TEXTO ARGUMENTATIVO: ALFABETIZACIÓN Y DESARROLLO PSICOLOGICO
Sabemos que la Alfabetización: es introducir a los niños a la cultura de lo escrito, tanto
aspectos conceptuales y lingüísticos, como un derecho universal que le permitirá desarrollar su capacidad de comunicarse con los otros y el mundo en el cual interactúa, en forma crítica y reflexiva para poder actuar autónomamente, desarrollando su autoestima y valoración de sí mismo, que por ende propenderán iniciativas para sí mismo y para los demás promoviendo su desarrollo social y humano. Pero esto ¿la escuela lo está cumpliendo? El tema de la alfabetización y las políticas de estado han sido desde hace años, un tema muy abordado desde los sectores más críticos de la sociedad, es por ello que hasta el día de hoy todavía no existe un equilibrio verdadero y real entre la escuela, el gobierno y lo que demanda la sociedad. Actualmente el gobierno debería garantizar que todos los niños de nuestro país puedan apropiarse de los mismos conocimientos sin importar el entorno en el que vivan y sin dejar de lado los estilos y ritmos de aprendizajes que éstos tengan. Esto supone asegurar un principio fundamental de la democracia:”el derecho inalienable de conocer” encontrando en el conocimiento el camino más adecuado para la inserción, permanencia y ascenso en la vida personal y social, pero sabemos que hay todavía muchos sectores de nuestro país y especialmente de nuestra provincia, todavía no tienen ni el mínimo porcentaje de esa gran inclusión educativa, del cual hablan los gobiernos de turnos y hablaron los que ya pasaron, partidos políticos de todos los colores, con los mismos discursos de igualdad, equidad, bienestar económico y social, etc., Que lo único que hacen es alimentar con lindas palabras a los oyentes, lectores o futuros votantes para que estos crean sus promesas. Las desigualdades económicas son cada vez más importantes, no solo en nuestro país, sino en nuestra provincia, en nuestra ciudad; el que más trabaja es el que más aporta, paga sus impuestos, gana menos, se sacrifica más, que aquel que no trata de elevar su calidad de vida a través del camino del conocimiento sino, a través de la corrupción, la mentira, la persuasión hacia la violencia, la marginalidad, las adicciones y otras problemáticas, que el estado no sabe cómo afrontar, y la escuela tampoco porque, no hay reales y verdaderas políticas educativas que respondan a las necesidades de la sociedad. Las políticas educativas no alcanzan para disolver lo que ya esta homogenizado: familias sin valores morales, sin hábito para el trabajo, niños con necesidades básicas insuficientes que no se recuperan más, aunque tengan un seguimiento exhaustivo durante la escolarización, hijos de padres adictos con lesiones graves y patologías heredadas o contraídas por el contexto en que se desarrollaron, niños explotados, niñas que son violadas o abusadas, las cuales cortan, rompen esa cadena cronológica de su desarrollo y tiene que adaptarse o pasar de un estadio al otro sin la madurez necesaria para hacerlo. Claramente lo describe la autora Emilia Ferreyra, en su obra: “Leer y escribir en un mundo cambiante” donde dice:”…La escuela hasta hoy día no puede apartarse de la antigua tradición y sigue tratando de enseñar una técnica: trazado de letras, correcta oralización del texto, de todo esto surgiría la lectura comprensiva y eficaz, pero este arte era conseguido por pocos, y es aquí donde surge la noción de fracaso escolar, concebida no como un fracaso de la enseñanza , sino del aprendizaje, es decir responsabilidad del alumno. Se los llamó según la época: “débiles de espíritu.””Inmaduros”,” disléxicos”; siempre el fracaso se daba en la alfabetización inicial. Más tarde en la década del 70, la educación desplaza la responsabilidad de la incapacidad para aprender hacia el entorno familiar, una especie de “patología social” innata en los sujetos que pertenecen a una determinada cultura, por la cual se llegó a la conclusión que existe una correspondencia en la suma de dos factores: pobreza + analfabetismo = déficit innato para aprender, por lo cual pobreza y analfabetismo van juntos. Esto se relaciona mucho con el tema del desarrollo psicológico, cuando dice que el sujeto está determinado por las condiciones del ambiente, de las patologías biológicas, la canalización del desarrollo. Según datos aportados por Emilia Ferreyra, se sabe que el 80% de la población mundial vive en zonas de pobreza (baja esperanza de vida, altas tasas de mortalidad infantil, malnutrición, multilingüismo) el 80% no ha superado el analfabetismo; los ricos (el otro 20%) ha descubierto el iletrismo, es decir que la escolaridad básica universal no asegura la práctica cotidiana de la lectura, ni el gusto por leer, ni el placer por la lectura. Hoy es responsabilidad de la escuela enseñar a conocer; operar con conocimientos cada vez más complejos y actualizados para la inserción efectiva en el mundo de la cultura escrita, que cada vez se hace más imperativa y exigente. Alfabetizar hoy es desarrollar capacidades que aseguren que los niños puedan construir y encontrar significado a sus propias producciones y de los demás; comprender lo que lee; producir escritos coherentes que den cuenta de aquello que quiere expresar, las cuales le servirán como herramientas futuras para promover acciones. Todo esto depende de la estimulación que el docente realice con cada texto con el que los niños operan, ya que éstos conocen y operan con textos mucho antes de conocer la totalidad del sistema de escritura; es decir que la familia y el docente debe introducir a los niños en el proceso de la comprensión lectora desde los primeros años de vida, al desarrollo de la psicomoticidad y la comunicación verbal y no verbal, para su desarrollo como persona, que forman parte de la alfabetización inicial. Alfabetizar implica que nuestros niños puedan leer, comprender, resolver problemas, pensar y actuar en un sistema de valores en forma autónoma, en una palabra, prepararlos para la vida en libertad y en la búsqueda permanente de valores supremos; si no lo hacemos tendremos lectores deficientes con dificultades en las habilidades básicas insuficientes: como el reconocimiento de palabras, vocabulario académico limitado, fracaso en la lectura para comprender, que imposibilitarán el acceso de nueva información y de interpretación de textos cada vez más complejos, truncando el “derecho al crecimiento “ en todos los aspectos. En conclusión podemos decir que sin la alfabetización no se podrá forjar futuros posibles con derecho a la inclusión y a la participación democrática, es por ello que hay que trabajar en red, en equipo, para poder resolver entre todos, la problemática que nos aqueja y a la cual somos participes necesarios ya que, si cada uno realizara con responsabilidad la tarea que le corresponde hoy, no estaría afirmando que todavía no existe un verdadero equilibrio entre lo que requiere la sociedad de la escuela y lo que esta brinda realmente y las tomas de decisiones por parte de los gobiernos, para sus futuros ciudadanos.