Mi
cabello es tan largo y esponjado que podrías verme a un kilómetro de
distancia. Soy pretenciosa. Me río muy fuerte, hablo de más e invito a
personas desconocidas a tomarse un café conmigo porque se me da la
gana y ya. Nunca he conocido a alguien tan extrovertido como yo, lo cual
podría ser bueno o malo, todo depende de cómo lo veas.
Hace un par de años me fui de viaje el fin de semana con una amiga que es
igual de extrovertida y odiosa que yo. En algún punto le pregunté si
podríamos ser amigas si nos hubiéramos conocido hace diez años. "Yo me
juntaba con puras chicas como yo. Éramos rubias, delgadas y usábamos
mucho maquillaje. Nadie se metía con nosotras", me dijo arrastrando las
palabras por el vino que habíamos tomado. "Siendo honesta, Sirena,
probablemente te habría hecho la vida de cuadritos".
"Sí eras muy mala", respondí. "Pero no te preocupes; tal vez se volvieron
como yo".
Liam Hackett.
Liam Hackett es una de las personas más exitosas que he conocido. A sus
24 años de edad, ya es director de una agencia de marketing digital y
fundador de una organización para prevenir el bullying llamada Ditch the
Label.
Él también sufrió de bullying durante la adolescencia y una vez fue a parar
al hospital tras un ataque físico brutal. Sin embargo, dice que esas
experiencias lo motivaron a sobresalir académicamente y empezar una
trayectoria que le ha dado presencia en los medios y la oportunidad de dar
discursos públicos.
"El bullying que experimenté es la fuerza que me motiva", dijo. "Si creces
con un gran rechazo a tu alrededor, cuando eres adulto lo que quieres es
protegerte y cada quién lo hace a su manera. En mi caso, me llevó al éxito.
Es extraño decir que el bullying puede tener un impacto positivo. Todo
depende de cómo lo asimile la persona. Puede ser algo muy positivo".
Hable con Lisa*, una chica de 21 años que está a punto de entrar a la
universidad y tiene miedo de volverse a quedar sola y que la molesten sus
compañeros. Ha sufrido de bullying desde que tenía nueve años de edad.
La han excluido y la han molestado verbalmente tanto en línea como en
persona. También solían decirle que se suicidara o que se rompiera los
huesos.
"Las forma en que quiero que sean mis hijos entra dentro del estereotipo
de 'víctima de bullying'", dijo Ana. "Educados, con un lenguaje correcto,
inteligentes, amantes del estudio y amables. Me da miedo porque ya lo
viví. El bullying es un factor en mi posible decisión de no tener hijos. Es
triste".
A pesar de que parece que no le afecta, los problemas que enfrentó Ana en
sus años escolares sí han influido en su persona. Su confesión me hizo
darme cuenta de que tal vez no quiero ser madre porque comparto su
miedo en mi subconsciente. ¿Es posible que en mi interior aún crea que
sufrir bullying es lo peor que le puede pasar a una persona?