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P. 1187. XL.

RECURSO DE HECHO
Pontoriero, Rubén Alfredo s/ incidente de
recusación al juez federal Leopoldo Rago
Gallo Ccausa N° 13.670C.

Procuración General de la Nación

S u p r e m a C o r t e :
I
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la pro-
vincia de San Juan no hizo lugar a la recusación contra el
juez federal Leopoldo Rago Gallo, entablada por Rubén Alfredo
Pontoriero en orden a la causal prevista en el artículo 55,

inciso 11°, del Código Procesal Penal (fs. 12/16). Ante ello,
éste último dedujo recurso de casación, que rechazó la Sala II
de la Cámara Nacional de Casación Penal por las razones
vertidas por la mayoría a fojas 28/32.
Contra este pronunciamiento se interpuso recurso
extraordinario, cuya denegatoria a fojas 41/42 dio lugar a la
articulación de esta queja.
II
En la presentación de fojas 33/40 el recurrente
tacha de arbitrario el fallo, pues considera que sólo se sus-
tenta en afirmaciones dogmáticas sin atender los planteos
tendientes a acreditar esa causal de recusación, que hubiesen
permitido variar el temperamento adoptado. Entre ellos men-
ciona el hábeas corpus en el cual el citado magistrado federal
aceptó la recusación deducida por Pontoriero, por idénticos
motivos a los invocados en esta causa. También alude a la
investigación preliminar iniciada con motivo de la presunta
comisión de los delitos reprimidos en los artículos 256 bis,
257 y 258, del Código Penal, en el ámbito del Juzgado Federal
a cargo del doctor Rago Gallo. Destaca que la "confesa ene-
mistad" que existe con éste fue reconocida por el fiscal que
intervino en esas actuaciones, cuyo criterio, a su vez, fue
compartido por propio juez federal en la resolución que dis-
puso su archivo.
Concluye el recurrente que la falta de ponderación

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de esa prueba documental, ha contribuido a que en el proceso
penal que instruye dicho magistrado en su contra, resulte
menoscabado su derecho de defensa en juicio por la duda que se
cierne sobre la estricta vigencia del principio de "juez
imparcial", que consagran las normas internacionales que cita
al efecto (arts. 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; 26 de la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre y 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos), y cuyo rango constitucional ha sido
reconocido en virtud de lo prescripto en el artículo 75, in-
ciso 22, de la Norma Fundamental.
III
No paso por alto que, según jurisprudencia de V.E.,
la decisiones sobre recusación de los jueces resultan, por
regla, ajenas a esta instancia extraordinaria, por no tratarse
de sentencias definitivas y por versar, en principio, sobre
cuestiones de hecho y derecho procesal (Fallos: 290:334;
291:575; 302:346; 310:1038; 311:565, 317:771, entre otros).
Sin embargo, estimo que los antecedentes que tengo a la vista
permiten hacer la excepción posible a esa regla, en la medida
que lo que se pretende someter a revisión del a quo es la
consideración de ciertas situaciones objetivas que permitirían
cuestionar la imparcialidad del magistrado federal en un
determinado proceso penal incoado contra el recurrente, cuyo
inmediato análisis resulta indispensable para la adecuada
protección de los derechos constitucionales que se entienden
conculcados en la resolución que se impugna, de modo tal que
ésta es la oportunidad para decidir dicha cuestión para la
adecuada tutela del derecho defensa en juicio del apelante,
cuya salvaguarda exige asegurar una inobjetable administración
de justicia (Fallos: 306:1393; 314:107; 316:826; 321:3504,

disidencia del doctor Fayt, considerando 5°; 321:3679, voto del

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doctor Vázquez, considerando 11°; dictamen de esta Procuración


General cuyos fundamentos compartió V.E. al resolver, el 27 de
mayo de 2004, en causa O. 172, XXXVII "Olivencia, Marcela
Victoria y otros s/recurso extraordinario"; y causa L. 486,
XXXVI "Llerena, Horacio L. s/abuso de armas y lesiones arts.

104 y 89 del Código Penal - causa n° 3221, resuelta el 17 de

mayo del corriente año, considerando 4°).


Tampoco desconozco el carácter restrictivo de la
arbitrariedad cuando se la articula contra pronunciamientos
que, como en el caso, resuelven sobre la procedencia del re-
curso de casación, salvo que su rechazo se lo haya sustentado
con fórmulas genéricas y abstractas en flagrante violación a
las reglas del debido proceso (Fallos: 321:1385 y 3695;
322:1526).
Precisamente, entiendo que esto último es lo que
acontece en el sub júdice respecto de uno de los planteos que
fue soslayado por la Cámara. En efecto, sin pasar por alto que
los jueces no están obligados a tratar todos y los argumentos
utilizados por las partes, sino sólo aquéllos que estimen
decisivos para la solución del caso (Fallos: 301:970; 303:135;
306:444; 307:951), lo cierto es que si se tiene en cuenta que
en el voto de la mayoría se alude a que no basta "... con la
mera afirmación por parte del recusante de un sinnúmero de
desencuentros y rispideces en la relación del magistrado
recusado que -a su modo de ver- degenera en una enemistad
...", pues ésta "... para convertirse en una causal válida de
recusación debe ser manifiesta o sea que debe haberse
materializado a través de conductas por parte del juzgador que
la pongan en clara evidencia ...", no parece razonable, a mi
entender, que se haya obviado considerar la incidencia que en
esa línea argumental pudo tener la aludida investigación

-3-
preliminar en la que el fiscal interviniente reconoció la
confesa enemistad del recurrente con el juez federal y, menos
aún, la elección por éste de ese particular procedimiento para
dilucidar la posible comisión de delitos en el ámbito del
juzgado a su cargo.
Si bien la ponderación de las causales de recusación
debe efectuarse en forma restrictiva a efectos de evitar que
el instituto se transforme en un medio espúreo para apartar a
los jueces de su normal competencia atribuida por ley (Fallos:
310:2845; 319:758; 326:1512), la situación antes descripta
debió ser ponderada por el a quo en el contexto de la
incidencia que mantienen las partes en conflicto para evitar
que la garantía del debido proceso, en la cual la impar-
cialidad del juzgador es condición necesaria, pudiera verse
lesionada con el mantenimiento de condiciones adversas para el
correcto ejercicio del derecho de defensa en esta causa
incoada contra el recurrente (Fallos: 306:1392 y 321:2123).
IV
No advierto que lo expuesto pueda sostenerse res-
pecto de la restante prueba documental, pues su relevancia a
partir del sentido y alcance que le otorga el apelante a lo
decidido por el magistrado federal en el mencionado recurso de
hábeas corpus, difiere sustancialmente de lo manifestado por
éste en esa ocasión. En efecto, no se repara en que su
apartamiento obedeció exclusivamente a la imposibilidad de
pronunciarse sobre la viabilidad de esa acción que involucraba
actos -posible amenaza a la libertad física del recurerente-
propios de su función (fs. 6/8).
Más aún, de la lectura de las constancias que tengo
a la vista, pareciera que tal circunstancia fue inicialmente
advertida por el recurrente en los autos incoados en su con-
tra, al no haber invocado dicho antecedente entre la prueba

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ofrecida en la recusación contra el doctor Leopoldo Rago Gallo


(fs. 9/11), razón por la cual no correspondía exigir su
consideración por el tribunal oral que resolvió la incidencia.
V
Por lo tanto, de acuerdo con las razones vertidas en
el apartado III, el pronunciamiento impugnado no se muestra
como una derivación razonada del derecho vigente con
aplicación a las circunstancias comprobadas en la causa, por
lo que corresponde su descalificación con base en la alegada
doctrina de la arbitrariedad.
En consecuencia, soy de la opinión que V.E. debe
hacer lugar a la presente queja con el alcance indicado y
dejar sin efecto lo resuelto a fojas 28/32 para que, por in-
termedio de quien corresponda, dicte uno nuevo conforme a
derecho.
Buenos Aires, 10 de junio de 2005.
ES COPIA EDUARDO EZEQUIEL CASAL

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Buenos Aires, 11 de julio de 2006.


Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por Rubén
Alfredo Pontoriero y Fernando Castro en la causa Pontoriero,
Rubén Alfredo s/ incidente de recusación al juez federal Leo-

poldo Rago Gallo Ccausa N° 13.670C", para decidir sobre su


procedencia.
Considerando:

1°) Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de


San Juan no hizo lugar al pedido de recusación del titular del

Juzgado Federal N° 2, de la misma provincia, doctor Leopoldo


Rago Gallo. Dicha solicitud la efectuó el imputado Rubén

Alfredo Pontoriero, en la causa N° 13.670, caratulada "Autores


desconocidos (ADOS) s/ infracción ley 24.769", invocando la
causal de enemistad manifiesta con el magistrado (art. 55,
inc. 11 del Código Procesal Penal de la Nación). Contra este
pronunciamiento, la defensa interpuso recurso de casación que
fuera rechazado Cpor mayoríaC por la Sala II de la Cámara
Nacional de Casación Penal. A raíz de esta decisión, la
defensa dedujo recurso extraordinario que denegado dio origen
a la presentación directa que nos ocupa.

2°) Que surge de las constancias de la causa que el


Tribunal Oral Federal de San Juan, decidió Cpor mayoríaC re-
chazar la solicitud de la defensa, por considerar que la cau-
sal de recusación por enemistad manifiesta prevista en el art.
55, inc. 11, del Código Procesal Penal de la Nación, es de
raíz eminentemente subjetiva y difícilmente valorable por
terceros. En función de ello consideró que no había pruebas
contundentes que demostraran dicha enemistad entre el juez y
el imputado. Contra este pronunciamiento la defensa interpuso
recurso de casación, que fue concedido por el tribunal oral.

3°) Que la defensa fundó su planteo en el inc. 2°,

-7-
del art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación, pues
consideró que la decisión impugnada carecía de motivación y
por ende, resultaba arbitraria, pues había omitido el trata-
miento de las cuestiones y las pruebas aportadas, arribando a
una decisión que violentaba su derecho de ser juzgado por un
juez imparcial.

4°) Que la Sala II de la Cámara Nacional de Casación


Penal, rechazó Cpor mayoríaC el recurso mencionado, con
sustento en que las causales de recusación deben ser inter-
pretadas restrictivamente y deben apoyarse en "argumentos
sólidos y serios que demuestren el interés directo o indirecto
del juez en la causa". Sostuvo que la causal de enemistad
manifiesta debe reflejarse en actos objetivos del juzgador que
le den estado público y que tengan suficiente entidad y
trascendencia, para no dejar dudas acerca de su existencia,
situación ésta que no se ha demostrado en el caso pues las
pruebas incorporadas por la defensa, no permiten arribar a una
conclusión favorable a su planteo.

5°) Que en la presentación extraordinaria, el recu-


rrente impugnó la decisión del tribunal a quo con sustento en
la doctrina de la arbitrariedad, en tanto consideró que la
sentencia se había apartado de las constancias de la causa,
omitió el tratamiento de cuestiones relevantes y rechazó su
solicitud empleando afirmaciones meramente dogmáticas. Agregó,
que la interpretación efectuada por el tribunal inferior en
grado, no era derivación razonada del derecho vigente y
vulneraba la garantía de todo imputado a ser juzgado por un
tribunal imparcial (arts. 18 de la Constitución Nacional, 8.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).

6°) Que la sentencia impugnada si bien no es defi-

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nitiva Cpuesto que no pone fin al juicio, ni se pronuncia de


modo final sobre el hecho imputadoC resulta equiparable a tal
en tanto produce un perjuicio de tardía e insuficiente repa-
ración ulterior, ya que se cuestiona la imparcialidad subje-
tiva del juzgador en un momento determinado del proceso, que
por su naturaleza exige una consideración inmediata en tanto
constituye la única oportunidad para su adecuada tutela (Fa-
llos: 316:826 y sus citas; 327:1513 y causa L.486.XXXVI "Lle-
rena, Horacio Luis s/ abuso de armas y lesiones arts. 104 y 89

del Código Penal - causa N° 3221", sentencia del 17 de mayo de


2005). Ello es así, puesto que el planteo supone que el
proceso no progrese ante el mismo juez cuestionado. De lo
contrario, Ces decir, de tener que pronunciarse esta Corte
luego de llevado a cabo el juicio y agotado los recursos per-
tinentesC se produciría una dilación indebida del proceso, en
perjuicio del imputado, como así también un dispendio juris-
diccional innecesario.
Por estos motivos la oportunidad para decidir la
cuestión resulta ser ésta en que se la invoca, toda vez que si
no, la posterior revisión de lo decidido dejaría de ser eficaz
(Fallos: 326:2603 y causa L.486.XXXVI "Llerena, Horacio Luis
s/ abuso de armas y lesiones arts. 104 y 89 del Código Penal

Ccausa N° 3221C", ya citada).


En este sentido, si bien el Tribunal ha considerado
que en general los planteos efectuados acerca de las causales
de recusación de los magistrados remiten a cuestiones de hecho
y de derecho procesal, ajenos por su naturaleza al recurso
extraordinario (Fallos: 308:1347 y 310:1038 y sus citas); no
menos cierto es que se debe hacer excepción a este principio
cuando en estas cuestiones está en juego la inteligencia del
art. 18 de la Constitución Nacional, de los tratados in-
ternacionales incorporados a ésta y el instituto de la recu-

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sación Ccuya vinculación ha reconocido esta CorteC; pues no es
dudoso que las cuestiones de recusación se vinculan con la
mejor administración de justicia, cuyo ejercicio imparcial es
uno de los elementos de la defensa en juicio (Fallos: 198:78;
257:132 y causa L.486.XXXVI "Llerena, Horacio Luis").
Por ello, si bien es cierto que las causales de
recusación deben admitirse en forma restrictiva (Fallos:
207:228; 236:626 y 240:429), ese principio no puede ser in-
terpretado de modo tal que torne ilusorio el uso de un ins-
trumento concebido para asegurar la imparcialidad del órgano
jurisdiccional llamado a decidir una controversia, condición
de vigencia de la garantía del debido proceso (causa "Llere-
na", ya citada).

7°) Que asiste razón al recurrente, en tanto el


tribunal a quo rechazó la recusación mediante afirmaciones
dogmáticas afectando de esta manera, Cen función de la inter-
pretación realizada de las normas procesalesC, el derecho de
ser juzgado por un juez imparcial, sin considerar la prueba
conducente para la resolución del caso.
Ello así, en tanto el voto mayoritario no tuvo en
cuenta en la decisión, el hecho de que el fiscal interviniente

en la causa N° 13.172, que tramitó ante el Juzgado Federal N° 2


de San Juan, afirmó en su dictamen que Pontoriero "mantiene
una confesa enemistad" con el juez Rago Gallo, como así
tampoco consideró que el mencionado magistrado aceptó con

anterioridad Cen la causa N° 13.194/01C una recusación promo-


vida por el imputado invocando la misma causal, Caunque no
reconociera la existencia de enemistadC, para resguardar la
objetividad de la resolución, cuestiones éstas que sí fueron
consideradas por el voto de la minoría.
En este sentido, el tratamiento de estas considera-

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ciones, devenía obligatorio para determinar si en el caso se


encontraba probada o no la causal de enemistad manifiesta en
la que fundamentó la recusación la defensa. En consecuencia el
pronunciamiento impugnado debe ser descalificado como acto
jurisdiccional válido.
Por ello, y oído el señor Procurador Fiscal, se hace
lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordi-
nario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Vuelvan los
autos al tribunal de origen para que por quien corresponda, se
dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente.
Acumúlese la queja al principal, hágase saber y remítase.
ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - ELENA I. HIGHTON de NOLASCO -
CARLOS S. FAYT (según su voto) - JUAN CARLOS MAQUEDA - E. RAUL
ZAFFARONI - RICARDO LUIS LORENZETTI (en disidencia) - CARMEN
M. ARGIBAY (en disidencia).
ES COPIA

VO-//-

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-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON CARLOS S. FAYT


Considerando:

1°) Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la


Provincia de San Juan no hizo lugar a la recusación planteada

por el imputado respecto del titular del Juzgado Federal N° 2


de la misma provincia, en orden a la causal prevista en el
art. 55, inc. 11, del Código Procesal Penal de la Nación
(enemistad manifiesta con el magistrado). Contra este
pronunciamiento, la defensa interpuso recurso de casación, que
fue rechazado por la Sala II de la Cámara Nacional de Casación
Penal. A raíz de esta resolución, aquélla dedujo el recurso
extraordinario, que denegado dio origen a la presente queja.

2°) Que el tribunal casatorio se pronunció con sus-


tento en que las causales de recusación deben ser interpreta-
das restrictivamente y apoyarse en "argumentos sólidos y se-
rios que demuestren el interés directo o indirecto del juez en
la causa". Para abonar su criterio sostuvo que la causal de
"enemistad manifiesta" debía reflejarse en actos objetivos del
juzgador que le den estado público y que tengan suficiente
entidad y trascendencia para no dejar duda acerca de su
existencia, extremos que no habrían sido demostrados en el
caso.

3°) Que en la presentación de fs. 33/40 el recurrente


tachó de arbitrario el fallo, pues consideró que éste sólo se
sustentaba en afirmaciones dogmáticas sin atender los planteos
tendientes a acreditar la causal de recusación mencionada. La
omisión del tratamiento de las cuestiones y pruebas aportadas,
habría contribuido Csegún el defensorC a que en el proceso
penal que instruía el magistrado cuestionado, resultara
menoscabado el derecho de defensa en juicio, por la duda que
se cernía en torno a la estricta vigencia del principio del

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"juez imparcial" (arts. 8.1. de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; 26 de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre y 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, conf. art. 75, inc. 22, de la
Constitución Nacional).

4°) Que la sentencia impugnada si bien no es defi-


nitiva resulta equiparable a tal, en tanto produce un perjui-
cio de imposible reparación ulterior al cuestionarse la im-
parcialidad del juzgador en un momento del proceso, que por su
naturaleza exige una consideración inmediata en tanto
constituye la única oportunidad para su adecuada tutela (conf.
doctrina de Fallos: 306:1392; 314:107; 316:826 y 327:1513,
entre muchos otros). Ello es así, toda vez que el planteo
supone que el proceso no progrese ante el mismo juez
cuestionado, en tanto el denominador común de todas las cau-
sales de recusación es ya el "temor" de parcialidad.
En efecto, la índole de la pretensión que habrá de
agotarse en el desarrollo de su mismo trámite, remite a los
casos tenidos en cuenta por esta Corte, en los que a fin de
salvaguardar las condiciones que aseguran la imparcialidad del
magistrado, el derecho en cuestión debe ser amparado en la
oportunidad procesal en la que se lo invoca, pues de lo
contrario, la posterior revisión de lo decidido dejaría de ser
eficaz (conf. Fallos: 96:309; 110:190; 130:129 y disidencia
del juez Fayt en Fallos: 313:584, entre muchos otros; ver
asimismo Esteban Imaz y Ricardo Rey, El Recurso Extraordina-
rio, 2da. ed., págs. 204 y sgtes.).
Por lo demás, no debe olvidarse que no es necesario
llegar a una decisión condenatoria para tener por probada la
parcialidad del tribunal, pues por el carácter estigmatizante
de todo proceso penal, el perjuicio ya se produce con su in-
necesaria prosecución.

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5°) Que establecida la equiparación, cabe recordar


que según jurisprudencia inveterada del Tribunal, las deci-
siones sobre recusación de los jueces resultan, por regla,
ajenas a la instancia extraordinaria por tratarse, en princi-
pio, de cuestiones de hecho y de derecho procesal (disidencia
de los jueces Fayt y Petracchi en Fallos: 308:1347 y 310:1038
y sus citas). Sin embargo, debe hacerse también excepción a
este principio cuando en estas cuestiones está en juego la
inteligencia del art. 18 de la Constitución Nacional, de los
tratados internacionales incorporados a ésta y del propio
instituto de la recusación, cuya vinculación con la normativa
constitucional ha reconocido desde antiguo esta Corte. Así
dijo en Fallos: 257:132 que no es dudoso que las cuestiones de
recusación se encuentran en directa relación con una mejor
administración de justicia, cuyo ejercicio imparcial es uno de
los elementos de la defensa en juicio (cit. disidencia del
juez Fayt en Fallos: 313:584; v. asimismo Fallos: 198:78). En
efecto, la regulación de los motivos de apartamiento previstos
en el Código Procesal Penal no es otra cosa que la regla-
mentación de cláusulas constitucionales. Por ello, cuando se
invoque algún motivo "serio y razonable" que funde el temor de
parcialidad, los jueces no pueden desconocer que dichos
planteos, precisamente, procuran hacer regir el derecho de
defensa en juicio y, por tanto, no pueden ser desconocidos con
exclusivos fundamentos de carácter ritual o aparente (conf.
disidencia del juez Fayt en Fallos: 321:3504).

6°) Que en concreto asiste razón al recurrente, toda


vez que el tribunal a quo rechazó la recusación mediante
afirmaciones dogmáticas, afectando Cen función de la inter-
pretación realizada respecto de las normas procesalesC el
derecho a ser juzgado por un juez imparcial, sin considerar,
por lo demás, la prueba conducente para la resolución del

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caso.
Ello así, en tanto el voto mayoritario no tuvo en

cuenta el hecho de que el fiscal interviniente en la causa N°

13.172, que tramitó ante el Juzgado Federal N° 2 de San Juan,


había afirmado en su dictamen, que el imputado "mant(enía) una
confiesa enemistad" con el juez a cargo del tribunal men-
cionado. Tampoco consideró que dicho magistrado había aceptado
con anterioridad una recusación promovida por el mismo
imputado y por idéntica causal para resguardar la objetividad
de la resolución Caunque no reconociera la existencia de ene-
mistadC, extremos que sí fueron considerados en el voto de la
minoría.
Como puede observarse, el tratamiento de estas
cuestiones, resultaba imprescindible, a fin de determinar si
en el caso se encontraba probada la causal invocada por la
defensa para fundar la recusación. En efecto, tales circuns-
tancias debieron ser valoradas para evitar que la garantía del
debido proceso, respecto de la cual la imparcialidad del
juzgador es condición necesaria, pudiera verse lesionada con
el mantenimiento de condiciones adversas para el correcto
ejercicio del derecho de defensa (Fallos: 306:1392). En con-
secuencia, el pronunciamiento impugnado deber ser descalifi-
cado como acto jurisdiccional válido.

7°) Que no se opone a lo expresado la existencia de


un criterio restrictivo para interpretar lo atinente a la
recusación con causa Cdoctrina de Fallos: 310:2845 y sus ci-
tasC, toda vez que el rigor en la comprensión de este insti-
tuto no debe llevar a extremos de negar su existencia o de
poner en manos de los jueces poderes ilimitados en perjuicio
de los justiciables (conf. Fallos: 306:1392), que torne ilu-
sorio el uso de un instrumento concebido para asegurar la

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imparcialidad del órgano jurisdiccional llamado a decidir una


controversia, condición de vigencia de la garantía del debido
proceso (disidencia del juez Fayt en Fallos: 321:3504).

8°) Que es ésta la única manera de conciliar las


normas adjetivas con los principios constitucionales, de los
que aquéllas Ccomo se señalóC no son más que su reglamenta-
ción. En este caso se trata del derecho a ser juzgado por un
tribunal imparcial (consagrado, entre otros instrumentos in-
ternacionales, en el art. 14.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; art. XXVI.2 de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; art. 8.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el art. 10 de
la Declaración Universal de Derechos Humanos; conf. art. 75,
inc. 22 de la Constitución Nacional).
Con respecto a la extensión otorgada a la garantía,
resulta ilustrativa la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, la que constituye un parámetro válido para
la interpretación de las garantías constitucionales que se
hallan biseladas por disposiciones de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (Fallos: 318:2348; 319:2557; 322:1941,
entre otros y voto del juez Fayt, Fallos: 327:5863). Así pue-
den mencionarse los fallos "Piersack vs. Bélgica" (1982); "De
Cubber vs. Bélgica" (1984); "Hauschildt vs. Dinamarca" (1989);
"Jón Kristinsson" (1990); "Oberschlick" (1991); "Pfeifer y
Plankl vs. Austria" (1992); "Castillo Algar vs. España"
(1998); "Tierce y otros vs. San Marino" (2000) y "Kyprianou
vs. Chipre" (2004), entre otros, en los que bastó para
considerar violada la garantía de imparcialidad la mera
presunción Ccon sus matices, según el casoC de que los jueces
estaban imbuidos de prejuicios iniciales acerca de la imputa-
ción. En similar sentido, la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos ha reconocido una lesión a la garantía de la

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imparcialidad ya por el hecho de que hubiera existido una
sospecha razonable en cuanto a la existencia de una predispo-
sición subjetiva por parte de los integrantes del tribunal
contra el acusado, en relación a las futuras decisiones que
aquellos adoptasen (caso "William Andrews vs. Estados Unidos";

informe N° 57/96 del 6 de diciembre de 1996).

9°) Que ese mismo criterio ha sido sostenido en


Fallos: 321:1920 (disidencia del juez Fayt, ya citada). Allí
se afirmó que existían según el examen de las constancias en
su conjunto, "fundamentos que apoya(ban) la recusación al
magistrado interviniente [pues] provoca(ban) una duda razona-
ble sobre la cuestión en debate que imponían una decisión
sustancial, y no meramente formal". Por ello se concluyó que
la decisión del a quo había sido "en extremo ritualista", pues
las razones invocadas por el recurrente debieron ser valoradas
Ctal como sucede en el sub liteC para evitar que la garantía
del debido proceso, para la cual, la imparcialidad del
juzgador es condición necesaria, pudiera verse lesionada.
10) Que en esa misma línea jurisprudencial Cdentro
de la que el presente caso, claramente, se enmarcaC, se sub-
rayó que la "cuestión se vincula, íntimamente, con la vigencia
material del estado de derecho, pues la facultad de ejercer de
un modo eficaz los mecanismos que aseguran la objetividad de
la jurisdicción, son hoy postulados 'cuya inobservancia es
juzgada por las convicciones jurídicas dominantes de un modo
especialmente severo' (confr. Brusiin, Otto Uber; "Objetivitat
der Rechtssprechung", Helsinski, 1949, traduc. al castellano
1961; pág. 51) y que, en el caso, aparece severamente
comprometida" (disidencia del juez Fayt en Fallos: 321:1920 y
3504).
Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor
Procurador Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara pro-

-18-
P. 1187. XL.
RECURSO DE HECHO
Pontoriero, Rubén Alfredo s/ incidente de
recusación al juez federal Leopoldo Rago
Gallo Ccausa N° 13.670C.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

cedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la


sentencia apelada. Vuelvan los autos al tribunal de origen
para que por quien corresponda, se dicte un nuevo pronuncia-
miento con arreglo al presente. Acumúlese la queja al princi-
pal, hágase saber y remítase. CARLOS S. FAYT.
ES COPIA

DISI-//-

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P. 1187. XL.
RECURSO DE HECHO
Pontoriero, Rubén Alfredo s/ incidente de
recusación al juez federal Leopoldo Rago
Gallo Ccausa N° 13.670C.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

-//-DENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON RICARDO LUIS


LORENZETTI Y DOÑA CARMEN M. ARGIBAY
Considerando:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación ori-
ginó esta queja, no se dirige contra una sentencia definitiva
o equiparable a tal (art. 14 de la ley 48).
Por ello, y habiendo dictaminado el señor Procurador
Fiscal, se desestima la queja. Intímese a la parte recurrente
a que, dentro del quinto día, efectúe el depósito que dispone
el art. 286 del Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción, en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, a la orden de
esta Corte y bajo apercibimiento de ejecución. Hágase saber y
previa devolución de los autos principales, archívese. RICARDO
LUIS LORENZETTI - CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA
Recurso de hecho interpuesto por el Dr. Rubén Alfredo Pantoriero, en causa propia
y patrocinado por el Dr. Fernando Castro
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Federal
de San Juan

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