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8.

- FACULTADES LEGISLATIVAS DEL CONGRESO DE LA UNIÓN Y EL PROCESO LEGISLATIVO


FEDERAL

El procedimiento legislativo comienza con una iniciativa de ley. Con base en el artículo 71 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, tienen el derecho de iniciar leyes: i) el Presidente de la
República; ii) los diputados y senadores al Congreso de la Unión; iii) las legislaturas de los Estados y de
la Ciudad de México; y iv) los ciudadanos, siempre y cuando alcancen un número equivalente, por lo
menos, al cero punto trece por ciento de la lista nominal de electores.

Ahora bien, López Betancourt señala que, como órgano legislativo, corresponde al Congreso de la Unión,
expedir leyes federales en las materias autorizadas por la Constitución. En ese orden de ideas, el mismo
autor señala que dichas facultades legislativas del Congreso están enlistadas en al artículo 73
constitucional, y que “entre las extensas facultades legislativas del Congreso de la Unión pueden
distinguirse: facultades tributarias, patrimoniales, económicas, en materia de población, de educación y
cultura, de defensa nacional, relativas a la seguridad y a la justicia, a través de las cuales renueva y modifica
el sistema jurídico nacional”, que entre otras, se desprenden del artículo 73, fracciones VII, VIII, X, XIII, XIV,
XV, XVI, XVII, XIX, XX, XXI, XXIII, XXIV, XXV, XXVIII, XXIX, XXIX-A a XXIX-Z, XXX y XXXI, de la Carta
Magna.

Las iniciativas de ley son presentadas en alguna de las dos cámaras que recibirán las denominaciones de
cámara de origen y cámara revisora. Al respecto, el artículo 72 constitucional establece que “todo proyecto
de ley o decreto, cuya resolución no sea exclusivamente de alguna de las Cámaras, se discutirá
sucesivamente en ambas, observándose la Ley del Congreso y sus reglamentos respectivos, sobre la
forma, intervalos y modo de proceder en las discusiones y votaciones”. De dicho artículo se desprende que
toda iniciativa se discutirá, invariablemente en ambas cámaras; por regla general, la cámara que conoce
primero el proyecto se denomina cámara de origen, y la que lo conoce con posterioridad se denominará
cámara revisora. Es importante mencionar que la cámara de origen dispone de hasta treinta días para emitir
el dictamen correspondiente, de lo contrario, la misma iniciativa podrá presentarse en la otra cámara como si
ésta fuera la de origen, tal y como lo dispone el artículo 72, inciso I, de la Ley Fundamental.

No obstante lo anterior, con base en lo dispuesto por el artículo 72, inciso H, cuando la iniciativa de ley verse
sobre empréstitos, contribuciones o impuestos, o sobre reclutamiento de tropas, la cámara de origen
será exclusivamente la de Diputados.

Por lo que se refiere al tratamiento interno de las iniciativas, López Betancourt afirma que, una vez
presentada una iniciativa, para iniciar el proceso legislativo y que ésta pueda devenir en ley o decreto, se
debe observarse si cumple lo siguiente: i) haberse presentado por persona facultada; ii) referirse a materias
reguladas por el Congreso de la Unión; iii) haberse ajustado a los tiempos procesales; iv) tratándose de
materia exclusivas, haberse planteado por la cámara correspondiente; y v) haberse presentado por escrito,
acompañada de exposición de motivos, el texto de la ley o decreto y los artículos transitorios.

Una vez que una iniciativa cumpla con los requisitos señalados se pasa a su estudio en las Comisiones. El
Sistema de Información Legislativa de la Secretaría de Gobernación, define a la Comisión como el “grupo u
órgano de trabajo constituido por el Pleno de las cámaras e integrado por legisladores de los grupos
parlamentarios con representación en cada una de ellas. Tiene como finalidad estudiar, analizar y discutir los
asuntos legislativos que les son turnados por los órganos de dirección de la cámara a la que pertenecen
para elaborar los trabajos, opiniones, resoluciones, informes o dictámenes que serán discutidos en el Pleno.”
Con base en dicho concepto es dable concluir que dichas Comisiones son auxiliares de las Cámaras (de una
o de ambas), puesto que constituyen grupos especializados que analizan, depuran y dictaminan las
iniciativas sometidas a su consideración, además de desechar aquellas calificadas como improcedentes.

Al concluir los trabajos de las Comisiones, se procede a la elaboración del dictamen y, en su caso, a la
primera lectura en el Pleno. El dictamen deberá ser resolutivo; tendrá que estar debidamente fundado y
motivado; deberá emitirse a los cinco días siguientes a la fecha en que fue recibida la iniciativa por la
Comisión; para ser válido debe contener la firma de la mayoría de los integrantes de la Comisión; tendrá que
distribuirse, junto con los votos particulares, entre los diputados y senadores; y su contenido será defendido
ante el Pleno por quienes intervinieron en su elaboración. Lo anterior, de conformidad con los artículos 87,
88 y 94 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.

Por lo que se refiere a la segunda lectura y a la discusión en lo general y lo particular, el artículo 97 del
Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos establece que
“todo Proyecto de Ley se discutirá primero en lo general, o sea en conjunto, y después en lo particular
cada uno de sus artículos. Cuando conste de un solo artículo, será discutido una sola vez”. Cabe destacar
que el proceso de discusiones está regulado en los artículos 95 a 134 del mismo Reglamento.

Es importante mencionar que las iniciativas desechadas en la cámara de origen, de acuerdo a lo


dispuesto en el artículo 72, inciso G, del texto constitucional, no podrá volver a presentarse en las sesiones
del año.

Ahora bien, respecto de las iniciativas reformadas por la cámara revisora: a) si estás son desechadas en
su totalidad, volverán a la cámara de origen para su revisión, quien una vez aprobadas las remite otra vez a
la cámara revisora para su aprobación o desechamiento, en caso de ser aprobadas se remiten al Ejecutivo,
si son desechadas por segunda ocasión, podrán presentarse hasta el siguiente período; y b) en el supuesto
de ser desechadas solo en parte, modificadas o adicionadas, solo las partes modificadas o adicionadas
son discutidas en la cámara de origen, si ésta las aprueba las remite al Ejecutivo, y si no las aprueba
regresan a la cámara revisora, quien podrá aprobarlas y pasarlas al Ejecutivo, o bien, insistir en su
modificaciones o adiciones, caso en el que todo podrá presentarse de nueva cuenta hasta el siguiente
período, salvo pacto en contrario celebrado por ambas cámaras. Lo anterior, conforme a lo establecido en el
artículo 72, incisos D y E, de la Constitución Federal.

Una vez aprobado el proyecto de ley por las cámaras, éste es turnado al Ejecutivo Federal, a efecto de que
lo sancione; sin embargo, previo a ello puede ejercer su derecho de veto presidencial, entendido como la
potestad del ejecutivo que suspende el acto legislativo, hasta que sea nuevamente revisado, discutido y
aprobado por ambas cámaras. Este derecho solo podrá ejercitarse una sola vez. Lo anterior, encuentra su
fundamento en lo dispuesto por el artículo 72, inciso C, de la Carta Magna.

La última fase del proceso legislativo es la promulgación del ejecutivo y la publicación de las leyes. Al
respecto, se debe entender por promulgar, la acción realizada por parte del titular del Ejecutivo, consistente
en dictar y divulgar formal y solemnemente una ley. Dicha promulgación procede en tres supuestos: i)
cuando el Ejecutivo no tiene observaciones; ii) cuando el Ejecutivo omite pronunciarse respecto de un
proyecto recibido, más de treinta días; y iii) cuando una vez ejercido el derecho presidencial de veto, la
iniciativa es aprobada nuevamente por ambas cámaras (Artículo 72, incisos A, B y C, de la Ley
Fundamental). Después de la promulgación sigue la publicación de la ley, que consiste en la difusión de la
misma en el Diario Oficial de la Federación, a efecto de que su contenido sea conocido por sus
destinatarios. En la propia publicación se establece la iniciación de la vigencia, y por tanto, la vacatio legis.

Para finalizar, es menester mencionar que para la interpretación, reforma y derogación de leyes y
decretos, deberán observarse los mismos procedimientos legislativos previstos para su creación, tal y como
lo dispone el artículo 72, inciso F, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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