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GNOSEOLOGÍA
1.1. NECESIDAD DE UN BUEN MÉTODO
El problema del conocimiento tiene en Descartes un planteamiento autobiográfico. Al
salir de La Flèche advierte claramente que todo lo aprendido en los libros le sirve de
poco; le embargan tantas dudas que llega a pensar que “no ha sacado más provecho
que el de descubrir su ignorancia”.
Para Descartes, la verdad es certeza, imposibilidad de dudar. Y esta certeza la
encuentra en las matemáticas. Los conocimientos de cualquier ser humano pueden
proceder de dos fuentes: la experiencia y la deducción. La experiencia puede ser
engañosa y en ella cabe la posibilidad del error. La deducción, sin embargo, que es el
procedimiento que siguen las matemáticas, proporciona conocimientos
absolutamente ciertos en los que no hay posibilidad alguna de duda.
Por otro lado, la matemática no toma nada de la experiencia; todos sus conocimientos
proceden de la propia mente. Si en el conocimiento por la experiencia el sujeto es
receptivo y se comporta de modo pasivo, en el conocimiento matemático la razón es
activa y su actividad es invención.
• Intuición: es una operación intelectual que permite captar un concepto con total
claridad y distinción, con absoluta certeza.
• Deducción: es una operación mental que consiste en inferir, de los principios
captados por la intuición, sus consecuencias lógicas.
El conocimiento consiste, por tanto, en aprehender, mediante la intuición, aquellos
primeros principios que son claros y evidentes para después, a partir de éstos derivar
deductivamente las consecuencias.
REGLA DE LA SÍNTESIS
A partir de las ideas simples y evidentes percibidas por la intuición, empezar un
proceso de deducción hasta llegar a reconstruir lo complejo.
REGLA DE LA ENUMERACIÓN
Consiste en revisar y comprobar todo el proceso de análisis y síntesis para asegurarse
de no haber cometido ningún error.
Las reglas del método que propone Descartes exigen poner en duda todo el saber
tradicional y aceptar únicamente aquel principio que resista toda crítica. La duda, por
tanto, se convierte en metódica.
• De los sentidos: Los sentidos engañan con frecuencia acerca del color, el tamaño o
la figura de las cosas. No es posible, pues, fiarse de ellos, puesto que “no es
prudente nunca fiarse por entero de quien nos ha engañado una vez”.
• De la realidad, o dicho de otro modo, la imposibilidad de distinguir entre la vigilia
y el sueño: Descartes afirma que también es posible dudar de la realidad, pues en
ocasiones hemos experimentado la dificultad de distinguir entre la vigilia y el
sueño.
• Del entendimiento, el genio maligno: El tercer elemento del que se puede dudar
son las matemáticas, pues Descartes afirma que, dada una hipótesis metafísica, la
del genio maligno, hasta los enunciados que la mente da por seguros pueden ser
erróneos.
1.5. LA PRIMERA CERTEZA: EL SUJETO
La aplicación de la duda deja en suspenso hasta las certezas más habituales de
Descartes. No sabe si hay mundo, cielo o tierra, fuera de él, y ni siquiera si él mismo
tiene cuerpo. Desconfía incluso de las verdades matemáticas. ¿Qué queda entonces?
Únicamente el sujeto del conocimiento. “después de haberlo pensado bien hay que
concluir que la proposición ˋyo pienso, yo existoˊ, es necesariamente verdadera”. No es
posible dudar de que hay un sujeto que piensa y estructura la realidad. El fundamento
de todo está en este sujeto entendido como pensamiento. Descartes sienta, de este
modo, las bases del racionalismo y de toda la filosofía moderna.
Yo existo, afirma Descartes, como cosa que duda, es decir, que piensa. Pueden existir o
no las cosas que percibo o pienso, pero es imposible que no exista yo que las percibo y
pienso. ¿Cómo me he de concebir, entonces? Desde luego, puede que no tenga
cuerpo; estoy recluido en el mundo de mi pensamiento. Dudo, afirmo, niego, imagino,
siento, quiero… Tengo que concebirme, pues, como una cosa que piensa. No se trata
de ningún razonamiento. Descartes se capta como existente y como pensamiento en
una y la misma intuición. Y esta es la intuición fundamental y originaria, la intuición
existencial básica del sujeto que piensa.
En esta intuición original el sujeto se capta igualmente como sustancia. Como
sustancia pensante, por consiguiente.
2. PROBLEMA DE DIOS
2.1. TIPOS DE IDEAS
En el análisis que Descartes ha realizado hasta el momento solo ha alcanzado
seguridad sobre una cosa: su existencia como ser pensante. Su soledad, como el
mismo reconoce es, pues, total. Pero pensar es tener ideas y las ideas se pueden
considerar de dos maneras:
3. ONTOLOGÍA
3.1. NOCIÓN DE SUSTANCIA
La ontología cartesiana se fundamenta en la noción de sustancia. Una sustancia es
aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Es
decir, posee en sí misma la causa de su existencia.
Descartes distingue dos clases de sustancias: las finitas (el cuerpo y la mente) y la
infinita (Dios). Por consiguiente, la ontología cartesiana establece la existencia de tres
sustancias:
4. ANTROPOLOGÍA
4.1. NOCIÓN DE SUSTANCIA
La ontología cartesiana se fundamenta en la noción de sustancia. Una sustancia es
aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Es
decir, posee en sí misma la causa de su existencia.
Descartes distingue dos clases de sustancias: las finitas (el cuerpo y la mente) y la
infinita (Dios). Por consiguiente, la ontología cartesiana establece la existencia de tres
sustancias:
5. ÉTICA
5.1. LA LIBERTAD Y LAS PASIONES
El universo cartesiano es mecanicista y la única manera que tiene Descartes de salvar
la libertad humana en este mundo determinista es separando la sustancia pensante
del resto de la naturaleza, de la res extensa. El yo como sustancia pensante, res
cogitans, posee dos facultades: el entendimiento (la razón) y la voluntad (la facultad de
querer). La voluntad es libre de elegir lo que la razón le propone como bueno y
verdadero. Ahora bien, este sometimiento de la voluntad a la razón puede verse
perturbado por la influencia de las pasiones.