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empresa del sector biotecnológico, analiza cómo evoluciona la ética debido a los
cambios que suponen los avances científicos, por un lado, y la ética que vertebra
moldee adecuadamente".
La ética trasciende todo lo que hacemos, por lo que sin duda incide también en
cómo hacemos la ciencia. Entendemos por ciencia el trabajo de descubrir cómo
funciona el universo, cuáles son sus leyes de funcionamiento, cómo las podemos
modelar, y en definitiva cómo podemos prever mejor el futuro. Los avances de la
ciencia nos permiten aprovechar mejor los recursos naturales a través de las
nuevas tecnologías a las que da lugar. La tecnología es la consecuencia
práctica de la ciencia. La tecnología marca el cómo podemos vivir en sus
aspectos prácticos (que se modula por la realidad de la economía); y la ciencia
marca el cómo entendemos el mundo y nuestra posición en el mismo (en
contraste y diálogo constante con la filosofía y la religión). Y en ambos casos,
ciencia y tecnología, hemos de ver cómo conviven y cómo interaccionan con la
ética.
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Cuando hablamos acerca de la Ética de la Ciencia y la Ética de los Científicos suelen
incluirse cuestiones muy dispares en el mismo saco. Más aun, en cada uno de ambos
términos ocurre lo mismo. Por tanto no pretendo en este post aclarar todos los temas
implicados, sino poner un poco de orden, al menos a la hora de plantearse tales cuestiones.
Ética Científica y maletines. Fuente: Ética Profesional
La palabra ética proviene del griego ethos cuyo significado es “costumbre“. Tiene como objeto
de estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la filosofía moral
en Grecia y su desarrollo histórico ha sido diverso. Una doctrina ética elabora y verifica
afirmaciones o juicios determinados. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración
normativa es una afirmación que contendrá términos tales como ‘malo’, ‘bueno’, ‘correcto’,
‘incorrecto’, ‘obligatorio’, ‘permitido’, etc, referido a una acción o decisión. Cuando se
emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o
acciones. De este modo, se están estableciendo juicios morales cuando, por ejemplo, se
dice: “Ese político es corrupto”, “Ese hombre es impresentable”, “Su presencia es loable”, etc.
En estas declaraciones aparecen los términos ‘corrupto’, ‘impresentable’ y ‘loable’ que
implican valoraciones de tipo moral.
La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se
debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. (….). La ética es una de
las principales ramas de la Filosofía, en este campo ésta es el conjunto de valoraciones
generales de los seres humanos que viven en sociedad
La Ética de la Ciencia
La también manida replica a este posicionamiento suele consistir en alegar que gracias a
los gestos de I +`D +i en materia de defensa, la humanidad puede ahora disponer de un
bienestar y desarrollos tecnológicos que, de otro modo estarían fuera de nuestro alcance.
Pero mi respuesta es ¿Por qué? Todos y cada uno de tales avances podría haberse realizado sin
tener que recurrir a los dudosos objetivos iniciales que los ciudadanos subvencionaron con
parte de sus impuestos. Sinceramente no me vale, por cuanto se aceptaría tácitamente que
la investigación militar es un mal necesario. Puede ser pero, ¿no existen modelos de negocio
alternativos?. Por supuesto que sí. Al margen de la guerra biológica, la idea de la bomba de
neutrones, los escudos antimisiles etc., uno atiende horripilado como se intentan emular
los soldados-robot basados en la inteligencia artificial. Más aun, he llegado a leer que en
esta disciplina tales iniciativas, junto a los videojuegos, desempeñan un rol fundamental
en la actualidad. Y mientras tanto, ya vimos en otro post como parece interesar mucho menos
la mortalidad y morbilidad de millones de personas por infecciones derivadas del consumo
de agua potabilizada en grandes extensiones del planeta. Hablamos del misterio de la “Caja
Negra”. Se trata de un mero ejemplo del abandono de los ciudadanos de mundo por la ciencia.
Pero salgámonos de tales objetivos y asistamos ahora a los deseos de nuestros políticos
para apostar por la inversión en I + D + i. Bajo los vocablos “desarrollo sostenible”,
“sociedad de la información” y lo que es peor “sociedad del conocimiento” se esconde,
esta vez sí, alcanzar “nuevos modelos de negocio” que empujen a posicionarnos en
una “economía global”. Lógicamente, el ciudadano suele salir beneficiado, pero también
bobalizado. La economía es ese ente casi autómata que busca sin cesar como acumular
ingentes cantidades de dinero en unas pocas manos. Si el ciudadano sale beneficiado
mejor, pero sino también. Nos venden la macroeconomía, de la que la microeconomía deviene
sierva. La actual crisis económica ha despertado recelos en muchos, empero siempre ha
sido así. Lo que ocurre es que la desregularización del mercado ha propiciado que algunos
amasadores de dinero perdieran el rumbo y los escasos escrúpulos que les quedaban. Los
resultados aquí están. Y mientras tanto, millones de personas más han sobrepasado el
umbral de la pobreza. Son mucho más los necesitados que los que disfrutan de tales
beneficios. Se dice que la “ciencia es universal” ¿Si?. Probablemente, pero para bien y
especialmente para mal. Pongamos dos ejemplos.
Resumiendo, uno debe salir del seno maternal de los “Estados del Bienestar” para
entender que la magnitud de los problemas que padecemos y que
desafortunadamente afectan, negativamente a una buena parte de la población mundial,
mientras que solo salen beneficiados una minoría, e inmensamente ricos unos pocos
(insignificantes desde un punto de vista estadístico). ¿Ciencia Universal? ¿Progreso
Social? Duele por tanto que políticos y prensa confundan al ciudadano haciéndole creer que el
mayor reto de la ética científica es lo que se denomina “bioética”. No veo a ningún movimiento
social bramando contra tal visión depredadora de la “sociedad de la información y del
conocimiento”. ¿Pero y nosotros, los Científicos?
La Ética de los Científicos
Por un lado, nos encontramos con la ética del trabajo, entendiéndose como tal sus relaciones
con otros colegas, y excluyendo los temas relacionados con el fraude y mala praxis
científica. Mobbing (acosos laborales de todo tipo), difamaciones, etc., vienen siendo
denunciadas y afectan a muchos de los considerados “científicos de excelencia, incluidos
Premios Nobeles”. Os recomiendo una vez más la lectura del interesante libro “La Anatomía
del Fraude Científico”, escrito por H. Freeland (Editorial Crítica), por cuanto sobre este
tema y el ya comentado del fraude y la mala praxis ofrece numerosísimos y recientes
ejemplos que suelen ocultarse, tanto por la prensa general, como por la especializada. Por otro
lado, están los consabidos temas que mentamos en el último lugar y que son conocidos como
“conductas inapropiadas”. De ellos hablaremos en último lugar. Por último, habría que
mencionar otra cuestión cuya preocupación parece no afectar a nadie. Como profesionales y
como ciudadanos, deberíamos sopesar los posibles usos de nuestros estudios y como estos
afectan a los ciudadanos. Cuando uno trabaja para la empresa privada los salarios se los
proporcionan las compañías (que a menudo también son financiadas con fondos públicos). Los
Estados fomentan su ingreso apelando al “desarrollo y sociedad del conocimiento”. No
cuestionaré este tema ya que en parte lo he hecho en el apartado anterior. Allí podrán
comportarse honestamente o delinquir, falsificando resultados e informes, alabando las
bondades de productos que, de hecho dañan la salud humana, o son una mera estafa, etc. Eso
sí, a quien antepone su ética ciudadana todos mis respetos. Ahora bien, los que se “alían” con
sus jefes, son tan responsables como los ejeutivos, por cuanto, no son autómatas, sino
que generan saberes que serán empleados contra inocentes congéneres. No es lo mismo, en
mi modesta opinión, un soldado que fusila a un inocente por mandato de un superior, que otro
que investiga le ofrece ideas. ¿O no? Sin embargo, más cuestionable e irritante resulta el
caso de los investigadores que trabajan para el Estado, ya que viven, desde todos los
puntos de vista, de los ciudadanos.
Son muchos los colegas que colaboran acríticamente con las instituciones a las que se
encuentran sujetos. En condiciones normales, nada que objetar, faltaría más. Sin embargo,
cuando nuestras autoridades se descarrían o tomas decisiones afortunadas que afectan a
los ciudadanos el tema cambia diametralmente. Quien paga realmente a los que trabajamos
para las “Instituciones Gubernamentales”, son la personas de a pié mediante sus
impuestos. Por tanto, es a ellos a los que deberíamos servir en primer lugar. Un colega no
puede escudarse en que ha hecho esto o aquello porque lo manda quien manda. Y si este
argumento debería ser valido para todos los humanos, más lo es aún para quienes cobramos del
pueblo. No se trata de fomentar la insumisión ni la subversión, sino de denunciar lo
éticamente incorrecto, cuando no deplorable. De nuevo os muestro mi opinión sobre un tema
que no requiere mucha erudición, aunque hay casos más sangrantes, si bien es cierto que
afectan a un menor número de individuos. Dicho de otro modo se trata de un ejemplo
ilustrativo que suele pasarse por alto.
Cuando buscaba por ofreceros material adicional sobre ciencia, ética y ética científica, he
topado con un artículo de uno de los investigadores españoles que más respeto me
merecen. Se trata de Jordi Wagensberg. Este lleva el título de ética científica y podéis
bajárnoslo de Internet pinchando aquí. En este post he mezclado intencionalmente tres temas,
aunque creo que el contexto disipa cualquier confusión. Una cuestión es la ética científica y
otra bien distinta las relaciones entre la ética y la actividad investigadora. Él tampoco lo
hace. Sin embargo, para mi pesar, vuelve a caer en la trampa de pensar en el asunto
teniendo in mente la bioética y el problema del uso de los embriones con fines
terapéuticos. Los temas aquí tratados transcienden a un conflicto concreto entre ciertos
científicos y las autoridades religiosas. Pero parece que todo se contagia menos la belleza.
Eso si os dejo algunas de sus frases como materia de reflexión, ya que siempre ofrece algo de
interés.
3. La ética científica existe, pues, antes de combinar asuntos de la ciencia con asuntos de
la ética, antes de combinar lo verdadero y lo falso con lo bueno y lo malo. Lo bueno y lo malo se
entrometen en el proceso mismo de decidir la verdad o la falsedad. Esta situación puede llegar a
darse: decidir que algo que es verdad es malo.
4. Las fronteras de lo verdadero y lo falso se mueven mucho más rápidamente que las de lo
bueno y lo malo.