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Trabajo realizado por

© Ana Roig Guijarro2

El silencio de las sirenas. Adelaida García Morales

1. - Breve introducción a la vida de la autora

El tema que nos ocupa en este ensayo, es el análisis crítico de El silencio de las

sirenas, escrita por Adelaida García Morales. Así pues antes de adentrarse en el mundo que

gira alrededor de esta historia, hemos de hablar de la autora, que forma junto con la trama

de la novela, un todo a tener en cuenta:

Adelaida García Morales nació en Badajoz y siendo todavía niña, se trasladó a

Andalucía (Sevilla), la tierra de sus padres. En 1970 se licenció en Filosofía y Letras

(Sección Filosofía) por la universidad de Madrid; estudió la especialidad de Guión en la

Escuela Oficial de Cinematografía, también en Madrid. A sido profesora de Lengua y

Literatura españolas, y de Filosofía en Institutos de Enseñanza Media, traductora en Argel

para los países de la OPEP, modelo y actriz en el grupo de teatro Esperpento, de Sevilla, y

en diversos cortometrajes. Durante cinco años ha vivido retirada en la aldea de las

Alpujarras de Granada. Ha escrito poemas, relatos y dos novelas inéditas, una de las cuales,

Archipiélago, quedó finalista en el premio Sésamo de 1981. Su primer libro publicado, El

Sur & Bene, resultó un éxito espectacular de crítica y ventas. "La revelación literaria del

año" según El País. A los pocos meses, El silencio de las sirenas obtuvo el premio Herralde

de novela de 1985. Adelaida García Morales fue también galardonada con el premio Ícaro,

otorgado por Diario 16, al descubrimiento literario de 1985.3

2. – La obra

Antes de ahondar en el fondo temático de la novela, preguntémonos el porqué de

este título: ¿sirve para algo titularlo así?. Sí, A. García recurre a un libro de Kafka, que se

titula igual, de esta manera marca unos precedentes, que el lector concibe como pistas del

trasfondo psicológico y semántico de la obra. Es un recurso el cual da veracidad a la trama

presentada. Fijémonos también en la aliteración, que como todo recurso literario tiene un

significado más profundo, que nos suscita a la interpretación. Es el silencio, el que


“murmura” el significado de la obra. El tema de la novela será el amor como excusa de la

dicotomía realidad-irrealidad, el deseo, y el ser humano, que por definición es inseguro.

La obra está basada en un cuento de Goethe

(Las afinidades electivas). Goethe era

escritor y filósofo, y además estudiaba la naturaleza; era un sabio, que trataba los “temas de

la humanidad”. Así pues, basándonos en el título de Goethe, diremos que ‘afines son

aquellas naturalezas que al encontrarse se apoderan unas de las otras, y se arrastran

mutuamente’. Elsa, la protagonista del relato, es un ser afín por el espíritu y por el alma,

capaz de morir por amor de una manera obstinada. Almudena García, rescata una historia de

Goethe, y a sus personajes, haciéndolos suyos. Elsa revive las experiencias del dolor así

como lo hizo Otilia (nombre que da Goethe a la protagonista) y además, morirá también por

amor, fundiendo en una sola, alma y la naturaleza. El lugar elegido le corresponde, en este

caso, a una misteriosa aldea llamada “Las Alpujarras”, que es el nombre real del lugar donde

reside la escritora.

En la página 60 del libro se nombra a Kafka como autor perteneciente al Hasidismo.

Marí, Antonio. “Las afinidades electivas”. Revista Babelia. 18-Julio-19924

Pero la obra también se ha basado en otros libros, como el de Proust ("La

Fugitiva"), e incluidas dentro de una forma especial. Las penas del joven Werther de Goethe,

novela best-seller del romanticismo, influyeron en Adelaida. La generación literaria que nos

ocupa se verá influenciada por autores claves de la historia literaria. Recuperando a los

escritores románticos, podemos adentrarnos mejor en un mundo de magia y de fantasía,

donde se confunde lo real y lo irreal, el pasado y el presente. En Goethe los dos personajes

mueren, y Adelaida copia magistralmente esta idea de desgarro, de renunciar a la vida, para

mostrarnos a unos personajes que mueren por todo, pero también por nada.

La estructura del Silencio de las sirenas estriba en su originalidad. La novela

comienza por el final (Gabriel García Márquez en su novela Crónica de una muerte

anunciada también utiliza esta técnica narrativa). La obra está estructurada según cómo se
relacionan los personajes entre sí. Es la historia de cómo se conocen y responden, por tanto,

a una estructura de vínculos entrelazados de dichos personajes.

En El silencio de las sirenas se aportan datos continuamente, es una novela lírica de

suspense. El lector espera ansioso el desenlace de la trama. Se esconden datos y se

proporcionan otros para mantener cierta tensión: Mario Vargas Llosa

habla de un “silencio

comunicativo” (p.129).

Adelaida García Morales abarca una amplia gama de temas en su novela: desde el

amor, la muerte, la magia y la soledad hasta la reencarnación, la fantasía y las relaciones

lícitas. Para ello utiliza comparaciones, se basa en la simbología y las coincidencias, aspectos
relacionados con el mundo de lo irreal, en el cual este misterioso pueblo está sumergido. Sin
embargo el lector nunca llega a saber qué hechos son verídicos. Seentrelazan los acontecimientos
para dar más misterio. Hay un momento en la obra en que la

protagonista se va a Madrid, y la “realidad” de la ciudad le parece más irreal que el

enigmático pueblo de las ‘Alpujarras’.

La autora trata el amor desde diferentes perspectivas. Consigue unir lo armonioso y

romántico de un amor verdadero, junto con la lascividad de una relación ilícita. Además, con

respecto a la figura de Elsa, en la obra ella vive por amor y muere por amor, sueña con un

Mirar página 120 del libro de A. García

Vargas Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista. 1997. Ed. Ariel

Coincidencia en la fecha de la publicación de la portada, 1895 y la del libro (1985).5

hombre que en realidad es una poco ‘imaginario’, es un romanticismo propio de la

adolescencia, una relación que se apodera de uno mismo para ir más allá, a lo sobrenatural.

Encontramos pues en la figura de Eduardo una relación que rompe con los esquemas

del amor: “Estoy viviendo un amour fou con una mujer casada” (pag. 142). Mantiene una
relación con otra mujer, pero es una unión “provechosa”, sexual, no le conmueve el amor

que Elsa le profesa. Elsa muere en ese intento de conseguir un imposible que no es capaz de

superar: “Temo que tú nunca me puedas amar”(pag. 148).

La muerte es pues, la vía de salvación, la fusión con lo misterioso de la naturaleza, el

suicidio como medio de redimir nuestro deseo de amar es la solución. La muerte es sagrada,

y marcharse a la eternidad, a todas partes para siempre es el desenlace más positivo para

Elsa.

El sueño juega un papel muy importante, a través de la hipnosis Adelaida García

enlaza a Eduardo y Agustín con Elsa. Ambos son la misma persona, pero hay un

desdoblamiento de la personalidad que se demuestra a través de este recurso de los sueños.

La hipnosis nos permite hacer un ‘flash-back’, y recoger datos para continuar el hilo de la

historia además de la trama de los supuestos amantes.

Dentro del sueño de Elsa se percibe como una especie de reencarnación, no es un simple

sueño. Sueña con cosas de otra vida, de 1800 aproximadamente, y, con otro hombre;

recuerda el pasado, y su aspecto físico en la "realidad" parece que sea antiguo aunque

factible, está muy cerca, lo percibimos como un hecho real.

Elsa siempre escucha música, y la música le gusta (Haendel: pertenece al

romanticismo, otro símbolo del sentido amoroso de la obra); tiene una especie de frustración

y deja de comer, es un sacrificio que le resulta fácil, pues lo que la alimenta es el amor. Con

los trozos de melodía que emergen en algunas situaciones, María, la narradora, y Elsa, se

han hecho su mundo. Todo gira entorno a estos personajes. Elsa odia la palabra "realidad";

esta dicotomía realidad e irrealidad estará también latente a lo largo de toda la obra.

Ella ha roto la frontera que separa el mundo de la imaginación de la realidad, ha

saltado las convenciones sociales. Elsa es de las chicas que sí que saben encontrar un

significado oculto en las cosas que ocurren, en las coincidencias. Todo lo que le va a pasar6

es que se sorprenderá de aquéllo que le suceda. Elsa no muere de nada, pero de todo, muere

de pena.

En la obra, Agustín es una especie de Ulises


6

; hay mucho silencio Elsa se muere y

apenas ha hablado con él. Elsa, además de sirena es como un monstruo, ella se dice a sí

misma que es un monstruo

, y como en Ulises, él le tiene miedo a la sirena, y huye

de ella;

los dos son intelectuales (filósofos), pero él ve algo en ella, ella es sobrenatural. Lo bello es

el comienzo de lo siniestro. María habla con Agustín, y le parece un amor demasiado

productivo pese a que la amaba, y no daba paso a que ella lo supiera. El también es una

especie de San Jorge y su dragón

; ella le pregunta si le gustaría ser Jorge con su caballo y

ella el dragón, pero la desilusión es evidente. Además, cuando Elsa está hipnotizada en vez

de decir Agustín, dice Eduardo, igual que el protagonista de Goethe. Pero ésta es sólo una

de las coincidencias.

En el primer encuentro Elsa-Agustín, hablan de Hasidismo (numerología), es una

conversación demasiado intelectual para el primer encuentro. En las sesiones de hipnosis

María se entera de cosas por ello, y el lector se entera de las cosas si lee a Goethe. La

numerología, junto con los símbolos, es otro signo de lo mágico de la obra. Para los rituales

(son tres los que se nombran) se necesitan tres Juanes, tres Marías, la protagonista es

hipnotizada tres veces, y mucho más. La escritora fu diplomada en Filosofía y Letras (igual

que 3 de los personajes de la obra), y de ahí la influencia que tiene en su obra (El número

tres tiene una connotación sexual según la filosofía). Además se nombran tres obras literarias

(Kafka, Goethe y Proust). En el primer encuentro ya se da la pista que la numerología tiene

una interpretación.
6

Recordemos a Ulises y las sirenas en “La Ilíada” de Homero. En la obra aparecen algunas
referencias a esta

obra con carácter general: pag. 64 del libro

“¡ No soy un monstruo!” (pag.63)

“Se había tapado los oídos con cera, igual que Ulises” (pag. 143)

Cuadro de Paolo Ucello ( pag. 13 del libro). Los dos luchan como los personajes de la obra.7

El silencio de la naturaleza, y su conjunto (las flores

10

como algo puro y bello), la

pureza del agua, del color blanco y la serenidad que emanan serán parte del conjunto de la

novela también. El agua te ‘limpia’, es un medio de purificar nuestros pecados. En nuestra

religión, por ejemplo, somos bautizados con agua bendita, es por eso que se emana cierta

magia a partir de este símbolo.

Elsa es una flor: “amor en la niebla”, pues la novela poco a poco se te va llenando de

niebla como si hubiese pasado y ya está, es flotante, irreal, indefinible, no separable de la

realidad y el sueño, despierta y dormida. El amor parece como si no existiera, es como un

sueño.

No hemos hablado de la narradora-personaje. Pero aunque juega un papel primordial

en la narración, no se llega a profundizar en su personalidad. Ella es un testimonio de lo que

ocurrió, un hecho feaciente de lo que pasó en un misterioso pueblo del interior. Es un lazo

que une al lector con la obra, pero la protagonista no es ella, sino su amiga, Elsa. Incluso

Eduardo, que no aparece físicamente en la obra, es mucho más protagonista que María, la

narradora. Es por eso que tenemos que hablar de una dosificación caracteres. Todos forman

un conjunto, ese conjunto es el ‘silencio de la leyenda de las Alpujarras’.


Con respecto al tiempo y al espacio, en la novela hay indicios temporales del año, se

puede datar a finales de los años setenta, aunque hayan incisos con respecto a los sueños.

Esta novela transcurre en un pueblo, como si no existiera. La protagonista sueña en que

todos tenemos dentro un paraíso, es el paraíso de Las Alpujarras. Ella prefiere vivir en sus

sueños, y con la naturaleza. El pueblo ejerce influencia sobre la gente, la niebla la transforma

y cambia los valores. Es algo mágico. El lugar es para ella el más bonito para morir, es la

fusión con la naturaleza, igual que el lector con la novela. Con su muerte, el lector finalizará

la obra, con el recuerdo de una leyenda que sobrevivió a los avances de nuestra civilización.

3. – Lenguaje de la obra

El lenguaje es sencillo, no presenta ninguna dificultad especial en comparación con

otras novelas, se introducen diálogos, pero sólo como referentes de una realidad. La autora,

10

Se menciona una flor en concreto: “Love in a mist” (pag. 13/78)8

como licenciada de filosofía y letras, opta por un lenguaje psicológico, pero sencillo. Al

lector este lenguaje le inspira calma, serenidad, un silencio que se expresa con las palabras.

Por lo tanto no vamos a adentrar en ningún análisis estilístico de la obra. En general, es una

libro al alcance de todos, hablando en términos estilísticos.

4. – Breve resumen de El silencio de las sirenas

La obra se desarrolla en un pueblo llamado "Alpujarras". Pueblo rural de la España

de los ochenta en el que la influencia, el dolor de uno, perjudicará los sentimientos del resto.

María, “protagonista”, llega para trabajar como maestra. Pero su vida se verá prendada por

el aire de misterio que envuelve a Elsa y al pueblo en general.

La soledad un pueblo que sobrevive a las leyendas, las cuales forman parte de sus

vidas. Magia y religión será realidades dentro de sus existencias.

Elsa sueña con un amor medio imaginario y medio realidad. María se sumirá junto a

ella en este mundo que juega con la realidad y la fantasía, a través de la hipnosis María y

nosotros, lectores, nos introduciremos en la vida de Elsa.


María vivirá una experiencia única, se dejara llevar por la magia que sobrecoge la

vida de los miembros de esta comunidad, y con ellas se arrastrará hasta que la protagonista,

Elsa, entregue cuerpo y alma a la naturaleza, a la que pertenecerá y donde vivirá por siempre

en paz.

5. - Contexto literario e histórico:

La novela española en transición (1976-1989)

Con el fin de la dictadura y la restauración de la monarquía se abre el proceso de

transformación política por el que España se convierte en una democracia. En lo que a la

cultura se refiere es preciso destacar el ambiente de libertad en que ésta por fin, ha podido9

desarrollarse al haber desaparecido la censura, que aportó a la novela española una triple

clarificación. Aquellas novelas españolas prohibidas en España dedicadas en el extranjero se

publican al fin en editoriales españolas (así ocurrió con obras de Juan Goytisolo); otros

textos que habían sido mutilados o que permanecían inéditos se editan en su integridad.

Siguen completando la recuperación de la narrativa algunos escritores exiliados que son

distinguidos con importantes premios literarios (Francisco Ayala, Rosa se celo.). La

desaparición de censura supuso también para ciertos escritores la revelación de que no era

aquélla la causa en sus limitaciones estéticas sino que éstas se debían a su propia incapacidad

creadora. Por lo demás, la libertad en la que la novela española ha podido moverse en estos

años ha hecho posible el cultivo de todas las corrientes y la feliz convivencia con los

novelistas de otros países, y las de otras lenguas ampliamente difundidas en abundantes

traducciones, a la vez que, con la organización del estado de las autonomías, también se

extiende al, su conocimiento de novelistas en catalán y gallego y vascuence.

En estas circunstancias, se produjo en los primeros años de la transición un

predominio de los temas de cariz político, la novela española experimentó un notable auge

en todos los sentidos: se cultivan todas las tendencias más activas, desde la meta ficción y la

novela por Malpica hasta las memorias y la crónica no velada, pasando por la novela

histórica, la fantasía y la policía. Se añaden escritores jóvenes que ya pertenecen a la

generación de los ochenta, género narrativo que se encuentra en estos años en pleno auge
comercial, favorecido por el mercado editorial y la profusión de premios literarios.

La generación de los años ochenta

Se abandona el experimentalismo sin camino de retorno, ya hay un afán de

superación desmedido de pretensiones culturales, así como una reivindicación de la intriga

en múltiples sentencias de la novela actual. Los de la generación de los ochenta son los

primeros novelistas españoles intelectualmente formados de los últimos años del franquismo,

y las libertades de la España democrática. En sus obras se aprecia un denodado afán de

universalidad, de cosmopolitismo, tanto la localización de sus historias como la aceptación10

de magisterios foráneos, averías a costa de ignorar la realidad española y rechazar el

presente y la historia inmediata como asunto de novela.

Cuando la búsqueda de lo universal se enraíza en la autenticidad, los resultados

obtenidos cristalizan en obras relevantes. Otras veces, el rechazo radical de lo propio en

favor de lo ajeno corre el grave peligro de caer en cosmopolitanismos resumidores de todas

las superficialidades, y darse cuenta de que lo universal está en todos los humanos.

Analicemos las tendencias para adentrarnos en las corrientes literarias de la pasada

década, para así situar El silencio de las sirenas de Adelaida García Morales.

Tendencias de la novela española de los ochenta

La novela española se encuentra en estos años en un período de esplendor

cuantitativo por el enorme caudal de obras publicadas y aceptable calidad media dentro de

las diferentes tendencias cultivadas por autores de las cuatro acciones que empezaron a

publicar sus obras a partir de la guerra civil. Todo ello favorece la máxima apertura temática

y, no sometida a la realidad impuesta y la experimentación formal, en masa y libertades en

todos los órdenes, en lo concerniente a la novela, que ha sido objeto de clasificaciones por

parte de algunos críticos:

a) La metanovela:

Una de las corrientes características de la modernidad novelística de los últimos años

ha sido la metanovela o novela especular, que consiste en incluir en la narración misma

como centro de atención del relato. En la meta-ficción, la novela se vuelve sobre sí misma: el
texto narrativo ofrece el resultado final y a la vez el camino que ha llevado a él; setenta una

historia y también los problemas planteados en su narración. Se trata, pues, de una simbiosis

de creación y crítica en unas obras en las que se inserta la literatura y dentro de la literatura.

Destaca la novela de Torrente Ballester "Fragmentos de apocalipsis" (1977). En la década

de los ochenta autores como Juan Goytisolo, J. J. Millás, o como ejemplo más extremo de

método de la en la literatura española última: La autoreflexibilidad de una escritura en

proceso de descomposición ideada por Julián Ríos en Larva (1983) y Poundemonium

(1986).11

b) Novelas poemáticas, novelas líricas

11

y memorias:

Se considera novela poemática o novela lírica la que " tiende a integrar sus

correlativamente en un conjunto saturado de las virtudes del texto poético por excelencia",

que es el texto en verso: tendencia a la concentración máxima, no-imitación de la realidad,

personaje insondable, mitos, símbolos, exploración de los límites entre lo perceptible y lo

oculto, narradores omnimodos y lenguaje más sugerente que referencial.

Mostraremos como muestras más representativas las novelas de Miguel Delibes (Los

Santos inocentes), Juan Goytisolo (Las virtudes del pájaro solitario), Francisco umbral

(Nada en el domingo), o Julio Llamazares (La lluvia amarilla).

La autobiografía ha salido cultivada en otros por Ayala en Recuerdos y olvidos, Juan

Goytisolo en El coto vedado y por Carlos Barral entre otros.

c) Novela histórica y romance

La novela histórica y el romance son una fabulación imaginaria del pasado,

reconstrucción o recreación de la historia proyección del pasado sobre presente y

aprovechamiento de la historia para indagaciones intelectuales y ejercicios estilo. Destaca el

éxito espectacular de Umberto Eco y su novela El nombre de la rosa (1980), la cual influyó

decisivamente en el florecimiento de la novela histórica en los 80. Eco reunión la suya como

una recreación de un pasado y las ideas en la cual lo que dicen los personajes inventados " es
lo que habrían tenido que decir si realmente hubieran vivido en aquella época".

d) Novela de intriga: narraciones lúdicas y policíacas

La intensificación de la intriga se potencia por medio de esquemas policíacos y otros

procedimientos de la novela negra. Esta reivindicación coincide con la revalorización del

cine del mismo género; y en el maridaje de lo intelectual, lo histórico y lo policíaco ha

influido notablemente el éxito internacional de Umberto Eco (El nombre de la rosa).

Destaca Manuel Vázquez Montalbán, Juan Benet (El aire de un crimen), o Antonio

Muñoz Molina en sus novelas El invierno en Lisboa (1987) y en Beltenebros (1989).

11

A este género pertenece la novela que nos ocupa12

e) Crónicas noveladas, testimonios. Novelas generacionales

Los años del franquismo, diversas manifestaciones antifranquistas, y un amargo

desengaño ante tantas ilusiones que y sentadas en la transición política son temas que han

dado lugar a la proliferación de crónicas, testimonios y reportajes novedados que, a modo de

episodios nacionales, pretenden ofrecer una visión panorámica de la historia de España en

los últimos lustros. El franquismo ha sido tema común en diferentes narraciones de tipo

realista, metafórico, satírico, esperpéntico.

Franquismo, rebeldía antifranquista y novela generacional son tres componentes

fundamentales de algunas obras de autores de la generación del 68, que en los primeros años

de la transición política dejaron testimonio de cómo su pasada rebeldía universitaria había

desembocado en el desengaño y en el pesimismo existencial.

Los escritores de los ochenta abandonan este sentimiento para buscar nuevas

tendencias.

f) Vigencia y diversidad del realismo

Entre la extraordinaria libertad de formas y contenidos, pasado ya el furor de los

experimentalismos y frenados ciertos excesos de culturalistas, el realismo contribuido

poderosamente a la recuperación del arte del buen contar. Lejos de cualquier concepción
monocorde anterior, surgen las mejores realizaciones novelísticas del actual realismo que

son más diversas, más complejas y más libres. Se trata, pues, de distintos tipos de realismo

que postulan una concepción abierta de la realidad, incluyendo lo imaginario y lo soñado y

hasta lo irracional y lo absurdo.

El mundo rural, un enfoque en el que se combina la denuncia social y el tratamiento

lírico, es abordado por novelistas tan distintos como Delibes en Los santos inocentes (1981)

y Julio Llamazares en La lluvia amarilla (1988).

La recuperación y del pasado en la provincia por medio de la memoria de los temas

preferidos por un importante grupo de novelistas entre los que destacan Luis Mateo Díez,

Juan Pedro Aparicio, José María Merino o Andrés Berlanga.13

Algunos autores se han centrado en el asedio al hombre de hoy en toda su banalidad,

y otros han intentado la innovación existencial por medio del absurdo y lo simbólico.

Los premios literarios

Entre los factores que mayor repercusión tienen en la difusión de una novela, destaca

los premios literarios, defendidos por unos, denostados por otros, dirigidos a menudo por

intereses comerciales y político, rodeados a veces de escándalos, trifulcas y polvaredas.

Algunos premios han contribuido a descubrir a autores jóvenes y aumentar el número de

lectores.

Pero con el mayor desarrollo de la industria editorial, la proliferación de galardones

y el incremento de su dotación económica, los premios se han convertido en una inversión

publicitaria.

Hay premios oficiales, como el Cervantes (concedido al novelista Torrente Ballester

en 1985), el Príncipe de Asturias (que han tenido ya los novelistas españoles Torrente

Ballesteros, Miguel Delibes y Carmen Martín Gayte) y los Premios Nacionales de Literatura,

además de los numerosos galardones convocados por autonomías y ayuntamientos de todo

el país.

Muchos premios son patrocinados por empresas privadas, sobre todo por editoriales.

Algunas cuentan ya con una larga historia en el curso de la novela española de las últimas
décadas; así el Premio Nadal, convocado por la editorial Destino, y el Planeta, de la

editorial del mismo nombre. Otros son más recientes, como el Premio Herralde (Concedido

a Almudena García Morales en 1985 por su novela El silencio de las sirenas), vinculado a la

editorial Anagrama, y el Plaza y Janés, de la editorial homónima. Todos ellos, unos más y

otros menos, han sido objeto de controversias, por razones políticas, ideológicas,

comerciales y otras presiones que, también han tratado de alcanzar al Premio de la Crítica, el

único que no cuenta con dotación económica alguna - pero sí con resonancia que después se

traduce en mayores ventas - y al cual quedan presentadas automáticamente todas las novelas

publicadas en un año.14

Bibliografía:

Ferreras, J.I. La novela del siglo XX (desde 1939). Madrid, Playor, 1989.

García Morales, Adelaida. El silencio de las sirenas. Barcelona, Anagrama 1985.

Marí, Antonio. “Las afinidades electivas”. Revista Babelia. Madrid, 18-Julio-1992.

Vargas Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista. Barcelona, Ariel, 1997.

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