántas en
del beneficio. Pues entonces el uno se convierte en nave- de los regímenes. número y cuáles son las formas de go-
Regímenes rectos . ,
gante, y el otro, aún siendo maestro de gimnasio, en uno y regímenes bierno; y en primer lugar las rectas, pues,
de los que la ejercitan. desviados definidas éstas, resultarán claras las des-
9 Por eso también en las magistraturas políticas, cuando viaciones.
la ciudad está constituida sobre la igualdad y semejanza Puesto que régimen y gobierno significan lo mismo, y 2
de los ciudadanos, se considera justo que estos ejerzan la gobierno es el elemento soberano de las ciudades, necesa-
autoridad por turno. En una época anterior 433, juzgaban riamente será soberano o uno solo, o pocos, o la mayoría;
digno cumplir un servicio público 434 turnándose, como cuando el uno o la minoría o la mayoría gobiernan aten-
es natural, y que otro, a su vez, velara por su interés, co- diendo al interés común, esos regímenes serán necesaria-
mo antes él, cuando gobernaba, miraba por el interés de mente rectos; pero los que ejercen el mando atendiendo
10 aquél. Mas ahora, a causa de las ventajas 435 que se obtie- al interés particular 436 del uno o de la minoría o de la
nen de los cargos públicos y del poder, los hombres quie- masa son desviaciones; porque, o no se debe llamar ciuda-
ren mandar continuamene, como si el poder procurase siem- danos a los que participan en el gobierno, o deben partici-
pre la salud a los gobernantes en estado enfermizo. En par en las ventajas de la comunidad 437.
esas circunstancias, sin duda perseguirían los cargos. De los gobiernos unipersonales solemos llamar monar- 3
n + Es evidente, pues, que todos los regímenes que tienen quía a la que mira al interés común 438; aristocracia al go-
como objetivo el bien común son rectos, según la justicia bierno de unos pocos, pero más de uno, bien porque go-
biernan los mejores, o bien porque se propone lo mejor
433
Aristóteles probablemente recuerda la descripción del tiempo del
para la ciudad y para los que pertenecen a ella 439. Cuando
poderío del Areópago que hace ISÓCRATES, Areopagítico 24-25; Panate- la mayor parte es la que gobierna atendiendo al interés
naico 145; Sobre el cambio de fortunas 145. Cf. HERÓDOTO, I 97, 2. común recibe el nombre común a todos los regímenes: re-
434
Cumplir un servicio público, en griego leitourgetn, es concreta-
mente encargarse de una liturgia. Las liturgias son todos los servicios
436
públicos de los que los ciudadanos ricos se debían hacer cargo. Cf. ARIS- Cf. PLATÓN, Leyes VI 712E; VIII 832B-D.
437
TÓTELES, Constitución de los antenienses... 61, pág. 197. Ventajas de la comunidad que contribuyen a la felicidad que es
435
Cf. infra, V 8, 20, 1309a20 ss. En las oligarquías, al ser los cargos un fin de la ciudad. Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VIII 9, 1160al2.
438
lucrativos reservados al pueblo, parece que el ejercicio de las magistratu Sobre ¡a monarquía, cf. infra, V 10, 3, 1310b9 ss.
439
ras no era de ningún provecho para los oligarcas. Cf. infra, IV 7, 4, 1293M2 ss.
172 POLÍTICA LIBRO III 173

4 pública 440 . Y es así con razón, pues uno solo o unos po- oligarquía cuando los que tienen la riqueza son dueños
cos pueden distinguirse por su excelencia; pero un número y soberanos del régimen; y, por el contrario, democracia 445
1279b mayor es ya difícil que alcance la perfección en toda clase cuando son soberanos los que no poseen gran cantidad de
de virtud, pero puede destacar especialmente en la virtud bienes, sino que son pobres.t'Una primera dificultad con- 3
guerrera, pues ésta se da en la masa. Por ello precisamente cierne a la definición. En efecto, si la mayoría fuese rica
en este régimen la clase combatiente tiene el poder supre- y ejerciera el poder de la ciudad, y si, igualmente, en algu-
.11 1 441 na parte ocurriera que los pobres fueran menos que los
mo y participan en el los que poseen las armas ricos, pero por ser más fuertes ejercieran la soberanía en
C? 5 Las desviaciones de los regímenes mencionados son: la el régimen, podría parecer que no se han definido bien
tiranía 442 de la monarquía, la oligarquía de la aristocracia los regímenes, puesto que hemos dicho que hay democra-
y la democracia de la república. La tiranía es una monar- cia cuando la mayoría es soberana, y oligarquía cuando
quía que atiende al interés del monarca, la oligarquía al es soberano un número pequeño.
interés de los ricos y la democracia al interés de los pobres;
Por otro lado, si se combina la minoría con la riqueza, 4
pero ninguno de ellos atiende al provecho de la comunidad.
y el gran número con la pobreza para definir así los regí-
8 Es necesario hablar un poco más am-
menes, y se llama oligarquía a aquel en que los ricos, que
r Naturaleza pliamente de en qué consiste cada uno de
de la oligarquía e s t o s regímenes. En efecto, la materia tie- son pocos, tienen las magistraturas, y democracia a aquel
y de la ,.,-. i , - j i en que las tienen los pobres, que son muchos en número,
ne
democracia algunas dificultades, y es propio del eso implica otra dificultad. Pues, ¿cómo llamaremos a los 5
que filosofa desde todos los puntos de vis- regímenes recién mencionados: aquel en que los ricos sean
ta y no sólo tiene en cuenta el aspecto práctico no descui- más numerosos y aquel en que los pobres sean menos, pe-
dar ni dejar de lado nada, sino poner en claro la verdad ro unos y otros sean dueños de sus respectivos gobiernos,
sobre cada uno de ellos. si no hay ningún otro régimen fuera de los mencionados?
2 La tiranía es, como se ha dicho 443 , una monarquía que Este razonamiento parece hacer evidente que el que sean 6
ejerce un poder despótico sobre la comunidad política. Hay pocos o muchos los que ejercen la soberanía es algo acci-
440
dental, en el primer caso de las oligarquías, en el segundo
Con el término república recogemos el vocablo griego politeía,
de las democracias, porque el hecho es que en todas partes
que significa el gobierno de las clases medias bajo una constitución y
de acuerdo con la ley. Es el régimen que Aristóteles prefiere. Cf. supra, los ricos son pocos y los pobres muchos (y por ello sucede
I 1, 2, 1252al5 y nota 138; y especialmente infra IV 8; 9. que las causas citadas no son el origen de esa diferencia).
441
Los que poseen armas son los que son capaces, por su cuenta, Lo que diferencia la democracia y la oligarquía entre sí 7
de equiparse a sí mismos de armas pesadas y de dedicar el tiempo a es la pobreza y la riqueza. Y necesariamente cuando ejer- 1280a
este servicio; eran ciudadanos con una tributación censitaria bastante al-
ta. Cf. supra, II 6, 16, 1265b28; III 17, 4, 1288al2; IV 13, 7, 1297M.
442
Cf., infra, V 10, 9, 1311a2 ss. TUCÍDIDES, I 17. Véase la misma idea en PLATÓN, República VIII 550C, D.
443
Cf. supra, III 7, 5, 1279b6; III 6, 11, 1279a21. Cf. infra, IV 4, 22, 1291b31-38.
174 POLÍTICA LIBRO m 175

cen el poder en virtud de la riqueza 446 ya sean pocos o creen hablar de la justicia absoluta. Los unos 449, en efec- 4
muchos, es una oligarquía, y cuando lo ejercen los pobres, to, si son desiguales en algo, por ejemplo en riquezas, creen
8 es una democracia. Pero sucede, como dijimos, que unos que son totalmente desiguales; los otros si son iguales en
son pocos y otros muchos, pues pocos viven en la abun- algo, por ejemplo en libertad, creen que son totalmente igua-
dancia, mientras que de la libertad participan todos. Por les. Pero no dicen lo más importante 450: si los hombres 5
estas causas unos y otros se disputan el poder. han formado una comunidad y se han reunido por las ri-
9 Hay que comprender, primero, qué quezas, participan de la ciudad en la misma medida en
El fin definiciones se dan de la oligarquía y de que participan de la riqueza, de modo que el argumento
verdadero de la j a democracia y en qué consiste la justi- de los oligárquicos 451 parecería tener fuerza (pues no es
ciudad-estado: c. i a ,. , . . ,,. . ,
la virtud y oligárquica y democrática, pues todos justo que participe de las cien minas el que ha aportado
la felicidad se adhieren a una cierta justicia, pero una igual que el que ha dado todo el resto, ni de las minas
avanzan sólo hasta cierto punto, y no primitivas ni de sus intereses). Pero no han formado una 6
expresan en su totalidad la justicia suprema. Por ejemplo, comunidad sólo para vivir 452 sino para vivir bien 453 (pues,
parece que la justicia es igualdad, y lo es, pero no para en otro caso, habría también ciudades de esclavos y de
2 todos, sino para los iguales. Y la desigualdad parece ser los demás animales, pero no las hay porque no participan
justa, y lo es en efecto, pero no para todos, sino para de la felicidad ni de la vida de su elección). Tampoco se
los desiguales. Pero se prescinde de «para quienes», y se han asociado para formar una alianza de guerra para no
juzga mal. La causa de ello es que el juicio es acerca de sufrir injusticia de nadie, ni para los intercambios comer-
sí mismo y, por lo general, la mayoría son malos jueces ciales 454 y la ayuda mutua, pues entonces los tirrenos 455
3 acerca de las cosas propias 447. De manera que, como la
justicia lo es para algunos y la distribución debe hacerse 449
Cf. infra, V 1, 3, 1301a28 ss. PLATÓN, Protágoras 331E.
del mismo modo para las cosas y para quienes son, como 450
Lo más importante que es el fin para el que la ciudad fue consti-
se ha dicho antes en la Ética 448, están de acuerdo sobre tuida.
451
la igualdad de las cosas, pero discuten la de las personas, Cf. infra, IV 12, 14, 1316a39 ss.
452
sobre todo por lo que acabamos de decir, porque juzgan Supra, III 6, 4, 1278b24; I 2, 1252b29, Aristóteles dice que la
ciudad se forma para asegurar la vida de sus miembros.
mal lo que se refiere a ellos mismos, pero además porque 453
Cf. supra, I 2, 8, 1252b30; I 9, 16, 1258al.
unos y otros hablan de una justicia hasta cierto punto pero 454
Es el origen que Platón señala para la ciudad. Cf. República II
369A ss.; y supra, VI 8, 3, 1321bl4 ss.
446 455
Riqueza e influencia política son, en una oligarquía, un criterio Los tirrenos es el nombre que los antiguos dan a los etruscos.
para acceder al poder. Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VIII 12, 1161a2. Un tratado entre etruscos y cartagineses debe remontarse al período mo-
447
Los hombres son jueces malos de sus causas propias. Cf. infra, nárquico en que todo el territorio etrusco (aproximadamente la Toscana
III 16, 8, 1287b2 ss. JENOFONTE, Helénicas V 3, 10. y la Umbría actuales) estaba bajo la autoridad de un único lucumón;
448
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco V 6, 1131al4-b8, en donde desde fines del s. vi a. C , lo que hay es una federación de doce ciuda-
expone el concepto que tiene de la justicia distributiva. des. — Sobre Cartago cf. supra, II 11, 1272b24 ss. Para alejar a los grie-
176 POLÍTICA LIBRO III 177

y los cartagineses, y todos los que tienen contratos entre Que es de este modo, es evidente 461 . En efecto, si al- 9
7 sí, serían como ciudadanos de una única ciudad. Hay, en guien pudiera reunir los lugares en uno solo, de suerte que
efecto, entre ellos convenios 456 sobre las importaciones y la ciudad de Mégara y la de Corinto 462 fueran abarcadas
acuerdos de no faltar a la justicia y pactos escritos de alian- por las mismas murallas, a pesar de eso no habría una
1280b za. Pero ni tienen magistraturas comunes para estos asun- sola ciudad. Tampoco la habría aunque se celebraran ma-
tos, sino son distintas en cada uno de ellos, ni tienen que trimonios entre unos y otros, si bien este es uno de los
preocuparse unos de cómo son los otros 457 , ni de que nin- lazos de comunidad propios de las ciudades. Igualmente, 10
guno de los sujetos a los tratados sea injusto ni cometa tampoco si los habitantes vivieran separados, aunque no
ninguna maldad, sino sólo de que no se falte a la justicia tanto que no fuera posible la comunidad, y tuvieran leyes
en sus relaciones mutuas. para impedir que faltaran a la justicia en sus intercambios,
8 En cambio, todos los que se preocupan por una buena y uno fuera carpintero 463 , otro campesino, otro zapatero,
legislación 458 indagan sobre la virtud y la maldad cívi- y otros un oficio de tal tipo, y en número fuesen unos
cas 459 . Así es evidente que para la ciudad que verdadera- diez mil, pero no tuvieran en común ninguna otra cosa
mente sea considerada tal, y no sólo de nombre, debe ser que éstas, tales como intercambios y alianzas militares, tam-
objeto de preocupación la virtud, pues si no la comunidad poco así habría una ciudad. ¿Cuál es la causa? Cierta- n
se reduce a una alianza militar que sólo se diferencia mente, no por la dispersión de la comunidad. Pues incluso
especialmente de aquellas alianzas cuyos aliados son leja- si se reunieran los miembros de una comunidad así (cada
nos, y la ley resulta un convenio y, como dijo Licofrón uno se sirviera de su propia casa como de una ciudad) y
el sofista 460 , una garantía de los derechos de unos y se prestaran ayuda mutuamente como si tuvieran una alian-
otros, pero no es capaz de hacer a los ciudadanos buenos za defensiva sólo contra los que los atacaran injustamente,
y justos. ni siquiera así a quien investiga con rigor le parecería que
hay una ciudad, si se relacionaban igualmente una vez reu-
gos del Mediterráneo occidental, Cartago hizo un tratado con los etrus- nidos que cuando estaban separados.
cos y gracias a esta alianza obtuvo una victoria naval en Alalia, en 535 Es evidente, pues, que la ciudad no es una comunidad 12
a. C. Cf. HERÓDOTO, I 165-166.
456
de lugar para impedir injusticias recíprocas y con vistas
Cf. ARISTÓTELES, Retórica I 4, 1360al2; y supra, III 1, 4, 1275al0.
457 al intercambio. Estas cosas, sin duda, se dan necesaria-
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco I 10, 1099b29.
458
Cf. supra, II 5, 6, 1263a31 ss.; y Retórica M , 1354al8 ss. La
buena legislación es el fin de la ciencia política y de toda verdadera ciu-
461
dad; cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco III 5, 1112bl4; Ética a Eudemo Véase el mismo método supra, III 1, 3, 1275a7 ss.; III 3, 5, 1276a3
I 5, 1216M8; y supra, I 2, 16, 1253a37. siguientes.
459 462
Sobre la virtud cívica, arete politiké, cf. infra, III 9, 15, 1281a6; Mégara está a unos 30 kms. al noroeste de Corinto.
463
VIII 6, 5, 1340b42. Sobre la necesidad de la división del trabajo impuesta por la di-
460
Licofrón es un sofista de la escuela de Gorgias. Solamente es co- versidad de las necesidades, cf. PLATÓN, República II 369A ss.; infra,
nocido por las citas de las obras de Aristóteles. IV 4, 12, 1291al0 ss.
116. — 12
178 POLÍTICA LIBRO III 179

mente si existe la ciudad; pero no porque se den todas ellas Se plantea un problema: ¿quién debe 10
ya hay ciudad, sino que esta es una comunidad de casas Lo que debe ejercer la soberanía en la ciudad? ¿Acaso
y de familias para vivir bien, con el fin de una vida perfecta ser soberano j a m a s a ) 0 Jos riCOs, o l o s i l u s t r e s , O el
13 y autárquica. Sin embargo, no será posible esto si no habi- Diferentes mejor de todos, o un tirano? Pues todas
tan un mismo lugar y contraen entre sí matrimonios. soluciones estas posibilidades parecen claramente
Por eso surgieron en las ciudades los parentescos, las fra- presentar dificultades. ¿Quién, pues? Si
trías, los sacrificios públicos y las diversiones de la vida en los pobres por el hecho de ser más se reparten los bienes
común. Todo es obra de la amistad, pues la elección de de los ricos, ¿no es eso injusto? —¡Por Zeus, lo estimó
la vida en común supone amistad 464. El fin de la ciudad justo el poder soberano!—. Entonces, ¿a qué hay que lia- 2
es, pues, el vivir bien 465 , y esas cosas son para ese fin. mar la suprema injusticia? O de otro modo, si tomamos
14 Una ciudad es la comunidad de familias y aldeas para una toda la población y los más se reparten los bienes de los
i28ia vida perfecta y autosuficiente 466, y ésta es, según deci- menos, es evidente que destruyen la ciudad. Pero la virtud
mos 467, la vida feliz y buena. no destruye al que la posee 468, ni la justicia es destructora
Por consiguiente, hay que establecer que la comunidad de la ciudad, de modo que es claro que esa ley no puede
existe con el fin de las buenas acciones y no de la convi- ser justa. Además, también serían necesariamente justas 3
15 vencia. Por eso precisamente a cuantos contribuyen en ma- todas las acciones que el tirano 469 hace, pues por ser más
yor grado a una comunidad tal les corresponde una parte fuerte se impone por la violencia, como la masa hace con
mayor de la ciudad que a los que son iguales o superiores los ricos.
en libertad o en linaje, pero inferiores en virtud política, ¿Acaso será justo que manden la minoría y los ricos?
o a los que los superan en riqueza, pero son superados Si también ellos hacen lo mismo y arrebatan y despojan al
por aquéllos en virtud. Que todos los que disputan sobre pueblo de sus bienes, ¿es esto justo? Entonces también 4
los regímenes políticos hablan sólo de una parte de la justi- lo sería lo otro. Es, pues, evidente que todas esas solucio-
cia, queda claro a partir de lo que hemos dicho. nes son malas e injustas.
¿Deben mandar los ilustres y ser soberanos en todo?
Entonces necesariamente todos los demás estarán privados
de honores 470 al no ser honrados con los cargos políticos,
464
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VII 7, 1157M8.
465 468
Cf. supra, II 4, 2, 1262b7 ss. El vivir bien supone la convivencia Cf. supra, II 2, 4, 1261a30; cf. también PLATÓN, República X
y ésta es obra de ¡a amistad. Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VIH. 608E ss.
469
Sobre la amistad en la política y en la moral de Aristóteles, véase M. Un tirano es considerado como la encarnación de la injusticia.
HAMBURGER, Moráis and Law, Oxford, 1951. Cf. infra, VII 2, 5, 1324a25 ss.; PLATÓN, República I 344A.
466 470
Cf. supra, I 2, 8, 1252b27. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco I 5, Sobre el peligro que representa para la ciudad la presencia de una
1097b6. masa excluida de los honores, cf. infra, III 11, 7, 1281b29; III 15, 12,
467 1286bl8 ss.; y supra, II 12, 5, 1274al7.
Cf. ARISTÓTELES, Ética a Eudemo II 1, 1219a38.
180 POLÍTICA LIBRO III 181

pues decimos que los cargos públicos son honores, y si la inteligencia . Por eso también las masas juzgan mejor 3
siempre son los mismos los que los ejercen, los demás ne- las obras musicales y las de los poetas: unos valoran una
cesariamente quedan privados de honores. parte, otros otra y entre todos todas.
5 ¿Será mejor que mande uno solo, el más digno? Pero Pero en eso se diferencian ios hombres de calidad de 4
esto es todavía más oligárquico, pues serán más los priva- cada uno de los de la masa —como dicen que se diferen-
dos de honores. Quizá podría decirse que, de todos mo- cian los hermosos de los que no lo son y las pinturas artís-
dos, es malo que sea un hombre y no la ley quien ejerza ticas de los modelos verdaderos—: en que está reunido en
la soberanía, estando sujeto a las pasiones que afectan al uno solo lo que suele estar esparcido y separado, puesto
alma 471. Pero si la ley es oligárquica o democrática, ¿qué que, por separado, los ojos de uno pueden ser más bellos
diferencia habrá respecto de las dificultades suscitadas? Su- que los de la pintura, y cualquiera otra parte de otro.
cederá lo mismo que lo que hemos dicho antes. Sin embargo, no está claro que respecto del pueblo en- 5
11 Queden los demás casos para otra dis- tero y de toda la masa sea ésa la diferencia que existe entre
cusión 472. Pero el que la masa debe ser la mayoría y la minoría distinguida. Y tal vez, ¡por Zeus!,
La soberanía so berana más que los mejores, pero po- es claro que en algunos casos es imposible. (Pues el mismo
del pueblo , ,
razonamiento podría aplicarse a los animales: ¿en qué se
eos, puede parecer una solución y, aun-
distinguen, en resumidas cuentas, algunos hombres de los
que tiene cierta dificultad, ofrece quizá
animales?). Pero para ciertas multitudes nada impide que
2 también algo de verdad. En efecto, los más, cada uno de
lo dicho sea verdad.
i28ib los cuales es un hombre mediocre, pueden, sin embargo,
reunidos, ser mejores 473 que aquéllos, no individualmente, Así también se resolvería la dificultad expuesta ante- 6
sino en conjunto 474. Lo mismo que los banquetes, en que riormente 477 y la que le sigue: sobre qué materias deben
han contribuido muchos 475, son mejores que los sufragados ejercer la soberanía los hombres libres y la masa de los
por uno solo. Al ser muchos, cada uno tiene una parte ciudadanos (es decir, todos aquellos que ni son ricos ni
de virtud y de prudencia, y, reunidos, la multitud se hace tienen ningún prestigio por su virtud). Su participación en 7
como un solo hombre con muchos pies y muchas manos las magistraturas supremas no deja de ser arriesgada (pues
y muchos sentidos; así también ocurre con los caracteres y a causa de su injusticia e insensatez pueden cometer unas
veces injusticias y otras veces errores). Pero no darles acce-
471
Cf. infra, III 15, 5, 1286al6 ss.; PLATÓN, Leyes IV 713E ss.
so ni participación en ellas es temible 478, pues cuando son
472
Véanse los capítulos 12-17 y los libros IV y VI.
473
Cf. HOMERO, Ilíada XIII 237.
476
474 £ f XUCÍDIDES, VI 18, 6. H E R Ó D O T O , III 8. L a capacidad superior La multitud reunida resulta como un solo hombre. Cf. infra, IV
del c o n j u n t o de c i u d a d a n o s está de a c u e r d o con la definición que A r i s t ó - 4, 26, 1292all ss. PLATÓN, República VI 493A ss.
477
teles d a del c i u d a d a n o . Cf. supra, III 1, 12, 1275M8. Cf. III 10, 1, 1281all.
475 478
Cf. HESÍODO, Trabajos y días 722 ss.; infra, III 15, 7, 1286a29. Sobre los riesgos ante un gran número de ciudadanos sin honores,
JENOFONTE, Ciropedia 7, 1, 12. cf. supra, III 10, 4, 1281a28.
182 POLÍTICA LIBRO ni 183

muchos los privados de honores y pobres, forzosamente Parece que puede aplicarse, entonces, el mismo princi- 12
8 esa ciudad está llena de enemigos. Queda la salida de que pió a la elección: el elegir bien es misión de los expertos;
participen en las funciones deliberativas y judiciales. Por por ejemplo, a un geómetra corresponde a los expertos en
eso precisamente Solón 479 y algunos otros legisladores 480 geometría, y a un piloto a los expertos en pilotaje. Aunque
les encargan de las elecciones de magistrados 481 y de la en algunos trabajos y artes participan también algunos pro-
rendición de sus cuentas, pero no les permiten ejercer indi- fanos, no lo hacen mejor que los expertos. De modo que, 13
9 vidualmente el poder. Pues todos reunidos, tienen suficien- según este razonamiento, no debe hacerse soberano al pue-
te sentido y, mezclados con los mejores 4S2 , son útiles a blo ni de la elección de magistrados ni de la rendición de
las ciudades, de la misma manera que el alimento no puro cuentas.
mezclado con el puro hace el conjunto más provechoso Pero, quizá todo esto no sea correcto, a causa del argu- 14
que una pequeña cantidad de alimento puro. Pero cada mentó de antes, si la masa no está demasiado envilecida
uno por separado es imperfecto para juzgar. (pues cada uno será peor juez que los expertos, pero todos
10 Esta ordenación del régimen político suscita una prime- reunidos 484 serán mejores o al menos no peores); y por-
ra dificultad: podría parecer que el juzgar quién es el que que en algunas cosas el que las hace no es el único juez
cura bien es propio de la misma persona que es capaz de ni el mejor; es el caso de aquellos de cuyas obras entienden
curar y sanar al enfermo de la afección presente; es decir, también los que no poseen ese arte 485 . Por ejemplo, apre-
1282a el médico. Y lo mismo podría decirse de las demás prácti- ciar una casa no es sólo propio del que la ha construido,
cas y artes. Como el médico debe rendir cuentas ante mé- sino que la juzga incluso mejor el que la usa (y la usa
n dicos, así también los demás ante sus iguales. Pero el tér- el dueño); y un piloto juzga mejor un timón que el carpin-
mino médico significa a la vez el practicante ordinario, el tero, y un banquete el invitado y no el cocinero.
que dirige un tratamiento y en tercer lugar el instruido en Esta dificultad podría parecer que ya está suficiente- 15
ese arte. (Tales categorías existen, por así decir, en todas mente resuelta. Pero hay otra relacionada con ella. Pues
las artes). Y concedemos la facultad de juzgar no menos parece absurdo que los ciudadanos mediocres sean sobera-
a los instruidos que a los expertos 483 .
479
Para Solón, cf. supra, II 12, 5, 1274al5. ARISTÓTELES, Constitu- sólo a los que saben, a los profesionales, sino también a los que, sin
ción de los atenienses... 7, pág. 65. Y PLUTARCO, Solón 18. ser médicos, se interesan en ese arte por haberlo estudiado. Esta distin-
480
Además de los nombres de Dracón y Solón, se cita también como ción que hace entre expertos, eidósin, y aficionados o-instruidos, pepai-
legislador en Atenas, en el s. v a. C , a Nicómaco. Lisias escribió el deuménois, en el arte, puede justificar el derecho del pueblo a examinar
discurso XXX, de autenticidad dudosa, contra él. la conducta de los magistrados, puesto que el pueblo colectivamente tiene
481 un conocimiento de los problemas.
Véase infra, VI 6, 3, 1318a23. Aristóteles distingue claramente la
484
elección de los magistrados del ejercicio de las funciones deliberativa y El pueblo en conjunto juzga bien, no como masa de hombres,
judicial que aquí aparecen referidas a un mismo poder. sino en tanto que asamblea que delibera. Esta cualidad del pueblo reuní-
482
Cf. TUCÍDIDES, VI 18, 6, en boca de Alcibíades. do ya se mencionó en III 11, 2, 1281bl; III 11, 9, 1281b35.
483 485
El derecho de juzgar en materia de medicina debe atribuirse no Cf. PLATÓN, República X 601D; y Crátilo 390B ss.
184 POLÍTICA LIBRO III 185

nos en asuntos más importantes que los ciudadanos de bien, bien establecidas, es una cuestión todavía nada clara, y
y las rendiciones de cuentas y las elecciones de los magis- la dificultad antes suscitada aún permanece. Pues las leyes,
trados es lo más importante. Estas funciones, como se ha igualmente que los regímenes 489, necesariamente son ma-
dicho 486, en algunos regímenes se confían al pueblo, pues las o buenas, justas o injustas. Una cosa al menos es evi- 21
la asamblea es soberana en todas las materias de este tipo. dente: que las leyes deben establecerse de acuerdo con el
16 Y en verdad, participan de la asamblea y deliberan gentes régimen 490. Y si es así, es claro que las leyes que están
de pequeñas rentas y cualquier edad; pero son tesoreros concordes con los regímenes rectos son justas, y las con-
y generales y ejercen las magistraturas más altas los de ren- cordes con los desviados no son justas.
tas elevadas. En todas las ciencias y artes el bien 12
Podría resolverse también esta dificultad de manera se- es un bien; el mayor y en el más alto gra-
17 mejante. Pues tal vez esas disposiciones son correctas. En Las magistraturas: ¿0 s e r ¿ e | ¿e i a su p re ma entre todas ellas
efecto, no es el juez, ni el consejero, ni el miembro de su distribución .
la asamblea el que manda, sino el tribunal, el consejo y y esta es la disciplina política. El bien po-
el pueblo; y cada uno de los mencionados 487 es sólo una lítico es la justicia, es decir, lo conveniente
parte de éstos (y llamo parte al consejero, al miembro de para la comunidad 491. Es del parecer de todos que la jus-
18 la asamblea y al juez). De modo que es justo que la masa ticia es una cierta igualdad 492 , y, hasta cierto punto al
ejerza la soberanía sobre asuntos más importantes, ya que menos, se coincide con los tratados filosóficos en los que
el pueblo, el consejo y el tribunal están compuestos de mu- están precisadas cuestiones sobre Ética 493, pues dicen que
chos, y las rentas de todos ellos juntos es mayor que la la justicia es algo con referencia a personas y que debe
de los que desempeñan las magistraturas altas individual- haber igualdad para los iguales. Pero no hay que dejar 2
19 mente o en pequeño número. Queden, pues, precisados de en olvido en qué cosas hay igualdad y en cuáles desigual-
1282b este modo estos' puntos. dad, pues esta cuestión presenta una dificultad y reclama
La primera dificultad de que hemos hablado ninguna una filosofía política.
otra cosa pone de manifiesto sino que las leyes bien estable-
489
cidas son las que deben ejercer la soberanía, y que el magis- Los regímenes a los que las leyes pertenecen.
490
trado, ya sea uno o varios, debe ejercerla sólo en aquellas Y no el régimen de acuerdo con las leyes. Sobre esta idea de que
las leyes varían con los regímenes políticos, cí? PLATÓN, Leyes, IV 714B
materias en que las leyes no pueden expresarse con exacti- ss. ISÓCRATES, Areopagítico 14. También infra, IV 1, 9, 1289al3.
tud, por no ser fácil dar definiciones generales para todos 491
Sobre el tema de la justicia política, politikbn díkaion, cf. ARISTÓ-
488
20 los casos . Sin e m b a r g o , q u é leyes deben considerarse TELES, Ética a Nicómaco V 10, 1134a26 ss.
492
Cf. supra, III 9, 1, 1280all ss., donde Aristóteles se refiere tam-
486
Cf. supra, III 11, 8, 1281b32. bién a la Ética. Es sin duda la igualdad proporcional; cf. infra, V 1,
487
Es decir, los miembros del demos, del consejo y de los tribunales. 2, 1301a26.
488 493
Cf. infra, III 15, 4, 1286al0; II 8, 22, 1269a9 ss. PLATÓN, Político Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco V 6, 1131a9 ss. Aristóteles,
294-295. como en otros pasajes, presenta un gran respeto por la opinión general.

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