Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con
nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla. Buscamos a través de la oración y la meditación
mejorar nuestra relación con Dios, tal como nosotros lo concebimos- Al principio, algunos de
nosotros necesitábamos una dirección. No teníamos claro donde se terminaba la oración y dónde
comenzaba la meditación. Se nos explicó que la oración era hablar con Dios. La meditación era
escuchar la guía de Dios. La manera en la que elegimos meditar y orar sería una decisión
individual. Ya que nuestro contacto consciente con Dios estaría mejorando continuamente,
nuestros métodos podrían cambiar al ir creciendo espiritualmente. Pidiéndole solamente que nos
dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla- Así como
cada uno de nosotros tuvo que hacer su propio inventario, pedir que se nos quitaran nuestros
propios defectos de carácter, y hacer nuestras propias enmiendas, así también aprendimos que el
propósito del Paso Once sugería que mejoráramos nuestra propia unión con Dios. Extracto del
folleto del Paso Once Co-Dependents Anonymous, Inc.
El Paso Once nos guía al ir creciendo y evolucionando en nuestro programa espiritual. Recordar
que la codependencia es un dilema espiritual es crucial para nuestra recuperación. Mediante
nuestras conductas codependientes, hicimos de las personas, de los lugares, y de las cosas,
nuestros dioses, dándoles importancia y poder. Para evitar la posibilidad de volver a nuestra
anterior forma de vida codependiente, debemos buscar una mayor relación con nuestro Poder
Superior día con día. Para cuando llegamos al Paso Once, muchos hemos aprendido o reafirmado
que no estamos solos. Puede ser que nunca hayamos experimentado una relación con Dios o que
hayamos evitado a nuestro Poder Superior mediante nuestra codependencia, pero Dios siempre
ha estado ahí para nosotros. Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 63 A lo largo de
nuestro trabajo con los Pasos, hemos estado renovando o estableciendo una relación con Dios.
Como en toda relación plena, si queremos una relación fuerte y sana con Dios, debemos dedicarle
tiempo y atención. Encontramos que la mejor manera de lograr esto es a través de la oración y la
meditación diarias. Para algunos de nosotros, orar todos los días es una experiencia nueva.
Algunos tenemos muchos años de práctica. Antes de la recuperación, muchos de nosotros que
orábamos diariamente nos preguntábamos por qué las cosas no cambiaban o empeoraban. La
respuesta es obvia. O no estábamos escuchando para oír respuestas, o no estábamos dispuestos a
llevar a cabo las respuestas que se nos daban. Muchos de nosotros entendemos la oración
simplemente como nuestra manera de comunicarnos con Dios. Algunos seguimos los preceptos y
las oraciones específicas de nuestras organizaciones religiosas y espirituales. Aquellos que no
tenemos una afiliación religiosa podemos encontrar ayuda en las experiencias compartidas por
nuestro padrino y amigos en recuperación. Si todavía no estamos seguros de cómo orar
efectivamente, pedirle directamente a Dios que nos enseñe seguramente Él traerá lo que
necesitamos. Como todas las cosas que se aprenden, si hablamos con el corazón y practicamos
diariamente desarrollaremos nuestra propia comunicación personal, particular y efectiva con Dios.
Si anteriormente expresamos nuestra codependencia en nuestra manera de comunicarnos con los
demás, es razonable pensar que continuaremos estas conductas al comunicarnos con Dios de vez
en cuando. Aunque la codependencia puede ser muy sutil, debemos cuidarnos de ella incluso en
nuestras oraciones. Pedir solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros puede
ser difícil. Significa que debemos estar dispuestos a dejar ir a los demás y confiar el resultado de
sus vidas y de las nuestras a Dios. Algunos de nosotros, aún sin darnos cuenta, tratamos de
controlar el resultado de las situaciones en nuestras vidas y en las vidas de los otros mediante
nuestras oraciones, debido a nuestros miedos y a otros sentimientos. En la recuperación hemos
aprendido que no estamos a cargo de las vidas de los otros, ni nos va a beneficiar el tratar de
controlar la voluntad de Dios. Para continuar en nuestro sendero espiritual, debemos dejarle
nuestro control a Dios. Cada uno de nosotros es diferente. Venimos de diferentes ámbitos, y
tenemos distintas circunstancias de vida. La voluntad de Dios para uno puede no ser la misma que
la voluntad de Dios para el otro. Cuando nos sintamos llevados a orar por otros, pedir el amor, la
voluntad y el más grande bien de Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 64 Dios es
usualmente suficiente. Nuestras vidas se vuelven mucho más simples cuando dejamos ir
emocionalmente y espiritualmente, y oramos sólo por la voluntad de Dios para nosotros, por el
Poder para llevarla a cabo, le pedimos a Dios que nos guíe y nos dirija a lo largo del día, y le
confiamos el resultado de nuestras circunstancias y las de los demás al cuidado de nuestro Poder
Superior. En nuestra relación con Dios, la meditación es nuestra forma de escuchar la voluntad de
Dios y de experimentar Su presencia. Hay quienes dicen que oramos con nuestras palabras, pero
que escuchamos con nuestro corazón. Para oír con nuestro corazón, tenernos que salirnos de
nuestra apresurada actividad cotidiana, calmarnos y concentrar nuestra atención en Dios como
nosotros Lo entendemos. Para ayudar a callar nuestro diálogo interno, algunos usamos música.
Algunos practicamos disciplinas físicas y mentales. Y algunos simplemente nos sentamos en
silencio, cerramos los ojos, y dejamos que nuestros pensamientos descansen. Hay muchas formas
de meditación. Puede tornarnos algún tiempo encontrar una que llene nuestras necesidades.
Cualquiera que sea la forma, es importante permitirnos sentir una profunda y espiritual conexión
con nuestro Poder Superior. Al orar y/o meditar diariamente para mejorar nuestro contacto
consciente con Dios, tomamos más conciencia de la presencia de Dios en todos los aspectos de
nuestras vidas. Empezamos a ver y oír respuestas a nuestras oraciones a través de medios
sorprendentes. Puede ocurrir directamente en nuestra oración o meditación. A veces, podemos
encontrar respuestas por las que nunca habíamos orado, ni nos habíamos imaginado. Aunque
podemos haber separado una hora específica en la mañana o en la tarde para practicar este paso,
encontrarnos también que reportarnos con nuestro Poder Superior durante el día nos ayuda a
mejorar nuestro contacto consciente con Dios. Podemos decir una oración de gratitud por algo
que acaba de ocurrir, o pedir la ayuda de Dios cuando no estamos seguros de qué camino tomar.
Incluso podemos tomarnos un tiempo durante un descanso o la hora de la comida para meditar en
silencio y renovar nuestra conexión con la presencia de Dios. Al buscar saber la voluntad de Dios
para nosotros para situaciones específicas, podernos sentirnos llevados a dejar ir emocionalmente
y no hacer nada, ni aceptar ni hacer cambios en nuestras circunstancias. Cuando no estamos
seguros del camino correcto, revisamos las posibilidades con nuestro padrino y nuestros amigos
en recuperación. Con frecuencia una perspectiva diferente nos da más luz sobre la voluntad de
Dios para nosotros. Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 65 Una vez que tuvimos la
seguridad de la voluntad de Dios, pedimos la gracia, la fortaleza y el valor de Dios para llevarla a
cabo. Esto es especialmente importante cuando las circunstancias son emocionalmente
abrumadoras. Debemos recordar que el Poder de Dios está siempre presente con nosotros. Con la
aplicación diaria de este Paso, llegamos a creer que el Poder de Dios siempre nos acompaña a
través de cualquier lugar donde la voluntad de Dios nos lleve. Al ir creciendo mediante la práctica
diaria del Paso Once, le estamos verdaderamente dando a Dios el control de nuestra vida diaria y
de nuestra recuperación. Nuestros miedos disminuyen, y llegamos a confiar en que todo lo que
necesitamos para enfrentar cada día nos lo proporciona nuestro Poder Superior. Nuestra fortaleza
y nuestro poder espiritual se hacen cada vez más presentes en nuestras relaciones. Nuestra fe en
Dios se renueva continuamente, al observar cómo los milagros de Dios se despliegan en nuestras
vidas. Nuestro espíritu llega progresivamente a conocer la paz y el bienestar. Con nuestra práctica
diaria de confiar y fortalecer nuestra relación hecha con Dios, es el momento de empezar a pasar a
otras personas todo lo que se nos ha dado en nuestra recuperación. El Paso Doce nos muestra
cómo.
El Paso Once nos guía al ir creciendo y evolucionando en nuestro programa espiritual. Recordar
que la codependencia es un dilema espiritual es crucial para nuestra recuperación. Mediante
nuestras conductas codependientes, hicimos de las personas, de los lugares, y de las cosas,
nuestros dioses, dándoles importancia y poder. Para evitar la posibilidad de volver a nuestra
anterior forma de vida codependiente, debemos buscar una mayor relación con nuestro Poder
Superior día con día. Para cuando llegamos al Paso Once, muchos hemos aprendido o reafirmado
que no estamos solos. Puede ser que nunca hayamos experimentado una relación con Dios o que
hayamos evitado a nuestro Poder Superior mediante nuestra codependencia, pero Dios siempre
ha estado ahí para nosotros. Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 63 A lo largo de
nuestro trabajo con los Pasos, hemos estado renovando o estableciendo una relación con Dios.
Como en toda relación plena, si queremos una relación fuerte y sana con Dios, debemos dedicarle
tiempo y atención. Encontramos que la mejor manera de lograr esto es a través de la oración y la
meditación diarias. Para algunos de nosotros, orar todos los días es una experiencia nueva.
Algunos tenemos muchos años de práctica. Antes de la recuperación, muchos de nosotros que
orábamos diariamente nos preguntábamos por qué las cosas no cambiaban o empeoraban. La
respuesta es obvia. O no estábamos escuchando para oír respuestas, o no estábamos dispuestos a
llevar a cabo las respuestas que se nos daban. Muchos de nosotros entendemos la oración
simplemente como nuestra manera de comunicarnos con Dios. Algunos seguimos los preceptos y
las oraciones específicas de nuestras organizaciones religiosas y espirituales. Aquellos que no
tenemos una afiliación religiosa podemos encontrar ayuda en las experiencias compartidas por
nuestro padrino y amigos en recuperación. Si todavía no estamos seguros de cómo orar
efectivamente, pedirle directamente a Dios que nos enseñe seguramente Él traerá lo que
necesitamos. Como todas las cosas que se aprenden, si hablamos con el corazón y practicamos
diariamente desarrollaremos nuestra propia comunicación personal, particular y efectiva con Dios.
Si anteriormente expresamos nuestra codependencia en nuestra manera de comunicarnos con los
demás, es razonable pensar que continuaremos estas conductas al comunicarnos con Dios de vez
en cuando. Aunque la codependencia puede ser muy sutil, debemos cuidarnos de ella incluso en
nuestras oraciones. Pedir solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros puede
ser difícil. Significa que debemos estar dispuestos a dejar ir a los demás y confiar el resultado de
sus vidas y de las nuestras a Dios. Algunos de nosotros, aún sin darnos cuenta, tratamos de
controlar el resultado de las situaciones en nuestras vidas y en las vidas de los otros mediante
nuestras oraciones, debido a nuestros miedos y a otros sentimientos. En la recuperación hemos
aprendido que no estamos a cargo de las vidas de los otros, ni nos va a beneficiar el tratar de
controlar la voluntad de Dios. Para continuar en nuestro sendero espiritual, debemos dejarle
nuestro control a Dios. Cada uno de nosotros es diferente. Venimos de diferentes ámbitos, y
tenemos distintas circunstancias de vida. La voluntad de Dios para uno puede no ser la misma que
la voluntad de Dios para el otro. Cuando nos sintamos llevados a orar por otros, pedir el amor, la
voluntad y el más grande bien de Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 64 Dios es
usualmente suficiente. Nuestras vidas se vuelven mucho más simples cuando dejamos ir
emocionalmente y espiritualmente, y oramos sólo por la voluntad de Dios para nosotros, por el
Poder para llevarla a cabo, le pedimos a Dios que nos guíe y nos dirija a lo largo del día, y le
confiamos el resultado de nuestras circunstancias y las de los demás al cuidado de nuestro Poder
Superior. En nuestra relación con Dios, la meditación es nuestra forma de escuchar la voluntad de
Dios y de experimentar Su presencia. Hay quienes dicen que oramos con nuestras palabras, pero
que escuchamos con nuestro corazón. Para oír con nuestro corazón, tenernos que salirnos de
nuestra apresurada actividad cotidiana, calmarnos y concentrar nuestra atención en Dios como
nosotros Lo entendemos. Para ayudar a callar nuestro diálogo interno, algunos usamos música.
Algunos practicamos disciplinas físicas y mentales. Y algunos simplemente nos sentamos en
silencio, cerramos los ojos, y dejamos que nuestros pensamientos descansen. Hay muchas formas
de meditación. Puede tornarnos algún tiempo encontrar una que llene nuestras necesidades.
Cualquiera que sea la forma, es importante permitirnos sentir una profunda y espiritual conexión
con nuestro Poder Superior. Al orar y/o meditar diariamente para mejorar nuestro contacto
consciente con Dios, tomamos más conciencia de la presencia de Dios en todos los aspectos de
nuestras vidas. Empezamos a ver y oír respuestas a nuestras oraciones a través de medios
sorprendentes. Puede ocurrir directamente en nuestra oración o meditación. A veces, podemos
encontrar respuestas por las que nunca habíamos orado, ni nos habíamos imaginado. Aunque
podemos haber separado una hora específica en la mañana o en la tarde para practicar este paso,
encontrarnos también que reportarnos con nuestro Poder Superior durante el día nos ayuda a
mejorar nuestro contacto consciente con Dios. Podemos decir una oración de gratitud por algo
que acaba de ocurrir, o pedir la ayuda de Dios cuando no estamos seguros de qué camino tomar.
Incluso podemos tomarnos un tiempo durante un descanso o la hora de la comida para meditar en
silencio y renovar nuestra conexión con la presencia de Dios. Al buscar saber la voluntad de Dios
para nosotros para situaciones específicas, podernos sentirnos llevados a dejar ir emocionalmente
y no hacer nada, ni aceptar ni hacer cambios en nuestras circunstancias. Cuando no estamos
seguros del camino correcto, revisamos las posibilidades con nuestro padrino y nuestros amigos
en recuperación. Con frecuencia una perspectiva diferente nos da más luz sobre la voluntad de
Dios para nosotros. Grupo Espejos de Co-Dependientes Anónimos 65 Una vez que tuvimos la
seguridad de la voluntad de Dios, pedimos la gracia, la fortaleza y el valor de Dios para llevarla a
cabo. Esto es especialmente importante cuando las circunstancias son emocionalmente
abrumadoras. Debemos recordar que el Poder de Dios está siempre presente con nosotros. Con la
aplicación diaria de este Paso, llegamos a creer que el Poder de Dios siempre nos acompaña a
través de cualquier lugar donde la voluntad de Dios nos lleve. Al ir creciendo mediante la práctica
diaria del Paso Once, le estamos verdaderamente dando a Dios el control de nuestra vida diaria y
de nuestra recuperación. Nuestros miedos disminuyen, y llegamos a confiar en que todo lo que
necesitamos para enfrentar cada día nos lo proporciona nuestro Poder Superior. Nuestra fortaleza
y nuestro poder espiritual se hacen cada vez más presentes en nuestras relaciones. Nuestra fe en
Dios se renueva continuamente, al observar cómo los milagros de Dios se despliegan en nuestras
vidas. Nuestro espíritu llega progresivamente a conocer la paz y el bienestar. Con nuestra práctica
diaria de confiar y fortalecer nuestra relación hecha con Dios, es el momento de empezar a pasar a
otras personas todo lo que se nos ha dado en nuestra recuperación. El Paso Doce nos muestra
cómo.
OH! GRAN ESPÍRITU, CUYA VOZ ESCUCHÉ EN EL VIENTO Y CUYO ALIENTO DA VIDA EN LA TIERRA.
ESCUCHAME, SOY UNO DE TUS NIÑOS, NECESITO TU GUÍA Y APOYO