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La desaparición de los hechos

Por Diario UNO el mayo 16, 2017


Cesar Levano
A muchos ciudadanos nos asombra la facilidad con que Alan García se pasea por prensa,
televisión y radio presentándose como inocente de toda culpa en metálico. El domingo vi cómo
García se encrespaba, se indignaba cuando un periodista joven le formulaba preguntas
incómodas para él. García me recordó a Alberto Fujimori gritando: “¡Soy inocente!”. Igual
impresión causan Ollanta Humala y Nadine Heredia, que hasta ahora no expresan en qué y en
cuáles fechas invirtieron los tres millones de dólares que Odebrecht les envió.

El cinismo es una enfermedad profesional de los gobernantes del Perú.

Lo que más preocupa es la actitud cómplice del periodismo frente a esa táctica. Justo cuando
reflexionaba sobre esta conducta, que ya Manuel González Prada fustigó para siempre, me ha
llegado desde Europa un libro extraordinario sobre la prensa italiana: La scomparsa dei fatti (La
desaparición de los hechos).

El irónico subtítulo es: “Se ruega eliminar las noticias para no perturbar las opiniones”. El autor
es Marco Travaglio, ese gran periodista y autor de varios libros sobre el tema, que escribe en los
diarios Reppublica y L’Unità. La edición es de Il Saggiatore y está fechada en Milán, 2016.

He aquí algunos párrafos de ese libro vasta y hondamente documentado: que nos hacen pensar y
comparar:

“Hay quien esconde los hechos porque no los conoce, es ignorante, impreparado, descuidado, y
no tiene deseos de estudiar, de informarse, de ponerse al día.

“Hay quien esconde los hechos porque tiene miedo de las querellas, los procesos civiles, de las
demandas de indemnización millonaria, que ponen en peligro los sueldos y atraen la ira del
editor, perforado por pagos a abogados para algunos ganapanes en la redacción.

“Hay quien esconde los hechos porque de otra manera no lo invitan más a ciertos salones, donde
se encuentran siempre líderes de derecha y líderes de izquierda, controladores y controlados,
policías y ladrones, putas y cardenales, príncipes y revolucionarios, fascistas y exluchadores,
donde todos son amigos de todos y es mejor no descontentar a nadie.

“Hay quien esconde los hechos también a sí mismo porque teme tener que cambiar de opinión.

“Hay quien esconde los hechos porque ha nacido siervo y, como decía Víctor Hugo, ‘hay gente
que pagaría por venderse’”.
En los Estados Unidos, el magnate de la prensa Rupert Murdoch recomendó a su equipo: hay
que preferir las opiniones a los hechos. Los hechos pueden ser refutados; las opiniones son
libres.

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