Sunteți pe pagina 1din 1

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual

tendrá de él misericordia” (Isa. 55:7)

Nicodemo un principal de la sinagoga se acercó a Jesús de noche, una pregunta carcomía sus
entrañas, había escuchado la predicación de Cristo y era evidente que tanto su mensaje cómo
su estilo de vida eran muy diferentes al de los “piadosos” de ese tiempo… pero no sé atreve a
formular pregunta alguna, e inicia una conversación trivial, Jesús sabía a qué había venido y le
dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de
Dios” (Jn 3:3) Este hombre siendo un erudito de las Escrituras iba camino al infierno, porque aún
no había nacido de nuevo. Me pregunto ¿si esa era la condición de alguien que se preocupaba
por escudriñar las Escrituras, cuál es la condición de aquel que no se inmuta en lo más mínimo
por conocer a Dios para saber cómo agradarle?

Hoy estamos viviendo tiempos peligrosos, tiempos que amenazan con diezmar gran parte de la
población mundial y la tragedia no es el virus que mata el cuerpo, sino el que está matando el
alma. Dios pregunta en Ezequiel 33:11 ¿Por qué moriréis? Y esa es la gran pregunta ¿Por qué
si Cristo pagó por tu salvación? Para estos tiempos Dios no está demandando simple
remordimiento, Dios demanda una genuina conversión. Porque sólo la  verdadera conversión
salva, pero la conversión que salva, es mucho más que repetir una oración de entrega, es
una volver del pecado hacia Dios en Cristo.  Es un abandonar las armas de mi guerra en contra
de Él, es dejar de despreciar e ignorar Su autoridad. Es la disposición a hacer sólo lo que Dios
quiere que haga; es rendirnos incondicionalmente a Su santa voluntad. ¿Te has rendido a El?
(Rom. 6:13).

Hay muchas personas que les gustaría ser salvos del Infierno, pero no quieren renunciar a su
voluntad propia,  ser salvados sin tener que apartarse de su propio camino ni de una vida
mundana. Pero Dios salva según sus términos. Para salvarse, debemos someternos a Sus
términos: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová,
el cual tendrá de él misericordia” (Isa. 55:7). Dijo Cristo: “Así, pues, cualquiera de vosotros que
no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. ” (Lucas 14:33). Los hombres tienen
que ser convertidos “de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios para que
reciban… perdón de pecados y herencia entre los santificados ” (Hechos 26:18). No existe otro
modo, ese es el precio para ser salvo ¿Desearía usted pagarlo? O realmente prefiere la
remuneración del pecado: condenación y sufrimiento eterno.

Oración:
Dios yo sé que tu todo lo sabes de mí, aún no entiendo con claridad que debo hacer para ser
salvo, pero sabes que realmente estoy encaminado hacía la destrucción y realmente necesito de
tu ayuda, perdóname por no detenerme antes a considerar mí estilo de vida yo sé que si hoy se
terminarán mis días no estoy preparado para un encuentro contigo. En tu misericordia ayúdame
a nacer de nuevo, yo quiero ver tu rostro como mí Salvador y no como el juez que dicte
sentencia para juzgar todos mis pecados. Amén

S-ar putea să vă placă și