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Unidad 3

1 //Escenario
Escenario25
Lectura fundamental
Fundamental

Las memorias
Etapas de un plan
a largo
de comunicación
plazo
estratégica

Contenido

1 Múltiples sistemas de memoria

Palabras clave: memoria semántica, memoria episódica, memoria declarativa, memoria procedimental, priming.
El caso H. M.
Para iniciar, recuerde el caso de H. M., el niño de 9 años que padecía un caso grave de epilepsia y a
quien finalmente el neurocirujano Scoville decidió extirpar la superficie interna de ese lóbulo en ambos
hemisferios cerebrales, así como el hipocampo, estructura profunda del lóbulo, para así liberar al
paciente de sus crisis epilépticas, pero causando además un efecto devastador en su memoria, del que
no pudo recuperarse jamás.

Las infortunadas situaciones como la sufrida por H. M. han permitido a los estudiosos de la memoria
plantear hipótesis y modelos acerca de la manera como funciona y del sustrato biológico que le da
soporte. Las lesiones cerebrales que permiten que ciertos tipos de memoria permanezcan intactos y
otros no ofrecen evidencia acerca de que es mejor hablar de las memorias en lugar de la memoria, por
tratarse de un sistema complejo que involucra diferentes modalidades de almacenamiento asociadas a
diferentes áreas de funcionamiento cerebral.

En esta Lectura fundamental nos ocuparemos de las memorias a largo plazo, las cuales están
en relación con la memoria de trabajo abordada en el Escenario anterior. Se describirán las
características de cada una de ellas (de acuerdo con las clasificaciones más aceptadas en el campo),
así como sus particularidades en cuanto a la codificación y recuperación de información.

1. Múltiples sistemas de memoria


Existen diferentes modelos y clasificaciones para comprender la manera como funciona la memoria
humana a largo plazo. El modelo más aceptado en la actualidad es el que diferencia la memoria
declarativa de la no declarativa (Carrillo-Mora, 2010a). Por esta razón tomaremos como referencia
dicha clasificación y los subtipos de memoria como aparecen en la figura 1.

Es importante señalar que si bien existen debates alrededor de las diferenciaciones entre los tipos
de memoria que aparecen en esta figura, sus defensores cuentan con evidencia proveniente de las
denominadas disociaciones generadas experimentalmente o identificadas en casos clínicos (Ruiz,
Fernández y González, 2006). Cuando hablamos de disociaciones nos estamos refiriendo al hallazgo
de sustratos neurológicos con funciones cerebrales particulares (Sternberg & Sternberg, 2012). Por
ejemplo, como en el caso de H. M., en el cual la memoria a largo plazo estaba asociada a las zonas
extirpadas, mientras que las funciones como la inteligencia, no (las cuales quedaron preservadas
después de la operación). A medida que presentamos los diferentes tipos de memoria retomaremos
parte de esta evidencia comportamental.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
Semántica
Lóbulo temporal
Declarativa
diencéfalo - medial
Episódica Autobiográfica

Memoria Procedimental Estriado

Priming Neocorteza

Respuestas Amigdala
No declarativa Aprendizaje asociativo emotivas
Condicionamiento
clásico Respuestas
motoras Cerebelo

Habituación
Aprendizaje no asociativo Vías reflejas
Sensibilización

Figura 1. Clasificación de los sistemas de memoria


Fuente: elaboración propia. Modificado de Squire (como aparece en Carrillo-Mora, 2010a)

1.1. Memoria declarativa versus memoria no declarativa

El neuropsicólogo Larry Squire (como aparece en Lacruz de Diego, 2006) fue quien propuso la
diferenciación entre memoria declarativa y no declarativa o procedimental. A partir de sus estudios
con ratas, monos y humanos que tenían lesiones, identificó que existían dos sistemas de recuerdo
que parecían estar asociados a estructuras cerebrales diferentes. Por un lado, identificó la memoria
declarativa, la cual corresponde a aquella memoria que contiene información que puede ser
comunicada fácilmente de manera verbal (declarada). Por ejemplo, la información para responder a
la pregunta ¿cuáles son los colores de la bandera de Colombia? La memoria declarativa almacena el
conocimiento de los conceptos que pueden ser comunicados verbalmente entre individuos.

Por otra parte, la memoria no declarativa o procedimental se refiere a aquella información que es
difícilmente verbalizable y se expresa principalmente a través de la conducta, “es la memoria de cómo
realizar una acción para alcanzar un objetivo” (Lacruz de Diego, 2006, p. 5). Piense, por ejemplo, en la
habilidad de nadar. Si bien usted podría describir con palabras cómo se nada, su conocimiento del acto
de nadar se encuentra en su memoria en un registro diferente al verbal y se expresa a través de la acción.

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De la mano de la diferenciación entre memoria declarativa y no declarativa, la cual apela
fundamentalmente al tipo de información almacenada, se ha propuesto la diferenciación entre
memoria explícita e implícita. Esta distinción se basa en las características del proceso de
recuperación de la información. Así, la memoria explícita se caracteriza por “la recuperación
consciente de la información almacenada en el pasado” (Ruiz et al., 2006, p. 293), mientras que
la memoria implícita no requiere de esta búsqueda intencionada. Para algunos, la memoria explícita
sería equivalente a la memoria declarativa, pero existen numerosos debates dado que parece tratarse
de dos dimensiones diferentes; si bien la recuperación de la información de la memoria declarativa
suele ser explícita, no siempre ocurre que la información no declarativa corresponda solo a niveles
de recuperación no intencionados, sino que puede corresponder a diferentes niveles de atención
(Ruiz et al., 2006). De esta manera, autores como Tulving y Schacter (como aparece en Carrillo-
Mora, 2010a) plantean que esta clasificación declarativo-no declarativo es insuficiente porque no se
considera que en ocasiones los sistemas actúan de manera complementaria.

1.1.1. Los tipos de memoria declarativa: memoria semántica y episódica.

Los estudios de Wilder Penfield, un famoso neurocirujano en el campo de la epilepsia, fueron muy
importantes para el desarrollo de las investigaciones sobre la memoria a largo plazo. Cuando Penfield
estimulaba eléctricamente los cerebros de sus pacientes encontró que recordaban vívidamente episodios
y eventos particulares; sin embargo, no recordaban hechos que no tenían relación espacio-temporal con
ningún evento en particular. Esto sugería que había dos sistemas separados de memoria explícita.

Con base en estos hallazgos, Endel Tulving (como aparece en Sternberg & Sternberg, 2012) propuso
una distinción entre dos tipos de memoria explícita o declarativa: la memoria semántica y la memoria
episódica. En la memoria semántica se almacenan “las características y atributos que definen los
conceptos, así como los procesos que permiten su recuperación de forma eficiente para su utilización
en el pensamiento y el lenguaje” (Carrillo-Mora, 2010a, p. 86). Se trata de un conocimiento
atemporal y genérico sobre el mundo. Es nuestra memoria para los hechos que no son únicos para
nosotros y que no se recuerdan en ningún contexto temporal particular. Por ejemplo, los conceptos
de las figuras geométricas. Si alguien nos pregunta cómo es un hexágono, nuestro conocimiento
sobre esta figura no remite a un momento o lugar determinados sino a un concepto.

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Por otro lado, la memoria episódica almacena los eventos o episodios experimentados personalmente.
De acuerdo con Tulving, usamos la memoria episódica cuando aprendemos listas de palabras o cuando
necesitamos recordar algo que nos ocurrió en un tiempo o contexto particular. También cuando
hemos experimentado personalmente el aprendizaje como asociado con un tiempo dado. La lista que
aprendemos en un experimento, por ejemplo, está asociada con el experimento como contexto de
aprendizaje. Suponga que necesita recordar que vio ayer a Fátima en el laboratorio de la universidad.
Para ello tendría que buscar en su memoria episódica. Pero si necesita recordar el nombre de la
persona que ve en el laboratorio de la universidad buscaría en la memoria semántica. No hay un
tiempo particular asociado con el nombre de la persona, pero hay un tiempo asociado con la memoria
de haberla visto ayer.

Existen numerosas teorías acerca de la manera como se organiza la información en la memoria


semántica. Este conocimiento resulta fundamental para facilitar el aprendizaje de conceptos y su
recuperación de la memoria.

En relación con la memoria episódica, de acuerdo con Conway (como aparece en Carrillo-Mora,
2010b, p. 200), esta se caracteriza por lo siguiente:

• Contiene registros resumidos del procesamiento de información sensorial-perceptual-


conceptual-afectiva.

• Es a veces representada en forma de imágenes visuales.

• Siempre tiene una perspectiva, ya sea de campo y observador.

• Representa segmentos de duración corta de la experiencia previa (rebanadas de tiempo).

• Está representada en una dimensión temporal y en orden de ocurrencia.

• Está sujeta al olvido rápido.

• Realiza recuerdos autobiográficos específicos.

• Cuando se accede a ella se requiere de una recolección consciente de experiencias.

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Diferentes estudios a través de estimulación eléctrica, observación del flujo sanguíneo en el cerebro
y análisis de pacientes con lesiones cerebrales aportan evidencia que apoya la división entre la
memoria semántica y episódica. Los estudios de neuroimagen han mostrado que los sitios en donde
se almacena la memoria semántica corresponden a los mismos sistemas que se activan cuando los
estímulos son percibidos. Esto se ha establecido gracias a estudios en los que se pide a las personas
nombrar colores, acciones y objetos (Carrillo-Mora, 2010a). Un modelo neurocientífico llamado
HERA (hemispheric encoding/retrieval asymmetry) intenta describir las diferencias de activación
hemisférica para memorias episódicas versus semánticas. De acuerdo con este modelo, hay una
mayor activación en el hemisferio prefrontal izquierdo que en el derecho para tareas que requieren
recuperación de la memoria semántica. En contraste, hay más activación del hemisferio prefrontal
derecho que en el izquierdo para tareas de recuperación episódica. Este modelo, entonces, propone
que las memorias semántica y episódica deben ser diferentes debido a que se alojan en distintas
áreas del cerebro. Por ejemplo, si a uno le piden generar verbos asociados con sustantivos (como
‘dormir’ con ‘cama’), esta tarea requiere memoria semántica. Esto resulta en una mayor activación
del hemisferio izquierdo. Por el contrario, si se les pide a las personas el recuerdo libre de listas de
palabras —una tarea de memoria episódica—, ellas mostrarán más activación en el hemisferio derecho
(Sternberg & Sternberg, 2012). Aunque se trate de sistemas diferentes, existe un amplio consenso en
que hay una gran cantidad de interacción entre estos dos tipos de memoria.
Como se observa, cada uno de estos sistemas de memoria a largo plazo tiene diferentes
características, como el lugar en que se aloja, el tipo de información que almacena, la forma como lo
hace y la manera como se recupera o se expresa. En la tabla 1 se sintetizan estas características de
acuerdo con el análisis realizado por Tulvig (como aparece en Carrillo-Mora, 2010a).

Tabla 1. Características de la memoria semántica y la episódica planteadas por Tulving

Proceso Memoria semántica Memoria episódica

A través de la reestructuración de información, A través de la percepción directa,


Adquisición
organización y comprensión de los conceptos del mundo. de la experiencia.
Tipo de información
Eventos, descripciones,
y representaciones Descripciones, hechos, conceptos, datos.
relaciones.
almacenadas
Flexible, recolector, recuerdos.
Expresión del Flexible, puede ser expresado de distintas formas según
El acceso es consciente y
conocimiento las circunstancias. Acceso automático y rápido.
deliberado, relativamente lento.
Autonoético (autoconocimiento),
Noético (conocimiento), noción del mundo externo e
Nivel de conciencia identidad en tiempo subjetivo,
interno.
pasado, presente, futuro.
Fuente: elaboración propia. Modificado de Carrillo-Mora (2010a)

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Por el tipo de información que almacena, la memoria semántica ha sido investigada ampliamente
por aquellas personas interesadas en el aprendizaje. Además, en este tipo de memoria se organiza el
conocimiento que tenemos sobre el mundo. Por su parte, la memoria episódica, por su relación con la
identidad personal, ha atraído el interés, principalmente, de los psicólogos clínicos. En ambos campos
existe un amplio corpus investigativo al respecto, que excede los propósitos de este texto. Sin embargo,
los estudiantes interesados en estos temas pueden profundizar en estas dos apasionantes áreas de
investigación, las cuales tienen un impacto profundo en las intervenciones del profesional de la psicología.

1.1.2. Memoria autobiográfica.

La memoria autobiográfica se refiere a la memoria de la historia de los individuos. En este sentido, se


trataría de una memoria episódica muy particular, dado que las memorias estarían asociadas a eventos
y lugares específicos de la historia personal. Cuando le preguntan ¿dónde se encontraba cuando tembló
la última vez?, la información para responder se encuentra en la memoria autobiográfica. Este tipo de
memoria “… se caracteriza porque incluye los recuerdos de especial importancia para la historia vital de
los individuos, conlleva una elevada implicación emocional y larga duración” (Boyano, 2012, p. 98).
El modelo más aceptado en el estudio de la memoria autobiográfica ha sido el de Self Memory System
(SMS), de Conway y Pleydell-Pearce (como aparece en Boyano, 2012). En este modelo se explica la
manera en que se organiza este tipo de información. En los niveles superiores se incluye la información
más conceptual acerca de uno mismo, la cual se apoyaría en la memoria semántica. Este nivel contiene
elementos de la historia vital del concepto de sí mismo en forma de narración clasificada en temas y
periodos de tiempo amplios. El nivel más bajo corresponde a los recuerdos de episodios específicos,
incluyendo “detalles contextuales, sensoriales y emocionales, que otorgan al recuerdo personal su
característica viveza y la sensación de reexperimentación” (Boyano, 2012, p. 99).
Cuando buscamos en nuestra memoria autobiográfica, el proceso se inicia en los niveles más globales
o generales y luego avanza hacia los más específicos en función de los objetivos de nuestra búsqueda.
Recuerde por un momento cómo fue la casa de su infancia; los espacios, los objetos y las personas.
La búsqueda de este recuerdo empezará por ubicar primero el tiempo de su infancia y el lugar donde
creció para luego recuperar aspectos particulares. De acuerdo con el modelo SMS, la memoria
autobiográfica es reconstructiva, es decir, no existe una ubicación específica para la huella mnémica,
sino que en el acto de recordar se activan diferentes áreas del cerebro. Así, cuando una persona
recuerda un momento de su vida (por ejemplo, la casa en la cual vivió su infancia), lo reconstruye
transitoriamente “uniendo diversos tipos de información, almacenados en distintas regiones
cerebrales, desde múltiples subsistemas: vincula información visual y sensorial, recluta información
verbal y emocional, establece relaciones causales y narrativas” (Boyano, 2012, p. 99).

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Las memorias autobiográficas de las personas son generalmente buenas, aunque pueden sufrir
algunas distorsiones. Hay periodos que suelen recordarse de una mejor manera. En la adultez media
con frecuencia se recuerdan periodos de la juventud y la adultez temprana mejor que los eventos
que pasaron más recientemente (Sternberg & Sternberg, 2012). En el estudio llevado a cabo por
Linton (como aparece en Sternberg & Sternberg, 2012), ella llevó un diario por seis años y registró
por lo menos dos experiencias por día en tarjetas. Cada mes escogió dos cartas al azar para tratar de
recordar los eventos que había escrito en las tarjetas, así como las fechas de estos. Adicionalmente,
calificó cada evento de acuerdo con su importancia y contenido emocional. Sorprendentemente, su
ritmo de olvido de los eventos fue lineal y no seguía el patrón típico de la curva de olvido. Su índice de
olvido fue aproximadamente el mismo durante todo el intervalo de seis años. También encontró que
existía poca relación entre sus puntajes de importancia y contenido emocional y el nivel de recuerdo
de los eventos (Sternberg & Sternberg, 2012). Estos resultados fueron sorprendentes y dan cuenta
de que la memoria autobiográfica puede tener dinámicas propias distintas de otros tipos de memoria.

1.1.3. Los tipos de memoria no declarativa.

En relación con la memoria no declarativa, ha existido controversia acerca del nombre más apropiado
para este tipo de almacenamiento. Por un lado, algunos autores señalan que no es conveniente
definirla en función de lo que no hace (es decir, no declarativa), sino que es mejor definirla en relación
con lo que sí hace (habilidades y acciones). Así mismo, algunos la han homologado con la memoria
implícita, que implicaría su recuperación inconsciente, lo cual no siempre es adecuado (Carrillo-Mora,
2010b). En la figura 2 se observa cómo la memoria procedimental, específicamente las habilidades
motoras, puede tener diferentes niveles de conciencia, por lo cual no siempre puede equipararse lo
implícito con lo procedimental. Al revisar esta figura piense en habilidades motoras que usted posea y
en qué medida pueden ser implícitas o explícitas.

Inconsciente / implícito (atencional)

Requieren atención

Consciente / explícito
Habilidades motoras

Independientes de la atención Inconsciente / implícito (no atencional)

Figura 2. Relación entre habilidades motoras y niveles de conciencia


Fuente: elaboración propia. Modificado de Carrillo-Mora (2010b)

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Piense, por ejemplo, en un bailarín de ballet. Si bien hay elementos de sus rutinas que son implícitos,
cuando su director le solicita un determinado movimiento, este puede traerlo conscientemente
para ejecutarlo en un momento determinado. Sin embargo, los estudios han mostrado que esta
voluntad de movimiento no tiene una actividad cerebral específica. Esto ha sugerido que la activación
del movimiento no se da de una manera consciente y que incluso tener conciencia de cada paso
podría entorpecer el desempeño, por lo cual la ‘planeación’ del movimiento haría referencia más a
“una ilusión creada por el cerebro en un afán de establecer una relación causal entre pensamiento y
movimiento” (Carrillo-Mora, 2010b, p. 200).
Si bien existe la diferenciación clásica entre conocimiento declarativo y procedimental, algunos
estudiosos de la memoria han ampliado esta última categoría para incluir otros tipos de conocimientos
que comparten la característica de ser no declarativos. Usualmente, las clasificaciones incluyen los
siguientes tipos de conocimiento (Sternberg & Sternberg, 2012):

• Conocimiento procedimental, el cual se refiere a las habilidades perceptuales, motoras y cognitivas.

• Priming, que se refiere a un tipo de conocimiento en el que la activación de la información a lo


largo de una vía mental particular facilita la subsiguiente recuperación de información a lo largo
de un camino relacionado o incluso el mismo camino mental.

• Conocimiento por condicionamiento clásico y operante referente al conocimiento asociativo simple.

• Conocimiento por habituación y sensibilización, denominado como conocimiento simple


no asociativo.

Algunos de los modelos más tempranos para representar el conocimiento procedimental provienen
de la inteligencia artificial. A través de estos modelos, los investigadores trataban de que los
computadores ejecutaran tareas inteligentemente, tratando de simular el desempeño inteligente de
los humanos. Por ejemplo, acciones como caminar o tomar un vaso. De hecho, al tratar de diseñar
los algoritmos para simular estas acciones, los psicólogos cognitivos han aprendido mucho sobre la
representación y el uso del conocimiento procedimental.
La representación del conocimiento procedimental se adquiere a través de la práctica, no es solo el
resultado de leer, escuchar o recibir información a través de instrucciones explícitas. Una vez que se ha
construido una representación mental de un conocimiento no declarativo es difícil ponerlo en palabras de
nuevo. De hecho, la práctica hace que cada vez sea más difícil acceder a él para describirlo con palabras.
Piense, por ejemplo, en la habilidad de patinar. Si usted aprendió recientemente a patinar, probablemente
pueda describir las acciones de manera más fácil que si lo aprendió hace mucho tiempo. La práctica
disminuye el acceso explícito a este tipo de conocimiento, pero la velocidad y facilitad para acceder a él de
manera implícita aumenta. Finalmente, la mayoría del conocimiento no declarativo puede ser recuperado y
utilizado mucho más rápido que el conocimiento declarativo (Sternberg & Sternberg, 2012).

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Si el conocimiento declarativo se organiza en esquemas y guiones, el conocimiento procedimental se
organiza en reglas que comprometen cláusulas de ‘si’ y ‘entonces’. Cuando las reglas se describen con
precisión y todas las condiciones y acciones relevantes se observan, se requiere una gran cantidad de
reglas para realizar incluso una tarea muy sencilla. Estas reglas están organizadas en una estructura de
rutinas (instrucciones sobre procedimientos para implementar una tarea) y subrutinas (instrucciones
para implementar una subtarea dentro de una tarea más grande gobernada por una rutina). Muchas
de estas rutinas y subrutinas son iterativas, lo que significa que se repiten muchas veces durante el
desempeño de una tarea. Si se quiere completar una tarea en particular o usar una habilidad, se utiliza
un sistema de producción que compromete todo un conjunto de reglas (producciones) para ejecutar
la tarea o usar la habilidad (Sternberg & Sternberg, 2012).

En relación con el priming, se trata de un fenómeno que ha sido descubierto por los psicólogos
cognitivos y que puede darse tanto en lo perceptual como en lo cognitivo. En los estudios sobre
priming, usualmente los investigadores presentan un primer estímulo, seguido de una pausa que
puede variar entre milisegundos o semanas y meses. Posteriormente presentan un segundo estímulo,
sobre el cual se solicita un juicio para identificar si la presentación del primer estímulo afectó el juicio
sobre el segundo (Sternberg & Sternberg, 2012). El supuesto detrás de esta metodología es que la
presentación del primer estímulo activa la red de conceptos en la memoria de manera que están más
disponibles para ser utilizados.

El priming es un tipo de memoria implícita que no requiere de ninguna recolección consciente de


experiencias previas, y que comparte algunas características con la memoria procedimental, pero
también con la memoria semántica. Al igual que la memoria procedimental, el priming significa un
incremento de habilidades, pero en este caso perceptuales. Por otro lado, también se asemeja a la
memoria semántica en que involucra representaciones cognitivas del mundo exterior y su expresión es
más cognitiva que conductual. (Carrillo-Mora, 2010b, p. 201).

El priming se ha estudiado en las diferentes modalidades perceptivas y también en relación con


conceptos. Por ejemplo, piense que se encuentra en una charla de botánica en donde se explican
ampliamente las características de diferentes grupos de especies. Posteriormente le preguntan acerca
de una planta. La charla inicial tiene un efecto de priming dado que más rápidamente se activará el
significado de planta como una especie del reino vegetal y no como planta de la mano. Los tiempos de
reacción son los indicadores fundamentales para identificar si se ha dado efecto de priming o no.

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Retomando la clasificación de la figura 1, la memoria asociativa almacenaría el conocimiento o
información proveniente de mecanismos básicos de aprendizaje. Conocimientos adquiridos a través
de condicionamiento clásico y operante que implica las asociaciones entre estímulos y respuestas,
en el primer caso, o entre respuestas y consecuencias, en el segundo. Estos estarían relacionados
con el funcionamiento de diferentes partes del cerebro, caracterizándose también por ser tipos
de conocimiento usualmente implícito y automático. Por su parte, la característica de la memoria
asociativa está dada porque almacena información que puede ser reconocida basándose solo en
un conocimiento parcial de su contenido y no en el lugar de su almacenamiento. En tal caso, los
mecanismos de aprendizaje son la habituación, la sensibilización y las vías reflejas. Es interesante
identificar que estos aprendizajes corresponden a una parte más primitiva del cerebro (amígdala y
cerebelo) que aquellos relativos a la memoria semántica (lóbulos frontales), lo que da cuenta de la
complejidad de los sistemas de almacenamiento humano de la información.

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Referencias
Boyano, J. (2012). Bases neuropsicológicas de la memoria autobiográfica. Revista Chilena de
Neuropsicología, 7(3), 98-101.

Carrillo-Mora, P. (2010a). Sistemas de memoria: reseña histórica, clasificación y conceptos actuales.


Primera parte: Historia, taxonomía de la memoria, sistemas de memoria de largo plazo: la memoria
semántica. Salud Mental, 33(1), 85-93.

Carrillo-Mora, P. (2010b). Sistemas de memoria: reseña histórica, clasificación y conceptos actuales.


Segunda parte: Sistemas de memoria de largo plazo: memoria episódica, sistemas de memoria no
declarativa y memoria de trabajo. Salud Mental, 33(2), 197-205.

Kandel, E. R. (2007). En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia de la mente. Buenos
Aires: Katz.

Lacruz de Diego, M. E. (2066) Estudio neurofisiológico de la memoria declarativa en el hombre (tesis


doctoral) Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España.

Ruiz, J. M., Fernández, S. y Gonzaléz, J. (2006). Aspectos teóricos actuales de la memoria a largo
plazo: de las dicotomías a los continuos. Anales de Psicología, 22(2), 290-297.

Sternberg, R. J. & Sternberg, K. (2012). Cognitive Psychology. 6.a ed. Wadsworth: Cengage Learning.

Referencias de imágenes y tablas


Carrillo-Mora, P. (2010a). Sistemas de memoria: reseña histórica, clasificación y conceptos actuales.
Primera parte: Historia, taxonomía de la memoria, sistemas de memoria de largo plazo: la memoria
semántica. Salud Mental, 33(1), 85-93.

Carrillo-Mora, P. (2010b). Sistemas de memoria: reseña histórica, clasificación y conceptos actuales.


Segunda parte: Sistemas de memoria de largo plazo: memoria episódica, sistemas de memoria no
declarativa y memoria de trabajo. Salud Mental, 33(2), 197-205.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Psicología Cognitiva


Unidad 3: : Modelos de memoria a largo plazo y
razonamiento
Escenario 5: Las memorias a largo plazo

Autor: Olga Lucía González Beltrán

Asesor Pedagógico: Óscar Salazar


Diseñador Gráfico: Walter Rodríguez B.
Asistente: Julieth Ortiz

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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