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Carlos Fernando Rosales Santos

Teoría del Estado

RESUMEN VLADIMIRO NARANJO MESA: FUNDAMENTOS Y ATRIBUTOS JURÍDICOS DEL ESTADO

Fundamento jurídico del estado

Se trata de averiguar mediante cual teoría se ha justificado el estado jurídicamente, una de ella es
la teoría contractualista, cuyo origen se remonta al pensamiento griego. Las teorías
contractualistas sostienen, en general, que la formación del estado tiene origen en un contrato,
convenio o pacto social y que es este el que da fundamento a una autoridad legítima.

Teorías contractualistas de la Edad media y el siglo XVI

El primero en formular el concepto de soberanía popular con base en el contrato social, durante la
edad media, fue Manegold de Lautenbach, quien enseñó que el poder reside originariamente en el
pueblo y el gobernante lo adquiere por un pacto social, y que, si el monarca se convierte en tirano,
infringe el pacto. Durante el siglo XVI y primera mitad del XVII la teoría iusnaturalista fue tomando
mayor eco, así para Althusius, los diversos grupos sociales nacen de una serie de contratos, unos
políticos y otros no políticos. Surge de la asociación de las provincias o comunidades locales, y se
diferencia de cualquier otro grupo por la existencia del poder soberano (majestas). El poder lo
ejercen los funcionarios administrativos, que son investidos por él por las normas jurídicas del
estado, lo cual constituye, a su vez, un segundo contrato, con el cuerpo social, imparte a sus
administradores el poder necesario para llevar a la práctica sus propios fines. Para Grocio,
distingue entre un poseedor o un sujeto común del poder y otro especial. El sujeto común de la
soberanía es el propio estado, el sujeto especial, una o más personas, con arreglo al derecho
constitucional de cada estado.

La teoría basada en el derecho natural contenía dos elementos esenciales: un contrato mediante
el cual nacían una sociedad o un gobierno o ambos y el estado de naturaleza, que existía antes del
contrato. Por estado de naturaleza, se entiende la situación en que se encontraban originalmente
los hombres, antes de todo pacto o contrato.

El contractualismo absolutista de Hobbes

Hobbes creía que la monarquía era la forma más estable y ordenada de gobierno. Su principal obra
Leviatán, fue publicada en 1651, en momentos en que Oliverio Cromwell había depuesto al rey
Calos I y había implantado la república en Inglaterra. Al principio de su obra alude a la naturaleza
del hombre a su vez a cada una de las circunstancias que lo hacen un ser dependiente de los
demás, por ser frágil ante los embates de la naturaleza y de sus semejantes. Para Hobbes los
hombres son gobernados en sus movimientos por las pasiones, la vida humana es una mera
competición en la cual hasta los más necios y débiles pueden desposeer y matas a los más fuertes
y hábiles. En su estado de naturaleza el hombre se encuentra en un estado de permanente guerra
de todos contra todos.

Para Hobbes la sociedad civil no es un producto de nuestra propia naturaleza, sino una precaria
construcción artificial que depende de una correcta disposición de las voluntades humanas.
Hobbes expone diecinueve leyes naturales para lograr el establecimiento de la paz, el objetivo
principal del hombre.

El contractualismo político de Locke

Fue el primer teorizador que expuso el modo de entender la vida propio de la sociedad burguesa,
precisando sus aspiraciones y justificando sus actitudes. Su filosofía es básicamente empirista,
concentrada en los asuntos terrenales. En el ensayo sobre el gobierno civil, Locke expone su teoría
contractualista, llamada teoría del contrato político. Parte de la base de la experiencia original del
hombre en estado de naturaleza, en el cual es libre, del cual sale para formar la sociedad política
mediante un convenio. Esta se forma por el consenso de los asociados, siendo esta el único
fundamento valedero del poder político.

Locke reconoce la imposibilidad de obtener el consentimiento unánime d ellos asociados, por lo


cual se hace necesario que la sociedad constituida se rija por el consentimiento de la mayoría. Por
ello, los hombres al salir del estado de naturaleza y constituirse en comunidad, entregan todo el
poder necesario a la mayoría de aquella, es decir, al cuerpo político que ha de representar a esa
comunidad.

El contractualismo social de Rousseau

El contrato social comienza por afirmar que el hombre ha nacido libre y, sin embargo, por todas
partes vive encadenado, agrega que el orden social supone un derecho sagrado que sirve de base
a todos los otros. Sin embargo, ese derecho no es un derecho natural: se funda en convenciones.
Rousseau parte de la base de que el hombre se encuentra originariamente en un estado de
naturaleza, en el cual vive acorde con su bondad original, es completamente libre y se considera
feliz. El contrato social ofrece la reconciliación del individuo, ser natural, con la sociedad,
cimentada en la educación y el derecho.

La solución para la protección de la fuerza común es el contrato social. Y las cláusulas de este
contrato están de tal suerte determinadas por la naturaleza del acto, que la menor modificación
en ellas las haría inútiles y sin efecto; de manera que, aunque no hayan sido jamás formalmente
enunciadas, resultan en todas partes las mismas, así como tácitamente reconocidas y admitidas,
hasta tanto que, violado el pacto social, cada cual recobra sus primitivos derechos y recupera su
libertad natural al perder la condicional por la cual había renunciado a la primera.

La teoría de la fundación y de la institución

Esta teoría, debida en gran parte a Hauriou, parte de la afirmación verificable de que el estado
presenta los caracteres de un organismo social estructurado. El estado aparece como una
agrupación de individuos, dirigida por un gobierno central en nombre de una idea de fin, para la
realización de un cierto orden social y político del que serán beneficiarios los súbditos del Estado.
Según Hauriou los organismos sociales se han creado en virtud de una fundación acompañada y
seguida de adhesiones. Describe el proceso en el cual unos individuos conciben la idea de empresa
y los medios que se utilizarán para realizarla. Fundan un organismo por los procedimientos
jurídicos que el ordenamiento vigente pone a su disposición. Reclutan, a continuación, adheridos
para que les ayuden en la realización de su empresa. El grupo funciona entonces con este conjunto
complejo: idea rectora, poder organizado, grupo de individuos interesados en la realización de la
idea. Este conjunto constituye lo que se llama una institución.

El fundamento jurídico de un estado reside normalmente en una fundación acompañada de


adhesiones. Con el tiempo se esfuma el recuerdo de la fundación y pasa a primer plano el
consentimiento habitual. La constitución viene a dar forma solemne a lo que ya existía, al menos
en gran parte. Confirma, precisa y llegado el caso, modifica las condiciones de la vida jurídica del
estado. No da nacimiento al estado, que ya antes de ella había accedido a la vida jurídica.

La personalidad jurídica del estado

La teoría según la cual el estado es persona jurídica parte del supuesto de que por encima de los
elementos que lo componen, existe una persona que los comprende a todos; que esos elementos
forman entonces una personalidad integral, que se asientan sobre un fundamento territorial. La
idea del estado como personalidad jurídica fue expuesta originalmente por Hobbes. Luego
desarrollada entre otros por Locke, Pufendorf y Rousseau. Ella ha sido aceptada como una ficción
legal necesaria para otorgarle al estado trato de sujeto de derechos u obligaciones y radicar en el
interés general.

Manera de comprender la personalidad del estado

Algunos tratadistas consideran que la noción de la personalidad del estado significa que este es un
ser jurídico distinto de los individuos que componen la nación, e inclusive del cuerpo nacional de
los ciudadanos. Hay diversas cuestiones en cuanto a si la nación tiene personalidad jurídica, sin
embargo, los tratadistas alemanes rechazan dicha postura. No obstante, desde la revolución
francesa, el significado de nación vinculado con el pueblo trae implícito el concepto de soberanía,
dado que, es el pueblo el titular de la soberanía. Para Carre de Malberg, los términos nación y
estado no designan sino dos fases de una misma persona. O más exactamente la noción de
personalidad estatal es la expresión jurídica de la idea de que la nación, al organizarse en estado,
se encuentra por ello erigida en un sujeto de derecho, el cual es precisamente el estado, de modo
que lo que personifica al estado es la nación misma, estatalmente organizada.

Escuelas que niegan la personalidad del estado

Quienes niegan la personalidad del estado para los que lo fundamentan su negativa en razones
jurídicas. Sostienen ellos que la comunidad nacional no constituye una persona distinta de los
miembros que la componen; afirman que no debe verse en la colectividad de los ciudadanos sino a
estos mismos estimados colectivamente, sacan la conclusión de que el estado no es una persona
suplementaria que añade y superpone a las personalidades individuales de sus nacionales, sino
que los representa únicamente considerados en su conjunto.

Según la escuela realista o empírica, la cual, pretendiendo atenerse a los hechos materiales y
adaptarles las teorías jurídicas, declara que no es posible reconocer la calidad de personas más
que a los seres humanos porque solo el hombre posee como tal, una existencia real y por tanto,
solo él está dotado de voluntad.

Teorías para legitimar la personalidad jurídica del estado


La primera teoría tiene su fundamento que la colectividad estatal tiene interese propios, distintos
de los intereses individuales de sus integrantes. Toda teoría del estado que prescinda de este
hecho, queda por fuera de la realidad. Esta unidad del estado se manifiesta desde dos puntos de
vista principales: a) en primer lugar, el estado es una unidad de personas; b) la personalidad del
estado resulta de un segundo hecho que es su continuidad.

La teoría de la personalidad jurídica del estado permite, pues, someterlo al ordenamiento jurídico
al igual que cualquier persona natural.

La soberanía del estado

La doctrina clásica de la soberanía del estado consiste fundamentalmente en el supuesto de que


en toda sociedad existe un poder absoluto, superior e incontrolado, que tiene la decisión final con
respecto a la adopción y promulgación de las normas jurídicas que deben regir esa sociedad.

Noción de la soberanía del estado.

En términos generales, por soberanía se entiende un poder absoluto por encima del cual no puede
haber otro poder. Es importante distinguir entre la soberanía en el estado y la soberanía del
estado. La primera se refiere a la idea de jerarquía dentro de la organización social. Se considera
soberana a la autoridad colocada en la cúspide dentro de la jerarquía constituida. La autoridad
soberana no depende de ninguna otra y se impone, por el contario a los demás. Jurídicamente la
soberanía del estado significa que este es el máximo poder dentro de una nación y que se impone
a todos los grupos y personas no habiendo nada por encima de él.

Desarrollo histórico del concepto de soberanía

Fue en Roma donde primero se hablo de superanitas para referirse a la autoridad.

Origen del moderno concepto de soberanía estatal

El concepto moderno de soberanía nació de la lucha emprendida por la realeza para asegurar su
independencia externa frente al Sacro Imperio y al Papado, y su supremacía interna frente a los
señores feudales. La doctrina que proclama la independencia estatal de la realeza frente al
papado, cobró fuerza a raíz del conflicto de potestades entre el rey Felipe el Hermoso y el papa
Bonifacio VIII.

La soberanía papal vs. Soberanía secular

En defensa de la soberanía en un primer escenario aparecen Guillermo de Occam y Marsilio de


Padua, argumentan acerca de los principios de la autoridad política, el problema cambió de forma
convirtiéndose en el de la relación entre un soberano y el cuerpo de súbditos a los que gobernaba,
referido concretamente al poder del papa y el carácter de soberana que se le daba a la autoridad
espiritual.

Maquiavelo y el absolutismo estatal

Tanto en el Discurso como en El príncipe, se ponen de manifiesto dos rasgos del pensamiento
maquiavélico: la indiferencia por la apelación a medios inmorales para conseguir fines políticos, y
la creencia en que el gobierno se basa, en gran parte, en la fuerza y la astucia. Para él la finalidad
política es conservar y aumentar el poder, y el patrón para juzgar es el de su éxito o fracaso en la
consecución de ese objetivo. Que una política sea cruel o injusta, le es indiferente, con tal que
logre sus fines.

Los conflictos religiosos y el poder temporal

La reforma, junto con las controversias sectarias el poder de las monarquías. La monarquía
entonces no solo recibió el respaldo de las clases burguesas, sino también el de los reformadores
religiosos que, por su conveniencia, se unieron a las fuerzas económicas existentes para hacer del
régimen absolutista la forma típica de gobierno en Europa.

Teoría del derecho divino de los reyes

Como respuesta a las teorías de que el poder político provenía del pueblo, quienes defendían el
absolutismo monárquico y la vigencia de una religión oficial respondieron con la teoría del
derecho divino de los reyes. Se trataba de revivir la creencia muy antigua del carácter divino de la
autoridad civil. Dl derecho divino se invocaba en defensa del orden y la estabilidad política, frente
a una oposición que, para muchos, aumentaba los riesgos de las guerras civiles de religión.

La contribución de Jean Bodin

Bodin es considerado como el primer autor moderno de la teoría de la soberanía, considerada


como atributo jurídico del poder político. El elemento esencia de la comunidad política -la cité- es
la presencia de un soberano común, sin el cual esta no es un estado. El poder soberano es,
entonces, perpetuo, no estando limitado a un período determinado de tiempo, es inalienable y no
está sujeto a prescripción, no está sometido a leyes, porque el soberano es la fuente del derecho.
A partir de Bodin la soberanía aparece como un atributo esencial de estado y no ya simplemente
como un atributo personal del monarca.

De la soberanía monárquica a la soberanía popular

Con el replanteamiento de las teorías iusnaturalistas y contractualistas implica un cuestionamiento


del concepto de soberanía monárquica. Figuran la corriente absolutista de Hobbes, cuyo propósito
era demostrar cómo el atributo de la soberanía le pertenecía al pueblo y no a un monarca ni a una
sola persona, acabó de imponerse, a través de Locke, de Montesquieu y Rousseau, con quien las
teorías democráticas sobre la soberanía alcanzan su máxima expresión.

Soberanía popular y soberanía nacional

La soberanía popular fue modificada durante la revolución francesa que consagró, el principio de
la soberanía nacional, al designar al conjunto de los individuos, considerado como Nación, como
titular de la soberanía.

Características y consecuencias de la soberanía del estado

La doctrina clásica distingue las siguientes características de la soberanía: a) es una e indivisible; b)


es absoluta; c) es permanente; d) es excluyente; e) es indelegable e inalienable y f) es
incondicional. Las consecuencias principales que se derivan de la soberanía del estado son en
opinión de Vedel, en primer lugar, que el estado posee un poder de autoorganización y en
segundo lugar, la facultad de expedir normas jurídicas; a) poder de auto-organización, b) poder de
expedir normas jurídicas.

Críticas al concepto tradicional de soberanía

Se ha criticado esta teoría por ser una pura abstracción, tanto de las teorías monistas y las teorías
pluralistas.

Conclusión sobre la soberanía del estado

Por muy vigorosos que sean los factores, tanto externos como internos, que tiendan a
comprometer el concepto de soberanía estatal, esta sigue siendo atributo propio insustituible y
consubstancial del estado. El derecho internacional se ha edificado sobre la base de la aceptación
del principio de que cada estado, reconocido como tal, es soberano.

Relación entre el estado y el derecho

Han existido diversas teorías que justifican la posición entre ambos conceptos:

Teorías de la superioridad del estado sobre el derecho

Se justifica en que el derecho no es otra cosa que el mandato del soberano. En toda sociedad hay
alguna persona individual o grupo de personas que recibe habitualmente la obediencia de los
miembros de la sociedad. El poder soberano no está obligado por la ley que el mismo establece.

Teorías de la superioridad del derecho sobre el estado

Se ha desarrollado dentro de las doctrinas iusnaturalistas. Según Krabbe, la idea moderna del
estado reconoce la autoridad impersonal de derecho como poder gobernante de la vida social
humana. No es la voluntad del soberano, sino la convicción jurídica del pueblo la que da fuerza
obligatoria al derecho positivo.

Teorías que niegan el antagonismo ente las dos soberanías

Kelsen opinó que estado y derecho no son propiamente dos aspectos de una misma cosa, sino que
son fenómenos totalmente idénticos. Todo acto del estado es a la vez acto jurídico. Toda
definición del estado es a la vez una definición del derecho. El poder del estado es la suma total de
normas coactivas válidas en una sociedad determinada.

Relación entre estado y derecho según la forma de gobierno

Según Heller no es posible resolver la cuestión de las relaciones entre el estado y el derecho que a
cada generación se plantea, presentando una opinión dominante. Para Bodenheimer la solución
del problema depende enteramente de la forma de gobierno que ha adoptado un estado
determinado y del modo como esa forma de gobierno, es su funcionamiento efectivo, afecta las
relaciones entre el estado y los ciudadanos. En el análisis de la cuestión es necesario
circunscribirse a las relaciones entre ambos conceptos dentro del estado moderno actual, es decir,
prescindiendo de elucubraciones en torno al proceso histórico de formación ya que resultará
prácticamente imposible señalar con precisión cuál estuvo por encima de cuál, cuál supeditado a
cuál, a lo largo este proceso.
En el estado moderno, ambos conceptos están involucrados el uno en el otro, no siendo posible
concebir el uno como superior al otro.

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