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ROMANO GUARDINI

EL
PODER

UN INTENTO DE ORIENTACION
Se publicó este libro en
WERKBUND-VERLAG, de Würzburg, 4.• edición, 1957

Con el título
DIE MACHT
VERSUCH EINER WEGWEISUNO

CONTENIDO
•••
Lo tradujo al español
ANDRES-PEDRO SANCHEZ PASCUAL

CON LICENCIA ECLESIASTICA

Depósito Legal: M. 3.955-1963.-Núm. Registro 1.661-63

O Copyright para todos los países de lengua españolaefl


EDICIONES GUADARRAMA, S. L.-MADRID, 1963

,, <,c,b u.'· ........ , ....... ' ' .. Impreso en Es,p'!ña.J?º'-··'"·" V l.!1~.;. ••.• ~
Advertencia preliminar ... . . . .. . . . . . . . . . . 13

La esencia del poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19


El concepto teológico del poder . . . . . . . . . . . . 35
El desarrollo del poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
La nueva imagen del mundo y del hombre . . . 85
Posibilidades de acción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
ADVERTENCIA PRELIMINAR
Toda época histórica se realiza simultáneamente en
todos los campos de la vida humana y pu,ede, en con-
secuencia, ser definida desde cualquiera de ellos. Mas,
al parecer, en el curso de la historia unas veces es
un elemento de la existencia y otras, otro diferente
el que alcanza una importancia especial.
Y así, puede afirmarse que la Antigüedad trató en
último término de encontrar la imagen del hombre
bien proporcionado y de la obra noble, y que el re-
sultado de este esfuerzo fue lo que hoy designamos
con el nombre de "clásico". La Edad Media vivió de
manera especial la relación con el Dios trascendente,
y de aquí brotó el poderoso impulso de los jóvenes
pueblos occidentales. Desde la altura sobre el mundo
alcanzada de este modo, la voluntad trató de confi-
gurar el universo, surgiendo así aquella peculiar mez-
cla de apasionamiento y precisión arquitectónica que
caracteriza la imagen medieval de la existencia. Fi-
nalmente, la Edad Moderna intenta adueñarse del
mundo partiendo de una cercanía antes desconocida
de la inteligencia y de la técnica a la realidad. Lo que
define la imagen de la existencia creada por ella es el

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poder sobre la naturafeza. Por medio de. ~a in,ves_ti- queza de valores. La seguridad de esta comncaon se
gación, la planificacion y la transiormacion tecnsca ha quebrantado, y justamente esto indica el comienzo
el hombre se apodera de las cosas en una forma cada de la nueva época. Nosotros no pensamos ya que el
uez más rápida. . aumento de poder equivalga sin más a la elevación
En lo esencial la Edad Moderna ha llegado, ª' su del valor de la vida. El poder se nos ha vuelto pro-
final. Es cierto que las consecuencias desencadenadas blemático, y ello no sólo en el sentido de una crítica
por ella continúan actuando. Las épocas históricas no de la cultura, tal como se ejerció, oponiéndose al op-
se suceden unas a otras como los diferentes momentos timismo de la época, a lo largo de todo el siglo XIX,
que componen el proceso de una rr': científica. y cada vez con más fuerza al acercarse el final de
Por el contrario, mientras una se halla vigente toda- éste, sino de una manera fundamental: en la con-
vía, la próxima se está ya preparando, y la ant~rior ciencia de todos brota el sentimiento de que nuestra
repercute durante, bastante tiempo en la que la sigue. relación con el poder es falsa, y de que, incluso, este
Todavía hoy persisten en el sur de Europa elementos creciente poder nos amenaza a nosotros mismos. Esta
aún vivos de la Antigüedad, y en muchos lugares es amenaza ha encontrado en la bomba atómica una ex-
posible encontrar vigorosas corrientes medievales. De presión que afecta a la fantasía y al sentimiento vital
igual manera, la Edad M odern~ es:á .todavía saca~do del hombre de la calle, convirtiéndose en símbolo de
por todas partes sus consecuencias ultimas, en la epo- algo de importancia universal.
ca que todavía no tiene nombre y ,que nosotros. sen- Para la época futura lo importante no es ya, en
timos latir por doquier, aun cuando lo que constituye último término, el aumento del poder -aunque éste
la esencia de esa Edad Moderna no sea ya lo 'e= seguirá creciendo cada vez más, a un ritmo acele-
define el carácter auténtico de la nueva época histó- rado-, sino su dominio. El sentido central de nuestra
rica que comienza. época consistirá en ordenar el poder de tal forma, que
El poder del hombre crece inconteniblemente en el hombre, al usarlo, pueda seguir existiendo como
todos los lugares; puede incluso afirmarse que es ahora tal. El hombre tendrá que elegir entre ser en cuanto
cuando está alcanzando su estadio crítico. Sin em- hombre tan fuerte como lo es su poder en cuanto po-
bargo, en su elemento esencial la voluntad de nue:- ¡ der, o entregarse a él y sucumbir. El hecho de que
tro tiempo no tiende ya a acrecentar el poder por el sea posible hablar de esta decisión sin por ello pare-
mismo. La Edad Moderna creyó sin más que todo cer que se están construyendo utopías o moralizando,
aumento del poder técnico basado en la ciencia cons- y el que de este modo se exprese algo que, con ma-
tituía un provecho. Este aumento representaba sin yor o menor claridad, se abre paso en el sentimiento
más para ella un progreso en la tarea de dar a la de las gentes, constituye asimismo un signo de la
existencia un sentido más definitivo y una mayor ri- nueva época que está surgiendo.

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17
Con lo dicho hemos indicado ya la dirección en
que se moverán las reflexiones de este libro.
Estas reflexiones se hallan, estrechamente unidas a
las que, bajo el título El Ocaso de la Edad Moder-
na *, aparecieron con anterioridad. En muchos puntos
presuponen lo dicho en aquel libro; en otros, lo pro-
siguen. Por esta razón, ambas obras se entrecruzan LA ESENCIA DEL PODER
constantemente; ello explica las repeticiones que apa-
recerán y que son inevitables, y por las que pido ex-
cusa. Quisiera, empero, subrayar que la presente obra
constituye un todo independiente.

Munich, septiembre de 1951.

* Publicado en Ed. Guadarrama, 2.ª edición, 1963.

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Tratemos en primer lugar de formarnos una idea
clara de lo que es el "poder".
Al contemplar las fuerzas elementales de la natu-
raleza, ¿ podemos hablar de poder? ¿ Podemos decir,
por ejemplo, que una tormenta, o una epidemia, o un
león tienen poder?
Es claro que no, a no ser en un sentido inexacto,
análogo. Existe aquí sin duda algo capaz de obrar,
de producir efectos; pero falta aquello que, sin que-
rerlo, pensamos también cuando hablamos de "poder":
falta la iniciativa. Un elemento natural tiene -o es-
"energía", pero no poder. La energía se convierte en
poder tan sólo cuando hay una conciencia que la co-
noce, cuando hay una capacidad de decisión que dis-
pone de ella y la dirige a unos fines precisos. La pa-
labra "poder" sólo puede aplicarse a las energías de
la naturaleza en un sentido determinado : cuando se
las siente como "poderes", es decir, como realidades
misteriosas dotadas de una iniciativa que de alguna
manera se supone personal. Pero esta representación
no pertenece a nuestra imagen del mundo, sino a la
imagen mítica, en la cual la existencia consta de rea-

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lidades operantes, que se relacionan entre sí, se com- sus estados interiores, con las mtenciones de su obra
baten, se unen. Tales entidades poseen un carácter y las tareas de su trabajo.
religioso; son "dioses", y aparecen como tales con
mayor o menor claridad. La palabra "poder" se em- Así, pues, sólo puede hablarse de poder en sentido
plea en un sentido parecido al que acabamos de in- verdadero cuando se dan estos dos elementos : de un
dicar, aunque no tan preciso, y sin tener clara con- lado, energías reales, que puedan cambiar la realidad
ciencia de lo que se entiende exactamente por él, de las cosas, determinar sus estados y sus recíprocas
cuando se habla de los "poderes" del corazón, del es- relaciones; y, de otro, una conciencia que esté dentro
píritu, de la sangre, etc. También aquí se trata de re- de tales energías, una voluntad que les dé unos fines,
presentaciones originariamente míticas acerca de ini- una facultad que ponga en movimiento las fuerzas en
ciativas divinas o demoníacas que, con independencia dirección a estos fines.
de la voluntad del hombre, surgen en su mundo in- Todo esto presupone el espmtu, es decir, aquella
terior. Tales imágenes se disfrazan después con con- realidad que se encuentra dentro del hombre y que
ceptos científicos, artísticos y sociológicos, y suscitan es capaz de desligarse de los vínculos directos de la
en el interior del hombre moderno unos movimientos naturaleza y de disponer libremente sobre ésta.
que, al no estar casi nunca vigilados, tienen por ello
mismo más graves consecuencias *.
Preguntémonos, por otro lado : una idea, una nor-
ma moral, ¿ tienen "poder"? Esto suele afirmarse a
menudo, pero sin razón. Una idea como tal, una
norma moral en cuanto tal no tienen poder, sino vali-
dez. Se presentan con una objetividad absoluta. Su
se~tido aparece claro, pero no actúa todavía por sí
mi~mo. El poder es la facultad de mover la realidad, y
la idea no es capaz por sí misma de hacer tal cosa.
Únicamente lo puede -convirtiéndose entonces en
poder- cuando la vida concreta del hombre la asume,
cuando se mezcla con sus instintos y sentimientos,
con las tendencias de su desarrollo y las tensiones de
• Esto aparece de manera especial en la psicología pro-
funda, muchos de cuyos conceptos se parecen extraordi-
nariamente a los que empleaba la alquimia.
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1
dian en la planta, necesariamente, en unos determi-
nados efectos biológicos: crecimiento, color, asimila-
ción, movimiento, etc. En cambio, las fuerzas cuyo
empleo produce una herramienta deben ser dirigidas
por el obrero hacia ese fin. Están a su disposición, y
él, mediante sus conocimientos, sus planes y sus ma-
nipulaciones, las dirige hacia el fin que se ha pro-
puesto.
u
Esto significa, por otro lado, que las energías dadas
Como el poder es un fenómeno específicamente hu- como naturales pueden ser usadas a discreción por el
mano_, el sentido que se le dé pertenece a su propia espíritu que las maneja. Este puede emplearlas para
esencia. el fin que se propone, sin que importe el que éste sea
Con esto no queremos decir tan sólo que el proceso constructivo o destructor, noble o vil, bueno o malo.
del ejercicio del poder está dotado de sentido. T arn-
bién el mero efecto natural posee sentido. Nada hay No existe, pues, poder alguno que tenga ya de
en él que no lo tenga. En primer lugar, posee el sen- antemano un sentido o un valor. El poder sólo se de-
tido más elemental, el de la causalidad, según el cual 1 fine cuando el hombre cobra conciencia de él, decide
'1
ningún efecto se produce sin una causa eficiente; y sobre él, lo transforma en una acción, todo lo cual
el de la finalidad, según el cual todo elemento de la significa que debe ser responsable de tal poder.
realidad está inserto en la relación parte-todo. A ello No existe ningún poder del que no haya que res-
hay que agregar el sentido propio de las especiales ponder. De la energía de la naturaleza nadie es res-
formas estructurales y funcionales, tal como se en- ponsable; o mejor dicho, tal energía no actúa en el
cuentran en las conexiones físicas, químicas, biológi- ámbito de la responsabilidad, sino en el de la nece-
cas, etc. Pero queremos decir más aún, a saber: que sidad natural. Pero no existe un poder humano del
la iniciativa que ejerce el poder le dota a éste de sen- ,·'}! que nadie sea responsable *.
tido.
El poder es algo de que se puede disponer. No está * Con respecto a la energía natural, la Edad Moderna
ya de antemano, como la energía de la naturaleza, ha visto surgir, o, mejor aún, ha visto renacer una confu-
sión peculiar que se dio en el pensamiento griego, espe-
en una relación necesaria de causa a efecto, sino que cialmente en el de la época helenística, y que el pensa-
es introducido en tal relación por el que obra. Así, miento cristiano había superado ya. A cada paso escucha-
por ejemplo, los efectos de la energía solar se transfor- mos frases como las siguientes: "La naturaleza lo ha dis-

25
El efecto del poder es siempre una aceren --o, al prirnir el carácter de la responsabilidad, y de desligar
menos, un dejar hacer-, hallándose, en cuanto tal, el poder de la persona, convirtiendo su ejercicio en
bajo la responsabilidad de una instancia humana, de un fenómeno natural *. En realidad, el carácter esen-
una persona. Esto ocurre así aun en el caso de que el cial del poder, en cuanto es una energía de la que
hombre que ejerce el poder no quiera la responsabi- responde una persona, no queda suprimido, sino sólo
lidad. pervertido. Este estado se convierte en una culpa y
Más aún, eso ocurre aunque las cosas humanas es- produce efectos destructores **.
tén en tal desorden o en tal falso orden que no re-
sulte posible nombrar a ningún responsable. Cuando * A esto parece oponerse un factor que aparece igual-
esto último sucede, cuando a la pregunta "¿ Quién ha mente en este proceso : la dictadura. En la medida en que
hecho esto?", no responden ya ni un "yo" ni un desaparece la auténtica responsabilidad, brota la tendencia
a resolver mediante decisiones autoritarias, o, por mejor
"nosotros", es decir, ni una persona ni una colectivi- decir, arbitrarias, la obligación de actuar. Pero examinando
dad, el ejercicio del poder parece convertirse en un el problema con mayor detenimiento, se ve que los que
efecto de la naturaleza. Se tiene la impresión de que esto hacen no tienen una auténtica responsabilidad, sino
esto ocurre cada vez más frecuentemente, pues en el que, en cada caso, se dirigen por instancias diferentes que
decurso de la evolución histórica el ejercicio del poder les ordenan y mandan. Por su parte, la instancia suprema,
a pesar de su independencia en el obrar, se sabe realiza-
se hace de día en día más anónimo. La progresiva dora de una voluntad colectiva. Si ésta no se cumple,
estatificación de los acontecimientos sociales, econó- entonces el dictador es eliminado de igual forma que
micos y técnicos, así como las teorías materialistas él elimina las instancias subordinadas, en la medida
que interpretan la historia como un proceso necesario, en que muestran una iniciativa personal. Pero esto sig-
nifica que el dictador no es otra cosa que el elemento
significan, desde nuestra perspectiva, el ensayo de su-
constructivo opuesto al elemento colectivo. Ambos juntos
suprimen Ua persona y forman el representante anónimo
puesto así. .. ", "Esto contradice a la voluntad de la natu- del poder.
raleza ... ", etc. Tales afirmaciones carecen de sentido. La ""* También Nietzsche, mediante su noción de la "ino-
naturaleza no "quiere" nada. Respecto a ella sólo podemos cencia del acto creador" intentó sustraer el uso del poder
expresarnos así: "Dentro de las relaciones naturales de al ámbito de la responsabilidad -que es siempre desde
que aquí se trata, las cosas tienen que desarrollarse de esta luego una responsabilidad moral- y convertirlo en un
o de la otra manera". Todo lo demás es Iirismo y mitos proceso natural de grado superior, frente a cuya fuerza
fuera de lugar. En realidad la afirmación "La naturaleza inflexible la conciencia de la obligación moral aparece, se-
hace esto o aquello ha sustituido a esta otra: "Dios, que gún él, como una enfermedad. Esta transferencia se pro-
ha creado la naturaleza, ha querido en este caso esto o lo duce en Nietzsche de un modo más sutil que en el co-
otro". Así, pues, vistas las cosas en toda su hondura, tam- lectivismo, pues mantiene en el primer momento la ini-
bién de la energía de la naturaleza hay alguien que res- ciativa del individuo. Y de este modo, en cuanto individuo,
ponde, a saber, Dios, por haberla creado. se convierte en una "naturaleza", en la cual actúan las

27
Por sí mismo el poder no es ni bueno ni malo; representa se vuelve especialmente amenazadora cuan-
sólo adquiere sentido por la decisión de quien lo usa. do, como hoy ocurre, se va haciendo cada vez más
Más aún, por sí mismo no es ni constructivo ni des- débil el sentimiento que inspiran la persona, su dig-
tructor, sino sólo una posibilidad para cualquier cosa, nidad y su responsabilidad, los valores personales de
pues es regido esencialmente por la libertad. Cuando la libertad, del honor, del carácter originario de su
no es ésta la que le da un destino, es decir, cuando obrar y existir.
el hombre no quiere algo, entonces no ocurre absolu- Entonces el poder adquiere un carácter que sólo
tamente nada, o surge una mezcla de hábitos, impul- puede ser definido en último término desde la pers-
sos inconexos, instigaciones ocasionales, es decir, apa- pectiva de la Revelación : el poder se vuelve demo-
rece el caos. níaco. En la medida en que el obrar no se funda ya
en la conciencia de la persona, y no se responde de él
. ~l poder significa, en consecuencia, tanto la posi- en sentido moral, aparece en el que obra un espacio
bilidad de realizar cosas buenas y positivas como el vacío de naturaleza peculiar. No tiene el sentimiento
peligro de producir efectos malos y destructores. Este de ser él el que obra, de que la acción comienza en él,
peligro crece al aumentar el poder; este es el hecho y, en consecuencia, debe responder de ella. Parece
que, en parte de un modo súbito y aterrador, se ha como si desapareciese en cuanto sujeto y que la ac-
introducido en la conciencia de nosotros, los hombres ción no hiciese más que pasar a través de él. Se siente
de hoy. De aquí puede surgir también el peligro de a sí mismo como un elemento inserto en un conjun-
que sobre el poder disponga una voluntad dotada de to. Lo mismo ocurre con los demás, y por ello el in-
una orientación moral falsa, o que acaso no obedezca dividuo no puede ya apelar a una autoridad auténtica,
y~ a ninguna, obligación moral. E incluso puede ocu- pues ésta presupone la persona, la cual, por su propia
rrir que, detras del poder, no esté ya una voluntad a naturaleza, se relaciona directamente con Dios y es
la que puede apelarse, una persona que responda, sino responsable ante El. Se extiende, por el contrario, la
una mera organización anónima, en la cual cada uno idea de que, en el fondo, no es "alguien" el que obra,
sea conducido y vigilado por instancias próximas, en- ~ino una ~ura indeterminación, que no es posible su-
contrándo_s~ así -aparentemente- dispensado de toda ¡etar en nmguna parte, que no se presenta ante na-
responsabilidad. Esta forma del peligro que el poder die, que no contesta a pregunta alguna, que no res-
ponde de lo que acontece. Su manera de obrar es sen-
energías de la tierra, del mundo, del Universo. En realidad tida como algo necesario, y el individuo se somete a
es, de manera irre~isible, una persona y, en cuanto tal, ella. Se la siente como algo inaprensible, y aparece,
se encuentra ~senc1almente bajo la responsabilidad moral.
por tanto, como un misterio, al cual se dirigen, en
En consecuencia, el presunto carácter natural así alcanzado
no es otra cosa que apariencia y deserción. forma pervertida, aquellos sentimientos que el hom-
bre debe experimentar ante el destino y ante Dios *. siruestro, que aparece con fuerza especial en determi-
Este vacío que surge allí donde la persona, cierta- nadas situaciones individuales e históricas, y al que
mente, no desaparece -pues el hombre no la puede responde una angustia peculiar. Pero de lo que aquí
rechazar, como tampoco le puede ser arrebatada-, se trate en realidad no es de lo "demoníaco", sino de
Satán. Y sólo la Revelación puede decirnos de manera
pero sí es desatendida, negada, violentada, este vacío,
fidedigna quién es Satán.
decimos, no dura, pues ello significaría que el hombre
se habría convertido en cierto modo en un elemento
natural y que su poder se transformaría en una ener-
gía de la naturaleza. Como esto no puede ocurrir, se
produce en realidad una infidelidad, que se convierte
en actitud, y de esta situación de la que nadie es due-
ño se apodera otra iniciativa : la del demonio. El si-
glo XIX, con la seguridad que le proporcionaba su fe en
el progreso, se burló de la figura del demonio, o, diga-
mos mejor, más sincera y exactamente, de la figura
de Satán. Pero el que tiene ojos para ver la realidad
no se burla de ella; sabe que Satán existe y actúa.
Tampoco nuestra época, ciertamente, se hace cargo
de esta verdad. Cuando habla de lo "demoníaco", cosa
que hace con mucha frecuencia, no habla en serio. La
mayoría de las veces se trata de pura palabrería. Y
cuando habla seriamente, o bien expresa tan sólo
un~ ~ngustia_ in~e:erminada, o se refiere a algo psi-
cológico o simbólico. Cuando la ciencia de las re-
ligiones, la psicología profunda, el teatro, el cine y
la novela nos hablan de lo demoníaco, no hacen más
q~e dar_ expresión al sentimiento de que hay en la
existencia un elemento de discrepancia, de contradic-
ción, de engaño, un elemento último ininteligible y

* Cf. las novelas de Kafka El proceso y El castillo.

30
dad". Aquí se advierte ante todo el orgullo del que
conoce, orgullo que puede crecer tanto más cuanto
más alejado parezca estar de la inmediata praxis el
objeto conocido. Piénsese en la frase de Nietzsche
acerca de "el orgullo de los filósofos". La sumisión a
la verdad se transforma aquí en un sentimiento de do-
minio sobre ella, en una especie de legislación espiri-
tual. Pero la conciencia de poder producida por el
111 conocimiento encuentra también una expresión que
actúa de manera directa; esto ocurre cuando se trans-
Hay todavía otro elemento que define el poder: su forma en magia. Tanto los mitos como las leyendas
carácter universal. El hecho de que el hombre tenga nos hablan del saber que da poder. El que conoce
poder y que al ejercerlo experimente una satisfacción el nombre de una cosa o de una persona tiene poder
especial no es algo que se dé sólo en un ámbito ais- sobre ella. Piénsese en todo lo que significan el en-
lado de la existencia, sino que se vincula -o puede, cantamiento, los conjuros, las maldiciones. En un
cuando menos, vincularse=. con todas las actividades sentido más hondo, el saber que da poder es un saber
y circun~tancias del hombre, incluso con aquéllas que acerca de la esencia del universo, del misterio del des-
en el pnmer momento parecen no tener relación al- tino, del curso de las cosas humanas y divinas. Es
guna con este carácter del poder. aquel saber por medio del cual son dueños del mun-
Es manifiesto que toda acción, toda creación, toda do los dioses que lo gobiernan, saber que, en el re-
posesión y todo goce producen inmediatamente el lato de la tentación del Génesis, introduce Satán en
sentimiento de tener poder. Lo mismo ocurre con to- las palabras de Dios, para confundir el verdadero sen-
dos los_ actos vitales. Toda act~vidad en la que reper- tido del conocimiento del bien y del mal. En las le-
c~~a directamente la fuerza vital representa un ejer- yendas es siempre un vocablo determinado el que
c1c10 de poder y es experimentada como tal. También vence al dragón, descubre el tesoro escondido, libra
podemos afirmar esto mismo con respecto al conoci- al hombre sometido a un encantamiento, etc.
miento. En sí mismo, el conocimiento significa la pe-
netración intuitiva e intelectiva de lo que es, pero el El sentimiento de poder puede ir unido incluso con
que conoce experimenta en ello la fuerza que pro- situaciones que parecen estar en contradicción con él,
duce esta penetración. El que conoce experimenta como las del sufrimiento, la privación, la inferioridad.
cómo se "apodera de la verdad", y esto se transforma Así, por ejemplo, el que sufre tiene conciencia de
a su vez en el sentimiento de "ser dueño de la ver- que, mediante su dolor, adquiere una visión de la vida

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1,1h p111l1111cla 1pw la c1ue posee el que está sano; por
,1 fUttlr\ c·I tp1c fracasa se dice a sí mismo que ello
, ,, urre p11rc¡11c él es más noble que los que triunfan.
l ncluso d tan doloroso sentimiento de la inferiori-
dad se encuentra siempre ligado a un complejo de
superioridad, más o menos disimulado, aunque sólo
sea porque la persona en cuestión se siente a sí misma EL CONCEPTO TEOLOGICO DEL PODER
incapaz de estar a la altura de las elevadas normas
que se han impuesto.
Todo acto, todo estado, e incluso el simple hecho
de vivir, de existir, está directa o indirectamente uni-
do con la conciencia del ejercicio y del goce del poder.
En su forma positiva, este ejercicio y este goce sus-
citan la conciencia de disponer de sí mismo y de te-
ner fuerzas; en su forma negativa se convierten en
soberbia, orgullo, vanidad.

Así, pues, la conciencia del poder tiene un carácter


completamente universal, ontológico. Es una expre-
sión inmediata de la existencia, y esta expresión puede
adoptar un carácter positivo o negativo, verdadero o
. ' .
aparente, justo o injusto.
Es así como el fenómeno del poder nos lleva al te-
rreno metafísico o, dicho con mayor exactitud, al te-
rreno religioso.
1

Para tener, pues, un conocimiento más profundo del


poder resulta importante conocer lo que la Revelación
nos dice acerca de su esencia.
Lo fundamental se encuentra dicho ya al comienzo
del Antiguo Testamento, y está en conexión con el
destino esencial del hombre. Después de haber ha-
blado de la creación del mundo, se dice en el capítulo
primero del Génesis: "Díjose entonces Dios: 'Ha-
gamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra se-
mejanza, para que domine sobre los peces del mar,
sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre toda,
las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se
mueven sobre ella.' Y creó Dios al hombre a imagen
suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y
hembra; y los bendijo Dios, diciéndoles: 'Procread y
multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y domi-
nad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo
y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se
mueve sobre la tierra" (Génesis, I, 26-28).
Y más tarde, en el segundo relato de la creación, se
dice : "Formó Y avé Dios al hombre del polvo de la
tierra, y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue
así el hombre ser animado" (Génesis, 2, 7).

,. 3.1
En primer lugar se nos dice, pues, que el hombre una comunidad vital con él rn perpetuar su vida
posee una naturaleza diferente de la de todos los de- con él.
más seres vivos. Al igual que ellos, ha sido creado, La Sagrada Escritura prosigue diciendo : "Hizo,
pero lo ha sido de una manera especial : a imagen de pues, Y avé Dios caer sobre el hombre un profundo
Dios. Ha sido formado de la tierra -del lodo, de sopor; y, dormido, tomó una de sus costillas, cerrando
donde brota el alimento del hombre-, pero en él en su lugar con carne, y de la costilla que del hombre
vive un soplo del espíritu, del aliento de Dios. Y por tomara formó Yavé Dios a la mujer, y se la presentó
ello está, ciertamente, inserto en el conjunto de la al hombre. El hombre exclamó: 'Esto sí que es ya
naturaleza, pero al mismo tiempo posee una relación hueso de mis huesos y carne de mi carne.' Esta se
directa con Dios y puede, desde ella, enfrentarse a la llamará varona, porque del varón ha sido tomada. Por
naturaleza. Puede -y debe- dominarla, de igual eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se
manera que debe multiplicarse y hacer de la tierra adherirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una
la morada de la raza humana. sola carne" (Génesis, 2, 21-24).
Estos textos, cuyo eco se expande a lo largo del
La relación del hombre con el mundo se explica
Antiguo y del Nuevo Testamento, nos dicen que al
con más detalle en el capítulo segundo, desde la pers-
hombre se le dio poder tanto sobre la naturaleza como
pectiva ya antes mencionada: el hombre no debe do-
sobre su propia vida. Y manifiestan, además, que este
minar solamente sobre la naturaleza, sino también
poder constituye para él un derecho y una obliga-
s?bre sí m!:mo; no debe tener fuerza .sólo_ para obrar,
ción: la de dominar.
sino también para perpetuar su propia vida: "Y se
La semejanza natural del hombre con Dios consiste
dijo Yavé Dios: 'No es bueno que el hombre esté
en este don del poder, en la capacidad de usarlo y
solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él.' Y
en el dominio que brota de aquí. El destino esencial
Y avé Dios trajo ante el hombre todos los animales
y la plenitud de valores de la existencia humana están
del campo y cuantas aves del cielo formó de la tierra,
expresados aquí: ésta es la respuesta que la Sagrada
para que viese cómo los llamaría y fuese el nombre Escritura nos da a la pregunta acerca del origen del
de todos los vivientes el que él les diera. Y dio el carácter ontológico del poder, de que antes hablába-
hombre nombre a todos los ganados, y a todas las mos. El hombre no puede ser hombre y, además,
aves del cielo, y a todas las bestias del campo; pero ejercer o dejar de ejercer el poder; le es esencial el
entre todos ellos no había para el hombre ayuda se- hacer uso de él. El Creador de su existencia le ha des-
mejante a él" (Génesis, 2, 18-20). tinado a ello. Y nosotros, los hombres de hoy, hace-
El hombre conoce, pues, que se diferencia esen- mos bien en recordar que en el hombre que represen-
cialmente del animal y que, por ello, no puede tener ta la evolución de la Edad Moderna -y también en

39
el despliegue en ella realizado del poder humano-, esencia del hombre: la naturaleza del hombre es di-
es decir, en el burgués, actúa una inclinación peligro- ferente de la del animal. Por ello, una comunidad
sa : la inclinación a ejercer el poder de una manera de vida sólo resulta posible con otro hombre y no
cada vez más profunda y más perfecta, tanto cientíh- con el animal. Así, pues, el dominio no significa que
ca como técnicamente, pero sin querer reconocer esto el hombre imponga su voluntad a lo dado en la na-
con sinceridad, o bien disimulándolo bajo el pretexto turaleza, sino en que la posea, la configure y trans-
del provecho, del bienestar, del progreso, etc. De este forme por el conocimiento. Este, por su parte, capta
modo el burgués ha ejercido el dominio sin desarro- lo que el ser es por sí mismo y lo expresa en un "nom-
llar un etbos propio de él *. Por ello ha aparecido un bre", es decir, en la palabra que manifiesta su esencia.
uso del poder que no está ya determinado esencial- El dominio es, además, obediencia y servicio, en el
mente por la ética, y que encuentra su expresión más sentido de que se mueve dentro de la creación de
pura en la "sociedad anónima". Dios, y tiene la tarea de desarrollar en el ámbito de la
libertad finita, en la forma de historia y de cultura, lo
Unicamente cuando se han admitido estos hechos que Dios con su libertad absoluta ha creado como
adquiere toda su importancia --es decir, su grandeza naturaleza. Así, pues, el hombre, mediante su do-
y su seriedad- el fenómeno del poder. La seriedad minio, no debe erigir autónomamente su propio mun-
consiste en la responsabilidad. El poder humano y el do, sino completar el mundo de Dios, según la vo-
dominio proveniente de él tienen sus raíces en la se- luntad divina, como mundo de la libertad humana.
mejanza del hombre con Dios; por ello el hombre
no tiene el poder como un derecho propio, autónomo, !~ 1

sino como un feudo. El hombre es señor por la gracia ¡


\
¡

de Dios, y debe ejercer su dominio respondiendo ante ·.1c'


<.

Aquél que es Señor por su propia esencia. El dominio


se convierte de este modo en obediencia, en servicio.
En primer lugar, en el sentido de que debe ejercerse
de acuerdo con la verdad de las cosas. Esto nos lo dice
aquel pasaje -decisivo para entender el sentido del
segundo relato de la creación- en que se define la
• También esto representa un síntoma de aquel fraude
que se encuentra a la base de la actitud de fa Edad Mo-
derna, y del que he hablado en El ocaso de la Edad Mo-
derna (p. 139).

c.S.'> .• to.. , . a.,•,,••.·ü ... • ... ,·.,,s.e>. , ...¿,· . ..-c-.,c.·,c·•, . .,,· ...... •z.'."·• ···
anterior, dice que el árbol significa la madurez se-
xual del hombre : la toma de posesión de sí mismo y
del compañero de otro sexo en la fecundidad. Pero
ei sentido de tales interpretaciones se encuentra en
una posición tomada de antemano, según la cual el
hombre debía hacerse culpable para alcanzar la ma-
yoría de edad, la capacidad de crítica, la madurez
vital, y convertirse en dueño de sí mismo y de las
11 cosas. Hacer mal constituiría, en consecuencia, un
camino hacia la libertad. Basta con examinar deteni-
A continuación viene el relato de la prueba a que damente el relato de la Escritura para comprobar
el hombre debe someterse. Podemos suponer de ante- que en ninguna parte se habla en él de tales elemen-
mano que tal prueba estará relacionada con el ele- tos psicologistas. En ningún lugar aparecen prohibi-
mento decisivo de su existencia, es decir, con su poder dos el conocimiento ni tampoco las relaciones sexuales.
y el uso que hace de él. Eso es justamente lo que Por el contrario, se dice precisamente que el hombre
ocurre, y el profundo sentido de este relato merecería debe conseguir la libertad del conocimiento, el poder
una interpretación que explicase palabra por palabra. sobre las cosas y la plenitud de la vida. Por su crea-
"Tornó, pues, Yavé Dios al hombre y le puso en el ción, todo esto se encuentra inserto expresamente,
jardín de Edén para que lo cultivase y guardase, y le como don y como tarea, en la naturaleza humana.
dio este mandato : 'De todos los árboles del paraíso El hombre debe dominar sobre los animales ( que son
puedes comer, pero del árbol del conocimiento del citados en representación de todas las cosas de la na-
bien y del mal no comas, porque el día que de él co- turaleza), y para ello tiene que conocerlos. Cuando
mieres ciertamente morirías" (Génesis, 2, 15-17). llega el momento de la prueba ya lo ha hecho : ha
El sentido de este pasaje aparece con toda claridad comprendido la esencia de los animales y la ha ex-
en cuanto se eliminan las usuales interpretaciones de presado en un nombre. ¿ Y cómo podrían estar pro-
tipo naturalista. Según ellas, el "árbol del conoci- hibidas las relaciones sexuales, si se dice expresamen-
miento del bien y del mal" significa el conocimiento te que el varón y la mujer formarán "una sola car-
mismo, la libertad del hombre para distinguir lo ver- ne", y que con su descendencia "llenarán toda la
dadero y lo falso, lo justo y lo injusto; es decir, la tierra"?
mayoría de edad del espíritu, a diferencia de los sue- Todo esto significa que el hombre debe conseguir
ños faltos de crítica y de la ausencia de independencia el dominio en su más amplio sentido, pero permane-
personal del niño. Otra interpretación, cercana a la ciendo sumiso a Dios y ejerciéndolo como un servi-

42
cio, El hombre debe convertirse en senor, pero sin puro concepto de Dios es desplazado al terreno de lo
dejar de ser imagen de Dios y sin aspirar a conver- mítico. Cuando se dice que Dios sabe que los hom-
tirse en el modelo mismo. bres, mediante la acción prohibida, pueden hacerse
semejantes a El, se afirma que Dios tiene miedo y
Lo que sigue -que constituye el fundamento de ,.
·.¡ siente su divinidad amenazada por el hombre; se afir-
toda interpretación de la existencia- nos muestra ma que está, con respecto a éste, en la misma relación
cómo es precisamente de aquí de donde arranca la que las divinidades míticas. Estas proceden de las mis-
tentación: mas raíces que el hombre, de la profundidad origina-
"Pero la serpien~e ... dijo a la mujer: '¿Con que ria de la naturaleza; no son, pues, en último término
os ha mandado Dios que no comáis de los árboles superiores a él. Sólo son soberanos de hecho, pero no
t~dos del paraíso?' Y respondió la mujer a la ser- por esencia. Por ello, al hombre le es posible destro-
piente: 'Del fruto de los árboles del paraíso come- narlas y convertirse a sí mismo en soberano. Lo único
m~s, pero del _fruto ~el que está en el medio del pa- que necesita es encontrar el camino; y, según las
rarso nos ha dicho Dios : 'No comáis de él, ni lo to- palabras de la tentación, éste consiste en el conoci-
quéis siquiera, no vayáis a morir'. Y dijo la serpiente miento del bien y del mal. También, pues, este co-
a la mujer : 'No, no moriréis; es que sabe Dios que nocimiento es entendido de manera mítica : como la
el día q~e de él comáis se os abrirán los ojos y seréis iniciación, reservada al soberano del mundo, en el
como Dios, conocedores del bien y del mal.' Vio, pues, misterio del universo, iniciación que da un poder má-
la mujer que el árbol era bueno para comerse, her- gico y garantiza el dominio. Tan pronto como los
moso a la vista y deseable para alcanzar por él sabi- hombres lo alcancen tendrán la misma categoría que el
duría, y cogió de su fruto y comió, y dio también de soberano del mundo y podrán destronarlo. Mas las
él a su marido, que también con ella comió. Abrié- palabras de Dios no mencionan nada de esto, y la
ronse l~s ojos de ambos, y viendo que estaban desnu- tentación consiste precisamente en colocar la autén-
d_os cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos tica relación con Dios bajo esta ambigua luz mfrica,
cinturones" (Génesis, 3, 1-7). falseándola de este modo =. El salir airoso de la prue-
La serpiente -símbolo de Satán- le hace al hom-
bre confundir los hechos fundamentales de su existen- * De esta ambigüedad mítica surge la concupiscencia
7
cia : la difere1: ia esencial entre el Creador y la cria- culpable; e inversamente, el engaño mítico sólo resulta
posible si la: conciencia le ha creado ya un ámbito en el
tura; la relación entre el Modelo y la imagen; la alma. Es un conjunto en el cual los diferentes elementos
realización humana _9ue se da e1:1 Ja verdad y la que se condicionan mutuamente y justifican el haber querido
se da en la us~rpacion ; el dominio en el servicio, y sustraer el "ciclo" de la existencia injusta al impenetrable
el que se realiza por voluntad propia. Con ello el comienzo de la libertad. Por el contrario, el "ciclo" que

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45
ba ha de consistir en que los hombres honren a Dios de un daño biológico, psicológico o espiritual; tam-
según la verdad de Este, y obedezcan a la vez a su poco de una falta ética cometida dentro de las cono-
propia verdad. cidas relaciones ontológicas. Se trata de un aconte-
En lugar de obrar así, los hombres caen en el en- cimiento que sobrepasa nuestra condición histórica.
gaño y aspiran a ser soberanos por derecho propio. Este acontecimiento perturbó la relación fundamental
Posee, por ello, una fuerza realmente reveladora el de la existencia, de tal forma que a partir de él la
hecho de que se nos narre cómo la desobediencia no historia entera de la humanidad discurre en un ám-
produce el conocimiento que convierte a los hombres bito determinado por esta perturbación.
en dioses, sino que les trae la mortal experiencia de Es esto lo que da su carácter propio a la imagen
estar "desnudos". Debemos advertir a este propósito bíblica de la historia. Esta imagen se opone tanto a
que la desnudez de que aquí se habla es esencialmente la representación naturalista-optimista como a la cul-
diferente de la mencionada poco antes, cuando se turalista-pesimista, tal como éstas se han desarrollado
decía que "los hombres estaban desnudos, pero no se en la Edad Moderna. A pesar de la abundancia de
avergonzaban". datos, de la precisión de los métodos, de la profun-
Ahora ha quedado roto el vínculo fundamental de didad de las interpretaciones, tales concepciones de la
la existencia. Con todo, tanto antes como después, historia son irreales e inconsistentes. Pero no podemos
el hombre posee el poder y la posibilidad de dominar. hablar aquí de ellas con más detenimiento, dados los
Pero el orden dentro del cual tenía su sentido el pe- límites que nos hemos trazado.
der, porque era servicio y estaba garantizado por la En todo caso, el peligro del poder adquiere desde
responsabilidad ante el auténtico Señor, ha sido tras- esta perspectiva un carácter peculiar y extremada-
tornado. mente grave: no sólo es posible, sino incluso proba-
Según la doctrina de la Biblia, el fenómeno puro ble (si es que no se ha de decir inevitable) usar mal
del poder y del dominio procedente de él no existe ya. de él. Esa inevitabilidad es la que se expresa en los
Al comienzo de la historia de la humanidad se en- mitos de la bibris: Prometeo, Sísifo. Tales mitos no
cuentra un acontecimiento cuya significación no puede se refieren al hombre sin más * -de igual manera
expresarse mediante los simples conceptos de resis-
tencia exterior o interior, de peligro y de desorden. * Tales mitos referidos al hombre sin más no existen
en a~soluto. La nueva religiosidad mítica que aparece por
No se trata de un daño perteneciente a la historia, doquier -brotando de la realidad histórica, filosófica, es-
tética, psicológica, política- se basa en la suposición, no
determina la existencia auténtica aparece así: el "corazón
verificada, de que quien habla en el mito es el hombre
puro" abre los ojos para. ver la verdad; la verdad vista
"natural" sin más, y de que, en consecuencia, el mito con-
abre el camino. p~ra una rureza más honda; ésta capacita
tiene la interpretación originaria de la existencia. Esta su-
para un conocimiento mas elevado, y así sucesivamente.

46 47
que la caída del hombre no se refiere a éste sencilla-
mente-, sino que expresan ya su estado de caída.
Pero lo que el Antiguo Testamento nos dice acerca
del poder sólo queda completado por la Revelación
del Nuevo Testamento.

III

No es fácil exponer el contenido de esta Reve-


lación. La doctrina del Antiguo Testamento posee
una simplicidad grandiosa. Podría afirmarse que tiene
una grandeza clásica: el propósito de Dios y la resis-
tencia del hombre, el estado original surgido de la
creación y la caída causada por la rebelión se contra-
ponen con toda precisión. La representación del Nuevo
Testamento es, por el contrario, mucho más difícil
de comprender.
La redención no es un simple perfeccionamiento
posición es tan dogmática que s6lo contradecirla apa- de las condiciones del ser, sino que tiene la categoría
rece como un ataque contra lo sagrado. En realidad el mito de una recreación de todo lo existente. No procede
es la autoexpresión del hombre que ha' realizado su pri-
de las estructuras del mundo, ni siquiera de las más
mera decisión. En él no habla la existencia originaria,
sino la existencia histórica, es decir, caída. Recalquemos espirituales, sino de la pura libertad de Dios. Estable-
aquí de nuevo que esta existencia no tenía que caer para ce un nuevo comienzo : crea un nuevo plano de la
ser capaz de construir la historia, sino que cayó porque existencia, una nueva norma del bien y una nueva
el hombre lo decidió así. El hombre habría podido adoptar fuerza de realización. Esto no significa, empero, que
también una decisión distinta. Todo lo demás es tragicismo,
el mundo quede transformado mágicamente, ni que
con el cual se intenta justificar aquella culpa, declarándola
necesaria. Este es el único presupuesto desde el cual puede sea llevado a un ámbito separado especial; la reden-
entenderse el mito, y el <¡ue permite sacar de él sus ense- ción acontece, por el contrario, en la realidad del
ñanzas más profundas. (Sobre este punto espero poder hombre y de las cosas. Con ello aparece una situa-
ofrecer pronto reflexiones más precisas.) ción muy compleja, cuya expresión más clara se en-

48
cuentra tal vez en la doctrina del apóstol Pablo acerca establecer una pos1c10n y erigir un orden en medio
de la relación entre el hombre "viejo" y el hombre de la existencia perturbada, pero sin abarcar la exis-
"nuevo". tencia en su totalidad, como debería hacer una ver-
Por ello resulta difícil hablar sobre la redención, dadera redención *.
tanto más cuanto que, por otro lado, es necesario in- Desde la perspectiva de los problemas de que aquí
tentar decir algo -aun ateniéndonos de la manera tratamos, ¿ en qué consiste el carácter decisivo de lo,
más estricta a las afirmaciones de la Revelación- so- que nos anuncia el mensaje cristiano de la redención?'
bre lo sagrado en cuanto tal, sobre los "motivos" de Este carácter se expresa en una palabra que, a lo largo
Dios. A ello se añade un factor directamente práctico, de la Edad Moderna, ha perdido su sentido : la hu-
y ruego que aquí se me permita expresarme de mane- mildad**.
ra personal. De igual forma que en El ocaso de la
Esta palabra se ha convertido en sinónimo de de-
Edad Moderna, también en esta obra quisiera contri- bilidad y de pobreza vital, de cobardía en las exi-
buir a solucionar un problema que preocupa a todos.
gencias de la existencia y de falta de magnanimidad;
Por eso temo que las ideas de este capítulo puedan re-
en una palabra, en compendio de todo lo que Nietz-
ducir el círculo de aquellos a quienes me dirijo. Por
sche denomina "decadencia" y "moral de esclavos".
otra parte, sin embargo, es evidente que nuestra situa-
De este modo se pierde completamente el sentido de
ción exige claridad. En consecuencia, sólo puede ser
este fenómeno. Hay que conceder que en los casi dos
bueno el que, en medio del confusionismo de las teo-
mil años de historia cristiana se encuentran ciertamen-
rías y programas usuales, el sentido del mensaje cris-
te pensamientos sobre la humildad y sus formas de
tiano sea presentado íntegramente.
realización, para los cuales es válido este juicio; pero
El espacio de que disponemos es muy limitado. Por
ello debemos referirnos inmediatamente a lo decisivo, * Esto es lo que parece ocurrir en el budismo. Mas,
aun prescindiendo de que tampoco aquí la línea de la ac-
es decir, a la persona y la actitud de Cristo. ción redentora rebasa el mundo, la radicalidad de la lucha
Los sabios de todas las grandes culturas han cono- contra el peligro del poder reside e~, pensar que la exis-
cido el peligro del poder y han hablado de su some- tencia carece totalmente de sentido. La redención consiste,
timiento. Su enseñanza más alta es la de la modera- por tanto, en entrar en el "nirvana".
ción y la justicia. El poder induce al orgullo y al des- ** En su trabajo Rehabilitación de la virtud (Abhand-
precio del derecho. Al hombre violento se contrapone, lungen und Aufsatze, tomo I, 1915), Max Scheler ha mos-
trado hasta qué punto el hombre moderno carece de ca-
pues, el que guarda la moderación, respeta a los pacidad para juzgar sobre la humildad, y cómo necesita
dioses y a los hombres y mantiene el derecho. Pero una apertura de sus sentidos interiores; para poder mera-
nada de esto es todavía la redención. Se intenta aquí mente captar este fenómeno.
cales pensamientos representan una decadencia, un cerio de una filosofía meramente natural ---es decir,
apartamiento de algo que ya no se comprendía. del concepto del Ser absoluto-, el mensaje de la en-
En el sentido cristiano, la humildad es una virtud carnación se convierte en algo mitológico o absurdo.
de fuerza, no de debilidad. En su sentido originario, Pero hacer esto es, a su vez, un absurdo, pues es in-
humilde es el fuerte, el magnánimo, el audaz. Dios vertir el orden de las cosas. No se puede decir: Dios
mismo es el primero que adopta la actitud de la hu- es de esta o de la otra manera, y por ello no puede
mildad, haciéndola así posible al hombre. Y el acto hacer tal o cual cosa; sino: Dios obra así, y de este
por el cual esto ocurre es la Encarnación del Lagos. modo revela quien es. No es posible juzgar sobre la
En la Epístola a los Filipenses dice San Pablo que Revelación; lo único que puede hacerse es conocer
Cristo, "existiendo en la forma de Dios, no reputó que ha tenido lugar, aceptarla y, desde ella, juzgar
codiciable tesoro mantenerse igual a Dios, antes se sobre el mundo y el hombre. Este es el hecho fun-
anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose damental del cristianismo : Dios mismo interviene en
semejante a los hombres; y en la condición de hom- el mundo. Pero, ¿ en qué forma?
bre se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz" (2, 5-8). Toda humildad de la cria- El pasaje de la Epístola a los Filipenses antes ci-
tura tiene su origen en este acto, mediante el cual el tado nos lo dice: en la forma de la humildad.
Hijo de Dios se hizo hombre. Esto no lo realizó obli- Si se examina la situación en la que Jesús vivió, la
gado por alguna necesidad, sino con total libertad, manera como se desarrolló su actividad y se configuró
porque El, el Soberano, lo quiso así. Este "moti- su destino, su forma de tratar con los hombres, el es-
vo" soberano se llama amor; es preciso no olvidar, píritu de sus actos, de sus palabras y de su actitu~,
empero, que la medida de este amor no puede to- se ve cómo el poder se presenta constantemente bajo
marse de las categorías humanas, sino que hay que la forma de la humildad. Vamos a hacer tan sólo al-
percibirla en lo que Dios dice sobre Sí mismo. Pues o-unas indicaciones: [esús procede de la antigua fa-
de la misma manera que la humildad, también lo que ~ilia de los reyes, pero ésta se ha hundido ya y ca-
el Nuevo Testamento entiende por amor comienza en rece de toda importancia. T aneo sus condiciones eco-
Dios (J Juan, 4, 8-10). nómicas como sociales son evidentemente modestas.
No es posible comprender que El, el Absoluto y Nunca, ni siquiera en la cumbre de su actividad, per-
Soberano, se identifique existencialmente con un ser tenece a ninguno de los grupos dominantes; los hom-
humano; que no sólo gobierne la historia, sino que bres que atrae a sí no producen en ningún momento
intervenga en ella; que tome sobre Sí todo lo que la impresión de ser extraordinarios en su persona o en
resulta de esta intervención, es decir, el "destino" en sus acciones. Tras una breve época de actividad, se
el auténtico sentido de la palabra. Si partimos del cri- ve envuelto en un proceso falaz; el juez romano, en

52
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parte asustado y en parte molesto, cede ante sus ad- épico de la historiografía antigua ni la psicología pe-
versarios y le condena a una muerte cruel e ignomi- netrante a que nosotros estamos acostumbrados. Su
niosa. Se ha observado con razón que el destino de relato se atiene a lo dado en cada caso de manera di-
las grandes figuras de la historia antigua, aun cuando recta y a la expresión importante para el mensaje.
acaba en un final trágico, se ajusta siempre a una Por otro lado, son fragmentarios, se interrumpen cuan-
cierta medida, a un canon de lo que puede sucederle do quisiéramos saber más cosas; tienen, en fin, todas
a un gran hombre. En el caso de Jesús, por el con- las deficiencias, llámense como quieran, que nuestros
trario, tal canon parece no existir, y, al parecer, todo hábitos literarios nos hacen sentir como tales. Para
puede ocurrirle. La prefiguración de este destino se leerlos bien es precisa una atención que brote de lo
encuentra ya en la profecía de lsaías, en la figura mis- más Íntimo. Pero cuando tal atención existe, se ve
teriosa del "siervo de Dios" (52, 13 a 53, 13). A este aparecer una existencia de una intensidad tal, que no
respecto habla San Pablo de la kenosis, del anonada- tiene paralelo en la historia; una existencia de un po-
miento de sí mismo, por el cual El, que existía en la der cuyo límite no proviene de fuera, sino únicamente
morpbe tbeou, en la figura gloriosa de Dios, toma la de dentro: de la voluntad, libremente aceptada, del
morpbe doulou, la figura humillada del siervo. Padre. Y eso de tal manera que en todo momento,
Toda la existencia de Jesús es una transposición del en toda situación, su voluntad actúa imponiendo sus
poder a la humildad. Dicho de manera activa : a la exigencias hasta en el primer movimiento del cora-
obediencia a la voluntad del Padre, tal como ésta se zón. Es la fuerza, no la debilidad, la que aquí obe-
expresa en cada situación determinada. Pero tanto en dece. Es la kiriotes, es decir, un dominio que se pre-
su conjunto como en sus detalles esta situación es tal senta en la figura de siervo. Es un poder que se do-
que exige el constante "anonadamiento de sí mismo". mina a sí mismo de una manera tan perfecta, que es
Para Jesús la obediencia no es un factor secundario, capaz de renunciar a sí mismo, y ello en medio de
añadido, sino que forma el núcleo de su esencia. Y a una soledad que es tan grande como su soberanía.
el mero hecho de no elegir su "hora" por propia vo- Una vez que se ha visto esto, se busca -como con-
luntad, sino entenderla con toda pureza, según la traprueba, por así decirlo- entre las figuras de la his-
voluntad del Padre, es obediencia. La voluntad del toria, para ver si existe alguna igual a él o acaso su-
Padre se convierte sencillamente en su voluntad pro- perior. Esto parece ocurrir algunas veces, pero tan
pia; la gloria del Padre, en su gloria. Y esto no por- sólo mientras se emplean criterios de influencia social
que ello le sea exigido, sino con total libertad. o política, de cultura espiritual, de profundidad reli-
La aceptación de la "forma de siervo" no significa, giosa. Pero si se penetra hasta el centro -para per-
empero, debilidad, sino fuerza. Los Evangelios fueron cibir el cual es necesaria la capacidad de visión que
escritos por hombres sencillos. No poseen ni el rasgo llamamos "fe"-, entonces tales superioridades apa-

55
recen como lo que en realidad son : como cualidades presenta una posibilidad permanente. De una vez
y realizaciones en el interior del hombre. Pero la exis- para siempre ha aparecido con toda claridad la posi-
tencia de Jesús se expande a partir del misterio del ción que el poder ocupa ante la mirada de Dios, y de
Dios vivo, que es soberano frente a todo lo que se una vez para siempre la obediencia de Jesús consti-
llama "mundo" e irrumpe en el presente de la más ,,1 tuye la respuesta de Dios a esta pregunta. Esta obe-
concreta historicidad. Desde esta superioridad abso- diencia no tiene, sin embargo, un carácter privado,
luta que se da en el seno de la más estrecha vincula- sino que se manifiesta con una claridad accesible a
ción histórica, Jesús abarca la totalidad de la creación todo el mundo. No significa la experiencia personal
en cuanto tal, redime su culpa e inaugura un nuevo y el dominio de un individuo, sino que es una actitud
comienzo. en la que puede participar todo el que quiera, enten-
diendo aquí la palabra "querer" en el sentido pleno
Esta es la respuesta que el Nuevo Testamento da a del Nuevo Testamento, que incluye tanto la gracia
la pregunta por el poder. Este no es condenado en del "poder querer" como la decisión de la realización
cuanto tal. Jesús trata el poder humano como lo que de la voluntad.
es: como una realidad. También posee el sentimiento Este comienzo está ahí y nada podrá borrarlo. Pero
del poder. De otro modo no tendría sentido un hecho en qué medida se realice es asunto de cada individuo

,·.
como la tercera tentación, que es, desde luego, una y de cada época. La historia comienza de nuevo con
invitación a la hibris (Mateo, 4, 8-10). Pero t~mbién cada hombre y, en cada hombre, con cada hora. Por
aparece claramente el riesgo del poder: rebelarse con- ello tiene también la posibilidad de empezar de nuevo

I
tra Dios, e incluso dejar de considerarlo en absoluto en cada momento, partiendo del comienzo que aquí
'
como una seria realidad; perder los criterios; ejercer e
ha sido establecido.
la violencia en todas sus formas. A esto contrapone ., 1

Jesús la humildad como liberación del embrujo del En lo que respecta al problema de cómo puede re-
poder desde sus raíces más hondas. solverse concretamente d problema del dominio del
poder, problema que es cuestión de vida o muerte,
Podría preguntarse qué consecuencias ha producido vamos a diferir aún por un momento su respuesta
esto en la historia, y si el desorden del poder ha sido -en la medida en que ésta resulta posible en abso-
efectivamente superado. No es fácil responder a esto. luto-.
La redención no significa un cambio definitivo, de
una vez por todas, en las condiciones del mundo, sino
el hecho de que Dios ha establecido un nuevo co-
mienzo de la existencia. Este comienzo subsiste y re-

%
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EL DESARROLLO DEL PODER
I

V amos a intentar ahora formarnos una idea de la


especie y de las dimensiones del poder adquirido por
el hombre. Es obvio que aquí tendremos que reducir-
nos a meras indicaciones. Responder a esta pregunta
de una manera adecuada significaría lo mismo que
exponer la historia entera de la cultura.

Tienen una importancia especial en este aspecto


los primeros descubrimientos y los primeros objetos
fabricados por el hombre, mediante los cuales dominó
la naturaleza, que le era extraña * tanto teórica como

* El concepto de "extrañeza" encierra múltiples ele-


rnientos. Incluye, en primer lugar, el hecho de que el hom-
bre primitivo no comprende ni domina la naturaleza. Ade-
más, tiene un sentido más profundo, que sólo puede ser
iluminado desde la Revelación: significa el "extrañamien-
to", que procede de la culpa; es decir, el ihecho de que la
naturaleza se resiste al hombre, o, dicho más exactamente,
qut1 el hombre se acerca a la naturaleza con unas preten-
siones que contradicen a la esencia de lo creado, de tal
forma que esto se opone, se resiste a la voluntad humana.
Muchas cosas habría que decir a este respecto. El análisis
de esta relación proporcionaría ciertas visiones de los hechos
prácticamente. Entre ellos se cuentan los primeros bre tienen un significado distinto al que tiene, por
útiles: cuchillo, martillo, vasijas, meda, arado; las ejemplo, el hecho de que un pájaro construya su
primeras armas: maza, cuchillo, hacha; los primeros nido. En el primer momento podría parecer que se
medios de protección contra la intemperie : curtido trata de lo mismo, es decir, de que el hombre inserta
y cosido de pieles de animales, fabricación de telas; en la estructura funcional de su cuerpo ciertas cosas
las primeras medicinas : grasas, hierbas. Además, las que amplían esa función. Pero en realidad actúa en
primeras construcciones arquitectónicas: cimientos, él ya de antemano un elemento que falta en el ani-
techo, puerta, escalera; los primeros medios de trans- mal; el hombre conoce la conexión existente entre
porte : bote, rodillo. Igualmente el cultivo de plantas la causa y el efecto, sea cualquiera el modo como lle-
alimenticias y la domesticación de animales salvajes, ga a este conocimiento; siente y comprende el sen-
etcétera, etcétera. tido de la figura funcional y dirige los diferentes mo-
Tampoco hay que olvidar aquellas creaciones igual- mentos de la acción hacia su realización ; todo esto
mente primitivas que no sirven a una finalidad inme- significa que allí actúa el espíritu. El hombre se eleva
diata. Tengamos en cuenta que el concepto de "fina- por encima de las condiciones naturales inmediatas;
lidad", tal como nosotros lo entendemos, procede de las domina con su mirada, decide, obra. Reúne y des-
una época tardía y no puede aplicarse sino con cierta arrolla experiencias ; las toma de otros y las prosi-
reserva a las condiciones primitivas, en las cuales todo gue, etc.
-desde el vestido al arma, desde el arado hasta el
umbral de la puerta- posee, aparte de la utilidad o, Un examen más detenido nos conduce a los proce-
mejor dicho, junto a ella, y aun antes de ella y en ella sos elementales de la creación cultural.
misma, una significación mágica y simbólica. Aquí, Para entender tales procesos es preciso que nos
sin embargo, nos referimos a cosas que carecen de toda imaginemos a un hombre dotado de instintos extra-
"finalidad", en el sentido que nosotros damos a esta ordinariamente despiertos; unos sentidos penetrantes
palabra; por ejemplo, las diferentes clases de adornos, y vigorosamente desarrollados; un juego muy vivo,
los cuales, bajo la forma de amuletos, sirven para re- tanto de todo su cuerpo como de cada uno de sus
chazar las potencias hostiles y asegurar las que son miembros y órganos. Tan pronto como la necesidad
favorables; además, las imágenes de culto, las pin- de alimentarse, o de curar una enfermedad, o de pro-
turas murales, etc. tegerse contra un peligro se vuelve apremiante, este
Y a estos primeros objetos fabricados por el horn- hombre empieza a buscar dentro de una esfera más
fundamentales de la cultura, que permitirían alcanzar un
o menos próxima a él. Su instinto distingue las hier-
realismo y una profundidad totalmente diferentes a los bas provechosas de las perjudiciales; siente de manera
de las interpretaciones corrientes del idealismo naturalista. espontánea que una piedra o un trozo de madera se

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adaptarán a las operaciones de sus miembros y de sus El hombre pnm1t1vo siente también que la exis-
órganos, y que el movimiento de una tabla o de un tencia entera está llena de poderes misteriosos. Todo
tronco de árbol ahuecado puede servirse de la corrien- lo especial e importante de la naturaleza, tanto las
te de agua. La utilización práctica confirma, rechaza cosas como los acontecintienros, poseen una significa-
o corrige lo que ha hecho instintivamente, y conduce ción que rebasa la mera experiencia. Constituyen re-
a nuevas posibilidades. Desde luego no hay que pen- velaciones de una potencia divina, y por ello son sa-
sar que el proceso fundamental consiste en encontrar gra~os y están protegidos. También las cosas perte-
un medio adecuado que responda a una determinada necientes a la cultura --casa, fuego, herramienta,
necesidad, sino que aparece un conjunto de relaciones adorno, medios de transporte, etc.- tienen un signi-
en el cual un elemento condiciona al otro : la urgen- ficado parecido. Su fabricación le ha sido enseñada al
cia de la necesidad lleva a descubrir lo que pueda sa- hombre por seres superiores, que actúan en ellas y las
tisfacerla, y, a su vez, la presencia de los medios de protegen. Esto eleva más aún la fuerza de la conser-
satisfacerla determina también el carácter y la medida vación, de la que ya antes hablamos. Los descubri-
de la necesidad. El proceso no se basa tanto en una mientos hechos no se pierden; la atención sigue fija
consideración racional, cuanto en actos del instinto, en ellos. La aplicación y el esfuerzo continúan. Los
del sentimiento de la forma y de la función, de la ex- el_e?1entos culturales ya encontrados abren una posi-
periencia práctica, en cuyo juego aparece la totalidad bilidad tras otra y la correspondencia con lo ya alcan-
de las relaciones correspondientes. Especialmente im- zado ayuda a dominar lo nuevo.
portante es también el elemento de la memoria y de Todas estas formas de actuar son poder, y su e¡er-
la tradición. El vigor con que el hombre primitivo cicio constituye un dominio. Surge así la intercone-
retiene y desarrolla lo que ha visto y hecho es ex- xión de _la creación cultural. Las materias y energías
traordinario, tanto en el individuo como en la colec- del medio natural son descubiertas y aprovechadas.
tividad. De este modo, lo que se ha encontrado ya una Las fuerzas naturales del hombre, tal como se en-
vez, es desarrollado y conservado. cuentran en su organización sensorial, en sus miem-
A esto se añaden otros factores que el hombre ci- bros, en su estructura, son elevadas, y su influjo se
vilizado de hoy ha perdido ya en gran manera, pero hace más amplio. La influencia que un hombre ejerce
que en los pueblos primitivos parecen ser cosa co- sobre otro por medio de las relaciones familiares y tri-
rriente : percepciones que van más allá de lo inme- bales es co_mprendida, organizada y desarrollada para
diatamente dado; la impresión de ser aconsejado y di- crear las diversas formas del orden social, etc.
rigido, de ser llevado por un inconsciente no des-
orientado aún por la reflexión y apoyado en una or-
ganización sensorial altamente desarrollada.

65
car, aunque con toda clase de escrúpulos y restriccio-
nes, la palabra "orgánico" a las épocas culturales que
acabamos de citar. El elemento racional, el instintivo
y el contemplativo-creador se encuentran aproxima-
damente en equilibrio en la manera como el hombre
entiende la naturaleza, se comporta frente a ella, la
utiliza y configura. El hombre se apodera de lo dado,
intensifica sus formas, aumenta sus efectos, pero esen-
II cialmente y en conjunto no quebranta su estructura *.
Pero después aparece un fenómeno nuevo. El hom-
Esta evolución se extiende, con una cierta regu- bre comienza a investigar la naturaleza siguiendo mé-
laridad, desde las primeras épocas prehistóricas hasta todos exactos. Y a no la entiende únicamente con el
el comienzo de la Edad Moderna. sentimiento y la contemplación, ya no la capta sólo
Su carácter se revela claramente tanto en la impre- mediante el símbolo y la obra hecha a mano -acaso
sión que nos produce la actitud de los hombres que debamos decir que poco a poco olvida este modo de
la realizan como en el estilo de sus creaciones : in- comportarse con ella-. Por el contrario, la analiza
cluso en sus obras más grandes, y en medio de la su- mediante el experimento y la teoría, conoce sus leyes
perabundancia de formas, esta evolución posee algo y aprende a crear las condiciones en que los datos ele-
peculiarmente adecuado a la medida del hombre. No mentales producen directamente los efectos deseados.
es necesario hablar de la calidad de sus creaciones. Así surgen relaciones funcionales que se hacen cada
Nombres como los de Acrópolis de Atenas, la Ciudad vez más independientes de la organización humana
Imperial de Pekín, la catedral de Chames, designan inmediata, y a las cuales pueden fijárseles cada vez
cimas no superadas por las épocas posteriores, y a más, a discreción, unos fines determinados: nos esta-
cuyo lado éstas solamente pueden levantar sus pro- mos refiriendo a la técnica.
pias creaciones. Pero las obras antiguas poseen una
mesura que sólo raras veces -por ejemplo, en algu- • Es claro, como el contexto lo indica, que se trata aquí
nas edificaciones asirias o romanas- parece quebran- sólo de afirmaciones aproximadas. También en estas épo-
cas existen creaciones y actitudes que rompen el equilibrio.
tada. El espacio vital, la amplitud de la realización,
Este oscila, se encuentra constantemente amenazado por
la estructura de la obra son tales, que, por estar tras- nuevos peligros. Figuras míticas como [a de lcaro expresan
pasados de sentimiento humano, pueden ser sentidos ese peligro. Sin embargo, experimentamos la impresión
como prolongación y acrecentamiento inmediato del antes descrita, y ésta se hace más fuerte a medida que,
propio ser. Esta mesura es la que nos induce a apli- desde situaciones "más modernas", miramos hacia atrás.

67
La ciencia en cuanto captación racional de lo real bajo de la máquina en cuanto tal, de acuerdo con la
y la técnica como conjunto de p~sibili~ades pr~por- cual la industria entera de todo un país aparece como
cionadas por la ciencia dan a la existencia 1:1n. caracter una unidad *.
nuevo : el carácter del poder y el del dominio en un De todo ello resulta un orden de estructuras imagi-
sentido agudo, si se nos permite expresarnos así. nadas y creadas por el hombre, pero que, por su cons-
trucción y sus efectos, se alejan cada vez más de la
La naturaleza es investigada cada vez más profun- organización humana directa. Obedecen a la voluntad
damente; sus energías son aisladas cada vez más y del hombre y realizan los fines señalados por él, pero
dominadas mediante un método experimental y ma- alcanzan así una autonomía peculiar en su función y
temático cada día más exacto. en su desarrollo.
La máquina alcanza entonces su verdadero carác- A esta transformación del proceso y del resultado
ter. La herramienta significaba un refuerzo de la na- obtenido corresponde una transformación del mismo
tural capacidad de actuar que poseen los miembros y hombre que lo realiza. Desaparece lo que sostiene toda
los órganos humanos. Todavía las primeras fo~mas la cultura anterior: la obra hecha a mano. En la me-
de la máquina podían compararse a una herramienta dida en que se desarrolla la máquina cesa la creación
de este tipo. Pero en el curso de su evolución se ha directa de obras en la que intervienen conjuntamente
visto claro que la máquina es algo diferente : un ~is- el ojo, la mano, la voluntad de un fin, el sentido del
tema funcional calculado científicamente y construido material, la fantasía y la imaginación. El proceso y el
con toda precisión, que se desliga cada vez más de la resultado de la producción se sustraen a las fuerzas
conexión operativa del cuerpo humano vivo. Su forma y a las normas inmediatas del cuerpo y del alma. Se
absoluta sería aquella en que se sirviese y regulase a basan en un conocimiento científico y en una cons-
sí misma y reparase por sí sola las averías que sur- trucción adecuada, realizada por un proceso mecánico.
giesen. Vemos, en efecto, que las máquinas construi- Por este motivo es el hombre mismo el que se em-
das se aproximan a esa meta final, aunque aquí no pobrece en ciertos aspectos. Pierde la riqueza de la
vamos a dilucidar hasta qué punto es posible llegar creación personal ; en lugar de ello se pone a inven-
a ella. tar aparatos, a usarlos y servirse de ellos. Pero al en-
Las diferentes máquinas son relacionadas entre sí. comendar a estos aparatos tareas cada vez más varias,
Lo que realiza una de ellas supone lo fabric ad? por l_a
1
y al poder ejercer mediante ellos un poder siempre
otra, y lo prolonga; es así como nace la fabnca. Di- creciente, amolda a ellos, a su vez, su propio querer
versas fábricas, coordinadas entre sí técnica y econó-
micamente, constituyen un ámbito de producción. * Piénsese en la unidad sistemática de la estandardi-
zación de la industria alemana, o en la unidad geográfica
En el fondo se ve aparecer una planificación del tra- del valle del T ennessee.

68 69
y su propia capacidad configuradora, pues no existe
ningún efecto que sea unilateral. Esto significa que el
productor renuncia a la vida individual de la obra y
se acostumbra a no querer producir más que lo que
la máquina permite. Cuanto más se perfecciona ésta
' bres, viven ahora en ésta, y por ello expenmentan a
su vez un influjo permanente.
Las consecuencias llegan más lejos todavía. La cul-
tura anterior a la irrupción total de la técnica estaba
caracterizada por el hecho de que el hombre podía
tener también la vivencia personal de lo que conocía
tanto más desaparece la posibilidad de creación indi- teóricamente y ejecutaba con sus manos. El campo
vidual; pero con ella desaparece también aquel ele- del conocimiento y de la acción, por un lado, y el de la
mento humano que vive activamente, junto con el vivencia, por otro, se superponían en una medida que
cuerpo y el espíritu, en la obra hecha a mano, surgien- determinaba la actitud total. De ahí resultaba la ar-
do el mero trabajador, que sirve a la máquina. En el monía peculiar, el carácter "orgánico" que define, para
que hace uso del producto desaparece aquella relación nuestro sentimiento, la cultura anterior a la técnica.
personal que sólo resulta posible con lo realizado a Pero ahora la posibilidad de conocer y de actuar re-
i.
mano; surge el consumidor moderno, al cual le son basa cada vez más las posibilidades de vivir. Surge
prescritos sus gustos mediante la producción en serie, así un mundo de pensamientos, obras y acciones que
la propaganda y las técnicas de venta. Y esto llega has- el sentimiento no puede ya experimentar directamen-
ta tal punto que las valoraciones y exigencias que sólo te, y el hombre se acostumbra a considerar que este
puede satisfacer un auténtico trabajo hecho a mano, le mundo evoluciona objetivamente en sí mismo. En mi
dan la impresión de carecer de sentido o de ser algo obra El ocaso de la Edad Moderna propuse para el
puramente esteticista. Por otro lado, la producción tipo humano que hoy se está desarrollando --como
desarrollada por la ciencia y la técnica crece cada vez efecto y como presupuesto a la vez de este proceso--
más; las líneas de una obra colectiva gigantesca se es- el concepto de hombre "no humano". Sólo me queda
tán anunciando, y con ello la realización en el hom- repetir aquí que sé hasta qué punto es equívoca esta
bre mismo de posibilidades correspondientes, hasta expresión, pero no encuentro ninguna otra mejor.
ahora constreñidas. Esta expresión no significa el hombre in-humano, que,
Si la naturaleza es dominada en proporción creciente como lo muestra una sencilla mirada a la historia,
por el hombre y su obra, también el hombre mismo también resultaba posible en la época "humana", sino
es dominado por el hombre, que le introduce en una aquel hombre en el que no se encuentra ya aquella
organización; y de igual modo también es dominada coincidencia relativa, que antes existía, entre el campo
del conocimiento y de la acción, por una parte, y el
su obra por la otra obra a la que está referida. Es ne-
campo de la vivencia, por otra. Este hombre existe
cesario tener en cuenta a este propósito que los que
en un ámbito de posibilidades de conocimiento y ac-
reciben el resultado de la obra, es decir, todos los horn-

70 71
ción que ha sobrepasado de manera definitiva las me- Para situar en su verdadero contexto lo que ante-
didas anteriores *.
Con esto va unido estrechamente, cede -y lo que sigue- es necesario añadir aquí una
como causa y como consecuencia, uno de los síntomas observación. Lo que acabamos de exponer podría dar
más inquietantes de aquella transformación, síntoma la impresión de que consideramos todo este proceso
que nos es mostrado por la experiencia diaria : la "ob- como una decadencia de la humanidad. Una opinión
jetividad" del hombre que de este modo va surgiendo. muy extendida en la actualidad considera esto así;
Esta "objetividad" significa, de una parte, la voluntad pero yo me veo obligado a oponerme a esta opinión.
y la capacidad de dedicarse completamente, sin tener El que adopta tal opinión identifica, a veces incons-
en cuenta los sentimientos personales, a las tareas que cientemente, la humanidad en cuanto tal con la hu-
se presentan y que son cada vez más grandes y pe- manidad de una determinada época, por prolongada
ligrosas; y significa, por otra parte, el pudor que el que sea. A ello le incitan la abundancia y cualidad de
hombre moderno, cada vez más expuesto a la mirada sus figuras, y más aún el hecho de que las raíces de
de los demás, experimenta a mostrar sentimientos de su propia formación se hunden en ella. Pero al hacer
una cierta profundidad, e incluso a permitir que se esto comete varios errores. En primer lugar, pasa por
desarrollen. Pero significa también una creciente in- alto las posibilidades negativas que se encuentran tam-
capacidad de sentir; una frialdad de corazón cada vez bién en el pasado. No en vano hemos hecho seguir,
mayor; una indiferencia con respecto al hombre y a a la definición filosófica del poder, su definición teoló-
las cosas de la vida. Es igualmente característico el gica. El desorden interno de que habla la Revelación
sucedáneo que se emplea, cada vez más, para susti- no se refiere a unas épocas determinadas, sino al hom-
tuir el verdadero sentimiento : la sensación, la exci- bre en cuanto tal. Ciertamente, vistas las cosas desde
tación, violenta ciertamente, pero sólo superficial, que la perspectiva cristiana, el hecho de que la Edad Mo-
impresiona de momento, pero desaparece en seguida, derna, como fenómeno histórico total, se aparte de la
sin ser fecunda ni duradera =. ! Revelación significa una decadencia, y puede com-
prenderse por ello que la consideración cristiana de la
"" Pongamos un solo ejemplo: cuando un hombre mata
historia se detenga con especial complacencia en la
a otro hombre con un arma cualquiera, puede tener la vi-
vencia total y directa de esta acción. La situación cambia Edad Media. Pero no por ello debe olvidarse que la
completamente cuando, en un avión, a gran altura, alguien inmediatez con que esta época oficialmente cristiana,
aprieta un botón, y abajo mueren cientos de miles de hom- por así decirlo, aplicó las verdades de la Revelación a
bres. El que aprieta el botón ha podido conocer y provo-
car este hecho; pero ya no es capaz de vivirlo como una el cine y la radio sus órganos propios. Se ha establecido
acción y un acontecimiento. Esto mismo, mutatis mutan- en ellos con una seguridad y una naturalidad tales, que
dis, puede afirmarse de otras muchas cosas. puede conmovernos plenamente incluso en los momentos
** La sensación ha encontrado justamente en la prensa, más lúcidos.

72 73
los problemas del mundo tuvo también sus lados ne- vias para una existencia humana sana y digna con las
gativos. Esta época olvida ffcilr:i-iente q~e tales verda- normas que responden a la época por él preferida.
des no son evidentes por si mismas, sino que repre- En consecuencia, lo posterior es considerado necesa-
sentan tanto un juicio como una gracia; olvida que riamente como una infidelidad a lo auténticamente
tanto su conocimiento como su realización práctica su- humano. Esto ocurre constantemente, y de manera
ponen, por este motivo, una metanoia ~o?st~nte. especial, en el campo de las concepciones humanís-
Cuando esta metanoia no se da surge un cnstiarusrno ticas.
aparente, que no penetra la sustancia real de la vida. Pero de esta forma el concepto de hombre se es-
Aun prescindiendo de esto, también en la ~P?~ª an- trecha demasiado. A su esencia pertenece el poder
terior a la técnica se encuentran todas las posibilidades superar los límites de lo orgánico-armónico; cuando
de injusticia y destrucción, pero actúan en el seno de hace esto, no es menos "hombre" que antes de ha-
una actitud de conjunto, que, por su fundamental berlos sobrepasado. Naturalmente, los peligros de que
carácter armónico-orgánico, las hace aparecer más in- hemos hablado se presentan ahora con más fuerza
ofensivas que las de la época siguiente. Vistos desde y claridad, de modo que el hombre entra en la crisis
aquí, los peligros que comienzan a aparecer en la verdadera y clara de su humanidad. Pero "crisis"
Edad Moderna y se tornan críticos en nuestros días significa siempre una decisión entre posibilidades ne-
manifiestan posibilidades que han estado actuando gativas y positivas, y el problema esencial consiste
siempre. en la decisión que se tome. Si ante esa crisis se tiene
Pero entonces debemos plantear una pregunta más la impresión de que los peligros de lo negativo, de
fundamental : ¿ Qué se quiere decir cuando se esta- la injusticia y de la destrucción crecen hasta su más
blece la norma de lo "humano"? Esta norma puede alto punto, esto es nuevo sólo en cuanto al grado,
significar el conjunto de las posibilidades que existen pero no en cuanto a la esencia. Tales peligros existen
en el hombre en cuanto tal, es decir, el conjunto de las en el hombre en cuanto tal, no sólo en el hombre
diversas maneras de entrar en relación con el mundo, de la época futura; y adoptar la posición adecuada
el conjunto de tareas que se presentan ante él y de no puede consistir más que en aceptar la situación
realizaciones mediante las cuales puede darles cum- dada y dominarla desde dentro, apoyándose en las
plimiento. El hombre arraigado en el pasado tiende, fuerzas más puras del espíritu y de la gracia. El que
empero, a limitar estas posibilidades a las que han esto fracasase no significaría que nuestra época en
aparecido hasta un determinado punto del pasado: cuanto tal fuese ya una caída y una apostasía, sino
la Edad Media, o el comienzo de la Edad Moderna, que pondría de manifiesto que el hombre se encuen-
o el clasicismo alemán, o la Primera Guerra Mundial. tra en todo tiempo en estado de caída, y que tiene
También se inclina a identificar las condiciones pre- necesidad de la redención, cosa que en determinadas

74 75
épocas y por determinadas circunstancias puede estar dad. En la medida en que aumenta la población, los
más oculta que en otras. individuos se vuelven más semejantes entre sí; las fa-
Lo dicho no significa en modo alguno una apro- milias que viven de una verdadera tradición se hacen
bación pura y simple de lo que ocurre hoy y de lo más raras; las posibilidades de una existencia configu-
que ocurrirá en el futuro. Se trata sólo de protestar rada de manera individual se hacen menores. Las nue-
contra la identificación de la humanidad de una épo- vas ciudades se parecen cada vez más, se las construya
ca que toca a su fin con lo humano en cuanto tal, en Europa o en China, en Norteamérica, en Rusia
y contra la imputación exclusiva a la nueva época o en Sudamérica. Se forma un tipo de hombre que
de las posibilidades de destrucción que hoy aparecen. vive del momento, que adquiere ese carácter agobia-
Pensar ~sí equivaldría a aquella especie de pesimismo dor de poder ser reemplazado a voluntad, y de estar
que decide de antemano la lucha en el sentido de la dispuesto a ser manejado por el poder.
derrota. Así llegamos al Estado moderno, que posee un
Volvamos a nuestro tema. A la disolución de la carácter correspondiente a los factores que acabamos
creación orgánica corresponde otra clase de disolu- de indicar. También él pierde sus vinculaciones or-
ción: la de las estructuras humanas de la vida. La gánicas y se convierte cada vez más en un sistema
familia pierde su significación articuladora y ordena- de funciones dominantes. El hombre vivo retrocede;
dora. El municipio, la ciudad, el Estado se sustentan el aparato administrativo gana terreno. Una técnica
cada vez menos en las familias, los linajes, los grupos cada vez más refinada, de inventario, de "compren-
de trabajo, las corporaciones, etc. Los hombres apa- sió~", organizadora y de administración oficial, y para
recen cada vez más como una pluralidad informe en decirlo claramente, un modo cada vez más extendido
sí misma, que es organizada con vistas a un fin. de entender al hombre como un factor económico,
Este fenómeno es determinado por el número de tienden a tratar a los hombres de la misma manera
población, que ha aumentado de una manera ente- q~e la máquina trata la materia prima con que fa-
ramente desproporcionada a como ocurría antes. Este brica un producto. La reacción de las personas vio-
cr~cimiento es . provocado por la ciencia y la técnica lentadas es considerada por el "aparato burocrático"
mismas : se evitan o se remedian más fácilmente las como una avería que es preciso dominar mediante mé-
catástrofes naturales ; las enfermedades se combaten todos más exactos y una opresión más dura.
con 1:3ªY?; segurid~d y radicalidad_; la higiene, la
organizac1on profesional y la segundad social crean En cuanto a los pueblos, se mantienen, sin duda,
mejore~ condiciones de vida y de trabajo, etc. Pero en primer lugar esos grandes grupos humanos deter-
el crecimiento de la población parece hallarse relacio- minados por la región, la raza y la cultura, que, en el
nado también con una disminución de su originali- Estado, se hacen aptos para crear la historia. Pero

76 77
mientras en otro tiempo daban la impresión de ser Este carácter de disponibilidad se halla acrecentado
individualidades colectivas no intercambiables, en la por el hecho de que las normas éticas pierden su
actualidad se aproximan cada vez más entre sí. Las evidencia inmediata, y, en consecuencia, su influjo
dependencias recíprocas, económicas y políticas, se moderador sobre el uso del poder se hace menor.
hacen mayores, y el modo de vestir y de vivir se Las normas éticas valen por su verdad interna,
vuelve cada vez más parecido. Las formas de estruc- pero actúan históricamente si hunden sus raíces en los
tura y de comportamiento del Estado pueden en gran instintos vitales, en las tendencias del alma, en las
medida intercambiarse. El fenómeno del nacionalis- estructuras sociales, en las instituciones culturales y
mo moderno, desarrollado en violento contraste con las tradiciones históricas. El proceso de que hemos
la unidad del Occidente medieval, parece contradecir hablado destruye las antiguas raíces. En su lugar apa-
esta nivelación de las individualidades nacionales y recen -al menos en el primer momento- estructu-
estatales. Pero aquella unidad fue creada por el es- ras mecánico-formales, es decir, todo lo que designa-
píritu y la fe, y dejaba libertad a la vida de los pue- mos con el nombre de "organización". Pero la orga-
blos; la nivelación de la Edad Moderna proviene, por nización sola no crea ninguna moral.
el contrario, de la racionalización de la ciencia y de Y de esta manera la significación de las normas
la funcionalidad de la técnica. Desde esta perspectiva éticas para la vida general disminuye y es sustituida
el nacionalismo moderno aparece como una última por los puntos de vista del efecto y del éxito. Esto
tentativa de los pueblos para defenderse contra su vale de manera especial con respecto a las normas que
absorción por un sistema formal. Pero el nacionalis- protegen la persona humana. Pongamos un solo
mo desaparecerá y será sustituido por principios de ejemplo: todavía no hace mucho tiempo se consi-
poder distintos, más abstractos. deraba un crimen hacer la disección de un cadáver.
Si abarcamos con la mirada este conjunto, tenemos En lo esencial esto no se debía a que, como piensa
la impresión de que la naturaleza y el mismo hombre la Edad Media, enalteciéndose a sí misma, la Edad
están cada vez más a disposición del dominio del Media hubiese sido una época retrógrada, sino a que
poder: del poder económico, técnico, organizador, el cadáver provocaba todavía un estremecimiento de
estatal. Se dibuja con claridad cada vez mayor una respeto que provenía de una antigua tradición. Desde
situación en la cual el hombre dispone de la natura- aquí podemos medir la terrible rapidez con que se
leza como dueño, pero al mismo tiempo el hombre van derribando una tras otra las barreras del senti-
dispone del hombre, el Estado dispone del pueblo, miento. Para la sensibilidad corriente, ¿ qué existe to-
y el sistema técnico-económico-estatal que se desarro- davía de intangible en el hombre? ¿No se ha prac-
lla por sí mismo dispone de la vida. ticado la experimentación sobre hombres vivos? Lo
que se hacía en numerosos institutos "médicos" de

78 79
los campos de concentración, ¿ era otra cosa que vi- levantadas en su propio interior por la estimación de
visección? ¿ Qué significa la correlación que lleva des- sí mismo y el instinto de defensa personal, para
de el control de la concepción a la interrupción del que el poder pueda violentarle.
embarazo, desde la fecundación artificial a la eutana-
sia, desde el cultivo de la raza a la eliminación de la A lo dicho se añade otro factor : el contenido re-
vida indeseada? ¿ Qué no puede hacerse al hombre, ligioso inmediato de la vida desaparece cada vez más.
si con ese "se" se designa al tipo medio, tal como se Con esto no nos referimos a que la fe cristiana pierda
muestra en las conversaciones cotidianas, en el perió- influencia sobre las condiciones generales -cosa que
dico, en el cine y en la radio, en la literatura y tam- desde luego también ocurre-, sino a algo más ele-
bién, y no en último término, en el comportamiento mental: a que el valor religioso inmediato de la exis-
de aquéllos que ejercen el poder, es decir, los hombres tencia va disminuyendo.
de Estado, los legisladores, los militares y los diri- En los primeros tiempos todo está determinado de
gentes de la economía? manera religiosa. Todas las cosas importantes para
Esta desaparición de los vínculos morales que ac- la vida y la obra del hombre tienen una raíz religiosa
túan de forma directa es lo que entrega definitiva- y están garantizadas por ella. Los patrones con que
mente al hombre al poder. Jamás habría podido ser se mide y el dinero con que se paga; los Útiles y las
humillado como lo fue en estos años pasados que armas; el umbral de la casa y los límites del sem-
acabamos de vivir; jamás se habría podido abusar brado; la situación de la ciudad y su configuración,
de él como se sigue haciendo en nuestros días en que le viene de estar la plaza en el centro y los mu-
otros lugares, si el sentimiento moral, incluyendo ros alrededor; las cosas de la naturaleza, con su sig-
también el sentimiento de cada hombre con respecto nificación para el hombre; los animales que éste caza:
a su propio ser personal, no le hubiera abandonado todo esto tiene un origen divino y posee un poder
hasta tal punto. Y a hemos subrayado varias veces que misterioso. En la medida en que el pensamiento crí-
en lo viviente no existen causas unilaterales. Un ser tico se impone, y el hombre se hace dueño de la
actúa sobre otro porque éste hace posible el efecto naturaleza, y aumenta el sentido propio de los di-
e incluso colabora a su realización. En general, al versos ámbitos naturales, ocurre que disminuye la
ejercicio del dominio corresponde a la larga en el conciencia de todo esto *. El hombre de la Edad
dominado no sólo un pasivo dejar hacer, sino tam-
bién una voluntad de ser dominado, pues ello le des- * También el cristianismo contribuye a quebrantar el
contenido religioso inmediato de la existencia. El poder de
carga de la responsabilidad y del esfuerzo. Vistas las
este contenido había subyugado al hombre, le había hecho
cosas en conjunto, al dominado le sucede lo que él aparecer el mundo como lo divino en cuanto tal, y le
quiere. Es necesario que hayan caído las barreras había atado a él. La Revelación rompe este embrujo, al

80 81
6
Moderna no sólo se desvincula de la comunidad y de particulares de su vida -por ejemplo, la impotencia
la tradición, sino también de las conexiones religio- del niño, el carácter especial de la mujer, la debilidad
sas. No sólo se hace indiferente con respecto a la y al mismo tiempo la riqueza de experiencia de la
profesión de fe cristiana, que antes era determinante, vejez- pierden su acento metafísico. El nacimiento
sino que se torna también escéptico contra todo lo no es ya más que la aparición de un individuo de la
religioso en cuanto tal. Las cosas se hacen "munda- especie humana; el matrimonio, una vida en común
nas" (la palabra "mundo" no se toma ya en el senti- de hombre y mujer, con determinadas consecuencias
do antiguo, lleno de resonancias religiosas, sino en un personales y jurídicas; la muerte, el final de un pro-
sentido nuevo, profano, que representa el conjunto ceso total llamado "vida". Tanto la felicidad como la
de las cosas, fuerzas y procesos susceptibles de ser desgracia han dejado de ser decisiones, y se han con-
captados racionalmente y dominados por la técnica). vertido en acontecimientos favorables o desfavorables,
Pero esto significa a su. vez que tanto el hombre en co:1 Io_s que hay q_ue arreglarse. Las cosas pierden su
cuando tal, como igualmente importantes elementos misteno y se convierten en entidades calculables, do-
anunciar un Dios que, siendo soberano en sí mismo, ha tadas d~ . determina?os _valores económicos, higiéni-
creado el mundo y lo juzgará. Con ello la experien~ia r:· cos, esteticos. La historia no es ya un conjunto de
ligioso-natural del ser, que es asunto tanto de la disposi- sucesos dirigidos, determinados por la sabiduría y la
ción personal como de la evolución histórica del espíritu, bondad, sino una sucesión de hechos empíricos. El
no queda suprimida, sino que sigue actuando; pero ahora Estado no repre~enta ya la majestad divina, sino que,
el Dios de la Revelación la ha purificado, la ha ordenado
y la ha introducido en las diversas formas del culto y de como suele decirse con una fórmula absurda, existe
los usos. Es, sin embargo, claro que este proceso actúa "por la gracia del pueblo"; o para decirlo sin abusar
como un desencantamiento. Por ello, en el sentido de la de los valores religiosos abandonados: es la autoor-
relación religiosa directa con el mundo, el cristiano -y tam- gani~ación del pue~lo, 9ue luego se independiza por
bién el creyente del Antiguo Testamento- es mucho
medio de leyes soc10lóg1cas y psicológicas, dominan-
menos "piadoso" que el antiguo pagano. Aquí se encuen-
tra el origen de fa paradójica acusación de ateísmo que el do así sobre este mismo pueblo. Todo esto no sola-
Estado pagano lanzó contra los cristianos. Bajo presupues- mente refuerza, sino que da su sello a aquel efecto
tos diferentes, a esta acusación corresponde hoy la de "hos- de qu~ hemos hablado: el hombre, con todo lo que
tilidad contra el Estado", que, desde los tiempos de la es y tiene, es puesto a disposición del dominio del
Reforma y los comienzos del Estado nacional, ha sido poder.
lanzada contra la Iglesia. Su última variante es la acusa-
ción de "sabotaje", a que está expuesto cada creyente, por
el hecho de serlo, en el Estado totalitario. Sería útil estu- J?e lo. dicho se desprende una idea cuyo alcance
diar la esencia y las variaciones de esta acusación, desde es _imposible sobreestimar: la idea de la planificación
el falso proceso contra Cristo hasta hoy. universal.

82
83
En ella el hombre abarca con su mirada lo dado :
las materias primas y las energías de 1a naturaleza,
pero también al hombre mismo en su sustancia vital.
La estadística nos da aquí un conocimiento exacto
de lo que existe. La teoría muestra los recursos para
configurarlo. La razón de Estado decide cuál es el
resultado total a que debe tenderse. La técnica =-to-
mando esta palabra en su más amplio sentido- pone
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO
a nuestra disposición los métodos para conseguirlo.
y
A esta planificación impulsan razones importantes : DEL HOMBRE
necesidades políticas, crecimiento de la población, li-
mitación de los bienes económicos y exigencia de dis-
tribuirlos bien, magnitud de las tareas que hay que
realizar, etc. Pero detrás de todo esto no se encuen-
tran motivos prácticos, sino espirituales : un estado de
espíritu que se siente justificado y obligado a pro-
poner un objetivo a la obra humana y a usar para
este fin como material todo lo que está dado.

84
I

En conexión con las reflexiones precedentes se


plantea el problema de saber a qué tiende en último
término todo esto.
La respuesta ordinaria consiste en decir que, gra-
cias a una ciencia que penetra cada vez más pro-
fundamente en la realidad y a una técnica cada día
más poderosa, el poder del hombre de disponer sobre
lo dado va en aumento. Esto significa seguridad, uti-
lidad, bienestar, progreso. El hombre está mejor pro-
tegido contra los peligros que atentan contra su vida
y contra su salud; tiene que trabajar menos; su ni-
vel de vida se eleva; adquiere nuevas posibilidades
de desarrollo de tipo personal y laboral; puede li-
berarse de actividades más bajas en beneficio de otras
más altas, y de este modo tener una vida cada vez
más rica, etc.
No puede negarse que esto es cierto en cada uno
de los detalles. Constituye una conquista indudable el
que las tensiones sociales sean más fácilmente cono-
cidas y superadas; que la repartición de los medios
de alimentación se haga con mayor regularidad; que
las grandes distancias se recorran con mayor rapidez,

87
etcétera. Pero ¿ qué aspecto ofrecen todas estas cosas Pero imaginemos que se ha alcanzado la meta a que
si las miramos en conjunto? tienden los seguros y que se ha creado una organi-
Ningún hombre razonable podrá dudar de la im- zación que comprende a todos los ciudadanos de un
portancia de las conquistas médicas. Basta con caer Estado y que tiene en cuenta todas las posibilidades
enfermo uno mismo o tener que cuidar de otro en- de necesidad de ayuda; en un sistema de este tipo,
fermo para ver esto inmediatamente. Pero en el cam- ¿qué se hará, a la larga y para el hombre medio, del
po de la medicina -como en todo otro campo per- esfuerzo consciente y de la reflexión, de la indepen-
teneciente a la cultura-, cada factor está vinculado dencia y el carácter, de la confianza en la vida y la
con otro, y cada cosa particular está vinculada con disponibilidad para lo que venga? Un sistema seme-
el conjunto. Ahora bien, si contemplamos el con- jante de previsión automática, ¿ no actuará a la vez
junto que forman la ciencia médica, la técnica hi- como un sistema que reduce a los hombres a la mi-
giénica y terapéutica, la industria farmacéutica, los noría de edad? ¿No desaparecerá cada vez más la
seguros y los montepíos, sin olvidar la actitud del conexión con lo que llamamos conducta de vida, des-
hombre de la Edad Moderna, como enfermo o como tino, providencia?
médico, ante la salud y la enfermedad; si pensamos Y, por otro lado, si los medios de comunicación
además que este aparato inmenso se dirige al hombre se hacen cada vez más rápidos y perfectos, ¿ se gana
vivo y actúa sobre él de las maneras más diversas, lo realmente tiempo de esta manera? Esto sería verdad
que significa, al mismo tiempo, que ese hombre se si el hombre encontrara más ratos de ocio y se vol-
adapta a su vez a aquel aparato, ¿ brota de todo esto viera más tranquilo. ¿Es esto lo que ocurre? ¿No
una ganancia verdadera y auténtica? ¿ O acaso, para parece que, por el contrario, está cada vez más hos-
referirme a un solo punto, no se pone en peligro todo tigado? El ahorro de tiempo conseguido gracias a los
aquello que, a pesar de los conocimientos y de los medios de comunicación acelerados, ¿ no produce en
métodos exactos, constituye el fundamento de toda realidad el efecto de que el hombre amontona cada
salud y de toda curación, a saber, la voluntad interna vez más cosas en el tiempo de que dispone? Y cuan-
de tener salud, la confianza vital, la seguridad ins- do el hombre consigue verdaderamente tiempo libre,
tintiva y la capacidad de renovación del hombre vivo? ¿ qué hace con él? ¿ Se separa de la multitud? ¿ O
Otro ejemplo: son evidentes las ventajas que ofre- se lanza a placeres cada vez más acumulados, practica
ce un sistema de seguros bien estudiado y que tra- deportes absurdos, lee, oye y ve aparatos sin sentido,
baje de una manera que se puede confiar en él. La de tal manera que esa tensión que lo vacía prosigue
enfermedad, la falta de trabajo, los accidentes na- en otra forma, y la teoría de una vida más rica revela
turales, etc., pierden una parte de su gravedad si uno ser un autoengaño?
sabe que tiene aseguradas las necesidades materiales. Se podría partir de los lugares más diversos, y siem-

88 89
pre llegaríamos al resultado de que la justificación sentido de la vida. De lo que se trata en la tendencia
auténtica del esfuerzo cultural no puede consistir en a dominar de que antes hemos hablado es de la rea-
una utilidad práctica, sea la que sea, pues todos esos lización de una nueva imagen del mundo.
conocimientos, esos trabajos, esas creaciones llevan Es siempre difícil hablar sobre algo que todavía
también consigo un peligro que amenaza zonas cada se encuentra totalmente en sus comienzos; pero aca-
vez más profundas. Vivir culturalmente significa en so podamos indicar algunos rasgos que se van dibu-
último término vivir desde la propia decisión del es- jando. Y a hemos dicho que la imagen del mundo
píritu; pero esto significa que cuanto más aumenta propia de la Edad Antigua intentaba expresar la ar-
el poder de disponer del mundo, mayor es el riesgo monía, que descansaba en sí misma, de un universo
en que el hombre vive. que se sentía como divino, y que tenía como garantía
¿ Dónde reside, pues, lo que mueve verdaderamen- al hombre noble. La Edad Media quiso ordenar la
te al hombre? existencia desde una autoridad y un poder sagrado
Si se examinan los motivos de que brota la acción situados por encima de ella. La Edad Moderna as-
de los hombres, y el juego de las fuerzas que deter- piró a conseguir el poder sobre la· naturaleza me-
minan las decisiones históricas, se ve actuar por do- diante el conocimiento racional y la técnica exacta.
quier una voluntad fundamental : la voluntad de do- ¿ Y de qué es de lo que propiamente se trata en la
minio. La grandeza y la tragedia, la alegría y el su- imagen del mundo que ha de venir? Mientras el
frimiento del hombre hunden aquí profundamente poder sigue creciendo y alcanza una forma definitiva
sus raíces. Poder dominar es el destino esencial que ( en la medida en que es posible decir esto con res-
le fue dado al hombre al ser creado. Tener derecho pecto a condiciones históricas), la conciencia percibe
a dominar es una concesión divina. Deber dominar al mismo tiempo este carácter como un peligro, y el
es una misión. Tener que seguir haciéndolo después dominio del poder mismo aparece entonces como el
de la caída es una fatalidad y una prueba constante núcleo del sentido de la futura imagen del mundo.
y difícil.
¿ De qué manera se realiza, en conjunto, este do-
minio? El hombre desea conocer el mundo para darle
una forma nueva. Este es el sentido de la creacion
cultural, y su realización conduce a través de peli-
gros cada vez mayores.
A la base de esta nueva configuración del mundo
se encuentra una imagen en la cual el hombre inten-
ta expresar la esencia de las cosas, su propio ser, el

90 91
na". Desde luego se impone una cierta reserva frente
a tales afirmaciones ; pero la actitud de los hombres
que nosotros conocemos -cada cual en su propio
campo-, ¿ produce la impresión de que se sienten
responsables en absoluto de lo que ocurre? ¿ De que
esta responsabilidad influye en su modo de actuar pú-
blico y privado? El comportamiento de aquellas en-
tidades que dirigen los sucesos públicos ¿ produce la
impresión de saber de qué es de lo que, en definitiva,
II se trata, y de que este saber determine su obra? El
grado de poder de que puede disponerse ¿está ase-
En consecuencia, debemos intentar ante todo for- gurado por una correspondiente penetración del sen-
marnos una idea de este peligro *. tido de la existencia humana, una resolución adecua-
El hombre puede disponer cada vez más perfecta- da en las posiciones morales, y una fuerza de carácter
mente de las cosas y del hombre mism~. ¿De qu_é que fe sea igual? ¿Existe una ética del poder, cons-
forma hará esto? El empleo del poder tiene su ori- truida a partir de una verdadera toma de contacto
gen en la libertad. Esta, a su vez, se halla determinada con este fenómeno? El joven y, de acuerdo con sus
por el estado de espíritu del hombre. ¿ Cuál es el propios presupuestos, el adulto ¿ son educados para
estado de espíritu del hombre de hoy? ¿ En qué for- el buen empleo del poder? ¿ Constituye esta educa-
ma siente su responsabilidad? ción una sólida parte integrante de nuestra formación
En un análisis reciente de nuestra situación se en- humana, individual y pública?
cuentra esta frase inquietante : "La crisis de nuestro Temo que si a estas preguntas se les da una res-
tiempo y de nuestro mundo parece ... ir aceleradamen- puesta sincera, ésta será muy inquietante. En gran
te hacia un acontecimiento ... que, visto desde nues- medida se tiene la impresión de que el común de los
tra perspectiva, sólo puede ser descrito con esta expre- hombres no sabe de lo que se trata. Y si lo sabe, que
sión: catástrofe global. .. Debemos ... comprender cla- no tiene en absoluto ideas claras acerca de qué es lo
ramente que sólo nos quedan algunas décadas hasta que hay que hacer, y _que, en conjunto, deja que las
que aquel acontecimiento. se produzca. Este tl~z.o está cosas vayan como qmeran.
determinado por el crecimiento de las posibilidades ¿ Dónde se encuentran los peligros de que aquí
técnicas, que guarda una relación exact~ . con la dis- propiamente se trata?
minución de la conciencia de responsabilidad huma-

• Cf. El ocaso de la Edad Moderna, p. 115.

93
92
El peligro que sobresale de la mane.ra más clara futura sería de carácter universal y afectaría a la to-
es el de la destrucción violenta, es decir, la guerra. talidad de la humanidad *.
Parece que todavía existen hombres que ponen en
ella sus esperanzas. Hay otro peligro, menos directamente percepti~le,
pero que también extiende su amenaza por doquier,
Las destrucciones en vidas humanas y en energías,
El hombre adquiere un poder cada vez mayor sobre
en bienes económicos y tesoros culturales que cau-
el hombre mismo; es capaz de influir cada vez más
saría una nueva guerra sobrepasan toda estimación *.
profundamente sobre su cuerpo, su alma y su espí-
Pero más terribles serían aún las destrucciones de or-
ritu. Pero ¿ en qué dirección lo hará?
den interior. Lo que todavía subsiste de orden espi-
Una de las enseñanzas más terribles para aquellos
ritual y moral, de respeto al ho1;1bre, ,de f~er~a de
cuya formación hundía sus raíces e~ los tiei:npos an-
carácter y de seguridad de corazon sena aniquilado,
teriores a la Primera Guerra M undial ha sido com-
El resultado de todo esto sería que, por una larga
probar que en la existencia concreta el es~íritu es
época, se impondría una actitud que únicamente cree-
mucho más débil de lo que suponían. Habían pen-
ría en la astucia y la violencia. Es decir, sería la rea-
sado que el espíritu, por ser tal, y de ma?era dir~cta,
lización plena de lo que llamamos nihilismo. Esto
era más fuerte que la violencia y la astucia. Esta idea
les ocurriría también a los mismos vencedores, en la
se expresaba en frases como las siguientes: '.'No se
medida en que este concepto, que procede igualmente
puede aplastar al espíritu ... ", "La verdad se impone
de un orden que está desapareciendo, tuviera todavía siempre ... ", "Al final siempre triunfa lo auténtico ... ",
un sentido, y no se debiera hablar únicamente, como etcétera. En estas frases eran falsas cuando menos la
ya se ha hecho, de supervivientes, pues toda guerra inmediatez y la seguridad idealistas. Los que pensa-
ban de esa manera se vieron obligados a aprender
• "Pocas horas antes de inaugurarse la conferencia so- hasta dónde se extiende el poder del Estado y de la
bre el tratado de paz con el Japón el presidente Truman
orzanización de la vida pública, y hasta qué grado tan
ha manifestado el martes en San Francisco que los Es-
tados Unidos disponen de nuevas armas cuya fuerza de des- es~antoso es posible paralizar el espíritu, des,a?imar
trucción sobrepasa la de la bomba atómica. En el caso a la persona, confundir las normas de lo valido y
de una guerra universal estas armas podrían destruir la de lo justo.
civilización" (Frankfurter Allgemeine Zeitung, 6 de sep- ¿ Cómo ha sucedido esto? ¿ Qué valor de los que la
tiembre de 1951). No debemos olvidar, desde luego, la
finalidad táctica de esta afirmación. Sin embargo, es la afir-
Edad Moderna creyó haber asegurado .frente a una
mación del hombre de Estado que determina en último
término la iniciativa de Occidente. (N. del T. No se olvide • Cf. mi ensayo A la búsqueda de la paz, en "Hoch-
la fecha -1952- en que estas líneas fueron escritas.) land", año 41, Cuaderno segundo.

94 95
Edad Media que se pretendía oscura, no ha sido ne- Este experimento se ha prolongado por espacio de
gado? ¿Qué quedó a salvo de todas las conquistas de doce años, y lo que le hizo fracasar no vino de den-
la cultura? La verdad y la majestad del derecho; el tro, sino de fuera. El otro experimento dura ya más
honor del hombre ; la intangibilidad de su ser cor- de treinta años, y cada vez se desarrolla más. No
poral y espiritual; la libertad de la persona Y. de l_a debemos subestimar la fuerza histórica de tales expe-
obra; el derecho de pensar y exponer la propia opi- rimentos, y ello tanto menos cuanto que en el seno
nión; la incorruptibilidad del funcionario, no sólo de toda la estructura de nuestra vida actual, de su
en el cumplimiento de su misión, sino tambié?- en racionalización y mecanización, de su técnica de di-
la ejecución de tareas objetivas; la independencia de rección de la opinión y de sus posibilidades pedagó-
la ciencia, el arte, la educación y la actividad médica, gicas se encuentra una incitación permanente a imi-
responsables de su propio sentido : de todo esto, ¿ qué tar aquellos experimentos. Esta incitación puede se-
no ha sido destruido? ¿No se han convertido la vio- guir actuando aun cuando sea contradicha expresa-
lencia y la mentira en una actitud permanente? Y mente por las consabidas ideas. Pues la mayoría de
no nos hagamos ilusiones : esto ha ocurrido no en la las veces es el enemigo el que dicta los métodos, y
forma de una confusión pasajera, sino en la forma éstos son a menudo más poderosos que las ideas.
de un sistema teórico y práctico elaborado en todos
los sentidos *. Un tercer peligro consiste en la influencia que el
poder en cuanto tal, es decir, la violencia, ejerce sobre
* He aquí un punto de meditación : ¿ Puede enfermar la existencia. Existen cosas que pueden ser domina-
el espíritu? Noi nos referimos sólo a sus órganos fisioló-
gicos, al cerebro o al sistema nervioso, ni tampoco úni- tido de la agudeza, aquella perturbación en toda capacidad,
camente al orden psicológico, a la acción de los instintos por las cuales el espíritu mismo demuestra estar enfermo.
y al curso de fas ideas, sino al espíritu mismo, en cuanto Pero esto ocurre con toda seguridad desde el momento en
tal. ¿ Dónde se realiza la vida del espíritu? Esto lo puso que la verdad en cuanto tal pierde su importancia, el éxito
en claro ya Platón, y también San Agustín, fundándose sustituye a lo justo y lo bueno, lo sagrado ya no se siente
en la riqueza de la Revelación: [a vida del espíritu se y ni siquiera se echa de menos. Lo que entonces ocurre
realiza en su relación con la verdad, con el bien y con lo no pertenece ya a la psicología, sino a la filosofía del es-
sagrado. El espíritu está vivo y goza de salud por medio píritu; y lo que puede resultar eficaz; en tales casos no
del conocimiento, la justicia, el amor y la adoración; todo son medidas terapéuticas, sino tan sólo una inversión del
esto entendido no de una manera alegórica, sino comple- pensamiento, una conversión, es decir, la metanoia. ¿ Y qué
tamente precisa. ¿ Qué ocurre, pues, cuando aquella rela- significan, desde este punto de vista, los doce años de
ción es perturbada? El espíritu enferma. Entonces es Alemania, y los treinta y cuatro que ya han transcurrido
cuando enferma, y no ya cuando se equivoca, o miente, en el Este? (N. del T. Rogamos no se olvide la fecha
o hace injusticia. Es difícil decir cuántas veces tiene que -1952- en que estas líneas fueron escritas. Hoy estas
suceder esto para que aparezca aquella ceguera en el sen- cifras, en lo referente al Este, son mucho mayores.)

96 97
7
das sin más con un poder ordenado racionalmente, a carnente, sino también psíquicamente. Pensemos en
saber, todo lo que acontece con la naturaleza inani- todos los medios de la sugestión, de la propaganda,
mada. Pero la situación cambia cuando está en juego de la influencia que se ejerce en los interrogatorios.
el ser vivo; para formarlo son necesarios intuición y E incluso también espiritualmente, desde el momen-
tacto. Y por fin, las cosas humanas -todo lo que to en que la dialéctica y la técnica de la discusión,
llamamos educación, asistencia social, orden público, la presentación de la historia y de la vida, la manera
edificación de la cultura->, para continuar siendo entera de ver la existencia no se dan en el respeto
humanas y producir beneficios espirituales, tienen a la verdad, sino que tienden a unos fines determi-
necesariamente que pasar a través del centro- personal. nados, desapareciendo con ello lo verdaderamente es-
Lo que se relaciona con lo verdadero, lo bueno y lo piritual: el enfrentamiento del hombre que contem-
justo, únicamente se realiza mediante una asimilación pla y juzga con las realidades válidas.
viva, una convicción auténtica, un compromiso in-
terno. Y esto exige a su vez respeto, aliento, pacien- Y por fin, el cuarto peligro, que consiste en el
cia. El que obra debe penetrar en la esfera de la que el poder constituye para aquel mismo que
libertad, provocar la iniciativa, despertar centros crea- lo emplea. No hay nada que ponga de tal manera
dores. Debe correalizar los impulsos de lo viviente y a prueba la pureza del carácter y las elevadas cua-
dejarle seguir sus rodeos. lidades del alma como este peligro. Estar en pose-
Cuanto mayor es el poder, tanto más fuerte es sión de un poder que no se encuentra determinado
la tentación de ir por el camino fácil, es decir, por el por la responsabilidad moral y dominado por el res-
camino de la violencia. Tanto mayor es la tentación peto a la persona, significa sencillamente la destruc-
a "excluir" la persona y su libertad, la existencialidad ción de lo humano.
de la verdad, la originalidad de la creación, y a ob- La Antigüedad era muy consciente de este peligro.
tener por la fuerza lo que se quiere, declarando sin Veía la grandeza del hombre; pero también sabía
valor lo que no se puede obtener de este modo. Es que éste es muy vulnerable en todo su poder, y que
decir, a construir una cultura que sólo esté fundada su existencia depende de que sepa conservar la me-
de manera racional y técnica. Pero para ello hay que sura y el equilibrio. Para Platón, el tirano, es decir,
considerar al hombre mismo de tal manera, que pue- el poseedor de poder que no está ligado por la vene-
da ser "cogido", "inserto en la economía", "puesto" ración a los dioses y el respeto a la ley, constituye
en un determinado lugar, y dirigido ya de antemano una figura de perdición. La Edad Moderna ha ido
hacia unos determinados fines *. Y ello no sólo físi-
ta, el lenguaje enseña mucho sobre la constitución interna
• Conviene prestar atención al lenguaje. Por el estado de una época. ¡ Qué revelador es el hecho de que el hom-
en que se encuentra, y por las palabras que emplea o evi- bre emplee palabras como las que acabamos de citar!

98 99
olvidando cada vez más este saber. Lo que ocurre fluye también en aquel que lo causa. La temible
en ella -el hecho de que se niegue toda norma que ilusión de quien actúa es creer que lo que él hace
esté por encima del hombre, se considere el poder permanece "fuera"; en realidad, por el contrario, en-
como autónomo, se determine su empleo únicamente tra en e'l ; mas
' aun,
' esta' en e'1 antes que en e 1 ob'jeto
P?r la ventaja política y la utilidad económica y téc- de su acción. En realidad el que obra "se hace" cons-
01c~- es algo que carece de precedente en la his- tantemente lo que "hace", desde el que dirige res-
tona. ponsablemente un Estado al director de una oficina
Con todo esto no nos referimos únicamente a aque- o la dueña de casa, desde el sabio al técnico, desde
llas instancias que deciden la política externa o in- el artista al que cultiva la tierra. Y de este modo,
terna y la conducción de la economía; nos referimos si el empleo del poder continúa desarrollándose en
a aquel que posee "poder", a aquel que está en si- la dirección señalada, no es posible prever lo que por
tuación de decidir, de mandar, de poner a los hombres e~te motivo sucederá en la persona misma del que
en acción, de suscitar efectos y de crear situaciones; e1erce el poder: destrucciones morales y trastorno,
para decirlo con palabras de la Biblia: de "ejercer psíquicos de un género no experimentado aún.
dominio". Poder hacer esto es asemejarse al Señor
del mundo; la grandeza del hombre hunde aquí sus
raíces. Pero, como hemos tratado de mostrar en el ca-
pfrulo segundo de esta obra, todo el conjunto for-
mado por la fuerza y la dirección que se le da, la
energía y la mesura, la incitación y el orden, está
en el hombre profundamente falseado. Y el peligro
de confundir la fuerza con la violencia, la iniciativa
con la gloria personal, el mando con la esclavización,
la objetividad con la ventaja propia, el resultado au-
téntico, que tiende hacia la totalidad y lo durable,
con el mero éxito, es grande, y crece en la medida
en que desaparecen los lazos que atan a la norma
moral y a los valores religiosos. Cada vez se torna
más amenazadora la perversión del poder, y con ello
la perversión del mismo ser humano. Pues no hay
ningún efecto que se refiera únicamente a su objeto,
ya sea éste una cosa o un hombre. Toda efecto in-

100 101
ni tampoco en el sentido de la dialéctica histórica,
según la cual los acontecimientos se mueven necesa-
riamente hacia una meta mejor. Pensar así compro-
mete incluso toda solución positiva, pues no se recu-
rre a aquello de lo que en último término depende
todo: la responsabilidad del hombre libre. Pero yo
creo que esta libertad tiene probabilidades de condu-
cir la historia por unos derroteros positivos.

m En la nueva imagen del mundo aparece sobre todo


como importante el hecho de su finitud. Es verdad
¿ Es posible descubrir, en las transformaciones de que la ciencia y la técnica manejan medidas inmen-
la imagen del mundo que se están verificando, ele- sas; las cifras ascienden en el orden de la grandeza,
mentos que puedan oponerse a estos peligros? ¿ Pue- y descienden en el orden de la pequeñez, hasta lo
de decirse que la estructura futura de la existencia verdaderamente inimaginable. Sin embargo, basta
histórica se prepara a enfrentarse a estos peligros? comparar la actitud fundamental que aquí domina
Quiero subrayar una vez más que todo lo que aquí con la que existía al comienzo de la Edad Moderna,
pueda ser dicho no significa más que una suposición para percibir la diferencia. Los espacios y los tiempos,
y una conjetura, pues las cosas están aún en plena las masas y las energías se nos muestran en dimen-
evolución en todas partes; además, la interpretación siones de las que nada sabía la Edad Moderna; pero
de los acontecimientos contemporáneos está determi- nuestro sentimiento no entiende tales cosas como di-
nada poderosamente por la actitud personal del in- rigidas hacia la infinitud, cosa que la Edad Moderna
térprete. Cuando la actitud general es tan confusa, hizo apasionadamente con los datos, mucho meno-
los impulsos destructores tan violentos y las circuns- res, con que ella contaba.
tancias históricas tan inciertas, la posibilidad de dar Para ella el mundo era el Todo. No sólo en el
una interpretación desalentadora es cuando menos tan sentido cuantitativo de que era "todo lo que hay",
grande como la de hacerlo en un sentido de confianza. sino en el sentido cualitativo de que era absoluto e
Mi opinión propia -si se me permite hablar per- ilimitado. Y de esta forma el hombre jamás podía
sonalmente- ha quedado ya sin duda clara por lo tomar posición frente a él, sino sólo dentro de él.
dicho; pero quisiera decir una vez más expresamente El mundo superaba esencial y absolutamente al hom-
que creo en la posibilidad de una solución positiva. bre. En el fondo no había ni distancia ni crítica, sino
No en el sentido liberal de que todo marchará bien; únicamente integración y unificación en él. Por otro

102 103
lado, se tenía ciertamente el sentimiento de una ple- tener el sentimiento de que existían espacios aún des-
nitud ontológica imposible de medir, de reservas que conocidos, reservas no aprovechadas todavía; el con-
jamás podrían agotarse. Pero ambas cosas hacían im- cepto de "colonia" expresaba esta realidad a que nos
posible una discusión auténtica. En cambio, el senti- estamos refiriendo. Cada pueblo y cada Estado en-
miento que ahora parece imponerse percibe el mundo cerraba ámbitos que ni objetiva ni humanamente ha-
como algo configurado y por ello limitado. Como algo bían sido investigados ni dominados. Por ello, el
que es sin duda ingente en sus medidas, tanto en lo sentimiento de que existía más sustancia de la que
grande como en lo pequeño, pero sin embargo me- se empleaba, más fuerzas que las que actuaban, esta-
dido, y no ya inmenso. El concepto del "Todo" pa- ba justificado. Pero ahora la tierra se ha concentrado
rece adquirir otro significado. Y a no expresa la gran- en un único campo político que no contiene ya es-
deza del ser en cuanto tal, que exige veneración, ni pacios vacíos. En lo referente a la política exterior,
tampoco lo ilimitado, que exige una entrega dioni- lo que antes estaba a disposición se convierte a ojos
síaca, sino el conjunto de lo dado, frente a lo cual vistas en un sujeto político; el fenómeno colonial
resulta posible e incluso exigido adoptar una posición, desaparece. En le, referente a la política interna, tam-
un juicio, un plan. Al hombre le resulta mucho más bién las técnicas de la estadística y de la administra-
fácil experimentarse a sí mismo como lo que es : un ción permiten cobrar una conciencia cada vez más
ser que existe en el mundo y al mismo tiempo fuera amplia y disponer con perfección creciente de los
de él; que está vinculado a él y al mismo tiempo países y pueblos según su nivel de vida, sus bienes
es libre frente a él; que está, por así decirlo, en el y sus energías.
borde del mundo, siempre y en todas partes en el En consecuencia, las tareas políticas se deslizan
borde. cada vez más desde lo extensivo a lo intensivo. Lo que
Este sentimiento fundamental crea una actitud di- significa "gobernar" en sentido auténtico, es decir,
ferente frente al mundo. Una actitud más áspera, más ver, juzgar, comprender, dirigir y utilizar lo dado con
dura, pero que al mismo tiempo deja libres, de una vistas al conjunto, cobra una especial urgencia. En
manera peculiar, la cabeza y las manos. El mundo este campo cerrado cada medida ejerce un influjo mu-
ya no subyuga, sino que incita, y justamente por ello cho más acentuado, tanto para lo positivo como para
llama a la responsabilidad espiritual. lo negativo. La medida que se tome no se pierde
Algo parecido se muestra también en aquel terreno en lo ilimitado, sino que se destaca claramente y
de la actividad práctica que debe contar con las me- exige responsabilidad. Acaso el crecimiento patoló-
didas terrenas más elevadas: la política, entendiendo gico de la burocracia constituye un síntoma que no
esta palabra como el obrar de pueblos y Estados, en es únicamente negativo, sino que encierra, como nú-
los países y en las épocas. La Edad Moderna podía cleo auténtico, la conciencia de que el dato histórico

104 105
y político está a disposición del hombre en una me- ciales y estatales de un país determinado afecta~ a
dida mucho mayor que antes, y por ello debe ser todos los demás. De igual manera, vemos que nin-
gobernado con más conciencia y precisión, de tal ma- guna capa de un pueblo puede hallarse en mal es-
nera que todas las complicaciones y las previsiones tado desde el punto de vista social, económico o
indicarían que el Estado actual no se comprende to- higiénico, sin que esto repercuta sobre la totalidad;
davía a sí mismo. y, recíprocamente, tampoco ningún grupo social pros-
pera realmente y de manera duradera si no está en
En la misma dirección parece señalar también la orden la estructura del conjunto.
conciencia, por todas partes extendida, de la totali- Se empieza a ver incluso que también la religión
dad. En lugar de la anterior concepción atomista, y la imagen del mund~ tienen importanc!a pa.ra el
según la cual la existencia se compone de momentos estado social y económico tanto de los individuos
aislados, los cuales pueden ser coordinados según como de los grupos. Nos ha tocado vivir cómo la
cualquier punto de vista, aparece la idea de que la tesis propia de la Edad Moderna acerca del carácter
existencia descansa sobre estructuras; de que no exis- privado de la concepción del mundo se ha trastro-
te la cosa aislada, el proceso aislado que se desarro- cado completamente. La vinculación al dogma que la
lla en sí mismo, sino que lo individual está ya de opinión corriente reprocha a la Edad Moderna era
antemano en el seno de una totalidad, e, inversamente, en realidad una libertad inmensa en comparación con
la totalidad está determinada por cada cosa particular. lo que sucedió, de manera prefiguradora, en el na-
De aquí brota la conciencia de que todo actúa sobre cionalsocialismo, y con lo que todavía sigue ocurrien-
todo. El que, por ejemplo, haya alcanzado todavía do en el comunismo. Prescindamos por un momento
los tiempos en que el racionalismo de principios de de la violación de toda verdad y toda dignidad que
siglo explicaba, con una seguridad dogmática, todo se ejerció entonces y que se sigue ejerciendo toda-
acontecimiento por una causalidad unilateral, recha- vía; desde nuestro punto de vista es importante com-
zando el concepto de causa final como un absurdo prender que tampoco aquí pudo quedar a salvo ni~-
escolástico, ve ahora con asombro que este concepto gún ámbito de la existencia. Lo que llamamos li-
vuelve a aparecer como "nuevo", y es aplicado de bertad, independencia, autoposesión de la persona,
una manera tan radical, que se puede hablar de una debe, pues, ser completamente diferente de lo que
inversión de la causalidad, es decir, de una causación la actitud liberal entendía por ello; ocurre más bien
que afecta a tiempos pasados. que el ámbito interno, en el que la persona vive
Políticamente -tomando esta palabra en su senti- consigo misma, está ligado de la manera más estrecha
do más amplio- nos acercamos cada vez más a una con la realidad de la existencia. La opinión según la
situación en que las condiciones económicas, so- cual la concepción religiosa del mundo y de la vida

106 107
es algo subjetivo, y también la opinión contrapuesta, Aparece también aquí el fenómeno de la visión de
según la cual es el Estado el que determina esta con- conjunto, de la concepción de conjunto, tanto en lo
cepción, están tan estrechamente unidas que puede bueno como en lo malo. De esta manera brota la
decirse que constituyen únicamente dos aspectos de exigencia de un "gobierno" auténtico, que se ?ase e_n
un mismo error fundamental. el conocimiento de que las energías de la existencia
En cuanto a lo que se refiere a la sustancia humana se influyen mutuamente y en el sentimiento de la
directa, la biología y la medicina ven cada vez de responsabilidad para con una existencia que_ se com-
una manera más clara que la función de cada órgano pone de tan múltiples y recíprocas influencias.
individual determina el organismo entero, y la acti-
tud de la totalidad determina a cada elemento indi- La imagen del mundo de la Edad ~od~rna im-
vidual; no existe, pues, ninguna enfermedad física plicaba la idea de una naturaleza que s1gmficaba a
que no esté condicionada anímicamente, así como, in- la vez norma y seguridad. Esta naturaleza. era con-
versamente, todo proceso anímico-espiritual, tiene sus siderada como un conjunto de leyes y relaciones por
presupuestos físicos. medio de las cuales el hombre se encontraba de una
Esta tendencia encuentra su expresión más gene- parte atado, pero por otra estaba igu~l111:ente ase-
ral en la creciente importancia de la idea de la rela- gurado y garantizado. Pero hoy el conocimiento y la
tividad. No nos referimos aquí al relativismo disol- técnica rompen las estructuras naturales. Los elemen-
vente de la época anterior, que privaba a todo suceso tos están a disposición de la intervención humana.
de valor propio, y reducía siempre un factor a otro, La naturaleza deja de ser un orden lleno de grandeza
con lo cual destruía los fenómenos originarios. Si no y al mismo tiempo, cobijador, y se t:ansforma en un
me equivoco, la actual idea de la relatividad tiene conjunto de energias y materias primas de las que
otro sentido. Esta idea pretende mostrar que lo exis- dispone el hombre. Deja de ser totalidad intocable,
tente se compone siempre de conjuntos en los cuales que debía ser mirada con respeto y alegría, y se con-
los diversos elementos están relacionados entre sí y vierte en una posibilidad ilimitada, en una fuente de
por medio de sí mismos. Esto comienza a ocurrir ya energía y un lugar de trabajo. Y mientras en la
en un fenómeno tan elemental como la relación cog- Edad Moderna el hombre se consideraba a sí mismo
noscitiva, en la cual el objeto no puede ser pensado como un miembro de esta naturaleza, hoy brota el
independientemente del sujeto, sino que el observa- sentimiento de que puede apoderarse de ella con una
dor pertenece también a lo observado. Igualmente se libertad que no está predeterminada por nada, y pue-
da en la relación de causalidad, según la cual no exis- de hacer con ella lo que quiera, tanto para bien
ten efectos unilaterales de un existente sobre otro, como para mal.
sino que todo efecto comporta dos polos. También se está produciendo una transformación

108
'109
semejante con respecto a los órdenes tradicionales de le entiende bien, le da una nueva seriedad. En todo
la existencia, de la tradición en sus formas más di- el porvenir no habrá ya ninguna existencia humana
versas, tal como se dio en Occidente por medio que no esté, en su totalidad, en peligro.
del humanismo y el cristianismo, y en Asia y en La conciencia de esto es muy viva, y tiene también
Africa por medio del pasado religioso-cultural. El una forma carente de valor : el miedo, la falta de
individuo se incorporaba, con su vida y su creación, seriedad y el vivir al día, tal como estas cosas apa-
a la tradición, era por ella condicionado y al mismo recen por doquier. Pero también se ven síntomas po-
tiempo asegurado. Hoy esta tradición se desintegra sitivos : la voluntad burguesa de seguridad parece
en todas partes. Es característico que lo nuevo en sí estar desapareciendo, y el hombre parece que se está
y por sí sea considerado generalmente como un valor. liberando de muchas ataduras que antes resultaban
La tendencia a querer hacer todo de otra manera pa- naturales. El hecho de que poblaciones enteras hayan
rece ser algo más que un mero síntoma de una ge- sido trasplantadas desde su patria a otras regiones ;
neración, o que la convicción de un descubridor acer- el que la antigua idea de "habitación" desaparezca
ca de la importancia de su invento. Es cierto que esta cada vez más y surja una forma de vida casi nóma-
tendencia tiene también formas negativas : falta de da; el que el hombre de hoy pierda el placer de
respeto, de responsabilidad, sensacionalismo y mu- economizar y modifique su actitud con respecto al
chas otras cosas. Pero por debajo de esto parece estar sistema de ahorros y de seguros : todo esto y otras
actuando algo positivo : el sentimiento de que el muchas cosas parecen tener no sólo la significación
mundo se encuentra a disposición del hombre de negativa del desarraigo, sino también una significa-
una manera que no se había dado hasta ahora; ción positiva : frente a los peligros futuros, que son
pero también el sentimiento de que ni la naturaleza imprevisibles, el hombre trata de adquirir una mayor
misma ni la tradición garantizan el buen uso de este movilidad. Parece irse imponiendo la conciencia de
poder, sino que ello depende de 1a inteligencia y de que todo está en el aire, porque, en último término,
la voluntad del hombre. todo depende de la libertad, y por ello el hombre
mismo debe conquistar una actitud de mayor liber-
Y a hablamos antes detenidamente del factor del tad. Es éste un resultado extraño tras la época de las
peligro. Por ello aquí nos contentaremos con unas ciencias naturales clásicas, en la cual todo parecía de-
simples indicaciones. El peligro no pertenece a los terminado por necesidades y en consecuencia soste-
síntomas meramente negativos de la cultura futura. nido por certezas.
En este caso sólo se podría sacar la conclusión de que
tiene que desaparecer. El peligro es, por el contrario, Por fin, el mundo que está surgiendo posee un ca-
esencial para la futura imagen del mundo, y, si se rácter de movilidad, plasticidad y potencialidad

110 111
mucho mayores de los que expresaba la anterior ima- tuye en primer lugar la comprens10n, cada día más
gen del mundo ,;¡,. operante, del carácter psicosornático de todo aconte-
Esto es cosa que podría hacerse ver en diversos cimiento corporal, especialmente de la enfermedad y
puntos; señalaremos aquí uno de ellos. Hasta ahora de la salud. En este mismo sentido se orienta tam-
el cuerpo humano fue considerado como un sistema b_ién un concepto que aparece expresado muy cons-
cerrado que se construía a partir de sí mismo, traba- cientemente por Nietzsche y convertido en progra-
jaba por sus propios impulsos y era determinado por ma: el concepto de la "selección". Nietzsche afirma
reguladores propios. Esta era la imagen del cuerpo que, mediante medidas adecuadas, se puede influir
propia de la ciencia biológica materialista. En esta sobre la sustancia viva del hombre. Aquí no vamos
corporeidad cerrada el teórico o el práctico individual a discutir cómo y hasta qué punto resulta esto posi-
intentaba albergar el alma, el espíritu, en el caso de ble; pero en todo caso la teoría muestra que el hom-
que lo considerase conveniente, y cuando alguien pre- bre es concebido como algo mucho más movible y
guntaba de qué forma era la relación entre ambos, casi potencial que antes, estando con ello expuesto tam-
siempre se respondía con un concepto cualquiera de bién a un peligro mucho mayor.
estructura doble. Estas concepciones se transforman En cuanto se ha prestado atención, en un punto
radicalmente. La imagen del cuerpo humano pierde determinado, a este carácter, se le vuelve a descubrir
lo que tenía de fijo, de cerrado en sí mismo. Apa- por todas partes en la imagen del mundo que está
rece como algo vivo y móvil; casi como un aconteci- surgiendo. Por doquier se muestra que las cosas apa-
miento, que tiene lugar de manera permanente. Pero recen mucho menos fijas, más movibles y más en-
este acontecimiento está determinado desde el alma. tregadas a la iniciativa del hombre, de lo que se creía
O, dicho más exactamente: el hombre aparece como en el siglo XIX.
algo que se realiza entre dos polos, el material y el
psíquico-espiritual **. La prueba de esto lo consti- Todo lo dicho, y otras cosas que se podrían agre-
gar aún, conduce a un último resultado: a la con-
• Los diferentes factores descritos hasta ahora se entre- ciencia de la responsabilidad del hombre.
mezclan entre sí; esto no constituye, sin embargo, una
Detrás del concepto de naturaleza propio de la
objeción contra la descripción de esta imagen. Represen-
tan diversos aspectos de una misma cosa : la peculiar for- E~ad Moderna se ocultan motivos complejos. En
ma de agregado de la existencia futura; la manera de cons- primer lugar, una voluntad de ser libre para dominar
truirse y moverse, tal como creemos verla en la futura autónornamente el mundo; ello significaría, en con-
imagen del mundo. secuencia, que el hombre soberano de sí mismo asu-
** Aquí no podemos abordar los problemas que sur- miría tambié~ una verdadera responsabilidad por sus
gen con respecto a la manera de concebir esos dos polos,
ni hablar de peligro manifiesto de un nuevo monismo. actos. No existe, empero, una responsabilidad autó-

112 . 113
noma de un ser finito; al querer obrar así, el hombre radical, tan ajena a la realidad como aquélla. Con
pretende algo que corresponde únicamente a Dios. ello queda destruida también toda la sustancia de la
Por ello esta responsabilidad sólo se realiza de ma- verdad, y el hombre se encuentra en la mera arbi-
nera aparente, mientras el mensaje cristiano de la trariedad; esto significa que todo se vuelve absurdo.
creación y el gobierno divino sigan resonando en la Esto no sirve al hombre de nada; tiene que volver
relación del hombre con el mundo. Pero en realidad a la verdad, o avanzar hacia adelante, cualquiera que
estaba ya preparada la idea que hace desaparecer la sea la manera como se determine la dirección en que
verdadera responsabilidad, a saber, la idea de la na- hay que realizar la metanoia salvadora. El hombre
turaleza, que es todo en todo, infinita y eterna, abar- no puede refugiarse en ningún sistema de leyes, ni
cando de esta manera también al hombre. Ahora el
de la naturaleza ni de la historia, sino que tiene que
hombre, aunque a través de toda clase de rodeos em-
comprometerse a sí mismo, y en ello residen preci-
píricos o metafísicos, sólo tiene que hacer una cosa :
samente las posibilidades del futuro. A esto parecen
integrarse en la naturaleza. Las diversas teorías racio-
contradecir teorías del más diverso género; fórmulas
nalistas, evolucionistas y sociologistas constituyen la
del mundo y dialécticas de la historia. Pero depende
subestructura más o menos científica de esta voluntad
de los hombres que saben y que están dispuestos a
fundamental. La libertad en su verdadero sentido
obrar, el abrirse a la comprensión del hecho que sus-
sólo está garantizada por la relación con el Dios so-
tenta todo lo futuro : que el hombre mismo es res-
berano y personal; de igual manera, la auténtica res-
ponsable del curso de la historia y de lo que acon-
ponsabilidad sólo es posible y resulta obligatoria re-
tece con la existencia del mundo y del hombre. El
ferida a El. Por el contrario, una naturaleza universal
hombre puede hacer esto bien o puede hacerlo mal.
absorbe en sí tanto la libertad como la responsabili-
Pero para poder hacerlo bien, tiene que estar dis-
dad. A pesar de toda la aparente autonomía del es-
puesto a adoptar de nuevo aquella actitud que ya
píritu, es la naturaleza la que determina la historia
y la legitima. Platón consideraba como el resumen de la obligación
Esta doctrina revela ser cada vez más falsa. No es humana: la actitud de la "justicia", es decir, la vo-
la naturaleza, sino el hombre, el que determina las luntad de ver la esencia de las cosas y de hacer lo que,
cosas. Y esto lo hace no por necesidades, que le con- desde esta esencia, resulta justo.
vertirían en una especie de segunda naturaleza, sino
libremente. La conciencia de esta realidad penetra en En lo que llevamos dicho ha aparecido ya varias
los más diversos lugares. Un ejemplo característico veces el concepto de "gobierno". Si no me equivoco,
de ello es el existencialismo extremo, que transforma este concepto constituye justamente el punto de con-
la anterior determinación universal en una libertad vergencia práctica a que conducen las líneas de la

114 115
actitud implica ante todo la conciencia de cuál ha
futura imagen del mundo. V amos a intentar aclarar
de ser la constitución del mundo que está surgiendo,
este concepto.
y de qué forma ha de ser entregado en manos del
Esta imagen muestra un mundo que no prosigue
hombre, de cada hombre en el lugar que ocupa. A
su curso por sí mismo, sino que tiene necesariamente
ello se añade el conocimiento del inmenso poder que
que ser dirigido. El hombre no se encuentra al abrigo
está a disposición del hombre. Y la conciencia de
en e~te_ ~1:1n1o, sino que debe correr riesgos con su
que este poder sólo puede ser sujetado en la respon-
propia imciatrva. Por ello este mundo postula, como
sabilidad. Ningún párrafo de ninguna constitución,
correlato vivo, el hombre que es capaz de "gobernar".
ningún tribunal supremo, ninguna autoridad, nin-
Este concepto está falseado, como otros muchos
gún tratado servirán de nada, si el hombre medio
conceptos de importancia vital. Cuando el hombre
no tiene el sentimiento de que la res publica, la
de hoy oye esta palabra, piensa probablemente en
c~us~ común, de la existencia humana en libertad y
un funcionario que le prohibe algo; en un repre-
d1gmdad esta en sus manos. De aquí se deriva ade-
sentante de un Estado totalitario que le ofende; en
más la objetividad : el conocimiento de que es un
un técnico que realiza cualquiera de las acciones ne-
cesarias en el contexto de la totalidad económico- crimen distribuir las tareas guiándose por la ambi-
ción, el interés y la técnica partidista, siendo así que
social, de l~ cu~l no entiende nada y que justamente
por ello le inspira desconfianza. Finalmente, desde la lo único que importa es saber qué se debe realizar
y quién puede realizarlo, a fin de que el hombre
lejanía del recuerdo histórico sigue actuando la ima-
gen, que hoy resulta extraña, del antiguo soberano, adecuado para una tarea alcance el lugar que le co-
poseedor de una autoridad fundada en Dios, pero rrespon~e. Así, pues, poder gobernar significa estar
por encima: ver la multiplicidad y la mutua depen-
~u~ era responsable también por sí mismo de la jus-
dencia de los factores eficaces ; volver a encontrar
ticia y del bienestar público; esta imagen condujo
luego, a través de una degradación extraordinaria- constantemente aquella mesura, tan amenazada, de
mente problemática, a las diversas formas según las la que dependerán no sólo el bienestar público, smo
cuales "el pueblo" -como piensa la Edad Moder- la existencia de todos *.
na- determina sus propios destinos en su prop10
«nombre".
~ª- educación _del hombre actual para su misión
~ol1t1ca -en~:ndiendo esta palabra en el antiguo sen-
tido de r~la~ion con la res publica- tiene que supe- •. u.mcamente en esta actitu
. d , y no en un dogma cual-
rar est~s imagenes._ Lo que aquí entendemos por "go- qmera de igualdad, consiste también lo que puede llamarse
razonablemente "democracia".
bernar es una actitud humana, moral-espiritual. Esta

116 117
re en primer lugar a las posibilidades concretas po-
lítico-históricas, pero por encima de ellas atañe a
algo fundamental : ¿ está todavía el hombre a la al-
tura de su propia obra? En el curso de los últimos
cien años ha desarrollado una cantidad de poder tal
que sobrepasa todo lo que antes podía sospecharse.
Este poder se ha objetivado ampliamente: se ha ob-
jetivado en conocimientos científicos y estructuras la-
IV borales que plantean continuamente nuevos proble-
mas por sí mismos; en estructuras políticas que se
La estructura del mundo que ha de venir, de la mueven hacia el futuro; en creaciones técnicas que
cual hemos_ intentado trazar algunos r,sgos -muy continúan desarrollándose por su propia dinámica;
generales,
. .
ciertarnenre-c-, no surze
t,
de necesidades ob- finalmente, y sobre todo, en actitudes anímico-espi-
jetivas, en una especie de proceso cósmico-histórico, rituales del hombre mismo que poseen su propia ló-
sino que es creada por el hombre. Pero esta creación gica. La preocupación de que antes hablábamos se
no brota de reflexiones racionales ni de un objetivo pregunta si el hombre es capaz de dominar todo esto
determinado voluntariamente, sino que lo querido en de tal manera que pueda mantener la dignidad, ser
la realidad objetiva tiene necesariamente que estar fecundo y estar alegre. Esta preocupación se conden-
también actuante en el que obra. sa en el sentimiento de que el hombre, tal como hoy
Dicho con más exactitud: una verdadera imagen es, no se encuentra ya en situación de realizar nada
del mundo debe estar actuando al mismo tiempo den- de esto; de que la obra y sus efectos han ido más
tro y. fuera, de tal manera que la imagen de la obra allá que el hombre y se han independizado; de que
y la imagen del hombre sean la misma. Se plantea se han convertido en algo de un carácter extrahurna-
entonces un problema acerca de la imagen del horn- no, cósmico, por no decir demoníaco, en algo que
b~e: _¿,Có1:1o está constituido el hombre que deter- ya no puede ser asimilado y dirigido humanamente.
minara la epoca futura? ¿Qué le mueve? ¿Cómo se No puede negarse que en este sentimiento hay
comporta? ¿ Es posible decir algo a este respecto? algo de verdad. Todos nosotros conocemos hombres
que efectivamente no son ya capaces de dominar esos
Si _pr~scindimos de aquellas personas que, bien por acontecimientos ni las obras y formas de vida que de
su vitalidad afortunada o por una ideología precon- ellos proceden, sino que se mueven entre todas estas
cebida, son optimistas, encontramos por todas partes realidades con el sentimiento de ser extraños a ellas
una honda preocupación. Esta preocupación se rehe- e incluso de depender de ellas. Existe un número

118 119
no pequeño de hombres que sienten como suya pro- Otra esperanza distinta de la .ante_rior se refier~ a
pia aquella época anterior a la partición de los tiem- la profundidad del seno de la_ ~1storia. J:í~mos visto
pos que representa aproximadamente el período que muy bien que la interpretación mecamc1sta_ ~e la
transcurre entre las dos guerras mundiales. Muchos existencia no vale. Es cierto que todo acontecrrniento
de ellos han conseguido crearse un espacio vital en está determinado causalmente; pero no existe úni-
el que pueden subsistir. Otros son capaces cuando camente la causalidad mecanicista, sino también la
menos de crearse un mundo interior a base de re- creadora; no sólo la causalidad que transcurre entre
cuerdos, libros y obras de arte. Mas considerados en necesidades, sino también la espontánea *. Esta ac-
conjunto son personas vencidas. ¿ Pero se reduce todo túa ya en lo biológico y en lo psíquico, y resulta
a esto? ¿O acaso este hecho revela algo más que el des- decisiva en lo histórico. Nada hay más lejano de la
tino de una generación que pertenece al pasado? El realidad que el concepto de un proceso histórico que
desarrollo del poder humano, con sus objetivaciones, transcurra de manera necesaria. Detrás de este con-
¿ significa tal vez que el hombre ha dejado de estar
cepto no se encuentra un conocimiento, sino una vo-
como sujeto en la historia, y que no es más que un
luntad. El que es capaz de aprender de los aconte-
lugar de paso de sucesos que escapan a su dominio; cimientos debería saber esto claramente, pues esta
que ya no es él el que gobierna el poder, sino éste el
voluntad se ha mostrado de una manera que consti-
que gobierna al hombre?
tuye una infamia metafísica. En realidad no es posi-
ble calcular de antemano el curso de la historia, sino
Si el hombre en cuanto tal tuviera que ser iden-
que hay que salir a su encuentro o determinarlo por
tificado con los hombres que hoy viven, la respuesta
sí mismo. La historia comienza de nuevo en cada
a esta pregunta sería cuando menos muy dudosa. Pe-
momento, en la medida en que es decidida siempre
ro frente a esto se alza una esperanza cuyo contenido
de nuevo en la libertad de cada hombre, pero tam-
no es fácil determinar.
bién en la medida en que, procedentes de su fondo
Esta esperanza adopta primeramente una forma
creador, aparecen figuras y formas de aconteci1:1ien-
puramente religiosa y se expresa en la confianza de
tos siempre nuevas. Y por ello esta esperanza tiende
que Dios es más grande que todos los procesos mun-
a instaurar una realidad humana que esté a la altura
danos; que los tiene en su mano, y por ello su gracia
del inmenso poder que hasta ahora los hombres han
puede intervenir en todo tiempo en un mundo cuya
producido, pero ya no dominan.
imagen normativa no es el funcionamiento de la má-
En el ámbito de la idea de la Edad Moderna acerca
quina, sino la creación del espíritu viviente.
* Cf. mi obra Libertad, gracia, destino, segunda edi-
ción, 1948, pp. 113 ss.

120 121
de la personalidad, se habría dicho sin duda que hay que es preciso aprender, para que no sucumba todo
que esperar en los grandes hombres, en un genio que en la violencia y el caos.
sea capaz de realizar de tal manera el dominio del Es difícil decir cosas más concretas a este propó-
poder, que ·resulte ejemplar para todos. No hace sito si no se quiere fantasear. Hay que recoger por
falta más que enunciar esta idea para percibir hasta todas partes signos aislados, esperanzas, tentativas,
qué punto sería romántica para nosotros. No es una procesos de desarrollo entrecruzados con pasos en fal-
gran personalidad, sino una nueva estructura huma- so, etc., y sacar de todo ello una totalidad.
na lo que corresponde a la actual situación. Con ello La imagen que así surge es utópica. Pero existen
no nos referimos a algo brotado de la fantasía, sino dos géneros de utopías. Las unas son juegos ociosos
a algo que se repite siempre en la historia. El caos de la fantasía; las otras, por el contrario, esbozos pre-
de la invasión de los pueblos bárbaros, caos que duró vios de lo que vendrá. Estas últimas han tenido gran
quinientos años, fue dominado por un tipo humano importancia en la historia. Es imposible una búsque-
del cual puede afirmarse con igual verdad que fue el da pura, que se realice partiendo de un no-saber y
creador y también el resultado de la Edad Media. un no-tener; únicamente se puede iniciar la búsque-
Después de que este tipo humano tuvo su época y da de aquello que de alguna manera se tiene ya, por
realizó su obra, surgió otro nuevo. Este fue el que anticipación. Las utopías son esfuerzos para mostrar
sirvió de base a la Edad Moderna y desencadenó abiertamente, en imágenes y planes, aquello que, es-
aquellas cantidades de poder que hoy se han con- tando todavía oculto, trata de surgir a la luz, a fin
vertido para nosotros en un peligro. Pero este hom- de que pueda ser buscado de una manera eficaz.
bre no hizo más que desencadenarlas, sin estar exis- ¿ Qué aspecto tendría, pues, el tipo humano que
tencialmente a su altura. Esto es cosa que se muestra se busca o cuya aparición se espera?
ya en la manera como intentó justificar, acudiendo
a los pretextos de la utilidad y el bienestar, el in- Ante todo debería tener una relación originaria con
menso dominio que consiguió sobre la naturaleza y el el poder.
ser humano. Este hombre debe saber y aceptar que el sentido
Y por ello esta esperanza se basa en que está sur- de la cultura futura no es el bienestar, sino el do-
giendo un nuevo tipo humano que no sucumbirá a minio, el cumplimiento de la misión que Dios puso
los poderes desencadenados, sino que será capaz de en la esencia del hombre. Lo que ha de surgir no es
ordenarlos; capaz no sólo de ejercer el poder sobre una seguridad universal, sino una forma del mundo
la naturaleza, sino también el poder sobre el poder. en la que se exprese, con toda su grandeza, este sen-
Esto significa subordinar el poder al sentido de la tido del dominio. El burgués no ha querido este
vida y la obra humanas, y "gobernar" de una manera sentido. Tenía miedo de él. Más aún, en el fondo

122 123
lo ha considerado injustificado. Por ello ha ejercido
ma, sabemos que vivimos al borde del abismo, y que
con mala conciencia el poder que realmente poseía,
seguiremos viviend~ así todo el tie~po que du~e la
encubriéndolo con los pretextos de la seguridad, el
historia. El nuevo tipo de hombre siente este peligro.
provecho y el bienestar. Y por ello no ha desarrollado
Y, naturalmente, también tiene miedo de él, pero no
ni un auténtico etbos del dominio, ni tampoco un
sucumbe a este temor, pues está familiarizado con su
estilo auténtico de dominar, sino que se ha refugiado
atmósfera *. Lo conoce y se en f renta a e'l ; mas ' aun,
'
siempre en lo anónimo. Pero el hombre que ahora
este peligro constituye un carácter, profundamente
nos interesa coloca en segundo lugar ,la utilidad, la
sentido, de grandeza. En este sentido apunta l.a re-
seguridad y el bienestar, y en primer lugar la gran-
pulsa del refugio burgués, buscado en precauc10nes
deza de la forma del mundo que está surgiendo.
calculadas completamente de antemano, como tam-
bién la modificación de la relación con la posesión y
Con ello va unido otro factor, a saber, una relación
la casa, de que ya hemos hablado, y asimismo múl-
originaria con la técnica.
tiples esfuerzos del nuevo arte, de la filosofí~,. etc. El
El hombre que ha creado la técnica no la ha asu-
hombre a que nos referimos es capaz de v1v1_r en el
mido en su sentimiento de la vida. Cuando en el si-
peligro, y siente al menos la tarea y la capacidad de
glo XIX el dueño de una gran empresa industrial se
aprender a vivir así.
construía una casa, lo que surgía era un palacio o un
castillo fuerte. La juventud nacida entre las dos gue-
Otro elemento de la imagen que estamos bosque-
rras mundiales siente de otra manera. Revela un tipo
jando es que el hombre hace. esto ;in :entirse_ a sí
humano que tiene el sentimiento de identificarse con
mismo como un aventurero, sino mas bien teniendo
la técnica. Sus movimientos vitales se insertan en las
conciencia de su responsabilidad para con el mundo.
estructuras técnicas de una manera que resulta asom-
brosa para los que poseen una constitución diferente.
• Sería importante determinar si el sentimiento de la
Por ello esta juventud hace uso de la técnica con una angustia, que tan extendido se halla nues~ra .época, es
espontaneidad que es necesaria si es que ha de re- en
sentido por todos los hombres, o s~lo y pnnc1palment:
1

sultar posible la superación de que aquí venimos ha- por aquellos que, por su. estructura,. :1:~en su hoga: espi-
blando. ritual en la época anterior a la d1_v1S1on de los tiempos
ocurrida entre las dos guerras mundiales. Desde luego, con
esto no queremos decir que d que se encuentra más acá
Pero el hombre en que pensamos tiene también un no se halle amenazado por los peligros políticos, econ~mi-
hondo sentimiento para el peligro que se esconde en cos, sociol6gicos. Pero ¿equivale esto a aquel desasosiego
esta situación de conjunto. paralizador, que destruye las condiciones y la estruc~ra de
Desde que la bomba atómica cayó sobre Hiroshi- la vida, y que asalta a! hombre que ya no se siente a
gusto, como en su casa, en el mundo?
124
125
Ha superado el dogma de la Edad Moderna de tencial que se está desarrollando. En ella no se trata
que todas las cosas llevan por sí mismas a lo mejor. ya de cobardías y complicidades, sino de absolutos :
Para él no existe ya el optimismo de la fe en el pro- de dignidad o esclavitud; de vida o muerte; de
greso; este hombre sabe, por el contrario, que las verdad o mentira; de espíritu o violencia.
cosas pueden encaminarse fácilmente hacia lo peor,
y acaso con más facilidad que hacia lo mejor. Sabe Este hombre sabe mandar y obedecer.
que el mundo está en manos de la libertad. Y por Sabe lo que la disciplina significa, no como incor-
ello siente la responsabilidad por él. Y también amor. poración pasiva a ella, sino como algo que asume en
Un amor especial, determinado por el hecho de que la responsabilidad de la conciencia y en honor de
el mundo se encuentra amenazado y puede ser des- la persona. Aquí reside el presupuesto de la tarea
truido. Con este sentimiento del poder y de su gran- más grande que este hombre ha de realizar: erigir
deza, con esta familiaridad con la técnica y la volun- una autoridad que respete la dignidad humana; crear
tad de !hacer uso de ella, y con el atractivo del peligro órdenes en los que pueda existir la persona. La capa-
se une el cariño e incluso la ternura para con la exis- cidad para mandar y para obedecer se ha perdido de
tencia finita, que está tan amenazada. tal manera, que la fe y los dogmas han desaparecido
de la conciencia de los hombres. La verdad incon-
Esta imagen implica también el sentimiento de las dicional ha sido sustituida por la pura consigna; la
exigencias absolutas. orden, por la coacción; la obediencia, por el aban-
El hombre que está surgiendo es decididamente dono de sí mismo. Es preciso volver a descubrir lo
no-libera!, lo que no representa que no tenga sentido que significa mandar y obedecer. Esto sólo es posible
para la libertad. La actitud "liberal" significa que no si se reconoce de nuevo la grandeza absoluta, si se
se debe introducir ningún elemento absoluto en la ven los valores absolutos; pero esto significa recono-
vida, porque inmediatamente tales elementos plan- cer a Dios como norma viviente y punto de relación
tean alternativas, suscitando de este modo luchas. de la existencia. En último término, sólo se puede
Según la actitud liberal, las cosas se pueden consi- mandar justamente si se parte de Dios; y sólo se
derar de una manera, o de otra diferente. Lo que puede obedecer bien si la obediencia se refiere a El.
importa es la "vida" y la tolerancia recíproca; los
valores y las ideas son, por el contrario, asunto de la Este hombre vuelve a tener también sentido para
opinión personal. Y, en todo caso, todo marchará bien la ascética.
si a cada uno se le deja hacer lo que guste. Sabe que no existe dominio alguno que no sea al
El h~mbre a que nosotros nos referimos sabe que mismo tiempo dominio de sí mismo. Ninguna forma
esta actitud no está a la altura de la situación exis- puede edificarse si el que pretende construirla no

126 127
está formado él mismo. No existe grandeza alguna camaradería es la solidaridad, sentida de manera in-
que no descanse en el dominio de sí mismo y el re- mediata, de aquellos que trabajan en la mism~ obra
nunciamiento. Los instintos del propio interior no y están expuestos al mismo peligro : el estar dispues-
están ordenados, sino que es menester dominarlos. tos sin más a ayudarse unos a otros y a unirse para
Creer que la naturaleza es buena por sí misma sig- realizar las tareas necesarias *. Esta actitud tiene tam-
nifica una cobardía. El que hace esto desvía la mi- bién un cierto carácter incondicional, en la medida
rada del mal, que existe también en la naturaleza, en que rebasa todos los vínculos especiales de la san-
igual que el bien; con ello el mismo bien pierde su gre y de la simpatía.
seriedad. Es preciso resistir a este mal; en ello con- Con lo dicho ha quedado sin duda claro que no
siste la ascética. El mismo carácter incondicional de se trata aquí de una variante del espíritu militar. El
la verdadera orden, que no proviene de la violencia, tipo a que aquí nos referimos puede encontrarse tan-
sino de la autoridad válida, y el carácter absoluto de to en los soldados como en los sacerdotes, en los co-
la auténtica obediencia, que no procede del abandono merciantes como en los campesinos, en el médico
de sí mismo, sino del reconocimiento del derecho ver- como en el artista, en el operario como en el inves-
dadero, no pueden ser realizados si el hombre no va tigador. Pero este tipo no ha de ser considerado ex-
más allá de la inmediatez del instinto y de la incli- clusivamente bajo su aspecto de dureza, como cuando
nación. El hombre a que nos estamos refiriendo vuel- se hablaba de la "voluntad fanática", de "dientes fie-
ve a comprender la inmensa fuerza liberadora que se ramente apretados" y de "compromiso total". El hom-
encuentra en el dominio de sí mismo, y cómo el su- bre que hablaba de ese modo era en realidad un dé-
frimiento aceptado desde dentro transforma al hom- bil. Era violento por inseguridad personal, y brutal
bre; vuelve a saber que todo crecimiento esencial por falta de riqueza de corazón. Y si es verdad que
no depende sólo del trabajo, sino también de un sa- no temía el peligro y la muerte, era porque para él
crificio libremente ofrecido. el espíritu no valía nada. La fuerza de que nosotros
hablamos procede del espíritu, de la libre donación
Unido con este factor se encuentra también otro del corazón; y, por este motivo, de esta fuerza puede
que hoy aparece en múltiples lugares: la camara- brotar todo lo que llamamos respeto, audacia, bon-
dería de hombre a hombre. dad, ternura, intimidad.
No es la falta de distancia, tal como se da en el
cuartel o en el campamento. Ni tampoco aquel resto • El concepto de vecindad, que desde hace algún tiem-
de moral que todavía subsiste después de que las ta- po está ganando importancia, se encuentra también en este
reas de la vida se han vuelto absurdas, y se ha per- contexto. También él crea una obligación de ayudar, más
dido la confianza, la magnanimidad y la alegría. Esta allá de las simpatías o antipatías personales.

128 129
9
Todavía debemos referirnos a un último elemento bién capaz de penetrar la apariencia que domina en
de esta imagen del hombre : su actitud religiosa. el seno de toda evolución científica y técnica : el en-
Si la posibilidad de dominar el mundo fuese sen- gaño de la idolatría liberal de la cultura, del perfec-
tida de la manera como aquí la hemos indicado, po- cionamiento totalitario del mundo, del pesimismo,
dría brotar de aquí una voluntad de obrar y de do- tragicista, de los nuevos mitos, del mundo híbrido,
minar de un género completamente mundano, ob- del psicoanálisis, etc., etc. Vería que la realidad, sen-
jetivo, que rechazaría todo lo metafísico como un im- cillamente, no es así. Estos caminos conducen en
pedimento. Aun así, sin embargo, la. grandeza de la una dirección equivocada. El hombre es diferente, y
misión del hombre haría tomar la realidad totalmente también lo es la lógica interna de la vida. Se puede
en serio. Pero esto conduciría al conocimiento de que depositar una gran esperanza en la fuerza del cono-
el dominio del mundo sólo puede ser realizado por cimiento y de la penetración rectos, propia de este
la vía de la verdad y, en consecuencia, por la vía de nuevo realismo.
la obediencia a la esencia de las cosas.
En esta lealtad se encerrada también la posibilidad Y también el nuclear misterio cnsnano de la hu-
de una piedad muy auténtica. Al hombre que no mildad tendría, al parecer, una probabilidad de ser
piensa la realidad según presuposiciones personal~s, entendido tal como nosotros hemos intentado mos-
le resulta fácil abrir los ojos para ver que ser finito trarlo. Sería posible ver la energía transformadora que
equivale a ser creado. Este hombre puede compren- se encuentra en este misterio, y convertir esta ener-
der el carácter de revelación que posee todo ente, y, gía en punto de arranque para una solución de la com-
desde aquí, llegar a una aceptación completamente plicación aparentemente insoluble de nuestra exis-
decidida de la Revelación bíblica *.
De aquí podría tencia. Esto equivaldría a una explosión espiritual e
brotar una piedad nada sentimental, completamente intelectual del átomo existencial.
realista en el más puro sentido. No se movería ya De todo esto podría surgir algo semejante a la ca-
en un ámbito de interioridad psicológica o de idea- pacidad de "gobernar" de que hemos hablado.
lismo religioso separado de la realidad, sin~ en la
realidad misma, que, en virtud de su plenitud, es De esta manera, o de otra parecida, podría inten-
también una realidad creada y sostenida por Dios y tarse describir la imagen del hombre hacia la que los
dominada por su voluntad. presentimientos de nuestra época se dirigen.
Basándose en esta claridad, este hombre serÍa tarn- Esta descripción no es desde luego suficiente, pues
se trata, como es obvio, de algo que todavía está por
*' Cf. mi obra Los sentidos y el conocimiento religioso, hacer. Así, pues, lo dicho hasta aquí es una utopía,
1950. pero quizá una utopía que corresponda a la realidad.

130 131
Tampoco podemos pasar por alto que la imagen
que aquí hemos trazado ha sido concebida desde la
perspectiva del varón. Describir la de la mujer sería
tarea propia de una mujer, a no ser que el varón se
propusiera decirle a la mujer cómo desea que ella
sea. No sólo cómo la desean sus sentidos, sino tam-
bién, y sobre todo, cómo la desean su espíritu y su POSIBILIDADES DE ACC!ON
corazón. Este último constituye, como se sabe, el
centro del ser humano vivo. También la mujer ten-
dría que decir al hombre cómo desea ella que sea el
varón. No sería este un mal camino. Este diálogo
acaso haya empezado a darse ya en muchos lugares :
en las discusiones sociales, en la poesía, en el teatro,
en las artes plásticas. Lo que ocurre es que a menudo
resulta difícil distinguir lo auténtico de lo que es un
malentendido, un resentimiento, una moda, una ma-
nera, una baladronada.

132
I

A la vista de esta situación, tal como la hemos des-


crito, el hombre amenazado quisiera saber qué puede
hacer hoy.
Naturalmente, son importantes sobre todo las de-
cisiones de la política, tanto de la externa como de
la interna; la solución de los problemas económicos
y sociales ; la integración de los expulsados en sus
países; la nueva configuración de la escuela; el tra-
bajar en las tareas planteadas por la investigación y
el arte, etc. Sin embargo, dada la limitación del es-
pacio de que disponemos aquí, no nos será posible
hablar de todas estas cosas.
Nos parece, en cambio, posible decir algo sobre
aquella esfera que da en último término su deter-
minación suprema a todo lo que se hace o se deja
de hacer : la esfera donde la persona ve, juzga y de-
cide; también hablaremos sobre las tareas educado-
ras planteadas desde esta perspectiva.

Hemos dicho ya que el hombre gusta de entender


el curso de la historia como un proceso que trans-
curre de manera necesaria. Repercute aquí la idea,

135
igualmente moderna, de la naturaleza, que aparece sino en su dirección total y en todas las épocas. Nos-
como lo dado sin más. Si la naturaleza es realmente otros sabemos esto, o cuando menos lo presentimos,
esto, entonces lo que en ella ocurre es "natural", y aun en medio de la confianza en nosotros mismos que
por tanto bueno. Pero la historia es definida por el nos da la exactitud experimental y teorética ; esto
espíritu: y el espíritu, según esta concepción, pertene- constituye lo peculiar de nuestra situación.
ce también a aquella totalidad cósmica cuya "bondad" La realidad del mundo, de la que el hombre puede
se expresa en el concepto de naturaleza. Así, pues, y disponer cada vez más, está entregada a su decisión;
pese a todas las faltas, perturbaciones y destrucciones pero el hombre pierde cada vez más la conexión con
particulares, también el curso de la historia es "natu- las normas provenientes de la verdad del ente, de la
ral", y por ello seguro y ordenado. exigencia de lo bueno y de lo santo. En consecuen-
Una de las decisiones fundamentales sobre el futuro cia, existe el peligro de que sus decisiones sean cada
consiste en que se comprenda o no que esta con- vez más arbitrarias.
cepción es equivocada. El hombre está determinado La respuesta fundamental a la pregunta antes hecha
por el espíritu; pero éste no es "naturaleza". El hom- dice, pues, así: el hombre debe conocer y asumir la
bre no vive y obra por necesidades de tipo histórico o medida total de su responsabilidad. Pero para poder
metafísico, sino desde sí mismo; es libre. En último hacer esto tiene que volver a encontrar la verdadera
término, vive y goza de salud por la buena relación relación con la verdad de las cosas, con las exigencias
de su espíritu con la verdad y con el bien, relación de su intimidad más honda y, en último término,
que puede, sin embargo, pervertir y negar. El hombre con Dios. De otra manera sucumbe a su propio poder
no pertenece sin más al mundo, sino que existe en y se hace inevitable la "catástrofe global" de la que
sus límites; está en el mundo y al mismo tiempo fuera hablamos al principio.
de él; inserto en él, y al mismo tiempo dominándolo; Al decir que el espíritu no está determinado por
esto se debe a que tiene una relación inmediata con las necesidades de la naturaleza, sino que debe obrar
Dios ; no con el espíritu del mundo, ni con el miste- en libertad, no queríamos decir que el hombre insti-
rio del universo o con el fundamento originario, sino tuya por sí mismo el sentido de los acontecimientos.
con el Señor soberano, el Creador de todo ser, que le Es instructivo que tanto el existencialismo extremo
ha llamado y le conserva en esta llamada, que le ha como el Estado totalitario piensen de esta manera, y
entregado el mundo a su responsabilidad y le pide con ello manifiesten ser polos contrapuestos en la mis-
cuentas. ma voluntad fundamental de ejercer el poder en el
Por ello la historia no transcurre por sí misma, sino sentido de una disposición arbitraria, es decir, como
que es hecha ; y ello no sólo en las decisiones aisla- violencia. Pero en realidad todo esto está configurado
das, no sólo en ciertos períodos y en ciertas esferas, según una forma que le da sentido; de aquí brota,

136 137
para el hombre que obra, una norma de lo posible y tenemos nosotros planteadas son tan inmensas que
de lo adecuado. Y la libertad no consiste en hacer hay que partir de algo más hondo.
algo arbitrario personal o políticamente, sino en hacer Si la ciencia ha empezado a separar los elementos de
lo que exige la esencia del ente. la naturaleza, es necesario que ocurra algo análogo en
lo humano : el hombre tiene que examinar los he-
Todo esto significa, en primer lugar, que es pre- chos elementales de su existencia. Si no realiza esto,
ciso conocer a dónde tienden las transformaciones his- las cosas pasarán por encima de él, siéndole cada vez
tóricas descritas en este libro, qué es lo que se en- más extrañas. Se piensa comúnmente que la técnica,
cuentra a sus bases y qué problemas plantean. Es esta la economía y la política deben ser conducidas "de
una tarea que deben asumir la escuela y la Universi- manera realista", entendiendo por ello una forma de
dad, si no quieren ir por caminos distintos de los que obrar que no tome en consideración los valores últi-
corresponden a nuestra época. mos, el destino personal del hombre, las exigencias de
A este respecto son importantes aquellas formas de Dios. En realidad, cuando se obra así, se obra de una
esfuerzos de tipo cognoscitivo y formativo que se manera tan poco "realista" como cuando se considera
han desarrollado en conexión con la labor pedagógica el fenómeno de la enfermedad de una forma puramen-
de los últimos cincuenta años y del movimiento de te corporal, despreciando los factores psicológico-bio-
juventud, y que hallaron su expresión más densa en gráficos. La medicina se da cuenta cada vez más cla-
las semanas de trabajo, los campamentos veraniegos, ramente de hasta qué punto el cuerpo está sano o en-
los círculos de estudio, etc. El lugar sociológico de fermo por el alma, y de que sólo puede decirse que
estos esfuerzos se encuentra entre la escuela y la Uni- un diagnóstico es realista si ha tomado en cuenta la
versidad, entre la investigación individual y la profe- realidad entera, es decir, también la realidad anímico-
sión. Por ello son especialmente apropiados para per- espiritual. Lo mismo ocurre aquí. Existen ya hombres,
cibir lo que está ocurriendo, y las entidades responsa- y quizá no pocos, ante los cuales es posible afirmar,
bles tienen muchos motivos para fomentarlos. No para sin tropezar con burlas ni con escepticismos, que lo
someterlos a su influencia, pues de esta manera, ha- que importa es una metanoia, es decir, un examen de
blando sinceramente, las posibilidades que se encuen- toda la actitud vital y una transformación de la ma-
tran en la investigación libre quedarían pervertidas, nera como se ven y se aceptan los hombres y las co-
sino para hacerles sitio, para apoyarlos o colaborar con sas. Estos son los hombres que importan para las de-
ellos, según formas que todavía están por descubrir. cisiones futuras, y a ellos se dirige lo que a continua-
La Edad Moderna tiende a adueñarse intelectual- ción vamos a decir.
mente de las innovaciones que resultan necesarias y
a imponerles una organización. Pero las tareas que hoy

138 139
Para hablar concretamente, preguntemos : ¿ tene- cosas ya no resultan obvias y naturales en ningún sen-
mos ya una idea clara del modo como ocurren las tido. Es cierto que tampoco antes la verdad, la digni-
cosas cuando un superior corriente encarga algo a un dad personal, la conexión con el centro personal del
subordinado, o un profesor igualmente corriente en- otro hombre eran respetadas siempre, o al menos de
seña algo y mantiene la disciplina, o el juez examina manera general, pero se las aceptaba fundamentalmen-
un caso, o el eclesiástico representa la causa de Dios, te. Existía unanimidad en que había que respetarlas,
o el médico trata a un paciente, o el funcionario que y el individuo, si tenía una disposición de espíritu ade-
está en una ventanilla o ante una mesa de escribir o cuada, podía en cualquier momento proceder a su rea-
en la sala de espera trata al público, o el industrial lización. Esto ha cambiado ahora; es a esto a lo que
dirige su empresa, o el comerciante atiende a sus clien- se refiere el "malestar de la cultura", que cada día se
tes, o el obrero manual hace su trabajo, o el campesino hace más fuerte, y el sentimiento de que las cosas ya
administra su granja y cultiva sus sembrados? ¿Nos no marchan bien. Hay, pues, que reconocer que no
hemos formado ya una idea realmente clara de todo se trata aquí de asuntos de moral privada, sino de
esto, en su desarrollo concreto, en los sentimientos de- asuntos que atañen al curso real de la historia, a la
terminantes y las actitudes que se realizan, en los efec- política concreta, al acierto o al desacierto de nuestra
tos próximos o lejanos que tienen lugar? ¿ Se ha visto vida estatal y cultural.
la verdad en todo esto, y se ha confiado algo a su
validez? ¿ Sigue siendo el derecho algo intangible?
El hombre con quien tiene que tratar el interesado,
¿ siente que se le ha tomado en consideración y se ha
establecido con él una relación personal? ¿ Se apela
a su libertad, al elemento vivo y creador que en él
existe? ¿Se preocupa uno de la cosa en sí misma y
procura que sea hecha tal como su esencia pide que
se haga?
No se objete que estos son asuntos privados, sin
repercusión histórica, pues esto no es verdad. Todo
proceso histórico, incluso el más violento, tiene la
forma de una situación de este tipo, y el punto de
arranque de la historia se encuentra en el modo como
se domina esta situación. Lo inquietante de la época
presente consiste precisamente en esto: en que las

140 141
y actúa a partir de sus sectores superficiales : su me-
ro entendimiento, su voluntad finalista, sus impulsos
de poder, de posesión, de goce. Todo esto no tiene
ya contacto alguno con la verdad, co~ el centro de. la
vida, con lo esencial y permanente, sino que se agita
en cualquier lugar de lo provisional y casual. Es ne-
cesario, pues, que la profundidad del hombre des-
pierte de nuevo. Tienen que existir de nuevo épocas
II de su vida e instantes del día en que el hombre se de-
tenga, se concentre y abra su corazón a uno de los
Hagamos, pues, el ensayo, que no es fácil ni agra- problemas que le han afectado a lo largo del día. Con
dable, de indicar algunos puntos de vista prácticos. una palabra : es preciso que el hombre vuelva a me-
A la esencia de una propuesta verdaderamente prác- ditar y a rezar.
tica pertenece el que sea realizable, lo que significa No es posible decir de una manera general cómo
que tiene que ser concreta. Hagamos, pues, el ensayo, debe hacer esto. Ello depende de las convicciones fun-
aun con el peligro de que nuestra propuesta pueda damentales que posea; de su actitud religiosa; de su
parecer "moralizante". En realidad, tanto los "realis- temperamento y sus circunstancias. En todo caso, debe
tas" más positivos como los creadores de obras más liberarse de la prisa; detenerse y hacerse presente a
desvinculados de todo "prejuicio" confían en que
sí mismo; abrirse a una palabra de piedad, de sabidu-
existan todavía bastantes personas que vivan de la
ría, de honor moral, ya la tome de la Sagrada Escri-
"moral" de que ellos se burlan, pues son estas per-
tura, de Platón o Pascal, de Goethe o Jeremías Gott-
so?as y. no los "espíritus libres" los que sostienen la
helf. Debe someterse a la crítica que esta palabra
existencia.
ejerce sobre él y, desde ella, examinar uno de los
problemas que le plantea la vida de cada día. Sólo
En primer lugar, pues, tenemos que volver a rea-
una actitud ahondada en esta forma puede afirmarse
lizar algo de eso que se llama actitud contemplativa;
ante los poderes del mundo circundante *.
realizarlo de verdad, y no limitarse a hablar de ello
de manera interesante.
* Acaso pueda citar a este propósito mi libro V orscbule
Por todas partes encontramos acción; por todas par- des Betens (Introducción a la oración), segunda edición,
tes encontramos organización y trabajo; pero ¿ quién Einsiedeln-Zürich, 1948. Esta obra, partiendo de los pre-
dirige estas cosas? U na interioridad que ya no se en- supuestos cristianos, trata de describir la esencia y la ma-
cuentra recogida en sí misma, sino que piensa, juzga nera de realizar los actos contemplativos fundamentales.

142 143
En segundo lugar, debemos plantear de nuevo la rrornpido de tal manera que sólo muy pocas personas
pregunta elemental por la esencia de las cosas. parecen tener una idea de él, aun cuando sustenta la
Un examen superficial nos muestra ya que las to- entera existencia humana? ¿ Existe una jerarquía de
mamos de una manera muy esquemática, determinán- valores? ¿ Qué es lo más importante? ¿ Y lo menos
dolas por convenciones y manejándolas desde los su- importante? ¿ Qué es indiferente? Y así sucesiva-
perficiales puntos de vista de la ventaja, la comodidad mente.
o el ahorro de tiempo. Pero las cosas poseen una esen- Vivimos de estas realidades fundamentales, vivimos
cia; si se pierde, o es violentada, se produce una re- para ellas y con ellas; las manejamos, las ordenamos,
sistencia contra la que nada pueden ya ni la astucia las reformamos, pero ¿ sabemos qué son? Es evidente
ni la violencia. La realidad se cierra entonces a la in- que no, pues en caso contrario no las trataríamos con
tervención humana. Las estructuras se desarman. Los tanta negligencia. Debemos, pues, aprender qué son,
ejes del sistema social económico, social, político, se y no sólo de manera racional, sino de tal forma que
aceleran y calientan. A las cosas no se las puede tratar lleguemos hasta su esencia y seamos afectados por su
como uno quiera; al menos no se puede hacer esto de sentido*.
manera absoluta y por largo tiempo; es necesario tra-
tarlas tal como corresponde a su esencia. De otra ma- Por otro lado, debemos volver a aprender que el
nera se provocan catástrofes. El que es capaz de ver dominio sobre el mundo presupone el dominio sobre
percibe cómo por todas partes está gestándose la ca- nosotros mismos ; pues, ¿ cómo podrán dominar los
tástrofe de la realidad manejada falsamente. hombres la inmensa cantidad de poder de que dis-
Debemos, pues, acercarnos de nuevo a la esencia ponen, y que aumenta constantemente, sr no son ca-
de las cosas y preguntar: ¿Qué es el trabajo, cuando paces de formarse a sí mismos? ¿ Cómo pueden tomar
se lo contempla en el conjunto de la vida? ¿Qué son decisiones políticas o culturales, si fracasan continua-
el derecho y la ley, si es que deben ayudar y no es- mente con respecto a sí mismos?
torbar? ¿Qué es la propiedad, y en qué medida está
• Una ayuda en este sentido pueden prestárnosla las
o no justificada? ¿Qué es la obediencia, y qué lugar
obras, tan sabias como benéficas, de Josef Pieper, cuyos
ocupa en la libertad? ¿ Qué es el mando verdadero, dos últimos libros, Musse und Kult (Ocio y culto), Munich,
y cómo resulta posible? ¿ Qué significan la salud, la 1948, y Das Schweigen Goetbes (El silencio de Goerhe),
enfermedad, la muerte? ¿ Qué representan la amistad 1951, constituyen pequeñas obras maestras. O la obra de
y la camaradería? ¿Cuándo la atracción que se siente Otto Fr. Bollnow Einfache Sittlichkeit (Moral elemental),
Gotinga, 1947. No hay que olvidar las obras de Fr. W.
por otro merece llevar el gran nombre de amor?
Foerster Lebenskunde (Ciencia de la vida), 1904, y Lebens-
¿Qué significa aquella unión de hombre y mujer que führung (Dirección de la vida), 1909, que, aunque apare-
llamamos matrimonio, y que poco a poco se ha co- cidas hace mucho tiempo, todavía no han sido superadas.

144 145
10
Hubo una época en que filósofos, historiadores y deres de la barbarie. La ascética significa que el hom-
poetas consideraban la palabra "ascética" como expre- bre no capitula, sino que lucha, y que lucha en el
sión de la hostilidad medieval contra la vida, y defen- lugar decisivo, es decir, contra sí mismo *. Que me-
dían una ética de la espontaneidad y de la entrega diante la disciplina y la superación de sí mismo va
total a la vida. Entretanto esto ha cambiado, al menos
* Pongamos un ejemplo, pequeño pero aterrador. En
en aquellos cuyo modo de pensar y de juzgar procede su número de 6 de septiembre de 1951, el periódico de
de la responsabilidad. En todo caso, haremos bien en Hamburgo "Zeit" cuenta lo siguiente: "Un moderno autor
convencernos de que jamás se ha conseguido nada radiofónico ... hizo descender ocultamente durante la noche
grande sin ascética; y de lo que hoy se trata es de un micrófono desde su casa hasta la ventana abierta del
dormitorio de una pareja de edad ya avanzada, que ha-
algo muy grande, no de algo definitivo. Se trata de
bita en el piso inferior. La radio del noroeste de Alemania
decidir si realizaremos la obra de dominio que nos difundi6 luego la escena de la discusión matrimonial, junto
está encomendada, de tal manera que nos lleve a la con otras "instantáneas" tomadas con micrófonos de la
libertad o a la esclavitud. vida diaria, con el título de Bock-Sprünge (saltos de chivo),
La ascética significa que el hombre se domina a sí pues el autor de esa serie de indiscreciones se llama Bock.
Este título no respondía a que la emisora de Hamburgo
mismo. Para ello necesita conocer lo que en su pro-
hubiera sentido algunos escrúpulos a este propósito. Los
pio interior es injusto, y atacarlo de manera efectiva. escrúpulos no eran de tipo moral, sino jurídico. Pero tales
Tiene que ordenar sus instintos físicos y espirituales, escrúpulos fueron disipados cuando el autor radiofónico
lo cual no es posible sin dominarse a sí mismo. Tiene pudo demostrar convincentemente que todas las personas
que educarse, poseyendo libremente lo que tiene y a quienes había espiado ocultamente y cuyas intimidades
había fijado "documentalmente" en la cinta de un mag-
sacrificando lo que vale menos por lo más elevado.
netof6n, habían dado su consentimiento, incluso por es-
Debe luchar por la libertad y la salud de su interio- crito, para que se difundiesen". Esta es una de esas capi-
ridad; combatir la maquinaria de la propaganda, la tulaciones de que hablamos en el texto. Los motivos que
ola de las sensaciones y el ruido en todas sus formas, hayan podido impulsar a esta capitulación constituyen un
que le asedian desde todos los horizontes. Debe edu- problema por sí mismo. En todo caso, como dice el autor
del artículo, esta capitulación es "asombrosa y aterradora",
carse para la distancia, es decir, para la independen-
tanto más cuanto que "el público aceptó la "broma" sin
cia del juicio, para resistir contra aquello que "se" ningún género de oposición". Esto demuestra a lo que
dice. La calle, el tráfico, la prensa, la radio, el cine, está dispuesto el hombre carente de sujeción de nuestro
plantean tareas de educación de sí mismo, más aún, tiempo. ¿ No se convierte ya aquí el hombre en algo pú-
de la defensa más elemental de sí mismo, las cuales blico? ¿Comprendemos ahora fo que significa la ascética,
el combate contra el traidor del hombre que se encuentra
muchas veces no son siquiera percibidas, y mucho
en sí mismo? ¿Comprendemos que el hombre no puede
menos vistas con claridad y realizadas de manera efec- ser guiado con un dulce idealismo y la creencia en la bon-
tiva. En todas partes el hombre capitula ante los po- dad de la naturaleza humana?

146 14'l
creciendo desde dentro, a fin de que la vida se man-
tenga en el honor que le pertenece y se !haga fe-
cunda, de acuerdo con su sentido.

Además, debemos volver a plantear seriamente el


problema del punto de convergencia último de nues-
' y ahora: no permitir que un hombre que se encuen-
tra en alguna necesidad tenga que rogarnos antes, sino
dirigirnos sin más a él y ayudarle; realizar las accio-
nes oficiales tal como lo exigen la sana razón y la dig-
nidad humana; decir la verdad cuando todavía se está
a tiempo, aun cuando provoque contradicción o burla;
tra existencia, es decir, el problema de Dios. El hom- aceptar una responsabilidad cuando la conciencia nos
bre no está constituido de tal manera que esté acabado dice que estamos obligados a ella, etc., etc.
en sí mismo y, además, pueda entrar o no en rela- Obrar así constituye un camino que, si se recorre
ción con Dios, según sus ideas o sus gustos. Por el con sinceridad y valentía, lleva muy lejos. Nadie sabe
contrario, su esencia consiste decisivamente en su re- hasta dónde puede llevarnos, introduciéndonos en la
lación con Dios. El hombre sólo existe en cuanto esfera donde se deciden las cosas del tiempo.
referido a Dios; y por ello su carácter se define según
la manera como entienda esta relación, la seriedad con Acaso parezca extraño que nuestra meditación sobre
que la tome y lo que haga de ella. Esto es así, y ni problemas tan amplios desemboque finalmente en el
los filósofos, ni los políticos, ni los poetas ni los psi- ámbito más individual.
cólogos pueden cambiar nada aquí. Pero, como dice el tÍtulo del libro, nos proponíamos
No es bueno actuar delante de las realidades como abordar un intento de orientación. ¿ Qué sentido ten-
si éstas no existieran, pues luego se toman la vengan- dría entonces el desarrollar meras ideas, sin prestar
za. Cuando los instintos son ahogados y los impulsos atención al punto desde el cual tales ideas pueden
no son purificados, surgen las neurosis. Dios es la ser o bien realizadas o bien conducidas al fracaso?
realidad que fundamenta toda otra realidad, incluso Al lector no se le habrá escapado tampoco que aquí
la humana. Cuando no se le hace justicia, la existen- no hemos tratado de dar programas o recetas, sino de
cia enferma. liberar la iniciativa en la que puede tener su origen
Y, por último, es necesario hacer cada cosa tal como una acción fecunda.
lo exige su verdad. Partiendo de la libertad del espí-
ritu, hay que pasar por encima de todas las trabas
interiores y exteriores, pasar por encima del egoísmo,
la pereza, la cobardía, el respeto humano y obrar
con confianza.
Con esto no estamos queriendo indicar ningún pro-
grama, sino aquello que en cada caso es bueno aquí

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