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PRIMERA PARTE DEL ANTEPROYECTO

“MARCO TEÓRICO Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA”

GRUPO 9811

TUTORA: MTRA. CONSUELO RUBI ROSALES PIÑA

ALUMNOS:

PORCENTAJE AL QUE TIENEN DERECHO DE LA


CALIFICACIÓN OBTENIDA EN LA ACTIVIDAD
6/10

BONILLA BRISEÑO FABIOLA 100%

BECERRIL ROJAS NANCY ESTRELLA 100%

HERNÁNDEZ AMBRÍZ ANA JULIETA 100%

HERNÁNDEZ CRUZ ALMA JULIE 100%

ROSAS APARICIO JAVIER ENRIQUE 100%


LA DEPRESIÓN EN LAS MUJERES

La depresión
Según la OMS (2017) la depresión es un trastorno mental muy común en estos
días con consecuencias muy fuertes no solo en la salud mental y física, sino
también en la social. El estado de ánimo de las personas que lo padecen es muy
cambiante y varían en cuanto a la intensidad y duración. Es importante entender
que los sentimientos de tristeza, temor y estrés que se viven diariamente no son lo
mismo que padecer este trastorno depresivo.
De acuerdo con Madrigal (2016), el promedio de días de trabajo perdidos en 2016
por causa de la depresión fue de 25.1, mientras que el de días perdidos por
enfermedades crónicas fue de 6.89

En Aguilar et al. (2008) las variables psicosociales en población mexicana


asociadas a la depresión destacan:

a) Ser mujer (particularmente si es jefa de familia), ama de casa o si se


adquiere la responsabilidad de atender a algún enfermo.

b) Bajo nivel socio económico, debido a la exposición marginal.

c) Desempleo

d) Aislamiento social

e) Conflictos legales

f) Antecedentes de violencia doméstica

g) Consumo de sustancias adictivas

h) Migración

Medina, M, M, E., Sari, G. E. J., y Real, Q. T. (2015) señalan que las constantes
crisis sociales y económicas que se viven en México, han traído como
consecuencia que entre las principales fuentes de preocupación cotidiana se
encuentren los problemas financieros, y que los términos como “tristeza” y
“sufrimiento” sean utilizados para asociarlos con este tipo de preocupaciones;
consideran que si bien no hay diferencias significativas por nivel socioeconómico
en la prevalencia de trastornos depresivos, las poblaciones que viven en
condiciones marginales y de pobreza presentan grados de depresión grave, en
comparación de aquellas que se encuentran en condiciones económicas
favorables.

La depresión en mujeres
Pero ¿A qué población afecta más la depresión? Según las estimaciones de la
OMS(2017) la depresión es más recurrente en las mujeres (5,1%) y en los
hombres (3,6%), aunque la depresión también ocurre en niños y adolescentes,
pero en menor grado.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud (2018) destacan que la
depresión constituye un problema importante de salud pública, más de 4%
de la población mundial vive con depresión y las más propensas a padecerla
son las mujeres, los jóvenes y los ancianos
El INEGI (2016) documentó que 34.85 millones de personas se han sentido
deprimidas; de las cuales 14.48 millones eran hombres y 20.37 millones eran
mujeres. También destaca el hecho que del total de personas que se han
sentido deprimidas, únicamente 1.63 millones toman antidepresivos,
mientras que 33.19 millones no lo hacen.
Ante esto podemos poner como indicador la diferencia de género, la cual es
muy relevante, pues entre los hombres, la sensación de “mucha depresión”
afectó a 2.095 millones, mientras que la misma intensidad entre las mujeres
afectó a un total de 4.95 millones, casi el doble (INEGI, 2016).

Según el trabajo de Garay, L, J. y Farfán, García, M. (2007) en su revisión


bibliográfica la mujer es más vulnerable a deprimirse en comparación con el
hombre debido a factores: genéticos, biológicos, sociales y psicológicos; y por esta
situación es importante realizar investigaciones en mujeres para conocer sus
factores de riesgo.
Garay, L, J. y Farfán, García, M. (2007) realizaron un estudio en dos grupos de
mujeres; las que tienen un trabajo remunerado y las que no tienen trabajo
remunerado (amas de casa), para conocer las diferencias de afectación entre
ambos grupos en las variables depresión, estrés y autoestima, este trabajo se hizo
con 444 mujeres en la Ciudad de Toluca, la muestra fue no probabilística de tipo
intencional. De estos dos grupos 229 tenían un trabajo remunerado y 215 no
remunerado. Para medir la depresión, se trabajó con la Escala para la Auto-
medición de la Depresión de Zung, la cual se publicó por primera vez en 1965, y
posteriormente se realizaron revisiones en 1974, 1989 y 1991.Este estudio dio
como resultado que las mujeres con trabajo no remunerado (amas de casa) tienen
un nivel más alto de depresión que las de trabajo remunerado.
Ochoa Gómez, C., Cruz Agudelo, A. & Moreno Carmona, N. (2015) presentan
una reseña en su artículo de “DEPRESIÓN EN LA MUJER: ¿EXPRESIÓN DE LA
REALIDAD ACTUAL?” sobre diferentes estudios de la posibilidad de que la
población mundial y particularmente la mujer, desarrolle un síntoma que va en
aumento, llamado depresión. Los hallazgos fueron: que la búsqueda de equidad
de género, los roles laborales alternados con los domésticos, los apegos y
circunstancias de orden familiar son factores determinantes de la depresión en la
mujer.
Y de acuerdo con el estudio de INEGI (2016) la proporción más alta de mujeres
deprimidas corresponde a las separadas, divorciadas y viudas (76.2%). Otro factor
es la violencia de la que son víctimas las mujeres, ya que es un factor importante
que desencadena la depresión, en este sentido, el 35% de la diferencia por género
en depresión podría explicarse por el abuso sexual ocurrido en la infancia a niñas.
Aunque la depresión en mujeres puede tener relación con cambios hormonales,
también es importante mencionar que el género es un factor determinante, la
obligación de cumplir con los deberes asociados con la maternidad, el matrimonio
y las opresiones que se viven por el hecho de ser mujer y estar obligada a cumplir
con ciertos roles son causa de la depresión.
Las embarazadas con depresión tienden a adoptar comportamientos poco
saludables, por ejemplo, no buscan atención prenatal temprana y tienden a asumir
conductas de riesgo, como; abuso de sustancias e inadecuada alimentación
materna, aunado a lo anterior, la depresión en el embarazo incrementa la
probabilidad de padecer depresión posparto (Medina, Sarti & Real, 2015).
De acuerdo con esto en México, se han realizado nueve estudios sobre la
prevalencia, de 1991 a la fecha. Lla prevalencia de Depresión Post Parto (DPP) va
de 6.6% a 24.6%por entrevista clínica y de 10% a 20% por auto informe en zonas
urbanas. En población rural solo existen dos estudios publicados, los cuales
estiman la prevalencia entre 11% y 12.9%. En mujeres indígenas, sólo una
investigación ha estudiado este trastorno en un pequeño grupo, encontrando
presencia de DPP en 7% de la muestra. Estas prevalencias no distinguen entre
casos de inicio en el posparto de aquellos que se presentaban desde la gestación
(Lara, Patiño, Navarrete & Nieto, 2017)
Es preciso mencionar como en varios casos la depresión a podido llevar al
suicidio, ya que muchas veces no es atendido y esto resulta con una muerte
trágica, lo cual se asocia como menciona el INEGI (2013) revisado en (Pérez,
Cervantes, Hijuelos, Pineda, Salgado, 2017) a la pérdida de alrededor de 850.000
vidas cada año. En México, más de la mitad de los suicidios son consumados por
personas con trastornos depresivos ya que en los años 2000 y 2013, la tasa de
suicidios presentó un incremento, ya que se elevó de 3.5 a 4.9 suicidios por cada
100 mil habitantes. Las diferencias por sexo son perceptibles, siendo la tasa de
mortalidad por esta causa de 8.1 por cada 100 mil hombres y de 1.7 suicidios por
cada 100 mil mujeres. En este estudio se reportó que, en el año 2013, Yucatán
obtuvo una tasa de suicidios de 7.3 casos por cada 100 mil habitantes, que lo
coloca, según las estadísticas, en los primeros lugares del país, muy por arriba de
la media nacional.
La depresión no atendida oportunamente trae como consecuencia una
discapacidad psicosocial, y por ende se asocia a una disminución en la calidad de
vida, desarrollando dificultad para relacionarse socialmente, abandono escolar, o
pérdida laboral.

Evaluación Conductual de Síntomas Depresivos


La evaluación conductual facilita de forma objetiva describir, mostrar, analizar el
comportamiento problema como expresión de la sintomatología que puede
mostrar una población en un problema específico; permitirá de manera científica
diseñar planes de intervención, tratamiento y seguimiento de casos clínicos
(Gavinob et al. 2013). Gracias a la evaluación conductual, podemos estudiar los
síntomas depresivos y la depresión en mujeres, hay muchas formas de recolectar
la información y aquí gracias al registro de la conducta, autorregistro, test, escalas
podemos identificar la conducta cognitiva, emocional o fisiológica.
Dávalos et al. (2017) realizaron un estudio con más de 600 mujeres utilizando la
escala de Depresión Prenatal de Edimburgo entre enero a junio del 2014, en
Colombia; y reportaron que un 30,3% de las mujeres tenían síntomas depresivos y
el 3,6% había tenido ideación de auto daño.
Por otra parte, en Chile, Masson y Tapia (2006) estudiaron a más de 100 sujetos,
con sobrepeso y obesidad, en un centro de atención de salud de Santiago de
Chile, entre los meses de marzo y agosto del año 2005. De los sujetos estudiados,
el 89% eran mujeres; los investigadores aplicaron la Subescala de Depresión del
Cuestionario de Goldberg y determinaron que, de los 100 pacientes estudiados, el
61% posiblemente presentan un trastorno depresivo.
Otros investigadores Álvarez et al. (2016) realizaron un estudio descriptivo y
transversal de 30 pacientes, en Cuba, con cáncer mamario sin metástasis y en
período libre de enfermedad, para determinar síntomas depresivos; ellos utilizaron
la prueba de Zung y Conde, una entrevista psicológica estructurada y un inventario
de situaciones y respuesta de ansiedad. El 60% de la población estudiada, se
asociaron de forma positiva y significativa a la depresión.
En México Camacho (2010) recomiendan realizar una detección del Trastorno
Depresivo Mayor en todas y cada una de las evaluaciones de los pacientes, no
importa el lugar del tratamiento o motivo de consulta. Especifican los autores que
una forma rápida y efectiva es enfocarse en dos síntomas principales: 1) el ánimo
deprimido y 2) la anhedonia. Camacho y Heinze (2010), del Instituto Nacional de
Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñíz de México, señalan que se puede
preguntar:
“A lo largo de su vida, o durante las últimas dos semanas:
● ¿Se ha llegado a sentir continuamente triste, desanimado, desesperanzado
o con llanto fácil?
● ¿Ha perdido el interés o el placer, en las cosas o situaciones que
generalmente lo hacían?”
Si el sujeto responde a cualquiera de estas dos preguntas afirmativamente,
amerita una evaluación más detallada y sugieren aplicar en este orden: 1) Criterios
diagnósticos de Trastorno Depresivo Mayor del CIE-10, 2) Criterios diagnóstico de
Trastorno Depresivo Mayor del DSM V y; 3) La Escala para La Depresión de
Hamilton (Camacho y Heinze 2010).

Dado que el impacto social en México cada vez va en aumento en cuanto a


padecimientos como la depresión ya están incluidas en la agenda de salud
pública, se han ido logrando avances logrando una dualidad en el tratamiento
farmacológico y psicoterapéutico CAUSES (2018) del seguro popular.
Sin embargo, el desafío es largo, pues existe una brecha entre lo que se necesita
y lo que se encuentra disponible para reducir la carga de diversos desórdenes
mentales, particularmente la depresión.
En Bello(2005) Los retos para disminuir el impacto social que genera la depresión
son:
a) continuar con el proceso de gestión para que los trastornos mentales se
consideren como enfermedades crónicas con derecho a tratamiento y lograr así un
acceso universal para la atención de estos padecimientos.
b) Las políticas públicas deben incorporar de manera equilibrada acciones de
prevención, promoción, tratamiento y rehabilitación.
Para que estas acciones sean efectivas, deben coordinarse en todos los sectores
públicos y optimizar los recursos disponibles; considerando las dimensiones
biopsicosociales de la depresión, elementos socio culturales y los requerimientos
específicos por edad, para así responder eficazmente las necesidades en cada
población
c) Reforzar los servicios e instituciones de salud mental como primer nivel de
atención en el cual se combinan tratamientos farmacológicos y psicoterapias
breves.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Justificación
El estudio sobre la literatura en torno a la depresión y la depresión en mujeres
con el interés específico en las mujeres amas de casa, dan sustento al
planteamiento del problema de la presente investigación. La depresión es un
padecimiento que ha incrementado en los últimos años, las investigaciones
revelan que se presenta, a cualquier edad y en ambos sexos (femenino y
masculino), no obstante, las mujeres son las más vulnerables ante tal
padecimiento, ya que por diversos factores de tipo: genético, psicológicos,
sociales, etc. son las más afectadas.
En este orden, las mujeres amas de casa, son un sector o población del cual
no se ha investigado objetivamente,según la literatura algunos factores ponen en
mayor riesgo de presentar depresión a las mujeres amas de casa debido al estrés
cotidiano, al post-parto, entre otros. Y debido a la falta de atención y conocimiento
de los síntomas depresivos podrían estar presentando algún síntoma de depresión
y debido a esta falta de atención psicológica podrían estar enfrentando
diariamente dificultades cognitivas, emocionales y conductuales que limitan la
calidad integral de su vida.
La recopilación de algunos instrumentos que hasta ahora se han utilizado para
la evaluación de la depresión nos sirve de referencia para la construcción de un
instrumento que sea más amplio y busque ser más objetivo en la población con la
que elegimos trabajar, las amas de casa.
Los instrumentos que recogimos para su análisis se mencionan a continuación:
LIMITACIONES DE INSTRUMENTOS REVISADOS
De los instrumentos revisados anteriormente encontramos algunas limitaciones:
1. La escala MDRS reúne características que la hacen un instrumento
adecuado para la identificación de la depresión, aunque como limitante se
encuentra que en algunas ocasiones algún paciente deprimido que no puede ser
valorado dentro de los apartados de la escala, por lo cual a la falta de respuestas
precisas del paciente se deberá usar cualquier dato relevante, así como
información recuperada de otras fuentes que sirvan para su valoración. Martinez,
G, R., Bourgeois, M., Peyre, F, & Lobo, A. (1991)
2. Según Fernando, M, L. y Jaramillo, L.E. (2015) la evaluación diagnóstica
del DSM 5, carece de marcadores biológicos que respalden los datos empíricos
para clarificar la nosología. Además aplican a los pacientes muchos diagnósticos
existentes en el manual que quizá no responden a una lista de chequeo pero sus
condiciones ameritan atención e intervención. Este sistema de evaluación carece
de fiabilidad y validez debido a la falta de datos empíricos y a que las versiones se
actualizan al modificar o agregar información pero no da la importancia a la prueba
de fiabilidad y validez mediante los casos que se atienden y las estadísticas.
Debido a que su diagnóstico se limita a cumplir con ciertos síntomas, los pacientes
que sufren depresión y que no incluyen el rasgo dentro de los criterios de
evaluación podrían quedarse sin tratamiento al no ser diagnosticados por los
propios criterios del sistema.
3. Respecto al inventario de subescala de Depresión de Golberg: Martín
(2016) realiza una investigación para determinar la validez predictiva de la Escala
de Ansiedad y Depresión de Golberg al aplicarla a 548 sujetos cubanos, de estos
el 31,2% tenían un trastorno psicopatológico; al final Martín (2016) concluye que si
hay un valor predictivo adecuado para identificar individuos que tienen un trastorno
psicopatológico, pero con una mínima capacidad para llegar a diferenciar
trastornos de ansiedad y de trastorno depresivo.
Por otra parte Tejada, Jaramillo, Sánchez-Pedraza & Vimal (2014) estudiaron
críticamente diversos instrumentos que se utilizan en la atención psiquiátrica
primaria, incluyendo la escala de Golberg; y concluyeron 1) que se requiere
mejorar los instrumentos que existen para detectar si hay enfermedad mental o no;
2) las escalas y guías diagnósticas cuando se diseñaron fueron para una
investigación y no para la práctica clínica diaria; 3) algunas requieren un
entrenamiento exhaustivo; 4) también solo miden síntomas y no trastorno
psicopatológico; 5) no evalúa de forma global la enfermedad mental.
4. Villalobos (2010) estudiaron la estructura factorial y propiedades
psicométricas en 355 universitarios de Colombia (38% hombres y 62% mujeres) y
concluye que para tener una claridad real del nivel de riesgo de depresión se debe
utilizar toda la información en su conjunto y no en sus componentes separados.
5. La escala de auto-aplicación para la depresión de Zung (ESD-Z). Su uso
debe ser limitado a población adulta, puesto que los estudios muestran mayor
confiabilidad que con la población adolescente. Adicionalmente, según
recomendaciones de la OMS (2001), se ve la necesidad de obtener datos
epidemiológicos sobre los desórdenes mentales, sobre todo en países en vías de
desarrollo. Esto con base en un estudio realizado en una muestra de 4407
hombres y mujeres entre los 12 y 18 años de edad, estudiantes de colegios
privados de 5 ciudades capitales de Colombia, en donde el objetivo era el análisis
de las propiedades psicométricas de la Escala de Síntomas Depresivos de Zung,
(ESD-Z) en población adolescente escolarizada colombiana.
6. La Escala de evaluación para la depresión de Hamilton (HAMD) muestra
una limitante al ser un instrumento que su objetivo no es el diagnóstico, en él se
priorizan aspectos somáticos que pueden confundirse con otros padecimientos; es
decir el entrevistador puede identificar entre quejas somáticas a causa de un
cuadro depresivo y las originadas por una afección médica. (Ruiz, et al. 2001)
7. Inventario de depresión de Beck (BDI-2) si bien es considerado un
instrumento de fácil comprensión, una limitante es que fácilmente se presta para
minimizar o exagerar los resultados, por ende, hay una tendencia a manipular
dichos resultados, siendo una escala corta tampoco aporta ítems para el sesgo,
suficientemente sensible, pero poco específico que tiende a sobre diagnosticar.
(Beltran, et al. 2012)
8. Versión en español de la escala de depresión PHQ-9 (Patient Health
Questionnaire. El cuestionario PHQ-9 presentó algunas limitaciones que pueden
disminuir su desempeño, ya que requiere de capacidades cognitivas e
intelectuales adecuadas para comprender la prueba y puede no ser apropiado
para pacientes de edad avanzada o con limitaciones visuales. Esto con base en
un estudio descriptivo, observacional, prospectivo, de corte transversal. El cual
Incluyó a todos los pacientes mayores de 17 años, internados por cualquier causa
en la sala de internación del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva
Perón, en el periodo de tiempo comprendido entre el 01/06/2014 y el 01/12/2014.
Dicha investigación tuvo como objetivo: evaluar la utilización del PHQ-9 para
identificar trastorno depresivo en pacientes internados en una Sala de Clínica
Médica ubicada en el Hospital Escuela “Eva Perón”. San Martín 1645. (2152).
Granadero Baigorria (Gran Rosario). Santa Fe. Argentina,
9.En cuanto al Inventario de Depresión Rasgo- Estado (IDERE) como menciona
Graw,Ramirez & Graw (2015) este inventario más bien está diseñado para evaluar
la depresión estado como la depresión rasgo, la cual se califica en tres niveles:
bajo, medio y alto. De valor clínico son las puntuaciones que se catalogan como
altas. Las cifras que están cercanas a los puntos de corte pueden resultar de
interés, pero realmente tienen valor diagnóstico los valores superiores a 50. Altos
niveles de depresión como estado no necesariamente indican que la persona
tenga un trastorno depresivo, pues es frecuente encontrarlos en personas con
enfermedades crónicas o en personas que están atravesando por una situación
estresante o que han sufrido una pérdida reciente, como el caso de las reacciones
de duelo. Es recomendable que las personas que obtengan valores altos en el
IDERE sean valoradas en consulta médica o psicológica para precisar el
diagnóstico.
10.En base al IMUDER, Inventario Multicultural de la Depresión Estado-Rasgo, se
han realizado estudios como el de Moscoso (2014) donde los resultados del
análisis factorial de componentes principales realizados en forma separada para
la escala estado como para la escala rasgo, nos indican que el Imuder es un
instrumento psicométrico que presenta una sólida y robusta validez de
constructo. Estos datos sugieren que el Imuder provee información signifi cativa
acerca de las diferencias individuales en términos de emociones positivas y
emociones negativas que moderan, o en su defecto predisponen a
experimentar un estado depresivo bajo condiciones de estrés.
Después de analizar sobre las limitaciones que presentan los instrumentos
revisados para la identificación o diagnóstico de la depresión, estimamos de
importancia la construcción de un nuevo instrumento, y apoyándonos de la
revisión teórica retomaremos los síntomas característicos de la depresión para su
construcción.
Objetivos Generales:
1. Construir un instrumento amplio que nos permita evaluar e identificar la
presencia de síntomas de depresión en las mujeres amas de casa,
tomando en cuenta las dimensiones cognitiva, emocional y conductual.
Objetivos específicos:
1. Retomar y analizar según la teoría los principales síntomas de la depresión
para tomarlos en cuenta dentro de la construcción de nuestro instrumento.
2. Analizar los diferentes instrumentos utilizados clínicamente para identificar
la depresión.
3. Analizar las limitaciones de dichos instrumentos para construir uno que
tome en cuenta esas limitaciones.
4. Incluir dentro del instrumento que se pretende construir las dimensiones
cognitiva, emocional y conductual.
5. Aplicar el instrumento a una cantidad de mujeres amas de casa para
identificar si presentan riesgo de padecer depresión y sugerirles la atención
profesional.
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