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• Presentación
• Notas Introductorias
• Prólogo
• IDEAS PARA UNA GEOGRAFÍA DE LAS PLANTAS: Parte 1, Parte2,
Parte3.
• CUADRO DE LA NATURALEZA DE LOS PAÍSES TROPICALES:
• Parte 1
• Parte 2
• Parte 3
• Parte 4
• Parte 5
• Parte 6
• Parte 7
• Parte 8
• Parte 9
• Parte 10
• Parte 11
• Parte 12
• Parte 13
• ANEXOS:
• NOTAS DE CALDAS SOBRE LAS "IDEAS PARA UNA GEOGRAFÍA DE
LAS PLANTAS" DE HUMBOLDT
• MEMORIAS DE CALDAS SOBRE LA NIVELACIÓN DE LAS PLANTAS
QUE SE CULTIVAN EN LA VECINDAD DEL ECUADOR
• OBSERVACIONES Y NOTAS (UNO)
• OBSERVACIONES Y NOTAS (DOS)
• LA FILOSOFÍA DE ALEJANDRO DE HUMBOLDT
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Presentación
"Ideas para una Geografía de las Plantas más un cuadro de la naturaleza de los
países tropicales" conocida también como la "tercera dimensión de la flora", es
uno de los aportes más valiosos del sabio alemán Alejandro von Humboldt, puesto
que en ella sienta las bases para el desarrollo de una ciencia nueva: la
biogeografía. El alcance de su contenido y el estilo claro y sencillo en que está
escrita la han colocado como obra clásica en Ciencias Naturales y por su validez
en el momento actual es de obligada consulta para los naturalistas y los
historiadores de la ciencia de habla castellana. Por estas razones y por ser "la más
colombiana de la bibliografía Humboldtiana", es que el Jardín Botánico publica hoy
su texto total en español.
2
acuática rodeada de la espesa selva, la aprovechó para colmar de datos sus
diarios y también para trazar el curso de nuestro padre-río. Llegado a Honda fue a
Mariquita e inició el ascenso por la vía Guaduas-Villeta-Sasaíma-Facatativá-
Fontibón, para arribar a Santa Fe en julio de 1801, cuyo paisaje y ambiente frío lo
compensaron de las bochornosas semanas vividas en el río. Había gran
expectativa en la capital por el arribo del sabio: Mutis le ofreció gran recibimiento y
lo alojó en habitación cercana a la Casa de la Botánica, lo cual era muy justo
porque Humboldt había modificado sus planes de viajar por la vía de Panamá a
Guayaquil a encontrarse con el Capitán francés Baudin y hacer parte de su
expedición alrededor del mundo, sólo por conocer a Mutis e informarse de las
actividades de la Expedición Botánica. Grande fue la sorpresa del ilustre viajero al
encontrarse con el venerable sabio español al frente de una empresa de tal
magnitud científica; las láminas -de las cuales obsequió más de cien- dibujadas
con exquisito arte y fidelidad, las consideró como "la colección iconográfica de
plantas más importante del mundo" y los trabajos que realizaban sus discípulos
que no sólo comprendían botánica sino zoología, astronomía y mineralogía como
la simiente de la ciencia neogranadina.
Con centro en Santa Fe, Humboldt se desplazó por la altiplanicie hacia Zipaquirá,
Laguna de Guatavita, Salto de Tequendama, Soacha, los cerros de Monserrate y
Guadalupe, localidades que estudió, fijó sus puntos astronómicos y se dedicó a
planear su gran viaje a Quito. En compañía de Bonpland salió por la vía de
Fusagasugá y atravesando los calientes planes del Tolima llegó a Ibagué y se
enfrentó a los tramos más difíciles pasando la actual Cajamarca, unas veces en
mula y otras a pie, porque rehusó el servicio de los cargueros indígenas. Atravesó
la Cordillera Central por el camino real construido y trajinado por los indios, lleno
de baches, precipicios y peligros, avanzando por los tupidos y bellísimos bosques
del Quindio donde se deslumbró con los estípites blancos y los follajes de la
Ceroxylon quindiuense (palma de cera) que parecía "un bosque sobre el bosque";
temiendo que perecieran las recuas de mulas y bueyes que llevaban sus
instrumentos y colecciones, llegó el cansado viajero a la límpida quebrada de
Boquía y Salento y continuó en dirección a Cartago y de ahí divisó nuestra.
Cordillera Occidental; tres días más tarde siguió a Cali, Popayán, Pasto, donde lo
esperaba en Nariño la nueva sorpresa de los altos Andes que calificó como el
"tibet americano". Dejó nuestro territorio y entró al Ecuador, donde lo recibió
ansioso en Ibarra nuestro sabio Caldas, quien ya había hecho muy serios trabajos
"sobre la nivelación de las plantas que crecen en la vecindad del Ecuador" y que le
aportó numerosos datos, así como el sabio alemán lo enriqueció con más
informaciones. De ahí Humboldt, Caldas y Bonpland siguieron a Quito, donde el
primero permaneció varios meses hospedado cómodamente en la mansión del
marqués de Selvalegre, don Pío Montúfar. Continuó su viaje a Lima y a varias
localidades peruanas, ansioso de conocer los restos del imperio incaico; llegó al
Callao donde se embarcó para Guayaquil. Ya en el puerto ecuatoriano, a orillas
del Guayas se dedicó a dibujar y describir el imponente perfil que dedicó a Mutis
3
con estas palabras: "al sabio patriarca de los botánicos" y que le envió por
intermedio del marqués de Selvalegre y de Caldas. Trabajó intensamente, porque
ordenó, evaluó y sistematizó los datos que le permitieron entrar en una nueva
dimensión de las ciencias naturales: la biogeografía, que consignaría más tarde en
esta grandiosa obra.
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La traducción de los textos la ha realizado con fidelidad, técnica y casi devoción el
profesor Ernesto Gubl, quien como un gran conocedor de nuestra geografía y
traductor de obras importantes del alemán, dedicó mucho tiempo a su versión tan
compleja en las notas. El perfil fue reproducido con habilidad y exactitud por el
estudiante de biología y dibujante David Rivera Ospina; los originales fueron
revisados primero por el biólogo César Escallón Estupiñán y por quien escribe
estas notas, y todos los textos y pruebas de imprenta los corrigió con esmero el
biólogo Gustavo Morales Lizcano. Garantía excepcional es que haya sido editado
en la Litografía Arco con la intervención del doctor José Raúl García, bajo los ojos
vigilantes del doctor Carlos Arturo Torres Acevedo. Agradecimiento muy especial
debo rendir al señor Alcalde Mayor de Bogotá, doctor Hisnardo Ardila Díaz, quien
logró el presupuesto para editarla, y a los miembros de la Junta Directiva del
Jardín que acogieron con entusiasmo la iniciativa.
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Notas Introductorias
La presente obra de A. von Humboldt -una de las primeras que publicó a su
regreso del viaje por la América Tropical- indica la importancia que le dio a ella. La
titula "Ideas para una geografía de las plantas".
En una carta de Caldas a Mutis, desde Quito y con fecha de abril 21 de 1803, dice
entre otras cosas ".... El señor Barón de Humboldt, que partió ha dos meses de
Guayaquil, remitió a manos del señor Marqués de Selva Alegre un cañón de lata,
que contenía unas memorias sobre la Geografía de las plantas. Esto no sé por
qué motivo lo retuvo en su poder mucho tiempo, y no me la entregó para su
remisión por mi mano, según la voluntad del mismo Barón. Yo la he detenido
quince días para tomar una copia y ha venido ahora acompañada de una frívola
mía, casi en el mismo género, que espero la reciba usted con bondad... el más
reconocido de sus discípulos que besa su mano
Pero existe otra traducción bastante diferente de aquella que hizo Jorge Tadeo
Lozano. Sobre la existencia de esta segunda me informó el doctor Eduardo del
Hierro, un historiador inquieto, el mismo quien fue el alma de la traducción de la
obra de Schumacher (3) con ocasión del segundo centenario de la Real
Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y quien me suministró una
copia de una traducción hecha, orientada y dirigida por el coronel J. Acosta en
París en 1849 como parte de una reedición del "Semanario de la Nueva Granada"
y con el cuadro original de la Geografía de las Plantas del Barón de Humboldt.
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El librero editor de la "Librería Castellana" en París, el señor Alaserre escribe a
manera de prólogo una "Advertencia del Lector" para esta reedición del
"Semanario", así: "Aquella obra literaria, de la que sólo se imprimieron pocos
ejemplares y que por lo mismo es hoy rarísima, ha añadido algunos otros escritos
inéditos de Caldas, que es ciertamente el más ilustre de sus contemporáneos en
la Nueva Granada, y el sabio cuyo nombre se ha citado más a menudo en todos
los libros de botánica y de historia natural relativos a América".
A su vez esta reedición parisiense del "Semanario" de 1849 sirvió para una
reedición de ésta por parte del Ministerio de Educación de Colombia en el año de
1942 en Bogotá, pero sin la "Advertencia del Lector" francés y sin el "cuadro
original de la Geografía de las Plantas". Este último lo redibujó para la presente
edición David Rivera, un aventajado estudiante de biología de la Universidad
Nacional con cariño y comprensión.
8
En el año de 1955 el Instituto Panamericano de Geografía e Historia en México,
publicó una reedición en facsímil del "Essai sur la geographie des plantes" Puede
que existan otras publicaciones y traducciones de la obra aquí en América, pero
que son desconocidas por nosotros.
En esta traducción se respetó la escritura de los nombres propios tal como los
escribió Humboldt, aun cuando los aplicó de diferentes formas: Pico de Tenerife o
Teneriffa; Gotthard o Sn Gothard, Teide o Teyde, Guatimala, Huyaquil
(Guayaquil). De igual manera se respetaron otros términos como p.e. geognóstico,
cuyo reemplazo por geológico solo alteraría el estilo propio de Humboldt. Nombres
supuestamente poco conocidos en Colombia, como Pisang, se explican con una
nota de pie. Por ende este hombre es demasiado humano y generoso para
detenerse en bagatelas de sentido común.
Ernesto Guhl
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PREFACION DE F. J. DE CALDAS
a la traducción de la Geografía de las Plantas
aparecido en el
Semanario en 1.809
Es preciso no confundir esta obra sabia con ese montón de escritos que inundan
la república de las letras, que no contienen sino ideas comunes y trilladas, escritos
miserables que perecen en el momento mismo de su nacimiento y que no dejan
tras de sí sino el oprobio de sus autores. La "Geografía de las Plantas", obra
original, llena de observaciones importantes, de miras vastas y filosóficas, en un
estilo digno de la majestad de su objeto es un cuadro grandioso de los Andes
equinocciales. Las plantas, los animales, los meteoros, la agricultura de los
pueblos del Ecuador, el hombre mismo, se presentan nivelados a los ojos del
filósofo. Ocho escalas puestas a los lados del inmenso Chimborazo, contienen
todas las producciones de la naturaleza y del cultivo, con todos los fenómenos que
presenta la atmósfera y el cielo bajo de la línea. Sobre un corte vertical de esta
famosa montaña y de todo el continente meridional de la América, están
señalados el término de la nieve permanente, la región de la arena y de la
esterilidad la esfera de los musgos, de las gramas, de los arbustos, de los árboles
y de las selvas colosales. Cada planta, cada ser organizado, ocupa aquí el lugar
que le señaló la naturaleza. ¡Cuántos objetos reunidos en un espacio tan corto!
¡Cuántas ideas, cuántos conocimientos se amontonan en este cuadro
verdaderamente filosófico!
Su autor, para darle más realce y contraste, ha puesto al lado del Chimborazo la
cima inflamada de Cotopaxi la del Pico de Teyde, del Mont-perdú, del Mont-Blanc,
el pico de Orizaba, la del Etna y del Vesubio. Estos dos volcanes tan celebrados y
tan famosos en la antigüedad, tan estudiados por los sabios del último siglo y tan
temidos de los pueblos que tienen la desgracia de existir en su vecindad,
aparecen aquí como unos pigmeos despreciables al lado de nuestras montañas.
Las ciudades principales del Virreinato (Santa Fe, Quito, Popayán, Cuenca, Loja,
Jaen), las minas de plata de Hualgayoc en el Perú, las de Europa, la nieve
perpetua a 51º de latitud, la sal gema y los huesos fósiles de la llanura de Bogotá,
las conchas petrificadas, el límite de la vegetación en Nueva España etc., adornan
los contornos de este corte de la América del Sur.
La quina, este bello producto de los Andes, más precioso que el oro y que la plata
que abrigan sus entrañas, y como ha dicho uno de nuestros compatriotas más
ilustrado (6) , este árbol de la vida, ha merecido al autor atenciones particulares.
Señalando a cada planta un punto sobre el perfil del Chimborazo, la quina ocupa
una zona de 1200 toesas de altura perpendicular. A 1500 toesas tira una línea
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paralela al horizonte que constituye al termino superior y a las 300 toesas otra que
hace el inferior del género cinchona. De una sola ojeada conoce el observador los
lugares que producen estos árboles y aquellos de que se hallan desterrados.
Esta obra nos toca muy de cerca, son nuestras producciones, somos nosotros
mismos los objetos de que trata. Merece, pues, un lugar distinguido en nuestro
Semanario, y que nuestros compatriotas la tengan en su lengua propia. El autor la
escribió en francés, en la ciudad de Guayaquil, y la consagró al ilustre patriarca de
los botánicos D. José Celestino Mutis. Este sabio mantuvo el original inédito hasta
su muerte y ahora se publica en una traducción fiel y conforme al manuscrito del
autor.
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_______
(2) Historia del Arte Colombiano Salvat Editores Colombiana, S. A. Bogotá 1983.
Reproduce en el Vol 1, pág. 16 el original de este croquis, se conserva en el
Museo Nacional de Bogotá.
XIII
(4) Al. von Humboldt und A. Bonpland "Geographie der Pflanzen. Nebst einem
Naturgemalde der Tropenlander, auf Beobachtungen und Messungen gegründet,
welche vom ioten Grade nordlicher bis zum ioten Grade südlicher Breite, in den
Jahren 1799,1800, 1801,1802 und 1803 angestellt worden sind, von Al. Von
Humboldt und A. Bonpland. Bearbeitet und Herausgegeben von dem Erstern. Mit
einer kupfertafel. tübingen, bey F. G. Cotta, París, Bey F. Schoell. 1807
(6) D. José Ignacio Pombo, del comercio de Cartagena, y hoy prior de este
consulado, en un manuscrito intitulado: Noticias varias sobre las quinas oficinales,
sus especies, virtudes, usos, comercio, acopios, su extracto y descripción
botánica. Esta obra, llena de erudición y de gusto, abraza cuanto se puede desear
sobre los plantíos, acopios, envases y comercio de esta preciosa corteza. El autor
la ha sabido embellecer con reflexiones y con hechos que siempre se leerán con
gusto y con aprovechamiento. ¡Ojalá vea la luz pública cuanto antes! ¡Ojalá se
estudie y profundice por nuestros compatriotas!
(7) Este ciudadano patriota y desinteresado apoyó con todas sus fuerzas mi viaje
a la provincia de Quito. Libros, instrumentos, recomendaciones, dinero, todo
cuanto podía esperar un hijo de un padre generoso, recibí yo de su mano. No se
crea que solicité, ni que pedí estos bienes. Sin conocerme, sin haberme escrito
jamás, me llenó de beneficios. Con el placer más completo de mi corazón le pago
este tributo de mi reconocimiento.
(8) Tanto más cuanto ha muchos años que reunimos materiales y observaciones
para una obra intitulada Fitografía del Ecuador, trabajando sobre un plan más
vasto y tal vez más útil al comercio, a la agricultura y a la medicina vegetal. Como
a Humboldt, la quina ha llamado toda nuestra atención. Bajando y subiendo los
Andes en todos sentidos, desde los 40º30' lat. S., hasta 5º25' lat. N., hemos
podido fijar irrevocablemente los términos, no sólo del género cinchona como lo ha
hecho el autor de esta obra, sino también los de todas las especies que lo
constituyen. Las plantas que cultivamos, las que sirven en las artes y para
restablecer nuestra salud, son las que nos han merecido la preferencia. Humboldt
se limita a las alturas, y nosotros, después de establecer los términos precisos a
que está reducida cada especie bajo del Ecuador, nos atrevemos a señalar la
latitud hasta donde extiende su existencia, y por decirlo así, a fijar los trópicos de
todas las plantas que hemos sujetado a nuestro examen. Establecemos principios
y leyes generales sobre la geografía de la vegetación y creernos haber hecho dar
un paso a esta ciencia, que por confesión de Humboldt, se halla todavía en la
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cuna. A pesar de los esfuerzos que hemos hecho para perfeccionar nuestra
Fitografía, aún nos restan que verificar muchas observaciones y un viaje a los
Andes del Quindio. Si las circunstancias si mi fortuna me lo permiten, si llego a
completar mis conocimientos en este ramo importante de la botánica, los
presentaré al público como un testimonio de amor que profeso a mi país y a mis
conciudadanos.
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Prólogo
Después de larga ausencia de Europa durante cinco años y de haber permanecido
en países, muchos de los cuales jamás fueron visitados por naturalistas tal vez
este sea motivo suficiente para que me hubiera apresurado a hacer conocer una
corta descripción de mi viaje. Me hubiera podido sentir lisonjeado de que este afán
estuviera acorde con los deseos del público, del cual una gran parte expresó tan
vivo interés por mi estado personal y el desarrollo de mis trabajos.
Pero pensé que era más importante para la ciencia dar primero una visión general
de los resultados principales sobre los fenómenos observados por mí, que hablar
de mí mismo y de las dificultades que tuve que vencer en aquellas regiones
lejanas del mundo. Este cuadro de la naturaleza es la obra que me atrevo a
presentar en el momento actual a los físicos y cuyos detalles serán más
desarrollados en mis trabajos posteriores.
Desde mi más temprana juventud he acumulado ideas para una obra de esta
índole. El primer bosquejo para una geografía de las plantas lo presenté a mi
amigo Georg Forster cuyo nombre nunca lo puedo mencionar sin el más profundo
sentimiento de gratitud. Luego del estudio de diferentes aspectos de las ciencias
físico - matemáticas, me ofreció la posibilidad de ampliar mis ideas primarias al
respecto. Pero ante todo, a él le debo el haber podido realizar mis viajes a los
países tropicales que me suministraron los materiales para este trabajo. Escribí la
mayor parte de estas páginas al pie del Chimborazo, mirando los objetos que iba a
describir, rodeados de una naturaleza poderosa, pero benévola, no obstante sus
diferencias internas. He pensado en dejar el título Ideas para una geografía de las
plantas; cualquiera otro título menos modesto, hubiera destacado aún más mis
deficiencias en éste mi primer ensayo, y así hubiera sido la benevolencia del
público menos valiosa.
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presentar un cuadro de la naturaleza de un modo diferente a la vez más amplio y
de un nivel más de tipo filosófico-natural.
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Las obligaciones de amistad me impulsan a ser no menos agradecido con el señor
Biot, miembro de la primera cinc del Instituto Nacional. El, quien une la sagacidad
del físico con la fuerza del matemático, me ha sido muy útil en la elaboración de
mis observaciones viajeras. Así, él mismo calculó las tablas para la Refracción
Horizontal y la disminución de la luz.
Varios hechos sobre la distribución de los árboles frutales, los tomé del excelente
escrito del señor Sickler. Los señores Decandolle y Ramond me suministraron
observaciones interesantes sobre el estado de las plantas en las montaña suiza y
en los Pirineos. Otras informaciones las debo a los escritos clásicos de mi amigo
de muchos años y maestro Willdenow. Además no parecía inútil tener una visión
retrospectiva de la zona templada y hacer una comparación en cuanto a la
distribución entre las planta de Europa y las de Suramérica.
El señor Delambre completó mi tabla de las altura de las montañas con otras
medida propia de él, huta ahora desconocidas. Una parte de las mías las calculó
el señor Prony, con base en la fórmula barométrica de Laplace. Con grande
amabilidad este mismo señor realizó los cálculos de más de 400 mediciones.
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No puedo hacer públicos los primeros resultados de mi viaje a los países
tropicales, sin aprovechar esta oportunidad para expresar al gobierno español, el
tributo de mi más profundo y respetuoso agradecimiento, por haber tratado mi
expedición durante cinco años con tan especiales consideraciones y protección.
Pude trabajar con una libertad que antes jamás se había concedido a una persona
particular en una nación noble, en la cual se han conservado unas características
propias bajo el empuje de los acontecimientos; no he conocido en aquellas
regiones lejanas casi ningún otro obstáculo que aquellos con los cuales se
enfrenta la naturaleza a los hombres.
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(1) Geographie moderne de Pinkerton, traduite par Walkenaer, Tomo VI, pág. 174-
177
18
Ideas para una geografía de las plantas
Las investigaciones de los naturalistas por lo general se limitan a objetos que por
lo común abarcan sólo una muy pequeña parte de la botánica; se ocupan casi
exclusivamente en la búsqueda de nuevas especies, con las descripciones de las
formas externas de las mismas, y con sus características, según las cuales la
semejanza permite unirlas en clases o familias.
Estos estudios fisionómicos de las criaturas orgánicas son sin duda el fundamento
más importante de todas las descripciones de la naturaleza. Sin esta base ni
siquiera podrían prosperar aquellas partes de la botánica que tienen una influencia
directa más o menos grande sobre el bienestar de la humanidad, como la
investigación sobre las fuerzas curativas de las plantas, de su cultivo y sus usos
técnicos. Tan deseable como es que muchos botánicos se dediquen
exclusivamente a estos estudios tan amplios, tanto más cuanto que esta
concatenación de las formas sea susceptible de un tratamiento filosófico: no es sin
embargo menos importante al elaborar la geografía de las plantas, una disciplina
de la cual apenas existe el nombre, y que sin embargo contiene los más
interesantes materiales para la historia de nuestro planeta.
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Pero la geografía de las plantas no solamente ordena éstas según la diferencia de
los climas y altura de las montañas, donde se encuentran observa a éstas no
únicamente según la cambiante presión atmosférica, de la temperatura, de la
humedad ambiental y de la tensión eléctrica bajo los cuales se desarrollan; ella, la
geografía de las plantas, distingue entre las innumerables plantas del planeta, lo
mismo que entre los animales, dos clases (1), las cuales en sus relaciones (es
decir en sus formas de vida) se encuentran en lugares muy opuestos.
Otras plantas, unidas socialmente como las hormigas y las abejas cubren
extensas regiones donde excluyen todas las demás plantas diferentes a ellas. A
éstas pertenecen el brezo (Erica vulgaris), la fresa (Fragaria vesca), Vaccinium
myrtillus, Polygonum aviculare, Cyperus fuscus, Aira canescens, Pinus sylvestris,
Sesuvium portulacastrum, Rhizophora mangle, Croton argenteum, Convolvulus
brasiliensis, Brathys juniperina, Escallonia myrtilloides, Bromelia karatas,
Sphagnum palustre, Polytrichum commune, Fucus natans, Sphaeria digitata,
Lichen baematomma, Cladonia paschalis y Thaelaephora hirsuta.
Desde las orillas del Orinoco hasta las del río Amazonas y las del Ucayali, en una
llanura de más de 300 millas, está cubierta por un denso bosque ininterrumpido. Si
no fuera por el obstáculo separador de los ríos, entonces los micos, que son casi
los únicos habitantes de estas soledades podrían pasar sin tocar la tierra, del
hemisferio Norte al hemisferio Sur, lanzándose de una rama a la otra del inmenso
bosque. Pero estas interminables selvas no ofrecen al ojo del explorador la visión
cansona de las plantas sociables. Cada parte está adornada con formas distintas.
Aquí están estrechamente agrupadas las Psychotria, Mimosas con hojas
parecidas de la Haya, y Melastoma siempre en flor, allá las ramas altas ocultan las
Cesalpinias, árboles de la higuera envueltos por la vainilla, especies de Lecythis, y
las Heveas abundantes en leche (3). Ninguna planta ejerce aquí un dominio
desplazante sobre las demás.
Muy distintas son las plantas en las tierras tropicales que limitan con Nuevo-
México y Louisiana. Entre las latitudes 17º y 22º Norte hay una altiplanicie de 2000
20
metros (6000 pies) sobre el nivel del mar, (los nativos la llaman a esta
tierra Anahuac), densamente cubierta por robles y una especie de abetos,
parecido al Pinus strobus, Arboles de ámbar (4) , Arbutus madronno y otras
plantas sociables cubren los valles amables de Xalapa en la vertiente oriental de la
cordillera mexicana. Tanto el suelo, clima, plantas y formas, y en conjunto toda la
fisionomía de la región adquiere aquí un carácter que parece pertenecer a la zona
templada, y el cual en las mismas latitudes dentro de los círculos tropicales y en la
misma altura de las montañas no se observa en la América del Sur. La causa de
este raro fenómeno quizás está principalmente en la figura del nuevo continente,
que crece desproporcionadamente de anchura hacía el Polo Norte, lo cual,
provoca que el clima de Anahuac se torne más frío de lo que debería estar de
acuerdo con su ubicación y altura. Así es como plantas del Canadá se trasladaron
lentamente hacía el Sur; y ahora se observan cerca del círculo del Trópico de
Cáncer, y en las faldas de los volcanes activos de México, los mismos abetos que
son característicos de las fuentes de Gila y Missury.
21
especie humana, obstáculos casi mas grandes que las montañas y el mar. Así
empieza la tierra de las landas con esta agrupación de la Erica vulgaris, Erica
tetralix de los Lichen icmadophila y Lichen haematomma (líquenes), desde la
punta septentrional de Jutlandia, que se extiende a través de Holstein y
Lueneburg (5), hasta más allá del paralelo 52º. Desde allá se orienta hacia el
occidente, y alcanza a través de las llanuras graníticas de Munster y Breda, las
costas del océano inglés. Desde hace muchos siglos dominan estas plantas en los
países nórdicos. La industria de los habitantes luchando contra este dominio
absoluto de estas plantas, poco es el espacio que les han ganado. Pero estos
campos agrícolas recién arados, esta conquista de la diligente aplicación, las
únicas benéficas para la humanidad forman islas de un verde fresco en las
landas y yermas. Recuerdan ellos a aquellos oasis que guardan en sí el germen
de la vida vegetal en los muertos desiertos de las arenas de Libia.
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ocupan extensiones menores y también son menos frecuentes entre los círculos
tropicales que en la zona templada y fría de la parte septentrional de la tierra.
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(5) Casi hasta los 52071'
En la orilla del río Magdalena, entre Honda y la Aegyptiaca, en una llanura donde
el termómetro marca sin interrupción 25º a 28º, encontramos al pie de
la Ochroma (8) y del Macrocemum de hojas grandes, también mantos de musgos,
tan estrechamente tejidos y de un verde tan fresco, tal como se observan en los
bosques de Suecia y de Alemania del Norte. Si otros viajeros aseguran que los
musgos y otras Criptógamas por lo general son escasos en la zona cálida,
entonces la causa de esta afirmación consiste en que ellos no han penetrado lo
suficiente al interior de estas selvas, sino que únicamente visitaron costas secas o
islas cultivadas. De los líquenes inclusive se encuentran muchos de una misma
especie en todas las latitudes de las zonas Norte y Sur. Parecen casi
independientes de la influencia del clima, como también del tipo de cordillera sobre
las cuales crecen, y de las cuales casi ninguna pertenece exclusivamente a una
sola parte de la tierra.
24
resultaron una vez examinadas sus características por Decandolle,
Willdenow (10) y Desfontaines, como especies análogas, pero diferentes de las
europeas.
Me es permitido afirmar con optimismo que durante los cuatro años en que
herboricé en la América del Sur en ambos hemisferios, jamás vi una planta
silvestre de origen europeo en el nuevo continente. De muchas plantas, por
ejemplo Alsine media, Solanum nigrum, Sonchus oleraceus, Apium
graveolens y Portulacd oleracea, únicamente se puede afirmar que estas plantas,
como los pueblos de la raza caucasiana, están dispersos sobre considerables
extensiones de las regiones septentrionales de la tierra. Si ellas también existen
en los países meridionales, donde hasta la fecha no se han encontrado, es una
pregunta que tampoco hoy se puede contestar. Hasta el presente los naturalistas
han penetrado tan poco en el interior de los continentes africanos, suramericanos
y neo-holandeses, que poco es lo que podemos lisonjeamos de conocer
completamente la flora de estos países, mientras que en Europa se descubren
todavía diariamente, plantas parecidas y hierbas aún no descritas, y en la tan
visitada Pensilvania hasta árboles (11), desconocidos o apenas descubiertos, de
manera que es aconsejable abstenerse en este punto de todos los reclamos
apodícticos, ya que de lo contrario el botánico caería en el mismo mal de muchos
geognostas, que construyen todo el cuerpo terrestre con base en el modelo de la
loma (12) más cercana.
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Si todos los fenómenos geognósticos comprueban que la corteza de nuestro
planeta no fue hasta tardíamente compacta, y si se puede deducir con base en la
naturaleza y ubicación de los tipos distintos de cordilleras, que la formación y el
endurecimiento de las rocas no se realizaron a un mismo tiempo sobre toda la
superficie de la tierra; entonces se comprende cómo durante el cambio de la
materia del estado líquido al compacto y cómo durante el endurecimiento y la
colocación de las cordilleras alrededor de un núcleo común, fue liberada una
inmensa cantidad de materia de calor, y cómo esta liberación local, por lo menos
durante algún tiempo, pudo elevar la temperatura de algunas regiones,
independientemente de la altura del sol. ¿Pero un aumento temporal de
temperatura tendría la duración necesaria que requeriría la naturaleza para crear
los fenómenos explicados?
Cuando el nómada, desplazado por la manada que la sigue llevado hasta el brazo
del mar, o que fuera obligado por otros obstáculos naturales insalvables a terminar
por fin su vida errante, entonces empezarla en seguida a concentrar alrededor de
26
si algunas plantas y animales que le fueran útiles para su alimentación y
vestimenta. Estas son las primeras huellas de la agricultura. Entre los pueblos
nórdicos se realiza lentamente este paso desde el estado de cacería hacia el
cultivo de las plantas; más temprano se efectúa este proceso del asentamiento
entre los pueblos del trópico. En este mundo selvático rico en nos, entre el Orinoco
y el Marañón, la abundante vegetación dificulta al salvaje el alimentarse
exclusivamente de la cacería. La profundidad de los ríos y la fuerza de su corriente
más las inundaciones lo sanguinario del cocodrilo la y la culebra de
tigre (Boa) determinan que la pesca sea tan difícil como peligrosa. La naturaleza
obliga aquí al hombre al cultivo de las plantas; obligado por la necesidad reúne
unos vástagos de plátano, Carica papaya, Jatropha y Arum alimenticios, alrededor
de su rancho. Este campo agrícola, si es permitido llamar así la reunión de
algunas plantas, reemplaza al indio, por muchos meses, lo que le niegan la caza y
la pesca y los árboles frutales silvestres de la selva. Así modifican el clima y el
suelo, más que su origen, la ubicación y las costumbres de los salvajes. Ellos
determinan la diferencia entre los pueblos pastores de los beduinos y los pelayos
en los bosques de robles de la Grecia Antigua, así como con los cazadores
nómadas sobre el Mississipi.
Algunas plantas que son objeto de las horti y agricultura acompañaron a las
especies humanas migratorias desde los siglos más lejanos de una región a otra
de la tierra. Así siguió en Europa la vida los griegos, los cereales a los romanos el
algodón a los árabes. En el nuevo continente los Tultecos, viniendo de países
nórdicos desconocidos y aprovechando para la invasión la corriente Gila,
expandieron el maíz sobre México y las regiones meridionales. La papa y la
quinoa se encuentran en todas partes donde los habitantes de la montaña del
viejo "Kondinamarca (14) habían pasado. De las migraciones de estas plantas
comestibles no cabe duda, pero su primera y verdadera patria sigue siendo un
enigma, lo mismo que la patria de las diferentes razas humanas, que ya
encontramos en las más lejanas épocas sobre toda la tierra, las cuales cantan los
mitos más antiguos de los pueblos. Al sur y oriente del mar Caspio, sobre las
orillas del Oxus, y en los valles de Curdistan cuyas montañas están cubiertas por
las nieves perpetuas se encuentran abundantes arbustos de limones, granadas y
árboles de peras y cerezas.
Todas las frutas que adornan nuestros jardines, allá parecen desarrollarse
silvestres. Yo digo parecen, ya que si esta fue su patria primaria, o aquí fueron
alguna vez cultivadas y luego tomaron nuevamente el estado primitivo, queda más
que dudoso, ya que en esta región, desde tiempos antiquísimos, reina la cultura
de la especie humana, y por lo mismo también la horticultura.
Pero por lo menos la historia nos enseña que aquellas campiñas fértiles entre el
Eufrates y el Hindú, entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico suministraron a Europa
los más valiosos productos vegetales.
27
Persia nos suministró el árbol de la nuez y los melocotones; Armenia (el naikia de
hoy) los albaricoques; Asia Menor el árbol de la cereza dulce y la castaña; Siria
nos regaló el higuero, la granada y los árboles de olivo y morera. En los tiempos
de Catón, los romanos no conocieron ni cerezas dulces, ni melocotones, ni árboles
de morera. Pero Hesíodo y Homero ya mencionaron el olivo, que se cultivó en
Grecia y en las islas del Mar Egeo. Bajo Tarquino el antiguo no existió ni un solo
palo de estas plantas, ni en Italia ni en España y tampoco en Africa. Bajo el
consulado de Apio Claudio el aceite era todavía muy caro en Roma; pero en los
tiempos de Plinio, el olivo ya era cultivado en Francia y España.
La vid que cultivamos ahora, parece que era extraña en Europa. Ella crece
silvestre en las costas del Mar Caspio, en Armenia y Karamama. Desde el Asia se
pasó a Grecia y desde allí a Sicilia. Los Foceaos llevaron la vid a Francia
meridional, y los romanos la cultivaron en las orillas de los ríos Rhin y Danubio.
También las especies de Vitis que se encuentran silvestres en Nuevo México y
Canadá y los cuales dieron el nombre de Vinland a la parte de América
descubierta por los Vikingos, son diferentes, específicamente, de la especie Vitis
vinífera, hoy extendida a Pensilvania México, Perú y Chile.
Así cambia el hombre de acuerdo con sus deseos la distribución natural de las
plantas, y reúne alrededor de él los productos de los climas más lejanos. En las
Indias Orientales y Occidentales, en las plantaciones de los europeos, ofrece un
espacio estrecho a un mismo tiempo el café del Yemen, la caña de azúcar de la
China el índigo de Africa y muchas otras plantas que pertenecen a ambos
hemisferios. Una visión que es todavía más interesante cuando despierta en la
fantasía del observador los recuerdos de una cadena de maravillosos
acontecimientos que ha realizado el género humano a través de mares y tierras
por todas las regiones de la tierra.
_______
(8) N.deT.Balso.
(9) Por recomendación de Mutis fueron traídas desde España, semillas de fresas
de la Nueva Granada en la segunda mitad del siglo XVIII.
28
(10) Véase la parte excelentemente desarrollada. Historia de las plantas, en la
obra de Willdenow: Conocimientos básicos de las hierbas (Grundr. der
Kraeuterkund) 1802, pág. 504.
(15) Algunos botánicos sostienen que la pequeña variedad de Prunus avium existe
silvestre en Alemania. De las ciruelas y peras los romanos trajeron desde Siria
solamente las más grandes y bonitas.
29
población y la formación moral del hombre han aumentado más. En el mundo
tropical la fuerza humana es demasiado débil, para poder vencer a la vegetación,
la cual cubre ante nuestros ojos el suelo, y nada deja sin cubrir, menos el océano
y los ríos.
30
vegetales. De este modo las plantas interfieren en la historia moral y política del
hombre; si ciertamente la historia de los objetos naturales sólo se puede
considerar como una descripción de la naturaleza no es menos cierto según la
definición de un pensador profundo (20) los mismos cambios de la naturaleza
adquieren un carácter legítimamente histórico, si ejercen influencia sobre los
acontecimientos humanos.
Todos estos aspectos de por sí ya son suficientes para describir las amplias
dimensiones de esta disciplina, la cual denominamos con el no muy acertado
nombre de Geografía de las plantas. Pero el hombre, que tiene sentido para la
belleza de la naturaleza, se alegra al encontrar en ella también la solución de
tantos problemas morales y estéticos. ¿Cuál fue la influencia que tuvo la
distribución de las plantas sobre la superficie terrestre, y la distribución de la
misma sobre la fantasía y el sentido artístico de los pueblos? ¿En qué consiste el
carácter de la vegetación de este o aquel país? ¿Qué es lo que modifica el
ambiente alegre o severo que provoca el mundo vegetal en el observador? Estas
observaciones son tanto más interesantes ya que están relacionadas con aquellos
medios misteriosos, que provocan el efecto de la pintura paisajista y hasta en
parte el efecto de la misma poesía. Vista la naturaleza en lo grande, la mirada
sobre cuerpos y lugares permite un goce que es básicamente diferente de aquel
que produce la disección de un cuerpo orgánico y el estudio de su admirable
estructura. Aquí incita lo individual, el afán de aprender, allá la influencia del
conjunto sobre la fantasía. ¿Cuán diferente son los sentimientos que despierta el
verde fresco de las praderas y aquel de las sombras oscuras de los abetos?
¿Cuán diferentes son los bosques de las zonas templadas y aquellos de los
países tropicales, en los cuales los esbeltos troncos de las palmas tienen formas
semejantes a una arcada de columnas muy por encima de las hymeneas con su
denso follaje? ÀY la diferencia de los sentimientos que se experimentan en la
naturaleza son causados por el tamaño del conjunto, de la belleza absoluta, o por
el contraste, en las agrupaciones de las formas de las Plantas? ¿En qué consiste
la preferencia artística-pintoresca de la vegetación de los trópicos? ¿Cuáles
diferencias fisionómicas se observan entre plantas africanas y aquellas de la
América del Sur? ¿entre las plantas de los Alpes y de las Cordilleras Andinas y
aquellas de los Pirineos o de las Cordilleras de Habesh?
31
brillosas como seda y rayadas transversalmente del tipo de liliáceas, de las cuales
las más jóvenes de un verde amarillento son enrolladas y crecen verticalmente
mientras que las más viejas, destrozadas por el viento, cuelgan como la corona de
las palmas, con las puntas hacia abajo; los frutos de color amarillo oro están
concentrados en racimos como las uvas.
6) Forma de las coníferas. Todas las Folia acerosa, Pinus, Taxus, Cupressus,
algunas protéaceas y aun la banksia (22), especies de ericáceas y las mimosas no
pinnadas (por una monstruosidad genérica?) neo-holandesas limitan con las dos
formas de los pinos. La corona de pronto piramidal como en el caso de la larix o
ciprés; de pronto extendiéndose en forma de paraguas como el Pinus pinea.
32
10) Forma de bejuco: Lianas, Vitis, Paullinia, Clematis. Mui’sia. Son plantas con
troncos leñosos quebrados y frecuentemente con hojas compuestas. Las flores
predominantemente en forma de racimos y panícula.
11) Forma de Lilias: Pancratium, Fritillaria, Iris. Son plantas sin troncos, con hojas
largas, simples, de verde claro suavemente rayadas, frecuentemente rectas,
verticales, de forma de sable y de doble línea, con delicadas y vistosas flores,
envainadas unas (Spathaceae de Linne), otras libres (Coronariae de Linne).
33
El carácter típico de la vegetación de una zona se basa en la belleza de las formas
individuales, o el contraste, que resulta de la agrupación natural de la misma en la
dimensión de sus masas orgánicas y de la intensidad de su color verde. Muchas
figuras y por cierto las más hermosas son aquellas de las palmas, las plantas de
los bananos y aquellas de los helechos arbóreos y gramíneas, que faltan del todo
en las regiones nórdicas de la Tierra. Otras, por ejemplo del follaje pinnados, son
aquí muy escasas y menos delicadas. El número de las plantas arbóreas es
menor, su copa menos alta y de escaso follaje, raramente adornadas con grandes
y espléndidas flores, como sucede en los países tropicales. Sólo en estos países
la naturaleza creadora se deleitó al reunir las formas de todas las plantas. Aun las
coníferas, que a primera vista aparecen ausentes no solamente se encuentran
sobre el alto dorso de los Andes, sino en los mismos valles más cálidos de Xalapa,
y aquí y allá (23) en la cercanía de Loja.
Pero en contraste, los trópicos carecen casi totalmente del color verde tan suave
de las amplias praderas y campos. Sus habitantes no conocen el sentimiento de
bienestar que se experimenta en la primavera con el despertar y rápido desarrollo
de la vida vegetal. La naturaleza tan previsiva ha dado a cada región sus propias
ventajas. La fibra vegetal, una vez tejida más densamente, otra vez más abierta,
vasos amplios y brotando la savia o tempranamente estrechados endureciéndose
y convirtiéndose en una masa arbórea; mayor o menor intensidad del color, según
el proceso de oxidación, el cual incita los rayos de luz; estas y otras situaciones
similares determinan el carácter local de la vegetación en cada región.
La gran altura a la cual se eleva la superficie terrestre por encima de las regiones
de las nubes bajo la línea equinoccial, permite a los habitantes de esta tierra el
singular espectáculo, de que estén rodeados además de bananos y palmas,
también por formas vegetales, que se crea muchas veces y que sólo pertenecen a
los climas europeos y del norte de Asia. Los ardientes valles de las cordilleras de
los Andes están adornados con heliconia y mimosas de hojas finamente pinnadas.
Más arriba crecen helechos arbóreos y la planta cuya corteza contiene el
medicamento benéfico contra la fiebre. En esta región de clima tan suave
la Cinchona va más arriba y se desarrollan también los robles, abetos, Cipreses
berberis, arbustos de moras, alisos y una cantidad de plantas a las cuales
solemos; aplicar una fisonomía nórdica. Así pues el habitante de los trópicos goza
de la visión de todas las formas vegetales. La tierra le revela en su conjunto de
34
una vez todas sus tan variables creaciones, lo mismo que el firmamento estrellado
no le oculta nada de polo a polo, ninguno de sus brillantes mundos.
Los pueblos de Europa no pueden gozar de esta ventaja. Muchas plantas le serán
desconocidas para siempre. Las plantas enfermizas, que nuestro lujo o también el
deseo del saber las encierra en invernaderos, sólo nos recuerdan lo que nos está
vedado: nos ofrecen un cuadro desfigurado e incompleto de la magnificencia de la
vegetación de los trópicos. Pero en la riqueza de la cultura y del idioma y en la
fantasía de los poetas y artistas encuentran los europeos una compensación
satisfactoria, El milagro de las artes imitadoras los lleva a las regiones más lejanas
de la tierra. Aquellos cuyos sentimientos son sensibles para estos milagros y
cuyos espíritus sean suficientemente cultos, para comprender la naturaleza en
todas sus manifestaciones, aquél se crea, ciertamente, aún en la región más
monótona, su propio mundo interior; él se adueña de lo que el atrevimiento del
naturalista, atravesando mares y aires, descubre sobre los picos glaciares o en las
cuevas del interior de la tierra. Aquí hemos llegado al punto donde las culturas de
los pueblos y la ciencia, sin duda influyen sobre la felicidad individual. Gracias a
ella vivimos a un mismo tiempo tanto en el siglo pasado como en el presente.
Concentrando alrededor de nosotros lo que ha producido el ingenio del hombre en
la tierra más lejana del planeta, podemos estar al mismo tiempo cercanos a todos.
Ciertamente el conocimiento del juego interno y misterioso de las fuerzas de la
naturaleza, nos permite en muchos casos el atrevimiento de sacar conclusiones
para el futuro y de determinar de antemano la repetición de grandes
acontecimientos. Así nos produce el conocimiento y visión del organismo del
mundo, un goce espiritual, una libertad interior que aun bajo los golpes del destino
no puede ser destruida por ninguna fuerza exterior.
_______
(18) O escauda, una variedad de trigo. Sobre una montaña, a cuatro días de
camino desde Hamadan, encontró Michaux el spelt silvestre. El supone
que Triticurn hybernum y Triticum aestivum en Persia también se encontrarían
alguna vez en estado silvestre.
(19) Me refiero a Carica papaya; ya que creo que he visto con frecuencia en su
estado natural a Carica posoposa.
35
(21) Esta denominación -no así la forma biológica- a la cual se refiere el autor,
está en la actualidad fuera de uso. Pothos = su raíz es latina: Potus bebida. Hace
referencia a plantas que necesitan abundantes cantidades de agua. Ejemplo: los
anturios (Aráceas - familia del anturio y de las hojas del corazón), véase: E. Pérez
Arbeláez. Plantas Utiles de Colombia pág. 192. N. T.
(22) N. de T. Proteaceae.
(23) Abetos, Ciprés y Juniperus son tres géneros que se encuentran en cantidades
en la zona tropical septentrional, p.e. en la Nueva España; mientras que en la
zona meridional, tropical, en la zona de la Cordillera igualmente fría son muy raros.
En la alta cordillera de Andes de Santa Fe, Popayán y Quito no encontré otra
conífera que unos troncos de la especie Cupressus, en los bosques del Quindio y
cerca de Loja.
(24) Los indios toman con frecuencia de esta figura parecida al pájaro de
la Epidendera los nombres específicos.
36
CUADRO DE LA NATURALEZA DE LOS PAISES
TROPICALES
Según observaciones y mediciones que se realizaron entre los 10º de latitud norte
y 10º de latitud sur durante los años de 1799 hasta 1803.
Cuando se asciende del nivel del mar a las cumbres de las altas cordilleras,
cambia poco a poco la fisonomía de la superficie y los fenómenos físicos del
círculo atmosférico. La vegetación de la llanura se pierde bajo las plantas alpinas
de variada formación. A los árboles altos de los bosques siguen arbustos bajos
con ramas torcidas; a éstos siguen hierbas olorosas, cuya superficie suavemente
lanuda está ocupada por tubos de succión articulada. Más arriba, en alturas con
escaso aire, crecen en sociedad los pajonales y luego con las praderas o
pajonales monótonos, linda la región de las plantas criptógamas. Especies de
líquenes están enterradas aquí solitariamente bajo la nieve perpetua, e indican el
límite superior de las creaciones orgánicas. Con esta visión del manto vegetal
cambian también las formas de los animales. Distintos son los que viven en los
altos y umbrosos bosques de las llanuras bajas, otros en las llanuras herbáceas
de los Alpes, a las cuales perpetuamente riega la nieve que se derrite, abundante
en oxígeno (1).
37
dimensión cortísima al alejarnos del epicentro del esferoide sin embargo esta
distancia ya es suficiente para transportamos al ambiente de una nueva creación y
hacemos experimentar diferencias mayores en los productos naturales y en el
clima, de lo que pudiera ofrecernos un cambio considerable entre latitudes
geográficas.
Estas diferencias son ciertamente propias de todas las zonas donde la naturaleza
ha formado altas cadenas montañosas; sin embargo están menos destacadas en
las regiones templadas, que bajo el Ecuador donde el lomo de las cordilleras se
eleva de cinco hasta seis mil metros (2565 hasta 3078 toesas) sobre la superficie
del océano y donde cada altura tiene su propia e inmodificable temperatura.
Ciertamente se encuentran en la cercanía del Polo Norte montañas cuya altura
puede ser poco menor que la de los colosos montañosos del reino de Quito, y
cuya existencia parece a primera vista desfavorable a la creencia de que la
rotación de nuestro planeta tuvo influencia en la concentración de las masas
montañosas en los trópicos. El monte Elias sobre la costa Nortste de Norte
América sobre 60º21' latitud norte se eleva a una altura de 5441 metros (2792
toesas), el Pico de Buen Tiempo -Mount Fairweather- 4663 m. alcanza allá la
misma altura de 4448 metros (2504 toesas). En nuestras latitudes medias sobre
450 el Mont-Blanc tiene 4750 metros (2440 toesas) y yo creo que se debe
considerar como el pico más alto del viejo continente, hasta cuando no sean
medidas las montañas de Pue-Koachim (2) (quiere decir la tierra nevada
septentrional, Tibet) y las cordilleras nor-occidentales de la China, las cuales,
según los mitos, son más altas que el Chimborazo.
Pero sobre los 45º y 47º, latitud norte en la zona templada, baja el límite inferior de
la nieve perpetua, que al mismo tiempo es también casi el límite de toda la vida
orgánica, hasta los 2530 metros (1300 toesas). Para poder desarrollar aquí la
naturaleza, la abundan da de las diferentes formas de los animales y de las
plantas y la diversidad de los fenómenos meteorológicos, le queda en nuestras
regiones templadas sobre las vertientes de las montañas apenas la mitad del
espacio, que ofrecen los trópicos, en donde en las cordilleras la vegetación
apenas desaparece a una altura de 4790 metros (2460 toesas). En las cordilleras
de las regiones nórdicas, durante el verano la dirección oblicua de los rayos
solares, más la desigual duración del día (3) hace subir de tal manera la
temperatura del círculo atmosférico, que la diferencia del calor en la llanura y en la
altura de 1500 metros (750 toesas) frecuentemente es insensible: por lo mismo se
encuentran muchas plantas que crecen al pie de nuestros Alpes también sobre las
cumbres de los mismos; las noches frías del otoño no destruyen su organización.
A la misma disminución de temperatura también estarían expuestas estas plantas
unos meses más tarde en la llanura baja. Algunas plantas de montaña de los
Pirineos y de la Cordillera Nevada del Sur de España (Sierra Nevada de Granada)
inmigran hasta muy abajo en los valles de esta. Allá encuentran su calor, el cual
también hubieran experimentado aun por tiempo más corto, en lugares más altos.
38
Pero bajo los círculos tropicales en contraste, en una altura vertical de 4800
metros (2400 toesas) sobre sus vastas tierras montañosas, que se extienden
desde la aglomeración de plátanos en la llanura a nivel del mar hasta la nieve
perpetua, siguen los diferentes climas como estratos el uno sobre el otro. En
cualquier altura el calor del aire sólo experimenta cambios sin ninguna
importancia. El peso de la atmósfera, su carga eléctrica, su humedad, todo está
sujeto a cambios regulares y periódicos, cuyas leyes no modificables son más
fáciles de descubrir,
ya que todos estos fenómenos no son tan complicados y son menos ocultos en
sus perturbaciones. De esta situación se deduce que en los trópicos, cada altura
tiene sus propias condiciones y que estas condiciones determinan una tan gran
variedad de formas orgánicas, donde en los Andes peruanos, por ejemplo, una
vertiente de 1000 metros ofrece una mayor variedad de productos naturales, que
una superficie cuatro veces más grande en la zona templada.
Para poder comparar los fenómenos de los países tropicales con aquellos de la
zona templada, se deben tomar en cuenta todavía otras situaciones, como por
ejemplo:
Altura de las montañas en diferentes regiones del mundo, más las distancias bajo
las cuales serían visibles sin la quiebra terrestre de los rayos (refracción).
Este cuadro de la naturaleza abarca, pues, todos los fenómenos de los cuales me
he ocupado durante mi expedición durante cinco años en los países tropicales.
Contiene los resultados principales de mis trabajos, los cuales voy a desarrollar
más detalladamente en los tomos que publicaré más adelante. Una descripción de
la naturaleza así de esta manera, de los climas ardientes, no me parece
solamente interesante en sí, para el físico empírico, sino que me estoy lisonjeando
al pensar que podría volverse especialmente instructiva y fértil por las ideas que
podría despertar en los espíritus de aquellos que tuvieran sentido para las ciencias
naturales generales y que busquen las interrelaciones de las fuerzas. En el gran
entrelazamiento de causas y consecuencias, nunca se debe analizar ningún
39
frusterio aisladamente. El equilibrio, que reina dentro de las perturbaciones de los
elementos aparentemente opuestos entre sí, éste equilibrio es el resultado del
juego libre de las fuerzas dinámicas; y una visión completa del objeto final de
todos los estudios físicos, sólo puede lograrse no descuidando ninguna fuerza,
ninguna creación de formas, y así preparando un campo amplio y promisorio para
la filosofía de la naturaleza.
imaginación, e incitar, aun aquellas para el estudio de la física, a los cuales hasta
entonces había sido cerrado este manantial del rico goce intelectual.
En cuanto estoy desarrollando estas ideas no hablo tanto del trabajo que ofrezco
en esta obra, sino más bien de las probabilidades del desarrollo que veo posible
para un cuadro de la naturaleza de los países equinocciales. El presente ensayo
necesita de la benevolencia del público, y esto mucho más si se consideran las
ocupaciones heterogénicas bajo las cuales fue elaborado. Si los nuevos ensayos,
para los cuales me estoy preparando y que requieren ambiente y tranquilidad,
pueden realizarse, entonces espero poder dar a este "cuadro de la naturaleza"
una mayor integridad; ya que los mapas botánicos van a tener el destino de las
llamadas geográficas y acercándose a la perfección lentamente, con base en el
aumento del número de observaciones y mediciones exactas.
40
El primer bosquejo de este trabajo lo desarrollé sobre la costa del mar del sur, en
el puerto de Guayaquil en el mes de febrero de 1803, cuando regresé de Lima,
preparando mi navegación hacia Acapulco. En seguida envié una copia de este
bosquejo al señor Mutis en Santa Fe de Bogotá. Este excelente botánico con el
cual he vivido en las relaciones más amistosas, hubiera sido capaz, más que
cualquier otra persona, de corregir mis observaciones y ampliarlas con las suyas
propias. Durante 40 años ha viajado este científico por el reino de la Nueva
Granada, examinando las plantas tropicales en todas las alturas, en las secas y
arenosas llanuras de Cartagena, sobre las bellas orillas del río Magdalena, así
como sobre las lomas de Turbaco donde la Gustavia augusta, la Nectandra
sanguinea y los troncos enormes del Anacardium caracolí, forman una densa
espesura. Durante muchos años vivió el señor Mutis en las altas llanuras de la
Cordillera de Pamplona y Mariquita, otros, al pie de la vertiente oriental de la
Cordillera Central, cerca de la pequeña ciudad de Ibagué, un lugar que también a
mí me es inolvidable por su aire suave, abundante vegetación y por las
pintorescas vertientes de las montañas. Ningún otro botánico tuvo más
oportunidades de hacer importantes observaciones sobre la geografía de las
plantas, ya que durante la recolección de éstas siempre efectuó mediciones
altimétricas y que ha escalado muchas veces las altas cumbres de las cordilleras;
cumbres sobre las cuales la Escallonia myrtilloides, Wintera granatensk, y la
siempre floreciente Befaria, la rosa de los alpes del mundo tropical, cubre la roca
desnuda.
_______
(1) Sur I'analyse et l'air atmosphérique, par Hurnboldt et Gay Lussac, p. 34. E aire
que se desarrolla hirviendo el agua obtenida de la nieve, es más rico en oxígeno
que el aire atmosférico, pero no que el aire del agua lluvia y de los nos.
(2) Relación del viaje por Galetas, Sutil y Mexicana en el año 1 792 para reconocer
el Estrecho de Fuca (por Don Dionisio Galeano y Don Cayetano Valdés) pág. 122.
41
(3) N. de J. Sol sobre el horizonte.
42
todavía encontré troncos de un diámetro de nueve decímetros (3 pies), mientras
que más al sur bajo 5º y 6º latitud, los árboles grandes apenas crecen sobre las
montañas hasta los 3500 metros (1795 toesas).
43
Seguramente las causas de esta diferencia no están en la medición geodésica
sino en la determinación barométrica de la altura sobre el nivel del mar, en la cual
está ubicada la línea básica para la medición. Las llanuras más cercanas al
Chimborazo están a una altura de 2900 metros (1488 toesas). Si se calcula la
altura de esta región según la fórmula barométrica de Bourguer, entonces resulta
ésta con 130 a 140 metros (67-72 toesas) menos, que calculándola según la
fórmula de la corrección de la temperatura de Le Laplace y Shuckburg. La altura
para el Chimborazo que dan La Condamine y Don Jorge Juan se apoya
seguramente con base en la altura de la ciudad de Quito; la cual el primero
determina en 2845 metros (1460 toesas) y el segundo en 2955 metros (1517
toesa). La fórmula de Laplace da a esta dudad una altura de 2935 metros (1506
toesas). A este resultado, producto de las alturas del barómetro, dad- por el propio
Condamine, no se puede enfrentar la llamada operación geodésica de Bourguer
de cerca de Niguas (8) ya que ésta, como vamos a explicar en otro lugar, se basa
en datos muy pocos seguros. Si así altura de Quito fue dada por la Condamine,
probablemente en 86 metros (46 toesas) por debajo de la verdadera, cual no sería
la otra modificación que ha debido sufrir la medición del Chimborazo por la
referencia de una señal a la otra, y la refracción de los rayos considerados
demasiado fuertes. Ya que los cálculos de La Condamine y Don Jorge Juan, en
cuanto a la altura de Caraburú, sólo se diferencian en 80 metros (41 toesas) y en
aquella de Quito, por 110 metros (57 toesas), pero en la altura del Chimborazo se
distancia en 310 metros (160 toesa), lo cual quiere decir en 1/21 del total (9) no
obstante que ambos astrónomos trabajaron con instrumentos de casi igual calidad.
44
Detrás del Chimborazo se levanta en el dibujo una montaña volcánica de forma
cónica y de 5752 metros (2952 toesas), el Cotopaxi (más el Tungurahua y el
Sangay), actualmente el más devastador de todas las montañas de Quito que
brotan fuego por sus cráteres. Es casi cinco veces más alto que el Vesubio, una
loma que apenas alcanza 1197 metros (615 toesas). Sin embargo, el Cotopaxi
tampoco es el volcán más alto de nuestro planeta: ya que queda en altura atrás al
Antisana, cuya cumbre, gruesamente cubierta de hielo, se eleva a 5832 metros
(2993 toesas) sobre el nivel del mar, y que tiene varios pequeños cráteres, de los
cuales vi echando humo a algunos en marzo de 1802. En verdad el Cotopaxi es
más distante del Chimborazo de lo que aparece dibujado en el perfil; si en el
mismo perfil se hubieran dado las verdaderas distancias horizontales, indicando
(como lo hace mi atlas geognóstico) las desigualdades del suelo, fielmente, de una
determinada región, entonces hubiera debido representarse en vez del Cotopaxi el
volcán Carihuairazo, cercano al Chimborazo. Pero además de que éste, en la
espantosa noche del 19 de julio de 1698 casi se derrumbó dentro de sí mismo, y
que en los escombros de su antiguo tamaño poco interés ofrece, me inclinaron
además otras razones para dar la preferencia al Cotopaxi. El Cotopaxi fue el
volcán cuyos truenos estruendosos y subterráneos percibí casi cada minuto en el
Puerto de Guayaquil, mientras estaba trabajando en el proyecto de mi cuadro de
la naturaleza de los trópicos. Sin considerar que el cráter (11) del Cotopaxi estaba
42 millas marinas distante de nosotros, oímos su estruendoso ruido (los bramidos
del Cotopaxi como dicen los habitantes) como los truenos de un pesado cañón. En
el año de 1744 se oyó el mismo a una distancia de 220 millas marinas, hasta en
Honda y Mompós sobre el río Magdalena. Si el Vesubio tuviera la misma
intensidad del fuego volcánico o comunicaciones subterráneas semejantes,
entonces y con base en la analogía, se debería sentir un estruendoso ruido hasta
Praga o Dijon.
45
ordenadas y abscisas. Si por el otro lado se quisiera proyectar, según la escala de
altura vertical de mi perfil, y digo no toda la América del Sur sino sólo la estrecha
faja de tierra entre el mar del sur y la vertiente occidental de la Cordillera, entonces
sería casi 40 veces más largo que el formato de esta obra. De manera que si se
quiere presentar una parte considerable de la superficie de la tierra en perfiles,
para aclarar la construcción de las cordilleras, entonces se debe abandonar la idea
de dar a las dimensiones de altura y distancia una misma escala, circunstancia
que tiene sin embargo la desventaja de que con la forzosa reducción de las
latitudes las vertientes de las cordilleras resultarían demasiado pendientes. Pero
de una desfiguración tan absurda en apariencia de los contornos, no se puede
aplicar ni a los perfiles de los distintos países, como tampoco a la geográfica
proyección de Mercator, ya que en esta clase de trabajos se trata de la exacta
aplicación de reglas fijas, y no del parecido artístico estético.
46
con sus cumbres al borde superior de las vertientes. El valle de Chota, conocido
ampliamente por su espantoso calor, no lejos de la ciudad de Quito, tiene una
profundidad de 1566 metros (4824 pies); el valle del río Cutacú en el Perú, más de
1400 metros (4200 pies), sin considerar aquí que la suela de estos valles se
encuentra todavía a un número parecido de pies por encima del nivel del mar. La
anchura de estos valles frecuentemente no pasa de los 800 metros (411 toesas), y
para el geognosta ofrecen la visión de inmensos filones huecos. En Europa, uno
de los valles más profundos es sin duda aquel de Ordesa sobre el Mont Perdu en
los Pirineos, el cual, según Ramond tiene una profundidad media de 896 metros
(459 toesas).
Sobre el final oriental de mi perfil está indicada la costa del océano Atlántico. Para
indicar qué tan larga tenía que ser esta parte del dibujo, se presenta la llanura
inmensa que limitan los ríos Amazonas y Guainía (Río Negro), en forma
interrumpida.
_______
(6) Idéntico con el país occidental en la división política de los países de los Incas.
Garcilasso; Comentarios reales T I, p. 47.
(10) Viaje a la América Merid. pag. 98 (Ed. Franc.) T. II, pag. 114.
47
(12) Pimelodes cycIopurn. Véase el primer cuadro de mis observaciones de
zoología y anatomía comparativa.
48
de nuestro Plantae aequinoctiales, y actualmente están siendo grabados
como Cusparia febrifuga (el árbol benévolo que suministra el cortex
angosturae: un nuevo género, foliis ternatis et alternis), la Matisia cordata y la
Palma de cera (Ceroxylon andicola) sobre la cual Bonpland acaba de presentar al
Instituto Nacional una disertación propia.
49
Algunas plantas de esta región se desvían curiosamente aunque solamente en
apariencia, de las leyes generales de la distribución geográfica de las plantas. A
las palmas suramericanas les es imposible por falta de calor, lo mismo que a
aquellas del viejo continente, trepar más allá de los 1000 metros (514 toesas)
sobre las vertientes de la cordillera. Un solo árbol de palma en la cadena de los
Andes ofrece el milagroso fenómeno, distante de todas las demás especies de su
familia y aparece apenas en la altura de la Scheindeck y del paso de Gothard (en
Suiza), y que se desarrolla vigorosamente casi hasta la doble altura de la
Schneeckoppe (1603 m).
La visión de una tal Palma de los Alpes en las montañas nevadas del Quindio
sobre la latitud de 4º32' norte, nos sorprendió vivamente. Su tronco,
frecuentemente de más de 50 metros de altura y adornado de anillos negros, brilla
de pura cera que la cubre, la cual el señor Vauquelin analizó químicamente entre
otros productos de nuestra expedición. Esta palma de cera (Ceroxylon andicola) la
hemos observado entre robles y árboles de nuez, en los Andes del Quindio y
Tolima, a una altura de 1800 hasta 3000 metros (entre 900 y 1500 toesas).
50
Inmediatamente por encima de la región de las plantas de las palmas y plátanos
se encuentra la región de los Helechos arbóreos. Esta parte de la tierra es al
mismo tiempo también la Región de la corteza contra la fiebre, sólo con la
diferencia de que las Polypodiáceas arbóreas, fieles al clima templado, se limitan a
la zona entre los 400 y los 1600 metros (1200 y 4800 pies) y rara vez trepan a
mayores alturas sobre las vertientes de las cordilleras. En contraste con ellas,
varias especies de la quina cubren los Andes hasta los 2900 metros (1487 toesas)
de altura. La corteza contra la fiebre de color anaranjado y amarillo (Cinchona
lanceifolia y Cinchona cordifolia de Mutis), no teme el frío de la montaña, de
manera que se encuentra en alturas semejantes a la del Watsmann en el Tvrol o
del Canigou cerca de Perpignan. El termómetro baja aquí casi al punto del hielo.
Mientras que las especies de Cinchonas que soportan mejor el clima cálido y por
lo mismo bajan más hacía la profundidad de los valles, son la Quina
roja (Cinchona oblongifolia), la de la florescencia desigual (Chinchona
dessimiliflora) y la maravillosa cinchona longiflora. De esta última he visto altos
troncos en valles con una altura de apenas 740 metros (379 toesas) sobre el nivel
del mar. La afamada corteza contra la fiebre de Loja que es específicamente
diferente de la Cinchona lanceifolia y casi no descrita, en las hojas es una especie
parecida a la Cinchona glandulifera de la flora peruana y crece entre los 1900 y
2500 metros (1000 y 1300 toesas) de altura. Hasta la fecha sólo se ha descubierto
entre las latitudes de 3º50' y 5º14' de latitud sur; quiere decir en la provincia de
Loja y únicamente entre los ríos de montaña Zamora y Cachiyacu; más en la
provincia Jaen de Bracamorros, alrededor del pequeño poblado indio de Sagique,
y en la parte norte del Perú alrededor de Huancabamba; mientras que la Quina
roja amarilla y blanca (Cinchona ovalifolia) se encuentra en las partes más
opuestas de la cordillera Andina. La corteza contra la fiebre de Loja (Cascarilla
fina), la cual determinamos en el segundo cuaderno de nuestras plantae
aequinoctiales bajo el nombre de Cinchona condaminea para no producir un
nuevo mal entendimiento por la denominación Cinchona officinalis (18), crece
sobre gneis y esquistos micaceos sobre suelos rocosos y húmedos.
Varios viajeros aseguraron haber visto árboles de quina en las llanuras más frías
de la Cordillera (Páramos), cerca a la nieve perpetua a casi 4600 metros (2358
toesas) de altura. Pero probablemente la falta de conocimientos les hizo confundir
algunas especies de Weinmannias de hojas grandes, o de la Wintera
granadensis, con el género cinchona, porque aquellas plantas, debido a un
contenido de tanino, igualmente fueron utilizadas como remedio contra la fiebre
con éxito en las colonias españolas. Nosotros no hemos encontrado ningún
51
verdadero árbol contra la fiebre a menos de 700 metros (359 toesas) y sobre el
nivel del mar y ninguno más alto que de 2900 metros (1487 toesas); ya que varias
plantas de las llanuras a nivel del mar, como por ejemplo la corteza contra la fiebre
de las islas Filipinas, las cuales determinó nuestro amigo Cavanilles, hoy
desaparecido. La Quina del Mar del Sur (19) de Forster, como también la de la isla
de Cuba; el allá recientemente descubierto árbol en valle de Guinea, rico en
aguas, fueron considerados como Cinchonas y seguramente pertenecen a un
género cercano, pero diferente. Productos químicos similares son frecuentemente
producidos por plantas, que eran muy diferentes en su estructura externa. Así el
caucho se obtiene de la savia del Ficus de Hevea, de la Cecropia, de
la Castilloa, varias euphorbias, y una Lobelia arbórea. El alcanfor está contenido
en plantas que ni siquiera pertenecen a una misma familia. En Asia se encuentra
en un Laurus. En la América del Sur lo encontró Haenke cerca de Ayopaya, en las
tierras fértiles de Cochabamba en un arbusto didinámico. El fruto de la Myrica
cerífica da la misma cera como aquel que exhala el tronco de las palmas de cera
(Ceroxylon andicola). De la misma manera parece que el principio antifebrífugo de
la Quina, semejante al tanino y al ácido de Galbula, se encuentra en muy
diferentes familias de las plantas. El angostura, árbol de Cuspa (20) de la llanura
de Carony y Upatu (aquella hermosa planta de las hojas alargadas que suministra
el Cortex angosturae o sea la corteza de guayanesa contra la fiebre), no
pertenecen al género Cinchona. Tampoco le pertenece la Cuspa o Quina de
Cumaná, cuya flor no hemos podido conseguir, pero ella tiene hojas alternas (folia
alterna), y ningún indicio de hojas atrás (Stipulae). Sin embargo fácilmente podría
un químico confundir la infusión de la Cuspa con la corteza amarilla contra la
fiebre de Santa Fe (China cordifolia, Mutis). Lejos, al occidente de Popayán y
cerca de Atacames sobre la costa del mar del sur, crece un árbol cuya corteza
tiene muchas características de la Cinchona y Wintera, pero seguramente no
pertenece a ninguno de los géneros. La corteza contra la fiebre de Cayenne
suministra la Coutarea, del género Aublet, (21) a la cual pertenece la Portlandia
hexandra (22). Los órganos de todas estas plantas crecen en los valles más
ardientes y casi a la altura del nivel del mar, forman productos, los cuales en sus
componentes químicos, son análogos a aquellos que producen las especies
Cinchona sobre las vertientes frías y poco acogedoras a 2800 metros (1437
toesas) de altura.
_______
(17) N. de T. SaIares.
53
denominó también Cinchona officinalis como también (según Zea) Cinchona
lanceolata Flor. Per. o Cinchona glabra Ruiz. La Cinchona ovata Flor. Per, es
la Cinchona cordifolia Mut. y Cinchona longiflora Mut. es idéntica con Cinchona
grandiflora Flor. Per. La Cinchona dissimiliflora tiene stamina exserta, Folia
oblonga cordate y Corollae limbum tubo longiorem. La Cinchona angustifolia de
Swartz no se debe confundir con Cinchona angustifolia Ruiz.
(19) China philippica, Cav. 7 conv. IV, t. 329.China Corymbífera. Forst Acta Upsa.
Nov. III, p. 176.
(22) N. de T. Rubiaceae.
¿Pero es ésta misma factum indiscutible? Hay que descartar toda esperanza de
que en el futuro se pueda encontrar en la espesura de la selva de Xalappa, al
oriente de la dudad de México, la Quina. ¿En los alrededores de Xalappa donde a
cada paso el clima suave, la humedad del aire, el suelo rocoso, los helechos
arbóreos, las siempre florecientes y altas melastomatáceas, y muchas otras
plantas, sociables, que crecen igualmente en la Nueva Granada y en el Perú,
54
conjuntamente con la Cinchona y que parecen anunciar al Botánico este
descubrimiento? A la costa oriente de la América del Sur, la naturaleza le dio la
Coutarea; al reino de la Nueva España, la Portlandia antifebril, la cual va a
determinar Sesse; y a los Estados Libres de Norteamérica, el Pinknea (1) del
género Michaux (Mussaenda bracteolata de Bartram), los cuales son análogos en
muchas partes de la flor a aquella de la Cinchona.
Las escarlatinas mutisias trepan aquí sobre los troncos de la Vallea stipularis. En
las regiones ecuatoriales los robles no se encuentran por debajo de los 1700
metros (872 toesas) de altura; pero sobre los 17 y 22 grados de latitud norte en el
reino de la Nueva España, he visto los robles bajando hasta los 800 metros (410
toesas) de altura. Son los robles los que suministran a los habitantes de los
trópicos una pálida imagen del despertar de la naturaleza, cuando se acerca el
retorno anual de la primavera; ya que ellos pierden debido a la sequía, todo el
follaje a un mismo tiempo y el fresco verde de los nuevos brotes contrasta
agradablemente al principio de la época de lluvias, con las flores multicoloras del
55
Epidendrum, cuyas raíces abrazan estrechamente las oscuras y rizadas ramas de
los robles.
Bajo la línea equinoccial es raro encontrar a una altura superior a 2700 metros
(1383 toesas) sobre el nivel del mar árboles altos es decir aquellos cuyos troncos
alcanzan 15 a 20 metros (45 a 60 pies). Ya a la altura de la ciudad de Quito, los
árboles empiezan a enfermarse y su crecimiento ya no es comparable con aquel
que se logró en los valles más templados de la tierra de clima medio entre los
1200 y los 1800 metros de altura (615 y 923 toesas) sobre el nivel del mar; por lo
mismo más frecuentes son aquí las plantas en forma de arbustos. Menciono aquí
de esta región, la Barnadesia, la Duranta Ellsii y Duranta mutisii; ya que estas tres
plantas y el Barberis caracterizan la vegetación de los rudos altiplanos de las
cordilleras de Pasto y Quito, como también la Polymnia (árbol loco) de tronco
hueco y el árbol Datura de color agradable y embriagador que caracteriza
especialmente la vegetación de Santa Fe de Bogotá. En la región de la
Barnadesia crecen la Castilleja integrifolia, Castilleja fissifolia, Columella, el
maravilloso Embothryum emarginatum y una Clusia, cuya flor solo tiene cuatro
estambres. El suelo está aquí adornado con gran número de Calceolarias, cuyas
hojas de un subido color amarillo contrastan agradablemente con el verde fresco
de las praderas con musgos. Desde Chile hacia el norte la naturaleza adjudicó a
estas Calceolarias un espacio que se extiende, pero no más allá de 1º40' de latitud
norte. Los señores Ruiz Pavón y Haenke, que penetraron más que yo en la zona
meridional, pueden determinar alguna vez hasta donde avanzó este género de
plantas en la dirección del Polo Sur.
56
Todavía más alta sobre el lomo de la cadena de los Andes, entre 2800 y 3300
metros (1437 y 1693 toesas) sobre el nivel del mar, está ubicada la Región de la
Wintera granadensis y de la Escallonia.
Estas regiones inhospitalarias (las cuales llamaron los españoles, los páramos,
porque allá permanentemente reina el frío-húmedo) están cubiertas por arbustos
espesos. El bajo tronco de estos arbustos se extiende en numerosas ramas
nudosas y medio carbonizadas por el oxígeno de la atmósfera y llevan una
pequeña copa con hojas pequeñas pero siempre verdes brillantes y semejantes al
cuero. Algunos troncos de la corteza contra la fiebre de color anaranjado
(Cinchona lanceifolia); algunas Rhexia y otras Melastomatáceas con flores
moradas oscuras, casi púrpuras, se pierden en estas soledades. Alstonia, cuyas
hojas producen un te (5) de sabor dulce pero muy saludable; la Escallonia tubar y
algunas especies Andrómeda dan sombra aquí a una especie de menor altura
como Lobeliáceas, Basaltáceas y siempre floreciente Swertia quadricornis.
Casi todas las plantas arbóreas también aquellas con un tronco corto, no suben
más allá de los 3500 metros (1796 toesas) de altura. Solamente sobre el volcán
Pichincha, en un valle estrecho que baja del lomo de los ladrillos encontramos
todavía a una altura de 4100 metros (2103 toesas) sobre el nivel del mar, un grupo
raro de Syngenesas arbóreas, cuyo tronco alcanza hasta cerca de 8 metros (más
de 22 pies). Las cercanas paredes de un basalto porfírico suavizan el frío de esta
región.
Con la región de la Escallonia limita hacia arriba aquella de las hierbas alpinas,
que se extiende desde los 3300 hasta 4100 metros sobre el nivel del mar (1693
hasta 2103 toesas). Aquí crecen asociadas las genciana y Stachelina y la típica
Espeletia frailexon, la cual en la altiplanicie de Bogotá (6) baja hasta 2678 metros
(1375 toesas), y cuyas hojas semejantes a espesa lana son usadas por los indios,
cuando les sorprende la noche en estas heladas alturas, como nido para dormir y
resistir el frío. En esta altura y a veces cubierta durante días por la caída de la
nieve cubren el suelo rocoso Lobelia nana, Sida pichinchensis, Ranunculus
gusmani, Ribes frigidum, Gentiana quitensis y otras hierbas alpinas las cuales
vamos a determinar en los próximos cuadernos de nuestras Plantae
aequinoctiales. Entre los vegetales de tipo de arbustos son los Molinia aquellos
que hemos visto a mayor altura sobre el volcán de Puracé cerca de Popayán y
sobre el Antisana.
Las hierbas alpinas son desplazadas en las alturas entre los 4100 metros y 4600
metros (2103 y 2358 toesas) por las gramíneas (7).
Las especies Jarava, Stipa y otras muchas nuevas de Panicum, Avena, Agrostis y
Dactylis cubren asociadas el suelo y esta pradera; desde lejos, brilla como un
encendido tapete amarillo, que se denomina en todo el país con el nombre de
Pajonal. La nieve descansa frecuentemente durante semanas en estas alturas y
57
entonces las llamas, impulsadas por el hambre, bajan a la región de las hierbas
alpinas.
Sobre la línea equinoccial y a una altura de 4600 metros (2358 toesas) sobre el
nivel del mar, no se encuentra ya ninguna planta de fanerógamas. Desde este
límite hasta la nieve perpetua, sólo vegetan esporádicamente plantas criptógamas
en la superficie meteorizada de las rocas desnudas. Algunas de ellas al parecer,
se esconden hasta por debajo del hielo perpetuo, ya que cerca de la cumbre del
Chimborazo, a una altura de 5554 metros (2850 toesas) sobre el nivel del mar
encontré vegetando todavía sobre el borde filudo de una roca saliente, dos
líquenes, Umbilicaria pustulata y Verrucaria geographica. Así pues la vida está
extendida a través de todos los espacios de la Creación. Pero estas plantas
solitarias eran también los últimos seres orgánicos fijados sobre el suelo que
habíamos encontrado en estas alturas glaciales.
Hasta aquí se ha explicado la distribución de las plantas, que nos ofrece el cuadro
de la naturaleza de los países tropicales. Pero antes de ocuparnos de los
fenómenos del círculo atmosférico, o de la creación animal, trataremos de lograr
una visión comparativa de la vegetación de nuestra parte nórdica del mundo.
_______
58
Carola gumífera. Fol. obovatis verticillato-ternis. 3- Carola grandiflora. Fol.
verticillatis oblongis.
(5) El Te de Bogotá.
En las páginas anteriores yo he desarrollado las causas por las cuales sobre la
latitud de 45º, la distribución de las plantas no puede ser ni tan constante ni tan
variada como lo es bajo la línea ecuatorial. El monte Etna las montañas de Haikia
(Armenia), y el pico de Tenerife comprueban suficientemente que mientras más se
avanza hacia el sur más cortante es la separación de las diferentes formas de las
plantas en las distintas zonas de las montañas. Sin embargo, también en nuestras
partes septentrionales de las latitudes medias, es esta separación lo
suficientemente destacada para poderla presentar en un cuadro especial. En el
centro del mismo se podría indicar la altura 4775 metros (2450 toesas) hacia la
cual se eleva en el Mont-Blanc la gran cadena montañosa europea. La vertiente
de esta cordillera hacía el mar del norte tenía que representarse suave y más
pendiente en la vertiente meridional hacia el mar Mediterráneo. Aquí recuerdan los
Chamaeropos, palmas de dátiles y muchas plantas del Atlas, las cuales había
separado un valle de rocas calizas, antaño seco y luego, desde la inundación
samocrática ocupado por agua marina, separando a Europa del norte del Africa.
En este cuadro de la naturaleza de la zona templada, la nieve perpetua bajaría
hasta una altura donde bajo la línea ecuatorial la palma de cera la corteza contra
la fiebre y otros altos árboles, todavía tienen una fuerza vegetal pujante. De
manera que en Europa la zona entre las regiones costaneras y el límite inferior de
la nieve perpetua, apenas tiene la mitad de la anchura de la que tiene la zona
equivalente en los trópicos; mientras que la capa de nieve que cubre las
cordilleras más altas de Europa (el Mont-Blanc y el Mont-Rose), tiene una anchura
mayor de 600 metros (307 toesas) que aquella que envuelve la cumbre del
Chimborazo. Sobre las rocas desnudas y pendientes que emergen por encima de
la nieve en alturas superiores a 3100 metros (1590 toesas) sobre el nivel del mar,
crecen en las montañas que rodean al Montblanc, Androsace chamaejasma,
Jacq.; Silene acualis Saussure la encontró a 3468 metros (1780 toesas), pero a la
vez baja hasta 1500 metros (769 toesas) en la llanura. Saxifraga androsacea,
Condamine alpina, Arabis caerulea, jacq. y Draba hirta, Villars, (Draba stellata,
59
Willd). Hasta estas alturas heladas emigran poco a poco desde la llanura hacia
arriba Myosotis perennis y Androsace carnea, cuyo tallo se torna cada vez más
bajo. Esta última por fin es única y ocupa toda la vertiente de la cordillera entre los
1000 y los 3100 metros de altura (513 y 1590 toesas). En los Pirineos las cumbres
entre los 2400 y 3400 metros de altura (1230 y 1744 toesas) están cubiertas con
Cerastiun lanatum, Lamarck, Saxifraga groenlandica, Aretia alpina y Artemisia
rupestris El Cerastium lanatum no se encuentra de ninguna manera por debajo de
los 2600 metros (1332 toesas).
Entre los 2500 y 3100 metros (1281 y 1590 toesas) se encuentran entre el acarreo
de piedras que limitan la nieve perpetua en los Alpes Suizos, grupos aislados de
Saxifraga biflora (Alionii), Saxifraga oppositifolia, Achillea nana, Achillea atrata,
Artemisia glacialis, Gentiana nivalis, Ranunculus alpestris, Ranunculus glacialis y
Juncus trifidus.
Algo más abajo entre los 3000 y los 1500 metros de altura (1539 y 769 toesas) se
observa en los Pirineos Potentilla, lupinoides Willd; Silene acualis, Sibbaldia
procumbens, Carex curvula y Carex nigra Allion; Sempervivum montanum y
Sempervivum arachnoideum, Arnica scorpioides Androsace villosa y Androsace
carnea. En los Alpes Suizos entre 2300 y 2700 metros (1179 y 1338 toesas), allá
donde la nieve perpetua y el alto glaciar no limitan con la roca desnuda, sino con
tierra fértil cubiertas de praderas y regadas con agua de nieve, allá florecen:
Bajo la línea equinoccial los árboles que. crecen aquí a una altura de 3500 metros
(1795 toesas) apenas, tienen troncos de 5 a 6 metros (15 pies) de altura.
Unicamente en el reino de la Nueva España se encuentra la rara excepción de
que sobre 200 latitud norte crece una especie de abeto, emparentado
estrechamente con el Pinus strobus, que trepa sobre las vertientes de las
cordilleras hasta 3900 metros (2000 toesas) y algunas especies de robles hasta
los 3100 metros de altura (1590 toesas). Para aquellas personas que desconocen
los raros fenómenos de la Geografía de las Plantas y las influencias locales del
clima mexicano, les parece imposible que existan montañas cubiertas hasta sus
cumbres con abetos altos y que sobrepasan en la altura al Etna y el mismo pico de
Teneriffa. El señor Ramond observó en los Pirineos que los árboles que mas
avanzan hacia las cumbres cubiertas de hielo son el común Pinus sylvestris y
Pinus mugho. Ambas especies ocupan una zona entre 200 y 2400 metros (1026 y
1230 toesas) de altura. La Abies taxifolia y Taxus communis aparecen en los
Pirineos sólo por encima de los 1400 metros (718 toesas) sobre el nivel del mar.
Ellos trepan en las cordilleras hasta los 2000 metros (1026 toesas) de altura. La
Haya (Fagus sylvatica) crece entre los 600 y 1800 metros (307 y 925 toesas) de
altura. Pero nuestro roble de piedra (Quercus robur), que cubre las llanuras al pie
de los Pirineos, a duras penas sube hasta los 1600 metros (821 toesas) de altura.
Así que este roble trepa 400 metros (205 toesas) menos alta que el Taxus y 800
metros (410 toesas) por debajo de la altura que alcanza el abeto Mugho. Así que
aún en las mismas grandes cordilleras europeas cada especie arbórea tiene su
zona determinada.
Pero para poder elaborar una geografía de las plantas completa, tendríase que
prospectar no solamente un cuadro de la natuturaleza de los Países polares, otros
para la Zona templada entre los paralelos de 40 y 50º de latitud y luego para las
Regiones ecuatoriales; también habría que suministrar diferentes mapas botánicos
para los hemisferios Norte y Sur para el viejo y el nuevo continente. Las plantas de
Chiloe y Buenos Aires se distinguen específicamente de aquellas de Grecia y
España. Los países tropicales de Africa y los de las latitudes templadas de Asia se
caracterizan por una vegetación que poco y nada tienen en común con la del Sur y
Norte América, Magadascar, cuyas altas montañas graníticas confundió
Commerson con picos nevados, y sobre cuyas costas herborizó hace poco todavía
el señor Du Petit-Thours, la montaña de Adam en Selan (Ceylán), y el Ophiro en
Sumatra, el cual, según la observación de Marsden, sobrepasa la altura de 3946
metros (2027 toesas), podrían suministrar al botánico que mide las alturas
importantes, materiales sobre la distribución de las plantas en las zonas
montañosas del viejo continente:
63
de Norteamérica carecen de cordilleras que se elevan a más de 2000 metros
sobre el nivel del mar (ya que las White Mountains de Nuevo Hampshire que no
penetran en la región de la nieve perpetua, no pueden tener la altura de 3235
metros sobre el nivel del mar, o sea 1600 toesas, como afirman Cutjer y Belknap),
ostentan sin embargo una gran cantidad de vegetales, así por ejemplo Pensilvinia,
Carolina y Virginia tienen casi dos veces tantas especies de robles, como existen
árboles autóctonos de tronco alto en Europa. Sobre la misma latitud en
Norteamérica la vegetación es mucho más variable y pintoresca que en nuestro
continente. Las Gledicias, árboles tulipanes y magnolias, forman un contraste
pintoresco con el verde oscuro de la Thuya y de los abetos. La naturaleza se
apresuró aquí a adornar la tierra de la libertad con sus más hermosas formas
vegetales.
________
64
Hasta aquí sobre la parte de mi cuadro de la naturaleza que se refiere a la
distribución de las plantas, ahora me ocupo de las situaciones físicas del mismo,
ya que este trabajo está destinado a abarcar todo lo que se debe considerar como
no modificable por causa de la altura sobre el nivel del finar de un lugar. Las 14
escalas que enmarcan el cuadro contienen ciertamente el resultado de todo aquel
que las ciencias Naturales en Su estado actual pueden ofrecer en cifras. Aquellas
que se refieren a la temperatura del aire, a la tensión eléctrica, al estado
higrométrico de la atmósfera y su contenido de oxígeno; al color azul del cielo, a la
situación geognóstica, a la cultura del suelo y los hábitat de los animales se basan
en mi propia experiencia. Yo puedo sentirme lisonjeado de que aun para el filósofo
de la naturaleza, quien ve toda la variedad de ella en la acción elemental de una
sola materia, y quien ve el origen del organismo mundial en la lucha (12) de las
fuerzas antagónicas, tiene que ser útil una ordenación de los hechos tal como yo
los hice. El empírico cuenta y mide lo que ofrecen los fenómenos a la vista; tarea
de la filosofía de la naturaleza es de abarcar todo lo común y explicar los principios
de su origen
El calor de la atmósfera
Aquella escala en el cuadro de la naturaleza dedicada al aire indica la temperatura
más alta y más baja que se observa en los trópicos con intervalo de 500 en 500
metros de altura (250 toesas). Un grande número de observaciones propias,
frecuentemente hechas de hora en hora, se han utilizado para determinar la
temperatura; un promedio que resultó naturalmente con base en todas las
observaciones pero de ninguna manera sólo en los datos extremos.
Conscientemente se descuidaron las situaciones locales, especialmente aquellas
que se encuentran en el límite norte del círculo del trópico de cáncer.
Así por ejemplo se puede leer, en mi dibujo, que en las costas, a la misma altura
sobre el nivel del mar, el termómetro en centígrados no baja de los 18º.5, no
obstante que en la capital de la isla de Cuba, en La Habana y algo más al oriente
en Matanza, se ha visto frecuentemente apenas en + 1º,4. Pero este frío invernal,
tan especialmente llamativo para países tropicales bajos, únicamente se observa
en una sola región, que se encuentra a 13º de latitud al norte de aquella zona
hasta donde extendí mi cuadro de la naturaleza.
Este frío es la consecuencia de los furiosos vientos del norte que llevan los
estratos fríos de la atmósfera desde el demasiado cercano continente a la isla de
Cuba. En Santo Domingo, ubicado un poco más al sur, pero más lejos de la
América del Norte el termómetro oscila en las llanuras durante todo el año entre
los 20º y 31º,5 (16º y 25º R.).
65
Por lo demás, no parece necesario señalar que todas las observaciones del
termómetro indicadas se realizaron en la sombra y lejos del reflejo del calor
radiante.
Las cifras que indica esta tabla para alturas que pasan de los 5000 metros (2565
toesas), son de una exactitud menor, ya que estas grandes alturas fueron
visitadas hasta la fecha, muy pocas veces y por tiempos demasiado cortos, para
poder determinar su temperatura media. El frío, al cual estábamos expuestos
sobre los picos más altos de los Andes, es sin embargo y según el termómetro no
muy considerable; pero la cantidad menor de oxígeno respirado (como
consecuencia de la menor densidad del aire), la astenia del sistema nervioso (13),
y otras causas todavía poco estudiadas hacen que este frío de la montaña sea
casi insoportable para la sensibilidad del hombre. Los académicos franceses y
españoles observaron en su campamento sobre el volcán Pichincha en una altura
de 4.735 metros (2428 toesas) en su termómetro en centígrados al bajar éste
únicamente a 6 grados por debajo del punto de hielo. Sobre el Chimborazo y cerca
de su cumbre, este instrumento todavía marcaba -1º.8. centígrados. Y hasta sobre
el volcán Antisana en la considerable altura de 5403 metros (2773 toesas),
encontramos en la sombra una temperatura de 19º de calor, pero expuesta al sol
la montaña el calor era tan grande que nos desnudábamos, no obstante que
estuvimos 2065 metros por encima (1060 toesas) del Etna, y 627 metros (323
toesas) más alto que el Mont-Blanc.
En lugares que son considerados como los más ardientes de la tierra, como en
Cumaná la Guayra, Cartagena de Indias, Guayaquil (el puerto de Quito), las orillas
del río Magdalena y del río Amazonas, el calor medio del aire es de 27º cuando en
París y Roma es de 11º.9 y 15º. Pero precisamente en estas tan cálidas regiones
del nuevo continente, rara vez el termómetro alcanza, y no obstante de la cercanía
de la línea equinoccial una temperatura tal alta, como aquella que observamos
66
muy frecuentemente en la parte más septentrional de Europa. Yo tuve la
oportunidad de estudiar una tabla con más de 21.000 observaciones hechas con
excelentes instrumentos durante 13 años por Don Bernardo de Orta, un oficial de
la marina real española en Veracruz, lugar conocido por su calor húmedo (como
Senegambia), y además rodeado por arenas movedizas. En este puerto, el
termómetro sólo subió a una temperatura, por tres veces, a más de 32º y ninguna
vez alcanzó los 35º. 6 (28º.5 R) mientras que en Berlín, Petersburgo, Viena y París
el termómetro frecuentemente marcó los 36º. En esta última ciudad subió el 14 de
agosto de 1773 hasta 38º.7 centígrados o sea 30º.9 según la antigua división de
Réaumur; esto determina una grande variedad de la temperatura media. en
Veracruz ésta alcanza durante los meses de mayo, junio, julio, agosto y
septiembre 27º.5, y la terrible fiebre adinámica conocida bajo el nombre de Vómito
prieto, causa estragos cada vez que la temperatura media del mes pasa de los
23º.7. En las regiones ecuatoriales la diferencia entre la temperatura máxima y
mínima es de 20º, mientras que en Europa entre las latitudes de 48º y 50º, están
distanciados hasta casi 62º entre sí (14). Sobre aquello que se llama la
temperatura interna de nuestro planeta, no quiero opinar. Las aguas manantiales
indican esta temperatura con mucha exactitud (así lo comprobó el señor von Buch,
un excelente observador). Según esta escala el interior de la tierra en los trópicos
es más fresco de lo que se suponía. Yo encontré en la provincia de Cumaná a una
altura de 389 metros (200 toesas) sobre el nivel del mar, las fuentes con una
temperatura de 22º.5(18º R) en 779 metros (400 toesas) de altura, el manantial
tenía una temperatura de 21º (16.8 R); cerca de Caracas en 1324 metros de altura
(680 toesas) con 16º.2 (13º R). Todos calores inferiores a la temperatura media de
los lugares nombrados. Sobre la costa del mar o en los llanos infinitos de
Calabozo y Cari (15) se calienta de tal manera el suelo durante los seis meses que
no llueve se observa que el Sesuvium, Gomphrema, Thalinum, Kyllingia, algunas
Mimosas y hierbas bajas, casi medio enterradas por el viento, soportan un calor de
53º, En las tierras negras que cubre el volcán de Jorullo en la Nueva España, mi
termómetro subió hasta los 60º y no obstante esta tierra expulsada por el cráter en
el año de 1759, ya está cubierta en partes por la vegetación. En contraposición a
ésta, Swertia quadricornis Stachelineas, Espeletia Frailejón y otras plantas alpinas
de la alta cadena de los Andes, soportan durante todo el año, excepto unas pocas
horas durante las cuales el sol rompe la niebla perpetua, un frío de + 3º 5 Estas
plantas alpinas y las palmas marcan ciertamente los extremos de la escala térmica
botánica.
Los calores medios del aire que indica el cuadro de la naturaleza de los 1000 en
1000 metros (500 en 500 toesas) de altura, representa la disminución de la
temperatura bajo la línea equinoccial, desde el nivel del mar hasta las cumbres
más altas. Si mis observaciones han sido exactas y suficientes en número,
entonces el resultado ha de ser más exacto de lo que se puede jamás determinar
para Europa. Estas ventajas aseguran en los países tropicales del nuevo
continente, la gran elevación del suelo. Aquí se encuentran poblados con una
altura todavía mayor de 400 metros (200 toesas) a la del Pico Teneriffa y en los
67
cuales los físicos pueden encontrar un lugar de residencia bien interesante y no
muy difícil; mientras que en Europa es difícil lograr obtener determinados
conceptos de estratos atmosféricos de igual altura. Aquellos ubicados entre 3000 y
5000 metros (1500 y2500 toesas) se visitan rara vez y aun los viajes aéreos, uno
de los medios más importantes para la ampliación de la meteorología, no se
pueden realizar, debido a su naturaleza, con la frecuencia deseada, para poder
determinar con exactitud la disminución del calor del aire.
Con base en mis observaciones parece ser que esta disminución del calor en la
cordillera de los Andes por encima de los 3500 metros (1795 toesas), está en una
proporción de 5:3 más rápido que en los estratos atmosféricos entre la costa del
mar y los 2500 metros (1281 toesas) de altura. Aquel estrato en el cual el lento
enfrentamiento, aumenta de golpe rápido, en forma de un salto, es aquello entre
2500 y 3500 metros (1250 y 1750 toesas) entre la altura del Gothard y del Etna
Ciertamente es fácil comprender la influencia variable que debe tener el calor
radiante, modificado por las desigualdades y por la naturaleza y color del suelo, en
relación con la ley de la disminución del calor, lo observado por mi en los Andes.
Ciertamente un aeronauta quien se elevará sobre la línea equinoccial, pero lejos
de las cordilleras, encontraría, por ejemplo, sobre el mar o sobre las infinitas
llanuras del Amazonas esta ley algo distinta y modificada. Pero es de suponerse
que estas diferencias no se extenderán por mucho por encima de los 4000 metros
de altura (2052 toesas), ya que en esta región del aire enrarecido, también el
volumen de las cumbres andinas ha disminuido. La cordillera de los Andes aquí ya
no ofrece tan considerables altiplanos y la influencia del calor radiante por lo
mismo debe ser insignificante.
Pero Saussure impone para el verano 156 metros (90 toesas) y para el invierno
233 metros (111 toesas). Una coincidencia aún más sorprendente, ofrece el último
gran viaje aéreo de mi amigo, el señor Gay-Lussac. Este agudo físico encontró
durante el verano sobre París exactamente la misma disminución del calor, la cual
habia determinado yo mucho antes para la línea equinoccial. El observó sobre
París, donde el termómetro marcó 30º, en la altura de 5000 metros (2565 toesas)
sobre la ciudad, el punto de congelación (± 0º). En 6000 metros de altura (3078
toesas), el termómetro marcó 3º por debajo de cero. De esto se deduce una
disminución del calor entre O metros y 5000 metros de altura en un grado del
termómetro centígrado por cada 183 metros de aumento de altura. Se calcula
ahora esta disminución a través de todos los estratos atmosféricos desde las
llanuras bajas hasta los 6977 metros de altura; entonces, se obtiene una
disminución de 1º centígrado por cada 173 metros (87 toesas) Durante una
68
disertación (17) de primera clase, en el Instituto Nacional, desarrollé cómo en el
mar de aire en el cual está metida la masa compacta de nuestro planeta y por
encima de los 4790 metros (2411 toesas) de altura; la latitud geográfica modifica
en poco y nada la temperatura, ya que el señor Gay-Lussac (Sobre 48º latitud
norte) encontró en los altos estratos de la atmósfera exactamente la misma
temperatura, la cual había observado yo, cerca del Ecuador; en las mismas alturas
durante mi ascenso al Chimborazo.
La presión atmosférica
La presión que ejerce la atmósfera en las distintas alturas sobre el nivel del mar,
es caracterizada por la altura barométrica, que es calculada según la fórmula de
Laplace, para mediciones barométricas de altura. La temperatura es aquí
considerada según la ley sobre la diminución del calor, arriba desarrollada. Así
que X expresa la altura en metros; H, la escala barométrica en la superficie del
mar; T, la temperatura allá mismo; t, la temperatura correspondiente a la altura X;
y h, por fin, la altura barométrica buscada para X: la fórmula es:
Según esta fórmula se encuentran de 500 en 500 metros, los siguientes valores
69
barométricos:
En este cuadro las temperaturas medias por encima de los 6000 metros (3000
toesas) son otra vez poco exactas, ya que no se basan en experiencias directas
sino en la disminución del calor observado en las regiones de alturas inferiores.
Saussure vio bajar al barómetro sobre la cumbre del Mont-Blanc hasta 0,43515
metros (16 pulgadas 0.9 líneas). La Condamine y Bouguer (18) constataron sobre
el pico Corazón (al sur de Quito) 0.42670 metros (15 pulgadas 9.2 líneas).
_______
(12) Hacia aquello, la lucha en la naturaleza que conserva la vida, parece indicarlo
el muy antiguo Trimurtí, la tridimensionalidad de los hindúes. Cuando el inmortal y
perpetuo, el Parabrahma comunicó desde la montaña, el gobierno del mundo se
ordena no obstante de lo antagónico de las dos divinidades a continuar a procrear
y producir.
(13) Especialmente el sistema gástrico y todo aquel que tiene que ver con el
cerebro posterior, el Plexus coeliacus produce en las grandes alturas el vómito,
una enfermedad de la montaña, como la del mar, la marea, mal de mer.
(14) En las regiones ecuatoriales estas oscilaciones son diurnas mientras que
entre las latitudes de 48º y 50º Norte son anuales N. de T.
70
(17) Mémoire sur la limite inferieure des neiges perpetuelles et sur le
decroissement du calorique dans les hautes regions de l`atmosphère, lu le 5
Frimaire au 15.
(18) La Condamine, Voyage à l'equateur, pág. 58. "Personne n'a vule baromètre si
bas dans l`air libre, et vraisemblablement personne n'est monté à une plus grande
hauteur. Nous étions (á la cima du Corazón) a deux mille quatre cent soixante-dix
toises et nous pouvions répondre à quatre ou cinq toises pràs, de la justesse de
cette determination".
El valor del barómetro a nivel del mar lo he determinado en 0.76202 metros (337,
8 líneas) con una temperatura de 25º. Es éste el resultado de numerosas
observaciones que he realizado en las orillas de los océanos Atlántico y Pacifico
tanto en los hemisferios Norte y Sur. Bouguer determinó un valor promedio de 28
pulgadas 1 línea; el geodista español Don Jorge Juan 27 pulgadas 11,5 líneas. La
Condamine dice textualmente: "Aun cuando el valor promedio del barómetro no es
inferior a las 28 pulgadas en los trópicos, su desviación de esta cifra de todos
modos es poca". Dos excelentes barómetros que compré antes de mi salida de
Europa, como todos los demás instrumentos usados por mi fueron comparados
con aquellos del Observatorio Astronómico de París, y que llegaron sin daño
alguno a la América del Sur me enseñaron que la presión atmosférica en la zona
71
tórrida es algo menor que en las latitudes templadas (1).
Estas épocas observó ciertamente tanto John Farquenar en Calculta (2), como
Moscley y Thibaut de Chanvalon (3) en las Antillas, pero estos no coinciden con
aquellos que hemos observado nosotros, Bonpland y yo, desde los primeros días
de nuestra llegada a la América del Sur durante muchas noches y de hora en
hora. Hemos encontrado que el barómetro llega a su altura máxima a las nueve
horas de la mañana desde esta hora hasta el medio día la columna de mercurio
bajo muy poco; pero esta baja de presión es siempre muy marcada desde las 12
del día hasta las cuatro o cuatro y media de la tarde, cuando el barómetro llega a
su punto más bajo; de este mínimo empieza a subir nuevamente hasta las 11 de la
noche, cuando alcanza una altura casi igual como aquella de las nueve de la
mañana. Nuevamente el barómetro baja durante toda la noche, especialmente
desde la media noche hasta las cuatro y media de la madrugada. Desde este
segundo mínimo empieza nuevamente a elevarse hasta las nueve horas de la
mañana. Así se presentan durante las 24 horas del día dos mareas bajas y dos
altas, siendo las nocturnas mas cortas que las diurnas. Estas pequeñas
variaciones de hora en hora, las encontré idénticas en la orilla del río Amazonas
como en Cumaná, o en Callao (el puerto de Lima sobre la orilla del Mar del sur).
Se suceden además al mismo tiempo en regiones con alturas de 4000 metros
sobre el nivel del mar (2052 toesas), como también en las llanuras bajas de la
72
Guayana española. Al parecer, y esto es lo más llamativo, estas variaciones no
parecen depender ni del cambio de la temperatura, ni de la influencia del tiempo
en general.
Una vez que el barómetro está bajando, desde las 9 de la noche hasta las cuatro
de la madrugada y luego subiendo desde las cuatro hasta las once de la mañana,
entonces ni terremotos, ni vientos fuertes, ni aguaceros con tempestades
interrumpen este ciclo. Solamente la altura del sol parece ser la causa de este
fenómeno (4). En algunos lugares he encontrado estas variaciones horarias con
exactitud asombrosa, y la iniciación de la subida y bajada de la columna de
mercurio era tan determinante, que resultaba imposible equivocarse siquiera en un
cuarto de hora en cuanto al tiempo verdadero. Entre las numerosas observaciones
horarias sobre el cambio barométrico que hemos traído de nuestro viaje, quiero
destacar las que hemos hecho en Callao cerca de Lima como representativo de
este fenómeno. El barómetro usado era de excelente calidad. El nonio fácilmente
dejó reconocer un 0,03 de línea. La altura absoluta observada de los lugares era,
debido a la no corrección del nivel, en un 0,9 de línea más baja: La dirección de
las flechas indica las épocas de subida y bajada del barómetro, semejante a la
marea alta y baja de la atmósfera (el mar del aire).
Aun cuando he comparado varias veces en este capítulo las variaciones del
barómetro con el fenómeno de la marca, he dicho que está relacionada
inequívocamente con la altura del sol, no creo sin embargo que esté ocasionada
directa y exclusivamente por la atracción de este cuerpo celeste. Sí estuvieran
aquí las fuerzas de atracción por medio, entonces, ¿por qué no hubiera tenido la
suerte de observar influencias de la luna sobre los valores barométricos, bajo la
línea equinoccial en tantas noches que dedique estas observaciones? El señor
Mutis a cuya
73
del calor radiado por el mismo o por lo menos provocado por éste, entones tal vez
se pueda suponer alguna influencia de la luz solar sobre la atmósfera. Ideas de
carácter filosófico sobre la naturaleza dan a estas especulaciones un mayor peso;
así el señor SheIling indica en su obra (5) muy nítidamente sobre la coincidencia
entre el ciclo del barómetro y la aguja magnética.
Muy pronto voy a referirme nuevamente a este punto (6), (una vez que haya hecho
conocer mis observaciones sobre inclinación declinación horaria y el número de
las oscilaciones medidas de la intensidad de la fuerza magnética).
Cerca del círculo de trópico de Cáncer, en el Golfo de México entre los paralelos
19 y 23 grado s de latitud norte, se observa de vez en cuando una influencia
esporádica del estado del tiempo sobre la presión atmosférica. En La Habana y en
Veracruz el viento tiene del norte compuesto por masas de aire frío hace subir el
barómetro de 5 a 7 líneas; a este ascenso del barómetro antecede una baja del
mercurio d el termómetro, lo cual es ahora un importante pronóstico para la
peligrosa navegación en este golfo. El barómetro se sostiene en posición alta
inmodificable, mientras que reina el fuerte viento; pero apenas que éste se aplaca,
Se inicia inmediata y nuevamente el juego regular de los vientos alisios (la brisa)
con sus variaciones barométricas horarias.
Tal vez sólo están ocultas por las frecuentes perturbaciones en cuanto a
temperaturas y humedad de la atmósfera, y los valores promedios resultado de
muchos miles de observaciones horarias que comprobarían por medio de la
compensación de estas causas alteradoras, también en Europa, la existencia de
las oscilaciones periódicas del barómetro. Sin los valores promedios, jamás se
hubieran descubierto las más pequeñas modificaciones en las mareas altas y
bajas del océano Atlántico.
No puedo terminar este capitulo sobre la elasticidad del aire, sin agregar unas
anotaciones fisiológicas. La altura del barómetro en la ciudad de Quito es de
0,m5436 o sean 20 pulgadas con una línea; en la ciudad de Micuipampa en la
región nor-oriental del Perú, es de 0,m4962 o sean 18 pulgadas con 4 líneas. Los
habitantes del alto Antisana respiran un aire cuya elasticidad es expresada por
una columna de mercurio de 0,m4692 (17 pulgadas con 4 líneas). El señor Gay-
Lussac ha visto bajar el barómetro hasta los 0,m3288 o sean 12 pulgadas con 1
8/10 líneas.
74
atmosférica de O,m7579 (28 pulgadas), resiste sin embargo a todos estos
cambios. Los habitantes de aquellas ciudades en las altas montañas (indios y
razas blancas) gozan de la mejor y más duradera salud. Los forasteros se quejan
en los primeros días después de haber llegado de la costa, de dificultades
respiratorias, especialmente cuando hablan agitadamente o cuando hacen
ejercicios musculares; pero estas molestias desaparecen después de poco tiempo.
Pero cuando el barómetro baja hasta 0,4060 metros (15 pulgadas), entonces la
influencia del aire enrarecido es mucho mayor. En una altura de 5000 metros
(2565 toesas) sobre el nivel del mar, se experimenta un marcado cansancio y una
debilidad de todo el sistema nervioso. Fácilmente se sufre desmayos aun con los
más pequeños esfuerzos a los cuales se obliga a los músculos deprimidos. Por lo
mismo, las personas débiles sienten fuertes deseos de vomitar y en alturas
mayores de 5800 metros (2975 toesas), el efecto del fuerte movimiento muscular
necesario para escalar las montañas, y en asocio de la deficiencia de presión
atmosférica, ejercen tanta presión sobre los pequeños vasos sanguíneos, que la
sangre sale de los labios, de las encías y de los ojos. Todos estos fenómenos
cambian naturalmente de acuerdo con la constitución de cada individuo.
Saussure observó durante sus viajes por los Alpes de que el hombre resiste más
que la mula, el aire enrarecido de las alturas. Con mucha dificultad hice llegar en
el reino de la Nueva España un caballo sobre el Cofre de Perote hasta los 3839
metros (1970 toesas), de altura, es decir 134 metros (69 toesas) más alto que el
Pico de Teneriffa. El animal tuvo una respiración angustiosa y gemidora, la cual no
era consecuencia del ejercicio muscular, ya que desapareció en alturas inferiores
de la cordillera, pero con iguales pendientes. En general me pareció que la raza
blanca humana sufre menos en las alturas que se acercan a los 5800 metros
(2975 toesas), que los indios nativos de color cobrizo. Tiene que ser la presión
atmosférica la que tiene la influencia mayor sobre las funciones vitales de las
plantas, especialmente en cuanto la respiración y sus integumentos. No obstante
que la mayoría de las Criptógamas y muchas gramíneas entre las Fanerógamas
parecen indiferentes a la influencia de la presión atmosférica; otras plantas son,
por lo mismo,
La humedad de la atmósfera
En el cuadro de la naturaleza, la lenta disminución de humedad de la atmósfera
bajo la línea ecuatorial, desde la orilla del mar hasta las cumbres de los Andes,
75
constituye una escala específica. Los valores medios que he deducido de las
observaciones que fueron las tomadas en la sombra y con cielo totalmente
despejado, una vez con el higrómetro de Saussure, otra vez con el de Deluc;
según si el instrumento tenía que indicar rápidamente la humedad, o si podía estar
expuesto por más tiempo al aire; todos los resultados fueron reducidos en grados
del higrómetro de Saussure y de Dalton enseñan que la corrección por causa de
las diferencias en la presión atmosférica son totalmente innecesarias.
No obstante de la sequía tan enorme de los estratos atmosféricos que cubren las
crestas de los Andes (donde baja el higrómetro hasta 460 con una temperatura de
3,7º = higrómetro 31.7º Sauss. con 25.3º de temperatura). Y a pesar de la sequía
del aire de las montañas, el viajero se encuentran sin embargo en estas alturas
entre los 2500 y 3500 metros (1283 y 1796 toesas) sobre el nivel del mar, envuelto
en cada momento en espesa niebla. Esta precipitación (¿o sea esta producción
misteriosa de agua?), que podría ser la consecuencia o también la causa de una
fuerte tensión eléctrica, da a la vegetación de los páramos (o sea de la selva de
las altas montañas) aquel verde fresco que se renueva y luce constantemente.
En las regiones tropicales más bajas del nuevo continente éstas tienen una
atmósfera diáfana y libre de nubes durante muchos meses y una gran cantidad de
agua. Deluc comprobó, a través de ensayos de su hijo, también en Bengala la
existencia de esta agua latente en la atmósfera. Esta rara condición del aire es la
que conserva la vegetación de los trópicos durante la época anual de sequía de
76
cinco hasta seis meses de duración.
_______
(1) No obstante de los ensayos de Shukburg y Fleurian lo sería sin embargo muy
deseable, que los valores barométricos promedios de los mares europeos como
por ejemplo el Mar Báltico, el mar Atlántico, el Mediterráneo, el Negro (y Caspio)
fueran determinados cuidadosamente con instrumentos que antes y después de
las observaciones se compararan entre sí. Las observaciones de muchos años de
Poleni y Joaldo nos enseñan que esta presión atmosférica promedio está sujeta a
determinados cambios (probablemente periódicos). Si en los próximos milenios de
años, los físicos quieren investigar si la presión atmosférica ha aumentado o
disminuido, entonces nos van a acusar con toda razón, de que hemos descuidado
durante los siglos XVlIl y XIX el medir tan exacto como fuera posible con nuestros
instrumentos de entonces a determinar estos valores del peso de la atmósfera.
Presión media de la atmósfera a la orilla del mar, la intensidad de la fuerza
magnética, la cantidad de oxigeno en el aire, temperatura media y cantidad de la
lluvia son fenómenos sobre cuya estabilidad y variabilidad se van a pronunciar los
siglos venideros, si nosotros preparamos cuidadosamente esta decisión con base
en nuestras observaciones actuales. Con cuánto afán también los físicos tienen
que seguir el cuidadoso ejemplo de los astrónomos.
a las 21 h = Z + 0, Lin 5
a las 4 h = Z - 0, Lin 4
77
a las 11 h = Z + 0, Lin 1
a las 16 h = Z - O, Lin 2
(5) Weltseele (alma cósmica) pág. 151. Neue Zeitschrift fuer speculative Physik
(revista nueva para física especulativa): tomo 1, pág. 169.
(6) En un escrito que voy a publicar en compañía con el señor Biot en París.
HUMEDAD DE LA ATMÓSFERA
En las llanuras europeas nunca encontré una sequía del aire por debajo de 460
Sauss. y con temperatura 150. En el Valle de México, con altura de 2259 metros
(1177 toesas) sobre el nivel del mar, baja el mismo higrómetro de Saussure hasta
420 y 440 ¿Dónde quedan entonces las evaporaciones que producen diariamente
las cinco lagunas que bordean la ciudad? La gran cantidad de carbonatos y el
carbonato de soda, que cubren la altiplanicie como con copitos de nieve,
seguramente no los absorben Esta enorme sequía del aire mexicano que influye
en forma desfavorable sobre la salud de sus habitantes y sobre el cultivo de
huertas y campos, aumenta diariamente, por causa del desecamiento de los lagos
por medio de canales de drenaje, y además durante los últimos 15 años, la
cantidad de lluvias en la Nueva España (como en las Islas antillanas), ha
disminuido considerablemente. ¿Esta disminución es periódica? ¿O depende de
grandes cambios cósmicos? Lo que transforma la industria del hombre en la
superficie de la tierra es demasiado insignificante en regiones tan extensas, a la
que se podría culpar a estos cambios artificiales, por ejemplo la destrucción de los
bosques de la América del Norte, la disminución de las lluvias, el escaseamiento
de los huracanes; las grandes explosiones eléctricas y hasta la del mismo viento
78
del Norte entre Veracruz y la desembocadura del Mississipi. (Qué tan grande tiene
que ser por ende la sequía del aire en Persia, donde según el informe de Chardin,
se edifica en la provincia de Kerman casas con sal de gema!
Pero las nubes raras de pequeños copos que llaman los campesinos ovejitas, y
cuya distribución regular en forma de cinturones indica una polaridad general que
con toda seguridad se elevan a 8000 metros (4104 toesas) sobre el nivel del mar.
En la cúspide del volcán Antisana todavía hemos visto estas ovejitas muy por
encima de nosotros. El señor Gay-Lussac también las menciona en la descripción
de su segundo viaje aerostático. ¡Cómo de livianas tienen que ser estas burbujas
de vapor de agua, para que se puedan sostener volando en regiones de tan
escasa densidad del aire! En Europa, según mediciones de Biot y Gay-Lussac
durante el verano la altura del estrato inferior de las nubes se encuentra en 1169
metros (600 toesas), es decir a igual altura como las nubes tropicales más bajas.
En las llanuras occidentales del Perú, el vapor de agua en la atmósfera nunca se
transforma en lluvias. Durante todo un siglo apenas se tiene allá el ejemplo de
unas lluvias de un cuarto de hora. También, y debido a la forma de construir las
casas allá las lluvias son tan temidas como los terremotos. ¿Está la causa de este
fenómeno, en lo que se llama la atracción de la cadena de montañas de los Andes
sobre las nubes; ¿en la corriente vertical ascendente del aire, que provoca la
calentada arena granítica de la llanura?
79
pulgadas). En Europa se observa en promedio una precipitación de 0,69 metros
(22 pulgadas). Pero cerca de la cadena de los Alpes, por ejemplo en los
alrededores de Ginebra, se encontró un valor promedio anual (8) (según un
promedio de nueve anos) de 0.87 metros (32 pulgadas, 7 líneas, o sea 31
pulgadas 6 líneas de lluvia y 1 pulgada, 1 línea de agua de nieve). Rara vez se
observa en Europa, durante una hora de lluvia un volumen de 0,009 metros (4
líneas); en Guayaquil he visto caer 0,035 metros (1-3/10 de pulgada).
En la altura media, entre los 1800 metros y 2000 metros (923 y 1026 toesas) las
explosiones eléctricas son las más ruidosas. Las regiones de altiplanos de Caloto
y Popayán, son especialmente conocidas por la frecuencia y fuerza de los
estruendosos truenos. Más hacia arriba sobre la vertiente de la cordillera de los
Andes, por encima de los 2000 metros (1026 toesas) de altura las tempestades
son más raras y menos periódicas. Pero aquí y especialmente a los 3000 metros
de altura (1539 toesas), se forma frecuentemente granizo; mientras sucede esto y
por mucho tiempo, la atmósfera tiene carga negativa. Esta electricidad negativa es
excepcionalmente rara en regiones bajas que sobrepasan los 1000 metros (513
toesas) de altura sobre el nivel del mar, y escasamente se observa durante
algunos momentos. Por encima de los 3500 metros (1775 toesas), las explosiones
eléctricas son cada vez m‡s raras. Allá arriba el granizo cae sin ser acompañado
por tempestades y en una altura mayor de 3900 metros (2000 toesas), el granizo
80
se precipita mezclado con la nieve y, lo que más llama la atención también durante
la noche. Los estratos atmosféricos cerca de los altos picos de los Andes, siempre
llevan una tensión eléctrica la cual expresa el electrómetro de Saussure con una
variación entre las esferas de 4 ó 5 líneas. La grande sequía del aire, la formación
de nubes, la formación y desaparición de burbujas de vapor de agua, ciertamente
dan vida al juego de la electricidad en estas grandes alturas. Esta, sobre el borde
de los cráteres de los volcanes, pasa frecuentemente y en forma rápida del lado
positivo al negativo. A esto se agrega que más allá del límite inferior de la nieve
perpetua, desde los altiplanos más elevados, muy por encima de uno mismo, se
ven frecuentemente fenómenos luminosos y silenciosos.
81
nota sobre el horizonte. Los telescopios más débiles que se han llevado de Europa
a las dos Indias, parece que hubieran aumentado en fuerza; así tan grande,
permanente y diáfano es el aire tropical.
Este menor debilitamiento de la luz del día en los trópicos y sobre lo cual sería
importante aplicar algunos ensayos con el fotómetro de Leslie, se presenta muy
marcadamente durante un fenómeno astronómico:
la luz de color rojizo que recibe la luna opacada durante un eclipse, como
consecuencia de una inflexión de los rayos solares a través de la atmósfera de la
82
tierra, y que luego es irradiada por ésta, es tan débil en la zona templada, que
hace desaparecer del todo el disco lunar. En contraste con esta situación he visto
el disco lunar oscurecido bajo la latitud de 10º norte, donde el aire es tan
excesivamente limpio y diáfano con casi la misma intensidad de luz como la luna
llena cuando sale rojiza por encima del horizonte en nuestros climas.
Llama la atención la influencia de la luz solar sobre las funciones vitales de las
plantas sobre su respiración, su coloración y según Berthollet sobre la fijación del
nitrógeno en la fécula. Estas observaciones comprueban las suposiciones de que
esta luz no debilitada, a la cual están expuestas especialmente las plantas alpinas
en la cordillera de los Andes, contribuyen a su carácter resinoso y aromático.
_______
(10) Me sirvo de la Fiction inofensiva de hablar del calor y de la luz como de dos
materias diferentes, no obstante que me parece muy probable que calor es luz
fijada, o la luz puede ser calor liberado. Pero no obstante la Identidad de la
materia, uno está siempre considerando dos estados diferentes. Shelling. Ideen zu
83
einer Philosophie der Natur (ideas para una filosofía de la naturaleza), Tomo l,
pág. 111-113.
Los académicos franceses indicaron sobre una placa de mármol, que todavía se
conserva en la actualidad en el Colegio de los Jesuitas, la refracción sobre el
horizonte bajo la línea equinoccial, sobre el nivel del mar en 27'; en la altura de la
ciudad de Quito en 22'5O", y sobre el Chimborazo en el límite inferior de la nieve
perpetua con 19'51". La refracción en la superficie de la luna la encuentra Laplace
apenas con 5", suponiendo que el círculo brumoso de este planeta es todavía más
carente de aire que el vacío máximo que somos capaces de producir con la
bomba de aire.
Sobre el lomo de los Andes se observa de vez en cuando durante largas noches,
muy cerca del horizonte, una luz débil que ilumina a éste en su alrededor. Varias
veces he visto este fenómeno, especialmente en la hacienda (hato) del Antisana,
en el reino de Quito en 2295 metros (1177 toesas) de altura. Saussure observó un
fenómeno parecido sobre el Col, de Géant, en una altura de 3426 metros (1758
toesas). Esta luz parece ser de una rara reflexión de la luz solar de las capas
atmosféricas inferiores (más bajas) y más densas que rodean el horizonte. Debe
compararse aquí la aguda explicación de Biot en su Astronomie physique, vol. I,
pág. 277.
84
altura que hasta la fecha ha sido imposible determinar para nosotros. Unicamente
la teoría de la disminución de la luz o el debilitamiento de ésta, y los ensayos de
Bouguer, comprueban que la altura total del círculo atmosférico, cuando se reduce
su densidad al punto de congelación y con una tensión barométrica de 0,757
metros, sólo puede alcanzarse a 7820 metros (4011 toesas) (Laplace Exposition
du syst. du Monde. pág 155). En cambio opuesto indican observaciones
crepusculares, de que aún en 60.000 metros (30.784 toesas) de altura, la
densidad del aire todavía es lo suficientemente compacta, para retransmitir una luz
observable para nosotros.
Pero además del hidrógeno y del oxigeno, la atmósfera contiene todavía otra
cantidad de vaho en estado gaseoso, que no es registrado por nuestros
instrumentos y que probablemente tenga una poderosa influencia sobre, y para
conservar nuestra salud. Thenard descubrió recientemente (Bibl. Médicale, T. 9,
pág. 10) por medio de ensayos directos, que 0,0012 de gas hidrógeno azufrado y
mezclado con el aire, es suficiente para matar los animales, sí éstos están el
tiempo suficiente expuestos a esta mezcla.
87
más peligroso para la salud son aquellos profundos húmedos y ardientes valles de
la cadena de los Andes que forman surcos de 1200 metros (615 toesas) de
profundidad, en las cuales el termómetro por medio de la reflexión de los oscuros
rayos, de calor, registra hasta más de 42º. Una permanencia de pocas horas en
ellas son suficientes para producir en el viajero europeo un tremendo tifo, mientras
que los nativos de estos valles, de color cobrizo y que respiran desde hace
muchos siglos este aire pernicioso, gozan en vanos de ellos una salud de toda
prueba. Así, tan admirable es la flexibilidad de la naturaleza humana que según
sus necesidades se adapta o rechaza las influencias.
Para hacer aun más variable la. comparación, intercalo aquí las siguientes cifras.
Longitud observada del péndulo simple de segundos en París = 1,000.000.
Longitud del péndulo de segundo bajo la línea ecuatorial = 0,99669. Dimensiones
de la tierra: Radio sobre el plano del ecuador = 6375703 metros (3271208 toesas);
sobre aquel de los dos polos = 6356671 metros (3261443 toesas) Achatamiento =
19032 metros (9765 toesas). Longitud de un grado bajo el ecuador = 51077,70
toesas (Bouguer y La Condamine);en Francia sobre la latitud de 51º,332
=51316,58 toesas (Mechain y Delambre);en Suecia sobre la latitud de 730,707 =
51473,01 toesas (informe de melanderhielm). Tal vez es de sorprender que no
mencioné entre tantas relaciones de cifras las fuerzas magnéticas. Pero la altura a
la cual puede llegar el hombre es demasiado poca para que sea afectada la
intensidad de estas fuerzas tal Como lo comprueban los ensayos de Gay-Lussac
en Europa, y los míos en la cordillera de los Andes en la América del Sur (Véase
88
en Mémorie sur les variations du Magnétisme terrestre; 1805, pág. 9, elaborado en
un trabajo mancomún entre el señor Biot y yo).
Visión geognóstica
La naturaleza de las diferentes especies de las cordilleras, parece que en su
conjunto no tiene qué ver con la latitud geográfica, como tampoco con la altura
sobre el nivel del mar, o sea el calor del aire y la presión atmosférica hayan tenido
poca influencia sobre la agregación de las masas inorgánicas, o bien sea que la
formación de la corteza terrestre se realizó en una época en la cual ésta no tenía
todavía una temperatura determinada por la altura cenital del sol. También la
altura de las más altas cordilleras es, en relación con el diámetro de la tierra tan
insignificante, que pequeñas diferencias de nivel no podían tener mayor influencia
sobre los grandes fenómenos geognósticos. Si se mira el todo en conjunto,
entonces se observa que casi todas las especies de cordilleras se encuentran en
todas las latitudes y bajo todas las zonas.
_______
(11) Mémoire sur I`analyse del`air atmosphérique par MM. Humboldt et Gay-
Lussac: París, 1805.
Así por ejemplo se observa que en ciertas regiones las cordilleras de rocas
sedimentadas no sobrepasan la altura de 3000 metros (1539 toesas); que una
caliza densa por encima de los 1800 metros (923 toesas), nunca está cubierta por
rocas areniscas; que los esquistos micáceos no suben tanto contra el eje de la
cordillera como el neis; que los conglomerados que corresponden a determinada
altura, sólo contienen material de ciertas capas de cordilleras primarias, pero no
llevan conglutinantes calcáreos. Para una región determinada y no muy extensa
se puede descubrir el límite superior del basalto, estratos de caliza o del yeso, tal
como se observa el límite superior de los pinos y robles. Estas observaciones nos
enseñan que la misma naturaleza no nos permite elaborar una escala de las
especies o tipos cordilleranos, ya que fenómenos pequeños o parciales no se
pueden convertir en leyes generales.
89
Las regiones ecuatoriales del nuevo mundo ofrecen a un mismo tiempo las
cordilleras más altas y las llanuras bajas más extensas en el mundo; un contraste
que parece indicar que la rotación de nuestro planeta no puede ser la causa de
que las masas montañosas a tan grande altura estén concentradas aquí. El
altiplano tan elevado del Himalaya y Tíbet está ubicado fuera de los trópicos; y
sobre 60º latitud norte las cordilleras se elevan a una altura que poco queda atrás
al grupo de las montañas colosales de Quito.
Pero aún más que por su altura las cordilleras por su volumen y espesor de sus
partes masivas altas (especialmente en Quito y México) pueden asombrar nuestra
fuerza de imaginación. Sobre el volcán de Antisana, en 4105 metros (2106 toesas)
sobre el nivel del mar, es decir más alta que la cumbre cónica del Pico de
Teneriffa, encontré una llanura, que tiene doce millas completas de circunferencia.
Si se prescinde de los picos aislados, que aquí y allá se elevan en forma
semejante a una torre; entonces se puede fijar la altura media del lomo de la
cordillera bajo la línea ecuatorial entre 3900 y 4500 metros (2000 hasta 2308
toesas) de la altura, mientras que la altura media de los Alpes y de los Pirineos
está entre los 2500 y 2700 metros (1283 hasta 1385 toesas) de altura. Según
estos datos la proporción altitudinal es casi igual 7:4. La anchura de los Pirineos y
de otras altas cadenas europeas es en promedio apenas de 10 a 12 millas
mientras que los Andes en el poderoso sector montañoso de Quito alcanza 21
millas y en la Nueva España y
90
partes del Perú llega a medir entre 40 y 60 millas. Estas observaciones dan una
idea más clara sobre la diferencia de la masa existente entre los Andes, los Alpes
y Pirineos, que la comparación de sus cumbres más altas (2) que exactamente
tienen 6544 metros (3357 toesas), 4775 metros (2450 toesas) y 3436 metros
(1763 toesas) respectivamente.
La parte más alta de los Andes se encuentra casi sobre la línea ecuatorial,
propiamente dicha, entre ésta y la latitud 1º45' sur. Sólo aquí, y en ningún otro
punto de la tierra conocida hasta hoy, se encuentran montañas que alcanzan y
sobrepasan una altura de 6000 metros (3078 toesas). Además, sólo existen tres
cumbres tan colosales: el Chimborazo (más alto que puesto el Etna sobre el pico
del Canigou: más alto que el San Gotthard puesto sobre la cumbre del Pico de
Teneriffa); el Cayambe y el Antisana.
Según una tradición de los indios de Lican, la montaña Altar (el Altar de Los
Collanes, o en el idioma Quíchua, Capa Urcu), era antaño más alto que el
Chimborazo, pero durante el gobierno de Ouanía-Abomatha, se cayó dentro de sí
mismo (durante erupciones volcánicas que produjeron una noche de 8 años de
duración). Ciertamente, la cumbre de esta rara montaña no muestra otra cosa que
formas de cuernos inclinados y picachos un cuadro de destrucción, el cual
produce en los atardeceres, cuando el sol poniente quiebra sus rayos sobre los
escombros congelados, una sinfonía de colores.
91
5400 metros (2565 y 2770 toesas). La aquí ubicada provincia de Pasto, es una de
las estepas de montaña más alta del mundo. Más allá en dirección a Santa Fe la
cordillera se divide en tres cadenas: La Oriental no lleva nieve perpetua entre los
4º y 10º de latitud norte, pero en su parte final septentrional, allá, donde se dirige
hacía el oriente y empieza a formarse la cordillera de la Costa de Caracas, está
ubicado el poderoso macizo montañoso de Santa Marta y de Mérida, el cual se
eleva a 4700 hasta 5000 metros (2411 hasta 2565 toesas) sobre el nivel del mar, y
en el cual brotan manantiales sulfurosos ardientes por debajo de inmensas masas
de nieve. La Cadena Central de la Cordillera de los Andes, la cual está cubierta
con hielo perpetuo se extiende entre el Cauca y el Valle del Magdalena a través
del Tolima y Herveo (4)hasta las montañas de Guamoco, compuestas de neis y
ricas en oro, donde luego bajo 8º10' latitud norte, se disuelve en las lomerías de
San Lucas. Y luego y por fin el tercero y más occidental brazo, que con tiene en
Barbacoas y Tadó (5) en el cascajo de basalto y de piedras verdes (6) los jabones
o arenas platiníferas: corre como una baja cadena montañosa a lo largo de la
costa del mar Pacífico; continúa luego a través del Istmo de Cupica y Panamá,
hacia la parte septentrional del Nuevo Continente, y empieza a elevarse en altura
lentamente en el reino de Guatemala. Desde los 11º hasta los 17º latitud norte, su
altura media está entre los 2700 y 3500 metros (1383 y 1795 toesas) de altura.
Pero cerca de la ciudad capital de México sobre el paralelo 19º norte, forma un
inmenso macizo montañoso, que queda poco atrás a los de Quito y Cuzco. Dos
volcanes todavía ardientes, el Popocatepetl y el Pico de Orizava sobrepasan aquí
los 5300 metros (2718 toesas).
Pero esta grande altura del lomo de la cordillera, sólo se extiende sobre un
trayecto corto. En la parte septentrional de Anahuac, en la provincia Nueva
Biscaya, los Andes (aquí llamados Sierra madre, y divididos en muchos ramales),
no son más altos que los Pirineos. Sobre los 55º de latitud norte, los viajeros
ingleses registraron únicamente una altura de 779 metros (400 toesas) sobre el
nivel del mar. Así se podría suponer que hacia el Polo Norte desaparece la
Cordillera de los Andes, si no se conociera el cuarto grupo montañoso, cuyas
cumbres (el Monte Elías y Montaña del Buen Tiempo) que ya habíamos nombrado
arriba. Aquí, y en la península de Analaska (Alaska) parece que los Andes tienen
comunicación por debajo del mar, con los todavía ardientes volcanes de la
península de Kamchatka. Visto así, las cordilleras de Asia Oriental son apenas
una prolongación de la cadena montañosa del nuevo continente. Como sí es
probable de que la mayor parte de los habitantes cobrizos de América son de
origen mongólico, y existen quizá razones en buscar en el Hindustan septentrional
(en el altiplano de Tíbet y Bután) el origen de mitos religiosos ampliamente
extendidos, así como también los primeros brotes de sentido artístico del hombre.
En fin, hay que buscar aquí el origen de toda cultura humana; entonces sí, es
también interesante ver y arrancar desde este punto central las cordilleras
montañosas más altas de nuestro planeta.
92
He intentado aquí describir a grandes rasgos las características de la cadena de
Los Andes. De su estructura y tipos de cordilleras que encierra solamente los
siguientes párrafos generales caben en un cuadro de la naturaleza.
La región tropical reúne casi todos los tipos de rocas los cuales se han encontrado
sobre el resto de nuestra tierra. Unicamente el raro tipo de cordillera, compuesta
por Smaragdit y Sade y la cual Buch vio concentrada hasta grandes alturas sobre
el Mont Rose, no los encontré en Los Andes; tampoco el oolite cretáceo
(Rogenstein) y la rara mezcla de una piedra caliza de grano grueso y la
serpentina (verde antico), las cuales en Asia Menor (7) y hacia el Eufrates se dicen
bastante comunes. Pero sí existe sobre toda la superficie de la Tierra
una identidad en la naturaleza de los tipos montañosos; no obstante es llamativa
la coincidencia que hemos observado en las regiones más lejanas en cuanto a
su estratificación y ordenamiento y edad de las formaciones. En todas partes, en
cuanto a la estructura de los cuerpos celestes como en la construcción de las
cordilleras, en la estratificación de las formaciones, como en la textura foliar de
algunos fósiles, en todas partes, la naturaleza creadora se ha limitado a leyes
sencillas y generales.
El granito se ha estudiado tanto por los físicos en el mundo tropical, como en las
demás partes de la superficie terrestre; es la forma rocosa más antigua, sobre la
cual, al parecer, descansan todas las demás. Este surge al pie de la cadena de los
Andes a la luz del día, como también en la costa del mar del sur (por ejemplo entre
Lima y Trujillo) y en las llanuras orientales de los ríos Orinoco y Amazonas. El
granito soporta tanto las formaciones de transición de los altos lomos
cordilleranos, como los estratos de los sedimentos en los Llanos. Este granito tan
rico en cuarzo, que contiene poca mica, pero cristales grandes de feldespato de
color rojizo-blanco, parece en los trópicos de una edad mayor que el granito de
grano fino con mucha mica, cristalizada en tablas de seis lados. Pronto (y casi
siempre) no estratificado, o también en yacimientos separados con rumbo regular
y bajo el mismo ángulo, o pronto astillas en columnas irregulares, por la acción de
grietas verticales (8), ofrece el granito de Los Andes los mismos fenómenos
geognósticos como aquel de la cadena de Los Alpes europeos. Contiene también
como éste aquella masa rara y rica en mica (9) que parecen como partes
incrustadas de un granito más antiguo, pero seguramente sólo indican
concentraciones locales de los compuestos adyacentes. La piedra Spechstein
(esteatita) que (como yo lo he visto en la excelente colección de fósiles del señor
Rozier en París, recogidos en Egipto y Arabia) que se encuentra en el granito de
Siena, como en granito de Suiza,
93
que he enviado al gabinete real de minerales en Madrid, se encuentran hasta
dendritas de titanita que encontré cerca de Caracas y los cuales analizó el señor
Proust químicamente, ya que son muy parecidos a los dendritas de la braunita.
_______
(1) Así la dirección o rumbo en la cadena de los Andes de la América del Sur
como en las montañas de Venezuela y Nueva Andalucía, comúnmente
compuestas por neis y esquistos marcan R 3 4/8 de la brújula de minas de
Friburgo; esto quiere decir: su línea de rumbo o dirección lleva con el meridiano un
ángulo de 52º contado desde el Norte hacia el Oriente. Sobre la cordillera de
Fichtel y, corno lo he observado excelentemente con el Freiesleben en los Alpes
occidentales de Suiza, es esta dirección, como también el buzamiento de las
cordilleras primarias, igualmente muy frecuentes. En el reino de Nueva España
predomina el rumbo o dirección R. 7 hasta 8. Una ley general del rumbo,
dependiendo de la edad de los tipos de cordillera, el cual suponía yo antaño
también, no se puede desarrollar en la parte superior de la corteza terrestre, la
cual podemos observar, por el solo hecho de que los pequeños sistemas de
fuerzas son desigualmente distribuidos y también en forma desigual se limitan
entre sí. Pero de que el rumbo o la dirección y el buzamiento, exceptuando
algunas especies de cordilleras más recientes, dependen de los grandes
94
fenómenos cósmicos y no de las formas de las cordilleras; de esto se puede
convencer fácilmente cualquier persona que haya estudiado la estructura de las
grandes cordilleras en la naturaleza misma.
(4) N. de T.: debe leerse "se extiende entre el río Cauca y valle del río Magdalena
con los nevados del Tolima y Mesa de Herveo."
(6) N. de T. Diabasas.
(8) N. De T. Diaclasas.
(9) Observé este fenómeno en los Obeliscos y otras obras de arte egipcio que he
analizado aquí en Roma. El basalto de los antiguos, del cual hablé en otro lugar
(en mis observaciones mineralógicas sobre algunos basaltos del Rhin 1790), en su
mayor parte no es otra cosa sino una masa parecida y rica en hornablenda, la cual
supieron escoger los escultores egipcios de la sienita de Werner. Esto se
reconoce claramente entre los escombros de Feldespato de los leones frente al
Capitolio actual. Las enormes estatuas egipcias en el museo del Capitolio,
especialmente aquella que lleva en la cabeza un adorno parecido a una torre, a
una rama de palma en la mano muestran muy claro la transición del granito y
sienita de Werner hacia el basalto de los antiguos. Por cierto, el basalto negro y
verde de la roca oscura, por lo mismo y conjuntamente con diabasa fue
antiguamente llamado Gruenstein = piedra verde. Trad.) y la sienita, encierran un
pórfido hornabléndico, con cristales hornabléndicos pequeños, casi microscópicos,
más Lydita y pizarra lydita (roca silícea muy dura. Trad.).
(10) Nombre con que se designaban los mineros suecos desde tiempos antiguos a
rocas basálticas y diabas que no son tan cristalinas como el granito. Trad.
Los esquistos micáceos son en la cadena de Los Andes, como en los Alpes
europeos (después del pórfido), la formación más ampliamente extendida.
Frecuentemente contienen grafito y están ubicados por debajo de otras especies
95
montañosas muy jóvenes, como la serpentina con espato de Schiller (12) y
jade (13). La serpentina (lo que es muy llamativo), es alterada a veces como en la
isla de Cuba cerca de Guanavacoa y en la Nueva España cerca de Guanajuato
con la sienita de Werner (14).
96
Pero no obstante la analogía indicada que se encuentra entre los dos continentes
y en todas las zonas, en la naturaleza de los tipos cordilleranos, su tectónica y
ubicación ofrecen sin embargo en las regiones ecuatoriales varios fenómenos que
les pertenecen en cierto modo exclusivamente. Uno de los más llamativos es su
enorme espesor y altura, en los cuales se encuentran, empezando con el granito,
y en el orden cronológico, todos los estratos sucesivos también en los trópicos. En
la parte occidental de la cordillera central europea, las cumbres más altas están
compuestas por granito. Los esquistos micáceos, parece que no se pueden pasar
de los 2400 metros (1230 toesas), mientras que el granito en el Mont-Blanc,
todavía aparece en los 4775 metros (2450 toesas) de altura. En la cordillera de los
Andes esta última formación rocosa casi siempre está escondida por debajo de
formaciones mas recientes. Se puede viajar durante muchos años en el reino de
Quito y en extensas partes del Perú y México sin conocer jamás el granito. A
mayor altura he visto elevarse éste en el nuevo continente, en los Andes del
Quindio, a sólo 3500 metros (1795 toesas) de altura. Las cumbres cubiertas con
nieve perpetua del Chimborazo Cayambe y Antisana) de 6544, 5905 y 5833
metros (3357,3030 y 2992 toesas) de altura, están compuestas de pórfido. El
contraste de una densa caliza que se observa en el Perú, cerca de Micuipampa en
3700 metros (1879 toesas); esquistos micáceos sobre el Tolima una montaña
nevada en el reino de la Nueva Granada, de 4500 metros (2308 toesas); y basalto
sobre el volcán Pichincha, no lejos de la ciudad de Quito, de 4736 metros (2430
toesas) de altura y la parte más alta donde se encuentra el basalto en Alemania,
es en el hoyo de la nieve (19) , 1286 metros (660 toesas) sobre el nivel del mar.
Los minerologistas que consideran el pórfido del Chimborazo, todos los basaltos y
todas las diabas y dioritas como no cambiados por el fuego subterráneo, sino
creados inicialmente por éste, tienen que reflexionar sobre el límite superior de las
formaciones y tomarlas como no menos importantes, ya que la geognóstica
descriptiva, que es una ciencia fidedigna, trata del estado actual de las cosas y no
de suposiciones sobre el origen de las catástrofes primarias de la naturaleza.
Las conchas marinas petrificadas que se han encontrado a mayor altura en el viejo
continente son aquellas del Mont-Perdu la cumbre más alta de los Pirineos
en 3566 metros (1727 toesas) sobre el nivel del mar. En la cadena de los Andes,
97
por lo general, las huellas de los tiempos geológicos pasados son mas raras
debido a que las piedras calizas y areniscas son aglutinantes calcáreas, menos
características de las regiones ecuatoriales que en nuestros climas. Sin embargo
cerca de Micuipampa, una pequeña ciudad de montaña, cuya latitud geográfica
meridional la determiné en 6º45'38", se encontraron en una altura de 3898 metros
(2000 toesas), es decir 200 metros (102 toesas) más alto que el Pico de Tenerife,
petrificaciones de Equínidos, ostras y conchas de corazón. En las montañas de
Huancavelica, al sureste de Lima, se encuentran los restos de viejos animales
pelágicos de coraza hasta los 4300 metros de altura (2205 toesas). Todos los
huesos fósiles de elefantes que traje yo del elevado altiplano de la montaña
mexicana, de Soacha cerca de Santa Fe de Bogotá; de Quito y Perú; y entre los
cuales Cuvier encontró restos de un nuevo género, muy diferente del mamut,
fueron hallados a grandes alturas, por lo menos entre 2300 y 2900 metros (1179 y
1488 toesas) de altura. Yo no conozco ningún ejemplo, donde se encontraron
huesos de elefantes a menor altura, al píe de los Andes, es decir en la tierra
caliente; ya que los llamados huesos de gigantes, los cuales hice excavar en el
cabo de Santa Helena al norte de Guayaquil, ni son de seres humanos, ni de
elefantes, sino de colosales criaturas manas (Cetáceos).
En la zona templada los estratos de un espesor de 1000 metros (513 toesas) son
muy raros. Pero en la Nueva España y el Perú se reconocen en la inclinada
vertiente de las cordilleras o en los valles profundamente excavados, formaciones
de pórfido con un espesor de 2900 hasta los 3200 metros (1488 hasta 1642
toesas). Los pórfidos de resinita (o retinita o cuarzo, cuarzo resinita), Pechstein del
Chimborazo tienen un espesor mayor de 3700 metros (1897 toesas). La arenisca
en la cordillera de rocas sedimentarias de Cuenca (entre Quito y Loja) tiene 1600
metros (821 toesas); la rara formación de roca de puro cuarzo al oriente de
Cajamarca la cual parece ser característica de la cadena de los Andes peruanos
tiene 2900 metros (1488 toesas) de espesor. ¡Ninguno de estos tipos
cordilleranos, extendidos muy ampliamente y en grandes alturas, está
interrumpido por la presencia de yacimientos o estratos extraños!
98
toesas) de altura; la frecuencia del mercurio que está disperso en innumerables
filones de la cordillera andina, es poco trabajado y generalmente sin éxito...
Ninguna parte de nuestra tierra conocida está más expuesta a las revoluciones
volcánicas que la cadena de los Andes. Desde el cabo de Hornos hasta Analaska
(Alaska) se cuentan hoy en día todavía más de 64 volcanes ardientes. Las
montañas vomitadoras de fuego, que están más alejadas de la costa del mar, son
el Popocatepetl, el cual según mis cálculos astronómicos de longitud está a 37
millas náuticas y el Cotopaxi 40 millas náuticas de tierra adentro a partir de la
costa. Los volcanes de Quito en la actualidad no arrojan lava corriente sino escoria
hacia el lado exterior o partes de piedra verde (diabas y diorita) elásticas en sus
bordes blandos, basalto y un perlit-pórfido, obsidiana, piedras pómez; agua
salada, pero cargada de hidrógeno azufrada; inmensas masas pastosas de letten
(arcilla magra) carbonizada (en la cual están encerrados pequeños peces (10 en
cantidades innumerables) y la rarísima moya, que sirve a los indios de
combustible, y de la cual, según en análisis de Vanquelin, 26/100 se comportan
totalmente como substancias animales y vegetales.
99
de las Azores, la Sierra Nevada de Santa Marta y la montaña - mesa de la ciudad
de El Cabo, entonces las diferencias no se deben tanto a la anomalía de la
refracción, como más bien al no saber exactamente la posición del barco (la latitud
y longitud geográfica).
Ciertamente se cree uno más lejos del objeto visto de lo que en verdad está. Con
la refracción pasa lo mismo que con las corrientes marinas, cuya influencia
solamente se exagera cuando inesperadamente se topa con escollos e islas, las
cuales se creían lejos, debido a la falta de acertadas determinaciones
astronómicas. En las regiones tropicales, donde la refracción terrestre es mucho
más regular y menos variable son los ángulos de altura para la navegación de una
importancia todavía no lo suficientemente reconocida. El Pico de Teyde, la Silla de
Caracas y el Orizava sobre la costa de Veracruz, son señales guiadoras puestas
por la naturaleza que pueden ser de mayor utilidad para el navegante de paso, si
éste sabe utilizarlas acertadamente. Cuando la altura de una montaña costanera y
su posición geográfica son conocidas con exactitud, se puede determinar el lugar
de la embarcación con muy simples observaciones. Durante los últimos años he
realizado muchas mediciones de este tipo, en parte en el mar del sur y en parte en
el océano Atlántico. Churruca ha elaborado hasta tablas para las distancias bajo
las cuales el Pico de Tenerife se mide bajo determinados ángulos de la altura.
_______
100
(12) Espato es el nombre dado a muchos minerales laminados (le fue imposible al
traductor descubrir a cuál de ellos se refiere el Schillerspath).
(17) Véase por escrito sobre las especies de gases subterráneos y los medios
para evitar sus desventajas (üeber die unterirdischen Gazarten und die Mittel ihren
Nach thell zu vermindern, pag. 47
(18) En Egipto mismo nunca se encuentra este canto en la piedra caliza, sino en
un conglomerado antiguo, del cual están compuestas las estatuas de Memmons.
(20) Todos los pórfidos del nuevo continente contienen hornablendita, casi
siempre dos diferentes; feldespato, vítrico y común, frecuente alivino, augita y algo
de mica. De vez en cuando lo son polarizantes: como aquellos que descubrimos
cerca de Buesaco en la provincia de Pasto (reino de Nueva Granada), físicamente
similar a la pizarra de hornablenda de serpentina de Bayreuth.
(21) La abundancia de estos minerales con contenido de plata es tan grande que
con una población creciente en el nuevo continente de la América Española cuya
explotación de oro y plata en la actualidad alcanza los 38 millones de piaster,
seguramente podía aumentarse en tres veces. En la Nueva España, donde, por
decirlo así, apenas empieza a despertarse esta industria, suministra anualmente
de 22 a 25 millones de piaster; mientras que al principio del siglo XVIII) apenas
101
tenía una explotación que llegaba a los 5 o 6 millones. La única casa de moneda
de la ciudad capital de México envió a Europa, desde el descubrimiento de
América, 1900 millones de piaster, una monstruosa suma que va del occidente al
oriente y en gran parte debe existir en la China y en Indostán. Sobre la minería de
la plata y la amalgamación americana, tenemos por esperar excelentes
informaciones por parte del inspector de minas, señor Sonnenschmidt (quien viajó
durante muchos años por las montañas de México).
Desde el nivel del mar hasta los 5000 metros (2565 toesas) de altura, se realiza
esta disminución si se comparan la temperatura media, por las otras leyes que
rigen en las grandes alturas; ya que aquellos estratos atmosféricos, en los cuales
empieza a encontrarse la nieve perpetua, según diferencias de latitud, se
encuentran en diferentes alturas verticales. De manera que se puede concluir, con
seguridad, que estratos atmosféricos con igual temperatura media se encuentran
en los trópicos en otras alturas, que en la zona templada. Es así que la
disminución vertical del calor bajo el Ecuador es conocida (una disminución
encontré yo desde el nivel del mar hasta el límite inferior de la nieve perpetua en
doscientos metros o ciento dos toesas por un grado del termómetro centígrado);
luego, esta observación nos lleva por lógica, a un proceso para determinar la
altura de la nieve perpetua para todas las latitudes por cálculo. Sólo se trata de
encontrar un estrato atmosférico, cuyo calor medio es de = + 00,4 o sea, una
temperatura la cual es más o menos parecida a aquella donde se inicia la región
de la nieve perpetua. Siendo 12º, 5 la temperatura media de la llanura sobre 45º
latitud norte; así se encuentra el límite inferior de la nieve perpetua en 200 (12º,5-
0º,4) = a 2420 metros o 1240 toesas; un resultado que coincida hasta en ochenta
o cien metros con las mediciones directas de Saussure y Trallesi. Un país en
dirección hacia el Polo Norte y cuya temperatura media a nivel del mar fuera + 4º
la nieve perpetua empezaría a la altura de 720 metros (369 toesas). Por lo general
se encuentra, según este método, el límite de la nieve perpetua expresado en
metros, tomando la temperatura media de la llanura (nivel del mar), expresada por
el termómetro en centígrados y multiplicando por doscientos. Una fórmula según la
cual el límite de la nieve seria una función de la latitud, pero no muy exacta debido
a que el clima físico casi siempre es muy independiente de la posición geográfica
del lugar. Sin embargo, el indicado método ofrece la ventaja de encontrar la
temperatura media de un país (región) sin observaciones de varios años del límite
inferior de la nieve, y encontrarlo por encima de todo, por multiplicaciones.
102
ofrece la naturaleza, Bouguer fija la altura en 4744 metros (2434 toesas). Un
promedio de muchas mediciones me ha dado algo más, o sea cerca de 4800
metros (2462 toesas). Una gran parte de esta diferencia se basa en el descuido de
Bouguer de la corrección del calor en la fórmula barométrica; en la suposición de
la altura de la columna de mercurio a nivel del mar, y de la altura diferente que
damos, Bouguer y yo, de la señal de Caraburú, como lo explico en otro lugar.
Ciertamente afirmaron los académicos franceses que en los países ecuatoriales,
en los cuales la temperatura del aire es la misma durante todo el año, el límite de
la nieve no oscila entre 50 y 60 metros, y que éste forma una línea cortante y
clara, sin que la nieve en un punto, por ejemplo en los cañones y valles, bajará
más que sobre las más inclinadas vertientes.
Hasta el presente, nos hacen falta todavía mediciones del límite de la nieve sobre
el límite septentrional de los trópicos, y era de suponer que la baja de éste desde
el Ecuador hasta los 20º de latitud, pudiera ser considerable. Con base en
mediciones barométricas y geodésicas realizadas en la Nueva España sobre la
Sierra Nevada de Toluca, sobre el Cofre de Perote, sobre el Popocatepetl y sobre
el Itzaccihuatl, encontré que cerca del círculo de Cáncer la nieve perpetua apenas
empieza en 4600 metros (2360 toesas) de altura. De manera que la diferencia
entre esta región y la ecuatorial es apenas de escasos 200 metros (102 toesas).
Mientras que, lo que es muy llamativo, las nevadas en la Nueva España,
igualmente entre las latitudes 19º y 20º, llegan a descender en 2100 metros (1077
toesas) más bajas que en Quito; prueba suficiente de que el parcial
enfrentamiento de ambos países es muy diferente, no obstante que la temperatura
media de los dos casi coincide.
Pero como la Nueva España (el propiamente antiguo Anahuac) ya limita con la
zona templada, entonces el límite de la nieve también está sujeto a considerables
variaciones, y por cierto más de lo que se podría esperar en un país tropical. En el
mes de julio encontré este límite de la nieve a 4619 metros (2372 toesas) y en
febrero en 3820 metros (1962 toesas) sobre el nivel del mar. La Cordillera de los
Andes, hasta donde yo la conozco, no tiene nada lo que se podría llamar
propiamente un glaciar. Este maravilloso fenómeno natural, independiente de toda
altura, hace falta del todo en los países tropicales, probablemente porque en los
mismos nunca cae tanta nieve a la vez, y porque la temperatura en todas las
alturas es constante. Pero sobre el Chimborazo, sin embargo, se encuentran por
debajo de la actual línea de nieve, enterrado por enormes capas de arena, muy
antiguos depósitos de nieve (hielo fósil); qué clase de catástrofes naturales los han
llevado a estos lugares, que son indicios de la edad de nuestro planeta, que tal
vez asciende más que el discutido Zodiacus de Dendyra! Desgraciadamente, no
se conoce a través de mediciones de altura, el límite de la nieve sobre los
paralelos de latitud 250 y 300. Pero entre los paralelos de latitud 420 y 460 en
Europa, ésta llega a los 2533 metros (1300 toesas). Esta ley, la cual al parecer fija
la línea de la nieve la he investigado yo en un disertación especial, que fue
presentada en diciembre de 1804 en la primera clase del Instituto Nacional de
103
Francia.
Como desde la superficie del mar hasta los 1000 metros de altura un grado del
punto de ebullición en el termómetro equivale a 357 metros de cambio en altura, y
como entre esta misma superficie del mar a los 7000 metros de altura, un grado
todavía indica 304 metros; entonces se puede suponer, por lo general, que hasta
la altura del Mont Blanc un grado del termómetro corresponde más o menos a diez
líneas barométricas, o sean 340 metros (174 toesas) de altura. Durante mi
expedición he realizado un gran número de observaciones sobre el punto de
ebullición del agua en las cumbres de la alta cordillera de los Andes. Ensayos
similares del señor Caldas (un hombre joven de Popayán, quien con un afán sin
descanso se dedica a la astronomía y algunos aspectos de la descripción de la
naturaleza), voy a dar a conocer en mi descripción de viaje. Este trabajo sin
embargo no tiene casi ningún interés para la meteorología; aún la misma teoría de
la presión atmosférica necesita poco de él; pero sin embargo, muestra qué grado
de exactitud es necesario en las mediciones de altura de las montañas, por medio
104
del termómetro, cuando se pueden indicar con exactitud las pequeñas fracciones
de un grado.
105
Más arriba, en altura mayor, en la región de los helechos arbóreos, entre los 1000
y los 2000 metros (513 y 1026 toesas) de altura, ya no se encuentran cocodrilos,
culebras gigantes, manatí y 0505 perezosos. El tigre y los micos se vuelven más
escasos; pero en contraste son más abundantes las manadas de tapires y
marranos (cafuches) y el pequeño jaguar (Felis pardalk). El hombre los micos y los
perros son en esta altura martirizados terriblemente por la pulga (pulex penetrans)
que en la tierra caliente es mucho menos frecuente que en la tierra templada.
Entre los dos mil y tres mil metros (1026 y 1539 toesas), en la región superior de la
Cinchona, ya no hay micos, ningún Cervus mexicanus, pero sí el bonito tigrillo
(Felis tigrina), osos y el ciervo grande de los Andes. En esta altura, que es la
misma del Gotthard, son muy frecuentes, desgraciadamente los chinches
humanos. Entre los tres y cuatro mil metros (1539 y 2052 toesas), en las estepas
frías de los Andes vive una especie pequeña de león, al cual llaman los peruanos
Puma y cuyas huellas hemos encontrado muchas veces todavía más arriba, hasta
en la nieve recién caída; además existen allá mismo pequeños osos de frente
blanca y algunos vivérridos (gato montañés). Con sorpresa he encontrado de vez
en cuando pequeñas especies de colibríes hasta la altura que tiene el pico de
Tenerife. En los pajonales y la región de la Espeletia (frailejón) con sus hojas
lanudas, entre los cuatro y cinco mil metros (2052 y 2565 toesas) de altura,
habitan los llamados oveja camello (24), la vicuña, el guanaco y la alpaca, andan
en manadas separadas entre sí, como animales domésticos, sólo se encuentran
las llamas, ya que aquellas que fueron cazadas sobre la vertiente occidental del
Chimborazo (según el cuento entre los indios) volvieron a su estado salvaje,
después de que el Inca Tupayupangi (Tupac-Yupangui) destruyó la ciudad Lican la
vieja residencia del Cocho-candi de Quito.
La vicuña prefiere las grandes alturas, donde ya cae de vez en cuando la nieve.
No obstante de la persecución a la cual está expuesta desde hace siglos, se ven
todavía sobre el lomo de los Andes manadas de 300 a 400 animales,
especialmente en las provincias de Pasco (en las cabeceras del río Amazonas),
Guailas y Caxatambo, especialmente en la cordillera de Gorgor (25). También en
los alrededores de Huancavelica, Cuzco y en la provincia de Cochabamba, donde
empieza el valle alto de Cotacagues, en fin, en todas partes donde el lomo de la
cordillera se eleva a la altura del Mont-Blanc, allá la vicuña es todavía muy
frecuente. Pero llama la atención, el fenómeno en la geografía de los animales, de
que la vicuña y de los géneros emparentados con ella (alpaca y guanaco) habitan
toda la cordillera de los Andes desde Chile hasta los nueve grados de latitud sur,
pero que más al norte, ni en Quito, ni en las cordilleras nevadas de la Nueva
Granada, ni tampoco en las de la Nueva España, se descubre una huella de su
existencia actual o del pasado. El avestruz de Buenos Aires ofrece un fenómeno
semejante: no se encuentra al norte de la Sierra de Chiquitos, donde los bosques
(selvas) están interrumpidos por llanuras herbáceas (sabanas) y donde esta ave
encontraría clima y alimentación semejantes.
Los animales y plantas raramente pasan más allá del límite de la nieve.
106
Ciertamente, debajo del hielo perpetuo, vegetan todavía algunos líquenes, pero
entre las aves, el cóndor es el único que habita estas infinitas soledades. Nosotros
lo hemos visto volar en una altura de 6500 metros (3334 toesas). Algunos
mosquitos que hemos encontrado todavía en 5652 metros (2900 toesas) de altura
nos pareció que fueron llevados involuntariamente por las corrientes atmosféricas
verticales ascendentes en estas regiones. Saussure los vio igualmente sobre la
cumbre de Mont-Blanc y Ramond a la orilla del lago de la alta montaña sobre el
Mont-Perdu. Es curioso que estos insectos fueron observados tantas veces como
los hombres se elevaron a estas grandes alturas.
_______
(23) N. De T. Comején.
(24) Con la misma razón se podían llamar oveja de antílope, ya que se parecen a
un mismo tiempo al camello, a la oveja y a la gacela.
La escala zoológica que aquí sólo aparece en bosquejo, contiene los conceptos
básicos para un cuadro zoológico, el cual puede ser desarrollado análogamente a
aquel que bosquejé para la Geografía de las Plantas. La obra clásica de
Zimmermann presenta los animales según diferencias en la ubicación geográfica
de su hábitat sobre la superficie terrestre. Seria pues interesante determinar en un
perfil, la altura a la cual se elevan éstas en una misma zona pero en regiones
montañosas.
107
uso. También formaban desde antaño ya los pueblos de las montañas, los
Anahuac, los de Cundinamarca y Antisuyu grandes sociedades, políticamente bien
organizadas; ya tenían una cultura intelectual la cual se acerca a la de la China y
el Japón cuando en las fértiles llanuras bajas al oriente de los Andes, que se
extienden desde allá hasta el mar, los hombres en ellas todavía andaban
dispersos y desnudos, llevando una vida animal.
Pero cuando la cultura moral del género humano se tenía que desarrollar más
tempranamente en la zona templada, más cercana al Polo, que en la rica y
abundante naturaleza tropical; y si cuando se comprende del porqué de la cultura
se inició más temprano en elevados altiplanos de los Andes, que sobre las orillas
de los grandes ríos; entonces se impone con mayor inquietud la pregunta: ¿por
qué el hombre ya culto y agricultor no se retira hacia aquellos climas felices, donde
el suelo ofrece sin cuidado lo que en la zona fría y más pobre sólo logra a través
de penoso trabajo? ¿qué es lo que obliga al indio en una altura de 3313 metros
(1700 toesas), bajo el cielo helado y hostil a trabajar un suelo pedregoso, mientras
que apenas a una jornada de un día de viaje distante de su rancho, se encuentran
al pie de los Andes extensas llanuras fértiles y deshabitadas? ¿qué atractivo tiene
una tierra donde en todas las épocas del año cae nieve?, ¿dónde se congela
todas las noches el agua y donde el suelo rocoso apenas está cubierto con unos
pocos arbustos estropeados? Este aliciente es aquel de la patria; aquella causa
determinante está basada en el poder de las costumbres.
En nuestra Europa los pueblos que están ubicados a mayor altura, están entre
1600 y 1900 metros (821 hasta 974 toesas) sobre el nivel del mar. Así se
encuentran en los Alpes suizos y de Savoy:
Metros Toesas
108
El pueblo Barége 1290 662
En la tierra templada entre los 1000 y 2000 metros (513 y 1026 toesas) la caña de
azúcar, índigo, plátano y jatrofa manihot (yuca) se vuelven cada vez más escasas.
El café en especial prefiere un aire más fresco y vertientes pedregosas. El algodón
todavía se cultiva aquí con grandes ventajas, pero no así el cacao y el índigo, que
sólo prosperan en el calor solar más ardiente. Ciertamente se cultiva la caña de
azúcar en el reino de Quito todavía en 2533 metros (1300 toesas) de altura; pero
en estos altiplanos la caña necesita protección contra los vientos fríos y el reflejo
del calor radiante. Entre los 1000 y los 1500 metros (513 y 769 toesas) reina un
clima que prefiere el colono europeo ante los demás, ya que en él sopla
perpetuamente un aire primaveral ideal y la atmósfera es libre de los insectos que
mortifican. Aquí llegan a tener algunas frutas un desarrollo perfecto,
especialmente Anona chirimoya. Esta es la región amable en la que están
ubicadas Caracas, Loja, Guaduas, Popayán, Ibagué, Huancabamba,
Chilpanzingo, Valladolid y Xalapa, ciudades cuyos campos están adornados de
huertas en permanente floración.
Entre los 1000 y 1200 metros (513 y 615 toesas) de altura, empieza en los países
equinocciales del nuevo continente el cultivo de los cereales importados de
Europa. Estas gramíneas alimenticias, perpetuo acompañante de los pueblos
caucásicos, soportan, como el hombre, los climas más diversos, el calor del
109
trópico y el frío que reina durante todo el ano cerca del límite de la nieve. En la Isla
de Cuba sobre 22º de latitud norte, se cultiva verdaderamente el trigo con mucha
ventaja en escasos 150 metros (77 toesas) sobre el nivel del mar. En la Provincia
de Caracas entre Turmera y La Victoria en una altura de 500 metros (256 toesas),
se observan bonitos campos con cereales y lo que es aún más llamativo, en los
Valles de Aragua, en una llanura se cultivan juntas las siguientes plantas, una al
lado de la otra: la caña de azúcar, índigo, cacao y trigo europeo. Pero sin
embargo, se necesitan condiciones locales especiales, para que nuestras
especies de cereales produzcan en estas regiones tan ardientes y de poca altura,
espigas llenas. Su verdadera altura en los trópicos, es decir aquélla en la que
prometen abundantes cosechas en todas partes, apenas empieza con 1400
metros (717 toesas), más o menos la altura del paso de Brenero. En el reino de la
Nueva España por ejemplo, en los alrededores de Xalapa (según mis
observaciones sobre 19º30'40" de latitud norte, y 1312 metros o sean 674 toesas)
sobre el nivel del mar, el trigo sí desarrolla rápidamente los tallos.
Se utilizan éstos como forraje para los animales, pero las espigas casi no
contienen granos maduros para semilla. Aun la iniciación misma en cuanto a la
altura del cultivo del trigo es muy desigual en México en las vertientes orientales y
occidentales de la cadena de montañas. Sobre aquélla empieza el cultivo apenas
sobre el altiplano frío de Perote en 2332 metros (1197 toesas) de altura mientras
que en la segunda sobre el mar del sur, hasta Chilpanzingo, baja hasta 1290
metros (663 toesas) de altura. Pero esta diferencia tan considerable que hace
notar todo viajero, en parte se debe al hecho de que al oriente de Perote la
cordillera es muy henchida y poco apta para el cultivo. En conjunto: los cereales
europeos se desarrollan mejor en la Nueva España, en el Perú, Quito y Nueva
Granada en 1600 hasta 2000 metros (821 toesas hasta 1026 toesas) de altura
sobre el nivel del mar. El rendimiento promedio de estas tierras fértiles es de 25 a
30 granos por uno.
Por encima de los 1800 metros (923 toesas), el plátano raras veces produce frutos
maduros, pero la planta misma todavía resiste el frío de la montaña que reina en la
altura de los 2500 metros (1281 toesas); sólo que el tronco y las hojas son aquí
más pequeños y con menos savia.
En la zona templada, entre los 1600 y 2000 metros (821 y 1026 toesas) de altura,
domina preponderadamente el cultivo de la coca (Erythroxylum pera
vianum). Pocas hojas de estas plantas activan la producción de la saliva y que al
europeo no parece de buen sabor, pero mezcladas con la cal viva, alimentan al
indio modesto durante largos viajes por la cordillera. Entre los 2000 y 3000 metros
(1026 y 1539 toesas) de altura, se desarrolló la agricultura con el mayor cuidado.
Los grandes altiplanos, los cuales se encuentran precisamente a estas alturas en
la cordillera de los Andes y de los cuales muchos tienen una superficie de 50 a 60
millas cuadradas, favorecen a esta cultura. Sus suelos uniformes y planos, y por lo
mismo fáciles de trabajar, hacen suponer que se trata de antiguos lagos,
110
desaguados, o que por falta de afluentes se evaporaron. Donde los campos
agrícolas tengan una altura mayor de 3300 metros (1693 toesas) sobre el nivel del
mar, casi tan alto como el Etna, allá las heladas nocturnas y las granizadas son
dañinas para los cereales. En los 2400 metros (1230 toesas) de altura, el maíz
prácticamente ha desaparecido. Entre los 3000 y 4000 metros (1539 y 2052
toesas) de altura, está la región principal del cultivo de la papa (Solanum
tuberosum), cuya raíz alcanza frecuentemente un tamaño de 6 pulgadas y a la vez
es más rica y de mejor sabor que en Europa.
El dibujo mismo representa las más grandes alturas sobre el nivel del mar hacia
las cuales han llegado los hombres (3) hasta la fecha. La excursión de Saussure al
Mont-Blanc hasta 4775 metros (2450 toesas); la de Bourguer y La Condamine a la
cumbre del Pico Corazón 4814 metros (2470 toesas) de altura y el punto al cual
llegué yo sobre el Chimborazo en 5892 metros (3023 toesas) de altura, se
encuentran en el cuadro de la naturaleza; pero todas estas alturas quedan muy
por debajo de aquella que alcanzó mi amigo el señor Gay-Lussac el 16 de
septiembre de 1804 sólo en un globo sobre París. Él llegó todavía a una altura
mayor en 472 metros (243 toesas) de la que tiene el pico más alto de los Andes; él
ascendió a la altura de 7016 metros (3600 toesas), realizó importantes
observaciones sobre el magnetismo y sobre la composición química de la
atmósfera. Su empresa va a ser para siempre un maravilloso monumento del valor
humano audaz y del amor abnegado para con la ciencia.
111
Cuadro de alturas determinadas con base en
mediciones
El gancho se agregó en el cuadro donde la medición parece muy dudable.
Aquellas alturas indicadas con H. quiere decir que fueron medidas por mí mismo,
sea por método barométrico o trigonométrico. Algunas de éstas van a tener en el
futuro ligeras modificaciones, ya que no se efectuaron las correcciones con
exactitud, como lo permiten las observaciones, para elaborar el presente escrito.
En el tomo sobre observaciones astronómicas y mediciones barométricas, van a
aparecer todas las alturas determinadas por mí en el nuevo continente con sus
cálculos cuidadosamente realizados.
_______
(1) El monasterio San Bernardo, que ciertamente está a una altura de 2428 metros
(1246 toesas) no puede ser comparado de ninguna manera con el hábitat que los
hombres escogen por propia iniciativa y necesidad de crearse su sustento.
(3) La mayor profundidad que han alcanzado los hombres en las minas bajo los
trópicos (y quizás en cualquier otra parte) es la mina de Valenciana, la cual tiene
una profundidad de 510 metros (263 toesas), pero cuya parte más profunda está
todavía 1695 metros (870 toesas) sobre el nivel del mar del sur. Las obras más
altas del arte constructivo del hombre, las pirámides de Cheops y la catedral de
Estrasburgo tienen 143 y 132 metros o sea de 74 y 68 toesas.
112
CUADRO DE ALTURAS DETERMINADAS (Parte1)
113
CUADRO DE ALTURAS DETERMINADAS (Parte2)
114
CUADRO DE ALTURAS DETERMINADAS (Parte3
115
CUADRO DE ALTURAS DETERMINADAS (Parte4)
116
NOTAS DE CALDAS SOBRE LAS "IDEAS PARA
UNA GEOGRAFIA DE LAS PLANTAS" DE
HUMBOLDT
(1) Las palmas nacen sobre las mayores elevaciones de los Andes: nosotros
tenemos tres en nuestros herbarios, tomadas sobre los Andes de Guanacas a
elevaciones prodigiosas sobre el mar.
(2) Pasifloras arbóreas. Este belio descubrimiento del célebre Mutis, el más
singular, y el que le asegura los elogios de los botánicos, debe llamar la atención
de los naturalistas. En un género en que todas las especies son volubles, en un
género tan numeroso, tan extendido como la passiflora (vulgo granadillas), ver
aparecer dos individuos con todo el hábito y con todos los caracteres de un árbol,
es un ejemplo bien raro, un ejemplo luminoso y que arruina las ideas de aquellos
botánicos que han dividido las plantas en árboles y en yerbas, fundando estas
divisiones en el hábito, y no en los caracteres tomados de la fructificación. Mutis
ha constituido las especies nuevas: a la una llama passiflora arbórea, y a la
otra passiflora arborescens. En nuestras excursiones botánicas hemos visto y
colectado estas pasifloras; pero en países templados por las 1.000 toesas o 2.300
varas y nunca a 1.500 toesas como dice Humboldt. Sus límites, temperatura y
latitud hacen el objeto de un artículo en nuestra Phytographia del ecuador.
(3) Quercus gramatensis. Este árbol majestuoso, colosal, conocido entre nosotros
con el nombre de roble, parece una especie nueva en el género quercus. En
nuestros viajes le hemos hallado desde las 280,0 hasta 240,0 líneas del
barómetro.
117
Convenimos en que Lineo describió bacca en lugar de cápsula. Este es un error,
como lo hemos reconocido en la provincia de Quito, con las plantas vivas a la
vista, con Lineo y con la Flora del Perú en la mano. Esta nota exigía una
corrección en el carácter genérico de la escallonia, y no una supresión, y mucho
menos sustitución de la voz nueva stereoxylon para indicar un género ya
conocido.
(5) Mirica cerifera. Esta preciosa planta del Nuevo Continente, que nace en
Carolina, Virginia, Pensilvania y en todos los países templados y aun fríos del N.
R. de Granada, produce una cera verdosa y quebradiza. Con el beneficio pierde
mucho de esta última cualidad y adquiere la blancura de la del Norte. En este
estado sustituye muy bien a la que nos viene de fuera y hacemos gran consumo
de ella. En Antioquía, dice D. Manuel José de Restrepo, extraen de esta planta
como 4.000 arrobas por año; en Buga, en Popayán, etc., se saca un número
considerable de quintales. Si el beneficio de esta producción cayese en unas
manos hábiles, si se estableciese un método comprobado por la experiencia, no
dudo que se haría un ramo considerable de comercio para el reino. Parece que,
por un destino funesto a nuestra prosperidad estamos condenados a mirar con
indiferencia nuestras producciones las más bellas. En las selvas ardientes de
Andaquíes, por 2º de latitud boreal, y al este del Timaná se cría una especie de
abeja que forma una cera tan blanca como la de Trinidad. En la Relación del viaje
que en 1783 hizo a estos bosques, D. Sebastián López dice: "Es imponderable
aquella abundancia de abejas finas que, en los palos y árboles huecos que
encuentran, como también en las concavidades de las peñas hacen una cera tan
blanca y hermosa que, sin beneficio alguno, se equivoca con la que viene
beneficiada tanto de España como la de la isla de la Trinidad, o Cuba". La
indiferencia que mostramos con esta preciosa producción la manifestamos
también con la canela (Laurus cinamomoides Mut. Flor de Bog.) con el té de
Bogotá (Alstonia toeiformis), con la cochinilla, con la nuez moscada
(Myristica), que conocemos con el nombre de otoba, y con otros muchos objetos
que pudiéramos nombrar. De la otoba acaba de extraer D. Pedro García de Alono,
en Girón, una materia resinosa de que ha hecho bujías. La luz es viva y rojiza,
arde con bastante rapidez, y exhala humo considerable, dando al aire de la
cámara en que arde un ligero olor aromático análogo al de la otoba. El señor Mutis
intentó los mismos procedimientos en Mariquita. Es muy laudable el celo de D.
Pedro García, y deseamos perfeccione este bello objeto de economía.
(6) Aparece una palma. Ya hemos dicho que en los países altos de la cordillera
nacen muchas palmas, y no una sola como cree Humboldt. Esta de que habla el
A. es la que usan los pueblos elevados de los Andes en la sagrada
ceremonia Dominica palmarum, muy abundante desde 1.500 hasta 3.500 varas
sobre el nivel del mar.
(7) Espeletia. Una de las plantas más elevadas y más bellas de los Andes. Sus
hermosas flores radiadas, su copa, el hábito, el color de oro de la lana de que está
118
revestida, su resma etc., la ponen entre las más apreciables producciones
vegetales. El señor Mutis la describió a poco tiempo de su llegada a este reino, y
formó un género nuevo de su Flora. Le impuso el nombre de espeletia en honor
del excelentísimo señor don José Ezpeleta, virrey que fue de este Reino.
(8) Achupalla. Esta planta abundante sobre las cimas de los Andes equinocciales,
es un recurso ventajoso para los habitantes de estos climas rigurosos. La base de
las hojas y el fuste de la raíz contienen un jugo azucarado que fermenta y produce
un licor agradable llamado chicha de achupalla. Los 0505 comen con ansia las
raíces de esta planta, y con ella engordan también los cerdos en muchas partes
de la provincia de Quito. Yo he reconocido dos especies diferentes. El hábito de
esta planta es sumamente análogo al del cabuyo azulado (agave americana) de
que saca su pulque el mejicano. ¿Tal vez todas las plantas análogas todas las del
orden de las bromelias tales como la yucca, burmannia, bromelia (piña), xerophyta
tillanasia, etc., producirán un jugo azucarado propio para muchos usos? Es de
desear que los curiosos y amigos de la humanidad hagan observaciones sobre
todas las bromelias.
(9) Gencianas amarillas y azules. Muchas veces hemos visto estas gencianas
sobre Pichincha y demás montañas de la provincia de Quito. En la parte alta de
estos volcanes, en los últimos extremos de la vegetación, confundida con
la espeletia y con los musgos, nace una bellísima especie de genciana. Sus flores,
grandes, purpúreas, esmaltan el verdor eterno de las criptógamas, y dan belleza y
alegría a esas regiones solitarias, a esas rocas horrorosas que no excitan otras
ideas en el observador que las del caos, de la grandeza de la inmensidad y de las
convulsiones que ha sufrido nuestro globo. Desde los límites de la vegetación
hasta las 222,0 líneas del barómetro, nace próspera y se perpetúa entre los hielos
del ecuador esta genciana. Los habitantes de Quito hacen un uso frecuente de sus
raíces, de su tallo y de sus flores para dar fuerza y vigor a los miembros
paralíticos, y para entonar el estómago.
119
fuego); otro lanza de su seno nubes de arena, conmueve los fundamentos de la
provincia, y arruina los templos y los edificios, se la llama el Pichincha (el temible,
el amenazador); una cima inmensa cubierta de nieve, y colocada al otro lado de
un río, se nombra Chimborazo (nieve al otro lado); una población establecida en
una garganta estrecha que corta la cordillera se le impone el nombre de Lacta
cunga (garganta estrecha); en fin una planta que fortifica los músculos, que da
vigor, que hace andar a un tullido, se llama, como hemos visto, calpachina
yuyu. Los nombres de esta lengua contienen las virtudes de las plantas y las
cualidades de todos los objetos. Al oír los nombres de las plantas casi se saben
sus virtudes. ¿No es esto más sabio, más importante a la humanidad que esos
nombres que ha creado la adulación, el reconocimiento o el interés? ¿Qué idea
nos pueden dar de una plana las voces dioscorea, plinia, buffonica, boerhavia,
sigesvechia? No nos dicen otra cosa mas sino que ha habido un Dioscórides, un
Plinio, un Buffon, un Lineo un Boerhave, a cuya memoria se han consagrado estas
plantas. Y ¿qué diremos de aquellas dedicaciones a hombres oscuros, ignorantes,
que tanto se han prodigado en nuestra edad? La botánica exige un genio
reformador, un hombre extraordinario, que con el peso de su saber y de su
autoridad destierre de esta ciencia los nombres de tantos botanófilos, y de tantos
que aún no han llegado a merecer siquiera este nombre. Pero volvamos a nuestra
genciana.
Caulis herbaceus, teres, glaber, perpendicularis, 1-2 pedes altus: rami alterni,
erecti, axillares: folia lanceolato-lineares, integerrima, 3 nervia, opposita, sessiles,
semi-amplexicaules. Flores solitarii, terminales. Corola quinquefida,
subcampanulata, coeruleo-purpurea. Stamina 5, filamentis compressis, corolla
minoribus, basi villosis; antheroe incumbentes, polline luteo. Germen oblogum:
stylus 2 partitus: stigmata simplicia, revoluta.
120
Caulis herbaceus, simplex, aut subramosus, 1-2 pedes altus, teres, pilosus. Folia
radicalia, palmata, pilosa: caulina, 3-fida, dentata. Calix 5-phyllus, magnus,
coloratus (coccineus) deciduus, foliolis ovatis extus villosis, intus glaberremis.
corola: petala 5, obovata, unguiculata, unguiculis foveola intus excavatis et
operculo 2 squamoso tectis. Stamina numerosa; filamenta brevia, compressa:
antheroe erecto e didymoe. Germina numerosa, in capitulum collecta: stylus O;
stigmata extus revoluta. Stamina numeosa, oblonga, compressa, rostrata.
(11) Jaraba. Este es el segundo género de la Flora del Perú, esta es su monandra
más preciosa, y la gramínea más singular; pero la expedición de Santa Fe le ha
visto constantemente tres estambres. Esta monstruosa diferencia viene de que
aquí se ha observado viva, y los A. A. de la Flora han formado su lámina y su
descripción sobre esqueletos. Tanto más debe asombrar este descuido, cuanto
nos han echado en cara muchas veces que acá no se describe sino sobre
ejemplares secos, en la comodidad y a la sombra del gabinete.
(12) Del cual rara vez excede. Las quinas han sido el objeto favorito de nuestras
expediciones botánicas. Su altura sobre el mar, la presión atmosférica, la
temperatura, la extensión que ocupan sobre los Andes, en una palabra, su
geografía, nos ha llamado la atención. Tal vez más felices en este particular que
Humboldt, hemos señalado el límite a que está reducida cada especie, y nos
atrevemos a fijar la latitud hasta donde nace cada una, o por decirlo así a
establecer sus trópicos. Sí yo entrase en estos pormenores, si manifestase mis
ideas sobre la geografía de las quinas serían precisos muchos números, y se
convertiría esta nota en un volumen. Reservando todo este material para
nuestra Cinchografía, nos contentamos con decir ahora que el término superior del
género cinchona, establecido por muchas observaciones y medidas verificadas
desde 1802 hasta 1805 está a 1.679,97 toesas (3.919,83 varas) sobre el mar, es
decir 180 toesas más alto que el de Humboldt. El inferior lo hemos establecido con
igual cuidado en 183 71 toesas (458,67 varas) más bajo que el de Humboldt. El
ancho de la gran zona a que está reducida la vegetación de todas las especies, es
de 1.496,26 toesas (que son 3.491,16 varas). Añadimos nuestras determinaciones
comparadas con las de Humboldt, para que se juzgue a primera vista de las
diferencias que hay entre ellas.
Término superior del género cinchona. Humboldt: 1.500 toesas, 3.S00 varas;
Caldas: 1.679.97 toesas, 3.919.83 varas.
Término inferior del género cinchona. Humboldt: 300 toesas, 700 varas Caldas:
183.71 toesas, 428.67 varas.
121
1.496.26 toesas, 3.491.16 varas.
Diferencias
(14) Tolima en los Andes del Quindío (2.819 toesas). Esta inmensa monta–a de
los Andes, situada casi al occidente de nuestro Observatorio, tiene la figura de un
cono truncado, muy semejante a la del Cotopaxi. Es parte de la gran Sierra
Nevada del Quindío, abraza 110 del horizonte de este Observatorio. La masa
cónica de Tolima la termina por el sur, y la Mesa de Herveo por el norte. Entre
estas dos montañas está el páramo del Ruiz, que no es otra cosa que una sierra
erizada de puntas diferentes y caprichosas, de las cuales unas tocan el término
inferior de la nieve, otras lo pasan y, en fin, otras no llegan a él. Cuando en los
días serenos de diciembre y de agosto amanece la bóveda celeste desnuda
enteramente de nubes, cuando se descubre todo el horizonte, y se deja ver el sol
con todo su esplendor, entonces presenta Tolima toda su majestad. Aquí un cono,
allí agujas caprichosas, más allá llanuras dilatada de plata con una ligera tinta
rosada, todo proyectado sobre un fondo de azul subido, fija la atención del filósofo
y la del pueblo mismo. Los grandes espectáculos que de cuando en cuando
presenta la naturaleza sobre los Andes, no pueden verse sin admiración aún por
los hombres más ignorantes y estúpidos. Nosotros hemos contemplado mil veces
122
esta soberbia cordillera desde nuestro Observatorio: La hemos registrado
menudamente, ayudados del telescopio, y nunca hemos visto la menor señal de
humo ni de que este encendida. No obstante, estamos persuadidos que existe en
algún punto de esta inmensa montaña algún cráter, y creemos que las desgracias
que padeció la villa de Honda en junio de 1805 no tienen otro origen.
123
Mitad del ángulo al centro 00º 40' 32.2
Con igual cuidado hemos observado y corregido el ángulo de altura del término
inferior de la nieve permanente, el ángulo aparente bajo del cual se ve el diámetro
horizontal de esta montaña a la altura de la nieve, y el de la gran Mesa de
Herveo, y hemos hallado los resultados
siguientes:
124
Por una observación astronómica hemos deducido el valor del ángulo que forma la
línea que va del Observatorio a Tolima con el meridiano de 87º 16' 15". Con esto,
y con la distancia, hemos deducido su posición geográfica, tan interesante en la
geografía del Reino.
A pesar del esmero que hemos puesto en estos trabajos, aún deseamos más
exactitud. Con este objeto hemos comenzado nuevas medidas,
(15) Wintera granatensis. Humboldt toma el sinónimo de Murray por el nombre que
lleva esta planta en el sistema y en Jussieu. En estos A. A. se conoce con el
nombre de Drimys granatensis. La descubrió el célebre Mutis, y el hijo de Lineo la
publicó en el suplemento. En el N. R. de Granada se conoce con el nombre vulgar
de ají; y en Popayán y otras partes de la provincia de Quito, con el de canela de
páramo. La corteza es sumamente picante y acerba.
125
boreal, en Guayaquil por los 2º, y en Lima por los 12º austral se hiciesen
observaciones barométricas con instrumentos bien montados y con constancia.
Esto decidiría de la ley que comenzamos a percibir y daríamos un paso sobre
las mareas atmosféricas que ha observado Mutis el primero dentro de los trópicos.
Las medidas de las montañas verificadas por una sola observación del barómetro
adquirirían un grado de precisión de que no gozan, a pesar de los trabajos de
Deluc Saussure, Schukburg, etc.
(17) Nos obliga a reducirla bajo de los trópicos a 337,2 lín. Recordamos lo que
hemos dicho antes.
Saussure 8,0
el mismo 5,6
el mismo 4,5
126
(19) Entre las 950 y 1.050 toesas (2.216 y 2.450 v.) de altura se halla la región
(Popayán, Caloto) en que las explosiones eléctricas son más fuertes y ruidosas. El
Chocó, Barbacoas, las costas de Tumaco, Santiago, Esmeraldas, Guayaquil, etc.,
están mucho más bajos, como también el valle de Buga, el de Neiva, etc., que
Popayán y Caloto; y no obstante aquí está, a juicio de todos los que han visitado
estos lugares bajos o la base de la cordillera el foco de las explosiones eléctricas
más ruidosas y más frecuentes. ¿Qué comparación puede haber entre las
tronadas de las costas del océano Pacífico y las de Popayán? Yo he sufrido
muchas en estos lugares, y las he comparado cuidadosamente. En Popayán
truena con frecuencia en los meses de febrero, marzo y octubre, 2 horas después
de la culminación del sol. La nube tempestuosa lleva siempre un curso acelerado
al oeste se deshace en copiosos torrentes de agua acompañada algunas veces de
granizo, y desaparece en un cuarto, en media, y cuando más, en una hora; el cielo
se serena el sol se deja ver, y lucen las estrellas con todo su esplendor en la
noche que se sigue.
Por el contrario sobre las costas las tardes son serenas, el sol se ve ocultarse en
el horizonte las más veces. Así que ha desaparecido el astro del día, las nubes
cubren todo el horizonte ráfagas de viento, torrentes de lluvia relámpagos
acompañados del trueno pueblan el aire. Cuatro, ocho y aun veinte horas se oye
resonar el trueno sobre las olas y sobre estas selvas solitarias. En Popayán el
relámpago es instantáneo; en las costas parece durar un espacio sensible de
tiempo, que hemos estimado como medio o dos tercios de segundo. La explosión
eléctrica, que aparece como un zig zag, y que desaparece en el mismo instante
sobre la cordillera, en las costas se sostiene por un espacio de tiempo
considerable. El fluido eléctrico es allí una chispa, aquí un torrente. Nosotros
creemos, fundados en muchos años de observaciones, que la región en que las
explosiones eléctricas son más ruidosas, más abundantes y más frecuentes, está
desde el nivel del océano hasta las 1.600 varas de altura. Desde este término
hacia arriba las tronadas son por la tarde, y desde el mismo hacia abajo por la
noche.
127
(21) Ulluco. Esta bella planta, que se cultiva en toda la parte alta de la provincia de
Quito, produce una raíz globosa, mucilaginosa y cubierta de una película rojiza.
Los indios, y en general todos esos habitantes recogen grandes cantidades, que
emplean en su alimento. Es de admirar que esta raíz, así como la de
la maxua (que es una especie de tropeolum), y la oca (oxalis tuberosa) no se
hayan trasplantado al Nuevo Reino de Granada.
Corolla monopetala, rotata; tubus brevksimus aut nullus: limbus 5-fidus, cauce
longior, lacin jis cordatis, apice attenuatis, subpellucidis.
(22) En los altos Andes de Quito no hemos visto al lado de la oveja la cabra.
Creemos que Humboldt se equivoca en esta parte. Las grandes manadas de este
128
animal no están en los países en donde cesa toda agricultura, sino en los países
templados y valles ardientes. Aunque la cabra haya seguido al hombre a la
Groenlandia, y a todos los climas rigurosos del Norte, aunque sufra muy bien los
mayores fríos de las zonas glaciales, en nuestra cordillera no vemos los
numerosos rebaños de cabras que observamos en los climas templados.
Confesamos que puede vivir, propagarse y crecer en la vecindad de nuestras
nieves eternas, como vive y prospera entre los Alpes; pero en el Reino no existen
esas manadas numerosas que cree Humboldt al lado de las grandes que tenemos
de ovejas y de vacas.
(23) El trigo se da en abundancia a los 10º 14' de lat. bor, en los valles de la
Victoria, al lado de la azúcar y del café. El trigo nos ha llamado toda nuestra
atención en lo que hemos recorrido del virreinato. En 1803 habíamos ya recogido
bastantes materiales para formar una Memoria sobre la geografía de este grano
precioso. En aquella época la remití a la aprobación del venerable Mutis. Yo la
merecí, y me animó a llevar esta materia mucho más adelante de lo que me había
propuesto. No podemos entrar ahora en pormenores sobre este objeto interesante
a la agricultura y al comercio: él hace la materia de una Memoria que verá la luz
pública cuanto antes. No extrañamos que en los valles de la Victoria prospere el
trigo a 245 toesas (571 varas) sobre el mar: esto está acorde con nuestros
principios y con nuestras observaciones.
Hemos terminado nuestras advertencias sobre esta preciosa producción del ilustre
viajero Federico Alejandro barón de Humboldt. Cuando concebimos el designio de
publicarla no tuvimos otro objeto que ilustrar a nuestros compatriotas en este ramo
interesante de la botánica, y presentar a los jóvenes este modelo único en sus
indagaciones. Estos puros deseos de nuestro patriotismo, este celo desinteresado
en materia tan inocente, y tan distante de la moral y de la religión, parece que ha
dado motivo a años para censurar la pureza de nuestras intenciones. Yo apelo al
juicio de los hombres piadosos y al mismo tiempo ilustrados en las ciencias que
hoy hacen nuestra principal ocupación, para que decidan si esta producción, si lo
que le hemos notado puede ofender la piedad muy delicada, con tal que no se
halle unida a la ignorancia. Nuestra mayor gloria la fundamos en haber nacido en
el seno de la iglesia romana, y en ser hijos fieles de Madre tan sabia; y
nuestras primeras obligaciones en ser fieles a las legítimas potestades. Que antes
de censuramos se estudie, y se tomen, no las palabras, sino su espíritu y su
fuerza. Si elogiamos a Humboldt, elogiamos sus talentos y sus producciones,
como el mundo sabio elogia a Newton, a Ptolomeo, a Platón, Arquímedes,
Apolonio... El hombre puede mirarse bajo muchos aspectos. Este es grande por su
129
piedad, aquél por su patriotismo, este otro por sus talentos y por su saber. El
filósofo aprecia en todos las buenas cualidades, y éstas son la materia de sus
elogios. Es preciso ser un estúpido para no admirar y para no tributar los elogios
merecidos a la profundidad de Newton, a la elocuencia encantadora de Buffon, y a
todos los hombres grandes que han honrado al género humano con sus
producciones inmortales. Si tienen defectos estos genios extraordinarios, si alguna
vez el error se ha mezclado con la verdad, debemos acordarnos que en nuestra
miserable naturaleza, el hombre es un compuesto de grande y de pequeño, de
error y de sabiduría, de virtudes y de vicios y que, como dice Bailly, el sol mismo
tiene manchas
130
MEMORIA DE CALDAS SOBRE LA NIVELACION DE
LAS PLANTAS QUE SE CULTIVAN EN LA
VECINDAD DEL ECUADOR(1)
En todos los pequeños viajes que he podido verificar dentro del Virreinato de
Santa fe, mi primer cuidado ha sido observar la elevación, la calidad y los límites a
que está reducido el cultivo de las plantas útiles y de que depende nuestra
subsistencia. Desde 1796, en que comencé a ver estas cosas con reflexión, hasta
hoy (Abril de 1803), he recogido un número considerable de observaciones y de
hechos; los he comparado he ordenado este material, y creo que ya puedo sacar
algunas consecuencias generales. No es una obra acabada la que presento:
conozco que estamos muy distantes de la perfección, que nos faltan hechos y que
no tenemos el número necesario de observaciones para dar la última mano a
la nivelación de las plantas que se cultivan en la vecindad del ecuador. Esta
ciencia, de que apenas existe el nombre, debía ser el primer objeto de nuestros
viajeros y de los hombres observadores que viven en los diferentes pueblos del
Virreinato: la utilidad y las ventajas que sacaría nuestra agricultura de este género
de trabajos son conocidas de todos y por tanto no necesito entrar en un pormenor
circunstanciado.
131
proporción que se elevan, en razón y bajo la ley de las diferentes dilataciones del
aire. Entre línea y línea se ve un número que expresa las toesas que es necesario
subir para que baje una pulgada el mercurio en el barómetro, o lo que es lo
mismo, el número de toesas que tiene de altura cada capa del fluido atmosférico.
Si solo consultamos a nuestra razón, no hay duda que miraremos este límite
inferior del cultivo del trigo como una preocupación generalizada en el Reino.
Sabemos que en Europa, de donde fue transportada esta planta por los
españoles, se cultiva en unas elevaciones cortísimas y casi sobre la costa; que la
vegetación se aumenta y acelera en razón del calor y de la humedad, y que el
trigo, lejos de prosperar en el gran frío, se deteriora hasta el punto de ser
absolutamente inútil para el sustento del hombre. Los conquistadores lo
sembraron, y recogieron cosechas abundantes en los primeros puntos de nuestro
Continente, de que tomaron posesión, y no aguardaron a apoderarse de los
países elevados de Leiva, Bogotá, Pasto y Quito para cultivarlos. Es pues cierto
que Cartagena, Santa Marta, Caracas, como Quito y Bogotá, han producido este
precioso grano que hoy vemos reducido a límites bien estrechos; tal vez, como
de maíz; recogieron nuestros mayores dos cosechas al año en los climas
ardientes, en lugar de la única que conseguimos nosotros en los templados. la
historia y la razón de concierto parece que reprueban la práctica presente, y que
132
autorizan el cultivo del trigo en los palo bajos y calorosos. Pero si en lugar de
meditar y de leer nos acercamos a esos hombres virtuosos y sencillos, que
manejan mejor el arado y la anda que los libros; a esos eternos observadores de
la naturaleza, que viéndola constantemente y de cerca, la conocen mejor que los
filósofos, que solo miran por intervalos y de lejos, hallaremos que la práctica que
observan es la mejor que se puede establecer en nuestros países, que nuestros
raciocinios son errados y nuestras reprensiones injustas, y recibiremos esta
lección importante y humilladora de nuestros discursos, cuando no están
apoyados sobre buenas observaciones: en materia de cultivo más se ha de
atender a los hechos que a la filosofía.
El moho o sarro que nosotros conocemos con el nombre de polvillo, esta terrible
enfermedad de la más bella de las mieses, es la que ha obligado a nuestros
labradores a retirarse de las costas y a elevarse a 1.112 toesas sobre el mar. Los
juiciosos Targioni o Fontanoa han hecho ver al mundo sabio que el polvillo no es
otra cosa que una planta parásita, semejante al musgo, que multiplicándose
prodigiosamente como toda planta microscópica, ataca la caña y la espiga del
trigo, le roba los jugos que iban a alimentar el grano, le debilita y le mata. La
humedad y el calor, al mismo tiempo que favorecen el aumento y lozanía del trigo,
favorecen la vegetación de esta planta invisible y destructora, y una larga
experiencia, verificada en todos los lugares, nos enseña que la calma y una
atmósfera tranquila son muy favorables a su reproducción. Nosotros sabemos que
los lugares bajos de nuestro continente son muy húmedos, ardientes y poco
ventilados, y por consiguiente mis favorables a la vegetación del polvillo. Si
ganamos algo sobre el trigo en estos países, todo lo perdemos aumentando las
fuerzas y el número de sus enemigos. No hace cincuenta años que los campos de
los alrededores de Popayán, al nivel de 22 pulgadas 11 líneas del barómetro, o a
940 toesas sobre el mar, estaban cubiertos de trigo de excelente calidad; pero el
polvillo obligó a sus habitantes a elevar más sus labores, huyendo de esta planta
desoladora de sus cosechas. Lo que ha sucedido en Popayán y lo que precisó a
sus labradores a subir un poco sobre su nivel, fue lo que desterró de Neiva, Patía,
Cali, Antioquia, Cartagena, etc., el cultivo del trigo. La necesidad, pues, los tristes
efectos de un musgo microscópico y no la preocupación, ha establecido y fijado el
término inferior del cultivo de esta mies preciosa: seamos más circunspectos en
nuestras reprensiones, respetemos las prácticas establecidas, y no nos dejemos
arrebatar del furor de filosofar abandonando la experiencia.
A pesar de todo esto, es de desear que en los lugares bajos, en aquellos en que la
humedad no es considerable, en que reinan los vientos la mayor parte del alo, en
que los bosques se halla retirados, se hiciesen algunas tentativas. Yo creo que en
los llanos dilatados de Neiva se hallan reunidas las circunstancias favorables, y
que tal vez se conseguirían conchas abundantes de buen trigo.
133
pulgadas 9 líneas del barómetro, o 1.550 toesas sobre el mar, produce un trigo
cuyas harinas negras y amargas son casi inútiles para nuestro sustento. He tirado
una línea en esta elevación, semejante a la primera, y la llamo término superior del
cultivo del trigo.
Está pues el cultivo del trigo en nuestros países confinado a una zona de 438
toesas de altura; que comienza a 1.112 toesas sobre el mar, y acaba a las 1.550.
En esta pequeña zona los vientos son frecuentes, por no decir continuos, la
humedad es infinitamente menor y los bosques se disminuyen, circunstancias
necesarias para conseguir buen trigo; esta es la pequeña región que hallo
favorable en nuestro clima a esta planta, dón el mas precioso que ha hecho el
Antiguo Continente a la América. Si queremos salir de estos limites, si la
queremos salir de los países afortunados que ha elegido con preferencia, la
exponemos a muchas enfermedades y a la muerte; y a nosotros, privados de este
alimento principal, a la miseria.
El trigo no vegeta con utilidad en la vecindad del ecuador sino a 1.112 toesas de
altura; en España por los 40º de latitud boreal, sobre la costa, y casi a la misma
elevación en Chile. ¿Descenderá este término en razón del aumento de la latitud?
¿Formará una curva cuyos extremos estén en la superficie del mar, por 3500400
de latitud, y a 1.112 toesas de altura bajo de la línea? Nuestros conocimientos son
muy limitados en esta parte; las observaciones barométricas con relación a los
frutos de la tierra apenas existen; mis viajes todavía no exceden de doscientas
leguas; jamás he pasado de 4º 36' de latitud; no conozco sino una pequeña parte
del pan cuadro; el velo apenas se levanta por un ángulo, dejando en tinieblas lo
restante. Puede ser que multiplicándose los viajes y las observaciones en nuestro
continente, se llenan los grandes vacíos, estas lagunas inmensas, que al mismo
tiempo que nos humillan, reprendan nuestra ignorancia y nos animen a trabajar.
A proporción que nos separamos del término superior hacia abajo, hallamos que
los trigos se van mejorando por grados insensibles hasta cierto punto, del cual
comienzan a degradarse en calidad hasta que el polvillo arruina absolutamente
nuestras conchas en el término inferior. Yo he haIlado con admiración que el nivel
134
de los trigos mis excelentes está casi en el centro de la zona de su cultivo, tan
distante del término superior como del inferior; y he tirado una tercera línea, que
llamo término de los mejores trigos Los trigos de la explanada de Santafé,
Tunjuelo, los de Cuarchú y Pesillo, son buenos; mejores los de Tupigachí,
Tabacundo y Cayambe, excelentes los de Chapacual y Pasto; comienzan a
deteriorarse por grados insensibles en Otavalo, Buenavista, Poblazón, Coconuco,
etc., hasta que en el vado inferior desaparecen por el sino. Es preciso convenir en
que esta ley que acabamos de establecer admite muchas modificaciones; que
influyen sobre en la humedad, la situación local del terreno, la calidad de este, su
proporción para las corrientes de aire, la abundancia o falta de lluvias y demás
meteoros, con otras muchas que pudiéramos alegar. Pero cualquiera que viaje
con el barómetro en la mano, que observe, que recoja hechos y los compare,
convendrá en que hay principios generales inalterables, que hay un plan, una
escala universal constante en la bondad de las harinas; y que, si alguna vez se
halla alterada la ley, proviene de causas parciales, locales y transitorias.
135
cría en las fina grandes elevaciones del globo. A todas partes a donde el hombre
ha subido su industria, le ha seguido esta planta benéfica. Menos delicada que el
trigo, no ha temido los rigores del frió ni los hielos eternos de la Zona Tórrida, y no
conocemos hasta dónde llega su resistencia; quién sabe si, como el musgo
lichenés y demás criptógamas, producirá con utilidad y lozanía en el término
superior de la vegetación de nuestro globo bajo de la línea. Si no conocemos los
limites de la región que ama la papa con preferencia, sabemos que el inferior ni
pisa de los países medianamente templados: de 24 pulgadas barométricas hacia
abajo no se vuelve a ver esta planta preciosa, y está confinada dentro de 747
toesas sobre el mar, y el término de las nieves perpetuas entre los trópicos.
La cebada (ordeum distichu), que en los países elevados representa el papel que
el plátano en los templados y ardientes, socorriendo las necesidades del hombre,
como este tiene por abajo los limites del trigo; pero el término superior se eleva
mucho más, y como la papa, sigue al hombre a las mía grandes elevaciones.
La yuca (jatropha mannioc), fiel compañera del plátano, le sigue a todas partes,
mejorará y se deteriorará con él, y tiene los mismos limites su vegetación.
El más (zea maíz), el grano mía importante del nuevo mundo, y sin contradicción
más útil que el trigo y la cebada, es también la planta cuya vegetación nene limites
mía extensos. No teme el frío como el plátano y la caña de azúcar, ni el calor
como la papa; se le ve tanto al lado del trigo y la cebada en los pueblos elevados,
como al del cacao y yuca en los ardientes; en todos los lugares donde hay
hombres hay maíz. Desde Riobamba, la población mía elevada que conocemos,
hasta Cartagena y Guayaquil, en todas las temperaturas posibles, en todas las
presiones atmosféricas, nos acompaña esta planta preciosa, este recurso de
nuestras necesidades, esta fuente inagotable de composiciones deliciosas y
variadas. Sobre la costa, en donde el hombre no ha podido connaturalizar el trigo,
o mía bien en donde un enemigo poderoso no le permite habitar, produce dos
veces al año, y se eleva su caña a cinco o seis Varas; en los países templados no
se eleva tanto, y su fruto viene a los ocho meses; en los fríos y elevados apenas
sube a una vara, y aún menos, y no viene sino a los doce o trece meses. Es tan
constante esta ley, que el maíz puede muy bien indicar por aproximación el grado
de temperatura y la elevación del suelo, por el tiempo que dilata en producir y por
la altura de su caña.
136
Este objeto es vasto; un hombre solo no puede poner en él la última mano; se
necesita del auxilio de muchos, y una serie de años dilatada para que nos
podamos lisonjear de tener una nivelación completa de todos los frutos que
cultivamos. ¿Qué diremos de la nivelación de todas las plantas que produce
nuestro suelo? Estoy seguro de que pasaran muchas generaciones antes que la
Botánica pueda señalar los limites a que está confinado cada vegetal. Yo presento
este pequeño ensayo de los principales frutos que sirven para nuestra
subsistencia, como un borrón imperfecto que es preciso perfeccionar. tas alturas
que establezco como limites de la vegetación de las plantas que nombramos, no
son invariables, son solamente los resultados de mis observaciones en la corta
extensión de doscientas leguas. Cuando nuevas observaciones y nuevos viajeros
nos den m’a luces, tal vez nos veremos precisados a alterar los limites que
prescribimos. Entretanto, espero se reciban estos pequeños trabajos con bondad y
como el fruto de la aplicación de un hombre que ama a las ciencias y a su Patria.
Tabla
De las alturas del barómetro en los principales puntos de esta nivelación, con el
número de toesas que cada uno de ellos está bajo o sobre el nivel de Quito; el
signo + indica que el lugar excede de elevación a esta ciudad y el - lo contrario.
_______
(2) La falta de la lámina está suplida en gran parte por la tabla de alturas
barométricas y en toesas de los principales puntos de la nivelación, que se
encuentra al fin de esta Memoria. (Nota de los Anales de Ingeniería).
(3) Sea:
(b) La altura del mercurio en un punto cualquiera con (+ ) más, o con (-)
menos, según sea mayor o menor que la de Quito.
(d) La diferencia.
137
Log.a-log.b=d;o bien long.b-long.a=d; d - = x toesas 03.
Ejemplo:
138
secundum coeli temperiem et altitudinem montium, dedicada al célebre Wolfio. Por
invitación del autor, he hecho los extractos que siguen en lo que toca a las
regiones equinocciales, los cuales servirán al lector para modificar y adicionar
muchos hechos relativos a la botánica que se han consignado en las anteriores
páginas. J. Acosta.
Plantas sociales:
Dicranum glaucum
139
Plantas dispersas:
Al nivel del mar, en la zona tórrida del Nuevo mundo, no se ven otras plantas
sociales sino el rhizophore mangle, el sesuvium portulacastrum, el croton
argenteum, y bambusam guaduam; más, en las alturas de los Andes, sobre los
1.800 metros, se hallan la escallonia myrtilloides, el brathim juniperinam y muchas
especies de molinas. Varias especies de musgos comunes en Europa viven
también en aquellas alturas, tajes son el funarium bygrometricum, bryum
serpyllifolium, el bryum cespititum, el sphagnum palustre, el dicranum glaucum,
neckeran viticulosum.
(3) Desde el ecuador huta los 100 de latitud boreal y austral, se divide siempre el
país en tres regiones:
1a. La tierra caliente, que comprende desde el nivel del mar hasta la altura de
cerca de 600 metros. Clima ardiente, vegetación vigorosa, la tierra revestida de
eterna juventud, las hojas caen y se renuevan sin cesar, y los árboles aparecen
cubiertos del mas lustroso y abundante follaje; pero se echan de menos los prados
floridos entapizados de verdes y tiernas yerbas que forman el principal adorno de
la Europa boreal. La temperatura media del año, desde 230 a 300. Citase como
ejemplo, en el litoral del mar de las Antillas, Cartagena (Sereno coelo, arenoso,
aprico et sitiente solo).
Esta es la región de las palmeras y de las musáceas, la cual se extiende hasta los
1.000 metros de altura.
140
Maurita flexuosa Galium pauciflorum
141
Desmanthus lacustris Piper catalpoefolium
2a. Región. La templada. De 600 a 1.300 metros; clima sano y afortunado tierra
fértil y abundantísima de aguas vivas, plantas frondosas. La temperatura del aire
es la de una primavera perpetua. Altura del barómetro de 21 a 26 p; temperatura
medía de 17° a 22° (Fioridi campi, montes sylvescentes, rivi perennes, coelum
bilaritate et loetitia plenum). Cítanse como ejemplo:
Ibagué, al pie de los Andes del Quindío, región que abunda en palmas disfruta de
un cielo sereno y del más delicioso clima (Nihil quietius, nihil muscosius, nihil
amoenius). Altura 1.368 metros. Temperatura media 22° 3, que sería mucho más
142
fría sin la proximidad del valle ardiente del Magdalena. En el día la temperatura
varía de 23 a 26°, y en la noche de 17 a 20°.
La tierra templada es la región de las quinas y de los helechos arbóreos hay sin
embargo algunas especies de quinas (lancifolia, ovalifolia) que trepan en la
cordillera hasta los 3.000 metros, y otras que descienden hasta los 400 metros
hacia la ribera del mar (c. oblongifolia, c. caducifolia). Los helechos arbóreos
crecen desde la altura de 585 hasta la de 1.559 metros.
143
K. tuirina C. condaminea
C. oblongifolia
3a. Región. El páramo (de 3.100 a 4.867 metros). Las más elevadas serranías
aparecen cubiertas de perpetua nieve; en la parte inferior algunos bosques, pero
en general terrenos escasos de vegetación, que recorren vientos secos cuya
influencia se deja sentir hasta en las llanuras.
Tierra fría (de 2.100 a 3.000 metros). Cielo con frecuencia alegre y claro, terrenos
fértiles, pero vientos impetuosos y fríos, a los cuales sin embargo resisten algunas
quinas, valles selvosos regados de aguas vivas y perennes; rocas enormes se
levantan en forma de muros, y las montañas desnudas se cubren de nieblas
ligeras. Temperatura media de 12° a 17. Ejemplos:
144
La ciudad de Pasto en la Nueva Granada, situada entre Popayán y Quito en un
valle montuoso y fertilísimo al pie del volcán que lleva su nombre y que algunas
veces se cubre de nieve; temperatura media 14° 3 Altura 2.613 metros.
La ciudad de Quito. Altura 2.853 metros. Temperatura media 15°; en el día de 15°
6 a 19° 3, en la noche de 9° a 11°. Nunca excede el termómetro de 22° ni baja de
6°. Clima como el mes de mayo en París.
Las plantas de las regiones frías desde los 2.144 metros hasta los 4.794 son los
robles winteras y escallonias. El Ceroxilon andicola o palma del Quindío crece
desde los 1.754 hasta los 2.826 metros.
Gunnera C. Polymnia
145
Altenanthera lupulina Escallonia myrtilloides
146
Sibtrorpia andicola Lithospermum pygmoeum
C. stehelina C. lancifolia
La musa camburi (plátano guineo) se cultiva hasta la altura de 1.754 metros entre
los trópicos; y en la zona templada; en dondequiera que la temperatura mediante
19° a 21°.
Citrus. Para cultivar los limoneros al aire libre se requiere una temperatura media
anual que no baje de 17°.
_______
148
El Olivo (olea) se cultiva en nuestro continente con utilidad entre las latitudes de
36° a 44° en dondequiera que la temperatura media del año varia de 19° a 14° 5,
con tal que la temperatura del invierno no baje de 5° 5, y la del estío no pase de 22
a 23°. En el Nuevo Continente el calor está distribuido de tal modo que aquellas
regiones que disfrutan de una temperatura media anual de 14°, tienen una
temperatura media de invierno de 30, y el termómetro suele bajar a 0° 5; por tanto
es imposible que los olivos medren.
Las castañas comestibles (castanea vesca) exigen una temperatura media anual
de 9° 3; y, bajo el paralelo de 46° latitud, se producen en Suiza hasta la altura de
780 metros.
Vitis. La viña en Europa, entre las latitudes de 36° a 48°, produce vino potable y de
buena calidad en dondequiera que la temperatura media del año varía de 10° a
17°, y aun a 8° 7, con tal que la temperatura del invierno no baje de 1°, y la del
estío no exceda de 19° a 20°. Tales climas se hallan en la porción occidental de
nuestro continente, en lugares planos hasta el paralelo de 50°, pero en América
sólo hasta los 40°, porque en el Nuevo Continente luego que la temperatura media
del año baja a 9°, la temperatura media del invierno no sube de 1° 5'.
Cerelia. Las cereales (trigo, centeno cebada avena), se cultivan con provecho, aun
cuando el termómetro baja a 2° con tal que la temperatura media del estío sea de
11° a 12°. En el Nuevo Mundo entre las latitudes de 0° a 10° comienzan a
cultivarse las cereales, a la altura en que en la zona templada (latitud 42° a 46°)
dejan de producirse. Sin embargo, por causas que no son bien conocidas, en la
Victoria, cerca de Caracas, se cultiva el trigo con utilidad a una altura de 526
metros; y lo que es todavía más singular en la isla de Cuba, latitud 23°, hay
campos sembrados de trigo en un llano cerca de las Cuatro Villas, casi al nivel del
mar.
(5) Antes que Caldas el barón de Humboldt había hallado la flor de la bambusa
guadua, una vez en la orilla del Casiquiare, y otra cerca del Muerto, en el valle del
Cauca. Ni Mutis, que había recorrido tantos guaduales (nombres que los indígenas
dan a los lugares pantanosos cubiertos de bambusas) en el Nuevo Reino de
Granada, ni Ruiz y Pavón en sus viajes botánicos en el Perú, lograron ver la flor
de la guadua ni su fruto que se presenta rarísimamente en América, En las Indias
orientales, por el contrario, es tanta la abundancia de flores que producen estas
gramíneas gigantescas que, según Buchanan, los indígenas del Reino de Misore,
llamados Malasgros, se alimentan con las semillas de guadua mezcladas con miel.
Aquellos habitantes suponen que las guaduas no dan flor ni fruto hasta los 15
años de nacidas, y que luego mueren. Ellos distinguen dos especies de
bambusas, unas que tienen la caña hueca y que crecen en los lugares húmedos y
a las cuales llaman doela, y otras que se producen en los lugares secos y áridos y
que tienen la caña casi sólida a las cuales llaman chiltro. El barón de Humboldt
reconoció desde la primera inspección de la espiga de la guadua en 1801, que la
149
descripción del género se había hecho mal, y así la delineó en el mismo lugar y la
describió. Su descripción está de acuerdo con la que antes hemos copiado de
Caldas.
No son, dice el autor, tan comunes como generalmente se cree, las guaduas en la
región húmeda del Nuevo Continente. Si se exceptúan los valles que median entre
Cumanacoa y San Fernando, las guaduas son raras en Venezuela, en Guayana, y
no se encuentran absolutamente en las orillas del Apure, que riega la provincia de
Barinas ni en las de Río-Negro. De las observaciones de los dos viajeros
Humboldt y Bonpland, resulta que estas plantas son más abundantes en la parte
occidental de los Andes, particularmente en los lugares planos y calientes de la
Nueva Granada como por ejemplo, entre Turbaco y Mahates y aun en valles más
elevados en el declive occidental de los de Guaduas y de Villeta; en la misma
situación en los Andes del Quindío a la calda a Cartago desde Buenavista y la
Balsa hasta el río de Piedra de Moler en las orillas del Cauca desde Buga; y
últimamente en el declive occidental del Pichincha, por Mindo, hacia Esmeraldas y
las costas del Océano Pacífico.
Hállanse las guaduas desde los lugares más bajos hasta la altura de 1.676
metros; y lo que parecerá singular es que las guaduas que crecen en las alturas
contienen más agua en sus tubos que las que crecen en lugares bajos y húmedos.
En los parajes altos, entre 1.169 y 1.754 metros aparecen estas plantas dispersas
por grupos, mientras que en las regiones llanas ocupan extensos terrenos
exclusivamente, de manera que bien puede decirse que la tribu de las bambusas
pertenece a las plantas sociales.
El agua que se saca de los cañutos de las guaduas tiene un ligero sabor salino
que no es desagradable. Los indígenas aseguran que este líquido es diurético. No
se halla la miel de bambusas en el Nuevo Mundo, pero si se ha hallado en Quito el
verdadero tabaxis, muy poco diferente del de las Indias orientales, que los
naturales llaman manteca de guaduas y que, analizado por Mr. Vauquelin, produjo
0.70 de sílice, 0.30 de potasa, cal y agua. Se conocen las siguientes especies de
barbusas. B. arundinaceastricta de Roxb. B. verticillata de Willdenov. B. latifolia y
guadua bonplandia.
(6) Palmeras. Estos hermosos vegetales viven entre los trópicos en los lugares
planos, y aun se producen en las alturas hasta 974 metros, siempre que la
temperatura media anual sea de 19° a 28°. Ciertas especies aunque pocas se
hallan en los Andes hasta una altura de 2.533 metros: tales son
la oredoxa fringida y el ceroxylon andicola. Fuera de los trópicos hay también
palmeras que crecen en lugares en donde la temperatura media no excede de 16°
a 17° y en donde la tierra suele cubrirse de nieve por muchos días, tales son
el phoenix dactilifera, chamerops humilis, chamerops palmetto y areca Novoe
Zelandioe.
150
En tiempo de Lineo no se conocían sino 15 especies de palmeras, a las cuales
Ruiz y Pavón añadieron ocho, WiIldenow y Bredemeyen seis, y veinte Humboldt.
El catálogo siguiente fue trabajado por Kunth, según los mejores escritos de
botánica.
151
Areca spicata Caryota horrida
152
Corypha miraguama Mauritia flexuosa
Además de las palmeras que pudo reconocer y describir el barón de Humboldt por
haber observado sus flores o frutos, recomienda a la atención de los futuros
viajeros las siguientes, cuyas flores no logró ver.
Jagua vinifera. ¿Será alguna especie del cocos? Manaca de los Maravitanos. La
halló en las orillas del Guainía. Los españoles la llaman palmiche de Río-Negro.
Piritu, jorope tirita timití, macanilla de Caripe o cuesco, corozo de Caripe, lrasú.
153
2o. De hojas en forma de palmas (palmiformis de Decandolle). Palma amarga del
río Sinú, tronco sin espinas, hojas anchas en forma de abanico. Es común en el
Sapote y en el Sinu.
La Palma de seda celebrada entre los Andaquíes crece en las orillas de los
caudalosos Putumayo y Caquetá: tiene drupa fibrosa; pero la materia semejante a
la seda la extraen los indios de los pecíolos de las hojas.
Como se ve, existen en América conocidas hasta hoy (abril 1816) por lo menos 87
especies de palmeras, y en el Viejo Continente 50 es decir 137 especies por junto.
¡Y si consideramos el aspecto y porte de las palmas, cuántas variedades y
diferencias entre ellas! Las unas de tronco hueco como canas: tales son la kunthia
montana, aiphanes praga y oreodoxa frigida; otras, es decir la mayor parte, de astil
firme y sólido, en ciertas especies de forma de trípode. Hállanse palmeras
asociadas por grupos como la mauritia flexuosa, el chamerops humilis, o
dispersas como la attalea amygdalina; de humilde tallo o de enorme altura, que a
veces llega a 160 y aun 180 pies. Ciertas especies como el corypha tectroum,
alfonsia oleifera, habitan entre los trópicos, en lugares planos o en el declive de las
cerranías, hasta la altura de 574 metros; otras trepan casi a los límites de la nieve
permanente. La kunthia montana es una palmera que debe clasificarse entre las
plantas alpinas o subalpinas, puesto que sube desde los 500 hasta cerca de 2.000
metros de altura, y más allá en la región de la cinchona cordifolia. La he visto en
Hato Viejo, San Pablo y Chiuuanquer, provincia de los pastos. La oreodoxa
frigida, de 1.900 metros hasta cerca de 3.000, en los Andes del Quindío, mezclada
con el juglandi y el podocarpo. El ceroxylon andicola, desde 1.800 a 2.900 metros
en las faldas del Tolima, en el río San Juan, etc., asociada al oreodoxa frigida y a
las encinas granadinas. Estas palmeras sufren el frío casi continuo de 6° a 8°, y
las he hallado en el declive oriental, cerca del pan del Machin y en el Alto de
Sepulturas, en el Gallego, y rara vez en el declive occidental de la cordillera. Las
hay hasta el Inciensal a 2.417 metros de altura, (2) pero no en el Páramo de
Quindío a 2.923 metros (debe decir 3.360 metros). Estas palmeras crecen en
aquellas regiones elevadas asociadas a las escallonias myrtilloides, y a
las Thihaudeas. Los ínclitos botánicos y laboriosos naturalistas (palabras de Mr.
H.) Francisco José de Caldas y Jorge Tadeo Lozano, observaron en los Andes de
Guanacas cerca de la nieve perpetua otras tres palmas. En el curso del viaje
desde la cordillera litoral de Venezuela hasta las vertientes del Amazonas, halló
154
Humboldt las palmeras floreciendo en los meses de enero y febrero, pero también
florecen en otros meses.
Serían largos de enumerar todos los usos a que se aplican las palmeras. Ellas dan
vino, aceite, cera, harina, azúcar, sal, alimento, casa, vestido y reparo al hombre.
Y si las palmeras exceden por la belleza de la forma, la elegancia y altura del
tronco a las demás plantas, también las dejan muy atrás por lo que toca a la
abundancia de sus frutos y flores; y esto, no solamente en las palmeras cultivadas,
sino también en las que viven en el fondo de las más agrestes selvas, lejos de
toda humana habitación. Es tanta la copia de sus frutos, que se amontonan,
cayendo al pie del árbol, hasta tres pies de altura. Esto acontece en la alfonsia,
cocos butyracea, seje pichiguao y mauritia. Según Kemper, en una sola espata del
fénix dactilifera suelen producirse más de 1.200 flores masculinas, y este número
es mayor todavía en la alfonsia amigdalina. Contando escrupulosamente el
número de flores en cada una de las 112 o 120 piezas que tiene cada espata de
la alfonsia, halló Humboldt 1.800 flores masculinas, es decir 207.000 flores en
cada racimo, y en toda la palmera, que da dos o tres racimos, más de 600.000
flores. La palma seje del Orinoco da en cada racimo 8.000 frutos; y aunque es
cierto que muchos no maduran, es dicho común entre los religiosos misioneros de
San Francisco que viven en las orillas del Orinoco y del Guainía, que cuando
fructifican las palmas de Pichiguao, los indios engordan.
7o. Orquídeas. Esta familia, que comprende 700 especies, es muy dilatada en
América, en la cual se conocen 244. De estas, 61 fueron halladas en el viaje de
MMr. de Humboldt y Bonpland. En Europa apenas hay 70 a 80.
Aunque en la zona tórrida de uno y otro continente desde el nivel del mar hasta
una altura de 3.500 a 3.700 metros, abundan las orquídeas; sin embargo, puede
decirse que, así en el número de las especies como en la hermosura, brillo y
fragancia de sus flores, en la lozanía de su follaje y viveza del colorido, no hay
región que pueda competir con los Andes Mejicanos, Granadinos, Quiteños y
Peruanos. Prosperan las orquídeas principalmente a la sombra, en parajes
húmedos y resguardados de los vientos, en donde pueden respirar un aire suave y
tranquilo, a la temperatura media de 17 a 190, y a una altura de 1.559 a 2.143
metros.
155
habenaria, atenstenia, las cuales no solamente se encuentran en la cumbre de las
serranías, sino también en los lugares llanos. Son comunes a la zona templada de
uno y otro continente cuatro especies únicamente de orquídeas: a saber,
el salyrum viride, orchis byperborea, neotia repens, neotia fortilis.
El aroma que excita los nervios se encuentra en las flores de muchas plantas
monocotiledones, como los lirios narcisos, etc.; en los frutos de otras, como la
vainilla y el cardamomo; en los estigmas de algunas, como el azafrán; en las
raíces de otras, singularmente en toda la tribu de las peperomias.
Pero los jugos ácidos y amargos, las resinas el alcanfor, los venenos, el caucho y
la leche vegetal no se hallan o son extremadamente raras en los monocotiledones.
Sólo las colchicáceas y algunas especies de amarilídeas son venenosas, y el jugo
de la palma kunthia es antídoto. La cebolla albarrama y las esmiláceas contienen
un principio amargo, y el alces, goma resma.
El aceite es tan común, que se cultivan las palmeras entre los trópicos para
extraerlo como acá los olivos.
156
Decandolle hizo con mucha perspicacia la observación que los monocotiledones
cuyos pasos de circulación están dispersos en todo el tronco, carecen de todas
aquellas sustancias que la naturaleza depositó en la corteza de los dicotiledones.
Las experiencias posteriores han confirmado esta observación.
_______
(2) Aquí parece que hay una equivocación, pues sólo el alto de Sepulturas tiene ya
de elevación 2.627 metros. La altura del Inciensal debe ser de 3.000 metros, o
muy cerca.-A.
157
LA FILOSOFIA DE ALEJANDRO DE HUMBOLDT
POR:
ADOLF MEYER.ABICH
Existen en América ocho ciudades, tres distritos, un golfo y una corriente de mar,
un río, dos cumbres, una montaña y cuatro parques naturales, que llevan el
nombre de Humboldt. Antes y después de él, ha habido muchos excelentes
exploradores e investigadores científicos del Nuevo Mundo, y sin embargo
ninguno de ellos ha sido considerado digno de este singular aprecio. ¿Cuál es la
razón de que únicamente en Alejandro de Humboldt recayese distinción tan
extraordinaria? Considero que han concurrido tres motivos diferentes para
atribuirle su posición sobresaliente en la historia cultural y espiritual de las
Américas. En primer lugar, el encanto que se desprende de su distinguida y noble
personalidad, suma de auténtica aristocracia y universal sabiduría que raras veces
se ha dado en la historia de las ciencias. En segundo lugar, el haberse realizado
en Humboldt una vez más lo que se llama "una hora astral" de la historia, es decir,
la aparición del hombre del momento en su correspondiente coyuntura histórica,
"al cumplirse el tiempo", como dice la Biblia. Humboldt llegó a América en el
preciso instante en que este nuevo mundo se abría para ser investigado
científicamente, y así vino a ser "el segundo descubridor", no sólo de Cuba (1) ,
sino de toda la América equinoccial. Sin embargo, estos dos motivos no son
suficientes para explicar el alto prestigio de Humboldt. Más importante para
justificarlo me parece el hecho, único en nuestro campo de estudios, de que sus
investigaciones científicas estuvieran siempre presididas por una filosofía cósmica
del globo terrestre. Conocer esta filosofía de Humboldt significa, por consiguiente,
un mejor entendimiento de toda su obra científica en la América tropical.
158
viaje americano, definió el fin supremo de su actividad científica en una carta
dirigida a su amigo Pictet, diciendo: "Je concus l'idée d'une physique du monde"; y
también antes de partir hacia América, en una carta de despedida, escrita en 1799
desde Madrid a su amigo, el barón de Mol’, caracterizaba su "física del mundo"
con las siguientes palabras: "Voy a considerar siempre la correlación e interacción
de las fuerzas, la influencia de la creación no viva en el mundo animal y vegetal;
en esta armonía se fijarán para siempre mis ojos." Lo que él entendía por esta
"física del mundo", fue puntualizándolo durante su larga vida, a través de sus
sucesivas obras. Humboldt regresó en 1804 y pocos años después (1808) decía
en "Aspectos de la Naturaleza" ("Ansichten der Natur"), su primer libro basado
totalmente en las maravillosas experiencias del viaje, que alcanzó diferentes
ediciones en vida del autor y fue siempre su obra predilecta: "Síntesis de la
Naturaleza como totalidad, demostración de la acción mutua de sus fuerzas, ... de
eso se trata aquí". Y al final de su vida activa, en "El libro de mi vida", que no
casualmente apareció bajo el título filosófico de "Cosmos" (1845 - 62, en seis
tomos), señaló como su siempre perseguido fin supremo: "El principio básico de
esta obra comprende la tendencia a entender todos los fenómenos del universo
como un entero, una totalidad". En tal sentido nos presenta el "Cosmos" "la
consideración cognoscitiva de los fenómenos empíricos como una totalidad de la
Naturaleza". No cabe duda, pues, que se trata de una filosofía cósmica dedicada
en particular a una geografía universal nueva, que presidió durante toda su vida la
actividad creadora de Humboldt inspirando cada una de sus obras científicas,
desde el gran viaje americano del joven investigador hasta el olímpico Cosmos de
la madura y noble ancianidad del sabio.
***
Aun cuando Humboldt demostró siempre la mejor aptitud para el manejo de los
conceptos filosóficos, nunca pretendió ser propiamente un filósofo creador. Los
conceptos subrayados más arriba en nuestras citas revelan los orígenes de su
pensamiento filosófico general. Hablar de "armonía", de "totalidad" o de un
"entero" denota siempre en la historia de la filosofía una filiación platónica y
aristotélica. Humboldt, como todos sus contemporáneos de la gran era
cosmopolita de Goethe, fue un humanista erudito en la literatura clásica de la alta
antigüedad. Muchas citas de los "Aspectos de la Naturaleza" y todos los capítulos
del "Cosmos" particularmente la famosa exposición sobre la historia de las
ciencias naturales y geográficas lo demuestran claramente. Sin embargo, a pesar
de que Humboldt conocía bien los diálogos de Platón y los ensayos de Aristóteles
y de los demás filósofos antiguos, su platonismo y su aristotelismo se nos
159
presentan en la síntesis moderna efectuada por Schelling, maestro en filosofía no
sólo de Goethe y de Humboldt sino de muchos otros naturalistas contemporáneos
como Carus, Oken, von Baer, Juan Mueller, Oerstedt, Ritter etc. Veamos, pues, la
forma en la cual la filosofía de la Naturaleza de Schelling aparece en la filosofía
geográfica de Humboldt.
Escrito precisamente en el mismo año que la antes citada carta a su amigo Pictet,
tenernos un magnífico ensayo filosófico de Humboldt, el único de esta índole que
publicó: "Der Rhodische Genius" ("El Genio de Rodas"). Apareció por primera vez
en el periódico poético "Die Horen" ("Las Horas") editado por Schiller, y por esta
razón tiene más bien la forma de una alegoría poética que de un ensayo
metafísico. Algunos biógrafos han opinado que la filosofía del "Genio de Rodas" es
vitalista y que, por ello, sólo podía ser característica del joven Humboldt, pues
nuestro sabio, en su madurez, profesó el mecanicismo. Pero tal opinión no
corresponde a la verdad. Si Humboldt en su edad madura hubiese sido
mecanicista, no tendría explicación el hecho de que, precisamente a los cincuenta
y siete años, incluyese el "Genio de Rodas" en la segunda edición de su libro
predilecto, los "Aspectos de la Naturaleza", y mantuviese dicho texto en todas las
ediciones posteriores. Esta circunstancia prueba necesariamente que la filosofía
expuesta en el "Genio de Rodas" fue profesada por Humboldt durante toda su
vida; y ello es cierto porque, como veremos seguidamente, Humboldt no fue nunca
ni vitalista ni mecanicista, sino, como sus amigos Schelling y Goethe, lo que hoy,
con Smuts, denominamos holista.
"En la materia inorgánica hay una calma perezosa; por lo menos mientras existe
afinidad química y ninguna tercera substancia entra para unirse con las anteriores,
no se produce la más mínima perturbación. Y aun en el caso de que tal
perturbación se produzca, renace pronto la calma infértil . . . Pero completamente
distinta es la mezcla de iguales substancias dentro del cuerpo vegetal y animal.
Aquí domina siempre la fuerza vital; ella no hace caso de la democrática amistad y
hostilidad de los átomos; ella reúne constantemente substancias que en la
Naturaleza no viva eternamente se rehuyen y separa lo que en ésta
perpetuamente se busca."
Del uso de la expresión "fuerza vital" en esta cita deriva la tesis del joven
Humboldt como representante del vitalismo. Es verdad que el Humboldt maduro
dijo que tal vez no fuera necesario "atribuir a una fuerza propia algo que acaso se
produce exclusivamente por la interacción y colaboración mutua de fuerzas
materiales, que, en particular, son ya bien conocidas desde hace tiempo".
"¿Qué significa aquel mecanismo del que os asustáis como de un fantasma? ¿Es
algo que existe autónomamente por si mismo o al contrario, algo que representa
sólo la negación? ¿No tendría que existir necesariamente el organismo (como
holismo) antes del mecanismo, lo positivo antes de lo negativo? Si en general lo
161
negativo presupone lo positivo y no al revés, nuestra filosofía no puede partir del
mecanismo (lo negativo) sino que tiene que partir del organismo (lo positivo); y por
eso no es posible explicar el organismo por el mecanismo, sino que sólo lo
absolutamente contrario puede ser correcto. Por consiguiente, no podemos decir:
donde no hay mecanismo hay organismo, sino al revés: donde no existe
organismo sólo queda mecanismo."
Esta es, pues, la correcta doctrina del holismo de Schelling, Goethe y Humboldt,
diferente, por igual, tanto del mecanicismo como del vitalismo. Dentro de la
filosofía holista los principios causales del mecanismo y del holismo ("organismo"
de Schelling) representan sólo polos opuestos del mismo proceso cognoscitivo.
Por eso dice Schelling, con razón, "que un mismo principio rige la naturaleza
anorgánica y la orgánica". Esto sería imposible para las doctrinas mecanicistas y
vitalistas que representan filosofías completamente contrarias y que, por ello, se
excluyen de modo absoluto. Se comprende ahora fácilmente que la filosofía holista
no necesita de ninguna "fuerza vital" o principio semejante, indispensable en
cambio a todo vitalista para diferenciar esencialmente lo orgánico de lo
anorgánico. Dentro de la doctrina holista mecanismo y holismo representan
también principios causales antagónicos, pero a la vez correlativos. Entonces sólo
sería posible, como pide el holismo actual de Meyer-Abich, Haldane y Smuts,
"simplificar holísticamente" un holismo causal en un mecanismo causal, mientras
el recíproco proceso cognoscitivo nunca podría realizarse. O, como ya en 1907 lo
expresó J. S. Haldane:
"No cabe duda que un día se reunirán la física y la biología en una única ciencia
total. Pero cuando suceda esto y una de dichas ciencias deje de existir como
ciencia autónoma, no será ésta, seguramente, la biología"
Nos hemos extendido en estas consideraciones para dar una idea clara de la
filosofía de la Naturaleza de Humboldt, en general. En ella radica una
correspondiente filosofía particular, que vincula la filosofía holista general con las
creaciones científicas particulares de nuestro sabio: la geografía total como ciencia
162
exacta y la geografía particular de las plantas. La geografía vegetal representa,
especialmente, la creación científica más importante y original de Humboldt. Se
funda por completo en los principios filosóficos de la morfología de Goethe y en los
de la fisiología de Albrecht von Haller y Juan Mueller. Estos principios son, para la
morfología, el tipo, y, para la fisiología, la energía específica. El tipo se deriva
filosóficamente de la idea platónica, mientras la energía específica encuentra su
origen metafísico en la entelequia aristotélica con sus dos atributos
complementarios de la potencia y la energía. Estas ideas comprenden la filosofía
particular de la cual se originan los principios y teoremas puramente científicos de
la geografía vegetal de Humboldt, en sus dos aspectos de morfología idealista en
el sentido de Goethe, y de fisiología causal-moderna en el sentido de Harvey,
Haller y Juan Mueller. Estos otros principios científicos son, en la morfología, el
tipo dinámico y la compensación, y, en la fisiología, el holismo causal y la
irritabilidad de las energías específicas. Pero antes de tratar de estos fundamentos
teóricos de la geografía vegetal de Humboldt hay que considerar la filosofía
particular del tipo y de la energía específica.
***
Sin embargo existe aquí también una diferencia, pero no esencial sino sólo
funcional. Los tipos de la geometría euclidiana son tipos estáticos, mientras los
163
tipos morfológicos modernos son tipos dinámicos. Esta mutación de tipos estáticos
en dinámicos es un resumen de la evolución histórica del concepto de tipo. La
realidad "verdadera" que buscaban los filósofos e investigadores científicos de la
antigüedad, se caracterizó siempre por ser una realidad estática, al menos desde
la escuela eleática. En la doctrina de las ideas de Platón y de las entelequias de
Aristóteles se fijó definitivamente esta metafísica como el ideal de conocimiento
científico universalmente válido. Para la antigüedad, el movimiento sólo existe en
el mundo de los fenómenos de la "doxa", como dice Parménides; en la "realidad
verdadera" nada hay tan absurdo como el movimiento. Por eso la morfología
comparada de Aristóteles y de su gran alumno, el botánico Teofrasto, es una
morfología absolutamente estática, cuyos tipos son sólo tipos estáticos. Estos
conceptos se mantienen durante toda la Edad Media. El pensamiento dinámico
moderno, que había creado ya la física dinámica de Galileo y Newton, no se
introduce con anterioridad a Lineé en la morfología biológica.
Linné mismo todavía continuaba considerando que los tipos estáticos eran los
verdaderos, haciendo su famosa distinción entre las "especies buenas", que
representan exclusivamente tipos estáticos, y las "especies malas", que
manifestaron por primera vez en la morfología caracteres verdaderamente
dinámicos. Caracterizar las especies estáticas como "buenas" corresponde
exactamente al espíritu de la alta antigüedad; para Platón, e igualmente para
Aristóteles, lo bueno está exclusivamente unido a lo verdadero, porque sólo las
ideas y entelequias representan la única "verdadera realidad".
El tipo dinámico moderno fue establecido definitivamente como teoría general por
Goethe en su morfología idealista, y aplicado especialmente por Cuvier a la
zoología y la anatomía comparada y por Decandolle a la botánica. Para nuestros
fines todo esto es de suma importancia, porque Humboldt fundó su nueva
geografía vegetal en los mismos principios de la morfología idealista de Goethe,
cuya axioma básico es el tipo dinámico. Podemos ilustrar este tipo dinámico en su
correlación con el tipo estático clásico por medio de los siguientes diagramas:
164
El círculo de la izquierda simboliza el tipo estático. Este mismo tipo, como idea
estática, invariable e ideal de su grupo de formas reales, está representado por el
pequeño círculo central. Las formas reales del grupo, de las cuales cada una es
un poco diferente de las demás y por esta razón nunca puede alcanzar la absoluta
idealidad del tipo central, se representan por la multitud de rayitas existentes entre
el círculo central y la periferia. El carácter estático de este tipo se reconoce
fácilmente por el hecho de que, para cada anomalía positiva en cualquier dirección
morfológica, existe otra negativa equivalente en la dirección opuesta, como lo
demuestra el correspondiente diámetro del círculo. Así, todas las formas reales de
un tipo estático anulan sus divergencias y se concentran en su forma central, que
por eso es estable, invariable y estática. Muy diferente es la reacción de un tipo
dinámico, que representamos en el diagrama de la derecha. En nuestro e tenemos
tres grupos de formas reales (a, b, c), cada uno de ellos bien definido por su forma
central e ideal, del mismo modo que en un tipo estático. Pero los tres grupos se
encuentran conectados, a con b y b con c, por formas transitorias (a/b y b/c) a una
configuración superior. Las formas transitorias a/b pertenecen igualmente al grupo
a y al grupo b, representando en a sus formas superiores y en b sus formas
inferiores; y lo mismo vale para las formas transitorias b/c, significando b las
formas superiores y c las inferiores. Resulta pues que nuestro tipo dinámico posee
también en su configuración total una forma central e ideal, pero ésta no es
invariable como la forma central de un tipo estático, sino por el contrario,
sumamente variable, desarrollándose en una dirección bien definida. O con otras
palabras: el tipo central e ideal de un tipo dinámico está simbolizado por una
flecha en movimiento, no por un punto estable y en reposo. Que nuestra
configuración abc representa un verdadero tipo dinámico resulta de una simple
consideración. Si fuese sólo un tipo estático, la forma central de b tendría que
funcionar también como forma ideal, invariable y estática de dicho tipo. Pero
entonces el círculo cubriría un gran espacio alrededor de ella, es decir, no sólo los
tres círculos pequeños a, b y c, sino un espacio mucho mayor, que, fuera de a, b y
c, no comprendería ninguna de las formas morfológicas propuestas sino que
estaría completamente vacío.
Pero como dentro de un tipo estático no debe existir ningún espacio vacío de
formas correspondientes, resulta que nuestro diagrama B simboliza un tipo
verdaderamente dinámico. En este mismo sentido los "tipos fisionómicos" de la
geografía vegetal de Humboldt son también verdaderos tipos dinámicos, como
pronto veremos. Los tipos dinámicos representan además holismos causales,
porque no podemos derivar lógicamente ningún tipo dinámico partiendo de un tipo
estático como base de nuestra deducción, pero sí podemos simplificar
holísticamente un tipo dinámico dado, en uno o más tipos estáticos. El tipo
dinámico representado en nuestro diagrama puede simplificarse en tres tipos
estáticos eliminando simplemente sus formas transitorias. Con la pérdida sucesiva
de éstas, que naturalmente, son las menos estables, el tipo dinámico va
estabilizándose, y si dichas formas desaparecen por completo, o si, como dice
Linné, "especies malas" se transforman en "especies buenas", se opera entonces
165
la simplificación de un tipo dinámico en un tipo estático. Así sucede siempre en la
relación mutua de algo dinámico con su correspondiente estático. Este algo
dinámico puede simplificarse y estabilizarse siempre en sus correlativos conceptos
estáticos, mientras el procedimiento lógico inverso nunca es posible; nunca puede
derivarse algo dinámico de su correlativo estático.
Antes de concluir este apartado, hay que considerar la segunda idea básica de la
filosofía particular de Humboldt, que también es sumamente importante para
entender bien la creación científica que supone su geografía vegetal. Esta idea,
que constituye para la parte fisiológica de dicha geografía lo que la idea del tipo
para su aspecto morfológico, tiene también su origen en la filosofía de la alta
antigüedad. La energía específica representa la forma moderna, y por eso también
dinámica, del concepto clásico aristotélico de la "energía" que, como ya hemos
constatado más arriba, es, junto con el concepto de la potencia, uno de los
aspectos complementarios de la entelequia aristotélica. Un organismo vivo y cada
uno de sus órganos deben ser investigados bajo dos aspectos complementarios:
en primer lugar como forma pura o idea platónica es decir, como tipo morfológico,
y en segundo lugar como forma funcional o entelequia aristotélica, es decir, como
tipo funcional o fisiológico. El organismo adulto se encuentra en su plena y
definitiva función, y tal estado es el que describe Aristóteles con su concepto de
energía. Naturalmente también el organismo embrionario presenta en todos sus
estados transitorios estos dos mismos aspectos morfológico y fisiológico, que se
consideran como tipos potenciales morfológicos o fisiológicos. Aquí sólo nos
interesa el tipo fisiológico en general, es decir, como energía. Del mismo modo
que la idea en Platón, la energía enteléquica significa en Aristóteles algo
absolutamente estático.
Juan Mueller define su "energía específica" dinámica en las siguientes frases, que
todavía hoy serían válidas para servir de espléndida introducción a cualquier
tratado de fisiología general o especial:
167
"Las actividades de los seres orgánicos se distinguen de los demás procesos
naturales de una manera tan clara y evidente, que nadie que haya comprendido
bien esta diferencia, preferirá en lo futuro, a un verdadero conocimiento de la vida
orgánica, las explicaciones físico químicas aplicadas a la misma. Las causas
externas actúan en los organismos exclusivamente en forma de irritaciones, y
todos aquellos efectos cuya causa actúa tan sólo como irritación pueden
calificarse de orgánicos. Por cualquier motivo que el músculo se irrite, ya sea por
galvanismo, por agentes químicos, por irritación mecánica o por irritación interna
refleja, reacciona moviéndose, significando este movimiento la afección y a la vez
la energía específica del músculo. No importa la causa por la cual se irrita el ojo.
Ante causas tan diferentes como el traumatismo, la galvanización o la irritación
refleja, la retina reacciona exclusivamente con sensaciones visuales. La índole
especial de la irritación representa algo absolutamente indiferente con respecto a
la visión misma, que sólo sabe distinguir el carácter visual de las diferentes
irritaciones. Así la retina distingue como fenómenos visuales (es decir, corno sus
"energías específicas") sólo la luz y el color. Lo mismo puede decirse siempre de
todas las reacciones orgánicas." Siempre hay que "tomar en debida consideración
las únicamente esenciales energías especificas de los órganos."
"He intentado resumir en este libro todo lo que hasta hoy pude observar sobre la
irritación e irritabilidad de las fibras sensibles e irritables." Wilhelm Wundt, el
biógrafo de las investigaciones fisiológicas de Humboldt, comenta sus resultados
con las siguientes frases:
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irritaciones externas e internas, en la cual actúa siempre cada uno de ellos con
sus energías específicas, es decir, en la forma más adecuada para mantener su
actividad armónica. Humboldt mismo caracteriza la energía específica con las
siguientes palabras: "Comienzo con el galvanismo, porque mis experimentos
demuestran aquí con absoluta clan dad, que el estímulo en estos maravillosos
fenómenos está fundado principalmente en los mismos órganos vivos y que éstos
no se comportan aquí sólo pasivamente, como por ejemplo las substancias
electroscópicas".
Hemos estudiado además las ideas básicas y filosóficas que sirvieron en dicha
época para establecer los ideales de conocimiento que habían de conducir a la
creación de nuevas ciencias. Hemos visto cómo, en el ámbito de las ciencias de la
Naturaleza, especialmente de la Naturaleza viva, los conceptos filosóficos más
importantes a tal respecto son las ideas del tipo dinámico, por lo que se refiere a
las ciencias morfológicas, y de h energía específica, en lo que atañe a las ciencias
fisiológicas. Hemos dicho, por último que la ciencia nueva y más original que
Humboldt ha creado en este sentido es la Geografía Vegetal. No nos queda, pues,
sino hacer un breve resumen de los principios básicos de esta nueva ciencia
humboldtiana para justificar y aplicar lo que hemos esbozado en torno a la filosofía
general y particular de Humboldt. Pues la verdad y la originalidad existe en la
filosofía en tanto en cuanto ésta nos ayuda a crear nuevas y fértiles ciencias.
***
El "Essai sur la Geographie des Plantes; accompagné d’un tableau physique des
régions équinoctiales", publicado en 1805 en París, representa indudablemente la
obra de especialización científica más original e importante de Humboldt. Es
además el primer fruto de su gran viaje americano. La edición alemana traducida
por Humboldt mismo apareció en 1807 en Tuebingen y estaba dedicada a su
amigo Goethe. El gran poeta y naturalista se entusiasmó tanto con el libro, que
dibujé inmediatamente la tabla ilustrativa del mismo, la cual faltaba todavía en el
ejemplar que recibió, dedicándola a Humboldt. Esta simpatía tenía su fundamento,
más que en la amistad personal que unía a los dos grandes hombres, en su
afinidad científica. El libro modelo, al cual corresponde sumamente el ensayo de
Humboldt en su estructura cognoscitiva y literaria, es el "Versuch, die
Metamorphose der Pflanzen zu erklären" ("Ensayo para explicar la metamorfosis
de las plantas") de Goethe, que apareció en 1790. La morfología de las
vegetaciones terrestres de Humboldt se funda en los mismos principios que la
morfología de las metamorfosis de las hojas vegetales de Goethe. Ambos libros
tienen también un origen semejante, pues uno y otro aparecieron después de un
169
largo y decisivo viaje de sus autores. La "Metamorfosis" de Goethe fue el primer
producto literario de su viaje italiano y la "Geografía Vegetal" de Humboldt fue la
primera publicación de este último después del regreso de su gran viaje por
América. La afinidad científica entre Goethe y Humboldt puede además
documentarse históricamente. Ambos se encontraron en Jena y Weimar durante
los últimos a–os anteriores al viaje de Humboldt. El primer encuentro tuvo lugar en
1794. A raíz de esta primera visita de Humboldt escribió Goethe en su diario:
"Alejandro de Humboldt, a quien esperaba desde hace tiempo, me ha sugerido
que le explicase mis ideas más generales acerca de la Naturaleza. He expuesto
entonces los problemas referentes a mi concepto del tipo tan eficazmente, que me
ha pedido que me resuelva por fin a publicar lo que tan vivo tengo en mi mente." Y
Goethe lo hizo. Ya en el año siguiente publicó su "Erster Versuch einer
allgemeinen Einleitung in die vergleichende Anatomie, ausgehend von der
Osteologie" ("Primer ensayo de una introducción general a la Anatomía
comparada, partiendo de la Osteología"), que representa el más importante
ensayo teórico escrito por Goethe sobre asuntos biológicos. En él interpreta los
conceptos fundamentales de toda su morfología, que son el tipo en el sentido más
arriba indicado, la analogía, la compensación y la metamorfosis. Precisamente en
los mismos principios está basada la geografía vegetal de Humboldt, y él mismo lo
reconocía al escribir desde los bosques del Amazonas a sus amigos de Alemania:
"Tanto en los bosques del Amazonas como en las altas cordilleras de los Andes
he comprendido que entre los polos del globo existe una única vida común en las
piedras, las plantas. los animales, y en el hombre mismo. En cada una de las
regiones que he visitado, experimentaba siempre de nuevo el sentimiento de que
Goethe me ha llevado a un conocimiento superior de la Naturaleza y de que me ha
provisto de nuevos órganos para entenderla."
"Por eso hago aquí la proposición de un tipo anatómico, de una imagen general.
que comprende en sí potencialmente las formas de todos los animales y en que
cada animal se desarrolla en un orden distinto. Este tipo tiene que ser por eso
fisiológico ("lo que aquí significa dinámico"). Ya de la idea general del tipo se
deriva, que ningún animal individual puede servirnos como tal modelo general;
ningún individuo particular puede ser la muestra del todo. Hay, pues, que dominar
este todo y representar la imagen general de una manera genérica."
Lo que aquí se dice del tipo anatómico de los animales es igualmente correcto
para el tipo vegetal que Goethe denomina la "planta originaria", de la cual afirma:
170
"Con tal modelo estamos en condiciones de idear una infinidad de plantas nuevas,
que tienen que ser consecuentes, pues, aunque no existan, podrían existir y nunca
serian meras construcciones ficticias sino que tendrían cierta verdad y necesidad
internas. La misma ley ha de aplicarse a todos los demás seres vivos."
Los tipos dinámicos de Goethe se refieren a los planes constructivos de las formas
animales y vegetales. En su geografía de las vegetaciones de nuestra tierra
Humboldt tenía que tratar de un tipo superior extremadamente dinámico-
fisiológico. Su objeto no era estudiar animales o plantas individuales, sino grupos
o, como decimos hoy, "sociedades" o "comunidades" de plantas. También estos
grupos vegetales representan tipos dinámicos, que reúnen caracteres
morfológicos y fisiológicos en unidades inseparables, que representan verdaderos
holismos y forman juntas el sistema armónico y jerárquico de las comunidades
vegetales. Humboldt habla en este sentido de "tipos fisionómicos" y de las "formas
de la vegetación" La jerarquía de estos tipos fisionómicos obedece a una ley
fundamental que Humboldt ha descubierto y que se refiere a las relaciones mutuas
entre clima y vegetación y establece una relación distinta entre las extensiones
verticales y horizontales de la vegetación terrestre. Dice esta ley: climas medios
equivalentes producen fisionómicamente análogas formas de vegetación; la altura
ascendente de la cordillera, así como el progresivo acercamiento geográfico a los
polos terrestres, produce además una disminución paulatina del tamaño del tronco
de los árboles y del tallo de las demás plantas. A base de esta ley de Humboldt
podemos comprender bien sus tipos fisionómicos definidos en las siguientes citas:
171
distinguir entre las analogías puramente funcionales y fisiológicas de los tipos
fisionómicos y sus homologías morfológicas en sentido restringido. Tipos
fisionómicos como los grandes desiertos en Africa, Asia y América son análogos
sólo fisiológicamente, es decir, ejercen las mismas "energías especificas". Igual
carácter tienen las analogías entre tipos fisionómicos como las selvas vírgenes del
Amazonas y del Congo. Existen homologías fisionómicas entre vegetaciones que
corresponden las unas a las otras en equivalentes regiones climáticas definidas
como tales según la ley fundamental de la geografía vegetal de Humboldt. Ejemplo
de ello son las tundras de las zonas árticas y los páramos de las altas cordilleras
tropicales. Se advierte, pues, la diferencia: los tipos sólo fisionómicamente
análogos se encuentran exclusivamente en zonas climáticas idénticas, mientras
que los tipos fisionómicamente homólogos existen sólo en climas geográficamente
diferentes. Respecto de las metamorfosis, puede decirse que existen en ambos
grupos de analogías y homologías de los tipos fisionómicos. No es necesario tratar
aquí más de ellas porque la parte más extensa del "Essai" de Humboldt, el
"Tableau Physique des Régions Equinoctiales", trata casi exclusivamente de las
metamorfosis" que existen entre los tipos fisionómicos análogos y homólogos.
Esta parte del libro de Humboldt corresponde por completo, en su aspecto
cognoscitivo, a la metamorfosis de las plantas de Goethe.
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y todavía desconocidas. Si se sabe en cualquier punto del globo el número
existente de especies de una gran familia, por ejemplo de las Gramíneas o de las
Compuestas, es posible tasar aproximadamente, con probabilidades de acierto, la
cantidad total de fanerógamas así como también la de cierto número de especies
que componen los demás grupos fanerogámicos.
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(1) Así dice el lema de la Universidad de La Habana en el monumento erigido a
Humboldt frente a la Universidad de Berlín.
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