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Existe amplio consenso en que los orígenes de la Guerra Fría se encuentran estrecha y directamente
ligados con las relaciones entre la Unión Soviética y los aliados (Estados Unidos, Reino Unido y
Francia) entre los años 1945 a 1947. Estos eventos condujeron a la Guerra Fría que se extendió
durante poco menos de medio siglo.
Los eventos que precedieron la Segunda Guerra Mundial, y aún la Revolución rusa de 1917, configuraron
tensiones previas a la Segunda Guerra Mundial entre la Unión Soviética, los países del oeste de Europa y los
Estados Unidos. Una serie de eventos durante y luego de la Segunda Guerra Mundial exacerbaron las
tensiones, incluido el pacto soviético-alemán durante los dos primeros años de la guerra dando lugar a
invasiones, la demora en la invasión anfibia de la Europa ocupada por los alemanes, el apoyo por parte de
los aliados occidentales a la Carta del Atlántico, los desacuerdos en las conferencias de guerra sobre la
suerte de Europa del este, la creación por parte de los soviéticos del bloque del este de países satélites
soviéticos, los aliados occidentales diagramando el plan Morgenthau para apoyar la reconstrucción de la
industria alemana, y el plan Marshall.1
La Guerra Fría comenzó poco tiempo después de terminar la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más
destructivo en la historia del planeta. Los Aliados incluidos Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la
Unión Soviética derrotaron a las potencias del Eje: Alemania, Japón e Italia. Varios millones de personas
murieron en la guerra y el conflicto expuso los extremos del salvajismo humano.
Índice
La Revolución Rusa
Diplomacia entre las guerras (EE.UU) (1918–1939)
Pacto Ribbentrop-Mólotov y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial (1939–1941)
Alianza durante la Segunda Guerra Mundial (1941–1945)
Relaciones durante la postguerra
Conferencias durante la guerra
Desafíos de la desmilitarización de la postguerra
Visiones antagónicas sobre la reconstrucción de la postguerra
Creación del Bloque del Este
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
La Revolución Rusa
En la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia fueron aliados durante siete meses,
desde abril de 1917 hasta que los bolcheviques tomaron el poder en Rusia en noviembre. En 1918, los
bolcheviques negociaron un acuerdo de paz separado con las potencias centrales en el Tratado de Brest-
Litovsk. Esta paz acordada por separado contribuyó a que los norteamericanos desconfiaran de los
soviéticos, ya que dejaba a los aliados occidentales que continuaran peleando solos contra las potencias
centrales.
Debido a la revolución bolchevique de 1917 en Rusia seguido de su retiro de la Primera Guerra Mundial, la
Rusia soviética se encontró aislada en el campo de la diplomacia internacional.2 El líder Vladímir Lenin
expreso que la Unión Soviética se encontraba rodeada por una "rueda capitalista hostil" y consideraba a la
diplomacia un arma para mantener divididos a los enemigos de Rusia, comenzando con la creación del
Comintern soviético, que propugnaba los alzamientos revolucionarios en el extranjero.3 Las tensiones entre
Rusia (incluidos sus aliados) y el Oeste adquirieron una fuerte connotación ideológica. La llegada de tropas
norteamericanas a Rusia en 1918, que se involucraron prestando asistencia a los blancos anti-bolcheviques
en la Guerra Civil Rusa ayudó a fomentar las sospechas de los líderes soviéticos sobre el mundo capitalista.
Este fue el primer evento que tornó a las relaciones ruso-norteamericanas en un tema importante y de largo
alcance, para los líderes de cada país.4
Ya en 1925, Stalin expresó que consideraba a la política internacional como un mundo bipolar en el cual la
Unión Soviética atraería países hacia el socialismo y los países capitalistas atraerían países con preferencias
capitalistas mientras que el mundo se encontraba en un periodo de "estabilización temporaria del
capitalismo" que precedía su eventual colapso.7 Varios eventos alimentaban la sospecha y la desconfianza
entre las potencias occidentales y la Unión Soviética: el desafío bolchevique al capitalismo;8 la guerra
polaco-soviética; el apoyo financiero por parte de los soviéticos en 1926 de una huelga general de
trabajadores británicos que condujo a que Gran Bretaña rompiera relaciones con la Unión Soviética;9 La
declaración de Stalin en 1927 sobre que la coexistencia pacífica con "los países capitalistas... se está
retrotrayendo al pasado";10 alegaciones conspirativas durante el Proceso de Shajty sobre un golpe de estado
liderado por franceses y británicos;11 la Gran Purga que comprendió varias campañas de represión y
persecución política en las cuales más de medio millón de soviéticos fueron ejecutados;12 los Juicios de
Moscú incluidas acusaciones de espionaje por parte de británicos, franceses, japoneses y alemanes;13 la
muerte controvertida de 6 a 8 millones de personas en la República Socialista Soviética de Ucrania durante
la hambruna en Ucrania de 1932 y 1933; el apoyo por occidente al Ejército blanco durante la Guerra Civil
Rusa; la negativa de Estados Unidos de reconocer a la Unión Soviética sino hasta 1933;14 y la firma por
parte de los soviéticos del Tratado de Rapallo.15 Como consecuencia las relaciones ruso-norteamericanas
pasaban a ser un importante y continuo tema de preocupación para los líderes de ambos países.4
Las diferencias entre los sistemas políticos y económicos de las democracias occidentales y la Unión
Soviética — socialismo versus capitalismo, autarquía económica versus libre comercio, planificación del
estado versus emprendimiento privado— fueron simplificadas y refinadas en ideologías nacionales para
representar dos modos de vida. Luego del Temor rojo, posterior a la primera guerra muchos en Estados
Unidos consideraban al sistema soviético una amenaza. La naturaleza ateísta del comunismo soviético
también preocupaba a muchos norteamericanos. Los ideales norteamericanos de libre determinación y los
Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson chocaban con muchas de las políticas de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas. Hasta mediados de la década de 1930, los políticos británicos y
norteamericanos suponían que la Unión Soviética comunista era una amenaza mucho más grande que la
Alemania desarmada y democrática y por ello gran parte de sus esfuerzos de inteligencia estaban enfocados
contra Moscú. Sin embargo, también se ha sostenido que en el período entre las dos guerras mundiales,
Estados Unidos tenía escaso interés en la Unión Soviética o sobre sus intenciones. Estados Unidos, luego de
una mínima contribución a la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil rusa, comenzó a favorecer una
posición aislacionista en lo que respecta a políticas globales (algo que posteriormente contribuiría a su tardío
ingreso en la Segunda Guerra Mundial). Un ejemplo en este sentido es su ausencia de la Liga de las
Naciones, un foro político internacional, en el espíritu de las Naciones Unidas; si bien el presidente
Woodrow Wilson fue uno de los principales propulsores de la Liga de las Naciones; sin embargo el senado
de Estados Unidos, se opuso a que Estados Unidos formara parte de la misma. Estados Unidos estaba
experimentando un crecimiento económico sin precedentes a lo largo de la década de 1910 y comienzos de
la década de 1920. Sin embargo, pronto el mundo sería afectado por la Gran Depresión y por lo tanto
Estados Unidos estaba menos propenso a realizar concesiones a la política internacional mientras sufría de
serios problemas internos financieros y sociales.
Además los soviéticos tenían resentimiento por la Política de apaciguamiento occidental hacia Adolf Hitler
especialmente luego de la firma de los Acuerdos de Múnich en 1937.
Desde agosto de 1939 a junio de 1941 (cuando Alemania rompió el pacto e invadió la Unión Soviética), las
relaciones entre occidente y los soviéticos se deterioraron más aún cuando la Unión Soviética y Alemania
implementaron una relación económica de gran escala mediante la cual la Unión Soviética le enviaba a
Alemania materias primas vitales tales como petróleo, caucho, manganeso y otros materiales a cambio de
armas, maquinaria para fábricas y tecnología alemana.27 28 A finales de 1940, los soviéticos también
comenzaron conversaciones con Alemania sobre una posible incorporación al Eje, que culminaron en un
intercambio de propuestas escritas, aunque nunca se terminó de acordar la incorporación de la Unión
Soviética al Eje.29
Ya en julio de 1941, Stalin le solicitó a Gran Bretaña que invadiera el norte de Francia, sin embargo los
ingleses no estaban preparados para realizar dicha tarea en ese momento.30 Lo cual finalmente ocurrió en el
día D, el 6 de junio de 1944.
A comienzos de 1944, el MI6 había revivido su Sección IX, su sección anti-soviética anterior a la guerra, y
Philby fue destacado allí. Philby alertó a la NKVD sobre toda la inteligencia británica relacionada con los
soviéticos incluida la información que la OSS norteamericana había compartido con los ingleses sobre los
soviéticos.
Los soviéticos pensaban en esa época, y lo continuaron creyendo durante la Guerra Fría, que los británicos y
los norteamericanos habían demorado intencionalmente la apertura del segundo frente contra Alemania de
forma de intervenir solo a último minuto e influir de esta manera sobre los acuerdos de paz y así dominar
Europa. Algunos historiadores como John Lewis Gaddis no están de acuerdo con dicha postura, presentando
información sobre temas militares y estratégicos que rodearon a la invasión en Normandía.31 Mientras, los
soviéticos experimentaban gran número de bajas, que ascendieron a veinte millones de muertos. De todas
maneras, las percepciones (o opiniones erradas) soviéticas sobre Occidente y viceversa dejaron grandes
tensiones y hostilidad subyacentes entre las potencias aliadas.32
Por su parte en 1944, para los aliados los soviéticos habían demorado de manera deliberada la ayuda al
alzamiento de Varsovia de la ejército de resistencia polaco contra los nazis. Los soviéticos no proveyeron
suministros por el aire al alzamiento, y durante bastante tiempo se negaron a permitir que los británicos y
norteamericanos lanzaran suministros desde el aire. En por lo menos una ocasión, un avión soviético derribó
un avión de suministro de la RAF que entregaba suministros a los insurgentes polacos en Varsovia. George
Orwell realizó una advertencia pública sobre las intenciones soviéticas en la postguerra. Una 'guerra secreta'
tuvo lugar entre la Armia Krajowa apoyada por la SOE británica y los partisanos soviéticos apoyados por la
NKVD. En estos enfrentamientos, el agente polaco de fuerzas especiales Maciej Kalenkiewicz que había
sido entrenado por los británicos fue matado por los soviéticos. Los británicos y soviéticos también
apoyaban a elementos de resistencia opuestos entre sí en Yugoslavia y Grecia.
Además, ambos lados tenían ideas distintas sobre el establecimiento y mantenimiento de la seguridad al
concluir la guerra. Los norteamericanos tendían a considerar la seguridad en términos situacionales,
suponiendo que, si se creaba un gran número de gobiernos y mercados similares al estilo norteamericano,
los países podrían resolver sus diferencias de forma pacífica, mediante organizaciones internacionales.33 La
clave de la visión norteamericana para la seguridad del mundo de la post guerra, era un mundo de post
guerra conformado sobre los principios establecidos en la Carta del Atlántico de 1941, en otras palabras, un
sistema internacional liberal basado en el comercio libre y mercados abiertos. Esta visión requería
reconstruir una Europa capitalista, con una Alemania saludable en su centro, que sirviera nuevamente como
un polo de temas globales.14
Ello también demandará el liderazgo económico y político de Estados Unidos del mundo posguerra. Europa
necesitaba la ayuda de Estados Unidos si es que iba a reconstruir su producción doméstica y financiar su
comercio internacional. Estados Unidos era la única potencia del mundo que no estaba devastada
económicamente por la guerra. Hacia el final de la guerra, producía casi el 50% de la producción de bienes
industriales del mundo.14
Sin embargo, los líderes soviéticos, tendían a considerar la seguridad en términos de espacio.34 Este
razonamiento se encontraba condicionado por las experiencias históricas de Rusia, dada la frecuencia con la
cual el país había sido invadido en los últimos 150 años.35 La Segunda Guerra Mundial fue una experiencia
especialmente dramática para los soviéticos: la Unión Soviética sufrió una devastación sin precedente como
consecuencia de la matanza nazi, y más de 20 millones de ciudadanos soviéticos murieron durante la guerra;
decenas de miles de ciudades, pueblos y villas soviéticas fueron arrasadas; y 30 100 fábricas soviéticas
fueron destruidas.36 De manera de prevenir un asalto similar en el futuro, Stalin estaba determinado a
utilizar al Ejército Rojo para controlar Polonia, de manera de dominar los Balcanes y destruir de forma
absoluta la capacidad de Alemania para poder involucrarse en otra guerra. El problema es que la estrategia
de Stalin arriesgaba confrontar con Estados Unidos un adversario igualmente poderoso, quien consideraba a
las acciones de Stalin eran una violación abierta del acuerdo de Yalta.
A finales de la guerra en Europa, en mayo de 1945, los soviéticos insistían en ocupar la isla danesa de
Bornholm, a causa de su posición estratégica en la entrada del Báltico. Cuando el comandante alemán local
insistió en rendirse a los aliados occidentales, tal como habían hecho las fuerzas alemanas en el resto de
Dinamarca, los soviéticos bombardearon la isla, causando gran número de bajas y daño entre la población
civil que apenas había sido tocada por la guerra, y luego invadieron la isla y la ocuparon hasta mediados de
1946, todo lo cual puede ser considerado parte de las acciones iniciales de la Guerra Fría.
Ya antes de que terminara la guerra, parecía altamente probable que la cooperación entre las potencias
occidentales y la URSS daría lugar a una intensa rivalidad o conflicto. Esto se debía básicamente a los
marcados contrastes entre las ideologías políticas de las dos superpotencias, ahora las más poderosas del
mundo. Mientras que Estados Unidos era un democracia de dos partidos con una economía capitalista
avanzada, basada en la libre empresa y la ganancia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas era un
estado socialista de partido único con una economía planificada con fuerte presencia estatal.
En los Juicios de Nuremberg, el fiscal general soviético presentó información falsa en un intento de acusar a
alemanes por el asesinato de unos 22,000 oficiales polacos en el bosque de Katyn cerca de Smolensk. Sin
embargo, al sospechar la culpabilidad de los soviéticos, los otros fiscales aliados se negaron a apoyar la
acusación, además los abogados alemanes amenazaron con presentar una defensa que sería embarazosa para
los rusos. Finalmente nadie fue acusado ni encontrado culpable en Nuremberg de la masacre del bosque de
Katyn.37 En 1990, el gobierno soviético reconoció que la masacre de Katryn había sido llevada a cabo, no
por los alemanes, pero sino por la policía secreta soviética.38
A partir de septiembre de 1945, Witold Pilecki un miembro de la resistencia polaca y justo fue enviado por
el General Anders a espiar a los comunistas en Polonia. En 1948, Pilecki fue ejecutado acusado de espionaje
y de 'servir a los intereses del imperialismo extranjero'.
En febrero de 1945 en la Conferencia de Yalta, los Aliados intentaron definir el andamiaje para una
organización de Europa en la postguerra. Los Aliados no pudieron alcanzar acuerdos firmes sobre los temas
principales: la ocupación de Alemania, las compensaciones postguerra por parte de Alemania, y los
préstamos. No se logró acordar un consenso final en cuanto a Alemania, más allá de acordar con un pedido
soviético en que el total de las compensaciones de guerra debía ser de unos 10 000 millones de dólares
"como base para negociar."39 Los debates sobre la composición del gobierno de postguerra de Polonia
también fueron acalorados.40
Luego de la victoria Aliada en mayo, los soviéticos ocuparon de hecho el este de Europa, mientras que
Estados Unidos abarcaba casi toda Europa Occidental. En la Alemania ocupada, Estados Unidos y la Unión
Soviética acordaron zonas de ocupación y un esquema indicativo para el control por las cuatro potencias
incluidas Francia y Gran Bretaña.
En la Conferencia de Potsdam que comenzó a finales de julio de 1945, los Aliados se reunieron para decidir
como administrar a la Alemania nazi derrotada, que había aceptado rendirse de manera incondicional nueve
semanas antes el 7 y 8 de mayo de 1945, día VE (día de la Victoria en Europa). Importantes diferencias
surgieron en torno al desarrollo futuro de Alemania y de Europa
del Este.41 En Potsdam, Estados Unidos estaba representado
por un nuevo presidente, Harry S. Truman, quién el 12 de abril
se hizo cargo del gobierno luego de la muerte de Roosevelt.
Truman desconocía los planes de Roosevelt para la postguerra
en relación a la Unión Soviética, y en general estaba
desinformado sobre temas de política exterior y militares.36 Por
lo tanto el nuevo presidente, inicialmente dependía de un grupo
de asesores (que incluía al embajador ante la Unión Soviética
Averell Harriman, el secretario de guerra Henry L. Stimson y el Harry S. Truman y Iósif Stalin reunidos en
secretario de estado de Truman, James F. Byrnes). Este grupo la Conferencia de Potsdam el 18 de julio
tendía a tomar una posición más dura hacia Moscú que la que de 1945. De izq. a dcha., primera fila:
había tenido Roosevelt.36 Aquellos miembros del gobierno que Stalin, Truman, el embajador soviético
Andréi Gromyko, el secretario de estado
favorecían la cooperación con la Unión Soviética y la
James F. Byrnes, y el ministro de
incorporación de las economías socialistas en un sistema
relaciones exteriores soviético Viacheslav
nundial de libre comercio fueron marginados. Gran Bretaña
Mólotov. Segunda fila: Truman confidant
estaba representada por un nuevo primer ministro, Clement Harry H. Vaughan [1] (https://www.trumanli
Attlee, que había reemplazado a Churchill luego que el Partido brary.org/hstpaper/vaughanh.htm), el
Laborista venciera a los Conservadores en la elección general intérprete de ruso Charles Bohlen, el
de 1945. agregado naval de Truman James K.
Vardaman, Jr., y Charles Griffith Ross
Una semana después de que finalizara la Conferencia de (parcialmente oculto) [2] (https://www.trum
Potsdam, los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki anlibrary.org/photographs/view.php?id=39
incrementaron la desconfianza soviética con respecto a Estados 2).
Unidos, cuando poco después de los ataques, Stalin protestó
ante personal del gobierno norteamericano cuando Truman dejó
a los soviéticos casi sin influencia real sobre el Japón ocupado.42
La terminación abrupta de los envíos de material de guerra desde Estados Unidos a la URSS luego de la
rendición de Alemania también molestó a algunos políticos en Moscú, quienes interpretaban que Estados
Unidos no tenía intenciones de apoyar a la URSS más allá de lo estrictamente imprescindible.
Sin embargo, hacia el final de la guerra, Stalin estimaba que eran escasas las probabilidades de un frente
anglo-norteamericano contra la Unión Soviética. Al final de la guerra, Stalin supuso que el bando capitalista
retomaría su rivalidad interna sobre colonias y comercio, y que recién en una fecha posterior se dedicarían a
actividades expansionistas, en vez de representar una amenaza para la URSS. Stalin pensaba que Estados
Unidos cedería ante la presión popular doméstica para una desmilitarización postguerra. Los asesores
económicos soviéticos tales como Eugen Varga predecían que Estados Unidos recortaría sus gastos
militares, y por lo tanto padecería de una crisis de sobreproducción, que culminaría en otra gran depresión.
Basándose en el análisis de Varga, Stalin supuso que Estados Unidos le ofrecería a los soviéticos ayuda para
la reconstrucción postguerra, dada su necesidad de encontrar un destino para sus inversiones masivas de
capital y así poder mantener la producción industrial del período de la guerra que le había permitido a
Estados Unidos salir de la Gran Depresión.43 Sin embargo, para gran sorpresa de los líderes soviéticos, los
Estados Unidos no sufrieron una crisis severa de sobreproducción en la postguerra. En contra de lo que
Stalin había supuesto, las inversiones de capital en la industria continuaron manteniendo aproximadamente
los mismos niveles de gasto gubernamental.
En Estados Unidos, fue difícil regresar a la economía anterior a la guerra. Si bien la cantidad de tropas en
Estados Unidos se redujo a una pequeña fracción de la cantidad existente durante la guerra, no se eliminó el
complejo militar-industrial norteamericano que fue creado durante la Segunda Guerra Mundial. Existían
fuertes presiones para "regresar a la normalidad". El Congreso quería regresar a presupuestos pequeños y
equilibrados, y las familias pedían que los soldados regresaran a sus hogares. La principal preocupación del
gobierno de Truman era el bajón postguerra, y la siguiente eran las consecuencias inflacionarias de un
incremento en la demanda de bienes y servicios. La G.I. Bill, aprobada en 1944, fue una respuesta a este
problema: subsidiar a los veteranos para que completaran su educación en vez de inundar el mercado laboral
y probablemente disparar la tasa de desempleo. Finalmente, el gobierno de postguerra de Estados Unidos
guardaba un gran parecido coon el gobierno en tiempos de la guerra, con grandes gastos en las fuerzas
armadas —junto con las industrias militares y de seguridad. El bajón capitalista postguerra predicho por
Stalin fue evitado mediante la gestión doméstica del gobierno, combinada con el éxito en promover el
comercio internacional y las relaciones monetarias.
Había diferencias fundamentales entre las visiones de Estados Unidos y de la Unión Soviética, entre los
ideales del capitalismo y el comunismo. Estas diferencias habían sido simplificadas y refinadas en
ideologías nacionales para representar dos formas de vida, cada una de ellas avalada en 1945 por desastres
anteriores a la guerra. Modelos antagónicos de autarquía versus exportaciones, y de planificación estatal
versus iniciativa privada, iban a servir de base para la confrontación del mundo en los años de la postguerra.
Los líderes norteamericanos siguiendo los principios de la Carta del Atlántico, tenían la esperanza de
modelar el mundo posterior a la guerra abriendo los mercados mundiales al comercio internacional. Los
analistas del gobierno eventualmente llegaron a la conclusión que era esencial para mantener la prosperidad
en Estados Unidos, reconstruir una Europa Occidental capitalista que pudiera servir nuevamente como punto
importante de referencia en el debate de los temas del mundo.
La Segunda Guerra Mundial destruyó gran cantidad de infraestructura y población en Eurasia de la cual
prácticamente no se libró ningún país. Estados Unidos fue la única potencia industrial del mundo que
emergió intacta, y hasta revitalizada desde un punto de vista económico. Como la mayor potencia industrial
de mundo, y como uno de los pocos países físicamente intactos por la guerra, los Estados Unidos se
beneficiarían de abrir todo el mundo al libre comercio. Estados Unidos tendría un mercado global para sus
exportaciones, y tendría acceso irrestricto a materias primas vitales. Determinados a evitar otra catástrofe
económica como la de la década de 1930, los líderes de Estados Unidos consideraban que el establecimiento
del orden de postguerra era una forma de asegurar la prosperidad de Estados Unidos.
Dicha Europa necesitaba de una Alemania sana. Estados Unidos en la postguerra era una potencia
económica que producía el 50% de la producción mundial de bienes industriales y un poderío militar sin
rival con un monopolio de la nueva bomba atómica. También era preciso desarrollar nuevas agencias
internacionales: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que fueron creados para asegurar
una economía abierta, capitalista e internacional. La Unión Soviética decidió no formar parte de los mismos.
La visión norteamericana del mundo de la postguerra chocaba con los objetivos de los líderes soviéticos,
quienes, también estaban motivados a definir la Europa de la postguerra. Desde 1924 la Unión Soviética,
había asignado una mayor prioridad a su propia seguridad y desarrollo interno que a la visión de Leon
Trotsky de una revolución mundial. Por lo tanto, antes de la guerra Stalin había sido proclive a establecer
relaciones con gobiernos no comunistas que reconocieran la dominación soviética sobre su zona de
influencia y ofrecer tratados de no agresión.
Véase también
Guerra Fría
Traición occidental
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