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CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS DE LAS

AMERICAS

LICENCIATURA EN: CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

MATERIA: DIDÁCTICA Y SUS RECURSOS

CUATRIMESTRE: SEGUNDO

TAREA No. 2

TITULO: FORMACIÓN PROFESIONAL

NOMBRE DEL ALUMNO: DORU LOGHIN STAN


DOCENTE: EDUARDO SERRANO ACEVES
FECHA: 30. 09. 2007
FORMACIÓN PROFESIONAL

La educación es uno de los grandes problemas nacionales en la sociedad


mexicana y se les considera de interés prioritario para el desarrollo del país. La
importancia de las aportaciones de la investigación educativa es cada vez
mayor, pero aún es insuficiente frente a la magnitud y complejidad de los
problemas educativos.
A pesar del extraordinario crecimiento de los servicios educativos, la
problemática de la educación ha sido poco abordada como objeto de estudio
sistémico.
Las necesidades inmediatas y elementales del sistema educativo no han
creado las condiciones para el desarrollo de una investigación que teórica y
metodológicamente se vincule con la especificidad de los problemas de la
realidad educativa mexicana. Por esto, es necesario impulsar una investigación
de índole científica, abocada a la explicación e interpretación de los procesos y
prácticas educativas y a las propuestas de soluciones de carácter más
estructural y a largo plazo.

En el terreno de la pedagogía el término elemental no ha alcanzado aún su


significado definitivo. Lo elemental surge como desarrollo del concepto
educativo que se refiere a lo primario, inicial o esencial. Esta definición se
deriva en primera instancia de los principios de la psicología del desarrollo, que
se basa en la observación de la evolución, comenzando por los factores
biológicos de crecimiento. Aplicado al campo educativo, aquí toma importancia
el curso natural del desarrollo humano desde la niñez, en dónde se fomenta un
desenvolvimiento propio.

La función educativa, en cuanto se centra en facilitar el crecimiento de los


educandos en todos los aspectos formativos, como individuos y como seres
sociales, conforma una de las profesiones más significativas y valiosas en la
sociedad.

Los profesionales de la educación, docentes y pedagogos en general,


precisan de una formación específica, de un ámbito sociológico de actuación,
en el que los problemas de aprendizaje son su núcleo, de una autonomía y
libertad de acción y, como consecuencia de los anteriores distintivos
profesionales, en especial de la libertad de acción, necesitan de un
compromiso con la sociedad.

La profesión educativa es compleja, difícilmente delimitable y plantea tantos


interrogantes que sería imposible su regulación racional.

Supuesto que los profesionales de la educación son ciudadanos en plenitud


de sus derechos y que las funciones que se les confía son de extraordinario
valor para la colectividad y, como consecuencia, su tratamiento social y
económico debe ser coherente con lo que se les confía y exige, se espera de
ellos que, en el desempeño de sus funciones, como rasgo distintivo, no prime
el ánimo de lucro, sino una orientación básica encaminada al bien común.
El educador, docente y pedagogo en general, tiene que ser consciente del
valor y la dignidad que tiene todo ser humano, persiguiendo como objetivos
frente a la sociedad su ejercicio profesional:

- Procurar la autoformación y puesta al día en el dominio de las técnicas


educativas, en la actualización científica y en general en el conocimiento de las
técnicas profesionales.

- Establecer con los alumnos una relación de confianza comprensiva y exigente


que fomente la autoestima y el desarrollo integral de la persona, así como el
respeto a los demás.

- Trabajar para que todos lleguen a tener una formación que les permita
integrarse positivamente en la sociedad en la que han de vivir.

- Aportar los elementos necesarios para que los educandos conozcan


críticamente su propia identidad cultural y respeten la de los demás.

- Poner a disposición de los alumnos todos sus conocimientos con ilusión y


fomentar el máximo interés hacia el conocimiento y conservación de todo
aquello que constituye el Patrimonio de la Humanidad.

Muchos educadores sienten que lo que construyen en el corto tiempo y en el


reducido espacio escolar, lo destruye rápidamente la intervención de una
sociedad incoherente, maltratada, integrada por una acción sostenida de
desaciertos y antivalores. Pero también hay educadores convencidos que su
acción educativa penetra mucho más allá de la periferia psicológica del
estudiante hasta lograr ubicarse en la esencia humana de su inteligencia, su
conciencia y su libertad. Sin embargo, para moverse en este nivel, los
educadores tienen que actualizar su rol tradicional para actuar como sujetos
sociales adquiriendo una nueva capacidad, una nueva función, la de poder
reciclar todos los conocimientos que emanan de la sociedad, hasta convertirlos
en la energía educativa necesaria para impulsar el proceso de enseñanza.

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