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Investigación con perspectiva de género sobre la tortura sexual contra las mujeres

Módulo 2. Los delitos

Clasificación jurídica general

La observancia de los principios rectores del procedimiento penal es sustancial, ya que


busca asegurar el adecuado desarrollo de los ciudadanos y las ciudadanas en un marco
de seguridad y libertades, entendiéndose que un proceso penal sólo podrá considerarse
legítimo si permite sentenciar a los y las culpables y absolver a los y las inocentes, por
medio de un método que, a la luz del público y con la participación de las partes, permita
conocer, más allá de toda duda razonable, la verdad de lo sucedido. Así, los principios son
directrices concebidas como exigencias que deben satisfacerse para garantizar el derecho
humano al debido proceso, en sus diferentes vertientes: ya para asegurar la defensa
adecuada; para orientar la incorporación y producción de los medios de prueba en que
se sustente la acusación o la defensa; esto es, garantizan que los hechos del proceso no se
demuestren a cualquier costo y por cualquier medio, lo que, a su vez, permite garantizar
un juicio justo, entre otros.

A su vez, la sustancia del procedimiento se sienta sobre las bases de los principios
rectores en materia penal, que se limitan, como su nombre lo indica, a los
principios que rigen la materia sustantiva penal (códigos penales), con el objeto
de dar seguridad jurídica a los ciudadanos y las ciudadanas.

En tal sentido, es necesario precisar que los delitos previstos en la LGT, constituyen
tipos de formulación alternativa o alternativamente formados, ya que de su
descripción típica se desprenden diversas hipótesis que pueden actualizarse,
por lo que el Ministerio Público deberá ser meticuloso al hacer la adecuación
típica de la conducta atribuida a las personas acusadas, al tipo penal que les
corresponda, atento a los principios de acusatoriedad y de estricta legalidad que
rigen en el sistema procesal penal acusatorio.

No se soslaya que si bien, dentro del


Código Nacional de Procedimientos
Penales (CNPP) se establece que no
obstante la propuesta de clasificación
jurídica que de una conducta haga el
Ministerio Público, el o la juez podrá
hacer una distinta; cierto es también
que, de una interpretación sistemática
del CNPP (por ejemplo, el artículo 143,

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pedimento de la orden de aprehensión y el 316, al dictar el auto de vinculación
a proceso) esta reclasificación por parte del o la juez, sólo puede hacerse en
actos previos a la formulación de la acusación. Ello significa que, a partir de la
acusación, el Ministerio es quien debe clasificar la conducta, por lo que un yerro
en la formulación de la misma podría dar lugar a la exoneración de la persona
acusada.

Entonces, ¿cuáles son los elementos integradores de los delitos y cómo se determina la
hipótesis de previsión y sanción de los mismos? Al respecto, el CNPP, en el artículo 406,
señala que, para dictar una sentencia condenatoria, deben acreditarse los elementos del
delito y la culpabilidad de la persona acusada, de la siguiente manera:

Artículo 406. Sentencia condenatoria.

[…] Al dictar sentencia condenatoria se indicarán los márgenes de la punibilidad


del delito y quedarán plenamente acreditados los elementos de la clasificación
jurídica; es decir, el tipo penal que se atribuye, el grado de la ejecución del hecho,
la forma de intervención y la naturaleza dolosa o culposa de la conducta, así como
el grado de lesión o puesta en riesgo del bien jurídico.

La sentencia condenatoria hará referencia a los elementos objetivos, subjetivos y


normativos del tipo penal correspondiente, precisando si el tipo penal se consumó
o se realizó en grado de tentativa, así como la forma en que el sujeto activo haya
intervenido para la realización del tipo, según se trate de alguna forma de autoría
o de participación, y la naturaleza dolosa o culposa de la conducta típica.

En toda sentencia condenatoria se argumentará por qué el sentenciado no


está favorecido por ninguna de las causas de la atipicidad, justificación o
inculpabilidad; igualmente, se hará referencia a las agravantes o atenuantes que
hayan concurrido y a la clase de concurso de delitos si fuera el caso.

De lo anterior se desprende que en la sentencia condenatoria deberá señalarse por qué la


persona sentenciada no será favorecida por ninguna de las causas que excluyan o extingan
al delito, y a contrario sensu, el CNPP define con claridad en qué consisten las circunstancias
que los excluyen; así, en el artículo 405 del CNPP, se señala:

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Artículo 405. Sentencia absolutoria.

[…] I. Son causas de atipicidad: la ausencia de voluntad o de conducta, la falta


de alguno de los elementos del tipo penal, el consentimiento de la víctima que
recaiga sobre algún bien jurídico disponible, el error de tipo vencible que recaiga
sobre algún elemento del tipo penal que no admita, de acuerdo con el catálogo
de delitos susceptibles de configurarse de forma culposa previsto en la legislación
penal aplicable, así como el error de tipo invencible;

II. Son causas de justificación: el consentimiento presunto, la legítima defensa, el


estado de necesidad justificante, el ejercicio de un derecho y el cumplimiento de
un deber, o

III. Son causas de inculpabilidad: el error de prohibición invencible, el estado de


necesidad disculpante, la inimputabilidad, y la inexigibilidad de otra conducta.

De ser el caso, el Tribunal de enjuiciamiento también podrá tomar como referencia


que el error de prohibición vencible solamente atenúa la culpabilidad y con ello
atenúa también la pena, dejando subsistente la presencia del dolo, igual como
ocurre en los casos de exceso de legítima defensa e imputabilidad disminuida.

Esto es, para acreditar cualquier delito, en general, deben demostrase…

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Los elementos del tipo penal:

a) Elementos objetivos (conducta de acción u omisión; asimismo, se


acreditarán, si el tipo lo requiere:
• Las calidades del sujeto activo y del pasivo;
• El resultado y su atribuibilidad a la acción u omisión;
• El objeto material;
• Los medios utilizados;
• Las circunstancias de lugar, tiempo, modo y ocasión);
b) Elementos normativos y,
c) Elementos subjetivos específicos, cuando así lo requiera el tipo.

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Los elementos objetivos del tipo son aquellos capaces de ser susceptibles por los sentidos
y que están fijados en la ley de manera descriptiva (García, 2003). Bacigalupo señala
que “en los tipos descriptivos cualquiera puede apreciar o conocer en su significado sin
mayor esfuerzo” (Bacigalupo, citado en Daza, 2006). En términos generales se refiere a la
acreditación de la conducta, el resultado y el nexo entre ambas, en los que dependiendo
del delito de que se trate, se requerirán circunstancias especiales en su realización, ya sea
de tiempo, de lugar o en las personas que intervienen.

Los elementos normativos, en cambio, “son aquellos que sólo pueden ser comprendidos
mediante un proceso intelectual o valorativo” (Maurach y Reinhart, citado en Daza, 2006),
para lo cual, en algunos casos, para la interpretación de los mismos se habrá de recurrir al
diccionario para entender el significado o la propia ley lo define.

Los elementos subjetivos se presentan solamente en ciertos delitos y son los ánimos,
tendencias, propósitos, distintos del dolo, específicamente requeridos por el tipo penal, es
decir, es necesaria cierta particularidad en el ánimo del sujeto (Daza, 2006).

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El grado de consumación:

a) Delito consumado o
b) Delito en grado de tentativa

El delito consumado significa que se realizaron todos los actos tendientes a producir el
resultado o el delito deseado y éste se llevó a cabo, mientras que, en grado de tentativa,
por alguna circunstancia ajena al sujeto activo el resultado no se produce. Por ejemplo;
una persona le dispara a otra con la intención de quitarle la vida y lo logra; este sería un
ejemplo de un delito consumado; mientras que, si en el caso de que el sujeto, a pesar
de haber disparado en contra de la persona con el propósito de privarla de la vida,
solamente consigue herirla, estaríamos ante un delito en grado de tentativa (Daza, 2006).
La importancia de diferenciar el grado de consumación estriba en la pena hipotética a
imponer; cuando es en grado de tentativa solamente se impone una parte de la sanción
que corresponde al delito, en caso de que hubiera sido consumado.

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La forma de intervención:

a) Autor o
b) Partícipe

Según el papel que desempeñe el sujeto activo del delito en la realización del mismo,
recibirá el título de autor si lo realizó directamente, si lo realizó conjuntamente con otras
personas (coautor) o si utilizó a otra persona como instrumento para llevarlo a cabo
(autor mediato). En cambio, en la participación, es una modalidad en la que el sujeto no
interviene directamente en la realización del delito; no depende de él si se concreta o no,
pero puede participar induciendo al autor, cooperando o siendo cómplice. El efecto de
diferenciar entre autores y partícipes es la pena hipotética a imponer. El autor merece un
grado de sanción mayor al de los partícipes (Daza, 2006).

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Afectación al bien jurídico tutelado:

a) Lesión o
b) Puesta en peligro

Los delitos de lesión son aquellos en los que se menoscaba o lesiona el bien jurídico tutelado
por el tipo penal; por ejemplo, en los delitos contra la vida o la integridad corporal. En
cambio, los delitos de peligro solamente crean una situación de peligro efectivo, concreto
y próximo para el bien jurídico, pero no se llega a trastocar; por ejemplo, en los delitos de
peligro de contagio, no se llega a producir un contagio, sino que lo que se sanciona es la
conducta que podría llegarlo a producir (Daza, 2006).

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Naturaleza de la conducta:

a) Dolosa o
b) Culposa

A través de estas figuras se determina la intencionalidad del sujeto en la realización del


delito, es decir, si lo hizo a propósito o si lo hizo de manera imprudente. En términos
muy generales, diríamos que el dolo implica el querer del resultado por parte del sujeto;
en cambio, en los culposos, el sujeto no quiere el resultado, pero no toma los cuidados
necesarios para evitar el resultado. Por ejemplo, el sujeto quiere privar de la vida a otro,
por lo que le dispara y lo mata; este es un caso de conducta dolosa. En cambio, si una
persona atropella por accidente a otra y la priva de la vida, estaríamos en presencia de
un delito culposo, porque el sujeto no quiere privar de la vida al otro; sin embargo, por
una imprudencia, lo hace. Cabe señalar que solamente algunos delitos admiten forma de
realización culposa y el efecto de distinguir en ambas formas de realización de la conducta
es la sanción; en los delitos culposos solamente se le aplica una parte de la sanción, que
correspondería por el delito doloso (Daza, 2006).

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No excluyentes del delito:

a) Tipicidad
b) Antijuridicidad
c) Culpabilidad

Las excluyentes del delito son aquellas circunstancias que evitan que el delito se actualice,
ya sea porque falte un elemento del tipo penal, porque justifique la conducta o porque
no pueda reprocharse la conducta a la persona. Por ejemplo, no se puede privar de la
vida a alguien que ya está muerto (atipicidad), o actuar en legítima defensa (excluye
la antijuridicidad) o no puede reprocharse la conducta a una persona que tiene un
padecimiento mental (excluyente de culpabilidad).

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Esta interpretación de la norma cobra fuerza con el criterio jurisprudencial sostenido por
la SCJN, que señala:

DELITO. ELEMENTOS DEL TIPO PENAL QUE DEBEN ANALIZARSE EN LA SENTENCIA


DEFINITIVA. En la jurisprudencia 1a./J. 143/2011 (9a.), publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro III, Tomo 2, diciembre
de 2011, página 912, de rubro: “ACREDITACIÓN DEL CUERPO DEL DELITO Y DEL
DELITO EN SÍ. SUS DIFERENCIAS.”, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación estableció que en toda sentencia definitiva debe analizarse si existe o no
delito, esto es, una conducta típica, antijurídica y culpable. Una conducta es típica
cuando tiene adecuación a los elementos del tipo penal. Así, de la interpretación
sistemática de los artículos 7o., 8o., 9o., 12, 13, 15, fracciones II y VIII, inciso a) y 17
del Código Penal Federal, se advierte que los elementos del tipo penal que deben
examinarse en la sentencia son: i) los elementos objetivos de la descripción típica
del delito de que se trate; ii) si la descripción típica los contempla, los elementos
normativos (jurídicos o culturales) y subjetivos específicos (ánimos, intenciones,
finalidades y otros); iii) la forma de autoría (autor intelectual, material o directo,
coautor o mediato) o participación (inductor o cómplice) realizada por el sujeto
activo; y, iv) el elemento subjetivo genérico del tipo penal, esto es, si la conducta
fue dolosa (dolo directo o eventual) o culposa (con o sin representación).

Ahora bien, la LGT incorpora dentro su texto dos clases de tipos penales de tortura: el
cometido por servidores públicos y el cometido por particulares. De igual manera
estableció el delito de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, así como los
delitos vinculados.

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Fuentes de consulta

Bacigalupo, E. (2006). Teoría general del delito, sistema finalista y funcionalista (p. 63). Ciudad
de México: Flores Editores y Distribuidor [citado por Carlos Daza Gómez].

Daza, C. (2006). Teoría general del delito, sistema finalista y funcionalista. Ciudad de México:
Flores Editores y Distribuidor.

García, A. (2003). Dogmática penal en la legislación mexicana (p. 340). Ciudad de México:
Porrúa.

Maurach, R. (2006). Teoría general del delito, sistema finalista y funcionalista (p. 65). Ciudad
de México: Flores Editores y Distribuidor [citado por Carlos Daza Gómez].

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