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INMUNOLOGIA ARACELY MORALES SÁNCHEZ

603 Q.F.B.

PROCESOS DE INMUNIZACIÓN Y TIPOS DE VACUNAS


Las aplicaciones han crecido los últimos años de forma exponencial. La vacunación es la mas conocida y
la más exitosa aplicado de los principios inmunológicos para la salud humana.
Incluso Pasteur no tenía una comprensión adecuada o sobre la vacunación (antecedentes del conejo con
rabia) o las funciones de los linfocitos, mientras espero otro medio siglo. Finalmente, con la teoría de
selección natural de Burnett (1957) y el descubrimiento de linfocitos T y B (1965) la clave del mecanismo
de vacunación fue clara. El o los antígenos de las vacunas necesitan inducir por expansión clonal en células
T y /o B específicas, dejando atrás una población de células de memoria. Estas permiten el siguiente
encuentro con los mismos antígenos para producir una segunda repuesta que es mas rápida y efectiva que
la típica primera respuesta. La primera respuesta es ocasional y lenta para prevenir enfermedades serias.
La vacunación, por lo tanto, involucra a la inmunidad adaptativa, el arte de la vacunación comienza a
producir preparaciones antigénicas del patógeno que:
• Son seguros de administrar
• Inducen el correcto orden de inmunidad
• Son asequible para la población en la que apuntan.
Para muchas enfermedades, estos ha sido archivados con brillante éxito, pero para otros no hay vacuna
alguna.
La inducción artificial de la inmunidad puede ser activa o pasiva
La inmunidad contra agentes infecciosos para comenzar puede ser
pasiva, generalmente por transferencia de anticuerpos, o pasiva,
mediante exposición de u agente infeccioso o uno o varios de sus
antígenos, para estimular la respuesta inmunitaria protectora. También
puede clasificarse como natural como inmunización de la madre al
feto, o bien puede ser artificial, que consiste en inmunizar
intencionalmente con administración artificial de uno o más antígenos.

Inmunización artificial
• Inmunidad pasiva artificial. - Es la transferencia de anticuerpos ya
formados de un individuo a otro de la misma o distinta especie, cuya
duración es de aproximadamente tres meses. Los principalmente usados
son: inmunoglobulina, hiperinmunoglobulina humana homóloga, suero
hiperinmune heterólogo y el faboterápico. Como ejemplo, la
sueroterapia, consiste en introducir el antígeno correspondiente a un
animal (normalmente se ha utilizado el caballo), que sintetiza los
anticuerpos contra una enfermedad determinada. Tras la extracción de la
sangre del animal se aíslan y purifican los anticuerpos que van a ser
inyectados a la persona infectada. También se pueden extraer de la sangre
de otra persona que ha superado la infección.
Es útil para individuos que no pueden formar anticuerpos (alteraciones
congénitas o adquiridas de los linfocitos B) o para aquellos sin afección
inmunitaria, que puedan desarrollar enfermedad antes que la inmunización activa estimule la producción
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de anticuerpos (profilaxis pos exposición a rabia, tétanos), lo que requiere de 7 a 10 días. También es útil
cuando no se dispone de vacunas, en forma conjunta con ellas como en el tratamiento de la rabia, en el
manejo de efectos de ciertas toxinas o venenos (picaduras de víboras o arañas), en forma terapéutica cuando
la enfermedad se encuentra en curso y la administración de anticuerpos específicos puede atenuar o ayudar
a suprimir los efectos de una toxina (botulismo, difteria, tétanos) y como inmunosupresor.

Peligros de la inmunización pasiva: puede desarrollar enfermedad con una sola inyección de suero
extraño, pero, con mayor frecuencia, se presenta en pacientes que han sido inyectados previamente con
proteínas de la misma especie o alguna relacionada. Las reacciones varían en gravedad desde enfermedad
del suero que se presenta días a semanas después del tratamiento, hasta anafilaxis aguda con disnea, colapso
cardiovascular e inclusive muerte.
Inmunidad activa artificial. - inmunidad artificial activa se consigue con la vacunación, que consiste en
introducir gérmenes muertos o atenuados, incapaces de desarrollar la enfermedad, pero que son portadores
de los antígenos específicos. Entonces, el organismo responde fabricando anticuerpos (respuesta primaria)
y queda inmunizado contra la enfermedad, ya que, cuando se produzca un nuevo contacto con el antígeno,
se desencadenará la respuesta secundaria, por lo que no se producirá la infección.
La vacunación se basa en la capacidad de los linfocitos, tanto B como T, de responder a los antígenos
específicos y transformarse en células de memoria y, por tanto, representa una forma de inmunidad
adaptativa potenciada activamente. Las vacunas tienen que ser capaces de activar las distintas células del
sistema inmune: células presentadoras de antígeno (por ejemplo, células dendríticas) y linfocitos T y B
vírgenes produciendo linfocitos de memoria. Estos clones de memoria son lo que nos protegerán
eficientemente cuando no enfrentemos a los patógenos y tienen que ser los más duraderos posibles. La
vacuna ideal es aquella que induce memoria de por vida

DE LA INMUNIDAD INNATA A LA ADAPTATIVA ACTIVACIÓN: LOS PRIMEROS PASOS


DESPUÉS DE LA INMUNIZACIÓN
Repuesta de células B extra foliculares a
polisacárido de antígeno.
Luego de la inyección (1), los patrones asociados a
patógenos contenidos en los antígenos vacunales
atraen a las células dendríticas, monocitos,
neutrófilos los que recorren el cuerpo (2). Si el
complejo adyuvante/antígeno emite suficientes
“señales de peligro”, se activan los monocitos y las
células dendríticas (3) los que modifican sus
receptores de superficie e induce su migración a
través de los vasos linfáticos (4), a los ganglios
linfáticos (5) donde se produce la activación de los
linfocitos T y B.
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Generador de respuesta de célula B.


En respuesta a la llegada de
antígenos a los ganglios
linfáticos o al bazo, las células
B capaces de unirse a dicho
antígeno con su Ig de
superficie (1) son activadas.
En una reacción extrafolicular
(2) las células B rapidamente
se diferencian en células
plasmáticas (3) que producen
anticuerpos de baja afinidad
que circulan en bajos niveles
en el plasma luego de unos pocos días desde la inmunización (4) Células T-helper (5) que han sido
activadas por células dendríticas asociadas a antígenos activan a ciertas células B específicas a migrar
hacia células foliculares dendríticas (6) iniciando la reacción del centro germinal (CG). En los CG las
células B reciben señales adicionales de las células T foliculares, iniciando una proliferación clonal
masiva pasando de IgM a IgG, IgA o IgE, madurando su afinidad (7) y diferenciándose en células
plasmáticas que secretan grandes cantidades de anticuerpos específicos contra dicho antígeno. (8). Al
finalizar la reacción del CG, algunas células plasmáticas salen de los ganglios linfáticos y bazo, migrando
a “nichos” de superviviencia, los cuales se ubican mayoritariamente en la médula ósea (9)
Tipos de vacunas
El agente que se utiliza para la inmunización activa se denomina genéricamente antígeno o agente
inmunizante. Estos pueden consistir de virus “vivos” atenuados (virus del sarampión), o bacterias vivas
atenuadas (bacilo Calmette–Guérin [BCG]), bacterias muertas (Vibrio cholerae) o virus “muertos”
(poliomielitis). También puede ser una toxina bacteriana inactivado (toxoide tetánico), o un componente
específico una bacteria (polisacárido de Haemophilus influenzae) o de un virus (Neuraminidasa de Virus
Influenzae). Puede ser un segmento recombinante de DNA (virus de hepatitis B), en cuyo caso se
expresaría en otra célula viviente (levaduras, Escherichia coli).
En cada caso, casi siempre contiene, aparte del antígeno deseado, otros ingredientes como otros antígenos
derivados del huésped o del tejido, líquidos de suspensión que pueden ser complejos y contener
ingredientes proteicos propios (cultivo de tejido en los que han crecido los virus, yema de huevo),
conservadores y estabilizantes que se añaden para evitar el crecimiento bacteriano o estabilizar ciertos
antígenos, y adyuvantes para incrementar la inmunogenicidad (aluminio, conjugado proteico). Las
reacciones indeseables pueden ocurrir contra el antígeno principal o los componentes agregados.
Las vacunas a virus atenuados, por ejemplo, tienen más probabilidad de ser eficaces pues pueden
reproducir muchas características de la infección natural como la replicación del virus, localización en el
lugar apropiado del cuerpo, inducción eficaz de células T citotóxicas (relacionado a la asociación del
antígeno con las moléculas del MHC de clase I luego de su síntesis en la célula), diseminación de la cepa
atenuada en la población normal mediante la transmisión del virus según el mismo mecanismo que en la
enfermedad, pueden administrarse en general en una sola dosis, no necesitan adyuvantes, su costo es bajo,
la inmunidad suele durar varios años e inducen respuesta mediada por Ig G, Ig A y por células. Dan lugar
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a respuestas inmunitarias de tipo humoral y celular que proporcionan una inmunidad intensa y de larga
duración, parecida, aunque inferior, a la producida por la infección natural. Por esto, en las vacunas vivas
atenuadas, la administración de una sola dosis suele ser normalmente suficiente.
Las vacunas a gérmenes muertos (inactivadas) se administran por inyección, habitualmente en múltiples
dosis, suelen necesitar de adyuvantes. En algunos casos las vacunas contienen los virus o bacterias
enteros. En este tipo de vacunas la respuesta sólo es de tipo humoral, por lo que la inmunidad que
proporcionan es de menor intensidad y menor duración e inducen principalmente inmunidad mediada por
Ig G y poca o ninguna inmunidad celular, excepto en el caso de los toxoides.
Las vacunas de anatoxinas o toxoides En otros, se obtienen a partir de toxinas, es decir, de antígenos
secretados por los microorganismos, tratados con formol y calor para su inactivación, recibiendo el
nombre de toxoides o anatoxinas, son muy inmunogénicas, dando lugar a una inmunidad intensa y de
larga duración, hasta 10 años. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el antígeno no se multiplica en el
organismo, por lo que la primovacunación necesita la administración de varias dosis.
Las vacunas de polisacáridos capsulares también son altamente inmunogénicas, pero tienen el
inconveniente que sólo proporcionan protección frente a los serotipos incluidos en la vacuna. En el caso
de antígenos T independientes como los polisacáridos que no estimulan a las células T, inducen sólo
respuestas primarias, las respuestas secundarias son muy pobres o nulas, no inducen memoria
inmunológica y son particularmente ineficaces en niños menores de 2 años de edad, se los trata de
conjugar con proteínas (ej. vacunas para neumococos y meningococos) o usar anticuerpos anti – idiotipo
como sustitutos.
Vacunas sintéticas. Actualmente se pueden producir antígenos y péptidos por clonación de genes y se está
investigando la forma más inmunogénica de administrarlos. Un método consiste en unir los péptidos a
moléculas portadoras más grandes, incluyendo en lo posible secuencias que activen a las células T. Un
problema que se presenta es la diferencia de respuesta o ausencia de la misma por causas genéticas con
relación a los antígenos del MHC en los diferentes individuos. Otro problema es el de la incorporación de
la porción carbohidrato en las proteínas glicosiladas cuando esta juega un papel importante en su
inmunogenicidad.
Vacunas anti-idiotipo. Otra vía de investigación está encaminada a desarrollar vacunas que consisten en
anticuerpos que son copias del antígeno en sus sitios de combinación (idiotipo). Para ello se utiliza la
tecnología de los anticuerpos monoclonales y se aprovecha que estos antígenos sustitutos al ser proteínas
se comportan como antígenos T dependientes, se ha experimentado inmunizando ratones contra antígenos
estreptocócicos y tripanosómicos y frente a algunas endotoxinas.
Bibliografía:
Plotkin S, Orenstein W, Offit P. Vaccines, 5th Edition. Saunders, 2008. Vaccine Inmunology. Disponible
en: http://www.who.int/immunization/documents/Elsevier_Vaccine_immunology/en/index.html
McPherson, Gordon. (2012). Inmunologa: conceptos y evidencias. México: McGraw Hill Mexico, 1.
Alonso Espadalé, R. M., & Martí Solé, M. C. (1990). La inmunización activa: una herramienta de
prevención. Recuperado 26 mayo, 2018, de
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/301a400/ntp_3
84.pdf

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