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VIGENCIA DEL PENSAMIENTO BOLIVARIANO

En la actualidad cada día que nombramos a nuestro Simón Bolívar mantenemos presente su vigencia
histórica y política, porque más allá de nombrarlo solamente, debemos impulsar un nivel practico en
nuestra conducta para emular su ejemplo en la lucha diaria por nuestra libertad. El libertador está
presente en nosotros porque nuestras naciones nacieron de un proceso transformador de
independencia, que en su época se proyectaba como un proyecto de unidad Latinoamericana; que más
tarde por intereses regionales, locales, e individuales de algunos lacayos “políticos,” dicho proyecto
quedo sin terminar, por lo tanto hoy es necesario culminar este planteamiento histórico pero vigente ya
que las condiciones dadas de nuestros pueblos permiten construir el sueño bolivariano.

Los acontecimientos actuales del mundo colocan a Latinoamérica en condición adversa y desfavorable
en lo económico, político y social. Antes nuestra América estuvo dominada por el colonialismo español,
hoy día es el imperialismo Norteamericano quien socava e impone sus más viles ambiciones a nuestros
pueblos. Es por ello que se hace imperioso otorgar a América Latina como un continente creador de
desarrollo económico, político y social. En ese sentido es el pensamiento bolivariano donde encontramos
ideas pertinentes para salir del estado de servidumbre y erigir un pueblo con conciencia, tanta política,
social y moralmente. En Bolívar conseguimos herramientas de análisis para fortalecer nuestra identidad
latinoamericana y rescatar nuestra memoria histórica de lucha, asimismo reivindicar la
autodeterminación y la soberanía de nuestros pueblos.

La presencia del ideario Bolivariano es innegable, el Libertador dedicó su tiempo a la formación y luego
a la lucha por la independencia y libertad de nuestras naciones, ya que él supo aplicar en teoría y en
práctica la conciencia liberadora e interpretar los sueños liberadores de nuestros pueblos y así
conducirlos por una senda heroica que se convirtió en una gran batalla de liberación, la cual se
materializo en la libertad de los esclavos y siervos en hombres y mujeres libres, también fijo los cimientos
de lograr nuevas naciones republicanas y democráticas; supo luchar en contra de la dominación colonial.
Integración latinoamericana:

En los primeros tiempos de la independencia se trabajó el gran proyecto de integración de América


Latina, bajo el sueño de la existencia de una misma nacionalidad. El sueño del libertador Simón Bolívar,
era parte de los proyectos de integración más importantes de la época. Sin embargo, también existían
los grupos que pretendían tener el dominio político de territorios desmembrados.

Las iniciativas de integración latinoamericana tienen raíces profundas en la historia poscolonial de este
continente. A finales del Siglo XVIII y principios del XIX se desarrolla la idea de la integración, bajo el
carácter de los diversos intereses económicos y de comercio, debido a la fuerte presión externa por
parte de los estados potencia de ese momento, principalmente Inglaterra y los EE.UU. Este intento de
integración se justificaba, también, por los nexos culturales y la vecindad espacial. La identidad
latinoamericana se fue construyendo a lo largo del tiempo, impulsada por las luchas contra la opresión
de los invasores y la hegemonía instalada desde el mundo anglosajón.

Consecuentemente, desde el nacimiento de las repúblicas “independientes” a la fecha, los intentos y las
iniciativas de integración se refirieron a una unión o integración para lograr un solo sistema político y
económico de los estados de este espacio latinoamericano. Tal que se propuso un solo nombre, el de
“Continente Colombiano”, en el texto de la Constitución de la primera República de Venezuela, aprobada
en Caracas el 21 de diciembre de 1811. Este continente fue el horizonte común en la mente y el discurso
de los principales próceres de la independencia.

Si bien este proyecto de conformar una gran confederación continental de los pueblos liberados del
invasor español, fue un proyecto de élites criollas, mostraba la necesidad de integrar estos pueblos
contra el colonizador, posteriormente contra las políticas expansionistas de los EE.UU. el escritor José
Samper publicó su libro “Ensayo sobre las revoluciones políticas y la condición social de las Repúblicas
Colombianas”, en cuyo texto desataca lo siguiente: “… Por tanto, nos permitimos proponer (..) que en lo
sucesivo se adopte lo siguiente: COLOMBIA, la parte del Nuevo Mundo que se extiende desde el Cabo
de Hornos hasta la frontera septentrional de México. (..) lo demás del continente).

No cabe duda que fue el Libertador Bolívar el que planteó los planes integracionistas de lo que se llamó
América Meridional para sentar diferencia con América del Norte. Estos planes están plenamente
expuestos en documentos elaborados por él como: Manifiesto de Cartagena de 1812; la Carta de Jamaica
de 1815, correspondencia enviada a O’Higgins y San Martín, así como las enviadas a los jefes de estado
del Rio de la Planta, Chile y Perú, realizando propuestas de asociación de cinco estados de América
Hispana.

Frente a la arremetida agresiva de los EE UU, ocupación de territorio mexicano y los intentos de anexar
Cuba y Haití, fue José Martí, al final del Siglo XIX, el que retomó el viejo ideal de la unidad
hispanoamericana. Momento histórico en el que este concepto estaba siendo desvirtuado por el
concepto de panamericanismo, categoría diseñada por el secretario norteamericano, James Blaire.

El concepto Martiniano de Nuestra América adquirió aspectos novedosos en relación al legado de la


unión continental de la Gran Colombia, pues no se limitaba solo a las antiguas colonias de España, común
en todas las propuestas anteriores, el De Martí incluía todos los países del sur del Rio Bravo salidos del
colonialismo y enfrentados a la voracidad de grandes potencias, en particular la de los EE.UU. La idea de
una comunidad latinoamericana comenzó a configurarse como la integración continental.

El espíritu de integración estuvo también a lo largo del Siglo XX. A este espíritu responde la convocatoria
que hizo Augusto Cesar Sandino, bajo el lema de “Plan de realización del supremo sueño de Bolívar”, el
20 de marzo de 1929, concibiendo una propuesta de alianza continental.

En este Siglo XX, los principales líderes de los movimientos populares y revoluciones del continente no
dejaron de aludir a la necesidad de la unión latinoamericana, obligada referencia ideológica contra el
fracaso del modelo capitalista, con la crisis de 1929, cuya hegemonía habría de pasar de Inglaterra a los
EE.UU. En este sentido, vale la pena recordar los intentos de Juan Domingo Perón de la Argentina, quién
expreso la famosa frase de: “el Siglo XXI nos encontraría unidos o dominados”. También, Getulio Vargas
del Brasil y Carlos Ibañez de Chile. En estos casos la integración latinoamericana estaba asociado al
desarrollo de los movimientos nacionalistas burgueses de distinto matiz político; los mismos que
defendieron e impusieron políticas orientadas a promover el desarrollo interno.
Bolívar y el antiimperialismo:

Toda la gigantesca obra de El Libertador fue y es antiimperialista. Ese es su signo más definitorio. Cada
frase suya de rebeldía, cada marcha, cada combate cuerpo a cuerpo, cada proclama, es una acción
convencida contra la hegemonía imperial.

Bolívar fue contrario a toda forma de dominación extranjera sobre los pueblos. Las alianzas tácticas que
estableció con los ingleses, por ejemplo, siempre tuvieron la claridad del carácter principista no
transigible de esta condición. La soberanía popular y la independencia nacional constituyen en el ideario
bolivariano lo medular en lo político.

Genio entregado a los cambios de su tiempo, Bolívar percibe de manera precoz la gestación de un neo-
imperio en los Estados Unidos. En vano le insiste a Santander para que no los incluya en la convocatoria
al Congreso Anfictiónico de Panamá. Sus cartas son llameantes saetas de luz contra la agresiva potencia
emergente.

El 5 de agosto de 1829 escribe desde Guayaquil al coronel Patricio Campbell la carta que contiene la más
premonitoria advertencia antiimperialista. Lo hace con signo de interrogación, porque está
reflexionando sobre lo que serían capaces de hacer los Estados Unidos para evitar la independencia,
unión y fortalecimiento de Nuestra América. Los consideraba capaces de cualquier cosa.

“¿Y qué no harían los Estados Unidos…?” se pregunta él y al destinatario de esta agónica misiva que está
cumpliendo 179 años de haber sido escrita. “¿Y qué no harían los Estados Unidos… que parecen
destinados por la providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad?”. Tal
predicción quedó grabada con sangre en la antología del pensamiento antiimperialista mundial.

El antiimperialismo de quienes militamos en el bolivarianismo y más precisamente en el proyecto


socialista, no es un capricho antiestadounidense, para nada, es una convicción de sustento científico que
busca enfrentar esta aberración de la contemporaneidad que amenaza con destruir la existencia misma
de la especie.

El imperialismo es una consecuencia dialéctica del capitalismo, donde las leyes de la acumulación y
concentración del capital conllevan a la formación de los monopolios transnacionales y la hegemonía
político-militar de los Estados al servicio de esos capitales. Por eso el imperialismo es una “tendencia
permanente a la violencia”, a la agresión contra toda expresión de resistencia a sus designios.

La consigna más antiimperialista de Bolívar apunta a construir esa alianza de fuerzas progresistas que
pongan freno a la irrefrenable voracidad hegemonista. Unidad, unidad, unidad. Consigna de
conmovedora vigencia que nos llama a elevarnos por encima de las miserables subjetividades.

Hoy, como nunca antes en la historia humana, la unidad de los pueblos, la unidad revolucionaria, es el
arma más efectiva contra la esquizofrenia imperial. La amenaza nuclear, las guerras, la destrucción del
ecosistema, el cáncer financiero del narcotráfico, el hambre, todos los grandes problemas de la
humanidad actual, tienen sus raíces, sus causas más profundas y sus factores más agravantes, en el
fenómeno del imperialismo. Es de humanidad oponernos a él.
Palabra de Bolívar.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en
nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.

Bolívar y la democracia:

Simón Bolívar, el Libertador, al momento de definir el destino institucional de Venezuela, se pronunció


por un gobierno republicano y democrático. Manifestaba que “sólo la Democracia es susceptible de una
absoluta libertad”, pero se interrogaba con angustia cuál gobierno ha reunido “a un tiempo” los atributos
del “poder, prosperidad y permanencia”. Desde sus comienzos, no tardó el Libertador en evidenciar
como jefe y como magistrado, su probidad y rectitud ciudadana, sus virtudes como gobernante, sus
dotes de estadista, al acatar y preferir la determinación de los Congresos y el respeto a la soberanía
popular al asumir el mando a nombre de la Nación, más que su permanencia en el poder, y señalaba que
“el primer día de paz será el último de mi mando” y proclamaba como aspiración definitiva de sí mismo,
“no tener otros derechos que los del simple ciudadano”.

Entre las consideraciones que justificaban alcanzar la independencia de América, se pronunció por un
sistema democrático capaz de asegurar la felicidad y el bienestar de sus ciudadanos, la seguridad de la
sociedad y la estabilidad política. Son esas las virtudes del gobierno que aspiraba el Libertador para
Venezuela y nos advirtió de los males de las “Repúblicas aéreas” sin fundamentos sobre la realidad,
definiendo de manera precisa las bases republicanas como son “la soberanía del pueblo, la división de
los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los
privilegios”.

Las “dictaduras” de Bolívar fueron relativas y circunstanciales, no destruyó la permanencia de las


instituciones, no desoyó la voluntad popular, no desconoció la ley, no se perpetuó en el poder.

Nada más esclarecedor que su devolución del poder al pueblo y de su rechazo a gobernar un país en el
cual él fuese el único. Su carta a Rafael Urdaneta, de fecha 18-9-1830, es categórica: “Yo pienso que no
dirá nada tan grande como mi desprendimiento del mando y mi consagración absoluta a las armas para
salvar al gobierno y a la patria... La historia dirá: Bolívar tomó el mando para libertar a sus conciudadanos,
y cuando fueron libres, los dejó para que se gobernasen por las leyes y no por su voluntad”.

Bolívar acudió a la voluntad popular para legitimar sus actos; requirió la determinación de los Congresos
y de los consejos; estimuló la discusión social; obedeció las resoluciones contrarias y las órdenes
institucionales que se le dirigieron; asistió a las Asambleas para exponer ideas y rendir cuentas como
militar y gobernante; respetó a la disidencia justa y fue clemente con sus enemigos; convocó a su lado a
preclaros ciudadanos; sancionó los extravíos; no admitió privilegios; se enorgulleció de no haber elevado
a parientes suyos a los mayores cargos y honores; ejerció el gobierno con estricta probidad; renunció a
salarios; despreció premios; perdonó vidas, fue fiel a los valores republicanos y grande en sus
pensamientos y en sus actos, él mismo se vio como “el precedente” en la historia nuestra, siempre fiel a
los ideales democráticos y amante de la libertad, preferible a todo, preferible a su gloria.
Organización política y social del estado:

SIMON BOLIVAR Y LA CONFORMACION DEL ESTADO

Resultado de las grandes batallas y luchas revolucionarias lideradas por SIMON BOLIVAR las cuales
dejaron ríos de sangre que bañaron el territorio colombiano se obtuvo en el siglo XVIII la independencia
de nuestro país y con ello la conformación del ESTADO, debido al gran conocimiento histórico del
libertador.

A diferencia de las sangrientas batallas libradas en Francia o España por Napoleón con el fin de ostentar
el poder y dar un giro en la administración de dichos países, el libertador no buscaba el reconocimiento
de autonomía sino LIBERTAD ABSOLUTA de la esclavitud en que los españoles mantenían al pueblo
americano.

Tras lograr la firma de la carta de independencia se da inicio a lo organización del ESTADO, para terminar
y evitar con ello las monarquías, anarquías y dictaduras de la cual fueron víctimas los países del nuevo
continente y bajo las cuales se cometieron un sin número de atropellos contra la población, debido al
abuso de poder del gobernante de turno.

Con la conformación del ESTADO, se logró la división del poder y con ello la organización del gobierno
electo para representar al pueblo, la división del territorio y la creación de instituciones y organismos
que permitieran a nuestro país la evolución con el objetivo de lograr una mejor administración estatal y
brindar garantías y protección a los ciudadanos como lo consagra nuestra actual constitución política al
institucionalizar figuras como:

La descentralización, que permite la autonomía de los diferentes departamentos y municipios y con ello
la posibilidad de atender en forma directa las necesidades de cada localidad; La acción de tutela, por
medio de la cual se ha logrado que ese gran catálogo de derechos se respete y no sean vulnerados y El
consejo de Estado, Tribunal supremo de la jurisdicción de lo contencioso administrativo.

Aunque sin duda, el mayor logro ha sido reconocer la democracia, el respeto y la dignidad humana como
pilares fundamentales a la hora de establecer los fines y obligaciones del Estado frente a los
administrados, pues es el pueblo quien hace posible su existencia y no el gobierno como piensan algunos
mandatarios de turno.

Es posible que en la historia no vuelva a existir un SIMON BOLIVAR que nos libere de las nuevas
opresiones, pero hoy podemos decir que gracias a él y a partir de sus ideas revolucionarias y su sed de
libertad COLOMBIA ES UN ESTADO SOCIAL DE DERECHO, en el cual contamos con un mínimo de
derechos, garantías y libertades que nos permiten vivir dignamente.
Soberanía nacional: Bolívar sabía que la transición de un régimen esclavista a una democracia cabal debía
lidiar con el desconocimiento de los organismos representativos y el atraso político. Este reconocimiento
no mermó ni desvirtuó la calidad sinceramente democrática de su pensamiento que aspiraba llevar al
plano de la perfección. El ejercicio de la soberanía corresponde a ciudadanos aptos siendo el “saber y
honradez, no dinero, lo que se requiere para el ejercicio del poder público”, a su juicio “un hombre sin
instrucción no es precisamente un ciudadano” “la aclamación libre de sus conciudadanos, única fuente
legítima de todo poder humano”.

Un rasgo formal del poder democrático que Bolívar sigue al igual que Aristóteles, Montesquieu y Locke,
es la división de los poderes “El poder debe ser dividido” Propone un gobierno orgánico, efectivo, con
diversos órganos entre los que exista un equilibrio que sirva de freno mutuo y garantía común.

El gobierno concebido por Bolívar es un gobierno democrático, republicano, popular, efectivo, sencillo,
moderadamente fuerte, capaz de sobreponerse a la anarquía y a la tiranía. Un gobierno con inspiración
civil, regido por verdaderos hombres de Estado, civiles, patriotas, respetuosos de la institución armada
a cuyo progreso propenderán en la medida de las necesidades de la República.

Bolívar conservacionista.

Otra de las importantes facetas de Bolívar, aunque no muy conocida es la de su amor por la naturaleza,
su permanente interés por la conservación del ambiente, en síntesis, su espíritu conservacionista. Desde
su niñez, comenzó a manifestar su preocupación por lo que posteriormente sería un rasgo constante en
su vida. Bolívar creció en la hacienda paterna de San Mateo, donde corría por los jardines llenos de
árboles y flores. Esta educación en contacto con la naturaleza estuvo marcada por la cercana vigilancia
de su maestro Simón Rodríguez, éste hombre, excéntrico como todo verdadero genio, no sólo alimentó
el amor por la libertad en Simón Bolívar, sino que fue además quien le dio las primeras charlas sobre la
"armonía natural" existente entre todas las cosas, vale decir, con términos de hoy, sobre el equilibrio
ecológico o, dicho de otra forma, la armonía existente entre todos los componentes del sistema natural.
No se olvide que otro insigne maestro suyo, don Andrés Bello, fue amante profundo de la naturaleza
americana y de cada uno de sus componentes Téngase presente, únicamente, la hermosa pieza poética
llamada "Silva a la agricultura de la Zona Tórrida", en la que el humanista caraqueño, entona un canto a
la naturaleza americana, por la exuberancia de su vegetación y por lo apetitoso de sus frutos.

En síntesis pues, su personalidad, la educación que le dieron sus maestros y las ideas que lo influyeron
en su adultez, tenían que hacer del Libertador un hombre sensible ante el medio natural y
particularmente comprometido con la suerte ambiental del hombre. Por consecuencia, la necesidad de
la independencia convirtió a Bolívar en protagonista de una guerra particularmente feroz, que victimó,
no solamente a los hombres, sino también a los animales, a la flora, a la agricultura y a la cría

Tan pronto terminó la guerra, Bolívar inició la tarea de reconstrucción, tomando medidas que lo
destacaron como el hombre que inició el movimiento conservacionista en América, atendiendo a una
mejor coordinación y planificación y de acuerdo con los intereses de los pueblos americanos. Por algo se
ha llamado a Bolívar, el padre del conservacionismo en América. Hasta donde se tienen noticias, no se
conoce otra figura de la independencia americana que haya prestado tanta atención al conservacionismo
como el Libertador, quien "tenía disposición natural e inclinación innata hacia el conservacionismo.

Ideas conservacionistas de Bolívar (divididas de manera general):

1. Preservación de monumentos que son testimonios de la cultura precolombina en América.


2. Las que abarcan las aguas, las tierras y las plantas, en lo que respecta a la naturaleza pura, que se
presenta a la contemplación del hombre desde que éste adviene al mundo.
3. La protección de la fauna como fuente de alimento para el hombre, de vestido para cubrir su desnudez
y como medio de transporte.
4. Aprovechamiento racional de los bosques, de los suelos y las aguas, que constituyen el fundamento
de la riqueza de una nación y conservan la calidad de vida de sus habitantes. La pureza de las aguas, la
fertilidad de los suelos y la abundancia de los árboles de un país, son fuentes de bienestar y prosperidad.
5. La creación de una infraestructura vial para facilitar el acceso de productos del campo a la gran masa
consumidora.
6. La protección que el Estado debe dar a las minas para que explotadas en forma racional permitan el
desarrollo de otras fuentes de riqueza, y que la depredación del patrimonio nacional en un lugar sea
compensada con la prosperidad de otra área de riqueza inagotable. A la mina se le extrae
constantemente y ésta no se reproduce, pero las materias primas de la agricultura se pueden reproducir
al infinito y mejorar la producción y prosperidad

Bolívar y la participación popular (igualdad justicia y seguridad):

Bolívar al reflexionar sobre el destino de Venezuela: “Son derechos del hombre: la libertad, la seguridad,
la prosperidad y la igualdad. La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en el perfecto
goce de estos derechos”

Para Bolívar, la “felicidad” fue la razón de su magistral obra. Para lograrla, se convirtió en soldado y luego
como legislador, creó un conjunto de Códigos y Leyes orientados a lograr la justicia y la libertad, como
las hermanas inseparables de la felicidad de los pueblos.

Toda su obra legislativa se fundamentaba en la igualdad de los hombres frente a las leyes
En esta búsqueda interminable, Bolívar supo interpretar la justicia, no como la manera de castigar a los
hombres, sino como la fórmula de la felicidad:

“Es mi opinión, que el fundamento de nuestro Sistema depende inmediata y exclusivamente de la


igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a
los bienes de la sociedad; está sancionado por la pluralidad de los sabios, como también lo está, que no
todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben
practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser valerosos y todos no lo son; todos deben
poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los
individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es
generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los
hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias
por que colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las
virtudes, les den una igualdad ficticia, propiamente llamada política social”
Los principios bolivarianos están orientados a lograr la “felicidad” en todos los campos, eliminando las
barreras divisionistas entre los ciudadanos, procurando el Imperio de la Igualdad y la Libertad sustentada
en la Soberanía Popular, como el único árbitro del destino del país, frente al Poder Supremo y el Imperio
Económico que trata de dominar los pueblos; sin embargo, Bolívar supo encontrar el justo punto de
equilibrio entre las funciones del gobierno y las del colectivo, en una balanza de justa distribución de las
riquezas del país:

“Para formar un gobierno estable, se requiere la base de un espíritu nacional que tenga por
Para complementar su lucha frontal contra la corrupción:
“Todo ciudadano tiene derecho a velar sobre la Hacienda Pública Nacional; su conservación es de interés
general. Los que defrauden son declarados enemigos capitales, y en este caso la delación de degradar al
que la hace, es una prueba de su ardiente celo por el bien público”
“La soberanía del pueblo es la única autoridad legítima de las naciones” Simón Bolívar
Bolívar hablaba de “Poder Popular” … un término que hizo temblar los Congresos, Senados, Parlamentos
y Cámaras de Representantes del mundo político; atemorizó al poder económico que ya se proyectaba
como los futuros imperios esclavistas; y desmontó dieciocho siglos de adoctrinamiento religioso… Un
término que, erróneamente, se le atribuye a Carlos Marx en su “Manifiesto Comunista”, pero que surgió
con Bolívar cincuenta años antes, cuando idealizó un sistema de gobierno participativo:
“Es encantador el prospecto de un gran pueblo gobernado por autoridades bien enlazadas en si,
circunscritas a sus atribuciones y eminentemente amantes de la gloria nacional”
Simón Bolívar

Eso es: “Poder Participativo “… Un nuevo elemento social que se suma al “Poder Popular” que concebía
Bolívar el estadista, y que enmarca el modelo Socialista Bolivariano, como un sistema eminentemente
popular, eminentemente justo y eminentemente humanista; tal cual lo gritó a los cuatro vientos en
Angostura un 15 de febrero de 19819:

“Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminentemente justo,


eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la
inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables: la
Igualdad y la Libertad”
Simón Bolívar

El Bolivarianismo es la expresión subliminal del socialismo en su última escala de evolución y


perfeccionamiento de la sociedad, puesto que se sustenta en dos baluartes principios revolucionarios
que, con su poder omnipotente, se imponen ante cualquier régimen fascista y dictatorial: el Poder
Popular y el Poder Participativo

“El pueblo nunca es culpable, y ningún pueblo lo es nunca, porque el pueblo no desea más que justicia,
reposo y libertad. Los sentimientos dañosos o erróneos pertenecen de ordinario a sus conductores, es
decir a los gobernantes. Ellos son la causa de las calamidades públicas”
Simón Bolívar

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