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DIANA CAROLINA CANTILLO ACUÑA

MODELOS Y ABORDAJES COMUNITARIOS


A una manera de contextualizar, el termino desarrollo social comunitario, es entendido
como aquella intención que busca transformar las condiciones integrales de vida presentes
en un colectivo, incluyendo a todos los actores sociales y a todos los subsistemas que
conforman la comunidad. Cuando las personas logran el dominio y el empoderamiento
sobre las condiciones que definen su vida en sociedad, habitualmente se está hablando de
desarrollo social comunitario.
Es decir, que el desarrollo social comunitario no solo se refiere a la resolución de un
problema que requiera urgentemente la comunidad, sino que implica a su vez encontrar los
hilos visibles e invisibles que producen atrasos en la comunidad, debe existir el interés de
identificar la problemática que aqueja a la comunidad y de esta manera realizar una
intervención que proporcione no solo un cambio momentáneo, si no que a su vez produzca
un avance, ya que no lograr un verdadero cambio sería una acción o una forma malsana de
intervenir ante una problemática social que requiere desde una óptica profesional una
intervención mucha más minuciosa por parte del agente de cambio.
Los abordajes para intervenir en una comunidad muestran bondades y sobre todo
alternativas para conducir procesos de cambio que lleven a los fines de un auténtico
acompañamiento psicosocial, centrado en lograr empoderamiento de la comunidad sobre
sus vidas, sus cotidianidades y sobre todo, por generar auténticos procesos de cambio y
transformación involucrando las dimensiones físicas, psicológicas, sociales, políticas,
económicas, éticas, estéticas, ambientales, culturales, históricas… y trascendentes.
Inicialmente en este trabajo se da cuenta del modelo formulado por Montero en un texto
llamado Concientización, conversión y desideologización en el trabajo psicosocial
comunitario, el cual formula el abordaje comunitario identificando cinco etapas
fundamentales: Familiarización, identificación de necesidades, problematización,
conversión y desideologización (Montero, 1991).
Dentro de las bondades que encontramos en este modelo, se podrían resaltar cada uno de
los procesos o etapas que permiten el abordaje o la intervención a una comunidad, en
primera instancia el agente de cambio debe familiarizarse con la problemática que vivencia
la comunidad, permitiendo este proceso la sensibilización de los investigadores respecto a
la comunidad y sus problemas. Posteriormente se da el proceso de identificación de
necesidades en el que por medio de un conjunto de actividades grupales, de carácter
participativo; en las que se busca que la propia comunidad o grupo señale aquellos aspectos
de su vida que sienten que son insatisfactorios, inaceptables o problemáticos que les
imposibilitan alcanzar la forma de vida anhelada por ellos. Luego de este encontramos el
proceso de problematización de la realidad y de las situaciones límites que ella presenta, es
decir, aquellas en las cuales la carencia o dificultad es de tal magnitud para el grupo, que
esta deja de aceptarlo como natural o soportable. Aquí no se trata solamente de definir
necesidades, sino de conocer sus orígenes, sus soluciones y también la viabilidad, las
dificultades de estas en la situación en que se vive, con el fin de que dichas situaciones
dejen de ser naturales.
DIANA CAROLINA CANTILLO ACUÑA

Mediante este proceso se pretende llegar a un cuestionamiento de la realidad establecida


para poder llegar a una concientización de una determinada comunidad. Lo que
posteriormente lleva a la concientización, conversión y desideologización. Este último
enmarca un proceso de llevar a la comunidad a ser conscientes de los elementos de poder
que están perpetuando en ella, podríamos decir que es un proceso que lleva a la comunidad
a hacer un acto reflexivo ante la situación que se presenta y que a su vez los aqueja.
En cierta forma la desideologización es un proceso político de desenmascarar los hilos de
poder que están sometiendo a la gente en la comunidad, la desideologización es uno de los
aspectos que pudieron identificarse dentro de las limitaciones, puesto que implica un gran
esfuerzo por parte del agente de cambio, ya que en muchas comunidades existen
pensamientos y creencias que se encuentran muy arraigados y que son difíciles de cambiar.
Otro de los autores que proponen una modalidad de trabajo con la comunidad es Vargas
(2012), este autor agrupa su experiencia con los colectivos humanos en lo que él llama
Conocimiento de la comunidad.
El conocimiento con la comunidad se organiza en cuatro etapas básicas: Reconocimiento,
comprensión, observación y acción. El reconocimiento incluye la valoración de las
personas en tanto personas, llevando esto implícito una autoestima y un amor a sí mismo.
En segunda instancia encontramos la comprensión, la cual constituye una etapa más allá de
la simple descripción y explicación; es conocer su mundo de vida, sus significados, su
sentido de existencia. La observación por su parte, complementa la comprensión, incluye
conocer las necesidades particulares, no solo de la comunidad con la cual se trabaja, sino
también las necesidades de las personas. Y por último encontramos la acción, es la
inferencia por el cambio, por la transformación, por el compromiso que se tiene con la
sociedad para lograr un mundo mejor.
Dentro de este modelo podemos encontrar puntos positivos que pueden ser el
reconocimiento por medio de la cual se podrán identificar, la valoración que tiene el sujeto
de las personas que lo rodena y de sí mismo, convirtiéndose este aspecto en un proceso
relevante para la intervención por parte del agente de cambio, la comprensión también le
permite a este conocer su vida y existencia. Sin embargo para mi concepción el proceso de
observación debería darse en primera instancia, ya que nos ayudaría de manera puntual al
inicio de la investigación ampliar y conocer las necesidades de dicha comunidad, por lo
tanto, la identificaría como una limitación por parte del modelo.
Otra perspectiva sobre abordaje comunitario es la presentada por Macías (1993), el cual
concibe el desarrollo comunitario alrededor de seis estadios: movilización, organización,
participación, integración, socio gestión - autogestión y educación popular. Entendiendo la
movilización, como el logro del desplazamiento de las personas para dar solución a los
problemas que afrontan; la organización se asimila a la capacidad de formar de una
manera armónica grupos de trabajo de acuerdo a sus potenciales que logren sinérgicamente
dar cumplimiento a los objetivos planteados desde un inicio, validando permanentemente
nuevas metas y propósitos; la participación es entendida como el proceso tendiente a
integrar al conjunto de la comunidad en el desarrollo del trabajo, a que todos hagan parte
DIANA CAROLINA CANTILLO ACUÑA

del proceso y nadie se sienta excluido; la integración implica que de una manera
cohesionada la comunidad construya consensos en los temas vitales para el colectivo; la
socio gestión y la autogestión es el proceso que identifica la importancia que la propia
comunidad le da a sus problemas, lo que se constata a partir de identificar qué tanto la
comunidad es la que afronta sus dificultades y hace gestión para resolverlas. Finalmente la
educación popular descansa en el supuesto de que toda acción de cambio social estaría
respaldada por procesos de capacitación y formación bajo una concepción de integralidad
que involucraría al ser, al hacer, al conocer, al convivir.
Este último modelo podría decirse que es uno de los más completos en cuanto a
organización y objetivos, sin embargo es necesario que previo a la intervención el modelo
pueda proporcionar al agente de cambio a manera de adaptación que se realice una
identificación de necesidades, para tener en cuenta, tipo de población, necesidades, etc. Y
de esta manera lograr una intervención exitosa en la comunidad, por lo tanto, podríamos ver
este aspecto como una limitación por parte del modelo.

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