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Imago y psicoanálisis[editar]
El concepto Imago se inserta en la concepción central de las neurosis transferenciales en
el psicoanálisis de Freud, no obstante, marca el punto de quiebra en las relaciones
personales entre Freud y Jung.5 Freud entendía por imago la distorsión idealizada o
desidealizada de una persona actual, la cual puede presentarse bajo la influencia de
la transferencia.1 Aquello que en la terapia de las neurosis de transferencia se proyecta
sobre el terapeuta no es otra cosa que la imago (por ejemplo, imago parental). Los
contenidos de la imago de objeto (Objektimago) son de carácter arcaico porque
representan el componente impersonal, colectivo del inconsciente. Por esto, la
denominación «imago de objeto», Objektimago, no debe confundirse con la referida a la
madre, el carácter de objeto de la libido infantil.
En su informe anual de 1911 como presidente de la Internationale Psychoanalytische
Vereinigung (IPV), Jung celebró el anuncio de aparición de la revista Imago, la que se
publicaría por primera vez en marzo de 1912, siendo Otto Rank y Hanns Sachs sus
editores.67
Jolande Jacobi destaca la función de la imago en el contexto del proceso
de individuación (psicología del desarrollo) y la necesidad que de allí resulta de una
superación y relativización de los denominados pares de opuestos. Estos pares de
opuestos se constituyen también desde la perspectiva de la teoría psicoanalítica (por
ejemplo, la buena y la mala imagen materna). Según C.G. Jung existe toda una serie de
pares de opuestos que son determinantes para el desarrollo. Entre otros se cuentan los
pares de opuestos Ánimus y Ánima así como también la contradiccón entre Ego y Álter
ego (Sombra).8