Sunteți pe pagina 1din 5

Historia de la Capucha

Durante gran parte de los años 70’s lo países de Latinoamérica vivieron grandes
muestras de represión, algunos dirían que aun cuando fueron los años de
mayores luchas y en muchos casos mayores victorias por medio de la protesta
popular, también fueron años de oscurantismo y miedo generalizado para todos
aquellos que creían en una opción diferente a la que los gobiernos planteaban, un
gran ejemplo de las situaciones que se vivieron en toda Latinoamérica es aquella
presentada en el conocido filme “La Noche de los Lápices”1 este filme, nos
muestra la situación histórica argentina, conocida con el mismo nombre de la
película, en la que son secuestrados algunos estudiantes de secundaria por haber
logrado ganar el llamado boleto estudiantil por medio de una protesta popular, este
boleto estudiantil es básicamente un descuento en el transporte público para los
estudiantes; pero aquí el tema a desarrollar no es la situación argentina
específicamente, sino aquella serie de sucesos que fueron generando el miedo
masivo dentro de los movimientos sociales y políticos alternos a la ideología
establecida por el estado.

Hacia 1969, Colombia a diferencia de Argentina no vivía una dictadura, pero


estaba implementado aquel sistema de repartición del poder entre los partidos
políticos más clásicos, P. Liberal y P. Conservador, sistema de gobierno llamado
Frente Nacional, resultado de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla; el presidente
de la época era Carlos Lleras Restrepo (Bogotá, 12 de abril de 1908- 27 de
septiembre de 1994), quien ya entregaría el poder en 1970 pues fue elegido en
1966 presidente:

...en enero de 1969, una ola de agitación popular vino sin embargo a
recordar la persistencia de cierto malestar con el Frente Nacional. El alza de
tarifas en los transportes u otros servicios públicos provocó importantes

1
Dirección: Héctor Olivera, Producción: Fernando Ayala, Guión: María Seoane, Hector
Ruiz Nuñez (obra teatral), Daniel Kon, Héctor Olivera (adaptación), Música: José Luis
Castiñeira de Dios, Fotografía: Leonardo Rodríguez Solís, Montaje: Miguel López,
Vestuario: María Julia Bertotto
manifestaciones en varias ciudades: Cali, Medellín, Bogotá, Pasto, en las
que hubo numerosas victimas…2

El descontento ante las gestiones gubernamentales era generalizado, y a medida


que nacían estos focos de protesta, la represión también crecía, hasta un punto
extremo en que los encuentros entre manifestantes y policía dejaban una gran
cantidad de heridos y algunas veces muertos; aun cuando el costo de la protesta
popular era alto y las luchas duraban varios días, se fue ganando poco a poco un
espacio para negociaciones y grandes victorias de estos movimientos “El
presidente no pudo evitar una huelga general el 22 de enero (1969), si no
mediante una negociación de 30 horas seguidas con los dirigentes de las
organizaciones sindicales”3 mientras que la sociedad notaba como la represión
aumentaba, también lograba ver que sus luchas daban resultados visibles, pues
el gobierno se veía obligado a cumplir las demandas o por lo menos a negociar;
de esta forma se lograba ver la protesta como un medio para tener una
participación directa en las decisiones políticas nacionales.

El año 1970, año de elecciones presidenciales, inicia con una crisis estudiantil
universitaria, cuando en la Universidad del Valle se pide la renuncia del rector y
otra serie de cambios administrativos, tales como: “eliminación de los
representantes del sector privado (Andi, Fenalco, etc.) y de la iglesia en el seno
del concejo superior de la universidad; el rechazo de algunos créditos otorgados
por entidades internacionales (en el caso concreto, sobre todo por el BID)…”4
pronto estas reivindicaciones de la Universidad del Valle, serán tomadas por gran
parte de las universidades públicas del país (al hablar de universidades no se
hace referencia a la institución sino al estudiantado).

2
PÉCAUT, Daniel. Crónica de dos Décadas de Política Colombiana 1968-1988. Bogotá:
E.D Siglo XXI, 1989,P.76
3
Ibit
4
Ibit. P. 148
El movimiento se extiende como una mancha de aceite: la universidad de
Popayán, la de Santander, algunas facultades de la Universidad de
Antioquia se asocian a la huelga. Sin embargo lo que precipita la
generalización del movimiento son los sangrientos acontecimientos
ocurridos en Cali el 26 de febrero: ese día, frente a manifestaciones
estudiantiles, el ejército abre fuego. Resultan 7 muertos y numerosos
heridos. El gobierno dirá que tuvo que enfrentar un movimiento
subversivo… 5

Hechos como el anterior, genera un gran descontento social, pero no miedo,


puesto que en otras ciudades a causa de ese acontecimiento, se generaron
grandes protestas que finalizaron con enfrentamientos entre la fuerza pública y los
estudiantes universitarios; esto en algunos casos genero un fortalecimiento de las
guerrillas puesto que algunos estudiantes veían que la protesta se convertía más
en un suicidio que en una método de lucha y de rebelión ante las decisiones del
gobierno.

Ya pues saltando en la línea del tiempo pasando de estos sucesos de principios


de los 70´s, pasemos a finales de esta década; año 1978 “…tras el asesinato por
un grupo terrorista del ex ministro de Gobierno de Alfonso López Michelsen, el
gobierno, saca del olvido un artículo de la Constitución que permite, previa
consulta al Consejo de Ministros, proceder a la retención, durante 10 días, de
toda persona sospechosa de querer atentar contra el orden público.”6 , esta nueva
forma de represión por medio de la cual se retiene toda persona sospechosa, sea
quien fuera, genera claramente un aprovechamiento de la fuerza pública para
sobre poner su fuerza y da ciertas libertades a la hora de juzgar a los detenidos,
podríamos decir que la simple participación en una marcha política, podría ya
hacer parte de la perturbación y de un atentado contra el orden público,
“Centenares de arrestos se producen en 1979, seguidos de procesos masivos: en
uno solo de ellos, en 1980 la justicia militar que, en su empeño por ganar tiempo,

5
Ibit.
6
Ibit. P.340
renunciara incluso a leer en forma completa las acusaciones, juzgará
simultáneamente a más de 300 personas.”7, obviamente estos hechos fueron
generando en la población una política del terror, del miedo a enfrentar aquella
represión y generó la clandestinidad y lo cual fue generando poco a poco el uso
de la capucha como elemento básico de la protesta, para lograr una protección de
la identidad real y poder continuar con una vida normal paralela a la crítica y lucha
por diversas metas sociales comunes de la época.

Después de ver diversos hechos históricos fundamentales en la historia de los


movimientos populares de lucha, específicamente del movimiento estudiantil
como organización política, logramos ver como la represión por parte del estado,
es la causante del uso de prendas especificas para cubrir una identidad personal
a la hora de protestar, además de ello le podemos agregar que durante gran parte
de los años 80’s y 90’s el uso de tecnología como cámaras digitales, propicio el
inicio de una búsqueda selectiva de personas sindicadas de alterar el orden
público y en muchos casos de apoyar la subversión.

En la actualidad, algunas organizaciones estudiantiles muestran perfectamente


esa carga histórica ya que son conocidas como “Los Capuchos” por el uso de
esta prenda que se ha convertido en un símbolo de la resistencia no solo en
Colombia cabe resaltar, pues gran parte de los países latinoamericanos sufrieron
de igual o de forma muy parecida estos procesos de censura de la marcha, por
decirlo así, entonces gracias a esos procesos históricos es que se va generando
esa cultura de la capucha dentro de los movimientos o grupos estudiantiles, que
ya no son aquellos de los 70’s debido a que hoy en día se convirtieron en grupos
totalmente clandestinos.

La capucha es convertida en un símbolo universitario de la protesta, el imaginario


social que se crea alrededor de esta prenda particular es tal que hace algún
tiempo generó grandes debates políticos de qué hacer en las universidades
públicas ante este surgimiento de “movimientos subversivos” pues así los
llamaron durante algo que podría ser llamado el boom de las capuchas. Desde
7
Ibit. P. 341
este punto de vista se pueden hacer dos observaciones importantes, los
representantes del estado, definen la capucha como una señal de terrorismo y
subversión, mientras que el estudiantado común, la define como un símbolo hasta
cierto punto de emancipación, ya que con el puede decir lo que realmente piensa;
pero al fin de cuentas podríamos decir que la capucha es uno de los tantos
resultantes de la construcción histórica de relaciones de poder y de represión en
los estados contemporáneos, y resultado de experiencias de las generaciones
pasadas que muchas veces en luchas tan justas como por un descuento en el
transporte público para estudiantes, terminaron siendo “La Noche de los Lápices”.

S-ar putea să vă placă și