Sunteți pe pagina 1din 9

CARÁCTER EPISTEMOLÓGICO DE LA SENTENCIA

«EL HOMBRE ES MEDIDA DE TODAS LAS COSAS»


ANÁLISIS DE LA CRÍTICA DE ARISTÓTELES EN METAFÍSICA IV.5
A LA SENTENCIA DE PROTÁGORAS

INDALECIO
GARCÍA
Resumen: Debido a su afirmación «el hombre es medida de todas las cosas»
(DK 80b1), Protágoras ha sido tradicionalmente considerado como relativista. igarciad@unal.edu.co
Aristóteles afirma que la postura del relativismo no es consistente —o no puede
sostenerse válidamente—, y por esta razón criticará al sofista. Sin embargo, la
consideración que realiza el Filósofo acerca de los relativistas parece no poder Universidad
dirigirse a Protágoras, pues en su interpretación de lo que éste sostiene, da alcance
ontológico a una sentencia que, teniendo en cuenta otros fragmentos escritos
Nacional
por Protágoras, sólo tendría carácter epistemológico. Esto ocurriría debido a de Colombia
que Aristóteles interpreta del mismo modo las tesis de los heraclíteos y las de
Protágoras, y las de los primeros sí tendrían carácter ontológico. En este texto
se intentará mostrar que la crítica al relativismo llevada a cabo por Aristóteles
en la Metafísica (IV.5) no hace inviable que Protágoras sostenga que el hombre es
medida de todo lo existente.
Palabras clave: relativismo, non-contradicción, ontología, epistemología.

Abstract (Epistemological Character of the Sentence: «Man is the Measure of All


Tings»): On account of his statement «Of all things the measure is man» (DK
80b1), Protagoras has been traditionally considered as a relativist. Aristotle affirms
the relativist view is not consistent —or it cannot be held validly—; for this reason
he criticizes the sophist. However, the consideration of the Philosopher on the
relativist position seems unable to refer to Protagoras, because in his interpretation
of what the sophist holds, he gives an ontological extent to a sentence which, if
one takes into consideration other fragments written by Protagoras, would only
have an epistemological character. This would happen because Aristotle interprets
the theses of the followers of Heraclitus and the theses of Protagoras in the same
way, and those of the latter would have ontological character. What is tried to show
in this text is that the aristotelic critic to relativism in Metaphysics (IV.5) does not
make it unfeasible for Protagoras to hold that man is the measure of all things.
Keywords: relativism, non-contradiction, ontology, epistemology.

La sentencia de Protágoras «el hombre es medida de todas las cosas»1 (Theaet. 152a)
1
ha sido interpretada por la tradición filosófica como una afirmación relativista. p£ntwn crhm£twn mštron
Entendiéndola de este modo, Aristóteles la criticará en varios pasajes de la Metafísica ™stˆn ¥nqrwpoj.

—en concreto, en IV.5 y en XI.6—, pues al parecer con ella Protágoras estaría yendo
en contra del principio de no-contradicción.
En este ensayo, primero, se expondrá brevemente un modo de entender el
principio de no-contradicción que mostraría que la sentencia de Protágoras no
sigue ese principio. Después, se hablará de la manera como Aristóteles incluye a
Protágoras en su crítica al relativismo.
Posteriormente, con miras a establecer la validez de la crítica aristotélica, se
darán tres posibles interpretaciones de la sentencia protagórica, entre las que se
determinará cuál es la más plausible por medio del análisis de otros dos fragmentos

© saga - revista de estudiantes de filosofía. Universidad Nacional de Colombia.


Indalecio García

de los escritos de Protágoras. Finalmente, se mostrará que gran parte de las críticas
hechas por Aristóteles al relativismo no son válidas en el caso de la sentencia de
Protágoras.

1. EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN
Y LA SENTENCIA DE PROTÁGORAS

En general, el principio de no-contradicción expuesto por Aristóteles en la Metafísica


puede ser entendido de dos maneras. La primera, restringiéndolo sólo a la lógica, de
acuerdo con lo cual tal principio determinaría la imposibilidad de afirmar dentro de
un mismo discurso —o argumento— dos proposiciones contradictorias. La segunda
manera de entender el principio de no-contradicción estriba en afirmarlo también
como propio de las cosas mismas: si una cosa z tiene la propiedad P, no puede poseer
a la vez la propiedad ¬P. Y, por lo tanto, la estructura lógica de cualquier argumento
que siga el principio sólo estaría reproduciendo algo que es propio de la realidad
misma.
Sin embargo, esta última manera de entender el principio es problemática, ya que,
teniendo en cuenta la diversidad de pareceres acerca de lo que son las cosas, habría
que precisar de qué manera se determina que las cosas poseen o no cierta propiedad.
Por ejemplo, alguien podría afirmar que un árbol posee la propiedad de dar frutos,
esto es, F(a), aunque de hecho no los tenga; otro, por el contrario, podría sostener
que ¬F(a), debido a que no hay ningún fruto en el árbol. Si en la realidad existe la
no-contradicción, se hace necesario decidir entre los dos pareceres, o afirmaciones,
acerca del árbol: necesariamente, si el principio en cuestión posee alcance ontológico,
sólo una de ellas corresponderá con lo que sean las cosas en el mundo.
Una consideración similar a la que se da en el ejemplo, según Aristóteles, sería la
que habría generado la sentencia de Protágoras «el hombre es medida de todas las
cosas», según la cual, debido a que todas las cosas son contradictorias y el parecer
de cada hombre es distinto del de los demás, se haría válida la afirmación de que z es
al mismo tiempo P y ¬P. Por lo tanto, Protágoras estaría haciendo una afirmación
que violaría el principio de no-contradicción. Teniendo esto en cuenta, Aristóteles
intentará mostrar que la afirmación protagórica es falsa.
Para precisar de qué manera la tesis de Protágoras no sigue el principio de no-
contradicción propuesto por el Estagirita, a continuación se llevará a cabo, primero, un
análisis más detallado de la interpretación de Aristóteles de la sentencia protagórica
y, posteriormente, una interpretación alternativa, en la que se tendrán en cuenta
otros fragmentos escritos por Protágoras, por medio de los cuales se puede juzgar si
Aristóteles ha entendido adecuadamente o no la afirmación del sofista.
2. CRÍTICA AL RELATIVISMO DE PROTÁGORAS EN METAFÍSICA IV.5

En el libro IV de la Metafísica (cf. 1009a5-15), Aristóteles sostiene que el relativismo


se fundamenta en la afirmación de que todo es verdadero. A la postura relativista
se llegaría de dos modos. Por un lado, son relativistas aquellos que sostienen que

saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»

todo es verdadero, al encontrarse en aporía por juzgar a partir de las cosas sensibles
en las que parecería generarse lo contrario a partir de lo contrario. Por otro lado,
son partidarios del relativismo los que defienden que todo es verdadero mediante 2
El relativismo del que
argumentos.2 habla Aristóteles tiene dos
aspectos. Por un lado, se
Con respecto al primer modo, el Estagirita afirma que es posible responder a los basaría en la afirmación de
que han caído en el relativismo mostrándoles que en un sentido tienen razón, pero en que las cosas son radical-
mente cambiantes y, por
otro no. Por una parte, tienen razón en el sentido en que una cosa respecto de alguna
otro, teniendo en cuenta lo
de sus características puede ser y no ser, pero esa contradicción es sólo potencial, anterior, negaría la posibi-
no actual: por lo pronto, esto daría una posible respuesta a los cuestionamientos lidad de alcanzar una única
que generaba el ejemplo del árbol expuesto antes, ya que el árbol no poseería la verdad acerca de esas cosas.
Por lo tanto, el relativismo
propiedad de tener frutos y a la vez su negación, sino que poseerá una en acto y que el Estagirita cuestiona
la otra en potencia. Por otra parte, el sentido en que no tendrían razón es en el de ha de tener carácter onto-
afirmar que las cosas posean propiedades contrarias del mismo modo, es decir, es lógico y epistemológico.
Como se verá en el desarro-
erróneo afirmar que F(a) y ¬F(a) pertenecen a la cosa actualmente. llo del artículo, la sentencia
Con respecto al segundo modo de llegar al relativismo, Aristóteles intentará de Protágoras sólo tendría
carácter epistemológico.
mostrar que se debe a un equívoco en el que caen los relativistas: la equiparación entre
inteligencia y sensibilidad. Los relativistas de este tipo sostienen que no es adecuado
decidir sobre la verdad —refiriéndola a lo sensible—, pues lo que a unos aparece de
un modo a otros aparece de otro. Según ellos, no serviría como criterio la mayoría
ni la minoría, ya que bien podría ser que la mayoría padeciera de ataques de fiebre y
que sólo unos pocos estuvieran sanos, y seguramente se afirmaría que estos últimos
sufren de delirio. Así, estarían confundiendo lo propio de la inteligencia con lo que
lo es de la sensibilidad, debido a que afirman que cualquier modificación corporal
implica una modificación en el pensamiento. Para este tipo de relativismo nada
se muestra como verdadero sin más, sino que siempre está sujeto al cambio —la
naturaleza misma se muestra, según ellos, como constitutivamente cambiante—,
y por eso sobre las cosas cabría sostener que son y no son en el mismo sentido
(cf. Met. 1009b5-35). En este modo del relativismo se ha de ubicar a Protágoras,
a quien Aristóteles equipara de cierta manera a los seguidores de Heráclito, con
lo que estaría haciendo una interpretación de carácter ontológico de la sentencia
«el hombre es medida de todas las cosas». De acuerdo con esta sentencia, según
Aristóteles, Protágoras podría ser considerado relativista: negaría la posibilidad de
alcanzar la verdad y, al mismo tiempo, estaría haciendo una afirmación acerca de las
cosas mismas indicando que son radicalmente cambiantes. A partir de esto se hace
necesario explicitar las dos posibles interpretaciones acerca de la sentencia que en
la crítica del Estagirita aparecen mezcladas.

3. INTERPRETACIONES DE LA SENTENCIA PROTAGÓRICA

En primer lugar, la sentencia de Protágoras puede ser entendida como si sólo


estuviese referida al modo de conocer del hombre, esto es, restringiéndola a ser
una caracterización de la manera como se da el conocimiento humano, sin que
en ella se afirme nada acerca de las cosas mismas. De acuerdo con esto, el sofista
únicamente estaría teniendo en cuenta el hecho de que existe una gran diversidad

Número 12 - II 2005
Indalecio García

de pareceres entre los hombres, y a partir de esa diversidad se generaría la


sentencia, que afirmaría que i) no existe un nexo entre algo fuera del pensamiento y
el pensamiento mismo, sino que ii) es el pensamiento, el de cada hombre en particular,
el que determina sus objetos.
Esta interpretación no sería problemática respecto del principio de no-
contradicción, pues es posible que un hombre sostenga que una cosa posee una
propiedad y que otro sostenga que posee la contraria, pero esas afirmaciones se
restringirían sólo al ámbito del parecer o de la opinión: debido a que las proposiciones
‘(me parece que) F(a)’ y ‘(me parece que) ¬F(a)’ son sólo opiniones —no son
contradictorias sin más—, únicamente lo serían en el caso en que hicieran parte
del discurso de un mismo hombre, o en el que con las dos se estuviera queriendo
afirmar algo sobre las cosas mismas —pero afirmar algo acerca de las cosas mismas,
si se tiene en cuenta lo dicho por Protágoras, parecería no ser posible en el caso de
la inteligencia humana—.
En segundo lugar, es posible tomar lo dicho por Protágoras como un modo
de describir las cosas mismas, es decir, el sofista diría que el hombre es medida
porque tal como le aparecen a él las cosas, así se presentan en la realidad. Así, para
Protágoras el que las opiniones de los hombres sean diversas se debería a que i) hay
un nexo entre lo que las cosas mismas son y el pensamiento humano, y a que ii) los
hombres observarían distintos aspectos de la mismas cosas: estando presentes en
la cosa las propiedades —contradictorias— F(a) y ¬F(a), cada hombre percibiría
una de acuerdo con las circunstancias en las que se encuentre; de ahí que todos los
pareceres de los hombres sean verdaderos.
Entendida de esta manera, la sentencia de Protágoras estaría negando radicalmente
el principio de no-contradicción, pues a través de ella se afirmaría que, ya que así
ocurre según las opiniones de los hombres, en las cosas mismas acontecen propiedades
contrarias del mismo modo y a la vez. Así, Protágoras se relacionaría con los heraclíteos
al afirmar la contradicción en las cosas como tal, y por esto mismo habría que matizar
haciendo dos precisiones su relativismo. Primero, la verdad no es completamente
relativa. La relatividad se presenta debido al permanente cambio del mundo, pero
de una u otra manera esa verdad —según la cual se afirma que las cosas mismas son
cambiantes— depende del mundo, que es el mismo para todos los hombres; lo que
ocurriría es que ese mundo sería descrito desde diversos puntos de vista y en diversos
momentos —si esto fuera posible, se podría suponer que la sumatoria de las verdades
parciales generadas a partir de cada punto de vista sería más verdadera que cada una
de las verdades parciales—. En otras palabras, la verdad posible para el hombre se
restringe a lo que el mundo le manifiesta; no puede ser un mero parecer arbitrario de
algún hombre. Segundo, el conocimiento humano es relativo por su carácter parcial.
El conocimiento humano es parcial, o bien porque dependiendo de las circunstancias en
las que se dé permitirá acceder a uno u otro aspecto del mundo, o bien porque la misma
naturaleza, en un tiempo determinado, no manifiesta más que uno de sus rasgos.
La interpretación de Aristóteles integraría las dos posibles interpretaciones, tanto
la de tipo epistemológico como la de tipo ontológico. Esto lo haría considerando
que, según el relativismo de tipo protagórico, el pensamiento humano es variable
tanto como el mundo lo es. De modo más claro, según el Estagirita, Protágoras
saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»

—con su sentencia— no estaría afirmando sólo algo acerca del pensamiento, ni


sólo algo acerca del mundo, sino que hablaría refiriéndose tanto al conocimiento
humano como al modo de ser de las cosas. En cuanto a que las dos interpretaciones 3
. La interpretación que
dadas anteriormente parecen contraponerse respecto de la existencia de un vínculo hace Platón de la sentencia
causal entre las cosas y lo que de ellas se muestra al pensamiento, podría decirse de Protágoras en su diá-
logo Teéteto (152a y ss) es
que en la generación de las cosas pensadas no interviene únicamente el mundo y su similar a la del Estagirita,
perpetua variabilidad, sino que también interviene lo propio del pensamiento, que en cuanto se entiende lo
no se detiene —o fija— en ninguna representación3. afirmado por el sofista
como describiendo las co-
Teniendo en cuenta las diferentes interpretaciones, incluyendo la dada por sas mismas y, a la vez, el
Aristóteles, es viable intentar precisar cuál es la más adecuada a la sentencia modo como el hombre
las conoce —incluso tam-
protagórica por medio del análisis de otros fragmentos que se conservan de sus bién se equipara lo dicho
escritos: en uno de ellos se afirma que a todo argumento es posible oponerle uno por Pro-tágoras con lo
contrario; en otro, la imposibilidad de conocer con certeza la existencia de los dicho por Heráclito, entre
otros—.
dioses. 4
kaˆ prètoj œfh <dÚo lÒgouj
enai perˆ pantÕj pr£gmatoj
¢ntikeimšnouj ¢ll»loij>.
4. ANÁLISIS DE OTROS FRAGMENTOS DE LOS ESCRITOS DE PROTÁGORAS 5
Perˆ mn qeîn oÙk œcw

Los dos fragmentos a los que se hará mención pueden aclarar cuál de las
interpretaciones es la más viable respecto de la sentencia acerca del hombre como
medida. El primer fragmento es:
«Fue el primero [Protágoras] en sostener que sobre cualquier cuestión existen dos
argumentaciones opuestas la una a la otra» (fragmento 6a)4.
Lo que sostiene Protágoras puede ser entendido de dos modos. Del modo fuerte de
entender este texto se sigue que Protágoras afirma que si se da una argumentación,
dentro del conjunto de todas las argumentaciones —no posibles, sino ya dadas— de
hecho se encontrará una argumentación que se le pueda contraponer. No obstante,
entender así lo dicho por el sofista dejaría abiertos algunos cuestionamientos: ¿De
qué modo sabría Protágoras que de hecho existe una argumentación contradictoria
para cada argumentación?, ¿esto no equivaldría a conocer todas las posibles
argumentaciones?, ¿es posible tal conocimiento? Es cierto que la diversidad de los
pareceres de los hombres no puede ser aceptada sin mayores inconvenientes, y que
de acuerdo con esa diversidad se advierte que en general los hombres no piensan de
modo similar acerca del mundo —o, en particular, las cosas—, pero esto no implica
que cada hombre tiene clara una argumentación para defender su parecer frente a
otro que se le contraponga, es decir, los hombres no coincidirían en sus tesis acerca
del mundo: la contraposición no se da entre argumentos, sino simplemente entre
los modos como «aparecen» o se presentan las cosas al pensamiento.
Dicho fragmento también puede ser entendido de modo débil, por así decir. En
este modo se afirmaría que Protágoras sólo se refiere a una posibilidad abierta para
el sofista —o, en general, para cualquier hombre que quiera ejercer contraposiciones
argumentativas— de hallar o determinar un argumento entre los que conoce para
oponerse a alguno que le haya sido dado. Por consiguiente, el fragmento podría ser
leído así: ‘«Fue el primero [Protágoras] en sostener que sobre cualquier cuestión
[es posible que existan] dos argumentaciones opuestas la una a la otra». Teniendo
Número 12 - II 2005
Indalecio García

en cuenta las objeciones hechas a la primera manera de entender el fragmento, y


que parece más congruente con la postura de un sofista el modo débil, éste puede
e„dšnai, oÜq’ æj e„sˆn oÜq’ æj ser el más plausible.
oÙk e„sˆn oÜq’ Ðpo‹o… tinej A partir del modo débil, es posible realizar algunas precisiones acerca de lo dicho
„dšan: poll¦ g¦r t¦ kw-
lÚonta e„dšnai À t’ ¢dhlÒthj por Protágoras: i) la contraposición se encuentra en un plano lógico, pues las cosas
kaˆ bracÚj ên Ð b…oj toà que se opondrán son argumentaciones; ii) no se menciona que sea necesario que la
¢nqrèpou. contraposición entre argumentaciones esté referida a una contraposición en el mundo
para que sea válida; iii) alguien podría objetar frente a (ii) que la contraposición entre
argumentaciones sólo es posible porque existen contraposiciones en el mundo, pero
a esta objeción se puede dar respuesta afirmando que de hecho pueden estructurarse
argumentos a partir de pareceres, y contraponerlos siguiendo algunas reglas lógicas,
sin tener en cuenta lo que sea o no el mundo.
Por consiguiente, el que el hombre sea medida, si se lo pone en concordancia con
el fragmento de la contraposición de argumentaciones, únicamente haría referencia
a lo epistemológico, no a las cosas mismas. Con todo, esto quizá se vea con más
claridad al analizar el siguiente, en el que se hace referencia a los dioses:
Sobre los dioses no puedo tener la certeza de que existen ni de que no existen ni
tampoco de cómo son en su forma externa. Ya que son muchos los factores que
me lo impiden: la imprecisión del asunto así como la brevedad de la vida humana
(fragmento 4)5.
Se ha dicho antes que es posible interpretar los fragmentos protagóricos como
afirmaciones de lo que son las cosas mismas, pero se ha de notar que hablar de
las cosas tal como son implica tener alguna certeza acerca de su naturaleza. Sin
embargo, tal como se ve en este fragmento i) Protágoras excluye el tener certeza
sobre algo externo a su pensamiento, tal como lo son los dioses; ii) si este sofista
estuviera convencido de conocer la realidad eternamente cambiante de las cosas,
entonces, por lo menos habría de explicar a los dioses desde esa consideración;
iii) si Protágoras hubiera considerado como conocida la realidad de las cosas como
tal, no se entendería por qué excluye la posibilidad de conocer la realidad de los
dioses; iv) finalmente, si se pudiera equiparar el pensamiento protagórico con el de
los seguidores de Heráclito, habría que tener en cuenta que éstos hablan acerca de
la divinidad y la relacionan con el cambio, lo cual sería completamente contrario a
lo afirmado por Protágoras en este fragmento.
En suma, contando con los análisis de los dos fragmentos mencionados, es viable
sostener que la interpretación de la sentencia acerca del hombre como medida
más acorde con el pensamiento de Protágoras —y, además, con el pensamiento de
los sofistas— es la que la restringe a ser una afirmación de tipo epistemológico.
De acuerdo con esto, se puede intentar dar una posible salida al pensamiento de
Protágoras frente a la crítica desarrollada por Aristóteles en Metafísica IV.5.

saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»

5. INVIABILIDAD DE GRAN PARTE DE LAS OBJECIONES


DE ARISTÓTELES HACIA PROTÁGORAS

La primera objeción que realiza Aristóteles hacia el relativismo en general,


incluyendo el que es propio de Protágoras, es la de que ha de enfrentar un problema
que se presenta a partir de expresiones del tipo de «todo es verdadero» (cf. Met.
1009a5-15). Este problema es el de la autorrefutación. ‘Todo es verdadero’ puede
entenderse también como ‘toda proposición es verdadera’. En el conjunto de todas
las proposiciones se encontraría la siguiente: «la proposición ‘todo es verdadero’
es falsa», que sería verdadera debido a que pertenece al conjunto de todas la
proposiciones. No obstante, es una proposición que hace falso el supuesto que la
hace a ella verdadera. De modo esquemático:
i) Todo es verdadero.

ii) Por (i), ‘‘Todo es verdadero’ es falso’ también es verdadero.

iii) Por (ii), (i) es falso.


Así, parecería quedar demostrado que no es posible siquiera plantear de modo
válido el relativismo. Sin embargo, la posición de Protágoras no quedaría anulada,
pues de acuerdo con la sentencia que ha expresado, el argumento desarrollado a
partir de ‘todo es verdadero’ sería el siguiente:
i) (Para mí) todo es verdadero.

ii) (Para X, algún interlocutor de Protágoras) (i) implica que ‘‘todo es verdadero’ es
falso’ es verdadero.

iii) (Para X) por (ii), (i) es falso.


Protágoras no tendría que aceptar la refutación del relativismo esbozada por
Aristóteles. Este sofista quizá simplemente aceptaría que para quien da el argumento,
y sólo para él, lo que se concluye posee validez en tanto refutación. En definitiva,
si la subjetivización del argumento es aceptada, no habría una refutación en estricto
sentido, sino una caída en la indecidibilidad de la conclusión. A partir de lo cual, y
desde la postura protagórica, un relativista afirmaría que para algunos será verdadero
(i) y para otros ¬(i).
Posteriormente, el Estagirita hará algunas aclaraciones que se siguen de su
interpretación de la sentencia de Protágoras como una afirmación de tipo ontológico.
En primer lugar, mostrará que en las cosas no se da el ser y el no ser al mismo tiempo:
todo lo que cambia lo hace desde algo y no deja de ser completamente y, además,
no se debe equiparar el cambio accidental con el cambio de la forma específica, pues
ésta permanecería a través de aquél (cf. Met. 1010a15-24).
En segundo lugar, señalará que los que sostienen la imposibilidad de alcanzar
verdad alguna no justifican por qué consideran sólo las cosas sensibles, pues éstas sólo
representan una parte muy pequeña del todo que es el universo (cf. Met. 1010a25-32).
En tercer lugar, para sentar que la sensación no puede equipararse a la inteligencia,
dirá que es cierto que en ningún caso la sensación podría ser considerada como falsa
Número 12 - II 2005
Indalecio García

—quien siente dolor de ningún modo puede plantearse que su dolor sea falso—, pero
6
Con respecto a la men- la sensación no es equiparable a la imaginación —o fantasía—, pues en esta habría
ción de Crátilo véase Met. ya cierta configuración de lo que es lo conocido (cf. Met. 1010b1-5).
1010a10-14.
Sin embargo, estas tres objeciones, aunque podrían hacerse válidamente hacia
los heraclíteos, no tienen lugar frente a lo dicho por Protágoras. Primero, lo que
considera este sofista es que para el parecer humano ser y no ser sí se dan en las
cosas, pero esto es sólo lo que aparece de las cosas para el hombre que las mide;
no se está afirmando algo acerca del mundo como tal. Segundo, en ninguno de los
fragmentos que se han conservado de los escritos de Protágoras —por lo menos
no en los analizados aquí— se excluye que la diversidad de pareceres también sea
determinada al contraponer lo que entienden unos por divinidad a lo que entienden
los que la niegan: la objeción de restringirse a las cosas sensibles sólo se le podría
hacer a la sentencia protagórica si tuviera algún alcance ontológico, pero, tal como se
ha visto, esto no es plausible. Tercero, la equiparación entre sensación e inteligencia
se daría si Protágoras afirmara que lo estrictamente real es lo que se muestra como
cambiante a los sentidos, pero este sofista sólo constata la diversidad de pareceres
y habla del conocimiento humano, no de las cosas mismas.
De acuerdo con lo dicho, podría parecer que en la crítica a los relativistas llevada a
cabo por Aristóteles no se presenta una objeción válida a la sentencia de Protágoras.
Sin embargo, existen dos objeciones que sí podrían requerir de una respuesta por
parte del sofista. La primera hace parte del mismo pasaje de la Metafísica del que se ha
venido hablando; la segunda hace parte del libro X del mismo texto de Aristóteles.
En primer lugar, los que afirman que todo «aparecer» es verdadero plantean
algunas aporías para mostrar la validez de su afirmación. Por ejemplo, hablarán de
que una misma torre se ve redonda vista de lejos y recta vista de cerca; o la dificultad
para distinguir cuando se está soñando entre lo que es real y lo que no. Aristóteles
descarta este tipo de aporías afirmando que si realmente creyeran lo que dicen con
ellas, los relativistas no podrían actuar: ¿cómo actuar si ni siquiera se sabe lo que es
real o no? Si fueran coherentes, seguirían el ejemplo de Crátilo, quien dejó de hablar
y sólo movía un dedo (cf. Met. 1010b5-11)6.
Ante esto, Protágoras sólo podría decir, o bien que por sentido común el
relativista actuaría del modo en que generalmente lo hacen los demás, o bien
que el relativista conoce la diferencia entre pareceres, pero a la vez es consciente
de que algunos de ellos son más adecuados con respecto al comportamiento que
otros —adecuados en el sentido de permitir una convivencia sin problemas—. Sin
embargo, para dar una respuesta satisfactoria a lo planteado por Aristóteles habría
que analizar los fragmentos del pensamiento de Protágoras que hacen referencia a
la ética, pero tal análisis excede lo que se busca con este texto.
En segundo lugar, Aristóteles afirmará:
Y también decimos que la ciencia y la sensación son medida de las cosas por la
misma razón, porque con ellas conocemos algo, si bien más que medir, son medidas.
Pero nos sucede como si, al medirnos otra persona, conociéramos cuál es nuestra
altura porque aplica la vara de un codo sobre tantas partes nuestras. Por su parte,
Protágoras dice que «el hombre es medida de todas las cosas», refiriéndose a éste

saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»

en cuanto sabe o percibe: y se refiere a éstos porque poseen el uno sensación y el


otro ciencia, las cuales solemos decir que son medida de las cosas que caen bajo
ellas. Conque parece que dicen algo, aunque no dicen nada de extraordinario (Met.
1053a31-1053b4).
Sin entrar a analizar cada una de las partes de este pasaje, se puede ver que la
crítica sería ante todo la siguiente. Se dice que la ciencia y la sensación son medidas en
cuanto en ellas se mostrarían las cosas tal y como son: según el ejemplo, la aplicación
de la vara no constituye la altura, sino que la medida dependerá de altura que es
propia de la persona. Esto mismo ocurriría con la ciencia y la sensación: se adecuarían
a las cosas mismas. Si lo dicho por Protágoras es que el hombre es medida en este
sentido, es decir, que es medida en cuanto posee ciencia y sensibilidad, además de
que su sentencia sólo tendría alcance epistemológico, no tendría mayor relevancia
filosófica, en cuanto que lo que afirma sería patente para muchos otros.
Aquí se ha mostrado que la interpretación más plausible es la que determina
que la sentencia se refiere únicamente al conocimiento humano. El que esto la haga
irrelevante o no, habría que analizarlo con más detenimiento. Lo que se ha de notar,
en definitiva, es que lo dicho por Protágoras no es descalificado en la crítica que del
relativismo hace el Estagirita en su Metafísica.

BIBLIOGRAFÍA

ARISTÓTELES.
[Met.] (1998) Metafísica (trad. T. Calvo). Madrid: Gredos.

PROTÁGORAS.
(1996) «Fragmentos». En: Sofistas (trad. A. Melero Bellido). Madrid: Gredos.

PLATÓN.
[Theaet.] (1992) Teéteto (trad. Á. Vallejo Campos). Madrid: Gredos.

Recibido el 6 de abril de 2005


Aceptado el 19 de septiembre de 2005

Número 12 - II 2005

S-ar putea să vă placă și