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fenomenológica de Scheler
Carlos Schoof
9
Husserl, E., Investigaciones lógicas, Hua XIX/1, p. 345, citado en Moran, D.,
y J. Cohen, o.c., p. 41.
10
“una ciencia que no demuestra estrictamente, ni expone detalladamente,
nada más que las reglas formales de todo pensar (ya sea a priori o empírico;
cualquiera que sea el origen o el objeto que tenga; ya encuentre en nuestra
mente obstáculos fortuitos o naturales” (Krv, BIX, p. 15).
11
Otro mérito de Kant es haber captado la diferencia esencial y absolutamente
infranqueable entre las ciencias ideales y las ciencias reales. Las primeras son
a priori, las segundas, empíricas. Cf., Rizo-Patrón, R., o.c., p. 187.
12
KrV, AXIII, p. 7.
13
Que Hegel, la fenomenología genética y Scheler contradicen. Para Scheler,
la historicidad y la relatividad de las formas de ethos son constitutivas de la
objetividad de los valores.
todo auxilio de la experiencia”14. Ahora bien, dado que la metafísica
constituye dicho género de presuntos conocimientos que transgreden
los límites de toda experiencia posible, a la crítica le compete “la
decisión acerca de la posibilidad o imposibilidad de una metafísica en
general, y la determinación, tanto de sus fuentes, como del alcance y
los límites de ella; pero todo a partir de principios” 15. Antes de señalar
qué entiende Kant por metafísica, quiero hacer algunas observaciones.
La primera, que la razón es juez y parte en este tribunal. En un gesto
reflexivo de resonancias cartesianas, Kant inviste a la razón del estatuto
de “objeto conocido” y “sujeto cognoscente”. Aunque no tenemos por
qué suscribir las críticas hegelianas, es digno de notar que el énfasis
kantiano en el Yo –que se hace más patente en la deducción
trascendental de las categorías– constituirá un lastre en varias
dimensiones de la filosofía kantiana y, aunado al representacionalismo,
acentuará el dualismo moderno que la fenomenología busca superar. La
segunda, que el lenguaje jurídico de la Crítica no es gratuito. Como ha
notado Caimi, la crítica kantiana retiene algo de sus raíces griegas. El
verbo κρίνειν significa “discernir”, “separar” y “analizar”, y el sustantivo
κριτικός significa “crítico”, “juez” y “árbitro”. En efecto, la crítica es una
suerte de policía epistemológica que tras distinguir las facultades de la
sensibilidad, el entendimiento y la razón (así como sus respectivos actos
y objetos) busca impedir la transgresión de sus mutuos límites para que
cada una de ellas desempeñe su función propia, evitando así que la
razón entre en contradicción consigo misma. Su función es
eminentemente negativa, y Scheler opondrá a esto la positividad
fenomenológica16. Correlativamente, la razón en su función de “juez” o
“árbitro” va a preguntarse no tanto por el quid facti sino por el quid
juris. Como dirá Scheler en su Ética, la pregunta kantiana, en lo que
respecta por ejemplo a la dación de un contenido a la conciencia, no es
“¿qué es dado?”, sino “¿qué puede ser dado?”17. El giro modal desde la
efectividad hacia la posibilidad condiciona la indagación kantiana
otorgándole un carácter más normativo18 (y extra-intencional) que
14
Ibíd., AXIV, p. 9
15
Ibíd., AXII, p. 7. Corchetes míos.
16
Para Scheler, la filosofía práctica kantiana también omite la positividad de la
dación de los valores, y su énfasis en el deber normativo le da un carácter
negativo.
17
Scheler, M., Ética, p. 111.
18
Husserl ya señalaba contra Kant que la lógica pura no es normativa, o en
todo caso es tan originariamente teórica como otras disciplinas formales
aunque sus leyes luego adopten una forma normativa. (cf. Rizo-Patrón, R..,
o.c., p. 186).
fenomenológico, perdiendo de vista así contenidos materiales que
pueden ser dados a priori. Esto explica por qué la ética kantiana es
deontológica mientras Scheler no se ocupa tanto de la cuestión de la
obligatoriedad y justificación de la acción moral, sino de la aprehensión
de los valores como objetos ideales fundamentales para el desarrollo de
la ética y la axiología. La tercera observación, relacionada con el quid
facti, es que Kant considera que el conocimiento a priori es un hecho
tanto de la razón teórica como de la razón práctica. Jamás cuestiona
esto porque las ciencias de la época (como la matemática y la física, de
las que importa el giro copernicano 19) y la ley moral20 lo muestran. Este
reconocimiento del “hecho de lo a priori” lo comparte con la
fenomenología. Dufrenne apunta que “no se trata de subordinar la
razón al imperio del hecho, sino de constatar la realidad de la razón” 21.
La razón tiene sus credenciales. Como decía Husserl en Ideas I, hay que
convertirse en un “verdadero empirista” reconociendo que hay
“hechos” de la razón que no deben confundirse con los que el empirista
vulgar defiende. Sin embargo, Scheler considera que cuando Kant dice
que “la ley moral es un ‘factum’ de la razón”, está proponiendo una
construcción arbitraria. Kant se hallaría en la actitud natural,
ignorando los hechos que son fundamentos para una ética material y a
priori: los valores. Para Scheler, sólo una ética material puede apoyarse
en hechos al captar intuitivamente objetividades de valor 22. Pero antes
veamos cómo el descubrimiento de lo a priori –aún dentro de estos
límites crítico-“jurídicos”– asigna un programa filosófico y metafísico a
Kant.
Para Kant, “la metafísica es la filosofía que tiene que exponer aquel
conocimiento [puro a priori]”23. Para poder lograr este cometido, se
requiere una crítica cuya labor sea “investigar la facultad de la razón
con respecto a todos los conocimientos puros a priori” 24. Dado su
carácter preliminar, esta crítica es “un trato del método, no un sistema
19
“conocemos a priori de las cosas sólo aquello que nosotros mismos ponemos
en ellas” (Krv, BXVII-BXVIII, p. 20).
20
Kant afirma que no quiere inventar una nueva ética o un nuevo pensamiento
moral, como si el mundo hubiera ignorado antes del siglo XVIII lo que era del
deber y la ley moral. Por el contrario, todo ser humano podría reconocer a
priori la razón práctica, la ley moral y la libertad. Cf., Kant, I., Crítica de la
razón práctica, México: FCE, 2009, p.9. Nota de Kant.
21
Dufrenne, M., La noción de ‘a priori’, Madrid: Sígueme, 2010, p. 11.
22
Scheler, M., Ética, pp. 111-112.
23
Krv, A845/B873, p. 722.
24
Ibíd., A841/B869, p. 719.
de la ciencia misma”25, siendo este último un “sistema de todos los
conceptos y principios que se refieren a objetos en general” 26. Kant
atribuye a la razón pura una estructura sistemática y un impulso
metafísico. La metafísica será “el inventario, sistemáticamente
ordenado, de todas nuestras posesiones por razón pura”27 y la crítica un
“acto provisorio necesario para la promoción de una metafísica rigurosa
como ciencia, que necesariamente debe ser desarrollada de manera
dogmática y sistemática”28. Dicho proceder dogmático es un proceder
demostrativo a partir de principios seguros a priori. La crítica será la
propedéutica al sistema de la razón pura (expresado en la metafísica de
la naturaleza y la de las costumbres), cuya adquisición exige entender
cómo es posible el conocimiento a priori (los juicios sintéticos a priori,
específicamente) y su referencia a los objetos y a la experiencia 29. Es
importante no identificar el criticismo con la filosofía trascendental 30 y
no confundir algunos sentidos de lo a priori que –en conjunción con
algunos presupuestos que Scheler mostrará– condicionan su carácter
meramente formal.
25
Ibíd., BXXIII, p. 23.
26
Ibíd., A845, p. 722.
27
Ibíd., AXX, p. 12.
28
Ibíd., BXXXVI, p. 31.
29
“las condiciones de la posibilidad de la experiencia en general [es decir, las
funciones sintéticas de unidad, sin las cuales no habría experiencia, porque el
yo no podría apropiarse del múltiple sensible] son, a la vez, condiciones de la
posibilidad de los objetos de la experiencia” (Ibíd., A158/B197). Los corchetes
son de Mario Caimi.
30
“la filosofía trascendental es aquí sólo una idea, para la cual la crítica de la
razón pura tiene que trazar todo el plan arquitectónicamente, es decir, a
partir de principios, garantizando plenamente la integridad y la seguridad de
todas las piezas que constituye ese edificio” (Ibíd., B27, p. 67).
31
Ibíd., B4, p. 51.
(ii) “no entenderemos por conocimientos a priori aquellos que
tienen lugar independientemente de esta o aquella
experiencia, sino los que tienen lugar independientemente de
toda experiencia en absoluto”32
44
Aunque Scheler defiende esta independencia de la ética, plantea una
axiología pura que correspondería a la lógica pura, compuesta de una teoría
pura de los valores y de una teoría pura de las actitudes valorativas. Sin
embargo, estas correspondencias se dan a un nivel de correlaciones eidéticas
formales, y no materiales.
45
“la experiencia nunca les da a sus juicios universalidad verdadera… sino sólo
supuesta o comparativa (por inducción)” (Krv, B4, p. 51).
46
Ibíd., A2, p. 38
47
Ibíd.
48
Scheler, M., Ética, p. 109.
49
Krv, A20, p. 72.
En la Ética50, Scheler señala que Kant presupone una escisión entre
razón y sensibilidad. Conforme a este prejuicio, todo lo que no es
racional (y racional es el orden, la ley, etc.) se atribuye a la sensibilidad
concebida como dependiente de la organización psico-física del hombre.
Esto conduce a que lo “a priori” –entendido como la legalidad universal
y necesaria– nunca pertenezca a la dimensión sensible sino a la
intelectual. En efecto, los dos pasajes anteriores van en esa dirección.
Kant cree que todo lo material, es decir, todo contenido, corresponde a
la mera sensación (definida como la simple afección de la sensibilidad
por un objeto externo)51 y que lo sensible es un caos de sense data. La
facultad pasiva de la sensibilidad carece de la espontaneidad del
entendimiento y sólo recibe lo material-sensible (la masa informe de
sense data) para configurarla con las formas a priori de espacio y
tiempo y de acuerdo a las funciones del entendimiento. Esta
configuración tendrá por producto al fenómeno, que Kant considera
nuestro objeto de conocimiento en sentido estricto 52. Claro está, como
dicho fenómeno es fruto del trabajo en conjunto de nuestras facultades
cognitivas, no conocemos las cosas tal como son en sí mismas sino tal
como se nos aparecen. Lo a priori devendrá así relativo a la especie
humana53 y no plenamente objetivo: el fenómeno [Erscheinung] es tanto
el objeto inmediato de nuestra intuición empírica como el objeto de
toda experiencia posible. Se distingue de la cosa en sí, que sería el
“objeto” cuando hacemos abstracción de lo que nuestras facultades le
imprimen y que nos está vedado conocer. Scheler, como
fenomenológico, no aprobará en lo absoluto la noción kantiana de
fenómeno, sino que suscribirá su noción fenomenológica. Con Husserl,
Scheler no considera al fenómeno como otra cosa que el sentido [Sinn],
entendido como el modo específico en que las objetividades mundanas
trascendentes y las entidades ideales se le aparecen al sujeto y son
50
Scheler, M., Ética, pp. 356ss.
51
Krv, A20/B34, p. 71.
52
“los mismo objetos pued[e]n ser considerados desde dos puntos de vista
diferentes, por un lado, como objetos de los sentidos y del entendimiento, para
la experiencia [esto es, fenómenos]; y por otro lado, sin embargo, como
objetos que solamente se piensan, [objetos], a lo sumo, para la razón aislada
que se esfuerza por ir más allá de los límites de la experiencia” (KrV, BXIX,
nota de Kant, p. 21).
53
“No conocemos nada más que nuestra manera de percibirlos, que es propia
de nosotros, y que tampoco debe corresponder necesariamente a todo ente,
aunque sí a todo ser humano” (Ibíd., B60, p. 8).
captadas por este54. Si uno quisiera hallar una suerte de “división
ontológica” en Scheler, lo más cercano sería aquella entre esencia y
existencia, es decir, entre Sosein y Dasein, asequible por la reducción
fenomenológica para revelar lo que estructura a priori las experiencias
y los objetos. De todas maneras, está lejos del fenomenalismo kantiano.
En lo que respecta a la relatividad de lo a priori respecto de la especie
humana en el ámbito práctico, Scheler coincide con Kant en el rechazo
de toda “ética humana” que consideraría que los valores y la ley moral
sólo valen para el género humano. La humanidad es un objeto entre
otros y no el sujeto necesario de aprehensión de valores, ni la
conciencia donde están contenidos lo bueno y lo malo. Si dicha
conciencia fuera la fuente de todos los valores morales, la humanidad
podría degenerar sin poder notarlo ya que carecería de criterio externo.
El hombre es solo la “ocasión” para la aparición de valores y sus
respectivos actos y leyes de actos, que son independientes de la
organización particular y de la existencia de la especie humana. Es
indiferente para la evidencia y validez objetiva de la aprehensión de
valores y para los actos de la intuición moral, el que todos los miembros
de la especie humana los posean, o que hayan pueblos que por el
contrario no posean ninguno. Hay que distinguir entre la independencia
de la legalidad de dichos actos y su aparición en el desarrollo histórico
de la humanidad, es decir, entre lo que antes llamamos valor y validez.
54
Cf., Rizo-Patrón, R., o.c., p. 226.
particular y no en la experiencia en general, como una de sus formas
necesarias, pero cuyo reconocimiento es inmediato porque el sujeto
tiene ya un conocimiento virtual del mismo” 55. Lo a priori puede ser
identificado así con la esencia en tanto asequible en una intuición
eidética. El apriorismo material en Scheler querrá decir “intuicionismo
emocional” y debe ser entendido en contraste con el formalismo
kantiano que ya hemos expuesto, particularmente frente a sus
presupuestos sobre razón y sensibilidad en su filosofía teórica
ypráctica. Como mencioné antes, Scheler busca independizar lo a priori
de la esfera lógica formal, y eso se aprecia ya desde su rechazo de la
“necesidad”, “universalidad” y del juicio como rasgos y estructuras de
lo a priori. A ellos les antepone una interpretación ontológica, y por
ende material, de lo a priori. Kant reconoció correctamente el
conocimiento a priori como un factum, pero se equivocó al ver en él una
condición formal asignable a la subjetividad trascendental y no un dato
fenomenológico56. Veamos cómo las críticas al a priori formal de Kant
se completan en la sección “Lo ‘a priori’ y lo formal en general” de la
Ética, que comentaré secuencialmente donde pueda. Hay que recordar
que el gran aporte de Scheler reside en reclamar los derechos de una
legalidad de las emociones (el “orden del corazón”, en su interpretación
de Pascal). Para Scheler, la vida emocional no tiene nada que ver con el
caos de sense data kantiano, sino que posee una legalidad propia, con
sus esencias y conexiones y leyes esenciales que deben ser puestas en
evidencia a través de la actitud fenomenológica. Scheler encuentra en
el sentir intencional (Fühlen) una función cognitiva que consiste en ser
el modo en que se muestra el mundo en su aspecto axiológico 57. Contra
el representacionalismo kantiano, Scheler considera que este sentir
valores no reposa en representaciones ni en juicios porque estos son los
que dependen de nuestro sentir y preferir valores como entidades
ideales-objetivada priori. La ética sólo puede ser fundamentada si se
exhiben las leyes a priori de los estratos de las vivencias y actos
emocionales que los aprehenden y las conexiones esenciales que
guardan con la esfera práctica y representativa 58. Scheler habla de una
“intuición emocional” donde captamos valores que guardan relaciones y
conexiones esenciales entre sí según leyes, lo cual otorga a una ética un
carácter tanto “material” como “a priori”.
55
Dufrenne, M., o.c., p. 81.
56
Cf., ibíd., p. 82.
57
Chu, M., o.c., p. 299.
58
Ibíd., p. 300.
II.1 Las secciones críticas de “Lo ‘a priori’ y lo formal en general”
62
Scheler, M., Ética, p. 106
63
Scheler, M., Ética, p. 369-370.
64
“…aquí no se habla de una relación entre algún proceso psicológico –
llamado vivencia– y otra existencia real –llamada objeto– o de un enlace
psicológico que en la realidad objetiva tuviera lugar entre lo uno y lo otro. Se
habla, antes bien, de vivencia puramente según su esencia, o de esencias
puras y de lo que en las esencia está encerrado con necesidad incondicionada,
‘a priori’” (Husserl, E., Ideas I, México: FCE, 2013, pp. 154-155).
65
“Si la intuición debiese regirse por la naturaleza de los objetos, no entiendo
cómo se podría saber a priori algo sobre ella; pero si el objeto… se rige por la
naturaleza de nuestra facultad de intuición, entonces puedo muy bien
representarme esa posibilidad…. conocemos a priori de las cosas sólo aquello
que nosotros mismos ponemos en ellas” (Krv, BXVII-BXVIII, p. 20).
66
“las condiciones de la posibilidad de la experiencia en general [es decir, las
funciones sintéticas de unidad, sin las cuales no habría experiencia, porque el
yo no podría apropiarse del múltiple sensible] son, a la vez, condiciones de la
posibilidad de los objetos de la experiencia” (Ibíd., A158/B197).
presuponemos ya aquellas conexiones. Lo a priori es “independiente de
la experiencia” en tanto “sus principios son evidentes y no son
comprobables ni refutables por la observación y la inducción” 67. Para
los conceptos a priori, vale el criterio que al intentar definirlos caemos
en un circulus in definiento.; para las proposiciones a priori, el que al
intentar fundamentarlas caemos en un circulus in demostrando. Scheler
apunta que los contenidos aprióricos solo pueden entonces ser
mostrados y jamás demostrados, deducidos, ni obtenidos a través de
una delimitación. Curiosamente, Kant había pretendido precisamente
deducir (en la deducción trascendental de las categorías), demostrar
(en el proceder dogmático de la razón pura) y delimitar (en el sentido
de la crítica que obtiene lo a priori delimitando negativamente las
facultades) de alguna forma el ámbito de lo a priori.
69
“nuestro conocimiento racional a priori… sólo se dirige a fenómenos,
mientras que deja de lado a la cosa en sí misma como [una cosa que es], por
cierto, efectivamente real en sí, pero desconocida para nosotros” (Krv, BXX, p.
21)
70
Scheler, M., Ética, p. 110.
71
Ibíd.
consideraciones extra-intencionales de índole causal. Por no tener una
comprensión fenomenológica, Kant no miró en la dirección exclusiva de
la intención del acto para atender al qué. El ejemplo que pone Scheler
es que si me pregunto qué me es dado cuando percibo un cubo
corpóreo, no puedo decir que se me da la “perspectiva” o las
“sensaciones” del cubo. Se me da el cubo como cosa material completa,
y lo que sea una sensación o una perspectiva es algo más complejo que
se elabora después. Cabe conjeturar que los presupuestos
epistemológicos empiristas de Kant ya lo movían en la dirección del
sense data como lo primario. En su examen fenomenológico de la
sensación, Scheler insiste en que esta no es un objeto, ni un contenido,
ni un elemento. A nivel práctico, el error de Kant es creer que todo
querer que esté determinado o por una materia no está determinado a
priori, y es solo la reacción a un estímulo sensible.
73
Ibíd., p. 123.
74
Chu, M., o.c., p. 298.
II.2 Tres sentidos kantianos de lo a priori. Segundo y tercer sentido: lo
puro y trascendental
81
Chu, M., o.c., p. 307.
82
Ibíd.
83
Scheler, M., Ética, p. 104.
judicativo. La intuición ofrece halla cumplimiento en la experiencia
extra-fenomenológico. Allí donde Kant diría que lo a priori es condición
de posibilidad trascendental de la experiencia, Scheler habla de un
cumplimiento fenomenológico, situando lo a priori como unidades
significativas en sentido fenomenológico.
Bibliografía:
Kant, I., Crítica de la razón pura, Caimi, M. (trad.), México: FCE, 2009.