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Pablo Fuentealba Carrasco

Advertencia: el presente archivo es solamente un borrador destinado para el uso interno del curso.

Paradigmas, perspectivas teóricas (o enfoques teóricos) y teorías.

Tal como se señaló antes (apuntes paradigmas), las comunidades científicas se agrupan en función
de ciertos paradigmas, que implican forma de ver el mundo, con presupuestos acerca de la realidad,
el conocimiento, el hombre, las teorías, etc. y que guían el modo de hacer ciencia de dicha
comunidad científica. Este es el aspecto más general bajo el cual pueden agruparse las comunidades
científicas. Sin embargo, dentro de cada paradigma existen diferentes perspectivas o enfoques
teóricos y dentro de los enfoques teóricos existen teorías. Por lo tanto, si fuésemos de lo general a
lo particular, podríamos decir que el concepto más amplio es el de paradigma, seguido de enfoque
teórico y que finaliza con el de teoría (quizás en último lugar podríamos encontrar el de ley).

 Los enfoques o perspectivas teóricas

¿Qué es una perspectiva o un enfoque teórico?

Una perspectiva teórica en Cs. Sociales se entiende como un conjunto de conceptos, principios, o
suposiciones básicas acerca de la sociedad, pero que constituyen suposiciones bastante generales
(en algunos casos se les llama paradigmas, pero deben ser diferenciados de un paradigma de
investigación o epistemológico) y que no permiten explicar con suficiencia fenómenos específicos o
particulares (como delincuencia, clases y movilidad social, violencia, la migración, etc.), sino que
constituyen más bien modelos compuestos por conceptos y explicaciones bastante generales a las
que adhieren ciertos teóricos sociales sobre la sociedad.

Por ejemplo, el enfoque estructural-funcionalista considera que existe la necesidad, el órgano y la


función (conceptos básicos). En este sentido, estos elementos o conceptos generales permiten
entender, en términos generales, cómo funcionan las sociedades -para el funcionalismo-, pero sin
explicar fenómenos particulares como la delincuencia, la estratificación social, la educación, etc.

Dentro de cada perspectiva teórica, existen teorías que se encuentran orientadas hacia lo que es la
explicación de fenómenos específicos (por ejemplo, la delincuencia), pero que comparten los
supuestos más básicos y generales de a perspectiva teórica. Es decir, estos supuestos generales
acerca de la realidad social son compartidos por un conjunto de teorías específicas que permiten
explicar los fenómenos más específicos (por ejemplo, una teoría sobre la delincuencia, sobre la
estratificación, sobre la educación, etc.).

De esta forma, por ejemplo, cada perspectiva o enfoque teórico (Perspectiva funcionalista,
interaccionista, evolucionista, etc.) posee teorías particulares sobre la delincuencia, la
estratificación y clases sociales, sobre la educación, sobre las instituciones y la familia, sobre el
género y la sexualidad, sobre los partidos políticos, etc. y ve cada uno de estos fenómenos de
diferente forma de acuerdo a sus presupuestos.
Para comprender mejor este concepto, es necesario explicar previamente el concepto de teoría. Si
bien existen muchas definiciones de teoría, una definición adecuada de ésta nos diría que es “un
conjunto de conceptos interrelacionados que hacen referencia a la realidad y que buscan describir,
explicar (o comprender) y predecir un determinado fenómeno”. Por ejemplo, una teoría sobre la
reincidencia tiene una serie de conceptos (aprendizaje del delito, identidad delictual, etiquetaje o
estigmatización, técnicas delictuales, desviación primaria y secundaria) que se encuentran
interrelacionados. El sujeto está en una fase de desviación primaria cuando es delincuente, pero su
desviación no es frecuente y él no se autodefine como delincuente y no ha adquirido una identidad
delictual. Pero cuando es descubierto, la sociedad lo estigmatiza al rotularlo de delincuente (se
produce el etiquetaje) y éste adquiere una identidad delictual, ya que se autodefine como
delincuente y pasa a la etapa de desviación secundaria donde se autodefine como delincuente. Es
decir, este modelo explicativo (esta explicación es un resumen) intenta y permite describir un
proceso de reincidencia delictual, entender por qué el sujeto sigue cometiendo delitos y también
predecir hasta cierto punto si seguirá cometiendo o no delitos. Esta teoría sobre el delito que
permite explicar o entender situaciones de reincidencia y delitos en diferentes contextos
(situaciones de reincidencia de algunos casos en Concepción, Santiago, Argentina, etc.) se enmarca
dentro de la perspectiva teórica del interaccionismo simbólico que posee supuestos más generales
sobre la sociedad y el individuo.

Los principales enfoques teóricos: la perspectiva evolucionista, funcionalista, la teoría del conflicto,
el interaccionismo, la teoría de sistemas y el estructuralismo.

Si bien todas ellas pueden tratadas como perspectivas teóricas (o enfoques), también se les llama
teorías en el sentido de “grandes teorías” (teoría del conflicto o teoría de sistemas) y como dijimos,
algunas veces incluso se les llama y se les confunde con paradigmas. Pero en sentido estricto
paradigma, perspectiva teórica y teoría son términos diferentes.

 La perspectiva evolucionista.

Tiene sus orígenes en Comte y Spencer e intentó el explicar el origen y desarrollo de las sociedades
humanas. Fue abandonada, pero ha vuelto a aparecer y ponerse de moda.

Los teóricos evolucionistas buscan encontrar las pautas generales de cambio y desarrollo en las
distintas sociedades para encontrar secuencias generales que se repetirían. Del mismo modo,
intentan encontrar las putas generales, etapas o secuencias que se repiten y siguen en los diversos
fenómenos sociales. Por ejemplo, actualmente, los estudios sobre desarrollo económico y social,
buscan saber si la economía, la demografía y la cultura de las sociedad sudamericanas seguirán una
secuencia similar a las europeas si se instauran modelos económicos parecidos, es decir, si seguirán
las mismas etapas. Si después un crecimiento económico, le sigue una lucha por bienestar y
derechos etc. También, por ejemplo, frente a movimientos sociales, intentarían encontrar pautas
comunes para saber si existe una secuencia de etapas que se siguen dentro de éstos.

 La perspectiva interaccionista
A diferencia de otros enfoques, se niega la posibilidad de estudiar directamente realidades macro
tales como la sociedad, el Estado, el Poder, la Educación, ya que sólo existirían las personas y sus
interacciones, donde estas realidades macro serían la “sumatoria de los individuos interactuando”,
pero no una realidad aparte y distinta de esta suma de interacciones sociales.

Por ello, los interaccionistas se centran en la interacción entre los individuos a nivel microsociológico
y consideran que los individuos realizan acciones recíprocas en las que se influyen mutuamente
(interacción) mediante símbolos, que incluyen signos, gestos y a través del lenguaje (escrito,
hablado) a los cuales les atribuimos significados que construimos.

Para el interaccionismo, el hombre es un ser simbólico, puesto que puede otorgarle símbolos y
significados a la realidad externa y a sí mismo y a sus acciones. Un símbolo es una elemento (objeto,
dibujo, sonido), cargado de significado (valor, representación, etc.) y que hace referencia a un
determinado objeto, pero sin que exista una conexión natural entre el símbolo y el objeto. Por
ejemplo, la palabra PERRO, hace referencia a una animal, significa ese animal, todos sabemos a qué
nos referimos cuando alguien escribe o dice PERRO, pero la palabra en sí no es “el perro”, sólo re-
presenta a ese objeto.

Cada símbolo posee un significado que nosotros atribuimos a un determinado objeto. Pero el
significado de ese símbolo es mental y ha sido atribuido convencionalmente por la sociedad. Por lo
tanto, debemos distinguir entre el hecho bruto o físico y el símbolo y significado que colectivo le
hemos atribuido.

Ejemplo: BILLETE DE MIL PESOS:


Papel verde, rectangular, de 8 x 5cm (descrip. Física o bruta), textura suave,
dibujos.
Vale $1000.- (socialmente hemos convenido en darle ese valor)

El billete posee una serie de características físicas (tamaño, color, forma, etc.) pero su valor no se
encuentra en esas características, sino que el billete simboliza el valor de 1.000, 2000, o 20.000
pesos, porque convencionalmente hemos convenidos socialmente (por mediación simbólica) que
un objeto con esas características tiene un valor determinado.

Lo mismo sucede con un semáforo. El color verde significa seguir, mientras que el rojo detenerse,
sólo porque convencionalmente hemos otorgado ese significado a esos colores, porque ellos (los
colores) en sí mismos no significan nada.

Con lenguaje escrito y hablado ocurre algo similar. Las letras o la palabra “perro” se refieren a un
animal que ladra sólo porque convencionalmente hemos considerado que esa palabra denota a ese
animal (porque en otros idiomas se dice Dog, Chien, etc).

El saludo, levantar la mano abierta, también en un símbolo que significa saludo, pero sólo porque
convencionalmente lo hemos establecido así.

Los interaccionistas (y en especial el interaccionismo simbólico) consideran sumamente importante


el análisis de la situación, puesto que los símbolos y los significados siempre son interpretados de
acuerdo a las situaciones sociales (y contextos) en las que nos encontramos y eso es lo que define
los modos bajo los cuales actuamos en cada caso. Todas las situaciones se encuentran cargadas de
significados diferentes (el espacio físico, los roles sociales: por eso no le hablamos igual a alguien
dependiendo del contexto) y si se interpretan mal las situaciones podemos cometer errores o
equivocaciones sociales. Por ejemplo, en una reunión formal de trabajo, el contexto es la oficina,
hay participantes, ciertos temas y, por lo tanto, el comportamiento exigirá cierta formalidad. Pero
si me encuentro con esas mismas personas en otra situación (actividad recreativa) el trato será
diferente, porque la situación (espacio, vestimenta, etc.) es interpretada de un modo distinto y
orientará nuestro modo de actuar. Es decir, hay una definición social distinta (convencional, o
consensuada, que posee significados distintos para cada caso) y que no lleva a comportarnos de
diferentes modos. Desde este punto de vista es relevante considerar que prácticamente toda
nuestra realidad se encuentra cargada simbólicamente, en términos de que se encuentra cargada
de significados socialmente compartidos (vestimentas, espacios, corte de pelo, gestos, signos, etc.)
y que estamos continuamente actuando en función de esos significados que estamos
continuamente significando y decodificando.

Los interaccionistas como Berger y Luckmann consideran que este conjunto de significados presenta
una dimensión objetiva, en el sentido de que estos significados compartidos existen con
independencia de nosotros, pero además presentan una dimensión subjetiva porque nosotros
sostenemos esta realidad de significados construida socialmente. Esta realidad además es
naturalizada, porque una vez que se ha institucionalizado, una vez que la hemos aprehendido y
hemos internalizado los significados sociales, esta realidad no es cuestionada, sino que el orden
social con su sistema de símbolos y significados para cada objeto real nos parece natural.

Pero no toda la realidad es subjetiva. Es decir, existe un polo real y objetivo, pero a este polo real y
objetivo se le asignan significados subjetivos que constituyen los significados compartidos por los
individuos que conforman un colectivo.

 La perspectiva funcionalista

La perspectiva funcionalista considera que la sociedad es un sistema o red de grupos


adecuadamente organizados, pero que cooperan entre sí para el funcionamiento de la sociedad.

Existe consenso respecto a los valores de la sociedad y normas sociales, puesto que éstas
contribuyen al funcionamiento del todo y son funcionales al sistema. Estos valores y normas
comunes, compartidas y consensuadas son las que producen la unión en la sociedad.

Para esta perspectiva, la sociedad tiende a mantener un sistema de armonía y equilibrio, donde
cada uno de las partes coopera de forma complementaria con las otras al cumplir de forma
especializada en su función. Cuando se produce un cambio social, éste rompe el equilibrio, pero la
sociedad tiende a buscar nuevamente la armonía y un nuevo equilibrio a través de la reorganización
funcional.
El cambio surge como resultado de las necesidades funcionales de la sociedad y, por ello, surgen
nuevos órganos (instituciones grupos) encargados de satisfacer dicha necesidad y/o función y de
esta forma se reestablece el equilibrio (y que se requiere una reorganización).

De este modo, cada institución o grupo existe y persiste porque es funcional y porque cumple una
función dentro del sistema social.

 Teoría del conflicto

En sus inicios es iniciada por Marx, posteriormente es seguida por los neomarxistas y por C. Wright
Mills, Coser, Dahrendorf, Chambliss, Collins.

Los teóricos del conflicto consideran que la sociedad se encuentra en continuo estado de conflicto
entre grupos y clases sociales. Estos conflictos no se generan en torno, únicamente a las clases
sociales (categorías económicas), sino que implican conflictos entre grupos y categorías por raza,
religión, etnias, nacionalidad, sexo u otras categorías que puedan implicarse bajo relaciones
conflictuales de poder. En este sentido, la teoría del conflicto considera que entre los grupos y clases
existe una relación de oposición, puesto que existen intereses incompatibles entre los grupos.

La sociedad se mantiene unidad por la fuerza de las clases o grupos dominantes, puesto que
consideran que los llamados “valores y normas compartidos” no son el resultado de un consenso
social y mediado en tono a ellos, sino que es un consenso artificial y aparente mediante el cual las
clases o grupos dominantes logran imponer sus valores y reglas sobre el resto de la sociedad y sobre
las clases o grupos restantes gracias a la relación de poder que mantienen sobre ellos.

Este consenso impuesto, así como el orden y cohesión social que deriva de este consenso, son
posibles porque los grupos o clases dominantes se encuentran en una relación superior de poder
frente al resto, y no solamente pueden ejercer un poder coactivo o físico, sino que pueden ejercer
una hegemonía también desde el punto de vista ideológico a través del control de medios de
comunicación, de la cultura, de los saberes para hacer creer que las creencias e ideas (valores,
normas) vigentes sobre la sociedad son las únicas posibles, las naturales y las verdaderas.

Por lo tanto, aquello que se considera funcional o útil para la sociedad (por los funcionalistas), en
realidad es funcional sólo para los grupos o clases dominantes, pero no lo es muchas veces para los
grupos o clases dominadas, quienes pueden verse perjudicados por estas reglas.

Por ello, la sociedad -para la perspectiva del conflicto-, es más bien un espacio en el cual existe
conflicto entre grupos con intereses contrapuestos y no un espacio armónico, de consenso y
organizado funcionalmente. No existe, en consecuencia esta armonía ingenua que creen encontrar
los funcionalistas y esta “razón de ser” en términos funcionales que le encuentran a cada una de las
instituciones sociales.

Por ello, esta perspectiva teórica intenta sospechar, criticar y poner en tela de juicio siempre a las
instituciones, reglas sociales y prácticas para encontrar de qué forma éstas operan como
mecanismos de dominación y poder de ciertos grupos sobre otros.
 La teoría de sistemas

La teoría de sistemas es en parte una derivación del funcionalismo y de la moderna teoría de los
sistemas biológicos y cibernéticos. La teoría de sistemas intenta explicar los procesos y fenómenos
sociales mediante conceptos y mecanismos propios de la cibernética y la biología.

Recurre a conceptos tales como input-output; sistema-entorno; límite o borde; acoplamiento


estructural, autopoiesis, etc. para dar cuenta de estos procesos. Por ejemplo, si se quisieran explicar
procesos políticos (surgimiento de una ley, de una política pública) puede explicarse en términos de
que surge un movimiento social que plantea determinadas demandas (input) y que son recibidas
por el subsistema político (procesamiento)y que se traducen en una respuesta a través de una Ley
o una política pública (output). También si el movimiento ha tenido antecedentes en otros procesos,
puede considerarse un proceso memoria y aprendizaje, etc.

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