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Nota de Autorización
Resumen:
Introducción.
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Esta ontología mistificada, la que entenderemos como totalidad abstracta, marcará las
resistencias, estéticas, sociales, económicas y teóricas de la diáspora africana, así como las
praxis políticas que se enmarcaran en el proceso de descolonización del continente
Africano.
“Los pueblos, las sociedades, las culturas colonizadas, a partir de 1492 no son más una
exterioridad respecto de la modernidad occidental: todo lo contrario, la modernidad misma
se construye mediante su incorporación violenta y genocida/ etnocida” (2010, pág. 82).
2
(1967), plantea el enfrentamiento constante a una realidad cotidiana configurada en los
parámetros de la dominación, la afamada categoría de Ideología, que nos hereda la
tradición marxista, y que nos ahorra bastante trabajo.
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filosófico) con la carne de los esclavos que su empresa monopólicamente comerciaba por el
gran Atlántico1.
El proceso hasta aquí apenas mencionado, y que será ampliado más adelante, nos dirige a
una visión elaborada por Franz Fanon en su célebre libro Piel Negra, Máscaras Blancas,
que nos dice:
“Mientras el negro esté en su tierra, no tendrá, excepto con ocasión de pequeñas luchas
intestinas, que poner a prueba su ser para los otros. Tendrá, por supuesto, el momento del
≪ser para el otro≫ del que habla Hegel, pero toda ontología se vuelve irrealizable en una
sociedad colonizada y civilizada. Parece que esto no ha llamado lo suficiente la atención de
los que han escrito sobre la cuestión. Hay en la Weltanschauung de un pueblo colonizado,
una impureza, una tara que prohíbe toda explicación ontológica. Quizá se nos objete que es
así para todo individuo, pero eso sería enmascarar un problema fundamental. La ontología,
cuando de una vez por todas se admite que deja de lado la existencia, no nos permite
comprender el ser del negro. Porque el negro no tiende ya a ser negro, sino a ser frente al
blanco. A algunos se les meterá por la cabeza el recordarnos que la situación es de doble
sentido. Nosotros respondemos que eso es falso. El negro no tiene resistencia ontológica
frente a los ojos del blanco. Los negros, de un día para otro, han tenido dos sistemas de
referencia en relación a los cuales han debido situarse. Su metafísica o, por decirlo de
manera menos pretenciosa, sus costumbres y las instancias a las que estas remitían, fueron
abolidas porque se contradecían con una civilización que ellos ignoraban y que se les
imponía.” (2009, pág. 111)
1
3 Locke era accionista e inversionista de la compañía Royal African Company, la cual durante la
restauración de la monarquía obtuvo el monopolio de suministrar esclavos africanos a las plantaciones (McD.
Beckles, 1997, pág. 779).
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materiales del negro, la de su posición social en el sistema mundo y en el movimiento de la
historia.
En el sentido elaborado por Hegel, todo objeto pasa por su otro (Ayala Saavedra, 2008),
pero como plantea Fanon, el negro se encuentra con una representación de sí, su ontología,
que construye una estructura ideológica y material en la direccionalidad del poder, y que
pretende la eliminación de la existencia del ser negro.
La sistematización del proceso de deculturación estudiado por Manuel Fraginals (1996) nos
dirige a pensar en una empresa colonial dedicada a la conversión absoluta del negro en
mercancía, la plantación pretendió producir en su haber, no solamente caña, algodón,
cacao, sino también esclavos.
Como ontología, la forma de la relación directa del color negro con el ser esclavo –forma
mercantil a la que fueron atribuidas características sociales que superan lo entendido como
arquetipo y mito-. Este es uno de los atributos socialmente producidos en relación al ser
negro, el de ser esclavo, el de la reducción de las capacidades de sociabilidad, y la sumisión
de la epidermis a las capacidades productivas.
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Ejemplos como estos se repiten en los trabajos de Sidney Mintz (1996), Herskovits (1967)
Blackburn (1996), etc. El esclavo era tratado como mercancía, su trato pretendía la
reducción de las formas de sociabilidad, para potenciar su capacidad en la concentración
del trabajo, un fenómeno extremo de alienación capitalista, que encierra no solo la
separación del producto de su trabajo, sino la de la sociabilidad, el lenguaje, etc. Su forma,
era la pretendida de mercancía, en donde su encarnación entraba en el mercado, como
factor productivo y valor de cambio, puesto que se asimilaba como objeto, sin
remuneración y en la lógica de la circulación de mercancía.
El tráfico de esclavos era en sí una empresa, legal, que pretendía la reproducción y venta de
seres humanos, como mercancías, dentro de la circulación de bienes como azúcar, yuca,
oro, etc. Este proceso configuró una ontología transhistorica, que se reproduciría en los
proceso de asimilación del negro en el mercado de trabajo libre, continuando la ontología
del negro, como forma mistificada y alienante, tanto en América, como en África.
Cultura y Rebeldía
La aculturación formal propuesta por Roger Bastide (1973), plantea que tal proceso
transformo las formas nómicas de los esclavos y sus descendientes, sus categorías de
cognición, las formas culturales desarrolladas en América, las formas de resistencia y la
misma idea del regreso como forma mítica. Cada paso de proyección Afro-descendiente en
América sería un paso Americano, sin contener ya elementos del pasado cultural
perteneciente a las diversas comunidades de procedencia en el África.
La tesis, por muy polémica que sea, nos sirve para plantear la resistencia. Como el proceso
de deculturación, la esclavitud configuro una ontología del negro, la cual se convirtió en
una totalidad abstracta, alimentada por la reproducción y la direccionalidad del poder en el
capitalismo, Bastide tiene algo de razón, tal proceso plantea una dimensión categórica, la
alienación del esclavo como forma dialéctica histórica, la alienación del negro a esta
ontología, y del sistema de poder general también; esta transformó las formas nómicas,
pero no de la forma mecánica que Bastide plantea, sino de manera ideológica.
La resistencia histórica del negro, en las sucesivas revoluciones, Haití como historia
transformadora del mundo occidental, así como las formas más cotidianas, hicieron del
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proyecto esclavo un fracaso, y del colonial también, puesto que fueron las manos negras, el
pensamiento negro y la historia negra –como elemento esencial en la historia humana- la
que demostró, que tal proyecto no cumplió sus objetivos.
El negro fue mercancía durante un periodo, pero también fue ser, siempre. Sin embargo, las
formas de resistencia, de rebeldía y de emancipación, siempre se enfrentaron
epistemológicamente a una ontología construida en la cotidianidad y las estructuras macro
sociales en su contra, las cuales aun hoy debemos explicar y emancipar.
La ontología puede proponerse en tres grandes cuerpos con ramificaciones diversas, los
cuales solo proponemos como marcos analíticos, puesto que tal proceso debe ser más
estudiado, y ampliado para responder a una realidad tan compleja:
Sin embargo, aunque los trabajos elaborados durante las primeras décadas del siglo XX
desde la antropología, plantearan la eliminación de rasgos africanos en la diáspora
estadounidense, y se perfilaran a la asimilación del racismo científico en términos de las
propuestas “imposibilidades” de “epistemologías negras”, lo cierto es que desde 1790 se
publicaban trabajos que intentaban la elaboración de una historiografía africana y negra
(Jeremiah Moses, 1998) (Howe, 1999), esta contendría tres elementos característicos,
planteados por Stephen Howe como, 1) la unidad cultural del África, 2) el rol de los
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Africanos en los orígenes y desarrollo de ideas y tecnologías y, 3) la influencia de la
“Diáspora Africana” en la historia del África y del mundo en general.
Notaremos que tales elementos tienen un eje en común, la concepción del África en la
unidad, frase que se reproduce en la industria cultural incesantemente en la voz del músico
jamaiquino Bob Marley, y en los slogans de resistencia a través del Caribe y el Atlántico
Negro.
Sin embargo, otro elemento parece emerger de tales problemáticas, la concepción del
continente Africano como la posibilidad de una nación –en el sentido moderno,
eurocéntrico del término– y se denota desde el proyecto diaspórico en la concepción de
Marcus Garvey sobre “la vuelta a África” o el “Back to África” quien planteaba:
“La humanidad del blanco en los Estados Unidos, buscará, nos damos cuenta,
autoprotección y autopreservación, y es por eso que el hombre negro razonable e
inteligente, no ve esperanza en los Estados Unidos para satisfacer el programa agresivo de
la Asociación Nacional para el mejoramiento de la gente de color. Se da cuenta del plan
razonable de la Asociación Universal para el mejoramiento del Negro, que desea crear en
África una nación y un gobierno para la raza negra” (Zúñiga T, 2005, pág. 243)2.
Esta concepción tendrá sus matices y formas, en la perspectiva de Marcus Garvey nos
encontramos con el extremo del mito y de la ontología, pero en el proyecto de Kwame
Nkrumah las cosas toman forma orgánica y se operacionalizan en el “We are all Africans”,
el cual parte de un proyecto político más consolidado y en el clima cultural de la
descolonización (Mazrui, 1963).
No se puede decir que la mistificación del continente africano recorrió como idea “una
vuelta a África”, puesto que encierra una complejidad mayor, pero si se puede afirmar que
la calificación de las diferencias, la asimilación en “grupos étnicos” o “grupos lingüísticos”
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Traducción elaborada por la Dr. Virginia Zúñiga, a fragmentos discursivos de Marcus Garvey.
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de las poblaciones africanas pre-mercantilistas3 fueron construidas como categorías
cargadas de elementos ideológicos, preformando elementos ontológicos.
Lo que nos dirige a una visión material útil para el establecimiento estructural del mercado
esclavista y de la zona de explotación y acumulación que los sistemas europeos
establecieron en África y en América.
Este determinismo se sitúo como mito persistente en la resistencia, la concepción del negro-
africano determinado por las condiciones geo-climáticas africanas, heredadas, que
provenían de las tesis de Hegel sobre África, y fueron reproducidas en el discurso de
Léopold Sédar Senghord (Camara, 2005), su Africanité atribuía elementos racionales
diferenciados a los negros, todos encontrados en el “Alma Negra” o “Black Soul”.
Este punto, contiene la lucha por la restitución ontológica del negro, aspecto ejemplificado
por la Négritude, cuyo propio nombre nos lo recuerda, pero dentro de la complejidad de la
lucha por la ontología y la transformación de las condiciones materiales del negro, los
elementos construidos a partir del racismo colonialista y esclavista, preformaron en el
3
El concepto viene de Samir Amin (1973) y se refiere a las relaciones socio-económicas del África antes de
la industria occidental de la esclavitud.
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negro elementos como el rito-irracionalidad, la incapacidad política, o aspectos artísticos
separados de las capacidades del “blanco”.
La ontología colonialista, permeó la figura del negro y la negra con diversos elementos, la
sexualidad en la figura de la Venus negra y el Apolo negro, las cargas rítmico culturales, las
nociones de organización social como inferiores y un sinfín de estereotipos, que aún hoy
debemos comprender y explicar.
Aquí plantearemos una pista general de la búsqueda de identidad en la diáspora, que tiene
y debe ser ampliada en futuras investigaciones a partir de la abundante bibliografía que
existe, pero que nos permitimos brindar como pistas para ese futuro próximo.
La ontología colonialista del negro construyó una representación del negro y de su lugar
de origen, representaciones que operan y operaron en las resistencias y epistemologías que
abordaron desde el Pan-africanismo y la Négritude la situación socio-histórica del negro,
esta operación se debe entender como lucha o reproducción, dependiendo de los aspectos
analizados.
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“Blue Note”: (Nota Triste) del jazz y el blues; “Call and Response”: llamada y respuesta; “Rythm”:
sincopa; “Improvisation”: improvisación, típico del jazz. Tagg demuestra que tales elementos musicales, son
compartidos por diversas formas culturales y no son exclusivas del “negro” norteamericano.
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En este sentido, la ontología del negro es en sí una concepción del no-ser, el negro como
no-existencia, solo como mercancía en los sistemas de deculturación y esclavitud en
general, esta ontología configura una suerte de expulsión de la historia –eurocéntrica– la
cual reproduce al ser social negro en la búsqueda de su posición social en el mismo mundo
material, como ser.
La alienación como no-ser se retrata en la búsqueda del país natal de Aimé Césaire (1956),
y el encuentro ontológico en la dialéctica de la barbarie que se halla en el Discurso sobre
el colonialismo (2006) en donde Césaire plantea la direccionalidad de la identidad
construida hacia el negro. ¡La barbarie esta en Europa, eso demuestra la segunda Guerra
Mundial!
Este es un punto crítico en la ontología del negro, porque la identidad, no es algo que se ha
buscado, y no se ha encontrado, es y ha sido un permanente cotidiano con el cual el negro
ha participado activamente en la vida social, la historia y la constitución institucional de
América y del África.
Como dijimos en un principio, los elementos supuestos como “más europeos”, son
elementos constituidos por la participación socio-histórica de los y las negras, africanas,
americanas, europeas, asiáticas, etc.
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más elementos de supresión injusta, estos continuaron la transformación de las nociones
ideológicas que como ontología se levantaron en la encarnación de una supuesta identidad,
que en realidad era impuesta por instituciones de poder y dominación.
Sin embargo, la búsqueda como forma ideológica, sigue siendo un ideologema y mito
recurrente en la configuración ontológica del negro como ser, elaborada y heredada como
estructura de poder a las formas políticas de participación social.
A modo de conclusión.
Las hipótesis elaboradas en esta ponencia, tiene como objetivo señalar problemáticas y
fenómenos desarrollados en el seno de periodos históricos y estructuras sociales, que
permitieron la configuración de formas de emancipación. Nuestro objetivo principal es el
de abrir el espacio a posibilidades epistemológicas, que estudien y aborden los marcos de
resistencia y construcción elaborados por la diáspora y las llamadas periferias en general,
con las diversidades que contienen.
Pensamos en programas de investigación que aborden los puntos aquí tocados, que
permitan elaborar críticas totalizadoras a los fenómenos que marcaron profundamente las
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estructuras sociales del mundo, y que como el Pan-Africanismo, dieron marcos de análisis
para la liberación de los diversos estados africanos del poder colonial y para el acceso a
derechos sociales de los negros en distintas realidades.
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