Hermes es la
divinidad protectora de cosas tan aparentemente dispares como el comercio, los robos, los caminos, los mensajeros, los
sueños y las puertas. En realidad, todos estos ámbitos comparten una característica común: suponen un cambio de algún
tipo. El comercio es el intercambio de unos bienes por otros; el robo es un intercambio forzoso a cambio de nada; un camino
es la vía para cambiar de lugar; el mensajero es el encargado de intercambiar palabras entre dos individuos o dos
comunidades las puertas son el límite entre un lugar y otro; el sueño es el cambio entre la vigilia y un estado diferente.
Podemos deducir, por tanto, que para los griegos, Hermes era el dios de los cambios de todo tipo.
Por norma general, Hermes es representado como un joven hermoso, más grácil que fornido, tocado con un sombrero y con
un par de alas, bien en sus sandalias, bien directamente en los pies, que le permiten volar. Es un dios rápido, que se mueve
con facilidad entre el mundo de las divinidades y el de los mortales, y como tal es el mensajero de los dioses, encargado de
llevar las órdenes de Zeus allí donde el padre de los dioses se lo ordenara. Además de mensajero, Hermes es el dios
psicopompos, el encargado de conducir las almas de los muertos hasta la entrada del reino de Hades. El arma característica
de Hermes es el caduceo, una vara que ha sido representada con multitud de formas y a la que se atribuía el poder de dormir
a dioses y mortales así como de servir para que su portador pudiera dirigir hasta el Hades las almas de los muertos.
NACIMIENTO E INFANCIA
Hermes nació como fruto de la unión entre Zeus y Maya, una de las hijas del gigantesco Atlas. El joven dios nació en una
cueva en el monte Cilene, en la salvaje Arcadia. A los pocos días de su nacimiento, el dios demostró su precocidad escapando
de su cuna y echando a caminar por los campos. De este modo, llegó al lugar donde su hermano Apolo apacentaba sus
rebaños de vacas y bueyes. El joven Hermes decidió robar los bueyes de Apolo y encerrarlos en una cueva, de modo que el
dios no pudiera encontrarlos. Una vez perpetrado el robo, Hermes regresó a su cueva en Cilene. En la entrada encontró una
tortuga, y al observar la forma de su caparazón concibió una idea. Mató al animal y, tras vaciar su caparazón y tensar sobre él
una serie de cuerdas hechas con tripas de buey, inventó la lira. Hecho esto, regresó a su cuna y se quedó dormido.
Cuando Apolo descubrió el robo de los bueyes, utilizó sus poderes adivinatorios para averiguar quién había sido el culpable.
Una vez descubierto que había sido el pequeño Hermes, el dios Apolo exigió a Zeus que se hiciera justicia.Maya trató de
exculpar a su hijo aduciendo que una criatura tan pequeña que aún dormía en su cuna no podía haber perpetrado un robo
semejante. Zeus no se dejó engañar por el tierno aspecto del niño y exigió a éste que devolviera a Apolo sus bueyes. Hermes,
doblegado ante la autoridad de su padre, condujo a Apolo hasta la cueva donde había escondido los bueyes. Apolo, sin
embargo, fascinado ante el invento de la lira y sus posibilidades musicales, ofreció al pequeño dios todo su ganado a cambio
del instrumento musical, trato al que Hermes accedió gustoso. Además de los bueyes, Apolo regaló a Hermes su cayado de
pastor, una vara con la que el joven dios construyó su arma predilecta y símbolo por excelencia: el caduceo.
MITOLOGÍA
Hay pocas leyendas que tengan a Hermes como protagonista absoluto, siendo mucho más frecuente que este dios realice el
papel de personaje secundario. Normalmente, Hermes actúa a las órdenes de Zeus, bien como mensajero, bien en algún otro
papel
HERMES E ÍO
La joven Ío, pese a haber sido transformada por Zeus, su amante, en una ternera para evitar que Hera descubriera la relación
de ambos, sufrió la cólera de la celosa señora de los dioses. La esposa de Zeus encargó al monstruo Argos, una criatura con
cientos de ojos, que vigilara a la ternera, de forma que ni dios ni mortal pudiera acercarse a ella sin que su guardián lo
supiera y diera parte de ello a la propia Hera. Para liberar a su amante de tan terrible vigilante, Zeus envió a Hermes a acabar
con la criatura. Según algunas versiones, el dios mensajero simplemente derrotó al monstruo. En otras, antes de matarlo,
Hermes le durmió con sus canciones y sus historias, una muestra de su habilidad como orador y narrador. Gracias a esta
victoria contra el monstruo Argos, el dios Hermes recibe muy amenudo el epíteto de Argifontes.
HERMES Y PERSEO
En el ciclo de aventuras del héroe Perseo, el dios Hermes jugó un importante papel en al menos dos ocasiones. En primer
lugar, fue este dios el que proporcionó a Perseo sus características sandalias aladas, con las cuales derrotó a Medusa y a la
bestia que se disponía a devorar a la princesa Andrómeda. Por otro lado, Hermes, como dios encargado de dirigir al otro
mundo las almas de los muertos, fue el encargado de conducir a Perseo al reino de Hades.
RELACIONES Y DESCENDENCIA
Hermes fue un dios fecundo que engendró una gran progenie con madres de diversos tipos. Uno de los hijos de Hermes que
más éxito tuvo en la iconografía y la literatura antiguas y posteriores es Hermafrodito, hijo, tal y como indica su nombre, de
este dios y Afrodita. El joven Hermafrodito era, como correspondía a su divina ascendencia, grácil y hermoso, pero sentía un
fuerte rechazo por la compañía femenina. La ninfa Salmacis, enamorada de él, le persiguió y acosó, sin lograr que el joven
hiciera caso de sus súplicas amorosas. Desesperada, Sálmacis suplicó a los dioses que le concedieran el no separarse nunca
del esquivo Hermafrodito. Las divinidades escucharon su lamento y fusionaron en un mismo ser los cuerpos de los dos
jóvenes. De este modo, el hijo de Hermes y Afrodita pasó a tener un cuerpo que presentaba al mismo tiempo rasgos
femeninos y masculinos, tanto en los genitales como en otras zonas de su anatomía.
Durante la guerra de Troya, Hermes aparece en todo momento combatiendo junto al bando de los griegos, sin que se sepan
sus motivaciones para ello. Aunque nunca jugó un papel decisivo en el conflicto, Hermes intervino en diversos episodios de
gran importancia para el desarrollo de los acontecimientos que tuvieron como culmen la caída y la destrucción de la ciudad
de Troya. Al igual que en el resto de relatos mitológicos en los que aparece este dios, siempre lo hace como cumplidor de los
mandatos de alguna entidad superior, por norma general Zeus.
Antes del estallido de la guerra, Hermes, por designación de Zeus, fue el encargado de anunciar a Paris su elección como juez
en el certamen de belleza de las tres diosas, así como de entregar al pastor troyano la manzana de oro con la que la diosa
Eris había sembrado la discordia entre ellas. También por orden de Zeus Hermes fue el responsable de conducir sano y salvo
al anciano Príamo hasta el interior del campamento griego, para que éste pudiera suplicar a Aquiles que le devolviera el
cadáver de su hijo Héctor. Por último, ya en los acontecimientos narrados en la Odisea de Homero, Hermes hace el papel de
fuerza que impide que Odiseo no cumpla con su destino de regresar a Ítaca junto a su esposa Penélope. Para ello, el dios le
entrega a Odiseo unas extrañas hierbas que le hacen invulnerable a los poderes de la maga Circe, de modo que el héroe
consigue liberar a sus compañeros de los embrujos de ésta. Posteriormente, Hermes es el encargado de recordar a Odiseo,
atrapado en la isla de la ninfa Calipso, su deber de regresar a su hogar en lugar de languidecer junto a su amante en el rincón
del mundo en el que un naufragio le había arrojado.
Los cultos a Hermes fueron, como corresponde a sus variados ámbitos de influencia, muy diversos y complejos. Como dios
de los intercambios y los pasos de un estado a otro, el dios Hermes era el guardián de los caminos, y para honrarle se
situaban en las encrucijadas las llamadas hermas. Las hermas eran en su origen montones de piedras que posteriormente se
convirtieron en pilares corados por una efigie del dios Hermes y adornados en muchas ocasiones por un falo erecto. Para
muchos autores estos objetos habrían sido el origen del dios, al convertirse en divinidad a un elemento mágico encargado de
la vigilancia y la seguridad en los caminos. Las hermas fueron veneradas y respetadas en la antigua Grecia como elementos
sagrados que protegían a toda la comunidad. Hasta tal punto llegó la veneración a estos monumentos que, cuando la noche
antes de la partida de la flota ateniense hacia Sicilia, en plena Guerra del Peloponeso, un grupo de jóvenes mutilaron las
hermas de Atenas, esto causó un revuelo que tuvo profundas connotaciones sociales y políticas y que trajo fatales
consecuencias para personajes de la talla de Alcibiades y su maestro Sócrates.
En la película de animación Hércules, de la factoría Disney, el dios Hermes es caracterizado como un personaje secundario
cómico con aspecto de bufón. En lugar de la imagen consagrada en la iconografía, un joven atlético y hermoso, los
animadores de Disney optaron por representar a Hermes como un hombrecillo de edad indefinida, con la piel azul y unos
anteojos sobre una nariz puntiaguda. Aunque no se haya respetado la imagen típica del dios, sus atributos y funciones han
corrido mejor suerte. El Hermes de Disney actúa también como mensajero de los dioses, al servicio de soberano Zeus, y para
ello porta tanto su sombrero alado como su arma característica, el caduceo.
Hermes (Griego: Ἑρμῆς) es el dios del comercio, la heráldica, los
comerciantes, el comercio, las carreteras, los ladrones, la astucia, los
deportes, los viajeros y los atletas en la antigua religión y mitología griegas;
el hijo de Zeus y la pléyade Maya, y el segundo más joven de los dioses
olímpicos (Dioniso era el primero).
Hermes era el emisario y mensajero de los dioses.[1] Hermes was also "the
divine trickster"[2] También era el "embaucador divino" y "el dios de las
fronteras y la transgresión de fronteras, ...el patrón de pastores, lardones,
tumbas y heraldos".[3] Se le describe moviéndose libremente entre los
mundos de lo mortal y lo divino, y era el conductor de almas a la otra vida.
[4] También era visto como el protector y patrón de las carreteras y
viajeros.[5]
En algunos mitos, es un embaucador que burla a los dioses para su propio
regocijo o por el bien de la humanidad. Sus atributos y símbolos incluyen el
herma, el gallo, la tortuga, el bolso, las sandalias aladas y el gorro alado. Su
símbolo principal es el kerykeion griego o el caduceo latino, que aparece
en forma de dos serpientes enroscadas en un báculo alado con tallados de
los otros dioses.[6]
En la adaptación romana del panteón griego, Hermes se identifica con el
dios romano Mercurio,[7] quien, aunque heredado de los etruscos,
desarrolló muchas características similares como ser el patrón del
comercio.
La forma más antigua del nombres Hermes el el griego micénico *hermāhās,
[8] escrito e-ma-a2 (e-ma-h) en linear B.[9]La mayoría de académicos
derivan "Hermes" del griego ἕρμα herma,[10] "apoyo,[11] cúmulo de piedras,
mojónes", de la que deriva la palabra hermai ("mojones grandes dedicados
a Hermes como dios de los viajeros").[12] La etimología de ἕρμα se
desconoce (probablemente no sea una palabra indo-europea). [8] R. S. P.
Beekes rechaza la conexión con herma y sugiere un origen pre-griego.
La especulación académica de que "Hermes" deriva de una forma primitiva
de significado "un mojón" está discutida.[13] En griego, un hallazgo fortuito
es hermaion.
Según una teoría que ha recibido una aceptación académica considerable,
el propio Hermes se originó como una forma del dios Pan, que se ha
considerado como un reflejo del dios pastoral protoindoeuropeo *Péh2usōn,
[14][15] en su aspecto de dios de los marcadores de fronteras.
Posteriormente, el epíteto suplantó al nombre original y Hermes tomó las
funciones de dios de los mensajeros, viajeros y las fronteras, que habían
pertenecido originalmente a Pan, mientras Pan siguió siendo venerado por
su nombre original en su aspecto más rústico como dios de lo salvaje en las
regiones montañosas relativamente aisladas de Arcadia. En mitos
posteriores, tras ser reintroducido el culto de Pan a Ática, se dijo que Pan
era el hijo de Hermes.[15][16]
También se han propuesto otros orígenes. R. S. P. Beekes rechaza la
conexión con herma y sugiere un origen pregriego.[8] Se ha sugerido que
Hermes es un cognado del védico Saramá.[17][18]
Tragedias Editar
Esquilo escribió en Las Euménides que Hermes ayudó a Orestes a matar
a Clitemnestra bajo una falsa identidad y otras estratagemas,[26] y
también dijo que era el dios de las búsquedas, y aquellos que buscan cosas
perdidas o robadas.[27] En Filoctetes, Sófocles invocó a Hermes cuando
Odiseo necesitaba convencer a Filoctetets para unirse a la guerra de Troya
en el bando griego, y en Reso de Eurípides, Hermes ayuda a Dolón espiar a
la flota griega.[26]
Esopo Editar
Esopo lo mostró en varias de sus fábulas, como gobernante de la puerta de
los sueños proféticos, como dios de los atletas, de las raíces comestibles y
de la hospitalidad. También dijo que Hermes asignaba a cada persona cada
parte de inteligencia.[28]
Un chico popular
La fortuna le sonrió en todo, desde sus romances e hijos hasta sus numerosos
poderes, que le hicieron uno de los dioses más populares y venerados. Tuvo dos
hijos bellísimos, Hermafrodita, con Afrodita, y Dafne, así como el famoso Pan, la
deidad mitad hombre mitad cabra.