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Introducción a la teología
Misericordiae vultus, aparte de ser una bula por la cual el Papa Francisco convoca
a un año de la misericordia en la Iglesia universal, es un texto de gran contenido
teológico sobre todo para estos días de tanta convulsión, en las cuales el hombre
tal y como lo recuerda el documento de Aparecida en su análisis sobre la realidad
cuando afirma entre otras cosas que el dominio de la técnica, los avances
científicos, el querer el hombre decidir genéticamente sobre otras vidas, lo han
apartado del amor de Cristo.1
La bula con la que el Papa Francisco quiere convocar a ese año de la Misericordia
comienza con una afirmación categórica que ya de entrada deja entre ver cuál va
a ser el hilo conductor de su reflexión, pues al iniciar afirmando que “Jesucristo es
el rostro de la misericordia del Padre” 2 muestra como Jesucristo es el culmen de la
vida, como en el tiene cumplimiento el plan del Padre y como quién lo acoge se
convierte en objetivo directo de la misericordia de Dios expresada en las palabras,
gestos y en toda la persona de Jesucristo que no es otra cosa que la revelación de
la misericordia de Dios.3
Pero ante este gran mensaje de entrada queda una cuestión elemental para
cualquier cristiano, una pregunta que puede parecer muy elemental pero que es
difícil de responder porque es la pregunta que desde el inicio va a dar la gran
pauta, primero para entender el año de la misericordia y segundo el mensaje del
Papa con la cual se convoca a este año; podríamos preguntarnos entonces, ¿Qué
es la misericordia de Dios? Y aunque toda la bula podríamos decir es una
definición de que es la misericordia de Dios, en el numeral dos se nos dan unas
definiciones que a nuestro parecer son clave para interpretar el mensaje de la
misericordia.
1
CONFERENCIA EPISOCOPAL LATINOAMERICANA. V Conferencia general del episcopado latinoamericano y
el Caribe. Aparecida. 3ra edición. 2 Mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad. Págs 53-57.
2
FRANCISCO. Bula Apostólica “Misericordiae vultus” Pág. 1
3
Ibíd. Pág 1.
fundamental que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra
en el camino de la vida. Misericordia: Es la vía que une a
Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza
de ser amados para siempre no obstante el límite de
nuestro pecado”4.
Por esta misma razón es que quisiera traer acotación uno de los tantos mensajes
que nos deja el documento de Aparecida en el numeral 29 cuando afirma que si
bien con nuestra desobediencia hemos ofendido a Dios, es el mismo mensaje del
evangelio de su Palabra y de su amor el que nos salva, más aún, este amor nos
debe capacitar para mostrarlo ante los demás 6, esto también es misericordia, pero
lo veremos más adelante.
Por ahora lo que nos interesa es establecer que la Iglesia como madre no debe
empuñar las armas de la severidad como instrumento para reprimir y alejar sino
que ante todo, debe de utilizar la misericordia como medicina para todo aquel que
enfermo por las hostilidades del pecado, pueda recobrar esa salud que la
misericordia de Dios le ofrece.7
Por otra parte, hemos de ver como también la Palabra de Dios que es la fuente de
la Iglesia, anima el dinamismo de la misericordia del Padre; esta actividad, la
4
Ibíd. Pág. 1.
5
Salmo 126.
6
CONFERENCIA EPISOCOPAL LATINOAMERICANA.Op. Cit. Pág. 50.
7
FRANCISCO. Op.Cit. Pág. 2.
podemos ver sobre todo en los salmos, que con una buena cantidad de salmos
destacan este proceder divino8.
Así mismo, la misericordia también tiene una esencia misionera porque exige que
aquel que ha sido objeto de la misericordia del Padre también debemos ser
misericordiosos con el prójimo.
Por esos, este año de la misericordia convocado por medio del Papa Francisco
por medio de esta bula, también quiere ponernos en tónica de Iglesia; una Iglesia
que anuncie la misericordia de un Dios que nos ama , en un mundo lleno de
tantas dificultades, esta, debe recordar que Dios es siempre actual, que su
misericordia es para todos, que en la Palabra de Dios es misericordia para cada
uno de nosotros, porque Dios mira nuestro interior y sabe que necesitamos y que
queremos.
La Iglesia esposa de Cristo, debe como Él recordar a los hombres de todos los
tiempos que la misericordia se práctica y que no es otra cosa que amar al prójimo,
por eso nos recuerda que hay obras que ayudan a que otros también sean
objetos de la misericordia del Padre; tales obras de misericordia son: 7
corporales: Visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al
sediento, dar posada al peregrino, visitar a los presos, vestir al desnudo, dar
sepultura a los muertos. 7 espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al
que no sabe, corregir al que erra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar
con paciencia los defectos del otro, rogar a Dios por vivos y muertos.
Como conclusión podemos decir que no queda otra invitación mejor que vivir este
año de la misericordia tal y como nos lo pide el Papa por medio de Misericordiae
vultus, acerquémonos al sacramento de la reconciliación y seamos objetos del
amor universal que no es otro sino el amor de Dios.
14
FRANCISCO. Op.Cit. Pág. 5.