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Texto 1 (U 3)

De Certeau (1986)

La invención de lo cotidiano

Introducción

La presente investigación nació de un interrogante sobre las operaciones de los


usuarios, supuestamente condenados a la pasividad y a la disciplina. Este trabajo tiene
como objetivo explicitar las combinatorias operativas que componen también (no es algo
exclusivo) una cultura, y exhumar los modelos de acción característicos de los usuarios de
quienes se oculta bajo el concepto de “consumidores”, la condición de dominados.

La producción de los consumidores

Las preguntas sobre las prácticas cotidianas surgen de los trabajos sobre la “cultura
popular” o “las marginalidades”, pero han sufrido críticas por no haber localizado la
diferencia cultural en los grupos que levantaban la bandera de la “contracultura” y que
eran síntomas reveladores. Pero tres determinaciones positivas sobre todo han permitido
articularla.

El uso, o el consumo

La “fabricación” por descubrir es una producción, oculta, porque se disemina en las


regiones ocupadas por los sistemas de producción y porque la extensión cada vez mayor
de estos sistemas ya no deja a los “consumidores” un espacio donde identificar lo que
hacen sus productos.

A esta producción racionalizada, expansionista y centralizada, corresponde otra


producción: lo que se llama “consumo”. Ésta es astuta, está dispersa, invisible, silenciosa,
pero está en todas partes. No se señala con productos propios sino en las distintas
formas de emplear los productos impuestos por el orden económico dominante.

La presencia y circulación de “representaciones” (es el código de la promoción


socioeconómica) no indican en absoluto que esas representaciones sean para los
usuarios. Hace falta analizar la manipulación por parte de los practicantes que no son sus
fabricantes. Solamente así se puede apreciar la diferencia o la similitud entre la
producción de la imágen y la producción secundaria que se esconde detrás de los
procesos de su utilización. Nuestra investigación se basa en esta diferencia.
Los procedimientos de la creatividad cotidiana

Foucault sustituye el análisis de los sistemas que ejercen el poder (es decir, instituciones
localizables, represivas, expansionistas y legales) con el análisis de los “dispositivos” que
han “vampirizado” las instituciones y reorganizado en secreto el funcionamiento del
poder. Se trata de procedimientos técnicos minúsculos que han redistribuido el espacio
para hacerlo el operador de una “vigilancia” generalizada.

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Esta “microfísica del poder” privilegia el aparato productor (de la “disciplina”). Si es cierto
que por todos lados se extiende y se precisa la “vigilancia”, resulta urgente señalar qué
“maneras de hacer” forman la contrapartida del lado de los consumidores (dominados).

Estas “maneras de hacer” conforman las mil prácticas a través de las cuales los usuarios
se reapropian del espacio organizado por los técnicos de la producción sociocultural. Estos
procedimientos de los consumidores componen el ambiente de antidisciplina que
constituye el tema de este libro.

La formalidad de las prácticas (METODOLOGÍA DE DE CERTEAU)

Debe existir una lógica de estas prácticas (“maneras de hacer”). Para comprender la
formalidad de estas prácticas me he basado en dos tipos de encuestas.

Las primeras, más descriptivas, se destinaron a ciertas formas de hacer seleccionadas


según el interés que seguían las estrategias de análisis, y para obtener prácticas bien
diferenciadas: prácticas de lectura, de espacios urbanos, de rituales, etc.

La segunda serie de encuestas se ha referido a la literatura científica susceptible de


proporcionar hipótesis que permitan tomar en serio la lógica de este pensamiento que no se
piensa.

Tácticas de los practicantes

Los consumidores producen mediante sus prácticas significantes aquello que podemos
llamar “huellas”. En el espacio donde circulan, sus trayectorias forman frases o recorridos
ilegibles en partes. Esas frases conforman la aparición de otros intereses y deseos que no
están determinados ni captados por los sistemas donde se desarrollan.

Sin embargo, al descomponer estos “vagabundeos eficaces” en unidades que define ella
misma, la encuesta estadística encuentra únicamente lo homogéneo. Reproduce el
sistema al que pertenece y deja fuera de su campo la proliferación de historias
heterogéneas que componen lo cotidiano. Recurro entonces a una distinción entre tácticas
y estrategias.

La estrategia es el cálculo de relaciones de fuerzas que se vuelve posible a partir del


momento en que un sujeto de voluntad y de poder es susceptible de aislarse (en un lugar
propio) de un “ambiente”.

La táctica, por el contrario, es el cálculo que no puede contar con un lugar propio. No tiene
más lugar que el del otro. No dispone de una base donde capitalizar sus ventajas. Depende
del tiempo, busca “agarrar al vuelo” las posibilidades de provecho. Ejemplo: leer, hablar,
cocinar, etc.

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