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Cátedra: Psicología
Inteligencia
El debate sobre cómo se originó la inteligencia humana lejos de estar resuelto sigue
siendo en nuestros días motivo de controversia. A partir de finales de los ochenta del siglo
pasado, pero sobre todo en los noventa, fue tomando cada vez más cuerpo una explicación de
corte naturalista emergentista, en la que algunos científicos sugerían que un cambio en la dieta
de los homínidos, introduciendo el consumo relativamente abundante de carne, habría dado
lugar a cerebros más grandes en los que habría podido empezar a emerger la inteligencia.
Entre estos científicos destacan Leslie C. Aiello y Peter Wheeler, quienes desde hace años
viene llamando la atención sobre este punto. Según ellos, individuos con cerebros
relativamente grandes tendrían la inteligencia mínima para ser los primeros en fabricar
herramientas con las que romper las cañas de los huesos para poder acceder al tuétano, en
donde se hallan los nutrientes más energéticos. De este modo una alimentación rica en grasas
animales y en proteínas permitía un aumento progresivo del volumen cerebral. Y con dicho
incremento un desarrollo progresivo de la inteligencia.
De acuerdo a esto podríamos decir que inteligencia es la capacidad que tiene la persona
para aprender, comprender, razonar y sintetizar los conocimientos, lo cual le permite
responder y adaptarse a las circunstancias.
Estructura de la inteligencia
Los psicólogos han tenido dificultad para decidir si la inteligencia es “una”, o si hay
varias clases de conducta inteligente.
La aproximación más común ha sido la del análisis de los elementos o factores básicos,
denominado “Análisis de factores”. Este consiste en administrar un determinado número de
test a un grupo de personas, lo cual permite a los psicólogos identificar las características de la
inteligencia, que aparentemente, están relacionadas con lo test (es un método netamente
estadístico).
Mas adelante surgió otra teoría que se conoce como la teoría bifactorial, esta busca a
partir de los primeros resultados del análisis factoria, atribuir las intercorrelaciones positivas
entre todos los test a la existencia en la inteligencia de un factor general, llamado factor “(g)”,
este es común a todos los test y se necesita para resolver correctamente cada uno de los test
aplicados.
Luego se descubrió un nuevo factor, denominado factor “(s)”, exclusivo de cada test y
distinto e independiente de los demás.
Dicho de otra manera se plantea que el rendimiento en cada test es posible por la
activación de estos dos factores d inteligencia, el general (g) y el especifico (s), que depende la
índole del test.
Posteriormente, surgió la teoría de los factores de la inteligencia: lo que se había
llamado factor “g” podía descomponerse en un número determinado de factores, y las
diferencias individuales entre las aptitudes cognoscitivas se puedan expresar en función de un
número de aptitudes mentales primarias distintas, pero no totalmente independientes entre sí.
Distribución de la inteligencia
Afortunadamente todos los seres humanos contamos con la inteligencia, ella nos
diferencia de los animales y demás seres. Por lo general, no todos poseen los mismos niveles,
es decir, que puede suceder que unos individuos tengan mayor capacidad que otros. Los
niveles van, desde muy alto a muy bajo, pero la gran mayoría se ubican en las zonas medias o
promedio.
Muy superior
Superior
Brillante
Promedio
Normal lento
Fronterizo
Deficiente mental
Medidas de la inteligencia
El primer psicólogo que diseño una prueba para medir la inteligencia fue Alfred Bidet.
Con ella, buscaba Bidet detectar los estudiantes menos aventajados del sistema escolar de
París, con la finalidad de ayudarles.
Edad mental:
Se establece que, a cada edad cronológica o real del sujeto, le corresponde un cierto
nivel de inteligencia; una edad mental.
La edad mental será determinada por la media de cuestiones de un test, resuelto por el
promedio de sujetos de una misma edad cronológica.
EC = EM
Cociente intelectual:
CI = EM * 100 O IQ = EM * 100
EC EC
Percentiles:
Estos indican el nivel en que se encuentra una persona en relación con cien personas de
la misma edad cronológica o grupo comparativo. El sujeto promedio queda en el centil
cincuenta, el mejor ubicado, en el noventa y nueve y el peor situado, en el centil uno.
Determinantes de la inteligencia
El hecho de que las capacidades mentales formen una serie continua que va desde el
idiota hasta el genio, con distribución del IQ en curva ascendente, sugiere que la inteligencia
se hereda por un sistema multifactorial, hecho que se apoya aun en otras pruebas. La debilidad
mental puede depender de ciertos padecimientos como sífilis o meningitis, de traumas
obstétricos y de factores ambientales diversos, si bien la mayoría de los casos son hereditarios.
Lenguaje e inteligencia
El desarrollo del cerebro humano pasa a través de un periodo crítico entre los 2 y los
13 años. Durante este periodo, los factores genéticos predisponen al niño a aprender lenguaje,
pero las experiencias, tales como la exposición al lenguaje son también necesarias. De acuerdo
con esta teoría, la exposición al lenguaje no solo es necesaria durante el periodo crítico, sino
que es suficiente. Es decir, que los niños pueden aprender lenguaje por mera exposición a él
durante el periodo crítico. Antes o después de este periodo, necesitan más que esa mera
exposición. El precario desarrollo del lenguaje de algunos niños con privación social, indican
que una extrema privación durante el periodo critico impide el desarrollo normal del lenguaje
(Lenneberg. 1967)
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en
cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la
autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental,
etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo,
que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más
probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida.
Manejar las emociones: Es la capacidad de manejar sentimientos para que sean adecuados,
es una capacidad que se basa en la conciencia de uno mismo. Este punto se maneja como
lo veremos como Auto- control, tal vez medular de esta Inteligencia que como vimos
depende también de cuestiones fisiológicas.
Mayer expone diferentes estilos característicos para responder ante las emociones:
Consiente de sí mismo: Los que su cuidado los ayuda a manejar sus emociones. Son las
personas que buscan cambiar.
Sumergido: se trata de personas que a menudo se sienten abrumados y emocionalmente
descontrolado. Es una persona que se da cuenta de lo que sucede pero no sabe por que por
lo tanto no puede cambiar.
Aceptador: personas que suelen ser claras en lo que sienten, pero no hacen nada para
cambiar. Persona que se da cuenta de lo que le sucede, pero que llega a pensar que así es y
que no lo puede cambiar.
(a) La Inteligencia Personal: está compuesta a su vez por una serie de competencias que
determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. Esta inteligencia
comprende tres componentes cuando se aplica en el trabajo:
Habilidades sociales: es el talento en el manejo de las relaciones con los demás, en saber
persuadir e influenciar a los demás. Quienes poseen habilidades sociales son excelentes
negociadores, tienen una gran capacidad para liderar grupos y para dirigir cambios, y son
capaces de trabajar colaborando en un equipo y creando sinergias grupales.
CONCLUSIÓN
La inteligencia, más que una cosa, es el campo de glorificación del hombre. Nadie sabe
cuáles son los límites de este campo. La inteligencia no es ni anatomía ni fisiología, por eso
hay que advertir antes de entrar en materia, que tiene tantas definiciones como definidores. Es
el definidor quien le cierra fronteras o le abre horizontes.
Hasta ahora la interpretación errónea de que la inteligencia sólo servía para resolver
problemas matemáticos o físicos había dejado de lado las capacidades personales de resolver
problemas que afectan a la felicidad personal o a la buena convivencia social.
Para lograr las conexiones tendremos que crear hábitos positivos sobre las emociones,
lo que lograra que nuestras sinapsis sean mejores y más rápidas.
Desarrollar la inteligencia emocional nos hará mejores personas, y nos ayudará a que
los demás lo sean.
BIBLIOGRAFÍA