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Los facilitadores son figuras clave CRECER COMO
FACILITADOR
en la formación de los bautizados.
Son agentes laicos que tienen
la responsabilidad y la vocación
de acompañar a otros bautizados
en su camino al discipulado,
así como ayudarlos a descubrir
las riquezas de vivir en comunión Configurarme con Jesús, para acompañar a otros
y asumir su compromiso
con la Misión Permanente en la Ciudad.
El modelo
Tema 4. Jesús, modelo del facilitador 28
Tema 5. Jesús, contenido de la formación 33
Tema 6. La pedagogía divina, fuente y modelo para el facilitador 39
Tema 7. Jesús y el Espíritu Santo: Maestros de la formación 45
Tema 8. Las fuentes de la formación 50
Tema 9. Pedagogía respetuosa de lo humano 56
Tema 10. Facilitadores al estilo de san Pablo 62
Tema 11. El facilitador escucha y anuncia la Palabra de Dios 68
Tema 12. Fidelidad al hombre y mujer adultos 73
Bibliografía 150
Con gran alegría ponemos en tus manos el subsidio Crecer como facilitador 1, el cual es
parte de un proceso que busca fortalecer la identidad del facilitador, sus saberes y habili-
dades. Da continuidad a la formación iniciada en el Manual del Facilitador, y es parte de
una serie que constará de otros dos manuales adicionales. Este material responde al de-
seo de nuestra Iglesia particular de incidir en la capacitación de laicos, preparados para
acompañar a otros laicos en su formación inicial y básica (cf. OP 2015, 70).
En nuestra Iglesia particular, los facilitadores son figura clave: agentes laicos que tienen la
responsabilidad y vocación de acompañar a otros bautizados a caminar en su discipulado,
ayudarlos a descubrir las riquezas de vivir en comunión y encaminarlos al compromiso con
la misión permanente, que busca evangelizar las culturas de la Ciudad. Como Felipe, ellos
escuchan la voz de Dios, que los envía a ponerse en camino, para encontrar a los etíopes de
hoy, facilitarles el encuentro con Cristo y su comunidad, que es la Iglesia(cf. Hch 8,26-31).
El manual contempla las dimensiones del ser, saber y saber hacer, las cuales aparecen in-
tegradas y relacionadas todo el tiempo, con ello se busca lograr que el facilitador haga
puenteos constantes entre las tres dimensiones. El primer número de la serie, Configurar-
me con Jesús para acompañar a otros, se organiza en tres ejes temáticos:
●● La vocación, invita al facilitador a descubrir su servicio como un llamado de Dios
que encuentra eco y realización en nuestra Iglesia local. El facilitador realiza su
misión en el nuevo contexto cultural, lo que exige saber hablar lenguajes culturales
actuales y dar un mensaje significativo y esperanzador.
●● El modelo, el facilitador mira a Jesús como su Maestro, Modelo y Contenido; se
abre a la experiencia del Espíritu Santo, quien lo enseña desde el interior. Hace
suya la pedagogía del Padre, la de Jesús y la de Iglesia.
●● El estilo: espiritualidad, misión, cercanía y comunicación, el facilitador requiere
desarrollar una espiritualidad, que sea motor e impulso, alimente su condición
laical, sea plenamente misionera. Está llamado a hacer suya una pedagogía comu-
nicativa de diálogo abierto, cercano y sincero; desarrollar la empatía y asertividad
hacia sus interlocutores.
Ponemos en manos de Dios el presente instrumento y esperamos que dé frutos abundan-
tes para el anuncio del Reino en la Ciudad.
El manual Configurarme con Jesús para acompañar a otros, se propone para una formación
autodidacta, donde el facilitador es el principal protagonista; se espera de él que sea res-
ponsable y activo de su propio crecimiento. Está diseñado para recibirse como una opor-
tunidad de autoformación, que se realiza y estudia en casa.
La característica de esta formación radica en el estudio personal de los temas y en la realiza-
ción de los ejercicios solicitados en la sección “Actividades de aprendizaje”. Las actividades
no son un añadido al tema, significan parte esencial del proceso. Con ellas se busca promo-
ver la autodisciplina, el estudio personal, la capacidad para investigar y encontrar respuestas
por sí mismos, para comunicar ideas de forma escrita y verbal: habilidades requeridas en un
facilitador.
No se trata de un estudio individual y aislado. Esta experiencia ha sido probada como una
formación en modalidad abierta, donde el facilitador estudia en casa tres temas seguidos
(ser, saber y saber hacer) y se reúne, una vez al mes, con su grupo de facilitadores para
compartir experiencias de aprendizaje y profundizar los temas. En las reuniones mensuales
los facilitadores son acompañados por un equipo de asesores (uno para cada dimensión).
Los facilitadores requieren haber pasado por experiencias de formación inicial y básica (o
su equivalente) y vivido el taller de facilitadores. Han de asumir progresivamente su res-
ponsabilidad en el estudio de los temas y en la realización de las actividades.
Los asesores son acompañantes que trabajan en equipo, comprenden la vocación y mi-
sión del facilitador, conocen la metodología y cuentan con la preparación para conducir el
proceso. Han de evitar la tentación de manejar el encuentro mensual como “clase”, apren-
der a escuchar, reconstruir los contenidos con ayuda de todos, conscientes de que los fa-
cilitadores ya han estudiado el tema. Es importante motivar a los facilitadores a realizar las
actividades que se proponen para el autoestudio.
La metodología requiere paciencia, el comienzo será arduo; invita a facilitadores y asesores
a un cambio de paradigma. Esta formación se ubica en un modelo constructivista. La expe-
riencia que precede a la publicación de esta propuesta (cuatro años), ha mostrado que se
puede lograr un crecimiento fuerte en los facilitadores, siendo fieles a la metodología.
¡Y veremos a la semilla de mostaza convertida en un gran árbol! (cf. Mt 13,31-32).
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5. Vocación en germen
El facilitador que escucha y acepta el llamado a colaborar en la formación de otros, descu-
bre que su vocación es como una semilla, que, una vez sembrada, necesita de cuidados
para germinar, crecer, madurar y producir frutos.
Salió el sembrador a sembrar. La semilla que cayó en tierra buena es como el que oye el
mensaje y lo entiende; éste da y produce fruto, sea cien, sesenta o treinta (Mt 13,3b.23).
La vocación compromete todo el ser hasta las últimas consecuencias, es un camino a re-
correr y no hay camino sin dificultad, incertidumbres…, modifica radicalmente la vida.
El Espíritu Santo sostiene la vocación. Él nos hace conscientes a cada momento de que
hemos sido llamados, nos ayuda a discernir esta vocación a la luz del Evangelio (de mane-
ra personal y comunitaria). Ninguna vocación germina si no permanece en unión con
Dios, en una relación profunda y auténtica.
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ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Leo
Realizo una lectura activa de los contenidos del tema, subrayo lo más importante.
Reflexiono
Contesto por escrito las siguientes preguntas.
–¿Qué
– me motiva a servir como facilitador?
–¿Cómo
– fue mi llamado a ser facilitador, cuál fue mi respuesta a Dios?
–Haciendo
– la analogía de mi vocación de facilitador con la semilla, ¿en qué momento
del proceso me veo? Siembra, crecimiento, madurez o dando frutos.
–¿Cómo
– entiendo la importancia de permanecer unido a Dios y configurarme con Cristo
para que mi vocación madure y dé frutos?
–¿Cómo
– voy a cuidar el crecimiento y la madurez de mi vocación de facilitador? Escribo
tres compromisos.
Medito
Leo con atención la cita de Josué 1,7-9. ¿Qué me dice el Señor en este momento por
medio de su Palabra?
Recapitulo
Escribo la frase que me tocó el corazón, que me animó a descubrir mi vocación de
facilitador.
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TEMA 2
El facilitador realiza su
vocación en la Iglesia local
Nos proponemos
Descubrir que el ser y quehacer de facilitador nace del llamado a la evangelización de las
culturas de nuestra Iglesia local y responde, a la necesidad urgente de formar agentes.
Introducción
La vocación y misión del facilitador, recibida de Dios, se realiza en nuestra Iglesia local.
Encuentra su lugar en el proyecto misionero que dirige la vida pastoral de la Arquidiócesis
desde el año 1992; en él se gesta, configura y madura para responder al desafío de llevar
el Evangelio a las culturas de la Ciudad. El II Sínodo señala la necesidad de contar con
agentes bien formados, capaces de acompañar a otros a encontrarse con Cristo. Para el
facilitador es vital conocer las líneas principales del Sínodo, su continuidad en el caminar
de la diócesis y la maduración del proyecto de formación.
El magisterio enseña
Uno de los esfuerzos importantes para que sea una realidad la ampliación de los «su-
jetos evangelizadores» será, sin duda, la promoción y la formación de los laicos
para que redescubran su identidad de cristianos y asuman su responsabilidad en la
misión evangelizadora de la Iglesia.
ECUCIM 740
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2. Prioridad de la formación
El Sínodo reflexionó en que para lograr la Nueva Evangelización es vital contar con agentes
bien formados, según la mentalidad de la inculturación, capaces de trabajar en correspon-
sabilidad (cf. ECUCIM 1267; 2011):
El reto evidente para la Iglesia en cuanto a contar con un laicado apto para la Nueva
Evangelización, es el convocar y formar agentes laicos, inquietos por lo que está su-
cediendo en la nueva civilización… (ECUCIM 449).
4. Etapa postsinodal
Nuestra Iglesia, empeñada en llevar adelante la evangelización en la Ciudad, ha insistido,
durante los años siguientes al Sínodo, en la importancia de la formación de agentes y ha
impulsado diversas acciones para su continuidad. Enlistamos algunos momentos impor-
tantes de este caminar:
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7. El Programa de Facilitadores
La formación no es posible sin agentes que puedan acompañar a otros bautizados. Ésta
es la razón por la que en nuestra Iglesia particular se implementó el Programa de Facilita-
dores que busca impulsar la formación de facilitadores laicos(as) para hacerlos capaces
de acompañar procesos de Reiniciación cristiana e itinerarios de Formación Básica. Sus
acciones son: el Taller de facilitadores, el acompañamiento de los CEFALAE’s y el progra-
ma de profundización del ser y quehacer del facilitador, apuntan al fortalecimiento de la
figura del facilitador.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Leo
Realizo una lectura activa del contenido de este tema.
Elaboro un esquema con la información que considero más importante.
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Investigo
Sintetizo algún capítulo del Decreto general (ECUCIM).
Recapitulo
¿Qué es lo que me llama la atención de todo el contenido? ¿Por qué?
NOTAS
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TEMA 3
Nos proponemos
Descubrir los nuevos lenguajes y cambios culturales de nuestra Ciudad para saber
cómo proponer la fe a los hombres y mujeres de hoy.
Introducción
La vocación del facilitador se realiza en nuestra Iglesia local; las acciones de los facilitado-
res contribuyen en gran medida a realizar el proyecto del Sínodo: evangelizar las culturas
de la Ciudad. El proceso arquidiocesano ha insistido en que la formación de los bautizados
responda a las realidades y necesidades de los interlocutores. Para el facilitador este es-
fuerzo se traduce en comprensión y adaptación del mensaje, para que el anuncio sea
significativo y esperanzador; toque el corazón y responda a las necesidades de los interlo-
cutores. Saber dialogar con las personas de hoy es una habilidad a desarrollar, para ello
hemos de comprender sus símbolos y cosmovisiones.
1. Inculturar la formación
Nuestra Iglesia local quiere inculturar* el Evan-
gelio, esfuerzo que ha estado presente a lo largo Inculturación
de la historia. Las situaciones en cada época fue- Es impregnar todos los segmentos
ron pidiendo nueva creatividad: el anuncio del de la cultura con el Evangelio.
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8. Babilonia o Pentecostés
Los fenómenos anteriores constituyen una especie de “nueva Babilonia”, por la confusión
e incapacidad de comunicación, pero se extienden a otros aspectos. Por eso podemos
hablar de una Babilonia:
●●De los sentidos, lo inmediato, lo placentero, que nos convierte en objetos de uso
y disfrute o mero consumo.
●●De las vanidades, equivale al “todo vale” con tal de preservar mi calidad de vida, al
triunfo de la apariencia y querer ocupar un papel importante para ser reconocido.
●●De la sangre y violencia, del sinsentido y no respeto a la vida de los demás.
●●De la negatividad, resignación ante el mal y el fracaso.
●●Del hambre y la desnutrición, del contraste entre ricos y pobres.
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Leo
Realizo una lectura activa del contenido del tema y subrayo la información más impor-
tante.
Reflexiono
–¿En
– qué tendencias socioculturales vivo inmerso como persona?¿Cuáles de ellas son
parte de mí?
–¿Cuáles
– son las características culturales de mis interlocutores?
–¿Qué
– haré para sumarme a los nuevos lenguajes, y poder dialogar con los hombres
y mujeres de hoy?
!
Ejercito
Me acerco a dialogar con algún miembro de las nuevas generaciones (no familiar).
Recapitulo
Del contenido del tema, ¿qué es lo que más me ayuda en mi saber hacer de facilitador?
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Los facilitadores son figuras clave CRECER COMO
FACILITADOR
en la formación de los bautizados.
Son agentes laicos que tienen
la responsabilidad y la vocación
de acompañar a otros bautizados
en su camino al discipulado,
así como ayudarlos a descubrir
las riquezas de vivir en comunión Configurarme con Jesús, para acompañar a otros
y asumir su compromiso
con la Misión Permanente en la Ciudad.