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ANÁLISIS Y ACTIVIDADES
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I. CONTEXTO
El contexto político (la Dictadura de Franco) hizo que en general, la censura siempre
tuviera muy presente al teatro por ser un medio de masas y por tanto peligroso. A
partir de 1940 se crearon organismos específicos que supervisaban los textos y las
intenciones del montaje.
Hasta que llegó Historia de una escalera de Buero Vallejo y acabó con el tono evasivo y
amable.
De todas maneras, pasemos a ver qué tal era el panorama del teatro español durante
el primer Franquismo
El Ministerio de Cultura creó el Centro Dramático Nacional, que contó con cierta
amplitud de medios para sus montajes y organizó otras actividades, como coloquios o
lecturas dramatizadas.
Los circuitos comerciales, por otra parte, se mantuvieron como empresas que se
nutrían de un teatro de evasión. Los autores pretendían divertir, aunque incluían en su
temática problemas sociales, cuyo planteamiento no ponía en entredicho los principios
morales fundamentales. A veces se intentó en estos circuitos comerciales realizar
montajes interesantes fuera del gusto habitual del público: Las criadas de
Genet, Tartufo de Molière o La casa de Bernarda Alba de García Lorca.
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El teatro “off-off”, grupos de teatro de cámara y ensayo que no tuvieron locales
propios, por lo que desarrollaban sus actividades en salas comerciales con
representaciones únicas en los días en que descansaban las compañías titulares.
2. Movimientos teatrales
a) Los exiliados
Alejandro Casona con su sempiterno conflicto entre realidad y fantasía (La sirena
varada, Otra vez el diablo, Nuestra Natacha). La guerra no fue obstáculo para que este
tema fuera una constante. Buenos Aires será la ciudad de sus estrenos más
significativos (La dama del alba, La barca sin pescador). En 1962 vuelve a Madrid y ahí
firma su última obra, El caballero de las espuelas de oro, de 1964.
b) TEATRO CONSERVADOR
a)Teatro de humor
Había iniciado su renovación antes de 1936, llevada a cabo por Jardiel Poncela y
Miguel Mihura. Apoyándose en la dislocación de la realidad que provocaba el absurdo,
rompieron con los procedimientos usuales de la comicidad.
Jardiel Poncela tuvo una preocupación obsesiva en explicar la razón dramática de esas
acciones. La técnica se asemejaba a las novelas policíacas. La ausencia de elementos
pasionales en las soluciones producía una fórmula intelectualizada, en la que parece
que lo inverosímil encuentra su lógica. Eloísa está debajo de un almendro (1940) o Los
ladrones somos gente honrada (1941) alcanzaron gran popularidad.
Miguel Mihura inició su obra dramática antes de la guerra. Tres sombreros de copa de
1932, aunque fue estrenada veinte años más tarde. Empleó siempre una serie de
recursos hilarantes que se conocieron como “humor codornicesco” (Mihura dirigió La
codorniz, “la revista más audaz para el lector más inteligente”), un humor ilógico,
absurdo, que se impondrá al público. Además escribió obras guays como Melocotón en
almíbar o Maribel y la extraña familia, piezas ciertamente divertidas.
b) Teatro convencional.
La mayor parte de los que cultivaron este tipo de teatro comenzaron su actividad antes
de la guerra y sus principios y objetivos no se vieron alterados. En realidad son una
castaña. Características:
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Es un teatro que da mucha importancia a la “pieza bien hecha”, con un diálogo
sólidamente construido.
Se dosifica la intención crítica, centrada en la burguesía media o alta, sin atacar
con profundidad problemas graves.
Aparece el drama histórico, que se utiliza para hacer propaganda de principios
espirituales y nacionales (falangistas): lo espiritual sobre lo material, la
moralidad, honradez, fidelidad, el amor ordenado…
José María Pemán con su tono de propaganda ideológica que aprovechaba las figuras
históricas y la idea imperial que inspiraba la política de posguerra. No pongo ninguna
obra suya: en realidad no merece ser recordado.
Juan Ignacio Luca de Tena con sus grandes éxitos fueron ¿Dónde vas, Alfonso XII?, en
1957, y su continuación ¿Dónde vas, triste de ti?, de 1959.
c) TEATRO RENOVADOR
1949; el estreno de Historia de una escalera, con la que surge la llamada generación
realista, cuya técnica suponía una toma de conciencia de la realidad circundante, la
protesta social, sin atender a los gustos del público. Estos autores tendrán en común
estéticamente el inconformismo.
El sentido de este nuevo “realismo” fue explicado por Alfonso Sastre en 1950 con el
manifiesto del TAS (Teatro de Agitación Social). Suponiendo al teatro como un arte
social, estiman superior lo social a lo artístico y estiman el teatro como un medio de
agitación.
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importante, cancelada por la censura y partir de mediados de los sesenta el autor no
puede estrenar sus obras e incluso es encarcelado por colaboración con el terrorismo
etarra. No obstante, no dejó una pieza absolutamente genial, además de otras
muchas muy interesantes: La taberna fantástica.
Alrededor de los 1960, escritores como el mencionado Alfonso Sastre y jóvenes como
Lauro Olmo, La camisa (1962), y Carlos Muñiz, El tintero (1957), denuncian los
problemas sociales: las dificultades económicas de los obreros, los problemas de
adaptación de los emigrantes, la deshumanización de la burocracia, etc. Todos ellos se
encontraron con numerosas dificultades para estrenar y muchas de sus piezas no se
representarán hasta después de la muerte de Franco.
En la década citada, los autores, sin abandonar la intención crítica, buscan nuevas
formas. Destaca este nuevo teatro por su antirrealismo.
Nace por la influencia de las tendencias más vanguardistas del teatro europeo
(surrealismo, épico, absurdo): Beckett, Brecht, Ionesco…
Personajes no son personas sino signos, representantes de una función
dramática en el texto pero sin conciencia individual ni humana.
El lenguaje y contenido son generalmente simbólicos. Las palabras tienen un
doble significado.
La acción no tiene lógica argumental. Estas obras no suelen tener argumento
ni desarrollo lógico de los hechos como en el teatro tradicional.
El escenario se llena de “objetos”: un coche, una taza de W.C. una cama,
sillas… que tienen una función simbólica en relación con el contenido de la
obra.
Revalorización y renovación de los efectos escénicos (luz, sonido…) como
fundamental del espectáculo teatral. Es más importante el espectáculo que el
texto. El texto es un apoyo del espectáculo y no viceversa.
Fernando Arrabal. Su primera obra Los hombres del triciclo (1958) fue rechazada por
público y crítica. Decidió marcharse a Francia. Escribió sus obras importantes en
francés. Hoy en día posee un alto prestigio internacional como renovador. Arrabal
cultiva el teatro pánico: “mezcla de lo absurdo con lo cruel, irónico y ceremonial como
forma de expresión”. Obras en esta línea son Pic-Nic (escrita en español), Cementerio
de automóviles, El arquitecto y el emperador de Asiria, El cielo y la mierda…
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Francisco Nieva. Escenógrafo, novelista, poeta y dramaturgo. En 1975 estrena su
primera obra (pero escribe desde 1952). Con La carroza de plomo candente crea el
teatro furioso, un tipo de teatro surrealista y del absurdo, caracterizado por “la
libertad imaginativa, cercana al surrealismo y al esperpento de Valle-Inclán”.
d) Teatro colectivo.
Se da a partir de los años 60. Son los grupos de teatro independiente que optaron por
esa creación colectiva para el montaje de obras previamente escritas o para creaciones
propias, en donde ese colectivo logra una unidad dramática.
Els joglars, bajo dirección de Albert Boadella, siempre se han caracterizado por un
espíritu crítico. Para ellos el teatro tiene una función social y política, por lo que
realizan esa crítica mediante la ironía. Entre sus montajes destacan por ejemplo La
increíble historia del doctor Floit y el señor Pla y Daaalí.
Otros grupos a destacar son: Els Comediants, Dagoll-Dagom, La Cubana o La fura dels
baus
Desde su infancia se interesa por la literatura, sobre todo por el teatro. Estudia en la
Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y, acusado de "adhesión a la
rebelión", permanece en prisión desde 1939 hasta 1946. Allí coincide con Miguel
Hernández y entablan una fuerte amistad. Al ser puesto en libertad comienza a
colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro.
Su debut se produce en 1949 con la publicación de Historia de una escalera (1949),
obra galardonada con el Premio Lope de Vega y que tuvo un gran éxito de público en el
Teatro Español de Madrid. Durante la década de los cincuenta escribe y estrena, en
España y en el extranjero, obras tan significativas en su trayectoria literaria como La
tejedora de sueños (1951), La señal que se espera (1952), Casi un cuento de hadas
(1953), Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1956) o Un soñador para un pueblo (1958). A
pesar de varios problemas con la censura vigente, sigue estrenando títulos como El
concierto de San Ovidio (1962), Aventura en lo gris (1954), El tragaluz (1967) -que se
mantiene en cartel durante casi nueve meses- o Las Meninas, cuyo estreno en 1960
obtiene un éxito sin precedentes.
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Durante los primeros años de democracia en España no cesa de estrenar obras: Jueces
en la noche (1979), Caimán (1981) y Diálogo secreto (1985) o su versión de El pato
silvestre, de Henrik Ibsen, en 1982. En 1986 recibe del Premio Miguel de Cervantes por
toda su trayectoria literaria. Compagina su éxito en el campo de la literatura con su
otra gran pasión, la pintura. En 1993 publica Libro de estampas, donde se recogen
pinturas acompañadas de textos inéditos del autor. En 1997 ve la luz su última obra,
Misión al pueblo desierto, estrenada en Madrid dos años después. En 1998 es
nombrado presidente de honor de la Fundación Fomento del Teatro.
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/burdeos_an
tonio_buero_vallejo.htm
2) Dramaturgia
a) Introducción
Historia de una escalera marca el inicio de una nueva etapa en el teatro español con
éxito de público y reconocimiento de la crítica.
Los temas fundamentales del teatro de Buero Vallejo son el paso del tiempo, la
frustración, la búsqueda de la verdad y la rebeldía, es decir, el enfrentamiento
entre el hombre y la sociedad, el conflicto entre individuo y colectividad.
No parte de un concepto de realidad como algo sencillo, sino que posee una
complejidad que trasciende las apariencias y debe englobar los sueños, las
aspiraciones e incluso las alucinaciones.
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Parte de un concepto de esperanza un poco personal: no es percibido por los
personajes, pero sí por los espectadores, aunque se represente el fracaso de
unos seres concretos, pero el drama no termina en vacío sino en la posibilidad
de remontar, por ello sus obras tienen un final abierto.
Son también numerosos los personajes de Buero que sufren alguna tara, la cual
tiene un valor simbólico, y quizá sea la ceguera el aspecto físico más extendido
que representa las limitaciones humanas y de la soledad; por el contrario la luz
simboliza la verdad.
a) Los que viven sin motivación, arrastrados por las circunstancias, engañados
en la mentira que se han creado para soportar mejor el dolor. Un tipo de
personaje contemplativo.
b) Los rebeldes que se enfrentan contra esa situación de falsedad para poner
descubrir la verdad. Solo la verdad nos hace libres y solo desde la verdad se
puede llegar a ser realmente feliz. El personaje de acción.
En definitiva, la mayor parte de las veces el autor no ofrece una historia resuelta, sino
que plantea un problema que supera la propia escena.
c) Vías de su teatro
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Presentan los problemas personales e individuales de los personajes, aunque
nunca se pierde la perspectiva social.
Hay innovaciones como símbolos (la ceguera) o el llamado efecto de
inmersión.
Aquí meteríamos sus primeras obras: Historia de una escalera (1949), En la ardiente
oscuridad (estrenada en 1950) y Madrugada (1957), que sigue los criterios
aristotélicos.
A partir de 1958 su técnica se aproxima a la del teatro épico de Brecht, y rompe con las
formas realistas tradicionales (un ejemplo sería la utilización de momentos oscuros en
la escena para experimentar la vivencia del ciego en El concierto de san Ovidio). Su
intención es recuperar el pasado conflictivo y usarlo como espejo del presente.
Sin abandonar nunca sus temas ni sus innovaciones técnicas, se puede apreciar la
profundización en aspectos como:
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Quizá la obra más destacada sea El tragaluz (1967), drama de una familia cuyos
miembros adoptaron distintas posturas en la Guerra Civil, contada por unas personas
del futuro que han encontrado especie de antiguas grabaciones que son recuperadas
(la obra en sí), y que presentan a modo de experimento. Es la obra que más me gusta.
A partir de 1970, los contenidos sociales y políticos de sus obras se hacen más
explícitos: la cárcel, la tortura, la dictadura…, como por ejemplo, en la obra tal vez
relevante de la etapa, La Fundación (1974).
d) Última vía
Lo que hizo en esta última vía fue ahondar en las novedades formales y temas
anteriormente expuestos: continuó con los espacios múltiples, con la dialéctica de sus
personajes, con temas sociopolíticos, y aunque la transición no fue benevolente con él,
dejó algunas joyas cono Jueces en la noche sobre un franquista elegido diputado en la
democracia o, su última obra, Misión en el pueblo desierto (1999) que se situaba en la
Guerra Civil y planteaba la legitimidad de un conflicto bélico a través de los personajes
de un republicano idealista y un miliciano violento.
1. INTRODUCCIÓN
Buero presentó la obra al premio Lope de Vega y lo gana, lo que obliga a representar la
obra en el Teatro Español. Este hecho fue decisivo para el teatro español de la
posguerra y supuso la aparición de un nuevo teatro.
El éxito que alcanzó era desconcertante, más todavía cuando su autor era un
desconocido casi absoluto, además de sus antecedentes políticos. La problemática
social aparecía en un drama después de mucho tiempo; frente a tantas comedias
edulcoradas o evasivas, donde sí aparecían personajes de esta clase social, pero en
situaciones amables o melodramáticas, el público tenía ante sí la presencia de pobres
gentes con dificultades para afrontar lo más básico de la vida, de ahí tal vez partiera su
enorme éxito, como bien supo ver la crítica.
Y es que Buero logró hacer un retrato colectivo de un grupo de personas humildes que
sacrifican todos sus proyectos con la esperanza de que las cosas puedan ir a mejor.
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2. ARGUMENTO
La obra presenta a tres generaciones (un total de treinta años en tres actos) de varias
familias modestas en un tramo de escalera de una modesta casa de vecinos, con sus
sueños o su resignación, con sus amores, con sus rencores, con sus fracasos y destinos
entremezclados. Es el drama de la frustración pues no pueden salir de su pobreza, por
el peso del medio social y por la debilidad de los personajes para ser fieles a sus
ilusiones. A través de sus tragedias asistimos al paso del tiempo y la frustración social.
3. TÍTULO
Simbólica: Espacio social cerrado del que los personajes no pueden salir debido
a sus circunstancias sociales o personales (inmovilismo.)
Además se subtitula “Drama en dos actos”, pero lo que más nos puede interesar en
este sentido es la cita bíblica con que Buero abre el texto: “Porque el hijo deshonra al
padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra: y los enemigos del
hombre son los de su casa” (Libro de Miqueas). Con esta cita el autor incide en aspecto
más familiar de su drama: el conflicto generacional, y deja en un segundo plano la
lectura sociopolítica de la obra, aunque esta acabe resultando casi más importante que
los conflictos familiares.
4. GÉNERO
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individualidad y así convertirse en personajes de tragedia, aunque con toques de
esperanza.
La idea de reiteración, unida a un destino que actúa en varios planos marca la pieza
con visos de tragedia, como el propio Buero afirma: “es tragedia, porque la vida entera
y verdadera es siempre trágica”, por lo que el lector queda focalizado ya que el destino
está encarnado en las relaciones domésticas y en unos personajes que harán lo
imposible para salir de la situación o indirectamente impedir que otros salgan.
5. ESTRUCTURA
1. La muerte polariza esta escena; la de don Gregorio (señor Juan y Trini hablan
de Rosa: solidaridad a partir de la relación con Rosa);
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2. Paralelismo con la cuarta del primer acto por contener una declaración
amorosa y un engaño: la de Urbano y Carmina (aprovecha la situación de
desamparo en que ha quedado Carmina tras la muerte de su padre; ella no lo
ama, pero casi que no le queda otra salida);
El ACTO III (1949) Desenlace¸ en que contaría con dos finales: uno desalentador y otro
mínimamente esperanzador:
1. Inexorable paso del tiempo (joven y señor bien vestidos que contrastan con la
decrepitud de Paca, símbolo del ayer que contamina toda la escalera);
4. El segundo final declaración amorosa de los hijos (final abierto: ESPERANZA: tal
vez los hijos no cometan los mismos errores que los padres, sólo tal vez).
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Elipsis entre I y II: muerte de doña Asunción; matrimonio entre Fernando y
Elvira; Rosa y Pepe viven juntos.
En los tres actos encontramos una violenta disputa (en cada caso aumenta la
intensidad y el número de personajes que intervienen) y una declaración amorosa
(cíclico):
DISPUTA DECLARACIÓN
ACTO II De Urbano, Trini y el señor Juan con Pepe y Rosa De Urbano a Carmina
ACTO III De Urbano, Carmina, Rosa, Trini y Paca con De Manolín a Trini
Fernando y Elvira
De Fernando hijo a Carmina
hija
En definitiva la obra posee muy poca acción, solo hay trivialidades ya que lo
importante (bodas entre personajes, Guerra civil…) sucede en los entreactos.
6. TEMAS
Personal: relacionada con la actitud y el modo de ser de cada uno de ellos, además de
los condicionantes familiares: los personajes tuvieron en algún momento de sus vidas
la posibilidad de elegir un camino diferente, por ello son culpables de su fracaso.
Incluso en comportamientos tan dispares como los de Trini, que siempre se comportó
decorosamente con sus padres y Rosa, que no dejaba de darles disgustos por culpa de
Pepe, acaban frustradas en el acto III.
Colectiva: relacionada con las circunstancias sociales que les rodean: determinismo,
que se observa especialmente en la disputa final. Entonces se manifiesta abiertamente
el odio existente entre las familias, sofocado hasta ese momento por la necesaria
convivencia. Con la última disputa, el espectador asiste al final de sus trayectorias; lo
que quede en adelante no supone modificaciones porque el escenario ha proyectado
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hasta dónde pueden llegar esas personas marcadas por el engaño y la frustración. La
de los hijos tal vez suponga una historia que el público habrá de confeccionar, según su
propia concepción.
Existencial: relacionada con la vivencia del tiempo, que transcurre rápidamente para
los personajes.
a) Causas directas:
La pobreza; Salvo don Manuel y su hija, las otras tres familias son pobres,
aunque no pasan necesidades extremas, sí tienen que economizar.
b) Causas indirectas:
El paso del tiempo revela el fracaso de estos seres que, como ellos mismos
presienten ya en el primer acto, jamás verán realizadas sus ilusiones juveniles.
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El miedo a la verdad, que adopta distintas apariencias (hipocresía, ilusión,
cobardía…) es otro motivo de enfrentamiento, siendo un mal que a todos
aqueja. Todos tienen miedo a la verdad y todos tienen excusas para tenerlo:
Urbano nunca tirará a nadie por la escalera; Fernando renunciará al amor de su
vida por el bienestar económico; Carmina acepta a Urbano sin amarlo… Todo
esto tiene como consecuencia otro tema asociado: la hipocresía de los
personajes cuyo paroxismo es la relación entre los matrimonios de la segunda
generación, que se tratan amablemente cuando en realidad no se soportan,
como se verá en la disputa del acto III.
7. PERSONAJES
Buero tiene una especial habilidad para la creación de caracteres con verosimilitud en
sus comportamientos, actitudes y palabras, y en este caso supo convertir en materia
artística la cotidianidad de las clases menos privilegiadas y reflejar los obstáculos con
que se encuentra el ser humano de cualquier tiempo y espacio, creando un personaje
colectivo, formado a su vez por individualidades.
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El autor emplea la presentación desde distintas perspectivas (lo que nos dicen del
personaje, lo que dice, cómo actúa…), para que el receptor sea quien conforme la
personalidad del personaje.
a) Personajes principales
Fernando
Trabaja como empleado de una papelería, clase media, aunque en un nivel muy
cercano al del proletariado, del que intenta diferenciarse. No le gusta su trabajo y tiene
la cabeza llena de planes y proyectos para el futuro. Pero todo ello contrasta con su
inacción: Fernando no es más que un iluso incapaz de hacer realidad sus sueños.
Los vecinos le conocen mejor que su propia madre, primera de las mujeres que creyó
en él y en su maravilloso futuro como famoso ingeniero, escritor, poeta... El
espectador escucha esta historia directamente de labios de Fernando, cuando éste le
habla a Carmina de sus proyectos al final del acto primero, pero ya le conocemos y
debemos desconfiar, como se comprobará al principio del Acto ll, ya casado con Elvira,
quien también creyó en él y ya tarde se da cuenta de que sólo eran ensoñaciones del
joven y sólo le queda lamentarse, lo que hace con sarcasmo en el Acto ll.
Fernando traiciona, pues, la confianza de las tres mujeres que más le han querido: su
madre, Carmina y Elvira. Pero se traiciona sobre todo a sí mismo, eligiendo el camino
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más fácil, como buen perezoso, al aceptar el dinero de su suegro casándose con Elvira
(Elipsis ACTO I y II).
No obstante hay cosas positivas en su personalidad: la relación con sus hijos, mucho
menos violenta que la de Elvira
Urbano
Diferencias
FERNANDO URBANO
- Soñador. - Realista.
- Individualista (quiere “subir” él solo en la escala social). - Solidario (desea que mejoren las condiciones de
vida para todos los trabajadores).
- Tiene éxito con las mujeres.
- Son varios hermanos.
- Es hijo único.
Semejanzas
Su incapacidad para la acción. Fernando desperdicia el presente asegurando que a partir del día siguiente va a
trabajar y Urbano amenaza a todo el que le molesta con tirarle por el hueco de la escalera. Encuentran así un
paralelo final en sus vidas, porque ambos han fracasado económica, social y moralmente. A los dos les ha faltado el
carácter necesario para tener éxito. Día tras día, siguen subiendo y bajando la escalera.
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Carmina
Elvira
Elvira es una linda muchacha. Ella y su padre, que la mima, gozan de una posición
económica superior a la de los demás vecinos; su personalidad se refleja en sus actos:
es la única de los jóvenes que sale a pagar el recibo de la luz. Está enamorada de
Fernando, a quien ayuda económicamente, persigue y consigue trabajo, a pesar de la
aversión que él le muestra.
b) Personajes secundarios
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Paca
Resiste el tiempo a pesar de las huellas que éste le ha ido dejando, manteniendo la
actitud combativa presentada desde el principio y su expresión es el grito de
optimismo frente a la derrota del resto de personajes, y la escalera, que para los
demás ha sido cárcel, para ella ha sido una compañera en el viaje de su vida, incluso su
interlocutora: “¡Qué vieja estoy! ¡Tan vieja como tú!”, incluso la defiende del maltrato
que le dan los jóvenes (Acto lll).
Generosa
La señora Generosa es una pobre mujer de unos cincuenta y cinco años. Su marido es el
señor Gregorio, que no sale nunca a escena, madre de Carmina y Pepe. Buero resalta
su carácter apocado contrastándolo con el carácter decidido y enérgico de Paca.
Generosa es incapaz de levantar la voz ni de murmurar contra los vecinos.
Doña Asunción
Doña Asunción es una señora de luto, delgada y consumida. Y con don Manuel, la única
que recibe este tratamiento. Madre de Fernando, el ser más maravilloso del mundo
pese a que él la desprecie. Mantiene una actitud de humildad e hipocresía ante los
demás: el tono de las disculpas que inventa para no tener que confesar que carece de
dinero para abonar sus recibos o elogia la belleza de Elvira en pago por haberle pagado
el recibo. Muere durante los diez años que pasan entre el Acto I y el II. Tuvo un
entierro de primera, que dicen que pagó don Manuel.
Don Manuel
Padre de Elvira, recibe el tratamiento de respeto (don). Su traje y actitud denotan una
posición holgada (puede pagar con lo que lleva en la cartera el recibo de doña
Asunción). Se trata de un pequeño-burgués que ha subido gracias a su propio esfuerzo:
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oficinista hasta que montó una agencia, aunque de dudosa tendencia, pues Paca
explica a Generosa que la agencia es “un sacaperras” que se dedica a sacar permisos,
certificados..., gracias a sus numerosas relaciones. Mima a su hija en exceso y está
dispuesto a acceder a todos sus caprichos, aunque lo que ésta quiere hacer no le
parezca lo más acertado (Fernando). En el tercer acto sabemos que ha muerto, y ya en
el segundo no ha aparecido ni se le menciona. Su papel ya ha sido cumplido.
Señor Juan
Un viejo alto y escuálido de aire quijotesco, que cultiva unos anacrónicos bigotes lacios.
Su descripción física contrasta con la gruesa figura de su mujer. No aparece en escena
hasta el segundo acto. Es positivo: representa al simple hombre de la calle, que siente
profundamente la muerte de un amigo y al mismo tiempo es capaz de dedicarse a
solventar problemillas triviales.
Su hija Trini le comprende; sabe aplacarle y tranquilizarle mucho mejor que su mujer:
se muestra dolido por la situación en que vive su hija Rosa (amancebada con Pepe una
puerta más allá de la suya). Aunque no quiere reconocerlo, está preocupado por ella e
intenta averiguar por Trini cómo se encuentra, a pesar de que inicial y socialmente lo
niega y, en un gesto de amor, le entrega para ella el dinero que había ahorrado a lo
largo de mucho tiempo. Pero antes hace que Trini prometa que Rosa no conocerá
nunca su procedencia: sigue queriendo a Rosa.
Trini
Trini es una de las hijas del señor Juan y de Paca; se trata de una joven de aspecto
simpático. Dedica su vida exclusivamente a su familia, por lo que permanecerá soltera.
Al final reconoce que no ella hubiera deseado casarse y, sobre todo, tener un hijo.
Tiene un carácter bastante parecido al de su madre: es capaz de enfrentarse a
cualquier situación que le parezca injusta, pero también de ofrecer una ternura a
aquellos que son más desgraciados que ella.
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Rosa
Rosa, otra de las hijas de Paca y el señor Juan, es una mujer joven, guapa y
provocativa. Hace su voluntad siempre, a pesar de los continuos reproches y
advertencias de su madre y de su hermano. En el primer acto, su madre intenta
todavía encauzarla y llevarla por el buen camino. Ante la negativa, Paca la insulta. Rosa
cumplió su deseo de vivir con Pepe; pero éste le da una pésima vida, sin embargo Rosa
le defiende con uñas y dientes ante su familia. En el tercer acto, volverá a vivir con los
suyos. La atractiva muchacha del primer acto se ha convertido en una gruñona por fin
reconoce que Pepe es un ser despreciable, pero todavía sueña con el hijo que podría
haber tenido con él.
Pepe
Fernando Hijo
Aparece de bebé en el segundo acto, por lo que en el tercero tiene unos veintiún años
y se ha convertido en un joven arrogante y pueril. Urbano dice que es como su padre:
un inútil, con muchos pájaros en la cabeza, un gandul, un tenorio y un vago. Y
Fernando padre piensa que su hijo es una víctima como él.
Carmina hija
La hija de Carmina y Urbano. Vive con sus padres, su abuela Paca y sus tías Trini y Rosa,
en la puerta III. Está enamorada de Fernando hijo: la vehemencia de su amor parece
hacerla capaz de enfrentarse a su familia y al resto de los vecinos por su futura
felicidad.
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Manolín
c) Personajes episódicos
Señor Gregorio
Se le menciona sin que llegue a salir a escena. Generosa dice que está muy disgustado
porque lo jubilan por la edad y va a cobrar una miseria después de trabajar cincuenta
años. Todavía vivió diez años más, aunque sin levantar cabeza, como se lamenta el
señor Juan (su salida en ataúd del edificio es la escena que inicia el Acto II).
El cobrador
Al comienzo del tercer acto ocupan las antiguas viviendas de doña Asunción y la señora
Generosa. Son oficinistas y su charla revela que el valor principal de la sociedad en que
viven es el dinero (el joven tiene varios trabajos para conseguir un sobresueldo) y que
el máximo deseo de ambos es conseguir una buena situación a toda costa. Su actitud
hacia el resto de sus convecinos es de total desprecio.
8. CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA
La estructura de la obra parece sencilla: todo fluye con naturalidad, pero en realidad es
un elaborado ejercicio escenográfico: situaciones, motivos y encuentros entre
personajes van sembrando la obra de antítesis, contrastes, paralelismos y
recurrencias. La decisión de ubicar los tres actos en el tramo de una escalera de las
últimas plantas de un edificio era un reto, pues se supone que éste es un lugar de paso
en que pasan pocas cosas.
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a) La elección del escenario
Hay poca acción y ocurren pocas cosas excepcionales: amores, peleas… una aparente
intrascendencia en los hechos presentados en contraste con la profundidad de
sentimientos que abruman a los personajes. Con tan pocos medios, se consigue una
densidad propia de la gran obra que es: sin que ocurra nada relevante, tenemos la
sensación de que conocemos perfectamente a los personajes.
Dentro del teatro realista, hay verosimilitud y para lograrlo se idea un lugar mínimo de
reunión que haga lógica la permanencia ocasional de los personajes fuera de sus
domicilios: el descansillo en que se reúnen los jóvenes y que provoca que se crucen
con el resto. La conversación en el casinillo durante el acto I entre Fernando y Urbano
muestra una costumbre arraigada: allí diez años atrás fumaban los primeros cigarros, y
en el último veremos a Manolín hacer lo mismo. Esto muestra cómo Buero teje una
red de referencias que se reiteran en el tiempo: el pasado vuelve (tema del eterno
retorno).
b) Los contrastes
Se muestran desde la primera escena: el cobro del recibo de la luz, ya que mientras
Paca es gorda y desenvuelta, Generosa es flaca y torpe. Los contrastes aparecen con
los pagos de los recibos, como ya se ha señalado, pero resulta más visible en la
conversación entre Urbano y Fernando: la solidaridad del obrero y el individualismo
del empleado (“Yo subiré solo”), el contraste entre el proletariado y la pequeña
burguesía desclasada, emplazándose ambos en un incierto futuro, sin albergar grandes
esperanzas: “lo más fácil es que dentro de diez años sigamos subiendo esta escalera”).
Ambos serán víctimas del paso del tiempo.
Durante este primer acto el espectador ha visto subir y bajar a los personajes, hablar
de sus sueños, de sus ansias, de sus situaciones, sus problemas…. Interrogantes que no
se despejarán en el resto de la obra, pues lo que hay en esa escalera es un brutal
inmovilismo en que sólo queda sufrir, como anuncia Paca: “¡Qué asaco de vida!”, por
lo que se entiende el deseo de Fernando de salir de esa pobreza, ese sucio ambiente,
representado por la metonímica escalera.
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c) Recurrencias y paralelismos
Por último y en cuanto a las recurrencias, podemos apuntar que en los dos primeros
actos ha habido dos broncas bastante fuertes, de intensidad creciente, y aquí hay otra,
pero el motivo ya no es Pepe: las dos familias se enzarzan en una lucha de todos
contra todos en que explota la frustración y el odio ante sus hijos (adquiere sentido la
sentencia de Miqueas con que se abre la obra: “y los enemigos del hombre son los de
su casa”). En este enfrentamiento aparecen todos los temas y motivos larvados en el
texto: Fernando es un gandul e igual de chulo que Pepe, Urbano ha fracasado con el
sindicato y sigue amenazando con tirar a la gente por el hueco de la escalera, Elvira
“cazó” a Fernando, y es que todos se pueden aplicar aquello de que: “¡Sigues
amarrado a esta escalera, como yo, como todos!”
d) El distanciamiento: Brecht
9. ESPACIO
El deterioro se subraya por la permanencia del mismo espacio descrito al inicio de los
demás actos: en el II (1929), “la escalera sigue sucia y pobre, las puertas sin timbre, los
cristales de la ventana sin lavar”, y el III (1949), el escenario presenta algunos cambios
que pretenden “modernizar” la escalera, intentando el casero ocultar el ambiente
humilde (importante el cartel de “quinto”, lo que confirma la brutal modestia: los pisos
inferiores son más caros, pues los vecinos suben menos tramos a pie).
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La elección del espacio no es aleatoria ni casual: por un lado el rellano ayuda a
desarrollar todo el drama humano, y además la impuesta dificultad dramatúrgica de
desarrollar la historia en un espacio tan de paso en el que todo sucede y
funcionalmente propicia el gran número de entradas y salidas. La escalera es el
escenario que hace posible la consideración colectiva de los personajes.
Este espacio de puertas para afuera coloca al espectador en una posición distanciada
ya que sabrá solamente lo que los personajes quieran expresar, pues la calle y sus
conflictos sociales y las viviendas con su día a día son omitidos, de ahí que el
conocimiento de los personajes se limite a breves retazos, que denotan a pesar de
todo, la sensación de una vida completa. La distribución de los vecinos por familias en
las casas indica que el único cambio en sus vidas a lo largo de treinta años es el hecho
de trasladar su vivienda de puerta en puerta:
ACTO I (1919) ACTOII (1929) ACTO III (1949)
Generosa: 55 años
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Urbano: hijo, obrero, entre 15 y Urbano: entre 25 y 30 años Trini: entre 45 y 50 años
20 años
Trini: entre 25 y 30 años Rosa: unos 55 años
Trini: hija entre 15 y 20 años
Carmina: entre 45 y 50 años
Rosa: hija mayor de edad (21
años o más) Carmina, hija: unos 18 años
10. TIEMPO
La vida de los vecinos transcurre sin grandes cambios a lo largo de treinta años. Para
presentar la acción el autor elige tres días cualesquiera de ese período. Los
acontecimientos más interesantes de las vidas de los personajes ocurren precisamente
en un tiempo no dramatizado, es decir en las elipsis de los actos. El espectador conoce
sólo las consecuencias de las decisiones adoptadas por aquéllos en algún momento
transcurrido entre un acto y otro.
Es importante señalar que cada acto representa el tiempo presente de los personajes;
un presente connotado de forma negativa por la ordinariez, en opinión de Fernando
(acto primero) y por la sordidez, según Fernando hijo, treinta años después. Frente a
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este presente se erigen dos sentimientos marcados por la temporalidad que ayudan a
uno y otro personaje a soportar su desesperación: el recuerdo de un pasado feliz y la
esperanza de un futuro mejor.
Buero insiste en que el paso del tiempo sólo se percibe en las transformaciones que
sufren los protagonistas:
1919: los trajes de los personajes se caracterizan por tener un vago aire
retrospectivo, que provoca en el espectador cierto efecto de distanciamiento.
Sabe así que asiste a una representación de principios de siglo.
1929: los protagonistas han envejecido a lo largo de estos diez años. Algunos
de los jóvenes del acto anterior ya son padres, aunque ninguno ha conseguido
sus metas.
1949: la mayoría de los personajes mayores han muerto. Los demás son casi
viejos y serán sustituidos por una nueva generación, que también hace sus
proyectos para el futuro.
La elección de los años no es baladí pues son importantes en la historia de este país
por:
1919: fracaso del turnismo que pone en peligro la restauración encarnada por
Alfonso XIII; huelga general en la barcelonesa compañía eléctrica La
canadiense¸ con triunfo de la CNT que impuso la jornada laboral de ocho horas,
además de la readmisión de los empleados despedidos (fe de Urbano en los
sindicatos en el acto I).
1949: comenzaremos diciendo que no pasan diez años sino veinte (habría
resultado 1939, año especialmente doloroso, como bien saben ustedes;
además ese año Buero fue detenido y encarcelado). Pues 1949: España aislada:
sin embajadas abiertas ni comercio exterior; cartillas de racionamiento,
hambre, autarquía y dictadura. Poca esperanza por mucho lavado de cara (la
escalera ha sido mejorada).
El tiempo interno de la obra está más que justificado, ya que en las dos horas de
representación, el espectador asiste a un periodo de treinta años, que se ve ampliado
por las referencias que Fernando hace en el acto I mientras habla con Urbano sobre
que ya llevan diez años fumando en el casinillo y: “y mañana, o dentro de diez años
que pueden pasar como un día, como han pasado estos últimos… ¡sería terrible seguir
así!”. En el segundo acto el plazo se ha cumplido, no en un día sino en una hora; esa
sensación de transitoriedad se instala dentro del teatro, que abarca no solo la década
que hay entre esos dos actos, sino también la aludida cuando se refiere a ese ayer en
29
que eran niños que fumaban; veinte años que se contraponen a los veinte que pasarán
entre los dos últimos actos. Veinte años atrás, veinte años adelante: una parte
sustancial de una vida. Así se explica el porqué de la elección de los lapsos temporales.
Hay indicios temporales que ayudan a descubrir el tiempo aludido por la acción y el de
los acontecimientos políticos exteriores. En el primer acto se pueden tomar como
claves lo de los recibos de la luz y la abierta referencia a los sindicatos. A partir de aquí
las precisiones interesan menos; los diez años siguientes ”no se notan en nada” que
han padecido los efectos del paso del tiempo: doña Asunción, don Manuel y el señor
Gregorio han muerto; “Paca y Generosa han encanecido mucho”; “Trini es ya una
mujer madura”… sobre Fernando y Urbano Buero precisa poco, tal vez porque lo que
le interesa es la persistencia en sus errores de comportamiento individual y la
hipocresía en sus relaciones, y no las pintas que tienen. Cuando comienza el acto III,
veinte años después, lo hace con una construcción durativa: “la escalera sigue siendo
una humilde escalera de vecindad”. El tiempo, sin embargo, ha hecho estragos físicos
en los habitantes, de hecho algunos resultan irreconocibles (“una viejecita consumida y
arrugada”, que resulta ser Paca). La contemporaneidad está marcada por los dos
nuevos inquilinos: los bien vestidos, cuyo dinamismo contrasta con la lentitud con que
se mueve la anciana, símbolos de la deshumanización de los tiempos, tampoco ellos
dos tendrán esperanzas pues solo manifiestan evolución en el plano económico.
Al personaje de Fernando es a quien más afecta el paso del tiempo. Los años le
provocan angustia y temor, al ver que jamás podrá recuperar el tiempo perdido. En el
Acto I dice: “el tiempo lo dirá todo […] te emplazo para dentro de diez años, por
ejemplo. Veremos, para entonces, quién ha llegado más lejos; si tú con tu sindicato o
yo con mis proyectos […] Aunque quizá no sean muchos diez años […] ¡Es que le tengo
miedo al tiempo! ES lo que más me hace sufrir. Ver cómo pasan los días, y los años…,
sin que nada cambie […] ¡Sería horrible seguir así! Subiendo y bajando la escalera, una
escalera que no conduce a ningún sitio […] perdiendo día tras día […] Por eso es preciso
cortar por lo sano”. De ahí la importancia de empezar el segundo Acto diciendo que
han pasado diez años “que no se notan en nada.”
Urbano también se refiere a la frustrante sensación del paso inexorable del tiempo sin
que nada cambie: “Pero lo más fácil es que dentro de diez años sigamos subiendo esta
30
escalera y fumando en este «casinillo»”. (Acto l). De esta manera, tiempo y espacio se
identifican en la obra y permanecen sin alteraciones a lo largo de la misma.
El tiempo ha acabado con las más pequeñas y las más grandes aspiraciones y sueños
de los inquilinos, aunque queda la esperanza de que la tercera generación no cometa
los mismos errores que las precedentes y pueda desatarse de la escalera.
La escalera será el marco en el que se presentarán los conflictos del ser humano
consigo mismo y con la sociedad, a través de los sueños frustrados, amores no
correspondidos y vanas esperanzas de cambio. Los tres actos de la obra se desarrollan
en el mismo lugar: un “tramo de escalera con dos rellanos”.
Es una figura simbólica que se asocia a un continuo subir y bajar, pero a la vez, al no
cambiar: invariabilidad tanto del individuo como de la sociedad. En la escalera se
superponen los planos de lo privado y lo público (dicotomía de apertura y
hermetismo), pero que no llega a mostrar la intimidad de las viviendas. Así, mientras
permite el acceso a la estrechez de las viviendas, también recuerda el encierro en que
viven los personajes: la permanencia de estos en la casa durante décadas manifiesta la
imposibilidad de salir al exterior. Ni siquiera la ventana que aparece en la primera
acotación ofrece una salida: la falta de luz (la “polvorienta bombilla”), también remite
a la incapacidad de los vecinos de la casa de mirar de manera clara a la realidad.
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b) La escalera como símbolo de la inmovilidad
Sobre la inmovilidad social es imagen simbólica de la gran barrera que divide a los
hombres en una serie de estadios económicos y de oportunidad social, sin la menor
concesión en treinta años.
La escalera representa la vida que los está derrotando. Refiriéndose al acto tercero,
dice Luis Iglesias Feijoo: [...] como el escenario no ha variado, la reaparición de los
personajes es una viva demostración de que su situación tampoco ha sufrido cambios.
Al comienzo de acto II hay cinco vecinos que observan cómo se llevan el ataúd de don
Gregorio. Con ello, la escalera que se vinculaba a la vida de los personajes, se identifica
también con la muerte, idea reforzada por las alusiones al fallecimiento de doña
Asunción y don Manuel. Además con el blanqueo de las paredes indicado al comienzo
del acto III para lavar la cara del edificio, se puede intuir que la escalera acaba
remitirnos a un sepulcro.
Poco a poco, al inicio de cada acto, y viendo el panorama que aprisiona a todos y no les
permite alcanzar la libertad. Están amarrados a ella como prisioneros en su prisión;
todos se han visto abocados a la derrota común, lo que de alguna manera explica la
violencia de la bronca final, que es, por fin, el desahogo del resentimiento contenido
durante años.
12. ESTILO
El espectador tiene la impresión de presenciar unos hechos que han sido extraídos de
la realidad. Para conseguir este efecto de verosimilitud, Buero se apoya en el
mantenimiento de un estilo adecuado a los personajes (acorde con su talante, edad y
condición, inscrito dentro del lenguaje popular, sin llegar al sainete) y a las situaciones
(al reflejar únicamente situaciones cotidianas y triviales dota a su historia de las notas
de monotonía necesarias para su comprensión).
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a) Las acotaciones
1. Las iniciales, que encabezan cada acto, nos muestran el espacio físico en el que se
va a desarrollar la acción. A través de las acotaciones iniciales se nos sugiere
perfectamente el paso del tiempo mediante la descripción del escenario, cada vez más
decrépito, como se parecía en la acertada adjetivación.
b) Los diálogos
Podemos distinguir algunos tipos de diálogo según las situaciones creadas en la obra:
3. Declaraciones amorosas.
c) Los monólogos
En la obra sólo encontramos el monólogo de Paca, que habla sola mientras sube
fatigosamente las escaleras (comienzo del tercer acto). Es un monólogo de reflexión,
en que se identifica con la escalera en el que Buero, a través del lenguaje senil de la
anciana, pone al espectador en antecedentes de lo ocurrido entre los dos actos,
convirtiéndose en realidad en un diálogo con la propia escalera.
d) El lenguaje coloquial
A Buero Vallejo le interesa que su mensaje sea captado fácilmente por el espectador,
de ahí que no utilice ideas rebuscadas o conceptos oscuros. El lenguaje se hace así
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asequible para el espectador y Buero consigue con ello dotar de realismo y
verosimilitud a los personajes que presenta en su historia (pertenecientes a la clase
media-baja) y reflejar la imagen real de una época a través de los personajes, a cuya
situación socio-cultural se adecua su forma más o menos vulgar de expresarse. No hay
marcadas diferencias en el habla de unos y otros, ya que todos pertenecen a la misma
clase social.
d) Uso del mandato categórico y de los insultos. En las peleas que mantienen los
vecinos la violencia va en aumento y proliferan los insultos. Si Paca llama a su hija Rosa
“condenada” y “golfa”, después la tratará de “imbécil” y “basura”.
El pésimo resultado de su matrimonio hace que Elvira recuerde con nostalgia lo que
podría haber sido su vida si hubiera elegido un camino diferente. De ahí que emplee en
numerosas ocasiones el pluscuamperfecto de subjuntivo, un grado bastante elevado
de irrealidad, imposible alcanzar, porque ha finalizado el tiempo y su ocasión ha
pasado: “Si hubiera sabido lo que llevaba... Si hubiera sabido que no eras más que un
niño mimado...” (Acto II.)
f) El tratamiento
Por otra parte, es interesante observar las diferencias de tratamiento que reciben unos
personajes y otros. Los hijos de Paca y Generosa tratan a sus padres de “usted”. Esto
era lo habitual entre las familias urbanas más o menos populares de las primeras
décadas de siglo. Sin embargo, Fernando y Elvira utilizan con sus padres (que a su vez
reciben el tratamiento de “don/doña” de los demás vecinos) el tuteo. Mientras Urbano
y Fernando se tutean, sus mujeres se tratan de usted, demostrando la tensión que
existe entre ambas y su mutua antipatía.
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13. SOCIEDAD
Para muchos la obra de Buero es un trasunto de la realidad social española de los años
cuarenta, y que él fue el primero en reflejar su problemática en una pieza teatral. El
modelo escenográfico de la casa de vecinos, donde se unen distintas vidas y destinos,
se constituye por primera vez como una crítica a la dictadura franquista con u evidente
carácter testimonial. Las conversaciones en la escalera por parte de las mujeres
informan con breves retazos la problemática realidad social y la carestía de la vida. El
“casinillo” es el espacio escondido, ideal para confidencias, donde se habla
veladamente de los movimientos políticos del exterior, de la conciencia obrera, pero
también de amor y desengaño.
Aunque de pasada, a lo largo de los dos primeros actos se alude a algunos aspectos de
la situación social y sindical de los años 20. Y, aun cuando no hay referencias a la
Guerra Civil española (1936-1939), el espectador de 1949 sabe que la guerra ha
transcurrido entre el segundo y el tercer acto.
En las escenas que se suscitan con motivo del cobro del recibo de la luz se nos
muestran las dificultades económicas cotidianas de los inquilinos. Don Manuel y su hija
han de pagar el doble que la familia de Generosa, compuesta por cuatro personas,
pero ello no les causa el menor problema. No sucede lo mismo con los demás
inquilinos, para quienes la factura de la luz constituye una carga, hasta el punto de
haber quien no puede responder al cobro.
Por razones obvias (la censura) en la obra no se hace ninguna referencia a la Guerra
Civil y el público de 1949 tenía el hecho muy presente -sólo habían pasado diez años
desde su final y conocía bien las causas del fracaso del sindicato defendido por Urbano
y lo que tal fracaso entrañaba.
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movimientos políticos del exterior, con el renacer de la conciencia obrera y su lucha
contra la burguesía, el reproche político surge de la inestabilidad que se produce al
intentar huir de esa escalera y no poder conseguirlo. La escalera no es solo el lugar de
encuentro, es donde se canaliza la amargura que llena el interior de las casas, y que
viene de la calle lleno de desencanto y fracaso.
La vigencia ética de esta obra se hace patente en los valores que promueven la
conciencia y la solidaridad en aras del bien común, la importancia de la honestidad
frente a la corrupción moral, económica y política, de la verdad ante la mentira y la
manipulación, de la libertad ante la sumisión y de la esperanza en la tragedia de la vida
humana. Es el perfecto ejemplo de compromiso ético con el ser humano y con el país.
El autor consigue que el espectador contemple lo representado como algo real, hasta
el punto de poder identificarse con la acción situándose en el lugar de los
protagonistas y comprometerse con la historia. El público debe reflexionar acerca del
modo de evitar o de solucionar los males que los personajes no acertaron a resolver a
tiempo.
Al final de la representación, Buero parece dar muestras de una muy lejana esperanza
en el futuro. Las últimas palabras que se pronuncian renuevan la posibilidad de que el
amor y la sinceridad hagan la vida más llevadera.
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BIBLIOGRAFÍA
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bur
deos_antonio_buero_vallejo.htm
http://masterlengua.com/estudio-de-historia-de-una-escalera/
https://cdn.mcu.es/wp-content/uploads/2012/08/25-HISTORIA-DE-UNA-
ESCALERA-03-04.pdf
https://andrespr5.files.wordpress.com/2018/03/estudio-de-historia-de-una-
escalera.pdf
https://es.slideshare.net/mmuntane/historia-de-una-escalera-75691968
http://www.iesseneca.net/iesseneca/IMG/pdf/aproximacion_a_hta_escalera-
convertido.pdf
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TEXTOS Y PREGUNTICAS
TEXTO 1
(Una viejecita consumida y arrugada, de obesidad malsana y cabellos completamente blancos,
desemboca, fatigada, en el primer rellano. Es PACA. Camina lentamente, apoyándose en la barandilla, y
lleva en la otra mano un capacho lleno de bultos.)
PACA.—(Entrecortadamente.) ¡Qué vieja estoy! (Acaricia la barandilla.) ¡Tan vieja como tú! ¡Uf! (Pausa.)
¡Y qué sola! Ya no soy nada para mis hijos ni para mi nieta. ¡Un estorbo! (Pausa.) ¡Pues no me da la gana
de serlo, demontre! (Pausa. Resollando.) ¡Hoj! ¡Qué escalerita! Ya podía poner ascensor el ladrón del
casero. Hueco no falta. Lo que falta son ganas de rascarse el bolsillo. (Pausa.) En cambio, mi Juan la subía
de dos en dos... hasta el día mismo de morirse. Y yo, que no puedo con ella..., no me muero ni con
polvorones. (Pausa.) Bueno, y ahora que no me oye nadie. ¿Yo quiero o no quiero morirme? (Pausa.) Yo
no quiero morirme. (Pausa.) Lo que quiero (Ha llegado al segundo rellano y dedica una ojeada al I), es
poder charlar con Generosa, y con Juan... (Pausa. Se encamina a su puerta.) ¡Pobre Generosa! ¡Ni los
huesos quedarán! (Pausa. Abre con su llave. Al entrar.) ¡Y que me haga un poco más de caso mi nieta,
demontre!
a) Quién es Paca.
TEXTO 2
COBRADOR.—La luz. Tres veinte.
DOÑA ASUNCIÓN.—(Cogiendo el recibo.) Sí, claro... Buenos días. Espere un momento, por favor. Voy
adentro...
(Se mete. PACA sale refunfuñando, mientras cuenta las monedas.)
PACA.—¡Ahí va!
(Se las da de golpe.)
COBRADOR.—(Después de contarlas.) Está bien.
PACA.—¡Está muy mal! ¡A ver si hay suerte, hombre, al bajar la escalera!
(Cierra con un portazo. ELVIRA sale.)
ELVIRA.—Aquí tiene usted. (Contándole la moneda fraccionaria.) Cuarenta..., cincuenta..., sesenta... y
cinco.
COBRADOR.—Está bien.
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e) Según Paca, ¿cómo solucionaría su hijo Urbano el abuso que ha cometido la
compañía eléctrica al subir la tarifa? Indique qué importancia tiene esta actitud en el
desarrollo general de la obra.
TEXTO 3
FERNANDO.—Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escucha: voy a estudiar mucho, ¿sabes? Mucho.
Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año... Como para entonces ya ganaré bastante,
estudiaré para aparejador. Tres años. Dentro de cuatro años seré un aparejador solicitado por todos los
arquitectos. Ganaré mucho dinero. Por entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en
un pisito limpio y tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que para entonces me haga
ingeniero. Y como una cosa no es incompatible con la otra, publicaré un libro de poesías, un libro que
tendrá mucho éxito...
CARMINA.—(Que le ha escuchado extasiada.) ¡Qué felices seremos!
FERNANDO. - ¡Carmina!
(Se inclina para besarla y da un golpe con el pie a la lechera, que se derrama estrepi-
tosamente. Temblorosos, se levantan los dos y miran, asombrados, la gran mancha blanca
en el suelo.)
a) Señale la importancia de este fragmento.
d)Qué diferencias encuentra entre esta declaración y la del último acto. ¿Hay alguna
declaración amorosa más en la obra? Dé una visión de conjunto.
e) ¿Qué proyectos tiene Fernando y para cuándo los fía? Relacione sus palabras con los
reproches que Urbano le hizo previamente y en particular con el derramamiento de la
leche con que se cierra el acto.
f) Según Fernando, ¿en qué se fundamenta su amor por la muchacha? Más importante
aún, ¿por qué necesita su consuelo? ¿Cómo reacciona Carmina tras las encendidas
palabras de su vecino?
TEXTO 4
Pasaron velozmente veinte años más. Es ya nuestra época. La escalera sigue siendo una humilde escalera
de vecinos. El casero ha pretendido, sin éxito, disfrazar su pobreza con algunos nuevos detalles
concedidos despaciosamente a lo largo del tiempo: la ventana tiene ahora cristales romboidales colo-
reados, y en la pared del segundo rellano, frente al tramo, puede leerse la palabra QUINTO en una placa
de metal. Las puertas han sido dotadas de timbre eléctrico, y las paredes, blanqueadas.
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general del ambiente.
e) ¿Qué cambios ha experimentado? Pese a ellos, ¿qué continúa inalterado? ¿Por qué
crees que el autor pone tanto énfasis en describir la escalera?
TEXTO 5
PACA.—¡Ea! No hay que llorar más. Ahora a vivir, A salir adelante.
GENEROSA.—No tengo fuerzas...
PACA.—¡Pues se inventan! No faltaba más.
GENEROSA.—¡Era tan bueno mi Gregorio!
PACA.—Todos nos tenemos que morir. Es ley de vida.
GENEROSA.- Mi Gregorio...
PACA.—Hala. Ahora barremos entre las dos la casa. Y mi Trini irá luego por la compra y hará la comida.
¿Me oyes, Trini?
TRINI.-Sí, madre.
GENEROSA.—Yo me moriré pronto también.
CARMINA.-¡Madre!
PACA.—¿Quién piensa en morir?
GENEROSA.—Sólo quisiera dejar a esta hija... con un hombre de bien... antes de morirme.
PACA.—¡Mejor sin morirse!
GENEROSA.-¡Para qué!...
PACA.—¡Para tener nietos, alma mía! ¿No le gustaría tener nietos?
(Pausa.)
GENEROSA.—¡Mi Gregorio!...
PACA.—Bueno. Se acabó. Vamos adentro. ¿Pasas, Juan?
SEÑOR JUAN.—Luego entraré un ratito. ¡Lo dicho, Generosa! ¡Y a tener ánimo!
(La abraza.)
GENEROSA.-Gracias...
(El SEÑOR JUAN y TRINI entran, en su casa y cierran. GENEROSA, PACA y CARMINA se dirigen al I.)
GENEROSA.—(Antes de entrar.) ¿Qué va a ser de nosotros, Dios mío? ¿Y de esta niña? ¡Ay, Paca! ¿Qué va a
ser de mi Carmina?
CARMINA.—No se apure, madre.
PACA.-Claro que no. Ya saldremos todos adelante. Nunca os faltarán buenos amigos.
GENEROSA.—Todos sois muy buenos.
PACA.—¡Qué buenos, ni qué... peinetas! ¡Me dan ganas de darle azotes como a un crío!
TEXTO 6
ELVIRA.—¿Vamos, Fernando? (Ante el silencio de él.) No te preocupes, hombre. (A CARMINA.) Está
preocupado porque al nene le toca ahora la teta. (Con una tierna mirada para FERNANDO.) Se desvive por
su familia. (A CARMINA.) Le daré el pecho en su casa. No le importa, ¿verdad?
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CARMINA.-Claro que no.
ELVIRA.—Mire qué rico está mi Fernandito. (CARMINA se acerca después de lograr desprenderse de UR-
BANO.) Dormidito. No tardará en chillar y pedir lo suyo.
CARMINA.-Es una monada.
ELVIRA.—Tiene toda la cara de su padre. (A FERNANDO.) Sí, sí; aunque te empeñes en que no. (A CARMINA.)
Él asegura que es igual a mí. Le agrada mucho que se parezca a mí. Es a él a quien se parece, ¿no cree?
CARMINA.-Pues... no sé. ¿Tú qué crees, Urbano?
URBANO.-No entiendo mucho de eso. Yo creo que todos los niños pequeños se parecen.
FERNANDO.—(A URBANO.) Claro que sí. Elvira exagera. Lo mismo puede parecerse a ella, que... a Carmina,
por ejemplo.
ELVIRA.—(Violenta.) ¡Ahora dices eso! ¡Pues siempre estás afirmando que es mi vivo retrato!
CARMINA.-Por lo menos, tendrá el aire de familia. ¡Decir que se parece a mí! ¡Qué disparate!
URBANO.—¡Completo!
CARMINA. -(Al borde del llanto.) Me va usted a hacer reír, Fernando, en un día como éste.
URBANO.—(Con ostensible solicitud.) Carmina, por favor, no te afectes. (A FERNANDO.) ¡Es muy sensible!
(FERNANDO asiente.)
(Y aparta a CARMINA, con triunfal solicitud que brinda a FERNANDO, para dejar pasar al
matrimonio.)
a) ¿Cómo demuestra Elvira sus celos, su rencor sin fin, su comportamiento infantil
y caprichoso? ¿Cómo reacciona Fernando ante sus palabras? Sobre todo, ¿qué
parece preocuparle?
b) ¿En qué adviertes la malevolencia de los comentarios de Elvira? ¿Qué perversa
intención tiene su ambigua frase dirigida a Carmina: “Pero hoy tiene motivo
para entristecerse”? ¿Por qué después de que Fernando le diga a Elvira:
“Cuando quieras, nena”, replica Urbano: “Déjalos pasar, nena”?
c) Señale la importancia del fragmento en la obra
d) Señale los temas de la hipocresía y los rencores ocultos. ¿Cuándo estallará la
tensión no resuelta entre ambas parejas?
e) A qué obra, género y momento literario del autor pertenece el fragmento.
TEXTO 7
JOVEN.—Buenos días.
SEÑOR.—Buenos días. ¿A la oficina?
JOVEN.—Sí, señor. ¿Usted también?
SEÑOR.—Lo mismo. (Bajan emparejados.) ¿Y esos asuntos?
JOVEN.-Bastante bien. Saco casi otro sueldo. No me puedo quejar. ¿Y usted?
SEÑOR.—Marchando. Sólo necesitaría que alguno de estos vecinos antiguos se mudase, para ocupar un
exterior. Después de desinfectarlo y pintarlo, podría recibir gente.
JOVEN.—Sí, señor. Lo mismo queremos nosotros.
SEÑOR.—Además, que no hay derecho a pagar tantísimo por un interior, mientras ellos tienen los
exteriores casi de balde.
JOVEN.—Como son vecinos tan antiguos...
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SEÑOR.—Pues no hay derecho. ¿Es que mi dinero vale menos que el de ellos?
JOVEN.—Además, que son unos indeseables.
SEÑOR.-No me hable. Si no fuera por ellos... Porque la casa, aunque muy vieja, no está mal.
JOVEN.-No. Los pisos son amplios.
SEÑOR.-Únicamente la falta de ascensor.
a) Quiénes son y qué representan estos personajes
b) En qué momento de la obra aparecen
c) Indique qué tipo de relación y por qué mantienen con el resto de vecinos y en
qué tono hablan de los vecinos ya antiguos del edificio.
d) Hable del tiempo en la obra
e) Hable del espacio en la obra
TEXTO 8
FERNANDO, HIJO.—¿Qué tengo yo que ver con vuestros rencores y vuestros viejos prejuicios? ¿Por qué no
vamos a poder querernos Carmina y yo?
ELVIRA.—¡Nunca!
FERNANDO.—No puede ser, hijo.
FERNANDO, HIJO.-Pero ¿por qué?
FERNANDO.-Tú no lo entiendes. Pero entre esa familia y nosotros no puede haber noviazgos.
FERNANDO, HIJO.-Pues os tratáis.
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FERNANDO.—Nos saludamos, nada más. (Pausa.) A mí, realmente, no me importaría demasiado. Es tu
madre...
ELVIRA.-Claro que no. ¡Ni hablar de la cosa!
FERNANDO.—Los padres de ella tampoco lo consentirían. Puedes estar seguro.
ELVIRA.—Y tú debías ser el primero en prohibírselo, en vez de halagarle con esas blanduras impro-
cedentes.
FERNANDO. - ¡Elvira!
ELVIRA.—¡Improcedentes! (A su hijo.) Entra, hijo.
FERNANDO, HIJO.—Pero, mamá... Papá... ¡Cada vez lo entiendo menos! Os empeñáis en no comprender
que yo..., ¡no puedo vivir sin Carmina!
FERNANDO.—Eres tú el que no nos comprendes. Yo te lo explicaré todo, hijo.
ELVIRA.—¡No tienes que explicar nada! (A su hijo.) Entra.
FERNANDO.-Hay que explicarle, mujer... (A su hijo.) Entra, hijo.
FERNANDO, HIJO.-(Entrando, vencido.) No os comprendo... No os comprendo...
a) Cómo ha evolucionado el personaje de Fernando en la obra
b) ¿Y el de Elvira? Qué tipo de relación mantienen y desde qué momento se
intuye que esto es así.
c) Cuál es el subtema presente en el fragmento
d) ¿Por qué los padres desaprueban esa relación y afirman que los de Carmina
harán lo propio? ¿Se comprende que Elvira no quiera dar explicaciones a su
hijo, mientras que Fernando cree que es necesario?
e) Qué escena paralela se está dando.
f) Establezca un paralelismo con el acto I.
TEXTO 10
CARMINA.—¡Eso! ¡Un cobarde! ¡Eso es lo que has sido siempre! ¡Un gandul y un cobarde!
URBANO.—¡Tú, cállate!
CARMINA.—¡No quiero! Tenía que decírselo. (A FERNANDO.) ¡Has sido un cobarde toda tu vida! Lo has sido
para las cosas más insignificantes... y para las más importantes. (Lacrimosa.) ¡Te asustaste como una
gallina cuando hacía falta ser un gallo con cresta y espolones!
URBANO.—(Furioso.) ¡Métete para adentro!
CARMINA.-¡No quiero! (A FERNANDO.) Y tu hijo es como tú: un cobarde, un vago y un embustero. Nunca se
casará con mi hija, ¿entiendes?
a) Indique en qué momento se produce este diálogo
b) Qué paralelismo hay con el acto I
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c) Hasta este momento cómo era la relación entre ambos matrimonios
d) Justifique cuál es el detonante de esta discusión
e) Fernando y Urbano se echan en cara que sus respectivos hijo e hija se comportan
como Fernando y Carmina en la juventud. ¿Qué defecto ve Urbano en Fernando
hijo, y qué lacra de Carmina hija censura Fernando? ¿Qué frase de Urbano es toda
una trágica síntesis del fracaso de todos?
f) Qué le reprocha Carmina a Fernando? ¿Qué revela de Carmina las lágrimas que
vierte y la rabia con que se encara con su antiguo pretendiente? ¿A quién hace
responsable de la infelicidad de todos y por qué?
g) No menos airada es la reacción de Elvira. ¿Con qué palabras descalifica a sus
vecinos? ¿De qué modo menosprecia a Carmina e incluso a su propio marido,
Fernando?
h) ¿Es el final de la obra? ¿Por qué?
TEXTO 10
PEPE.—Será si quiero. ¡Estos mocosos! (Alisándose la manga.) ¡Que no levantan dos palmos del
suelo y quieren medirse con hombres! Si no mirara...