Eduardo Juan Couture Etcheverry
En este caso el conocimiento se logra con
estudio, práctica y deseo. Es imposible lograr
conocimiento sin estudio, sin práctica o
deseo, son tres elementos indispensables
para lograr lo que deseamos.
La “fe” que nos siembra a tener, no es una
fe fortuita, es el resultado de un dificultoso
trabajo, de la armonía que debe tener, no
sólo los Abogados, sino cada persona que
desee realizar muy bien de manera efectiva,
con eficiencia y eficacia sus actividades
laborales. La fe es una convicción, resultado
del conocimiento saber qué hacer, capacidad
poder hacer y aptitud desear hace; estás
tres piedras angulares dan seguridad en las
decisiones y los actos, obviamente es
inviable la ética.
El Abogado debe tener en cuenta que la
Justicia prevalece sobre el Derechos, es
decir que el Derecho debe seguir el camino
marcado por la Justicia, jamás, al contrario.
Debemos considerar que la verdad no es
absoluta, la verdad es subjetiva. Esto porque
la opinión de cada persona tiende a ser
comparativa, es decir, basado en otros
hechos. El resultado, la consecuencia, del
respeto y la paciencia conocimiento.
En el punto que indica “ama al Derecho”, es
el resultado necesario de la práctica de su
trabajo ético.
Podemos darnos cuenta que, estos dos decálogos son de fechas diferentes, relatados de
modo que lograran ser entendidos en los tiempos de sus relativas publicaciones. En este
caso, emplea de manera fascinante a cualquier época, porque más que dos simples
decálogos, son filosofía, que permanece y se adecúa a cualquier tiempo.
Alfonso María de Ligorio
La pasión es importante, porque es la que
permite impulsar al abogado a realizar
actividades, desde luego que debemos utilizar
o canalizar esta pasión en cuanto al estudio,
la investigación… sin perder la ética.
Por el contrario, la codicia es, ante todo una
idea indefinida, adicionalmente es el deseo
que no debe superar a la razón, porque esta
situación permite desvirtuar el fin, los
objetivos de la razón. Es como un manto que
puede cubrir a la razón y la pasión domine el
cuerpo, sabemos cuáles son las
consecuencias que ocurren cuando el cuerpo
no es dominado por el equilibrio entre la
razón y la pasión, por ejemplo, la codicia, que
el fin justifique los medios, entre otras
crueldades.
 Todo lo anterior, crea hábito, que insta al
amor por el trabajo, el amor del Abogado por
el Derecho.
La ética de estar presente antes, durante y
luego en cada trabajo que se presente al
Abogado.
Es indiscutible que al utilizar la palabra
“cliente”, nos estamos refiriendo a un
negocio. Pero la profesión del Abogado debe
ser operada, sometida, por la ética, sabiendo
todas las consecuencias que traen consigo
cada caso: la libertad, la vida, los bienes de
un cliente habrían de depender del
profesionalismo del Abogado y no de la
avaricia, es perdurable la diferencia de ambos
casos.
Lo principal de ambas ilustraciones es un llamado a la razón de cada Abogado en el
adiestramiento de sus acciones profesionales. Reflexionando la importancia que conduce esta
profesión; en momentos está en juicio la libertad, la vida, la moral, los bienes… del respectivo
cliente.