Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
INDALECIO
GARCÍA
Resumen: Debido a su afirmación «el hombre es medida de todas las cosas»
(DK 80b1), Protágoras ha sido tradicionalmente considerado como relativista. igarciad@unal.edu.co
Aristóteles afirma que la postura del relativismo no es consistente —o no puede
sostenerse válidamente—, y por esta razón criticará al sofista. Sin embargo, la
consideración que realiza el Filósofo acerca de los relativistas parece no poder Universidad
dirigirse a Protágoras, pues en su interpretación de lo que éste sostiene, da alcance
ontológico a una sentencia que, teniendo en cuenta otros fragmentos escritos
Nacional
por Protágoras, sólo tendría carácter epistemológico. Esto ocurriría debido a de Colombia
que Aristóteles interpreta del mismo modo las tesis de los heraclíteos y las de
Protágoras, y las de los primeros sí tendrían carácter ontológico. En este texto
se intentará mostrar que la crítica al relativismo llevada a cabo por Aristóteles
en la Metafísica (IV.5) no hace inviable que Protágoras sostenga que el hombre es
medida de todo lo existente.
Palabras clave: relativismo, non-contradicción, ontología, epistemología.
La sentencia de Protágoras «el hombre es medida de todas las cosas»1 (Theaet. 152a)
1
ha sido interpretada por la tradición filosófica como una afirmación relativista. p£ntwn crhm£twn mštron
Entendiéndola de este modo, Aristóteles la criticará en varios pasajes de la Metafísica ™stˆn ¥nqrwpoj.
—en concreto, en IV.5 y en XI.6—, pues al parecer con ella Protágoras estaría yendo
en contra del principio de no-contradicción.
En este ensayo, primero, se expondrá brevemente un modo de entender el
principio de no-contradicción que mostraría que la sentencia de Protágoras no
sigue ese principio. Después, se hablará de la manera como Aristóteles incluye a
Protágoras en su crítica al relativismo.
Posteriormente, con miras a establecer la validez de la crítica aristotélica, se
darán tres posibles interpretaciones de la sentencia protagórica, entre las que se
determinará cuál es la más plausible por medio del análisis de otros dos fragmentos
de los escritos de Protágoras. Finalmente, se mostrará que gran parte de las críticas
hechas por Aristóteles al relativismo no son válidas en el caso de la sentencia de
Protágoras.
1. EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN
Y LA SENTENCIA DE PROTÁGORAS
saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»
todo es verdadero, al encontrarse en aporía por juzgar a partir de las cosas sensibles
en las que parecería generarse lo contrario a partir de lo contrario. Por otro lado,
son partidarios del relativismo los que defienden que todo es verdadero mediante 2
El relativismo del que
argumentos.2 habla Aristóteles tiene dos
aspectos. Por un lado, se
Con respecto al primer modo, el Estagirita afirma que es posible responder a los basaría en la afirmación de
que han caído en el relativismo mostrándoles que en un sentido tienen razón, pero en que las cosas son radical-
mente cambiantes y, por
otro no. Por una parte, tienen razón en el sentido en que una cosa respecto de alguna
otro, teniendo en cuenta lo
de sus características puede ser y no ser, pero esa contradicción es sólo potencial, anterior, negaría la posibi-
no actual: por lo pronto, esto daría una posible respuesta a los cuestionamientos lidad de alcanzar una única
que generaba el ejemplo del árbol expuesto antes, ya que el árbol no poseería la verdad acerca de esas cosas.
Por lo tanto, el relativismo
propiedad de tener frutos y a la vez su negación, sino que poseerá una en acto y que el Estagirita cuestiona
la otra en potencia. Por otra parte, el sentido en que no tendrían razón es en el de ha de tener carácter onto-
afirmar que las cosas posean propiedades contrarias del mismo modo, es decir, es lógico y epistemológico.
Como se verá en el desarro-
erróneo afirmar que F(a) y ¬F(a) pertenecen a la cosa actualmente. llo del artículo, la sentencia
Con respecto al segundo modo de llegar al relativismo, Aristóteles intentará de Protágoras sólo tendría
carácter epistemológico.
mostrar que se debe a un equívoco en el que caen los relativistas: la equiparación entre
inteligencia y sensibilidad. Los relativistas de este tipo sostienen que no es adecuado
decidir sobre la verdad —refiriéndola a lo sensible—, pues lo que a unos aparece de
un modo a otros aparece de otro. Según ellos, no serviría como criterio la mayoría
ni la minoría, ya que bien podría ser que la mayoría padeciera de ataques de fiebre y
que sólo unos pocos estuvieran sanos, y seguramente se afirmaría que estos últimos
sufren de delirio. Así, estarían confundiendo lo propio de la inteligencia con lo que
lo es de la sensibilidad, debido a que afirman que cualquier modificación corporal
implica una modificación en el pensamiento. Para este tipo de relativismo nada
se muestra como verdadero sin más, sino que siempre está sujeto al cambio —la
naturaleza misma se muestra, según ellos, como constitutivamente cambiante—,
y por eso sobre las cosas cabría sostener que son y no son en el mismo sentido
(cf. Met. 1009b5-35). En este modo del relativismo se ha de ubicar a Protágoras,
a quien Aristóteles equipara de cierta manera a los seguidores de Heráclito, con
lo que estaría haciendo una interpretación de carácter ontológico de la sentencia
«el hombre es medida de todas las cosas». De acuerdo con esta sentencia, según
Aristóteles, Protágoras podría ser considerado relativista: negaría la posibilidad de
alcanzar la verdad y, al mismo tiempo, estaría haciendo una afirmación acerca de las
cosas mismas indicando que son radicalmente cambiantes. A partir de esto se hace
necesario explicitar las dos posibles interpretaciones acerca de la sentencia que en
la crítica del Estagirita aparecen mezcladas.
Número 12 - II 2005
Indalecio García
Los dos fragmentos a los que se hará mención pueden aclarar cuál de las
interpretaciones es la más viable respecto de la sentencia acerca del hombre como
medida. El primer fragmento es:
«Fue el primero [Protágoras] en sostener que sobre cualquier cuestión existen dos
argumentaciones opuestas la una a la otra» (fragmento 6a)4.
Lo que sostiene Protágoras puede ser entendido de dos modos. Del modo fuerte de
entender este texto se sigue que Protágoras afirma que si se da una argumentación,
dentro del conjunto de todas las argumentaciones —no posibles, sino ya dadas— de
hecho se encontrará una argumentación que se le pueda contraponer. No obstante,
entender así lo dicho por el sofista dejaría abiertos algunos cuestionamientos: ¿De
qué modo sabría Protágoras que de hecho existe una argumentación contradictoria
para cada argumentación?, ¿esto no equivaldría a conocer todas las posibles
argumentaciones?, ¿es posible tal conocimiento? Es cierto que la diversidad de los
pareceres de los hombres no puede ser aceptada sin mayores inconvenientes, y que
de acuerdo con esa diversidad se advierte que en general los hombres no piensan de
modo similar acerca del mundo —o, en particular, las cosas—, pero esto no implica
que cada hombre tiene clara una argumentación para defender su parecer frente a
otro que se le contraponga, es decir, los hombres no coincidirían en sus tesis acerca
del mundo: la contraposición no se da entre argumentos, sino simplemente entre
los modos como «aparecen» o se presentan las cosas al pensamiento.
Dicho fragmento también puede ser entendido de modo débil, por así decir. En
este modo se afirmaría que Protágoras sólo se refiere a una posibilidad abierta para
el sofista —o, en general, para cualquier hombre que quiera ejercer contraposiciones
argumentativas— de hallar o determinar un argumento entre los que conoce para
oponerse a alguno que le haya sido dado. Por consiguiente, el fragmento podría ser
leído así: ‘«Fue el primero [Protágoras] en sostener que sobre cualquier cuestión
[es posible que existan] dos argumentaciones opuestas la una a la otra». Teniendo
Número 12 - II 2005
Indalecio García
saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»
ii) (Para X, algún interlocutor de Protágoras) (i) implica que ‘‘todo es verdadero’ es
falso’ es verdadero.
—quien siente dolor de ningún modo puede plantearse que su dolor sea falso—, pero
6
Con respecto a la men- la sensación no es equiparable a la imaginación —o fantasía—, pues en esta habría
ción de Crátilo véase Met. ya cierta configuración de lo que es lo conocido (cf. Met. 1010b1-5).
1010a10-14.
Sin embargo, estas tres objeciones, aunque podrían hacerse válidamente hacia
los heraclíteos, no tienen lugar frente a lo dicho por Protágoras. Primero, lo que
considera este sofista es que para el parecer humano ser y no ser sí se dan en las
cosas, pero esto es sólo lo que aparece de las cosas para el hombre que las mide;
no se está afirmando algo acerca del mundo como tal. Segundo, en ninguno de los
fragmentos que se han conservado de los escritos de Protágoras —por lo menos
no en los analizados aquí— se excluye que la diversidad de pareceres también sea
determinada al contraponer lo que entienden unos por divinidad a lo que entienden
los que la niegan: la objeción de restringirse a las cosas sensibles sólo se le podría
hacer a la sentencia protagórica si tuviera algún alcance ontológico, pero, tal como se
ha visto, esto no es plausible. Tercero, la equiparación entre sensación e inteligencia
se daría si Protágoras afirmara que lo estrictamente real es lo que se muestra como
cambiante a los sentidos, pero este sofista sólo constata la diversidad de pareceres
y habla del conocimiento humano, no de las cosas mismas.
De acuerdo con lo dicho, podría parecer que en la crítica a los relativistas llevada a
cabo por Aristóteles no se presenta una objeción válida a la sentencia de Protágoras.
Sin embargo, existen dos objeciones que sí podrían requerir de una respuesta por
parte del sofista. La primera hace parte del mismo pasaje de la Metafísica del que se ha
venido hablando; la segunda hace parte del libro X del mismo texto de Aristóteles.
En primer lugar, los que afirman que todo «aparecer» es verdadero plantean
algunas aporías para mostrar la validez de su afirmación. Por ejemplo, hablarán de
que una misma torre se ve redonda vista de lejos y recta vista de cerca; o la dificultad
para distinguir cuando se está soñando entre lo que es real y lo que no. Aristóteles
descarta este tipo de aporías afirmando que si realmente creyeran lo que dicen con
ellas, los relativistas no podrían actuar: ¿cómo actuar si ni siquiera se sabe lo que es
real o no? Si fueran coherentes, seguirían el ejemplo de Crátilo, quien dejó de hablar
y sólo movía un dedo (cf. Met. 1010b5-11)6.
Ante esto, Protágoras sólo podría decir, o bien que por sentido común el
relativista actuaría del modo en que generalmente lo hacen los demás, o bien
que el relativista conoce la diferencia entre pareceres, pero a la vez es consciente
de que algunos de ellos son más adecuados con respecto al comportamiento que
otros —adecuados en el sentido de permitir una convivencia sin problemas—. Sin
embargo, para dar una respuesta satisfactoria a lo planteado por Aristóteles habría
que analizar los fragmentos del pensamiento de Protágoras que hacen referencia a
la ética, pero tal análisis excede lo que se busca con este texto.
En segundo lugar, Aristóteles afirmará:
Y también decimos que la ciencia y la sensación son medida de las cosas por la
misma razón, porque con ellas conocemos algo, si bien más que medir, son medidas.
Pero nos sucede como si, al medirnos otra persona, conociéramos cuál es nuestra
altura porque aplica la vara de un codo sobre tantas partes nuestras. Por su parte,
Protágoras dice que «el hombre es medida de todas las cosas», refiriéndose a éste
saga
«El hombre es la medida de todas las cosas»
BIBLIOGRAFÍA
ARISTÓTELES.
[Met.] (1998) Metafísica (trad. T. Calvo). Madrid: Gredos.
PROTÁGORAS.
(1996) «Fragmentos». En: Sofistas (trad. A. Melero Bellido). Madrid: Gredos.
PLATÓN.
[Theaet.] (1992) Teéteto (trad. Á. Vallejo Campos). Madrid: Gredos.
Número 12 - II 2005