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PARSHAT MIKETZ
CAPITULO 41
25Entonces Iosef le dijo a Paró: “El sueño de Paró es uno solo: Elokim te
manifestó a tí, Paró, lo que está por hacer. 26Las siete vacas buenas son siete
años y las siete espigas buenas son siete años — es el mismo sueño. 27Asi-
mismo las siete vacas flacuchas y feas que emergieron después de ellas son
siete años, y también las siete espigas vacías y marchitas por el viento del
este son los siete años de carestía que vendrán. 28Es lo que yo le dije a Paró
— lo que Elokim está por hacer se lo ha manifestado a Paró (por medio del sueño).
29Mira, vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto,
30pero después de ellos vendrán siete años de carestía y entonces toda la
por esposa a Asenat, hija de Poti Fera (Potifar), ministro de On. (Después), Iosef
salió por la tierra de Egipto. 46Iosef tenía 30 años cuando se presentó ante
Paró, faraón de Egipto. Iosef se retiró de la presencia de Paró y fue a recorrer
toda la tierra de Egipto. 47En los siete años de abundancia la tierra produjo a
manos llenas. 48Iosef recogió todos los víveres de los siete años que trans-
currieron en la tierra de Egipto y los depositó en las ciudades. Los productos
del campo del área suburbana de cada ciudad, los acopió dentro de la respec-
tiva (ciudad). 49Y así Iosef almacenó tanto cereal como la arena del mar, en
gran abundancia, hasta tal punto que dejó de contar porque no tenía número.
hija de Poti Fera (Potifar), sacerdote de On. (Antes de los años de carestía tuvo sus
dos hijos, y no después. De esto deducen los Sabios que no se debe mantener relaciones maritales
en épocas de carestía). 51 Al
primogénito, Iosef lo llamó Menashe, significando:
“Elokim me ha hecho olvidar (nashá) todas mis penas y la casa de mi padre”.
52 Y al segundo lo llamó Efraim: “Pues Elokim me ha hecho fructífero
vru, 41 - tn ,hatrc .en 101
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(Continúa de página anterior): que diera Iosef, pues no comprendían de qué manera los
años de carestía podrían regir en simultáneo con los de abundancia; y por eso
abandonaron esa interpretación más literal para explicar en cambio que el sueño
significaba que el faraón tendría siete hijas y enterraría a siete hijas, porque dado que
tenía varias concubinas era plenamente factible que ambos opuestos sucediesen al mismo
tiempo. Iosef, en cambio, ofreció la interpretación más sencilla y literal explicando cómo
era factible que los opuestos aludidos en el sueño rigiesen a la vez. Y por eso, además de
la interpretación, ofreció también una solución para implementarla, la cual era parte de la
interpretación misma: Iosef planteó que durante los años de abundancia debían tener en
cuenta los años de carestía y acopiar granos (vers. 34), de lo que resulta que los siete
años de carestía “están presentes” junto con los siete de abundancia; las dos situaciones
opuestas se manifiestan en forma simultánea, tal como lo exigía el sueño del faraón.
102 MIKETZ BERESHIT 41 GÉNESIS TORÁ
CAPITULO 42
Iaacov envía sus hijos a Egipto
1 Iaacov vio que había provisiones en Egipto. Entonces Iaacov les dijo a sus
hijos: “¿Por qué Uds. se hacen notar?” (O sea, ¿por qué hacen ostentación ante los hijos
de Esav e Ishmael). 2 Y dijo: “Miren, escuché que hay provisiones en Egipto.
Desciendan allí y compren para nosotros de allí, para que vivamos y no
muramos”. (O sea,para evitar hacer ostentación ante nuestros vecinos con los cereales que aún
tenemos, vayan a comprar provisiones a Egipto). 3 Los hermanos de Iosef -diez (de ellos)-
descendieron a comprar cereal en Egipto. 4Pero a Biniamín, hermano de
Iosef, Iaacov no lo envió con sus hermanos, porque dijo: “No sea que le
suceda alguna desgracia”. 5Así, los hijos de Israel fueron a comprar -(tratando
de pasar desapercibidos) entre los que llegaban- porque había hambre en la tierra
de Kenaan. (Cada uno entró a Egipto por un pórtico diferente, tratando de pasar desapercibidos,
evitando así el mal de ojo. Porque eran todos de facciones hermosas y muy fuertes. El mal de ojo
es una energía negativa producida por la mente humana, capaz de dañar o destruir objetos físicos.
El bienestar que Hashem le brinda a alguien no debe utilizarse de modo que despierte la envidia de
terceros. Si uno permite que sus bendiciones -su bienestar personal- causen dolor a otros, se
despierta de esa forma un Juicio divino sobre la legitimidad de tal bienestar. Y eso puede llevar a
la pérdida del mismo). 6Iosef era el gobernador del país — él era el que vendía el
cereal a todo el pueblo de la tierra (Iosef era el gobernador de Egipto, y no obstante,
jamás delegó en nadie la responsabilidad de la distribución física de los productos de primera nece-
sidad a la gente que los requería — él personalmente cumplía esa función, para asegurarse de que
nadie fuese engañado y para constituirse en un ejemplo vivo de la celeridad y la urgencia con que se
debe atender los menesteres de los más necesitados). Vinieron los hermanos de Iosef
vru, 41 - tn ,hatrc .en 102
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Nota al vers. 38 (página anterior): El faraón alteró deliberadamente ciertos detalles del
sueño para poner a prueba a Iosef, pero Iosef interpretó conforme con la naturaleza real del
mismo. Así, el faraón comprendió que Iosef, además de ser un hombre inteligente, era un
hombre dotado de espíritu divino, capaz de dirigir satisfactoriamente los destinos del imperio.
Nota al vers. 1: “Iaacov vio que había provisiones en Egipto”: Rashi: Más bien, Iaacov
escuchó que había provisiones en Egipto. ¿Por qué, entonces, el versículo dice “vio”?
Porque la intención del versículo es indicar: “Vio a través de su espíritu de profecía”. Pero
no se trató de una profecía plena, pues Iaacov no pudo determinar que el Gobernador de
Egipto era su mismísimo hijo Iosef. En opinión del Midrash, Iaacov vio que en Egipto estaba
su esperanza (léase Iosef) . Esto lo deriva de la palabra shever, traducida en este contexto
como “provisiones”, pero que bien puede significar “esperanza”. Y de hecho, la palabra
shever significa “esperanza” y significa “dolor”, “ruptura”, aludiendo a que allí donde hay
dolor, hay esperanza: 1) La hambruna generalizada le provocó a Iaacov el dolor de que sus
hijos debieran descender a Egipto. Pero ese dolor se convirtió en esperanza cuando al cabo
de dos años de hambruna Iaacov llegó a Egipto, y entonces —en mérito a él— la hambruna
cesó y se transformó en abundancia. 2) El dolor que significó la venta de Iosef como
esclavo en Egipto, devino en esperanza cuando ese mismo Iosef accedió a la cima del
poder en aquella tierra. 3) El dolor que significó para los israelitas la dura esclavitud en
Egipto, se transformó en esperanza cuando, triunfantes, salieron de allí conformando
una incipiente nación. Todos estos dolores y las esperanzas emergentes de los mismos,
Iaacov las atisbó proféticamente en ese mismo instante. Y por eso, la frase “Iaacov vio
que había provisiones (shever) en Egipto”, bien podría interpretarse: “Iaacov profetizó
que en Egipto había dolor y había esperanza”.
Nota al vers. 2: “Desciendan allí”: “Desciendan” es ReDÚ en hebreo, cuyo valor
numérico es 210, que alude a los 210 años que los israelitas permanecieron en Egipto.
103 MIKETZ BERESHIT 42 GÉNESIS TORÁ
y se prosternaron con el rostro a tierra (esto ocurrió en el segundo año de los siete de
carestía que Iosef había profetizado al Faraón. Finalmente, cuando Iaacov descendió a Egipto,
Hashem decretó que el período de carestía cesara por completo ) 7 Iosef vio a sus hermanos
y los reconoció, pero se mostró extraño para con ellos. Les habló con dureza
y les dijo: “¿De dónde vienen?”, y ellos respondieron: “De la tierra de Kenaan,
a comprar provisiones”. (Iosef sabía que los dos sueños que tuvo eran profecías que
necesariamente debían cumplirse. Por ahora, 10 hermanos se prosternaron ante él, pero su sueño
se refería a 11 hermanos, por lo que debía provocar que también Biniamín se hiciera presente; y
sólo entonces podría presentarse Iaacov para dar cumplimiento al segundo de sus sueños.)
Los hermanos reconocen entre ellos su culpa por haber vendido a Iosef
21Se dijeron uno al otro: “En verdad, somos culpables por nuestro hermano
vru, 42 - cn ,hatrc .en 103
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Nota sobre el trato de Iosef hacia sus hermanos: Antes de darse a conocer a sus hermanos,
Iosef necesitaba resolver dos cuestiones. La primera: La causa del rencor que le guardaban
sus hermanos. ¿Ellos lo odiaban meramente porque mal interpretaron sus sueños?, ¿o por el
lugar preferencial que Rajel, madre de Iosef y Biniamín, ocupaba en los afectos de Iaacov, el
padre en común de todos los hermanos? Si esto último habría sido lo correcto, ellos
significaban una amenaza peor para su hermano menor Biniamín que para él mismo, y en
tal caso, si Iosef se daba a conocer ahora, estando ellos sometidos a su poder jamás
hubiese podido saber cuál era la dimensión real de tal rencor. Por consiguiente, Iosef procuró
arrastrarlos a una situación en la que debiesen ganarse su libertad por sus propios medios,
pero a costas de Biniamín, para evaluar cómo reaccionarían. Y la segunda cuestión: Si ellos
lo odiaron (a Iosef) cuando simplemente soñó que sería un rey, cuánto más lo odiarían
ahora, que realmente, y literalmente, tenía el poder de decidir sobre la vida y la muerte de
ellos. La rigidez de Iosef hacia sus hermanos estaba motivada en la necesidad de conocer
sus intenciones; Iosef necesitaba saber cómo encararlos para poder revelar la gran estima
que sentía por ellos. Y todo esto fue en propio beneficio de los hermanos, como queda de
manifiesto al final del relato, cuando se reconciliaron, y Iosef —Gran Visir de Egipto— les
asignó la región del Delta del Nilo para que viviesen allí, la más rica de todo Egipto, la más
apta para la cría de animales, ideal para los hermanos que eran ganaderos.
104 MIKETZ BERESHIT 42 GÉNESIS TORÁ
CAPITULO 43
Iaacov no quiere enviar a Egipto a su hijo Biniamín
1El hambre era severo en la tierra. 2Cuando terminaron de consumir las pro-
visiones que trajeron de Egipto, su padre les dijo: “Vuelvan y cómprennos un
poco de alimento”. 3Entonces Iehudá le respondió, diciendo: “El hombre nos
advirtió severamente, así: ‘¡No verán mi rostro a menos que venga su hermano
con Uds.!’ 4Si envías a nuestro hermano con nosotros, descenderemos (a Egipto)
y te compraremos provisiones. 5Pero si tú no lo envías no descenderemos,
porque aquel hombre nos dijo: ‘No verán mi rostro a menos que su hermano
esté con Uds.’ ” 6Y dijo Israel: “¿¡Por qué me hicieron el mal de decirle al
hombre que tenían aún otro hermano!?” 7Y ellos contestaron: “Con mucho
detalle nos preguntó el hombre acerca de nosotros y de nuestros parientes,
diciendo: ‘¿Vive todavía su padre? ¿Tienen otro hermano?’ Y nosotros sim-
plemente le respondimos a sus preguntas. ¿Acaso podíamos saber que nos diría:
‘Hagan venir a su hermano’?”. 8Entonces Iehudá le dijo a su padre: “Por favor,
envía al joven conmigo. Nos levantaremos e iremos para que vivamos y no
muramos, tanto nosotros como tú y nuestros niños. 9Yo respondo por él, de mi
mano lo demandarás. Si no te lo volviese a traer y lo parase a él ante ti, estaría
pecando contra ti por siempre (en alusión al Mundo Venidero). 10Si no nos hubiéra-
mos demorado, ya habríamos vuelto dos veces”. (Resulta llamativo que Iaacov haya
aceptado el ofrecimiento de Iehudá y no el de Reuvén, su primogénito, para que dejase a Biniamín ir con
ellos. Pues sólo un padre puede comprender el dolor por la pérdida de dos de sus hijos. Y justamente
Iehudá -a diferencia de los otros hermanos- ya había perdido dos hijos -Gén, 38:7-, por lo que cuando
éste asumió ante su padre la responsabilidad por la integridad física de Biniamín, Iaacov aceptó.)
vo para con él). Y en cuanto a mí, así como estuve privado (de mis hijos Iosef y Shimón),
privado vuelvo a estar” (pues ahora me privan también de mi hijo Biniamín). 15Tomaron
los hombres aquel presente y tomaron (también) el doble de dinero en sus manos,
y a Biniamín. Se levantaron y descendieron a Egipto y se presentaron ante Iosef.
CAPITULO 44
La última prueba: Biniamín es acusado de robo
1 Ordenó (Iosef) al mayordomo de su palacio instrucciones específicas: “Lle-
na de provisiones las sacas de los hombres tanto como puedan llevar y pone
el dinero de cada uno en la boca de su saca. 2Y mi copa, la copa de plata,
ponla en la boca de la saca del menor, juntamente con el dinero de su com-
pra”. E hizo tal como Iosef le dijo. 3Después de haber despuntado el alba, los
hombres fueron despedidos, ellos y sus asnos. 4Ya habían salido de la ciudad
pero no estaban lejos. Entonces Iosef le dijo al mayordomo de su casa:
“¡Vamos, persigue a esos hombres!, y al darles alcance diles: «Por qué retri-
buyen mal por bien? 5¿No es ésta (la copa) de la que bebe mi amo y que utiliza
para adivinar? Obraron mal en lo que hicieron».” 6Y él, luego de alcanzar-
los, les dijo esas mismas palabras. 7Y ellos alegaron: “¿Por qué dice mi amo
tales palabras? ¡Sería indigno para nosotros, servidores suyos, hacer semejan-
te cosa! 8Tenga presente que el dinero que habíamos hallado en la boca de
nuestras sacas se lo devolvimos (cuando vinimos) desde la tierra de Kenaan. ¿Cómo
íbamos a robar del palacio de su amo plata u oro? 9Aquel de nosotros, servido-
res suyos, en quien fuese hallada (la copa), que muera. Y nosotros seremos sus
sirvientes, mi amo. 10Y él respondió: “Debería ser como Uds. dicen. No
obstante, aquel en quien fuese hallada, ése será mi sirviente y los demás esta-
rán libres de culpa”. 11Rápidamente, cada uno bajó su saca a tierra y la abrió.
La copa real es hallada en la saca de Biniamín
12 Y él (el mayordomo real) buscó; comenzó por el mayor (para no despertar las
sospechas de los hermanos) y terminó por el menor. Y la copa fue hallada en la
vru, 43 - dn ,hatrc .en 107
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Nota al vers. 34: Otra explicación: La intención de Iosef era probar a los hermanos
otorgándole a Biniamín un trato privilegiado. Y por eso, premeditadamente, le dio cinco
porciones a él, para evaluar la reacción de los otros hermanos, para observar si aún
guardaban celos o rencor contra un hijo de Rajel. (El padre de los doce hermanos fue
Iaacov. Diez hijos los tuvo con su esposa Lea y dos hijos —Iosef y Biniamín— los tuvo
con su segunda esposa Rajel. Y por eso Iosef, quien aún no se había dado a conocer a
sus hermanos, le dio a Binamín cinco porciones, para corroborar que ya no hubiese celos
de los hijos de la primera esposa hacia su medio-hermano Biniamín, hijo de la segunda).
44 GÉNESIS TORÁ - HAFTARÁ
108 MIKETZ BERESHIT
uno su asno volvieron a la ciudad. Maftir 14Cuando Iehudá llegó con sus
hermanos al palacio de Iosef, él todavía estaba allí. Se prosternaron ante él
a tierra. 15Iosef les dijo: “¿Qué hicieron?, ¿no sabían que un hombre como
yo es un experto adivino?” 16“¿Qué podemos decirle, mi amo?”, respondió
Iehudá, “¿qué tenemos para justificarnos, cómo podemos demostrar nuestra
inocencia? Elokim ha descubierto nuestra falta. (Iehudá bien sabía que Biniamín era
inocente, que no había robado la copa. Pero igualmente está reconociendo la justicia de Hashem
al ponerlos en este aprieto). ¡Estamos aquí para ser esclavos de Ud., mi amo, tanto
nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa!” 17“¡Sería impropio
de mí hacer eso!”, respondió (Iosef); “(sólo) el hombre en cuyo poder fue halla-
da la copa será mi sirviente. Y en lo que a Uds. respecta, vayan en paz a lo
de su padre”.
1 Melajim (Reyes) 3
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109 MIKETZ 1 MELAJIM 3 1 REYES HAFTARÁ
mi hijo, resulta que estaba muerto. Pero cuando me fijé bien en él, por la
mañana, resultó que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.” 22La otra
mujer respondió: “¡No es así! Mi hijo es el vivo y tu hijo el muerto!” Pero
aquella decía: “¡No!, tu hijo es el muerto y mi hijo el vivo!” Así, discutían
delante del rey. 23Dijo el rey: “Una dice: Mi hijo es el vivo y tu hijo el
muerto, y la otra (lo niega) diciendo: “¡No!, tu hijo es el muerto y mi hijo el
vivo.” 24Entonces dijo el rey: “Tráiganme una espada.” Y le llevaron la
espada al rey. 25Dijo el rey: “Partan al niño vivo en dos y denle una mitad a
una y la otra mitad a la otra.” 26La mujer cuyo hijo era el que estaba en vida,
se dirigió al rey -compadeciéndose de su hijo- y dijo: “¡Por favor, señor
mío! ¡Entrégale a ella el niño vivo y no lo mates!” Pero la otra dijo: “¡Que
no sea ni mío ni tuyo. Pártanlo!”. 27Respondió el rey diciendo: “¡Denle a
ella (a la primera) el niño vivo. No lo maten, ella es su madre!” 28Todo Israel
oyó el fallo del rey, y sintieron reverencia por el rey, porque vieron que la
sabiduría de Elokim estaba en él para impartir justicia.
1 Melajim (Reyes) 4
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