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A LOS 20 AÑOS DE APROBACIÓN DE LA LOPNNA EL COMISIONADO

PRESIDENCIAL PARA LOS DERECHOS HUMANOS Y ATENCIÓN A LAS


VÍCTIMAS RECAHZA LA SITUACIÓN DE AGRADAVA VULNERABILIDAD DE
LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN VENEZUELA

El 28 de agosto de 1990, se aprobó en el Congreso de la República Bolivariana de


Venezuela para que surtiera efectos en nuestro país, la Ley Aprobatoria de la Convención
sobre los Derechos del Niño, suscrita en la Sede de la Organización de las Naciones
Unidas el 26 de enero de 1990, en ella se busca abolir la percepción de los niños, niñas y
adolescentes como sujeto tutelado por el Estado, cambiándola a sujeto de derecho,
reconociendo los derechos y libertades de los mismos, sin distinción de raza, color, sexo,
religión, nacionalidad, posición económica y cualquier otra condición; lo que trajo como
consecuencia la necesidad de crear una norma que se adaptara a los cambios concebidos en
la misma.

Es por ello que el legislador, luego de comprometerse a procurar la protección social y


jurídica de los jóvenes y niños, comprendió la necesidad de gestionar la derogación de la
Ley Tutelar de Menores vigente desde 1980 y su eventual sustitución por la que sería la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, marcando el antes y después
de sobre los derechos de la niñez.

La formulación de esta ley fue un éxito en muchos sentidos, uno de ellos está referido a que
se trató de la primera experiencia legislativa participativa. Efectivamente, su promulgación
representó una conquista de la sociedad civil organizada; investigadores, activistas, centros
académicos y universidades intervinieron en su preparación como parte de una lucha por
adaptar el sistema nacional a la previamente aprobada Convención de los Derechos del
Niño, tratado que exigía unas reivindicaciones en favor de la niñez y la adolescencia que
demandaba de la concreción de los esfuerzos internos por darle aplicación efectiva sus
estándares.

Se experimentó un verdadero cambio de paradigma, anteriormente existía un contexto en el


que el juez de menores tenía poder de decisión sobre los niños en situación irregular, donde
no se contaba con una real valoración de sus derechos y necesidades y no se preveía
distinción entre los niños y adolescentes en situación correccional. Es a través de la
creación de la LOPNA que se hace la separación de niños y adolescentes con medidas de
protección, con la medida de abrigo por ejemplo para aquellos casos en que se corre peligro
porque los padres no se encuentran en capacidad de tenerlos bajo su custodia y, los que
están bajo sistema de responsabilidad penal. Se instituyó como tomando base la figura del
NNA como sujetos de derechos y los principios relativos de interés superior del niño y de
prioridad absoluta como directrices rectores, asimismo, se fortaleció el derecho de
participación y se concientizó sobre el rol fundamental de la familia como factor primordial
para el crecimiento y desarrollo en un ambiente sano.

Posteriormente, el 14 de agosto de 2007, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana


de Venezuela, publica la Ley Orgánica de Reforma Parcial para la Ley Orgánica para la
Protección de Niños y Adolescentes, en atención a los cambios realizados por la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en cuanto a las nuevas instituciones
para lo cual se realizaron modificaciones a los procedimientos y se incluyó un nuevo
Sistema Rector para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, lo que traería como
consecuencia reformas en los procedimientos y en la estructura del Sistema Judicial de
Protección, centralizando nuevamente todo el poder.

Años después, el 08 de junio de 2015, la Asamblea Nacional vuelve a reformar la Ley


Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes esta vez en cuanto al Sistema
de Responsabilidad Penal del Adolescente, a fin de aparentemente garantizar los derechos
de los adolescentes a ser tratados con dignidad, conforme su crecimiento evolutivo y acorde
a sus necesidades, otorgándole procedimientos más acordes. Esta tenía como principal
cambio la elevación de la edad para ser responsable penalmente de 12 a 14 años, así mismo
para evitar que esto trajera como consecuencia que se utilizara a los niños y menores de 14
para cometer delitos, se acrecentaron las penas. De igual manera, se establece la privativa
de libertad como última opción, por cuanto se ordena la imposición de medidas socio-
educativas las cuales serán supervisadas tanto por los integrantes del sistema de protección
como por la comunidad, a quien se le incorpora como parte integral del sistema de
responsabilidad penal, reformas que además dejaron en un área gris a pesar de la multitud
de órganos facultados, quién es realmente el último responsable de los adolescentes ya
penalmente responsables.

Luego de la evolución que ha tenido nuestra Ley Orgánica para la Protección de nuestros
Niños, Niñas y Adolescentes durante estos 20 años, vemos con tristeza como la misma se
convirtió en una utopía, por lo que mal podríamos celebrar el aniversario de la publicación
en gaceta de la Ley, precisamente cuando no se ha cumplido el propósito y espíritu para el
cual fue creada, ya que en lo que se refiere a nuestro sistema de protección el mismo no
cuenta con instituciones dignas que cumplan con los requerimientos mínimos que nuestros
niños, niñas y adolescentes necesitan para su crecimiento óptimo. De igual manera, las
diversas oficinas de atención y acompañamiento no cuentan con el personal idóneo y
capacitado para atender casos e incluso recibir a los niños que se encuentra bajo una
medida de abrigo por encontrarse en situación de riesgo o de calle. Podemos ver como cada
día aumenta el número de niños, niñas y adolescentes en situación de calle, y el Sistema
Rector para el Sistema de Protección no ofrece las soluciones ni cumple con objetivos para
la cual fue creada.

En cuanto al Sistema de Responsabilidad Penal, el mismo carece de mecanismos y


funcionarios aptos para llevar a cabo la inserción socio-educativa de los adolescentes que se
encuentran inmersos en situaciones delictuales, a los cuales a su vez se les viola el debido
proceso al tiempo que siguen siendo víctimas de maltrato y tratos crueles por parte de
quienes deben protegerlos y ofrecerles las herramientas para un cambio de vida.
En cuanto al tema de defensa y garantía de derechos de niños, niñas y adolescentes no
existe políticas públicas ni disposición política, los funcionarios que integran el Sistema se
encuentran mal pagado y poco comprometidos con la labor que se les encomendó; y la falta
de información tanto del Sistema Rector de Protección, de las entidades, como de los
Consejos de Protección en cuanto a todos los temas que conciernen a la niñez en
Venezuela, produce un atraso sustancial en lugar del avance que traía consigo el contenido
del texto legal.

Aunado al hecho de que las políticas públicas que debían garantizar la alimentación; la
seguridad y la salud se encuentran igualmente desasistidas, no solo para la niñez sino
también para toda la población en general, como muestra de ello, basta con nombrar el
Hospital JM de los Ríos, centro que en su mejor época fue hospital símbolo de referencia
donde se recibía niños de todos los estados, el cual actualmente, fruto de la decidía a la que
fue sometido, tiene sobre sí, Medidas Cautelares dictadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos sobre 14 áreas; y de las cuales solo se ha dado cumplimiento
parcial a solo una de ellas.

Es por ello, que esta Comisión Presidencial parea los Derechos Humanos y Atención a las
Víctimas se une al sentimiento del resto de las organizaciones de defensa y lucha de los
derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes y RECHAZA la situación de agravada
vulnerabilidad al disfrute pleno de la niñez en Venezuela y manifiesta que más que una
celebración es una fecha para recordar la enorme deuda que tenemos con nuestro niños,
niñas y adolescentes.

HUMBERTO PRADO SIFONTES


Comisionado Presidencial para Derechos Humanos y Atención a las Víctimas

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